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OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
EL SÁBADO DE LA OBJETIVIDAD
Objetivos de esta lección.
El cuarto mandamiento, más que enfocar la mente del feligrés en el séptimo día de
la semana para su correspondiente observancia, tiene como objetivo primordial,
generar una plena convicción en el pueblo de Dios a cerca de la absoluta redención
que es en Cristo Jesús, ya que, paradójicamente hablando nuestro reposo pleno,
solamente lo podremos disfrutar en la esclavitud a Cristo, muriendo a nosotros
mismos, para que Cristo viva en nosotros, esta es la etapa cumbre del reposo del
hombre “Cristo en nosotros” esperanza gloriosa.
Dado que la observancia del séptimo día de cada semana, en lo que respecta a la
objetividad, es un ejercicio ilustrativo del irrefutable encuentro de la iglesia con su
redentor, corresponde como misión cumplir con el requerimiento de la ley de Dios.
Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu
obra; más el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna,
tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que
está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el
mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto,
Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. (Éxo.20:8-11).
Pero por supuesto, sin olvidarnos de la visión de este mandamiento, que está
expresa con bastante claridad en la sagrada escritura.
Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice
Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por
Dios, y ellos me serán por pueblo. (Jer 31:33).
Las Sagradas Escrituras nos dan tres razones principales para la creación del
"Shabbat" (sábado), un término usado desde tiempos ancestrales.
EL SÁBADO DE LA OBJETIVIDAD
Cuando hablamos de la
observancia del cuarto
mandamiento en el contexto de
objetividad, se deben entender
dos cosas en particular:
a) ¿Qué es objetividad en el
contexto teológico?
Al hacer uso del término objetividad en el decreto salvífico de Dios, se debe entender
que se hace referencia a las áreas externas de la persona, es decir, el estado de la
persona ante Jehová y las leyes que rigen su gobierno. Es de resaltar, que en ningún
momento se debe pensar que en esta etapa del proceso se modifiquen los
comportamientos y actitudes propios de este periodo. En la fase inicial del proceso
salvífico, solamente se absuelve a la persona de todos sus pecados por la bendita
conmutación que hizo nuestro salvador Jesucristo a través de su glorioso sacrificio
expiatorio en la cruz. Jesucristo es el único con los méritos suficientes y perfectos,
ÉL es quien tiene la potestad de atribuirle al sentenciado toda su justicia y tomar
para sí mismo toda la culpa del condenado (Isaías.53:10-11). Estos benditos méritos
recibidos en el intercambio tienen como objetivo cubrir todos los pecados ¡NO
ERRADICARLOS! y de esta manera somos vistos objetivamente como personas sin
ninguna culpa de pecado. Dejando en claro que ¡NO ES QUE NO TENGAMOS
PECADOS! Lo que sucede es que no se ven, porque la justicia de nuestro salvador
Jesucristo los cubre por completo.
En cuanto a la trascendencia
espiritual del cuarto mandamiento
en favor del hombre, objetivamente
hablando, se debe entender que hace
alusión a como él es visto ante Dios y
las benditas leyes que rigen su
gobierno.
Rasgo o nota que se pone o hay en las cosas para darlas a conocer y
distinguirlas de otras.
Además del significado etimológico que da el DRAE, se puede entender que reposar
es dar por terminado algún trabajo. Por lo anterior, se concluye lo siguiente:
Uno de los aspectos más relevantes de todo lo que provee Dios en favor del hombre
para atender toda la parte objetiva de éste en cuanto a que sea visto como justo, es
que depende en su totalidad de los perfectos y santísimos méritos de nuestro
salvador Jesucristo, el único justo y perfecto . Al ser cubiertos con el manto de gracia
de Jehová, entendemos que somos vistos por las potencias celestiales como justos,
santos y redimidos ¡no que lo seamos! Sino que parecemos . Entonces, en relación a
la observancia del séptimo día, no solamente los hombres sino también los
moradores celestes están viendo a personas con la imagen de Cristo. Hay que tener
presente que la sagrada escritura declara que Jehová nuestro Dios es un Dios de
vivos, no de muertos, los muertos tienen todos sus sentidos igualmente inertes, no
oyen, no ven, no entienden etc. (Eclesiastes.9:5,6). Y siendo esto así, se puede
comprender lo inmenso del misterio de la piedad, sin que exista mérito alguno,
solamente por la gracia de Dios, se le atribuyen a una persona los méritos perfectos
del hijo de Dios, el Dios hecho carne, Jesucristo (Juan.1:14).
Teniendo en cuenta que la sagrada escritura sostiene que la señal es entre Dios y
nosotros, no de nosotros para con Jehová, entonces lo primero que resalta es que el
observar el cuarto mandamiento no depende de la elección del hombre, sino de la
gracia de Dios que nos concede la facultad de aceptar y llevar a la práctica cada uno
de sus mandamientos. Pero, como Jehová nuestro Dios no obliga jamás a nadie a la
práctica del bien y mucho menos del mal, entonces debe quedar en claro que el que
se nos conceda llevar a la práctica cada uno de los mandamientos de Dios está
asociado a que el hombre en reconocimiento de su incapacidad de poder cumplir
por sí mismo todos los requerimientos de nuestro Creador, anhele de todo corazón
poder cumplirla y clame a Dios en su oración como lo hizo el salmista:
En lo que respecta a hacer memoria de que es Jehová quien nos santifica, se asocia
al hecho de haber recibido la señal de Dios, es decir, a la comprensión de que por la
bendita gracia de Jehová se ha llegado a entender que en seis días hizo Jehová los
cielos y la tierra y que en el séptimo Día reposó de todas sus obras (Génesis.2:1-3). Por
lo cual, somos apartados de entre todos los pueblos para venir a ser parte de un
pueblo escogido por Dios, es Jehová quien nos santifica o aparta para su honra,
gloria y alabanza.
Teniendo claro que el decálogo está compuesto por dos secciones de cuatro y seis
mandamientos respectivamente y que cada una de estas unidades está escrita en una
tabla de piedra diferente, se debe entender que cualquier análisis en torno al
decálogo, debe llevarse a cabo teniendo siempre presente el contenido de las dos
tablas de piedra en que fueron escritos los diez mandamientos y a que se enfoca cada
una de estas secciones.
Analizando brevemente la primera
sección del decálogo, se concluye que en
esta primera tabla de piedra se
encuentran los cuatro mandamientos que
expresan los requerimientos de nuestro
creador (Jehová) para con el género
humano, es decir, lo que los hombres
como hechura de Dios deben cumplir
para con su artífice (Éxodo.20:3-11).
Se tomará como modelo bíblico una de las experiencias vividas por nuestro Salvador
Jesucristo para demarcar la diferencia en cuanto a los requerimientos escritos en las
tablas de la ley; en cierta ocasión, un fariseo legalista le formuló la siguiente
pregunta:
Y uno de ellos, intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál
es el gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas. (Mat.22:35-40).
Contrariamente a lo que muchos sostienen, dando a entender erróneamente que
nuestro redentor Jesucristo redujo el decálogo a dos mandamientos solamente, que
por cierto son especulaciones que lógicamente provienen de malas interpretaciones
de versículos como los anteriormente citados; la enseñanza implícita aquí, es
precisamente de lo que venimos hablando: “El contenido de las dos tablas de
piedra”, tesis que es ratificada con la sabia respuesta de nuestro señor Jesucristo . Al
sostener que amamos a Dios, con un amor genuino, se deduce que se están
cumpliendo los primeros cuatro mandamientos (Deuteronomio.5:7-14) o el contenido de
la primera tabla de piedra y en el amor al prójimo, hablamos del amor que es fruto
del Espíritu Santo, se están cumpliendo los seis mandamientos restantes (Éxodo.20:12-
17), o sea el contenido de la segunda tabla de piedra.
“Partieron los hijos de Israel de Ramesés a Sucot, como seiscientos mil hombres
de a pie, sin contar los niños. También subió con ellos grande multitud de toda
clase de gentes, y ovejas, y muchísimo ganado” (Éxodo.12:37,38)
“En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número de los que fueron
contados de entre vosotros, de veinte años arriba, los cuales han murmurado
contra mí. Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra, por la cual alcé mi mano
y juré que os haría habitar en ella; exceptuando a Caleb hijo de Jefone, y a Josué
hijo de Nun” (Números. 14:29,30).
Ante una sentencia de muerte masiva como la anteriormente descrita, urge por parte
de cada uno de los miembros de la iglesia de Cristo, hacer un minucioso análisis de
las circunstancias que llevaron a la nación de Israel a gustar de esta pena capital, la
muerte. Ya que al igual que ellos, también nosotros como pueblo de Dios
contemporáneo nos encontramos en el peregrinaje del éxodo regenerativo que ha de
llevarnos de la vieja naturaleza que es según la carne a una nueva naturaleza, es
decir, al hombre hecho a imagen y semejanza de Dios (Génesis.1:26). Por lo cual, nos
será de gran ayuda conocer con lujo de detalles todos los pormenores de las
victorias, así como los de las derrotas.
“Los saqué de la tierra de Egipto, y los traje al desierto, y les di mis estatutos, y les
hice conocer mis decretos, por los cuales el hombre que los cumpliere vivirá. Y les
di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para
que supiesen que yo soy Jehová que los santifico. (Ezequiel.20:10-12).
a) Jehová redimió a su pueblo de la esclavitud egipcia.
Habiendo sido conocedores de los decretos de Dios, por supuesto que debieron
haber sosegado su espíritu al saber que todo lo que sucediera durante el viaje no
iban a ser accidentes en los cuales Jehová tuviera que improvisar con soluciones,
frente a las diversas circunstancias que se presentaran durante la marcha, por cuanto
todo lo que Jehová nuestro Dios decreta que suceda, tiene que suceder, no hay nada
ni nadie que lo pueda detener o cambiar. Así como también debe quedar bien claro
que todos los decretos de Jehová siempre tienen propósitos benéficos para con sus
escogidos.
Y les dio el día de reposo como señal entre Dios y ellos, pero también se añade que
el día de reposo tiene el propósito de recordarnos que es Jehová quien nos santifica.
Como se puede observar, Jehová equipó a la nación de Israel con todo lo necesario
para una inminente victoria, tanto en el proceso de regeneración, como en la
adquisición de la tierra prometida.
Existe un día en particular en el cual Jehová convoca a cada uno de sus redimidos
para que le den reconocimiento, honra, gloria y alabanzas, esto se convierte en un
reglamento institucional, que será practicado secuencialmente semana tras semana,
mes tras mes y año tras año por algún tiempo, esto con el fin de que en el ejercicio
del cumplimiento por estar en armonía con los requerimientos de ley, llegue a ser
interiorizado de tal manera que su práctica sea netamente fruto de una verdadera
conversión. Debe entenderse que cuando toda nuestra humanidad sea regenerada,
la ley debe dejar de existir, por cuanto el obedecer todos los mandamientos de Dios
será parte de nuestra naturaleza, ya no serán necesarias las leyes escritas en piedras,
pieles, papiros, papeles o libros, porque ya todo estará escrito en nuestras mentes y
corazones.
Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré
mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré (Heb.10:16).
El primer mandamiento nos pide amar a Dios por sobre todas las cosas, pero para
llegar a amar a Jehová con un amor preeminente, ineludiblemente se necesita la
erradicación del politeísmo, si esto no sucede sería imposible cumplir este
mandamiento. Cobra importancia el tener presente que nosotros mismos no
podemos despojarnos del politeísmo, o todo lo que se asemeje a esta infracción.
¡Necesitamos la ayuda de Dios!
El tercer mandamiento nos prohíbe hacer uso del santísimo nombre de Jehová en
vano; pero para que esto sea consumado, igualmente se requiere haber sido
purgados del politeísmo, solamente así se podrá comprender quién es Jehová y qué
es ÉL para nosotros. El mal hábito de estar comprometiendo la palabra Dios, o aún
peor estar jurando en el nombre de Jehová, en situaciones irrelevantes o carentes de
compromiso por el debido cumplimiento, se debe acabar y una vez más, ¡Sin Cristo
nada podemos hacer! (Juan.15:5).
Objetivamente hablando, se suponía que este flagelo contra todos los dioses egipcios
por parte de Jehová, había purgado a la nación de Israel de la práctica del politeísmo,
pero al recordar que todos ellos pidieron que se les hiciera una figura para adorarla,
cuando Moisés subió al monte santo para recibir la ley escrita, nos damos cuenta que
no fue así (Éxodo. 32:7,8).
El porqué del cuarto mandamiento, descrito en éxodo 20:11 , enfatiza que Jehová es
el creador de todo lo que existe, los cielos, la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay.
Podemos denotar que el cuarto mandamiento está ligado indivisiblemente a la
erradicación del politeísmo, ya que uno solo es el Dios verdadero (Jehová) y uno
solo es el creador de todo cuanto existe en el universo (Jehová), los demás dioses son
hechura de manos de hombres, imágenes inertes, no oyen, no ven, no entienden, etc.
(Salmos.115:4-8).
Si todos los escogidos por Jehová desde el principio del proceso se esfuerzan por
comprender la magnitud del impacto regenerador de este tema, podrán gustar con
sus oídos y comprender con sus mentes estas benditas palabras.
Porque si Josué les hubiera dado el reposo, no hablaría después de otro día. Por
tanto, queda un reposo para el pueblo de Dios. (Heb.4:8,9).
Obsérvese bien cómo la palabra reposo es asociada a la luz del día ¡no a la noche!
Nuestro redentor Jesucristo en ejercicio de su vida ministerial aquí en la tierra
manifestó lo siguiente:
… Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá
la luz de la vida. (Juan 8:12). Y continúa diciendo, Entre tanto que estoy en el mundo,
luz soy del mundo. (Juan 9:5).
Este fue el reposo que por desgracia para aquel pueblo del pasado no pudieron
disfrutar, como está escrito: Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En
descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.
Y no quisisteis, (Isaías 30:15). Por tanto, juré en mi furor Que no entrarían en mi
reposo. (Salmos. 95:11). ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a
aquellos que desobedecieron? (Heb.3:18).
Dado el arduo esfuerzo por parte de muchos críticos y opositores del verdadero día
de reposo, es decir, el séptimo día, divinamente establecido por Jehová nuestro Dios
para toda la humanidad ¡no solo para los judíos, como sostienen algunos
inescrupulosos y mal llamados maestros! Anexamos a este tema un corto aporte
sobre una de las muchas estrategias utilizadas para confundir a las personas con
respecto a cuál es el verdadero día de reposo teocráticamente establecido para la
humanidad.
Al hacer mal uso de las palabras (Día de reposo), (Día del Señor) y (día de Jehová)
dando a entender que tienen el mismo significado, genera en el individuo una
confusión, con lo cual los lobos disfrazados de ovejas pueden estar arrebatando un
alma de la verdadera iglesia de Jesucristo y llevándosela a las mazmorras del diablo,
que son las iglesias hijas de la gran ramera.
PRESTE ATENCIÓN
Cuando las sagradas escrituras nos hablan del día de reposo, se denota que es una
frase que aparece aproximadamente 98 veces en la biblia RVR 1602 , (en esta versión,
aún se mantenía la palabra original sábado en vez de día de reposo, como sucede en
las otras versiones protestantes),107 veces en la biblia RVR 1960 , (en esta versión, se
habla de (reposo *) y en las referencias a pie de página se encuentra el equivalente
al asterisco que acompaña la palabra reposo, * = sábado). Y Con respecto a las
versiones católicas, referenciamos la más relevante como es la versión Biblia de
Jerusalén Revisión de 1976, donde se mantiene la traducción de la palabra original
(sábado) la cual aparece aproximadamente 116 veces. En ninguna de las fuentes de
referencia mencionadas, ni en ninguna otra versión de la biblia, aparece esta palabra
(hebreo -Shabbâth. Griego – Sábbaton. Inglés - Saturday o en español sábado)
asociada a lo que significa (el día del Señor) por lo cual ¡no se deben confundir!
El día de reposo o sábado, aparece en las sagradas escrituras en contextos que nos
recuerdan que Jehová es el creador de todo cuanto existe, lo visible e invisible, como
por ejemplo en (Éxo. 20:11), así como también encontramos la misma palabra reposo,
asociada al hecho de recordar que Jehová nos ha hecho libres de la esclavitud (Deut
5:15), el día de reposo ratifica la libertad de la iglesia de Jesucristo y se hace el llamado
a no ser injustos con aquellos a quienes Jehová aún no les revela su santo sábado;
¡bienaventurado! Llama Jehová a quien guarda el día de reposo y se deleita en el
(Isaías 56:2).
Por otro lado, no existe ni un solo versículo en las sagradas escrituras que sostenga
que el día de reposo haya sido hecho para los judíos, esto por todos aquellos que
erróneamente sostienen esta hipótesis; más lo que sí es ratificado en repetidas
ocasiones es que el día de reposo fue hecho para toda la humanidad (Marcos.2:27), es
un mandamiento universal y eterno.
En lo que respecta a la palabra día del Señor que aparece solamente 8 veces y todas
ellas en el segundo testamento en los versículos que referenciamos a continuación:
(Hch 2:20 – 1Co 5:5 – 2Co 1:14 – 1Ts 5:2 – 2Ts 2:2 – 2Pe 3:10 – Apo 1:10). Al realizarles su
respectivo análisis encontramos que no tienen absolutamente nada que ver con lo
que es el santo y bendito día de reposo (sábado).
Esto se puede inferir por la naturaleza y designio de la institución del día de reposo.
Es un principio generalmente reconocido que aquellos mandamientos dirigidos a
los judíos literalmente hablando, y basados en sus peculiares circunstancias y
relaciones, se desvanecieron cuando nuestro señor Jesucristo vino en carne y sangre
a esta tierra; pero los basados en la inmutable naturaleza de Dios, o en las relaciones
permanentes de los hombres, son de obligación permanente.
Hay muchos mandamientos que obligan a los hombres como hombres; a los padres
como padres; a los hijos como hijos; y a los vecinos como vecinos. Es perfectamente
evidente que el cuarto mandamiento pertenece a esta última clase, es decir, a los
mandamientos basados en la inmutable naturaleza de Dios. Es
importante que todos los hombres sepan que Dios creó el mundo, y por ello que Él
es un ser infinito en todas sus perfecciones.
GLOSARIO
10. Fase: Estado, diferenciado de otro, por el que pasa una cosa o una
persona que cambia o se desarrolla.
19. Paradójica: que contiene o encierra una paradoja (del latín paradoxus
(que, a su vez, tiene su origen en la lengua griega), es una figura
retórica que consiste en la utilización de expresiones que en vuelven
una contradicción).