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42 EL MUNDO. LUNES 30 DE MARZO DE 2009

CULTURA

Drieu la Rochelle, mi ‘dulce’ fascista


Enrique López Viejo relata el desdichado destino del escritor de ‘El fuego fatuo’,
que apoyó la ocupación nazi de Francia en la Segunda Guerra Mundial
LUIS ALEMANY / Madrid visión crítica del mundo (burgués y
Lo mismo que el fuego fatuo, lo mis- artístico) que lo rodea y tiende a una
mito fue la vida de Pierre Drieu la mezcla de conservadurismo intelec-
Rochelle (1893), hecha de fogonazos tual y utopismo político, con ingre-
fugaces. El fuego fatuo, por cierto, dientes socialistas y fascistas. Y así,
fue el título de una de sus novelas, acaba en el ultra Partido Popular
una historia sobre la heroína «mu- Francés, donde tampoco se siente
cho más real y objetiva que el Junkie cómodo. Demasiado exquisito.
de Burroughs o El opio de Jean Coc- Pese a esta amargura, los mejores
teau», según cuenta Enrique López intelectuales (Malraux, Eluard, Ara-
Viejo en Pierre Drieu la Rochelle; el gon, Borges, Ocampo, Ortega y Gas-
aciago seductor, la biografía del au- set...) buscan su compañía y las mu- Céline, en sus últimos años.
tor francés que acaba de publicar la jeres más bellas de París (incluida su
editorial Melusina.
Claro que, cuando se piensa en
primera esposa, judía) se dejan se-
ducir por él y le perdonan lo imper-
La vida íntima
Drieu, nadie se acuerda de la heroí-
na ni (apenas) de sus libros. Nadie
donable. «A Drieu le disculpaba to-
do el mundo porque era encantador
de Céline,
piensa en nada más que en su adhe- a pesar de ser un pesimista, un es- narrada por
sión a la ocupación nazi de Francia toico agrio», explica López Viejo.
en la compañía, ya conocida, de Bra- Muy bien, estamos ante un ator- su viuda
sillach, Céline y otros. Drieu la Ro- mentado con encanto, un personaje
chelle el fascista, el colaboracionista, clásico de la Historia de la literatura. «Cuando [Céline] supo lo que
el intocable... ¿O no? «Drieu fue un Pero no todos ellos se pusieron una realmente había ocurrido en
hombre bueno, cabal, sentido, com- esvástica en el brazalete. Así que si los campos de concentración,
prometido, y, además, muy guapo. A Drieu no fue un psicópata ni un ne- se quedó horrorizado, pero
las mujeres las enloquecía y los cio, ¿Por qué lo hizo? ¿Por un cúmu- nunca fue capaz de decir ‘Lo
hombres lo respetaban. Era un hom- lo de errores intelectuales? ¿O por- lamento’». Así lo cuenta Lucet-
bre muy moral y sus amigos, de uno que vendió su alma al diablo? te Destouches, la mujer que se
casó con el autor de ‘Viaje al fi-
nal de la noche’ en 1936 y pasó
con él sus últimos 25 años.
«Enloquecía a las Loó a Hitler, escribió Destouches relata ahora su
mujeres y los hombres en contra de los judíos versión de los hechos en ‘Céli-
ne secreto’ (Editorial Veinti-
lo respetaban», dice su y anunció la muerte siete Letras), un sobrecogedor
biógrafo español de la democracia testimonio firmado junto a su
amiga Véronique Robert. «To-
da mi vida con él fue como si
u otro bando, rivales o no, lo recono- «Drieu fue un idealista, no fue un se me hubiera roto un vaso del
cieron», asegura López Viejo. intelectual interesado en el poder. Su corazón», cuenta Destouches.
¿Un «hombre muy moral»? Re- error fue la colaboración, es obvio, De hecho, en su relato se habla
cordemos los cargos contra Drieu: pero también hay que entender que más de amor que de política o
loó a Hitler, escribió en contra de los Pierre Drieu la Rochelle, durante su juventud brutal. / MELUSINA fue su compromiso moral lo que le literatura. Y eso que sus 25
judíos, se puso en primera fila de la llevó a ello. Su antisemitismo fue re- años de convivencia fueron los
cultura oficial durante el periodo dulce aroma proustiano: la familia xo, donjuanismo, infidelidad com- lativo, fue víctima de aquel virus que más difíciles en la vida de Céli-
1940-1945 y anunció la muerte de la parisina bien (eso sí, en vías de em- pulsiva, impotencia, mentiras...) y su nunca se acaba de combatir. Por otra ne, empobrecido, discapacita-
democracia, entre otros deslices. No pobrecimiento), los estudios en San- deriva política hacia el horror. «Drieu parte, anteriormente a su declara- do y, a partir de 1945, perse-
es poco. Sin embargo, «Drieu no es ta María de Monceau, los viajes a In- es un insatisfecho. La lectura de su ción de fe fascista en los años 30, su guido por colaboracionista. En
culpable de nada más que de ser hi- glaterra, a Normandía y a la Costa obra y el seguimiento de su vida ideario paneuropeísta y sus análisis ‘Céline secreto’ está el esper-
jo de su tiempo y ser consecuente Vasca... Y entonces, dos magdalena- obligan a tratar su desazón senti- de situación no son precisamente péntico final de la Francia de
con una manera de ser y pensar», zos: primero llegó una intuición tem- mental y todo su sentimiento trágico banales. Hay un inteligente observa- Vichy en Sigmaringen, el pe-
según su biógrafo español. prana de la muerte que despertó en de la existencia. No pudo ser de otra dor en los parámetros de la época», noso exilio de la pareja en Di-
Qué hable, por tanto, la defensa. Drieu un persistente instinto suicida. manera», cuenta López Viejo. explica López Viejo. namarca y los últimos años de
Ahora, en El aciago seductor, el lec- Después, un descubrimiento no muy La secuencia de los hechos es és- Camus, Malraux y todas sus mu- pobreza y soledad. «Es verdad,
tor descubre con certeza que Drieu, claro del sexo que lo condenó a una ta: Drieu gasta sus energías y su di- jeres trataron de salvar a Drieu Céline no pidió perdón. Pero,
para empezar, no fue un psicópata vida amorosa compleja y errática. Lo nero en conquistas y prostíbulos, pe- cuando los nazis cayeron, igual que en parte, eso le ennoblece. No
violento ni un anti intelectual bruta- mismo que el fuego fatuo. ro no consigue calmar nunca su sed. el salvó a muchos amigos y amantes quiso colgarse el cartel de
lizado, ni un arrivista con afán de ri- De hecho, la tesis que sobrevuela Víctima de su éxito fácil, fracasa en comunistas judíos de los nazis. Él, buen chico», cuenta José Ma-
queza, como otros colaboracionistas. El aciago seductor es la de que un el amor, en la universidad y (en cier- sin embargo, estaba decidido a suici- ría Solé, periodista de la revis-
Al contrario, la vida de Pierre hilo lleva desde el eterno desconten- ta medida) en la literatura. Vive eter- darse. Lo logró al cuarto intento. Era ta ‘Descubrir el Arte’ y traduc-
Drieu La Rochelle empezó con un to amoroso de Drieu (adicción al se- namente insatisfecho, desarrolla una su vocación. tor de ‘Céline secreto’.

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