Cuando nos planteamos cuál es el propósito de la escuela
podemos concluir que es brindar una oferta educativa pertinente a sus miembros. Pero si nos retrotraemos al arranque (1830) época de Sarmiento: el objetivo era, alfabetización e igualdad de oportunidades. Siendo su función, básicamente: le función enseñante. Se le enseña a los docentes a comportarse dentro de la institución y a su vez, estos les enseñan a los alumnos: modos de funcionamiento, pautas institucionales, saberes disciplinares, etc.
Phillips Meirieu
“Es responsabilidad del educador provocar el deseo de
aprender”
Implicancias
-Responsabilidad: Implica un compromiso u obligación de tipo
moral. Una persona se caracteriza por su responsabilidad cuando tiene la virtud no sólo de tomar una serie de decisiones de manera consciente sino también de asumir las consecuencias que tienen tales decisiones.
-educador: Según Paulo Freire, el educador es un artista. Porque
la educación está en un contexto cultural, ideológico, político. Y no importa cómo esté ese contexto. Es tarea del educador rehacer esto. Debe rehacer el mundo, redibujarlo, repintarlo.
-Provocar: es producir un cierto estado o sentimiento en una
persona. Es fomentar o promover algo en alguien. -Deseo: es el anhelo de saciar. Es el interés o apetencia que una persona tiene por conseguir la posesión o realización de algo.
-aprender: hay una variedad de aproximaciones sobre esto:
podemos decir que es la capacidad de adquirir algún tipo de conocimiento. Para que ese conocimiento sea significativo para el que aprende, le debe servir para la vida, lo debe poder aplicar a otras situaciones fuera del contexto donde lo adquirió.
Pero no va a poder aplicarlo ni interesarse por el conocimiento si
no lo “desea”
El deseo de aprender: ¿Cómo motivar al niño para que sienta
interés por aprender?
“No podemos inventar motivos para el niño. Cuando intentamos
motivarlo, en realidad, lo que estamos haciendo es intentar que al niño le gusten cosas que en realidad no le gustan; o nos gustan a nosotros o que nos resulten importantes. Intentamos que al niño le guste algo que no le llama la atención. Al niño le gusta aprender pero no le gusta estudiar. Y nosotros sabemos que es importante el estudio.
Para que triunfemos tenemos que comenzar de los deseos que
tiene el niño. El tiene 3 deseos:
-el deseo de pasarlo bien, es decir que le agrade lo que está
recibiendo: así, enlazaremos lo que queremos que tome conocimiento con lo que a él le resulte agradable.
-el deseo de ser reconocido socialmente: es decir, ser apreciado.
El gran motor radica en que el niño sea reconocido socialmente por lo que toma conocimiento (gran premio) -el deseo de sentir que progresa: de ahí que el educador debe organizar las cosas de tal manera que sienta que el niño que está progresando, que sienta que es capaz de hacerlo. Que pueda decir: “Mira mamá lo que estoy haciendo”. Lo que el niño nos dice es: “estoy progresando y quiero que me lo reconozcas”
Si queremos que el niño haga algo, debemos enlazarlo con
alguna de los tres motivos o con los tres.
La motivación escolar
Mark Greemberg, psicólogo, comenta sobre la problemática de
los profesores ante los desafíos de la educación: “Se presiona a los profesores para que se centren únicamente en lo académico: en la lectura, las matemáticas o las ciencias. Y se han convertido sólo en eso: profesores de matemática, lectura o ciencias. Pero la mayoría que se dedica a esta profesión es porque ama lo que hace: le gusta enseñar, preparar a las nuevas generaciones para el futuro.
Para Richard Gerberg el valor de la educación está en el camino,
no en la meta. “Lo bueno de la educación, en realidad está en la experiencia, en el momento que la transcurrimos. En la alegría de descubrir algo. En la satisfacción de tener una pregunta y poder buscar una respuesta y no centrarnos necesariamente en la propia respuesta. De ahí, que muchos alumnos y profesores se sientan frustrados, por el hecho de centrarnos en los resultados, se ha disipado la magia del viaje. Este es el motivo por el que muchos alumnos abandonan los estudios: porque no le encuentran ninguna pasión a lo que hacen, ninguna alegría de lo que encuentran en el camino”. Esto implica un cambio de pensamiento, de paradigma: el educador debe dejar de ser un faro que en el frente (al mejor estilo Comenio) ilumina a los alumnos, es decir a “los sin luz” para pasar a ser un guía, que acompaña el camino, el recorrido del saber. Un pedagogo.
Obsolescencia del modelo: Meirieu habla de obsolescencia del
modelo tradicional que constituye la clase: es decir, 30 personas que hacen lo mismo al mismo tiempo sin que haya un acompañamiento individual. La clase está perfectamente adaptada para el modelo del S. XIX. Hoy la clase se ha convertido en un freno a la evolución del sistema escolar:
-por un lado, porque hay actividades que pueden hacerse con
grupos más numerosos.
-Y por otro, porque lo que necesitan los alumnos con dificultades
es el apoyo y acompañamiento individual (tener un tiempo para detectar los problemas que se presentan y poder resolverlos acompañando).
Algunas familias prestan su apoyo al proceso de aprendizaje y
acompañan el mismo. Otros no: de ahí que sea necesario que dicha tarea la emprenda la escuela.
-Reivindicar el trabajo en grupo: La escuela debe articular
tiempos colectivos (donde el alumno aprenda a participar dentro del grupo social) y tiempos más individualizados. Esto será coronado por el trabajo en proyectos. Cuando el proyecto responde a una necesidad objetiva que puede ser palpada por el alumno, este se sentirá comprometido a participar, sabiendo que su participación será beneficiosa para el grupo social. Su mayor esfuerzo será lo mejor para el grupo. Y más, si con esa participación puede aportar algo a la sociedad. Así, se cerrará el círculo del deseo el niño: estará haciendo algo que le agrada, será reconocido socialmente y sentirá que está progresando con lo que hace al plasmarlo en una obra concreta.
-Flexibilización de las formas de enseñanza: hay que diversificar
las formas de enseñanza para que c/u pueda encontrar sitios, marcos que lo ayuden a superar los problemas que enfrenta a lo largo de toda la vida escolar.
¿Cómo lo logramos a esto? Hace falta reflexionar sobre el tipo de
relación con el saber: se debe procurar que los alumnos que tienen dificultades, perciban la importancia de aprender, inviertan la energía en la escuela: es decir, ayudar al alumno a darle un sentido al trabajo escolar.
-Sin deseo no hay aprendizaje: El deseo no es espontaneo. Hay
que generarlo, hay que hacerlo nacer. Es el educador quien tiene la obligación de provocar ese deseo de aprender.
*Situaciones diversas: Debe crear situaciones que favorezcan la
aparición de ese deseo. Tendrá más posibilidades si recurre a situaciones variadas, diversificadas, activas.
*Acción/recepción: que pongan al alumno en situación de acción
y no simplemente en posición de recibir.
*Generar “situación-problema”: Y para generar el deseo primero
hay que generar una “situación-problema”, es decir una dificultad, un obstáculo, un misterio por resolver. *Así, la trilogía proyecto-problema-recursos cobra sentido: es decir, ante un proyecto se descubren dificultades, problemas y en base a ellos, se buscan los recursos para resolverlo.
*Correspondencia entre la respuesta y el problema: Lo único que
le da sentido a todo lo que el alumno hace: es la respuesta a la pregunta que se ha podido generar él mismo. Y la escuela no debe dar respuesta a todo, sino brindar un saber dinámico, un aporte emancipador. No que el alumno se apropie de algo para devolverlo el día del examen. El objetivo de la escuela es hacer emerger preguntas.
Sobre excitados y Sobre informados
El problema actual de los jóvenes alumnos es que están sobre
excitados y sobre estimulados: la sociedad actual se ve inmersa en una aceleración extraordinaria y esto genera una fatiga y estrés crónico. Los jóvenes duermen poco y están cansados en la escuela. Conocen muchas cosas pero pocas en profundidad. Se peca de superficialidad. Es la “sociedad del zapping”: hay disminución de la capacidad de atención, de concentración ya que reciben cantidad de información que no saben cómo manejarla. La información les llega a través de la tv., la radio, internet, el celular, publicidad, etc. El desafío de la escuela es generar espacios de reflexión y no estar en la inmediatez; hay que empezar a pensar en la elaboración del pensamiento complejo.
Y la escuela debe ser ese espacio que contenga al alumno y le
permita, a través de su estructura, facilitar la comprensión de la existencia de un espacio construido para que se desarrolle su persona en forma integral. Se debe reformular la relación profesor-alumno: pasar de ser cara a cara a ser codo con codo: sin que el profesor renuncie a su saber ni a su autoridad. Se trata de estar con el otro, acompañar el proceso y no estar pendiente del resultado sino del camino a transitar.