Perspectivas Humanísticas de los Estudios Internacionales
Docente: Kamal Cumsille Manzur
Lucas Esteban Tapia Ramírez
Ensayo N° 1
Para entender la realidad internacional actual, es necesario recurrir al origen y bases
de la civilización que hoy, mecanizada en el inconsciente colectivo de la población, se sitúa como parte del sentido común, dentro tanto de la coexistencia entre individuos, como son en sí las relaciones internacionales. En pocas palabras, es necesario entender la estructura básica de la jerarquía social humana y sus diferencias con los demás animales, para así dar respuesta a las problemáticas y conflictos actuales entre lo que conocemos como sociedad internacional. Por esta razón, en el siguiente texto se intentará dar respuesta a la siguiente interrogante: ¿Por qué es importante analizar las relaciones jerárquicas animales en relación con la situación internacional actual? Para argumentar aquello, se recurrirá al contenido estudiado durante las clases, el material de lectura entregado por el docente y fuentes externas pertinentes con el tema que corresponde explayar.
Desde antes del comienzo de la civilización, así como la conocemos, el hecho de
que alguien esté sobre otro ha sido prácticamente una parte intrínseca e inexorable de la humanidad. Es más, si lo miramos desde un punto de vista más amplio, éste se refiere a un acto instintivo de competición por la primacía superviviente, ya que en toda comunidad animal que conozcamos encontraremos un orden, una jerarquía que se imparte por aquel individuo más apto para preservar la especie; y nosotros, al parecer, no somos la excepción. A pesar de todo esto, el ser humano es consciente del orden que se autoimpone al someterse voluntariamente a una fuerza mayor (sea otro humano o una ideología) y, por lo tanto, destruye la naturaleza básica de ese poder, es decir, ya no por el hecho de ser numéricamente inferior, sino que actuando sobre la base del miedo y consecuencias que le provocarían no someterse a tal fuerza. He ahí una de las consecuencias alzada por la mayoría de los antivalores que adoptamos en la actualidad, la que ha mantenido un círculo vicioso que día tras día gana más terreno en un modelo socioeconómico, que al mismo tiempo, adula tales conductas: la desigualdad. Una desigualdad que es única en la especie humana, ya que, como vemos en el capítulo sobre la animalidad de George Bataille, las diferencias existentes entre animales no humanos son exclusivamente cuantitativas y sumidas a relaciones de “imanencia”1, por ende, no existe una subyugación sistemática, sino que es una mera relación de inmediatez y necesidad.
Siguiendo con el tema, el ser humano constantemente ha estado en búsqueda de una
justificación para su actuar, y así mismo, el sometimiento de este sobre una autoridad. Ibn Jaldún, explicaba en La Muqaddimah “Llevada a efecto la reunión de los hombres en sociedad, así como dejamos señalado, y ya poblado el mundo por la especie humana, una nueva necesidad se dejará sentir: la institución de un control potente, que imponga el orden entre ellos y proteja a los unos de los otros; porque el hombre, en tanto que animal, es inducido por su naturaleza, a la agresión y la violencia” 2. Vale decir, la autoridad coercitiva basada en una ley suprema ha sido necesaria para la existencia del ser humano en comunidad, ya que induciría naturalmente a la violencia, y en antonomasia, la autodestrucción del mismo. Es así como paradójicamente el humano entrega el poder de las armas al soberano con el fin de obtener seguridad de sí mismo, haciendo que lentamente las siguientes generaciones tomen el hecho de la existencia de una autoridad como algo inamovible y beneficioso, asumiendo los intereses de tal entidad como propios y haciendo parte de una causa común, tanto política como valórica, a una gran cantidad de individuos, lo cual culmina con el predominio, ya sea cuantitativo como cualitativamente, sobre otras comunidades humanas menos organizadas, o en un caso más general, otras especies. A partir de lo anterior podemos evidenciar que el hombre al ser consciente de su poder sobre su especie y el resto, valida su condición como “humano” y configura las bases de sí como persona (que en su definición más rudimentaria pero no menos acertada se refiere a un ser dotado de razón, consciente de sí mismo y poseedor de una identidad propia).
Al plantear la caracterización que aplicamos a las relaciones humanas en los
párrafos anteriores al paradigma contemporáneo de la sociedad internacional, evidenciamos que prácticamente las reglas básicas del juego de poder siguen siendo las mismas a pesar de las múltiples clasificaciones y concepciones que hemos agregado a las relaciones entre los participantes. La aplicación de jerarquías funciona como sabemos también dentro de los Estados y en las organizaciones de éstos, lo cual da cabida a la desigualdad y conceptos tan actuales como la pobreza multidimensional, entregándole prioridad a los intereses de aquellos (sean o no organizaciones estatales) que tengan una mayor influencia sobre los demás y dejando de lado a los más dependientes, o en este caso, menos relevantes a sus
1George Bataille, Teoría de la religión, Ediciones Santillana, La Animalidad, Madrid 1998.
2 Selección de textos políticos en La Muqaddimah de Ibn Jaldún, Kamal Cumsille, 2018. intereses. Un ejemplo de esto es el caso del genocidio armenio por parte del estado Turco- Otomano entre los años 1915 y 1923, donde la relevancia de las alianzas de la guerra, hizo que pasara desapercibido ante la opinión pública hasta incluso el holocausto judío, cuando recién comenzaron a hacerse analogías a lo que fue el primer genocidio del siglo XX3.
En síntesis, la necesidad de estas relaciones de poder con la realidad internacional
actual, reside en la forma de vida que los seres humanos han desarrollado, en comunidades con una identidad propia, donde al mismo tiempo que se organiza y humaniza, le resta tales características a los grupos que subyuga (los deshumaniza) y así, dejan de estar en una línea paralela y el sentido de comunidad como especie desaparece (como por ejemplo, el rol civilizador autoimpuesto por los europeos en el periodo colonialista), tomando un papel similar a la visión de la humanidad en general sobre los animales. Afortunadamente, el desarrollo futuro de esta práctica dentro de las relaciones internacionales se ha ido convirtiendo poco a poco en un hecho incierto gracias a la entrada de nuevos actores como las ONG o la paradiplomacia, debido a la penetración del individuo común en estas organizaciones4, desequilibrando la hegemonía de los estados y estableciendo la influencia y objetivos de la población cada vez más cerca de la de autoridades oficiales.
3 https://es.wikipedia.org/wiki/Genocidio_armenio
4 Socorro Ramírez, Nuevos Actores Sociopolíticos en el Escenario Internacional, 1997.
Bibliografíía
George Bataille, Teoría de la religión, Ediciones Santillana, La Animalidad, Madrid
1998. Kamal Cumsille, Selección de textos políticos en La Muqaddimah de Ibn Jaldún, 2018. Socorro Ramírez, Nuevos Actores Sociopolíticos en el Escenario Internacional, 1997. https://es.wikipedia.org/wiki/Genocidio_armenio