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10 Pautas para Correctores de Textos
10 Pautas para Correctores de Textos
Implícate en tus tareas. Ármate de paciencia y dedícale tu atención a cada uno de los
elementos que componen un texto. Por mucho que los primeros párrafos te parezcan
correctos, no permitas que tu concentración se relaje y decaiga. Nunca sabes dónde puede
aparecer un error, y no debes pasar por alto ningún aspecto que interfiera en la comprensión
de un texto. Aunque es natural que quieras demostrar tus capacidades de buen corrector,
también es fundamental que aprendas a contenerte. Si te dejas llevar por tu afán de corregir,
acabarás introduciendo correcciones innecesarias. No corrijas los problemas que no sean de
tu incumbencia; sugiere opciones para solucionar esos puntos sobre los que no tienes certeza.
El cliente, por supuesto, puede aceptar o rechazar tus consejos. Pero agradecerá tus
propuestas.
Tener un título de corrector profesional no garantiza que hagas unas correcciones idóneas.
Necesitas ampliar tus recursos y renovarte continuamente. Infórmate sobre las
actualizaciones de la RAE (Real Academia Española) y ten siempre a mano el DRAE
(Diccionario de la lengua española) y el DPD (Diccionario panhispánico de dudas). Pero no
te reduzcas a las fuentes de consulta oficiales. Examina la variedad de referencias normativas
que existen, te servirán para complementar la documentación oficial. En algún momento,
incluso puede que te resulten más útiles. La corrección de textos especializados requiere
diferentes bibliografías, diccionarios, glosarios… Construye tu propio material de consulta.
Y utiliza el más apropiado según sean las correcciones concretas y las demandas de tus
clientes.
Define tus horarios y elimina las distracciones que te impidan cumplirlos. Es aconsejable que
no corrijas más de seis horas efectivas al día y que hagas descansos cada noventa minutos.
Serás más productivo si evitas acumular el cansancio físico y mental que supone la corrección
de textos. De lo contrario, entrarás en un bucle de erratas y agotamiento. Si trabajas en casa,
hazte el favor de no corregir en pijama; tampoco es conveniente que duermas en tu oficina.
Reserva un lugar tranquilo donde tengas a mano las herramientas que necesitas e intenta que
siempre estén ordenadas. El orden te ayudará a ganar tiempo. Utiliza una silla en la que te
sientas cómodo y una iluminación que no dañe tu vista. Establece cualquier requisito que te
permita un desempeño eficaz y respétalo. De tu disciplina depende la calidad del trabajo.
6. Planifica y clasifica tus proyectos
No esperes a recibir tu primer encargo para fijar las condiciones laborales y el método de
trabajo. Desarrolla un borrador con los aspectos que deseas incluir en tus presupuestos. Y
con cualquier otra cuestión que mejore tu interacción con los posibles clientes. Antes de
empezar un proyecto, asegúrate de planificarlo. Elabora un modelo de cada uno de los
documentos que necesitas para hacer correcciones. Una plantilla donde registrar los encargos,
un cuaderno de corrector, una hoja de notas para el cliente… Organiza la información desde
la primera toma de contacto; te resultará más fácil trabajar y clasificar los proyectos. Es lícito
que un cliente necesite aclarar determinados asuntos de su proyecto en cualquier momento.
No te arriesgues a perder su confianza por no ofrecerle una respuesta ordenada, rápida y
convincente.
Si quieres establecer una relación satisfactoria con tus clientes, empieza por conocerlos.
Investiga sus intereses y preferencias. Es posible que dispongan de un manual de estilo propio
o que te indiquen una fuente normativa concreta. Respeta su criterio, comunícate con ellos y
consulta cualquier duda que tengas. No puedes ajustarte a sus necesidades si no sabes lo que
desean de ti. Pero tampoco debes ignorar tus conocimientos. Cuando puedas aportar
soluciones que consideres más apropiadas a las que aplicaría el cliente, expón tu criterio y
justifica tus sugerencias. Es una muestra de implicación y de competencia. No te limites a
entregar los documentos cuando hayas finalizado un proyecto. Interésate por la opinión de
tus clientes. Su satisfacción con el resultado final debe ser tan importante para ti como lo es
para ellos.
Dedicarse a corregir textos implica estar muchas horas sentado. Es bastante previsible que tu
cuerpo se resienta si no sigues unos hábitos saludables. Descarta la posibilidad de renunciar
a los días festivos y a las horas necesarias de sueño. Establecer una rutina en la que lleves a
tu cuerpo al agotamiento solo puede perjudicar tu salud y arruinar tus proyectos. Es
indispensable que prestes atención a tu espalda, tus cervicales y la circulación de tus piernas.
Practica algún ejercicio físico todos los días y te sentirás mejor. Cuida tu postura y aprovecha
los descansos para levantarte de la silla y andar un poco. Aparta la mirada de la pantalla del
ordenador y relaja tu vista; la necesitas para conservar tu trabajo. Si no le das tregua a tu
mente, perderás concentración y acabarás haciendo unas correcciones mediocres.
Los principios pueden ser complicados. Y empezar una aventura lingüística, todavía más.
Mucha gente desconoce la corrección de textos o no aprecia su verdadero alcance. Pero
recuerda que no estás solo. No eres el único al que le apasiona este oficio y puedes apoyarte
en compañeros de todo el mundo que están dispuestos a compartir inquietudes. Valora la
posibilidad de formar parte de asociaciones como UniCo (Unión de Correctores), que acoge
a correctores profesionales y asesores lingüísticos. Participa en cursos, conferencias,
seminarios, foros, redes sociales… Muévete, déjate ver y sé persistente. Explícale al mundo
a qué te dedicas y la importancia que tiene.