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BOSQUE 20(2): 55-64, 1999

Los bosques andino-patagónicos como fuentes


de alimento
The Andean Patagonian forests as a source of food

EDUARDO H. RAPOPORT, ANA H. LADIO

Universidad Nacional del Comahue, CRUB, 8400 Bariloche y CONICET, Argentina.


E-mail: rapoport@cab.cnea.gov.ar

SUMMARY

Information on the potential contribution of non timber products from the forest to the food system of developing
countries was gathered. Natural plant communities normally contain 10% native vascular species, which can be
edible. These species in disturbed habitats may increase from 20 to 30%. If only weeds are considered, the relation
may reach 30 to 90%. Point-sample frequencies of edible individuals in suburban Austrocedrus chilensis forests in
Bariloche, Argentina, registered along transects, varied from 15 to 66%. The probability of finding at least one
edible plant in a random 0.25 m 2 sample (calculated from n = 317 samples) is 0.675. This probability calculated
per hectare, was close to 1.0. In western Patagonia, the number of exotic edible weeds amounts to more than
90 species. The available mean edible biomass in vacant lots in Bariloche was 1253 ± 392.8 kg/ha (193 samples,
1/4 m2 each). A table containing quantitative information on frequencies of edible weeds, and a list of 60 native food
plants from Patagonian forests are included.

Key words: edible plants, temperate forest, edible weeds, biomass.

RESUMEN

Se presenta información sobre la contribución potencial de los productos no maderables provenientes del bosque
para la seguridad alimentaria de los países en desarrollo. Las comunidades naturales de plantas normalmente
contienen 10% de especies vasculares nativas, las cuales pueden ser comestibles. Estas especies en hábitats disturbados
pueden incrementarse a 20-30%. Si sólo las malezas son consideradas la relación puede alcanzar el 30-90%. Las
frecuencias de individuos comestibles obtenidas del método "punta-zapato" en bosques suburbanos de Austrocedrus
chilensis en Bariloche, Argentina, registradas a lo largo de transectas, varía del 15 al 66%. La probabilidad de
encontrar al menos una planta comestible en muestras aleatorias de 0.25 m 2 (calculadas de n = 317 muestras) es
0.675. Esta probabilidad, calculada por hectárea, se aproxima a 1.0. En el oeste de la Patagonia el número de
malezas comestibles exóticas suma más de 90 especies. La biomasa comestible promedio aprovechable en lotes
vacantes de Bariloche es de 1.253 ± 392.8 kg./ha (193 muestras de 1/4 m 2 ). Se incluye una tabla conteniendo
información cuantitativa sobre frecuencias de malezas comestibles, y una lista de más de 60 plantas alimenticias
nativas de los bosques de la Patagonia.

Palabras claves: plantas comestibles, bosque templado, malezas comestibles, biomasa.

INTRODUCCION otras v e c e s a c a m b i o s p o l í t i c o s , g u e r r a s , crisis


económicas, plagas agrícolas, epidemias y/o a
Desde tiempos remotos la humanidad viene l a m a l a a d m i n i s t r a c i ó n . L a crisis m u n d i a l d e
sufriendo hambrunas recurrentes, generalmente 1 9 2 9 - 3 0 y la S e g u n d a G u e r r a M u n d i a l s o n ca-
a escala local o "endémica". Hambrunas gene- sos a nivel casi p a n d é m i c o o g e n e r a l i z a d o . La
r a l i z a d a s o " p a n d é m i c a s " son m á s r a r a s , c o m o g u e r r a d e los B a l c a n e s , l a h a m b r u n a e n E t i o p í a
las q u e sufrió E u r o p a a lo l a r g o de m u c h o s si- o la crisis e c o n ó m i c a de C o r e a del N o r t e son
g l o s . E n l a m a y o r í a d e los c a s o s las h a m b r u n a s c a s o s m á s r e c i e n t e s , a nivel " e n d é m i c o " o m á s
se h a n d e b i d o a ciclos c l i m á t i c o s d e s f a v o r a b l e s ; c o r r e c t a m e n t e local.

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E D U A R D O H. RAPOPORT, ANA H. LADIO

No estamos libres del p r o b l e m a del h a m b r e , y 1995, Begossi y Richerson 1993). Existe también
todas las consecuencias para la salud, bienestar y evidencia de que la disminución en la a b u n d a n c i a
progreso que acarrea. Aun en los países ricos c o m o de los recursos ( H a w k e s et al. 1997) y las m a y o -
los E E . U U . o países exportadores de alimentos res distancias dispensadas para llegar al b o s q u e
c o m o Argentina y Chile existen estratos poblacio- (Wickramasingle et al. 1996) afectan la recolec-
nales de escasos ingresos que sufren serias defi- ción, especialmente si se trata de recursos de baja
ciencias alimentarias. calidad nutricional (Mulder 1991).
En 1985, la F A O inicia un programa sobre el Sobre la base de información bibliográfica se
papel de la silvicultura en la alimentación. Tres ha llegado a la conclusión de que en cualquier
años m á s tarde se realiza la primera reunión de bioma - s e a un bosque templado, selva pluvial ecua-
expertos en ese tema, en Bangalore. En su publi- torial, tundra, chaparral desértico, pradera, e t c -
cación N° 90 "Silvicultura y Seguridad Alimen- a p r o x i m a d a m e n t e el 10% de la flora vascular na-
taria" ( F A O 1991) se m e n c i o n a que 800 millones tiva contiene especies alimentarias para el ser hu-
de p e r s o n a s sufren problemas de desnutrición en m a n o (Díaz-Betancourt et al. en prensa). H a y unas
el m u n d o , y 20 millones mueren por inanición o 260.000 especies registradas y n o m i n a d a s a nivel
p o r causas indirectas c o m o las enfermedades pro- global (aunque se sospecha que hay m u c h a s m á s
vocadas p o r el h a m b r e . D e s p u é s de algunos estu- aún por descubrir), y si usamos esa regla del 10%
dios, se ha concluido que la silvicultura no puede eso significaría que deben de existir por lo m e n o s
r e e m p l a z a r a la agricultura, p e r o p u e d e contri- unas 26.000 especies comestibles (Rapoport 1988).
buir en f o r m a significativa en la p r o d u c c i ó n de De ese total, unas 3.000 especies son de árboles
alimentos. frutales según Grau (1996). Esto nos lleva a supo-
Entre el 6 0 % y el 7 0 % de la población de los ner que deben existir vastos recursos alimentarios
países no desarrollados vive en áreas rurales cer- en nuestras áreas forestales que aún no han sido
canas a bosques de d o n d e extraen recursos para su explorados.
subsistencia; sin e m b a r g o , hasta el m o m e n t o son Actualmente, gran parte de las poblaciones de
escasas las estimaciones precisas del alimento ob- escasos ingresos de los bosques templados chile-
t e n i d o por p e r s o n a y hectárea (Pimentel et al. no-argentinos entre los 37 y 42 grados de latitud
1997). En estos pueblos lindantes al bosque, apa- sur son minifundistas d e d i c a d o s a la actividad
r e n t e m e n t e existe una relación inversa entre la agropecuaria y hortícola o viven en los suburbios
i n t e n s i d a d en la r e c o l e c c i ó n de p r o d u c t o s no de ciudades cercanas a bosques. D a d a la estrecha
m a d e r a b l e s y la cantidad de tierras destinadas a la relación entre estas c o m u n i d a d e s y el b o s q u e , pre-
agricultura ( W i c k r a m a s i n g l e et al. 1996). Es de- sentamos esta contribución para e x a m i n a r el papel
cir, q u e la conservación de la diversidad de espe- potencial de los productos no m a d e r a b l e s del b o s -
cies comestibles es clave para el abastecimiento que en la alimentación de los habitantes del bos-
de alimentos, en especial para las poblaciones m á s que templado de Argentina y Chile.
pobres y con m e n o s tierras (Prescott-Allen y
Prescott-Alien 1990).
No obstante, en numerosas comunidades MATERIAL Y METODOS
agrícola-ganaderas o suburbanas el uso de plantas
silvestres está sufriendo un m a r c a d o proceso de Con el objetivo de conocer la diversidad de
a b a n d o n o . N u m e r o s o s factores s o c i o l ó g i c o s y plantas comestibles nativas y exóticas de los b o s -
ecológicos propician el a b a n d o n o de recursos del ques andino-patagónicos y su calidad nutricional
b o s q u e . Las costumbres alimentarias en culturas se hizo una búsqueda bibliográfica en publicacio-
primitivas dependen de la transmisión oral c o m o nes periódicas y libros de viajeros de la Patagonia.
única vía de perpetuación (Mead 1997). Dicha vía Las citas se adjuntan en los cuadros 1, 2 y 3.
es s u m a m e n t e v u l n e r a b l e a los p r o c e s o s de Paralelamente se realizaron relevamientos vegeta-
aculturación y desarraigo. Secundariamente, el ni- cionales (tomado de Díaz-Betancourt et al. en pren-
vel de ingreso de los pobladores puede afectar la sa) en los alrededores de la ciudad de San Carlos
intensidad del u s o (Grossman 1998), ya que al de Bariloche para estimar la a b u n d a n c i a de plan-
a u m e n t a r la capacidad de obtener productos de los tas comestibles en términos de b i o m a s a . Se obtu-
centros de c o n s u m o se genera una especialización vo el peso fresco de malezas comestibles en m u e s -
hacia los p r o d u c t o s m á s redituables (Godoy et al. tras tomadas al azar del t a m a ñ o de un c u a d r a d o de

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PLANTAS COMESTIBLES, BOSQUE TEMPLADO, MALEZAS COMESTIBLES, BIOMASA

1/4 m 2 situadas en cada u n o de 10 lotes abandona- m e n t a d a s o " k a w a l " se usan en r e e m p l a z o de la


dos o baldíos (193 muestras), 5 huertos (65 m u e s - carne para a c o m p a ñ a r papillas de sorgo, o en esto-
tras) y 5 c a m p o s a b a n d o n a d o s de pastoreo (80 fados y sopas. Dracaena reflexa contiene 1 0 % de
m u e s t r a s ) . D e n t r o de cada bastidor de 1/4 m 2 se grasas y hasta una vulgar plantita pantropical c o m o
cortaron sólo las partes comestibles y, en el labo- Bidens pilosa, m u y utilizada en Africa, llega a
ratorio, se pesaron separadamente por especie (peso tener 2 2 . 5 % de grasas en sus hojas. Es curioso q u e
fresco). En 10 rutas (210 muestras) y 10 caminos esta hierba es una m a l e z a a m p l i a m e n t e distribuida
secundarios (191 muestras) se obtuvieron las mues- también en L a t i n o a m é r i c a , d o n d e se la c o n o c e
tras del p e s o fresco de las plantas a a m b o s lados c o m o " a m o r seco", "saetilla", " m o z o t e " , " p i ç ã o
del c a m i n o r e s p e t a n d o el ancho de banquina. El preto", "aceitilla" y m u c h o s n o m b r e s m á s . P e r o
n ú m e r o d e m u e s t r a s p o r a m b i e n t e está d e s b a - prácticamente no se la utiliza c o m o alimento.
l a n c e a d o , pero los datos se presentan c o m o pro- En A m é r i c a Latina, en c a m b i o , escasean los
m e d i o s en kg por ha. Utilizando la m i s m a m e t o - datos de ese tipo. U n a de las pocas hojas de árbo-
dología se registró la frecuencia de plantas, es decir, les comestibles c o n s u m i d a s es el caso del palto o
el n ú m e r o de plantas comestibles presentes en el aguacate que se expenden, secas y molidas c o m o
total de m u e s t r a s , utilizándose 7 2 4 cuadrados en c o n d i m e n t o en m e r c a d o s populares de M é x i c o . En
total (cuadro 3). el cuadro 2 se e x p o n e una primera lista tentativa
A d i c i o n a l m e n t e , en tres tipos de b o s q u e de de las plantas nativas comestibles de los b o s q u e s
Austrocedrus chilensis (bosque puro, semialterado andino-patagónicos de Argentina y Chile. L o s con-
y m u y alterado) se registró la probabilidad de en- tenidos nutricionales de los recursos nativos de los
cuentro de especies comestibles usando el m é t o d o bosques subantárticos están, en la m a y o r í a de los
" P Z " (punta zapato), esto es, a lo largo de una casos, escasamente estudiados. C a b e destacar el
c a m i n a t a aleatoria o rectilínea (transecta) se anotó valor energético y nutritivo de los frutos de dos
a cada p a s o la especie herbácea o arbustiva pre- especies arbóreas, Araucaria araucana y Gevuina
sente en la p u n t a del calzado. avellana. En 100 g de frutos, la primera aporta
179 calorías y 4 . 5 % de proteínas ( S c h m i d t - H e b b e l
y Pennachiotti M o n t i 1985) y la s e g u n d a 6 8 0 ca-
RESULTADOS Y DISCUSION lorías y 12.6% de proteínas (Halloy et al. 1996).
A m b a s especies son consumidas por las familias o
En A m é r i c a Latina, m u c h a s plantas comesti- comercializadas en forma artesanal constituyendo
bles provenientes del b o s q u e son utilizadas en for- recursos importantes en las economías hogareñas
ma local por minorías étnicas o en c o m u n i d a d e s de descendencia mapuche de la región andina de
s o c i o e c o n ó m i c a m e n t e aisladas de los grandes cen- Chile y Argentina (Ceballos y Gassiot 1996). Otras
tros de c o n s u m o . En el cuadro 1 se muestran algu- especies, que no se distinguen por sus valores
nos ejemplos del uso de plantas silvestres en co- nutricionales, son condimentos indispensables que
m u n i d a d e s cercanas a bosques. Estos recursos no hacen más palatables otros alimentos y constituyen
son considerados en las listas globales de produc- importantes elementos de la culinaria tradicional,
ción de alimentos de la F A O , pero son importan- c o m o el cilantro silvestre (Sanícula graveolens), el
tes en las e c o n o m í a s regionales (Prescott-Allen y cacho de cabra (Osmorrhiza chilensis), entre otras
Prescott-Allen 1990). T a n t o en bosques lluviosos plantas.
y xerófilos (cuadro 1) la riqueza de especies c o - N u m e r o s a s especies de frutos comestibles, ri-
mestibles recolectadas por los nativos supera va- cas en azúcares y agua, son c o n s u m i d a s c o m o re-
rias veces el n ú m e r o de especies que son mundial- frigerio, o se preparan confituras y refrescos. Tal
m e n t e cultivadas a gran escala. es el caso del michay y calafate (todas las especies
Tradicionalmente, los árboles han sido conside- de Berberis), la frutilla silvestre (Fragaria
rados c o m o proveedores de frutos y nueces, pero chiloensis) de la cual también se pueden c o m e r las
es interesante, c o m o ejemplo, que en Alto Shaba, hojas en ensalada, la m u r t a (Ugni molinae), etc.
Zaire, hay 50 especies de árboles con hojas co- (Smith-Ramírez 1996, Rapoport et al. 1999). Exis-
m e s t i b l e s . E n t r e e l l o s , las h o j a s del b a o b a b ten casos particulares, c o m o el del Embothrium
(Adansonia digitata) contienen 13% de proteínas coccineum que es citado por R a g o n e s e y M a r t í n e z
y son c o n s u m i d a s al igual que sus frutos. Lo mis- Crovetto (1947) c o m o un fruto seco q u e p u e d e ser
mo sucede con Cassia obtusifolia: sus hojas fer- utilizado para obtener harina en caso de e x t r e m a

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E D U A R D O H. RAPOPORT, ANA H. LADIO

CUADRO 1

Riqueza de especies de plantas silvestres provenientes del bosque utilizadas en la alimentación por
comunidades indígenas y campesinas de América Latina.
Richness of wild plant species from the forest used as food by indigenous and rural communities of Latin America.

Comunidad Bosque Riqueza de Principales géneros Referencia


especies recolectados

Nahua y Bosque tropical 115 Pithecollobium Casas et al, 1996


Mixtéeos deciduo de Puebla Leucaena
(México) Psidium
Spondias
Byrsonima

Chácobo Bosque tropical 102 Bertholletia Boom, 1996


lluvioso de Beni Musa
(Bolivia) Perebea
Sorocea

Indígenas y Bosque tropical 98 Bractris Phillips, O., 1993


mestizos lluvioso del Perú Bertholettia
Amazónico Euterpe
Mauritia

Guaraníes Bosque 76 Eugenia Martínez-Crovetto,


subtropical Passiflora 1968
lluvioso de Allophyllus
Misiones Chrysophyllum
(Argentina) Araucaria

Matacos Bosque xerófito del 72 Synanchospadix Arenas, 1986


Gran Chaco
(Argentina)

Wichí Monte chaqueño 60 Prosopis Díaz, 1996.


Zizyphus
Bumelia
Celtis

Pobladores de Selva primaria 51 - Toledo et al,


Uxpanapa de Veracruz 1985
(México)

Pobladores Isla Bosque lluvioso 30 Momordica Begossi et al,


de Búzios atlántico del Terminalia 1993
Estado de San Inga
Pablo (Brasil) Euterpe

Pobladores Isla Bosque templado 14 Amomyrtus Villagrán et al,


Quinchao lluvioso de la Aristotelia 1983
Isla de Chiloé Berberis
(Chile) Gevuina
Greigia

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PLANTAS COMESTIBLES, BOSQUE TEMPLADO, MALEZAS COMESTIBLES, BIOMASA

CUADRO 2

Plantas nativas comestibles de los bosques cordilleranos del sur de Chile y Argentina.
H = hojas o pecíolos, B = brotes o cogollos, R = raíces, tubérculos, rizomas, S = semillas, F = frutos y arilos,
P = polen (Cru = crudas, Coc = cocidas).
Edible native plants from the southern cordilleran forests of Chile and Argentina. H= leaves or petioles,
B = shoots, R = roots, tubers, rhizomes, S = seeds, F = fruits and arils, P = pollen (CRU = raw, COC = cooked).

* Todas las especies son comestibles.


Tomado de Brion et al. (1988), Cox (1863), Dimitri (1962), Halloy et al. (1996), Hoffmann (1982), Houghton y Manby (1985),
Martínez-Crovetto (1968, 1980, 1982), Meza y Villagrán (1991), Mösbach (1992), Muñoz et al. (1981), Musters (1871), Ragonese
y Martínez-Crovetto (1947), Rapoport et al. (1999), Smith-Ramírez (1996), Villagrán et al. (1983), Zardini (1992).

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E D U A R D O H. RAPOPORT, ANA H. LADIO

necesidad. O el caso de los arilos carnosos c o m e s - Según muestreos sistemáticos en la zona, en los
tibles de las Podocarpáceas, que sin ser frutos en bosques y áreas urbanizadas del oeste p a t a g ó n i c o
forma estricta, el tejido carnoso que rodea a las se han registrado m á s de 90 m a l e z a s exóticas co-
semillas es un alimento dulce. De esta lista, las mestibles (Rapoport et al. 1997). Se trata de un
familias de plantas con semilla más importantes recurso vastísimo, prácticamente d e s a p r o v e c h a d o
en la producción de frutos carnosos son las Mirtá- por los pobladores locales. La fracción estricta-
ceas y R o s á c e a s . m e n t e comestible de malezas extraída en c a m p o s
N u m e r o s a s raíces comestibles (bulbos, rizomas de pastoreo abandonados, en plena estepa ecotonal
o tubérculos) c o m o los producidos por Alophia patagónica, dio u n valor m e d i o d e 287.2 ± 2 1 9 . 2
lahue, Alstroemeria aurea, Arjona tuberosa, kg/ha de alimentos. A los costados de las calles y
Dioscorea saxatilis, entre otras, son recursos dis- senderos el valor m e d i o subió a 1.008.0 ± 5 2 4 kg/
ponibles durante todo el año a diferencia de las ha. Lotes baldíos dieron 1253.5 ± 392.8 kg/ha,
hojas y frutos, que son alimentos de primavera y rutas pavimentadas 1.326.6 ± 4 6 0 . 0 kg/ha, huertos
v e r a n o . El uso de órganos subterráneos parece 2.938.8 ± 3.064.0 kg/ha (Díaz-Betancourt et al. en
haber sido en tiempos pasados de gran importan- prensa). Las familias de plantas m á s a b u n d a n t e s
cia para la supervivencia de los grupos h u m a n o s fueron C o m p o s i t a e (45%) y L e g u m i n o s a e ( 1 5 % ) .
locales (Ugent et al. 1987). De acuerdo a estudios Todas las plantas consideradas en Bariloche y al-
recientes se ha constatado que el uso de raíces está rededores fueron malezas exóticas q u e totalizaron
sufriendo un proceso de a b a n d o n o m a r c a d o en los 32 especies. Sobre la base de 160 m a l e z a s consi-
descendientes de nativos de la región. deradas de Argentina y Chile, perennes y anuales-
Sobre la base de datos florísticos y etnobotá- bienales respectivamente, las partes c o m e s t i b l e s
nicos, p u e d e estimarse que alrededor del 10% de m á s frecuentes fueron las hojas y tallos (con 41 y
cualquier flora corresponde a especies de plantas 5 4 % ) , las semillas (con 12 y 2 5 % ) y las raíces con
posibles de ser utilizadas para la alimentación el 19 y 8%.
h u m a n a . Si en lugar de considerar la flora nativa Estas plantas fueron también analizadas en sus
en b o s q u e s prístinos o p o c o alterados, nos referi- aspectos nutricionales. A partir de la riqueza de
m o s a áreas disturbadas directa o indirectamente malezas comestibles encontrada en los alrededores
por el ser h u m a n o (ecosistemas antrópicos), la re- de Bariloche, las especies fueron asignadas según
gla del 10% ya no vale. Las cifras suben del 20- su contenido proteico con respecto a Beta vulgaris
3 0 % de especies comestibles (Rapoport y M a r i n o (acelga), importante verdura de hoja m u n d i a l m e n t e
1998). M á s aún, si t o m a m o s estrictamente las es- utilizada en la alimentación. Nuestros datos indican
pecies m á s agresivas o colonizadoras, esto es, las que m á s de la mitad de las malezas encontradas en
llamadas m a l e z a s , los valores suben entre el 30 y los ambientes suburbanos poseen valores proteicos
9 0 % (Díaz-Betancourt et al. en prensa). superiores a la acelga (cuadro 3). En los baldíos,
Por ejemplo, los bosques de ciprés (Austrocedrus huertas o en los campos de pastoreo, la m a y o r parte
chilensis) situados en los suburbios de Bariloche (más del 60%) de las plantas que abundan son m á s
tienen una gran capacidad de ofrecer alimentos proteicas que la acelga (cuadro 3). Si bien los
silvestres. U s a n d o el m é t o d o " P Z " (punta zapato) muestreos no fueron hechos con la m i s m a intensi-
t o m a n d o u n a transecta imaginaria, en el 1 5 % de dad en cada ambiente, los datos sugieren que la
los pasos se presentaba una planta comestible. En mayoría de las plantas que nos rodean poseen u n a
un bosque semialterado urbano (con indicios de interesante oferta alimentaria.
presencia h u m a n a c o m o sendas, tocones, etc.) au- Inclusive, las especies Capsella bursa-pastoris
m e n t ó un 3 5 % . Y en un b o s q u e suburbano p o c o (bolsa de pastor), Chenopodium album (quinhuilla,
alterado llegó al 6 6 % . En los tres censos se regis- quinoa blanca), Chrysanthemum leucanthemum
traron en total 9 especies autóctonas y 15 alóctonas (margarita), Lactuca serriola (lechuga espinosa) y
comestibles. La probabilidad de encontrar al m e - Plantago lanceolata (llantén) pueden cubrir los
nos una planta comestible en muestras aleatorias r e q u e r i m i e n t o s m í n i m o s diarios de v i t a m i n a A
de 1/4 m 2 (calculadas de n = 317 muestras) es (5.000 unidades) en u n a muestra de 100 g. L a s
0.675. Esta probabilidad, calculada por hectárea, especies Capsella bursa-pastoris y Chenopodium
se a p r o x i m a a 1.0. A esta primera estimativa de la album también aportan por cada 100 g con m á s
oferta alimentaria siguieron otras que confirmaron del 100% de los requerimientos diarios de vitami-
la impresión sobre la abundancia de este recurso na C (60 mg) para una persona adulta (Zennie y
(Rapoport et al. 1995). Ogzewalla 1977).

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PLANTAS COMESTIBLES, BOSQUE TEMPLADO, MALEZAS COMESTIBLES, BIOMASA

CUADRO 3

Frecuencia promedio de las malezas exóticas comestibles en distintos hábitats suburbanos de Bariloche.
Los valores proteicos fueron obtenidos de Duke, 1985; Duke J. A. y E. S. Ayensu, 1985 y Elias y Dykeman, 1990.
Average frequency of edible exotic weeds in different suburban habitats of Bariloche. Protein values were obtained from
Duke, 1985, Duke J. A. and E. S. Ayensu, 1985 and Elías and Dykeman, 1990.

Especies Calles Rutas Baldíos Huertas Campo

№ de cuadrados 191 210 178 65 80

Número total de plantas presentes 156 240 152 72 23

Frecuencia de plantas con mayor


contenido proteico que Beta vulgaris
var. cicla (acelga)*

Achillea millefolium 1 - - - 1
Brassica rapa 18 26 23 24 1
Chenopodium album 5 6 10 36 2
Cichorium intybus - 1 - - -
Malva sylvestris 1 - - - -
Medicago lupulina - 1 - - -
Melilotus albus - 21 2 - -
Mentha spp. - - 2 - -
Rumex acetosella 25 34 22 9 19
Sanguisorba minor - 3 - - -
Sonchus oleraceus - 7 - - -
Taraxacum officinale 27 14 30 2 -
Tragopogón dubius 1 - 1 - -
-
Trifolium repens 1 1 - -

TOTAL 79 113 91 71 23

% 50 54 60 99 100

Frecuencia de plantas con menor


contenido proteico que Beta vulgaris
var. cicla (acelga)

Lactuca serriola 1 - - - -
Malus sylvestris 1 - - - -
Papaver rhoeas - - 1 - -
Plantago lanceolata 67 112 28 1 -
Stellaria media - - 1 - -

TOTAL 69 112 30 1 0

% 50 46 40 1 0

Frecuencia de plantas con


contenidos nutricionales desconocidos

TOTAL 8 15 31 0 0

• Valores superiores que 16.000 ppm de proteínas.

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E D U A R D O H. RAPOPORT, ANA H. LADIO

CONCLUSIONES sugeridas, entre ellas la recolección de plantas sil-


vestres. En este sentido, los bosques d e s e m p e ñ a -
S o b r e la b a s e de la lista de M a r t i c o r e n a y rían un papel fundamental. En los bosques a n d i n o -
Q u e z a d a (1985) para la flora vascular de Chile patagónicos la riqueza de especies nativas c o m e s -
que totaliza 5 2 1 5 especies, cotejada con la lista de tibles no ha sido estimada en su totalidad, y su
especies comestibles de Kunkel (1984) y nuestros estudio podría propiciar la domesticación, mejora-
p r o p i o s r e g i s t r o s , h e m o s a n o t a d o 2 0 6 especies miento o cultivo de estos recursos potenciales.
exóticas y 166 nativas comestibles. De las 4681 Por otro lado, no debe ser descartado el uso de
nativas listadas por Marticorena y Q u e z a d a " s ó l o " malezas comestibles exóticas q u e forman parte del
el 4 . 4 % son reconocidas c o m o comestibles, valor sotobosque de plantaciones forestales o aún en
sensiblemente m e n o r que el 10% propuesto. Si esta bosques naturales. Dichas plantas son rendidoras,
regla del 10% tiene validez, esto significaría que poseen altos valores nutricionales y están disponi-
deberían existir en Chile quizás m á s de 250 espe- bles para su recolección sin ningún tipo de m a n e j o
cies nativas alimentarias que aún se desconocen. o domesticación previa. Su utilización en los h o -
Si nos restringimos a la flora vascular de los gares reduce la dependencia de las personas sobre
b o s q u e s lluviosos templados, Kalin A r r o y o et al. el m e r c a d o de c o n s u m o e inclusive algunos pro-
(1995) han propuesto que hay alrededor de 443 ductos pueden ser vendidos en forma artesanal.
especies en la región. Sin e m b a r g o , también se M á s de sesenta especies nativas y m á s de no-
sugieren estimaciones m á s abultadas (1.300 espe- venta exóticas es el n ú m e r o de plantas c o m e s t i -
cies), ya que todavía existe un gran desconoci- bles que hasta ahora barajamos. Estas constituyen
m i e n t o de la diversidad que alberga nuestra flora una muestra impresionante del potencial q u e nos
regional. Las 60 especies comestibles que h e m o s prodiga la naturaleza en esta región. La silvicultu-
citado en el cuadro 2 pertenecen en su mayoría a ra y el manejo de bosques naturales, a través de la
este a m b i e n t e pero también al bosque maulino, y conservación de los recursos silvestres, pueden lle-
a u n q u e su n ú m e r o supera nuestras expectativas, gar a ser claves para combatir el h a m b r e c o m o
confiamos en q u e nuevas estimaciones nos permi- fuente de recursos suplementarios para la alimen-
tan esperar un n ú m e r o m a y o r de especies con po- tación.
tencial uso comestible.
Lo anteriormente expuesto nos llevar a pensar
que sería interesante prestar m a y o r atención a las AGRADECIMIENTOS
plantas silvestres c o m o un recurso natural de po-
tencial interés e c o n ó m i c o . Parte del conocimiento Este trabajo fue subsidiado por la U n i v e r s i d a d
sobre el uso de estas plantas debe aún existir entre Nacional del C o m a h u e a través de la Secretaría de
las poblaciones que conservan antiguas tradicio- Extensión Universitaria y el Consejo Nacional de
nes de recolección. Habría que recuperarlo para Investigaciones Científicas y Técnicas ( C O N I C E T ) .
q u e no se pierda, en la línea de trabajo que han A g r a d e c e m o s también el a p o y o de la N a t i o n a l
realizado Smith (1996) y Villagrán et al. (1983). Geographic Society (grant 6 3 5 0 - 9 8 ) .
La conservación de las c o m u n i d a d e s boscosas
es esencial para la seguridad alimentaria porque
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