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1. La importancia de la fuerza de voluntad.

Está muy claro que para aprobar una oposición hay que estudiar y es tan importante
dedicarlo tiempo como optimizar el rendimiento mediante técnicas de estudio.

El objetivo del opositor es superar con éxito la prueba, por lo debe primeramente valorar
las propias cualidades personales para decidir si opositar es lo que le conviene. En caso afirma-
tivo, debe entonces decidir que oposición estudiar y fijar un plan adecuado de estudio.

Hay que tener en cuenta el tiempo, valorando el restante hasta la celebración de las
pruebas selectivas. En un alto porcentaje el éxito depende de la constancia en el trabajo.

Hay que fijarse un plan de trabajo a corto plazo, mediante el estudio de algunos temas
por día, semana o mes. Si se establece un compromiso con el mismo, ayuda a alcanzar el obje-
tivo final.

La fe y la moral alta son fundamentales en el éxito de la oposición, pero sólo se puede


conseguir trabajando con paciencia y rigor, pensando que en el día de la prueba hay que demos-
trar todos los conocimientos adquiridos.

2. Estudio previo de la oposición.

El primer paso es informarse de las expectativas de convocatoria de aquellas oposicio-


nes que puedan interesar. Hay algunas que quizá no se hayan convocado en los últimos años y
que no esté previsto convocar en los siguientes. Prepararse para ellas significaría perder tiempo
y dinero. Lo mejor es informarse a través de la propia Administración.

Hay que leer la convocatoria de oposiciones en su totalidad. La convocatoria de años


posteriores será muy parecida, además en ella aparece donde están publicados los temarios
vigentes.

Estudiar los pasos de la oposición: qué pruebas incluye, cuándo y dónde se realizarán,
qué trámites administrativos has de seguir para presentarte, etc. Cada año las administraciones
públicas estudian sus plantillas y deciden si van a modificarlas o ampliarlas.

Una vez se da a conocer la Oferta Pública de Empleo, se publica la convocatoria de


pruebas selectivas para cubrir las plazas ofertadas, en la que se indican las bases y el plazo de
presentación de instancias (por lo general de 20 días naturales contados a partir del día siguiente
a la publicación de la convocatoria en el boletín oficial correspondiente).

Los siguientes pasos serán la publicados de la lista de admitidos a examen, saldrá una
provisional con un plazo de subsanación de defectos y luego la definitiva, que suele contener el
anuncio de fecha del primer examen, la realización de exámenes, la lista de aprobados, la pre-
sentación de documentos, la solicitud de destino y el nombramiento y toma de posesión como
funcionario de carrera.

3. Preparación de la oposición.

Hay que elegir la preparación que se adapte mejor a tus necesidades. Puedes optar entre
asistir a clases presenciales en un centro especializado, prepararte a través de la formación a
distancia (on line o tradicional) que ofrecen algunos de ellos o buscar a un preparador particular.
La preferencia por un sistema u otro depende en cada caso de las características de las pruebas
(temario, nivel exigido) y del opositor (capacidad, motivación, disciplina). Cada uno debe cono-
cerse a sí mismo y elegir la opción que más le convenga.

La opción más económica es prepararse personalmente. Una vez se dispone de los ma-
teriales hay que estudiar de acuerdo con el calendario fijado y realizar simulaciones de examen
para ir comprobando los avances. Esta opción puede combinarse con la formación de un grupo,
preferiblemente no muy numeroso, de amigos o conocidos que estudien la misma oposición y
que una vez o varias por semana se reúnan para resolver dudas y realizar o compartir apuntes.
Una segunda opción es acudir a alguna de las academias que existen en el mercado y
que ofertan cursos para opositores. Esta posibilidad obliga a seguir, por lo menos, el ritmo mar-
cado en la clase. Puede resultar muy ventajosa cuando no se dispone de todo el día para estu-
diar, pues se facilitan al opositor los materiales y las pruebas de examen, junto con la aclaración
de dudas y el repaso de cada tema.

Por último puede recurrirse a un preparador personal. Esta opción es más recomendable
cuando se trata de oposiciones a cuerpos de alto nivel (técnicos superiores de la administración,
notarías, judicatura, etc.). Garantiza una atención más individualizada por parte de un experto en
la materia que se trate y con experiencia en haber superado una oposición similar.

4. El material de estudio.

Disponer del material adecuado es tan importante como establecer y cumplir un riguroso
plan de estudio. Si se emplean textos inadecuados o con errores, éstos se trasladan al examen
y pueden determinar el suspenso. Además del desarrollo teórico del temario, resulta fundamental
disponer de materiales prácticos similares a los ejercicios a realizar (preguntas tipo test, casos
prácticos, etc), que permitan entrenar las habilidades apropiadas para la superación de las prue-
bas.

El opositor puede realizar su propio material o comprar uno ya elaborado. Cada una de
las dos opciones tiene ventajas e inconvenientes que deberán valorarse. Aunque se dispongan
de temarios de oposiciones, a veces es interesante elaborarse material propio, ya que los tema-
rios de oposiciones suelen ser bastante extensos y no se adaptan al estilo de cada uno, ya que
suelen estar hechos para recoger todas las posibilidades de examen.

Para confeccionar uno mismo su propio material de estudio debe recurrir a la consulta
de textos legislativos y manuales, lo que supone ya un avance importante en el estudio de los
temas. Por un lado, esto exige más tiempo y más esfuerzo, pero por el otro, aporta originalidad
y personaliza el enfoque de los temas.

Adquirir el material ya elaborado ahorra tiempo y esfuerzo, siempre que esté bien ajus-
tado al temario y al nivel exigido en la convocatoria.

Como consejos para los que deciden elaborarse su propio material diremos que conviene
empezar el desarrollo del tema, a partir de un índice que se ajuste al temario publicado en el
boletín oficial correspondiente indicado en la convocatoria. Continuar con el desarrollo de un
esquema que contenga todos los aspectos básicos del tema. Los temas deben contener al me-
nos los siguientes apartados: índice, con titulo y todos los apartados; introducción; bibliografía y
referencias para el desarrollo del tema; esquemas, dibujos y gráficos, para ayuda al estudio y
recordar mejor el tema.

5. Organización y planificación.

La organización es algo fundamental a la hora de estudiar. Las pruebas que hay que
superar suelen ser muy variadas y el objetivo es conseguir el dominio de todas ellas, para ello
es precisa una intensa dedicación previa. El opositor debe plantearse que está trabajando en
una empresa donde todos los días hay que esforzarse y además con interés. Eso sí, también
debe haber, como en cualquier empresa, períodos de descanso y evasión, para no llegar al ago-
tamiento o al desánimo. Hay que fijar un horario y cumplirlo con disciplina, aunque sin abandonar
totalmente la vida personal (familia, amigos, aficiones), que aporta el necesario equilibrio y rela-
jación.

Por otro lado, es muy importante disponer de un lugar apropiado, luminoso, cómodo y
agradable, para las muchas horas de estudio que van a hacer falta. Y por otro lado, dominar las
adecuadas técnicas de estudio, nemotécnicas y memorísticas, para que las horas dedicadas al
estudio sean lo más fructíferas posibles.

7. Consejos para el día del examen.


No empieces a escribir directamente.

Hay que tomarse un tiempo para plantear el tema para posteriormente desarrollarlo.
Apuntar en un folio en sucio el esquema y las ideas que surjan. Estas anotaciones han de servir,
antes de entregar el examen, para comprobar si se ha puesto todo lo que se quería poner.
Antes de cada tema o desarrollo formular un esquema.

Al comienzo de cada tema o desarrollo conviene escribir un esquema del mismo. De esta
manera, el tribunal conocerá desde el principio el orden lógico en el que se van a ir sucediendo
los datos, los epígrafes y los razonamientos. Además de dar una imagen de estructuración y de
coherencia beneficiosa, también puede ayudar a esclarecer que se conocía todo el tema, si no
se ha tenido tiempo de desarrollarlo en su totalidad.

Cuidado con los nervios.

No hay que dejarse dominar por el pánico. Si uno se queda bloqueado es preferible de-
dicar unos minutos para leer lo que se ha escrito. Después resultará más fácil seguir, porque
surgirán nuevas ideas. En el caso de que esto no ocurriera, hay que continuar el ejercicio vincu-
lando el tema con otros aspectos relacionados, poniendo ejemplos, explicando mejor lo dicho,
matizando las afirmaciones, citando bibliografía. Es muy posible que mientras se está escri-
biendo, las ideas se ordenen y se recuerden puntos que no afloraban a la mente debido a la
tensión.

Pensar antes de contestar.

Si no se indica lo contrario, no se ha de contestar con un sí o con un no, hay que razonar


la respuesta, pero huyendo de largos discursos vacíos de contenido. Se trata de argumentar con
rigor y seguridad.

Procurar reforzar las ideas principales con ejemplos.

Se ha de procurar que los ejemplos no sean ni fáciles, ni vulgares, sino que sus notas
características han de ser el rigor y la precisión.

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