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volviendo al- campesino, ¿su cosecha

cuántas veces la logra y la aprovecha? Cirilo


Las convulsiones ¿Qué me importa ese viejo Cascarriento?
Con que la hija me quiera estoy contento.
Subgénero: Sainete
Género: Teatro Gervasio: Deberías sino a Crispina le darán sus
Escrito por: Luis Vargas Tejada Cirilo convulsiones y sabes tú muy bien cómo se pone.
Colombia, 1802 – 1829 A pocos les suceden tantos males.
La escena se representa en una de las calles de Mercaderes conozco por sartales Cirilo: Ahí veré yo, porque a pesar de que la amo
Bogotá, y en la casa de don Gualberto. que no han visto otro río que el de Fucha, igual tiene lo que ya sabes, las convulsiones…
Escena primera (Cirilo y Gervasio) ni hacen más que ponerse su cachucha,
encender su tabaco y hacer tercio Gervasio:
Cirilo a un corrillo en la calle del comercio: Hummm ok adiós!
Al cabo se ha cumplido mi deseo:
ya me tienes, amigo, sin empleo, Gervasio Gualberto
se admitió mi renuncia esta mañana Pero al cabo tornando a lo primero, Escena tercera (Sala en casa de don Gualberto)
y puedo hacer lo que se me dé la gana. ¿piensas tú dedicarte a pordiosero? Gualberto
Gervasio ¿qué pretendes hacer? No lo adivino. ¡Qué trabajo es ser padre de familia!
Eres un destapado calavera: Apenas falta mi mujer Cecilia,
¿a qué fin abandonas tu carrera? Cirilo que Dios tenga en su gloria, cuando empiezo
¡Quita allá! ¿Pordiosero? ¿En este mundo a verme sumergido hasta el pescuezo
Cirilo se ve nunca en miseria un vagabundo? en un mar de trabajos y amarguras;
Por no estarme parado eternamente. Al que gana el sustento con trabajo pero suaves me fueran las más duras
¿Podrá acaso sufrir el más paciente se le tiene por ente vil y bajo; sin estas convulsiones infernales,
una vida tan triste y tan mezquina que gastan la paciencia y los reales,
como es la de un empleado de oficina? pero el que no hace nada es atendido, que llevan mi caudal al estricote48
como hombre de importancia y distinguido; y son de las familias el azote.
Gervasio el mercader le fía sin reparo, Viajes, facultativos y botica
¿Esto llamas trabajo insoportable, el menestral42 le sirve menos caro, arruinan una casa la más rica;
Cirilo? Dí ¿qué hicieras miserable, a banquetes y bailes lo convidan, pero esto todavía no era nada.
si fueras, por ejemplo, campesino? lo regalan, lo adulan y lo cuidan; Dejar uno su hacienda abandonada,
Con todos esos trabajos duros? y es porque nadie sabe de qué vive, y venir a vivir en el bullicio
ni le computa el sueldo que recibe, ¡esto sí que no es poco sacrificio!
Cirilo y al ver gasta lujo y se divierte Visitas, cumplimientos y petardos49,
No puedo persuadirme de tal cosa, todos juzgan que tiene cofre fuerte pasarse todo el día en picos pardos,
porque, al cabo, quien rema en una estancia gastar dinero en dulce y chocolate
lleva siempre segura la ganancia Gervasio que no tiene que hacer, y por fineza,
Dices bien; quien más triunfa y se engalana quitan el tiempo y quiebran la cabeza.
Gervasio es el que nada tiene y nada gana; Sólo las convulsiones de Crispina
Si a esto vamos en todas profesiones Crispina, acá entre nos, por ti se muere; me pudieran meter en tal bolina.
hay pérdidas y clavos a millones: su padre es por demás lo que la quiere.
Escena cuarta (Don Gualberto y Gervasio) de amores, yo detesto estos malditos; Que venga, si es verdad cuanto me dices,
Gervasio mas ¿cómo remediar tales enredos pues con sus ojos, tripas y narices,
Tenga usted buenos días, tío Gualberto. si son las convulsiones de los dedos? Crispina por lo menos le tendrá asco,
Gualberto y no nos expondremos a algún chasco:
Buenos días sobrino. Gervasio que suelen doctorcitos relamidos
Gervasio Tío, usted no se aflija demasiado, cambiarse de esculapios en Cupido.
¿Será cierto pues este último mal se ha propagado Gervasio
que mi prima Crispina se mejora? tanto, que no se encuentra señorita No dude usted ponerla entre las manos
algo joven, sea fea, o sea bonita. de hombre con prodigios sobrehumanos:
Gualberto ha hecho andar (arrastrando) a muchos cojos,
No lo creas. Gualberto sabe igualar a un tuerto los dos ojos.
Las tales convulsiones van más feas Mal de muchos, de tontos es consuelo.
cada día. Si vieras qué figuras, Yo que por mi Crispina me desvelo Escena quinta (Gualberto, Crispina y Mariquita)
qué gestos, qué visajes, qué posturas, ¿qué me suplo con que a otras zaradangas Gualberto
unas veces sin tiento ni decoro,- les dé la convulsión hasta en las mangas? Hija: ¿Qué tal te sientes? Ya tu primo
a los hombres embiste50 como toro; fue a buscar otro médico.
otras, no me creerás lo que te digo, Gervasio Crispina
toca con las narices el ombligo, ¿No alcanza de los médicos la ciencia? Lo estimo.
luego se tuerce, luego se acurruca, Pero acuérdese que usted debe comprarme un traje
pone los calcañales en la nuca, Gualberto nuevo para el próximo baile.
da volantines, vueltas de carnero Nada, ni las promesas de Fulgencia Gualberto
con más agilidad que un maromero, ¿Pues no tienes muchísimos guardados
y hasta ha llegado a dar en la simpleza Gervasio que están los más apenas estrenados?
de alzarse el camisón a la cabeza. Sin embargo, pudieramos valernos Mariquita
¡Pobrecita Crispina! algunos días alguna vez de médicos modernos. Además don Gualberto todos tendremos
le da la convulsión en las encías Traje nuevo.
y masca cuanta fruta encuentra al paso, Gualberto Crispina
sin poder escupir ni aún el bagazo; No, Gervasio, no quieras que me meta ¿Ir con un mismo traje a dos funciones?
otras veces le viene como fuego, con esos niños que, al soltarla teta Mariquita, me dan las convulsiones.
y sólo en el balcón tiene sosiego, quieren ser ya científicos doctores Gualberto
por lo fresco del aire que la baña; y poner la cartilla a sus mayores Hija. . Por Dios. . . Haremos el vestido.
el coser y bordar tanto le daña, con poco miramiento y mucho orgullo. Crispina
que si toca la aguja o las tijeras De esos tales será tu Juan Mascullo. Estoy mejor.
le da la convulsión, en las caderas. Gualberto
Si vienen hombres niazos de visita Gervasio ¿Y cuánto te han pedido?
de los ojos ni un punto se le quita No le haga usted tan maldito agravio, Crispina
la convulsión; pero si son mujeres, aunque en extremo joven es un sabio, Ciento cincuenta pesos, pfffff nada menos.
parecen que le meten alfileres; que desde que salió de los pañales Gualberto
pues a todas descuera como loca, ha estudiado las ciencias naturales. ¿Para una sola vez? Estamos buenos:
y son las convulsiones de la boca. así pronto acabamos con la hacienda
La he pillado escribiendo papelitos Gualberto ¿no los hay más baratos en la tienda?
Crispina Mamá Fulgencia Mamá Fulgencia
¿Para bailes un traje de visita? Alabado sea Dios. ¿Qué es lo que dices niña atolondrada?
Ay tenme que me repiten Mariquita. Gualberto Ya habrá leído usted libros modernos,
(Se sacude) Mamá Fulgencia. de esos que echan la gente- a los infiernos.
Gualberto ¿De dónde viene? Cuidado, don Gualberto, que San Pablo
Hija de mi alma. . . toma, en el armario Mamá Fulgencia llama a libros en pasta artes del diablo.
hallarás el dinero necesario. Haciendo diligencia. Me contó fray Raimundo el otro día
Crispina He estado por la casa de Fray Pedro, de uno de esos que llaman geografía,
¡Ay! me pasa. ¡Qué vértigos tan feos! que dizque tiene un San Ramón de Cedro quién sabe cuál será el significado,
Cuando alguno se opone a mis deseos. muy milagroso, y quiero que esta niña Dios me perdone haberlo pronunciado.
Gualberto le haga promesa y su cordón se ciña. (se hace cruces en la boca)
(Aparte) Crispina que una niña en el seno le llevaba,
¡Pero estando tan mala! ¿será bueno ¿La casa de Fray Pedro? Este sí es cuento, y de golpe sintió que la quemaba:
que te expongas al frío y al sereno54? ¿No vive cada fraile en su convento? metió el dedo, y envuelto como una hebra
¿Y si te da en el baile el accidente? Mamá Fulgencia sacó al diablo en figura de culebra.
No ir a él me parece más prudente. Eso era en otro tiempo, pero ahora Crispina
Crispina la santa disciplina se mejora: (sacudiéndose)
¿No ir al baile? ¿Quedarme aquí metida pues algunos devotos- religiosos, ¡Ay qué horror! ¡Mariquita!
como si fuera monja? Esto no es vida. por el bien de las almas muy celosos Gualberto
Mariquita tienen su casa aparte donde viven, ¡Qué imprudencia!
(a don Gualberto) y allí con suma caridad reciben ¿No nos oye decir, mamá Fulgencia,
¡No la exponga señor a un mal tan grave muchachas que del mundo se retiran, que en nombrando culebras o ratones
por temor infundado! ¿Pues no sabe y a vida penitente sólo aspiran. al momento le dan las convulsiones?
que no dan convulsiones ni por chanza55, Viven en santa paz como angelitos, Mamá Fulgencia
mientras se baila vals y contradanza? evitando del mundo los delitos, No me acordaba, hijita, ponte buena.
Gualberto y entre ayunos, cilicios y cordeles (acércase a Crispina que le tira un mordisco)
Soy un tonto. Crispina, haz lo que quieras; el número se aumenta de los fieles. Mamá Fulgencia
con tal que no te den las morideras. Gualberto (Apartándose y santiguándose)
Mariquita Ya lo creo, tan santos ejercicios ¡Convulsión de morder!
Señor entre más lo piense , más rápido pasa son sin duda el azote de los vicios. Crispina
No sé afane . Mamá Fulgencia ¿Qué es lo que suena?
Crispina Sí, señor, esos pícaros masones56, Gualberto
Ya estoy mejor. Pero es tan grande el horror de cargados con razón de excomuniones, (mirando al balcón)
estas visiones, que al momento me dan las critican sin cesar todo lo bueno; Unos mozos que pasan a caballo.
convulsiones. pero por más que escupan su veneno, Crispina
Gualberto por más que diga el mundo corrompido, (sosegándose)
Te daré gusto en todo cuanto exijas: la virtud de los claustros ha salido… Ven Mariquita, mejorada me hallo;
así se acabarán las lagartijas. Crispina sólo me queda un poco de fogaje
Tan bien que no ha quedado en ellos nada. y en el balcón se quita.
Mariquita
Escena sexta (Los mismos y mamá Fulgencia) Crispina y él traje ?
(Sale aprisa con Mariquita y al salir vuelve la cara al hospital echaban señoritos:
y dice:) a un mercader muy rico visitaban,
Crispina y al momento en la calle lo dejaban:
Padre, el traje. un oidor agasajo les hacía
y al punto la justicia se torcía:
Escena séptima (Gualberto y Fulgencia) le daban a un canónigo merienda
Mamá Fulgencia y humos se le volvía la prebenda:
¡Válgame Dios! Son pocas ya mis dudas y a este tenor setenta golpes de arte
de que en esto no tenga parte el Judas. en que el diablo tenía mucha parte.
En tiempo de los santos catecúmenos57 ¿Y diremos que no hay endemoniadas?
sabemos que hubo muchos energúmenos; Gualberto
y son las convulsiones el retrato Esas cosas son algo delicadas.
que de ellos hace el padre Cantimprato: Mas si por tales señas nos seguimos,
a más de que pensar en camisones, en tiempo de energúmenos vivimos.
querer ir a los bailes y funciones, Mamá Fulgencia
pasar en el balcón mortales días, ¡Quiera Dios que Crispina no lo sea,
con propensión a hablar hasta herejías58, pero temo que el diablo la posea!
son cosas que presentan testimonio y para cerciorarme de este caso
de una mujer poseída del demonio. de agua bendita me bebí un vaso;
y esta mañana le encendí una vela
Gualberto a la alma de la madre Anamanuela.
Abuelita, por Dios, no me lo diga, Así el diablo no puede hacerme daño,
que me da desconsuelo en la barriga. y hoy voy a buscar el desengaño.
Si un diablo solo aturde mi cabeza, Gualberto
¿cómo podré con dos en una pieza? ¿De qué modo?
Mamá Fulgencia Mamá Fulgencia
Ojalá fuera chanza o menos cierto Reliquias muy benditas
lo que acabo de hablar, señor Gualberto, me han dado por favor las Carmelitas;
y ojalá que viviera aún su madre, y me aconseja el Padre Fray Enrique
la difunta Gaspara, mi comadre, que por dentro y por fuera las aplique:
que pudiera contarle algunas cosas mas si Crispina repugnancia muestra,
de ciertas energúmenas famosas es señal que anda el malo en la palestra,
que vivieron en tiempo de su abuela, ya vienen; atendamos al efecto,
de pensarlo la sangre se me hiela; que así lo enseña Desiderio Electo.
pero aquellas mujeres eran tales,
que sabían las artes infernales,
y bajo unas lindísimas figuras
ocultaban mil mañas y diabluras.
Ponían a los hombres embelecos,
y los bolsillos los dejaban secos:
otras veces, por medios inauditos,

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