«El orden por el orden castra al

hombre de su poder esencial, el

de transformar tanto al mundo
como a sí mismo. La vida crea
el orden, pero el orden
no crea la vida».
ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY

ACADEMIA LIBRE
Boletín N° 274. Del 13 al 26 de abril de 2019.

EDITORIAL
El costo social de la pretendida “libre competencia” en el ámbito de los textos escolares

El año pasado, este Boletín abordó la situación
en virtud de la cual el precio de los textos escolares
podía variar hasta 42 veces, dependiendo de si el
destinatario integra un colegio municipal o un
establecimiento particular pagado (Boletín Nº 268. Del
10 al 23 de noviembre de 2018). El descaro con que un
duopolio contabiliza utilidades en el sector llegó a tal
punto que la propia Fiscalía Nacional Económica (FNE)
advirtió que dichas prácticas “encienden las luces de
alerta” y llevan al organismo a “analizar a fondo la
industria”, abriendo una investigación con miras a
“determinar el origen de estas distorsiones”, pues “el
problema de agencia se produce” debido a que “quienes
deciden qué textos se debe adquirir son las autoridades
de los colegios”.
Ante el tenor del anuncio formulado por esa
entidad, y aun teniendo en cuenta la vigencia en el país
de un marco legal que reduce a la esfera del lucro
prácticamente todas las áreas implicadas en la
educación, era razonable esperar que la FNE terminase
su proceso indagatorio poniendo freno al menos a las
irregularidades que ella misma había identificado. Sin
embargo, las conclusiones que arroja el expediente que
llevó a cabo desdibujan sustancialmente el foco al cual
había apuntado cinco meses antes. En efecto, si bien
admite que “el número de oferentes en el mercado
público se ha concentrado crecientemente en los
últimos años”, por lo cual “ha disminuido la intensidad
competitiva”, la institución destaca que mientras “el
producto que hoy compra el Ministerio de Educación
consiste en un texto del estudiante, una guía didáctica
del docente y recursos digitales complementarios”, en el
segmento privado, en cambio, “cuando los apoderados
adquieren estos textos, la editorial otorga además al
colegio una serie de bienes y servicios tales como
plataformas web de preguntas y respuestas, asesorías y
seminarios de capacitación” (fne.gob.cl, 2 de abril). De
igual manera, respecto del citado “problema de
agencia” relativo a la compra de libros por parte de las
escuelas, el informe oficial no dirige sus observaciones
hacia el modelo de pacto privado ofrecido por las
editoriales que lucran, sino a los centros educacionales.
Por cierto, esos guiños a la empresa no era parte del
inventario de estilo fiscalizador que daba la partida a la
investigación y, si el discurso cambió en materia de
diagnóstico, algo semejante ocurrió en el plano de las
“recomendaciones” hechas. En ese sentido, el
organismo aconseja, por una parte, “mejoras a la
licitación pública de textos”, como ampliar el plazo del
proceso, subdividir este en contenido e impresión y fijar
el número de reimpresiones; por otra, “mejoras al
mercado privado”, punto en el cual a las editoriales solo
se pide “informar de cambios menores que ocurran cada
año en los textos”, al tiempo que se hace recaer en los
colegios la función de comunicar a los apoderados las
decisiones adoptadas en cuanto a elección de libros y
crear un sistema de información centralizada. Desde
luego, nada de eso impide que se siga produciendo la
impresentable brecha de precios en los textos de estudio
entre uno y otro tipo de educación. Pero lo más
llamativo es que la Fiscalía Nacional Económica llama
a “incentivar a que colegios adquieran textos como un
insumo más del servicio educacional que proveen”. Es
decir, mientras toda la evidencia aportada por el mismo
organismo señala que los textos cuestan 42 veces menos
cuando son comprados por el Estado, la recomendación
es a que sean agenciados por las escuelas como parte de
su oferta educacional y no como lo que son: un
producto subastado por otras compañías. La entidad que
debía parar todo esto asegura que si las medidas
sugeridas son aplicadas, el valor comercial de los textos
caería hasta en 70 %. La FNE no dice en qué se basa
semejante promesa, ni por qué pagar 70 % menos sería
mejor que desembolsar 42 veces menos. La página
oficial del organismo destaca con tipografía en negrilla
que su misión es la de “defender y promover la libre
competencia”, pero omite ese recurso justo cuando la
frase continúa: “actuando en representación del interés
público”. Quizá en los textos escolares que promueve
su “libre competencia” esté la explicación que nos falta
para entender estas nuevas matemáticas.

PÁGINAS CON HISTORIA

Kandinsky o el movimiento del espíritu hacia el interior
Hacia el año 1911, Vasili Kandinsky publica un
polémico ensayo que encenderá la discusión no solo en
el ámbito artístico, sino también en el político. Bajo la
premisa inicial de que el arte “nunca puede ser un fin en
sí mismo ni tampoco estar sometido a los imperativos
materialistas” (Ulrike Becks-Malorny. Kandinsky, ed.
Taschen, 2007), el artista desarrolla una propuesta
donde el arte tendría la función de mover el espíritu
hacia el progreso, haciendo posible el futuro, en
contraposición al arte de su tiempo que consideraría
condenado a la repetición incansable de lo ya sabido.
Para ilustrar esta concepción comparará la vida
espiritual con un triángulo dividido en secciones
desiguales —más voluminosas a medida que se
desciende desde el vértice superior— que avanza
lentamente y se eleva. En la parte más alta se encuentra
el talento del artista movido por una necesidad interior,
que es la guía hacia el mundo del porvenir, al cual solo
se puede acceder a través de la intuición y no de la
construcción teórica. En las partes inferiores se
encuentra el arte por el arte, autorreferente modelo de
repetición de lo exterior que el autor describe como
decadente, sin alma, identificándolo filosóficamente
con el materialismo y económicamente con el
socialismo, que ha capturado la atención de las masas,
donde sus miembros “fundamentan sus convicciones
con muchas citas, desde Emma de Schweitzer hasta la
Ley Férrea de Lasalle y El Capital de Marx” (Vasili
Kandinsky. De lo espiritual en el arte, ed. Labor S.A.,
1991). Esta última circunstancia es la que Kandinsky
denuncia como la característica de su época,
convocando a apartarse del pensamiento materialista y a
volver la mirada hacia el sí mismo, donde los artistas
serían los más sensibles en cuanto a acudir al llamado,
el cual habría de expresarse a través de la renuncia a la
belleza habitual para centrarse en aquella belleza
interior movida por la imperiosa necesidad. “Todo el
que ahonde en los tesoros escondidos de su arte, es un
envidiable colaborador en la construcción de la
pirámide espiritual que un día llegará hasta el cielo”,
sentencia el pintor en su ensayo.
Ya en 1921, el énfasis en la interioridad y la
espiritualidad que había instalado Kandinsky en su
discurso, que se alejaba notablemente del ideario de los
revolucionarios de Octubre, le valió severas críticas por
parte de los exponentes del constructivismo, tales como
Vladímir Tatlin y Aleksandr Ródchenko, lo que
finalmente provocaría su salida de Rusia.

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