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Del Manierismo

IX al Barroco italiano

LA SOCIEDAD
Tras la p le n itu d que el siglo XVI supone para la socie­
dad renacentista, a finales del siglo Europa entra nueva­
m ente en una crisis general y p ro fun d a que abarca lo reli­
gioso, lo p o lítico , lo e con óm ico y lo artístico.

Desde el punto de vista religioso, ha heredado to d o s


los problem as de la reform a p ro te sta n te , que divid e a la
Europa cristiana en dos grandes bandos irreconciliables. La
iglesia católica reacciona tras el Concilio de Trento (1545-
1563) con una a ctitu d que quiere recobrar la iniciativa que
ha te n id o hasta ahora. Las m edidas adoptadas suponen un
cam bio en la religiosidad y en su representación artística e
intelectual que afecta a to d a la cu ltura y al arte.

Desde el ángulo económico, la crisis no es m enor: au­


m enta la población, la economía sigue siendo esencialmente
agrícola, hay frecu en te s carestías e, incluso, períodos de
ham bres, y las clases sociales se diferencian aún más. La
solución que se da a estos problem as es variable y com pli-

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cada, pues se mezcla lo político y lo reli­ La crisis es también estatal; las modernas
gioso con lo económico, pero se tiende a naciones surgidas en el siglo XVI luchan
implantar la intervención del Estado para re­ por romper la hegemonía de los Habsburgo,
gular y dar coherencia a la vida económica en el XVII, y de los Borbones, en el XVIII,
del país. España, que permanece al margen y por controlar las nuevas rutas comerciales
de esta renovación, termina definitivamente marítimas. Pero a esas guerras entre nacio­
arruinada política y económicamente, aun­ nes se unen las frecuentes guerras civiles,
que el prestigio cultural de lo español, tan las revueltas entre las diferentes clases so­
influyente en la Europa del siglo anterior, ciales, siempre latentes, y complicadas con
se mantendrá aún durante los siglos XVII y los asuntos religiosos.
XVIII.
Inglaterra, Francia y Holanda son las na­ Pero, en conjunto, y en medio de una
ciones que se imponen en ese período, época tan conflictiva, la sociedad del barro­
aunque se va acentuando un antagonismo co logra dar un gran salto hacia adelante.
cada vez mayor entre las clases dirigentes: Prosperan las ciencias y el arte, surgen los
la nobleza por un lado y la burguesía de grandes ingenios en todos los ramos del
grandes comerciantes por otro. Mientras, saber y la cultura. Tras la Paz de Utrecht
en los países empobrecidos, como España, (1714) parece alcanzarse un cierto equilibrio
se hace aún más evidente la división social social; las nuevas técnicas mejoran el nivel
entre una exigua minoría que tiene grandes de vida, y comienza a dibujarse un mundo y
riquezas, y una muchedumbre de pobres, una mentalidad modernos. Europa, como
de manera que la clase media práctica­ civilización y cultura, se impone definitiva­
mente desaparece. mente al resto del mundo.

Pereda, E l s u e ñ o d e l c a ­
El dinam ism o
b a lle ro .
barroco en su vertiente
pesimista: todo es fugaz,
«la vida es sueño».
Las clases privilegiadas, en las etapas dn
grandes mutaciones sociales, suelen gemí
rar una mentalidad artística y cultural total
mente alejada de la realidad. Como si es
condieran la cabeza entre las alas y se resis
tieran a ver un mundo que les amenaza y
no les agrada. Esto es exactamente lo quo
ocurre a finales del siglo XVI, y ese arte en
el que se refugian, irreal y sofisticado, ya
no es renacentista, pero tampoco es aún
barroco; hoy se le conoce con el nombre de
manierismo, porque los artistas plásticos
estaban muy influidos por «la manera» de
Miguel Angel. Manierista es El G rec o (1548
1614) que deforma y alarga sus personajes
y les mancha de colores irreales; y también
C e r v a n t e s (1547-1616) que se burla de las
ideas que admira, en una mezcla de fantasía
poética y triste realidad.
El laúd barroco en una escena burguesa: La fa m ilia
d e ! p in to r , de Jordaens.

El laúd en m anos de ángeles músicos: Zurbarón,


V is ió n d e S a n A lo n s o R o d r íg u e z (fragmento).

EL ARTE
Casi haáta nuestro siglo, se entendía por
barroco aquel arte que rompía las normas
clásicas preestablecidas; era barroco lo re­
cargado, lo pintoresco, lo deforme. Así, el
término barroco comenzó a utilizarse para
definir un estilo artístico de manera peyora­
tiva y negativa. Hoy lo utilizamos para refe­
rirnos a la sociedad y la cultura europea del
siglo XVII y, al menos, la primera mitad del
siglo XVIII. Y el concepto barroco lo mane­
jamos con objetividad, sin prejuzgarlo de
antemano.
Para entender mejor la esencia de lo ba­
rroco hay que entender antes la evolución
lógica que hace cambiar el arte renacentis­
ta. Y hay que entender por qué, a media­
dos del siglo XVIII, el barroco también hace
crisis y evoluciona hacia un nuevo clasi­
cismo.

1Í)1
Peri
vicio (
Basílica de San Pe­ no en
dro, tras la gran co ­ R ubén
lumnata de Bernini:
Desde aquí se pro­
en las
pagan las ideas reli­ R em bf
giosas y estéticas que re
del Barroco. nos bi
En i
exprés
eruditc
mo. El
vertirsí
al das ,
la mee
barroci
dora y
realidai

En la segunda mitad del siglo XVIII, con tista, decorativo nada más. Y esa es la ima­
el avance incontenible de las clases burgue­ gen, incompleta, que nos suele quedar del Ei barr
sas, se produce una nueva gran crisis eco­ barroco. a risto cr;
de W a tt
nómica que hace tambalear otra vez todas
C o m o arte de la Contrarreforma católica, que prel
las instituciones. En su lenta agonía, las cla­ el estilo
ayu d a a fo m en ta r una religiosidad que q u ie ­
ses aristocráticas propician el arte sólo «para la n te , e
re se r m ás p iad o sa, y al m ism o tiem po tiene
iniciados», un arte de gabinete, incompren­ cocó.
q ue exh ibir de m anera g rand iosa y e sp e c ­
sible para el pueblo: el arte de la decoración
tacu lar el triu n fo de la iglesia. Por eso pinta
de rocalla, el rococó, el llamado estilo ga­
a los sa n to s con realism o y seriedad (Z u r -
lante. La revolución burguesa que se inicia
b a r á n ), pero de m anera dinámica y hasta
en Francia en 1789 lo aniquilará.
sen su a l (las In m a cu la d a s de M u r il l o ), hala­
gando a los sentidos para convencer al alma.
El barroco, situado entre estas dos eta­ R u b e n s es sin du da el pintor q ue m ejor a si­
pas frías y exquisitas, es algo bastante dis­ mila y expresa estos ideales, y de ahí su éxi­
tinto. Es un arte que quiere ser comprendi­ to. Y lo m ism o o c u rre en la arq u ite ctu ra,
do, que intenta y consigue ser popular JEs con e so s tem p lo s s u n tu o so s y m a g n ífica ­
un estilo de vida volcado sobre la realidad, mente decorados, pero perfectam ente ad ap ­
abierto, sensual, dinámico. Para ello gusta ta d o s a la fu n c ió n q ue cu m p len ; y las e s c u l­
—y abusa a veces— del contraste, de la tu ras, de lín eas m u y m o vid as q ue exterio ri­
violencia. En sus ejemplos más extremosos, zan perfectam ente los sentim ientos: B e r n in i ,
es un estilo que puede ser exagerado, efec­ A lo n s o C a n o .

152
Pero el barroco es también un arte al ser­
vicio de las nuevas naciones. Arte cortesa­
no en las monarquías absolutas: V elá zq u e z ,
R u b e n s , retratando a los reyes; arte burgués
en las re p ú b licas y estad os protestantes:
R e m b r a n d t , V e r m e e r , H a l s , en Holanda,
que retratan a los comerciantes, a los bue­
nos burgueses en su vida cotidiana.
En resumen,/el barroco es un arte más
expresivo que normativo, más popular que
erudito, todo movimiento, acción, dinamis­
mo. El concepto barroco ha llegado a con­
vertirse en un conjunto de rasgos opuestos
al clasicismo. Frente al amor por el orden,
la medida, la proporción y la exactitud, el
barroco opone su gusto por la libertad crea­
dora y su reflejo sensual y dinámico de una
realidad en conflicto.

El barroco burgués
del holandés Hals.

El b a r r o c o
a ris to c rá tic o
de W a tte a u ,
que p re lu d ia
el estilo ga­
la n te , el r o ­
cocó.

153
Q ? .

\ ; — j— ,— ---------------------- 1— ' r -f . ■j - ! i La melodía acom ­


¿ .¿ g j „ e‘¡ V jJ — L— f
- t r : "T# ?
" pañada es la prin­
(VyJt a' u« r e * / rjciui cipal conquista
_____I__________ - ---------- 1------------------------1- — =— 1—t_______________ ¿ _ i ___________ ,-------------------------t-z— del Barroco. M a ­
'••-r- 1 4 • si , ■ • ..;................................. nuscrito de Pur-
— 1 _ 4 ------------------- + ------------------- cell.

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EL BARROCO COMO Estas son sus cualidades más esen­


ciales:
ESTILO MUSICAL
a) El contrapunto y la polifonía dejan
Al igual que en las artes plásticas, el de ser el único m o tor de la música. No
barroco m usical era tam bién sinó nim o es que vayan a ser aba nd on ad os to ta l­
do decadencia. N uestros antepasados lo m ente; incluso puede pensarse, en cier­
definían así: «Una m úsica barroca es to s m om e n to s, en un flo re c im ie n to de
aquella cuya arm onía es confusa, carga­ esta manera de com poner. Pero la esen­
da cié m odulaciones y disonancias, de cia del b arroco m usical es la melodía
entonación difícil y m ovim iento forzado». acompañada, con un s o p o rte definido
H oy, natu ra lm e nte, no pensam os igual. — el bajo — , y un relleno interm e dio que
C om o arte que se m anifiesta en el tie m ­ frecuentem ente no se escribe. A lo sumo
se le sugiere con unos núm eros que sig­
po, la m úsica debía cam biar e xtra o rd i­
nifican los acordes que el co m p o sito r
nariam ente ante una estética dinám ica,
quiere, pero no acordes exactos y con
activa, m ovida y buscadora de contras-
cretos: es el llam ado bajo cifrado, en el
ios. El barroco, en música, supone uno
cual el inté rp re te co m p le ta la arm onía.
de los muy escasos cambios revolucio­
narios de la historia musical. b) Esta p ráctica m usical perm ite un

IM
ensancham iento de los acordes p e rm iti­ se «especializa» en escuchar pasiv;i
dos co m o consonantes y una m ayor au­ m ente, sin particip a r.
dacia en la escritura de los acordes di­
f) A causa de estos cambios del leu
sonantes. La arm onía es más rica y va ­
guaje, se desarrollan nuevas formas mu
riada.
sica/es, servidas con instrum entos nuo
c) El uso cada vez m ayor de los so ­ vos. En la m úsica escénica, la ópera, l.i
nidos alterados, con sostenidos y be­ ca nta ta , el o ra to rio , don de el sentido
m oles, y las exigencias del bajo cifrad o del texto cobra absoluto predominio. En
co nd uce n a una organización melódica la m úsica in stru m e n ta l, predom inan los
moderna: se abandonan d e fin itiva m e n te m o v im ie n to s su rg id o s del m undo de l;i
los a n tig u o s m odos gregorianos y se es­ danza cortesana: la su ite, la sonata, el
cribe en dos m odalidades, una llamada co n cie rto .
m ayor y o tra m enor.

d) Los factores dinámicos (el rit­ LOS N UEVO S PRO CED IM IENTO S
m o, la inten sid ad , los co ntrastes del
tie m p o m usical) son explotados p o r el La reorganización de antiguas fo rm a s
c o m p o s ito r con más e xa ctitu d . Fre­ y la in tro d u c c ió n de elem entos origina
c u en tem e nte los indica en la p artitu ra , les c o n trib u y e n a la a firm ació n de géno
lo que nunca ocurría antes. ros nuevos.
e) La música se hace más profesio­ La fuga.—No es propiam ente una fo r
nal, porqu e es más difícil de ejecutar. ma m usical, sino una técnica de com
En el R enacim iento, la m úsica era té c n i­ p osición cuyos resultados form ales no
cam ente más fá c il, y de hecho era in te r­ están fijad os; cada fu g a difiere de las
pretada por toda persona educada. Des­ dem ás en el orden de presentación de
de ahora, la m úsica culta sólo la hacen las voces, la lo n g itu d y la disposición
los m úsicos especializados, y el púb lico interna de sus elem entos.

De las im itaciones de
— caza, ca­
en el ba-
G
rroco la fuga. —■tíl-
f Jf 1 i*r
i 1 -
tíb
.o n s ie w z c )c m a n n

155
I ,1 verdadera característica de la fu g a ahora lleva el co n tra te m a , quedando la
ns la e xp o sició n de un tema en una sola prim era en co nd icio ne s de hacer un d i­
v o /. tem a q ue inm ediatam ente es repe­ seño libre.
tid o casi lite ra lm e n te por una segunda C uando to d a s las voces se han incor
v o 2 m ientras la prim era hace un c o n tra ­ porado sucesivam ente presentando el
p u n to o «contratem a». Si interviene tem a, finaliza la exposición, que pode
uníi tercera vo z, expone nuevam ente el m os e nte nd e r m ejor en el siguiente es
lom a inicial y la segunda voz es la aue quem a:

I--------------- tema
X X X contratema
• • • diseño libre

I--------------
X X X X
I------------------- X X X X X

Esta exposición enlaza con el des­ va la p ráctica del canon y las im ita d o
arrollo, en don de el tem a se m odifica, se nes hasta sus ú ltim as consecuencias. El
iim plra o se dism inu ye en cada uno de resultado estético de una fu g a es muy
los e p is o d io s que co n stitu ye n el des- co n ce n tra d o y su audición debe hacerse
¡iiio llo . M ientras las reglas de la exposi­ con a ten ción extrem a y, desde luego,
ción son m u y rigurosas, en el desarrollo el varias veces. Las fu g a s suelen ser de
c o m p o s ito r puede explayar su ingenio d uración bien breve y los tem as no se
con toda lib e rta d . Si la co n stitu ció n del extienden m ás de dos o tres compases.
lom a lo p e rm ite , tras el desarrollo su-
oode un «estrecho», así llam ado por-
El arte de la fu g a fu e llevado a una
quo el tem a entra en rápidas sucesiones
exasperante perfección por Juan Sebas
on las d is tin ta s voces, alcanzando un
tián Bach, siendo considerada posterior
g m d o de in te n sid a d que resuelve en la
m ente co m o una fo rm a escolástica por
e m ie n d a fin a l.
la rigidez de sus planteam ientos cons
I ;i fuga es, pues, un p ro ced im ien to tru c tiv o s , que Bach e xplotó en todas
o m in e n te m e n te co n tra p u n tístico que lle­ sus posibilidades.
La sonata.—En o tro lugar hem os vis­ El c o n c ie r to .— Surge de la reunión do
to có m o se dio el n om bre de sonata a la diversos instrum entos, buscando la opo
música to cad a p o r un pequeño c o n ju n ­ sición de tim b re s e intensidades. Distin
to de in stru m e n to s en opo sició n a la guire m os el «concerto grosso», típica
cantata, destinada al ca nto . A lo largo m ente b arro co, en el que un g ru p o ins
del siglo X V II se p ro du jo una tra n s fo r­ tru m e n ta l (concertino) se enfrenta al
m ación que fijaría dos tip o s d istin to s, bloque orquestal {«ripieno» o relleno)
aunque m u y p ró xim o s, de sonatas: la sin llegar nunca a una individualización
sonata de iglesia, con cu atro partes o to ta l de las partes, las cuales más bien
m ovim ie n to s (le nto, rápido, andante, dialogan y colaboran entre sí. El con
presto), y la sonata de cámara que, en cierto con solista, p o r el c o n tra rio , esta
realidad, venía a ser una suite transcrita blece dos planos bien d efin id os: el pro
para conjuntos reducidos. Las diferencias ta g o n ista virtu o s o y la orquesta, cuyo
principales consisten en que la sonata de papel es algunas veces el de mero acom
iglesia tiene una c o n s titu c ió n más pañante. Esta fo rm a , que opone un ca­
contrapuntística y con elaboración fu g a ­ rácter más «espectacular» a la intim ida d
da, m ientras que la de cámara presenta de la m úsica de cám ara, llegará a ser
un acentuado carácter danzante. una de las más representativas de la mú
La e stru ctu ra dispersa de la sonata se sica rom án tica.
va u n ific a n d o con la aparición de nue­
vas partes, co m o el aria y la in tro d u c ­
L e s ( j O u L ) 'j iw u s
ción u o bertura y, hacia m ediados del OP
siglo X V III, la sonata para tres instru­ N o i ’VEAUX C oxcerts
mentos, p re do m in an te hasta entonces, i n ltU H U Ji d e io u /t , ' i /l il . 'h ii iih 'i t - ' </r 't ílll.U iJ IU '

irá siendo su stitu id a por el cuarteto de •


iuuuih/iti\< tiim e i//w n /vt O / U lí/ c a i <'0 ( O .

AV 77777.A/;
cuerdas (dos violines, viola y vio lo n c h e ­
lo), o por las sonatas para piano a co m ­ lo ^ T a r n a s ^
ov
pañadas de violín o violo nch elo . En esta
L l -jPOTHEüSE D L C ü R E L L J.
época final del barroco, Dom enico Sclar- ^ ( Par
latti em plea un tip o sim ple de sonata C ,~ K iv u u e iir C a tip a / / u
breve con un solo tem a (monotemática), C)/\tañóle tltrhi CkdfJeMi' tht ROY, otHunurc ' «V /ix J
todavía alejado de lo que será a fines ffh m tn it A* fu < '/.ww/’/ r ih'.ui . f f d / E S T li;
;
1h/< n-ui/m ui/r t)c Lbinftosilion rtrKttíi , de •
del siglo XV III la estru ctu ra clásica de la ;J tU MONSK/a.X’i-U H I.E D A V P H IS ’ W r> <
sonata que verem os en posteriores ca­ ( { „u'Uu'Hemmt m .itlrc' <k ■ /.\’/H.XTF. JHiI,\/: /.
IV ix m . en Mane
pítulos.
1'.iRZS
i «,>/.*,. I «'*fafátt:** ik**t A» Aw ¿t/j-íuv
| . «•'<>//•/// rt/.t ¿i.-ü/.-iKv ’ *1.‘ ./ 'Y.' AlII,,-

Conciertos y sonatas en trío en un libro del francés . hve 1'in'ikth- du Ruy


Couperin. !-;+ .

157
La s u ite .—Era una serie de danzas es­ y sin carácter de danza propiam ente EL f
critas en la misma tonalidad, lo que ase­ dicha, y que más ta rd e fu e sustituida
ITA
guraba su coherencia interna. Se bus­ por la obertura al estilo francés de Lully;
caba el co ntraste entre m ovim ie ntos rá­ y son fijadas sus partes más caracterís­
pidos y o tro s m ás len to s y ta m bién se ticas: a/lemande, courante, sarabande
El I
com binan los ritm o s, popularizándose la y gige. Desde p rincip ios del siglo XVIII
minai
co stum bre de presentar con ritm o te r­ com enzó a alternarse ese ordenam iento,
nario una danza que inm ediatam ente alternándose con bourrées, rondós, mi-
Ca
antes se había to ca d o con ritm o bin a ­ nuetos, e tc .; en esta fo rm a , la suite se
nacer
rio. A finales del siglo XV II se va reem ­ c o n v irtió en una de Zas formas musica­
fic o \
plazando la danza que inicia la serie (ge­ les más representativas de su época, en
ella y
neralm ente una pavana) por una sinfo­ cuya c o m p osición destacaron Bach, Te-
pueb
nía, pieza in stru m e n ta l de carácter libre lem ann y Haendel.
fue F
mánk
ticas,
sía, I;
o la
Dame
m ient
los qi
incluí
tad d
com o
es de

El t
mente
rom ar
cepto
ca, lo;
provie
la mú:
maner
com o
lia de
m usic
Brueghel de Velours, E l o íd o . Las alegorías sobre el sentido del oído proporcionan a los pintores barrocos la la nue
oportunidad de m ostrarnos todos los instrum entos musicales de la época. inf/exi
X

EL BARROCO MUSICAL k -iíü .í Eü. .«$. ifá. J


ITALIANO
Iju O R F E O |¡
| | F A V O L A IN M V S IC A |1
El barroco es un estilo a rtístico p re d o ­ O D A C L A V D I O M O N T E V E R D I C jí!
RAPPR£SENT
- • --- AT A.............
1N MANTOVA j| T |
m in an te m e nte italiano. l'Anno 1607. &ifouamentcdttainluce.

A L S E R E N IS S IM O S IG N O R
D. F R A N C E S C O G O N Z A G A
Cada m entalidad artística ha solido Prtndpe di M iniouj, 6rd¡ Monfcrjro, Sx.

nacer en un dete rm ina do fo c o geo grá ­


fic o y c u ltu ra l, que se ha expresado con
ella y ha im p ue sto su visión a los dem ás
pueblos. Así, en la últim a Edad M edia,
fu e Francia la gran orientadora: el ro ­
m ánico de las grandes órdenes m onás­
ticas, el g ó tic o de la incip ie nte b u rg u e ­ InVcnctiaApptcfToRicciardoAmtdioo.
M D C I X.
sía, la m onodia trovadoresca provenzal
o la polifonía de la Escuela de N otre-
Dame de París. En el trá n sito al Renaci­
Portada del O rfe o , la primera ópera de M o nteverdi.
m ie nto fu e ro n los m úsicos fla m e nco s
los que invadieron to d a Europa, España
incluida. El clasicism o de la segunda m i­ LA OPERA
ta d del siglo XV III va a te ne r a Viena
co m o c e n tro , y el rom a n ticism o m usical En el red ucid o círculo flo re n tin o de
es de p re d o m in io alem án. los Bardi se inten tab a a fin es del siglo
XVI revitalizar el a n tig u o te a tro m usical
El barroco, en ca m b io , es ind ud ab le ­ g re co la tin o . No se p ractica en él la p o li­
m ente italiano. Es el arte de la iglesia fonía, sino una sola linea melódica adap­
romana contrareform ista. El m ism o con­ tada a las particularidades fonéticas y
ce pto que aún h o y te ne m o s de la m úsi­ expresivas del texto. La fu n c ió n social
ca, los térm inos que seguim os utilizando del nuevo género tie ne ta m b ién o tro s
provienen de esta etapa de la historia de a tecedentes: los interm e dio s m usicales
la m úsica. Ello no im p ide que haya otras de carácter p asto ril, m uy estim ados en
m aneras barrocas m u y interesantes, to d a Italia, y los grandes espectáculos
com o más tarde verem os; pero es en Ita­ de ballet de la c o rte francesa. Cuando
lia don de surgen las nuevas fo rm a s en estos espectáculos a risto crá ticos se
m usicales y, sobre to d o , el nuevo estilo, introduce definitivam ente el nuevo estilo
la nueva práctica musical adaptada a las de la monodia recitativa, estam os ya en
inflexiones del lenguaje. el nuevo género m usical.

159
I u id ic io n a lm e n te se divide la historia a) La ópera f/orentina-mantuana. —
f la ópera barroca italiana en cu a tro Es inten sam en te expresiva, y su fin a li­
nriodos, según la ciudad y el estado dad es conm over y asom brar. Sus tem as
i (¡I que flo re cie ro n . No hay que o lvi- son generalm ente m ito ló g ic o s . Los lo ­
.11 que Italia no es una nación to davía, gros de m úsicos co m o P e ri y Cacciim í,
no que está d ivid id a en pequeños es- estim ables pero todavía experim entales,
ulos ind ependientes entre sí, y a lgunos quedan e nso m b re cido s cuando un a rtis ­
•m etidos a d o m in a ció n extranjera. ta genial tom a las riendas: Claudio M o n -
TEVERDl (1567-1643), al servicio de la pe­
queña co rte de los Gonzaga en M antua,
estrena en 1607 su Orfeo. P olifonista
genial, sobre to d o en el género del m a­
drigal renacentista, que en él e v o lu c io ­
na hasta el nuevo lenguaje m o n ó d ico ,
su ópera Orfeo es una obra m aestra de
tran sició n . Se alternan los coros m ad ri­
galescos con la m onodia recitativa. N un­
ca un género m usical ha te n id o tan rá­
pidam ente obras m aestras de ta n ta al­
tura.
b) La ópera veneciana. — Cuenta con
la a po rta ción de la últim a etapa de la
vida de M o n t e v e r d i, ahora m aestro de
capilla de la basílica de San M arcos. En
la república de Venecia aparecen en esta
época los p rim eros te atro s abiertos al
p ú b lico , que paga su entrada. Para ellos
co m p on e M on te ve rd i sus obras m ás ge­
niales: El retorno de Ulises y La coro­
nación de Popea (1642). En ellas des­
aparecen los rastros del a n tig u o estilo,
y el lirism o de la palabra y de la ac­
ción escénica son el m o to r de su lirism o
M iiii tetvnrdi es uno de los más grandes com posi m o n ó d ico , que los in s tru m e n to s tiñ en
Inrnii do la historia europea. A caballo entre dos
ftpnrnti, ovoluciona desde el madrigal renacentista de co lo rid o y e m o ció n . Francesco CA-
V «provocho genialmente las innovaciones del nuevo VALLl p rosigue esta tra d ic ió n con m enos
nntllu:
genio m usical pero con un gran sentido
de la acción te atra l.

\
c) La ópera romana. — Está p a tro c i­ que se pro lo n ga en el siglo XV III y quo
nada por la m u y poderosa fa m ilia de los logrará imponerse internacionalm ento. 11
Barberini. Más que en lenguaje expresi­ te x to pierde intensidad y se busca un
vo, va a insistir en los recursos de la m elodism o fá cil y elegante, con esquo
puesta en escena, y no logra resultados mas p re fija d os de a ntem ano. El recitad
tan brillantes. Tiene además una gran vo ya no es más que un pre lu d io para lo
co m petencia con el género del o ra to rio que verdaderam ente im p o rta : el aria
m usical, com o luego verem os. En sus fre cu e n te m e n te de gran d ific u lta d , y en
mejores representantes, com o Luigi R O S - la que se lucen los cantantes. Su m ejor
si se van separando los textos más narra­ representante en A lessandro SCARLATTl
tiv o s , que se cantan casi recitándolos (1658-1725). Ya en el X V III, surge un
—el recitativo— de los te xto s m ás líri­ género de te atro musical donde se aban
cos: en ellos la m elodía es más am plia donan los tem as de la m itolog ía y la his
y se va co n fo rm a n d o lo que más ta rd e to ria a ntig ua . La obra m aestra de estas
será el aria. óperas bufas (cóm icas) es La serva pa
d) La ópera napolitana. — A finales drona (La sirvienta co nve rtid a en dueña
del siglo X V II, en N ápoles, que es d o m i­ de la casa), de Juan Bautista P e rg o -
nio español, flo re ce una nueva escuela LESE (1710-1736).

Una escenografía típi­


cam ente barroca, que
sirvió para una repre­
sentación musical en
1668, en Parma.
O RATO RIO LA C A N T A T A
'011 el m ism o lenguaje de la ópera La cantata es un género vocal, narra­
H incita tivo m onódico y luego el aria— tiv o , pero sin acción dram ática. La can­
yo o tro género m usical de contenido ta ta italiana es co m o un m adrigal de es­
(lioso. Va a to m a r el n om bre del lu- tilo m o n ó d ico m ás desarrollado. Puede
■ donde se reúnen los discípulos de haber un solista o varios. Term inará
n Felipe N eri, fu n d a d o r de la Orden siendo una especie de ópera en minia­
los O ratorianos. En estos círculos tura sin escenificar. En los países protes­
vo to s c a tó lico s se acostum braba a ta n te s, especialm ente en A lem ania, la
'íi.ir para alcanzar un m ejor clim a reli- cantata te nd rá ta m b ién c o n te n id o s reli­
>'.<), y poco a poco estos cantos tom an giosos (com o las de Bach), pero en ge­
1110 tema la h istoria sagrada. No es neral sus tem as son profanos.
itro m usical, p orq u e no se representa Puede a firm arse sin lug ar a e rro r
¡ú n ica m e n te , ta m p o c o es c o n cie rto , que la c a n ta ta , e n tre 1650 y 1750, se
iq iiü no se hace para d ive rtir. Es una c o n v irtió en el género m usical m ás
i/d a entre am bas cosas. Tras Em ilio d e m a n d a d o p o r la socie da d b arro ca.
k v a i i e r i , que es el iniciador, el m úsico
Con una su cesión in in te rru m p id a , de
is im portante es Giacom o C a r i s s im i re c ita tiv o s (las p artes m ás narra tivas)
>05 1674), cuya influ en cia será m uy y arias (las m ás líricas), la ca n ta ta a
sólo o a d ú o co n o c e en esta é poca la
unde incluso e ntre m úsicos protes-
m ism a p o p u la rid a d que el m ad rig al en
ntes.
el R e n a cim ie n to o el iied en el ro m a n ­
tic is m o ale m á n . S alvo alg un as e x c e p ­
cion es, to d o s los c o m p o s ito re s b a rro ­
cos las c o m p u s ie ro n en gran n ú m e ro .
D estaq ue m o s en Italia a C arissim i,
Alessandro Stradella y Alessandro Scar-
latti. O tros autores no italianos ta m bién
co m p u sie ro n ca n ta ta s —y óperas —
«italianas»: la m ism a e structura y te xto s
en el m ism o id io m a .

LA PO LIFO N IA RELIGIOSA
En los se rvicios litú rg ic o s , los m ism os
co m p o sito re s que crean las nuevas fo r ­
mas, y en el nuevo lenguaje m o n ó d ico -
rep re sen ta tivo, siguen co m p o n ie n d o en
‘u*no portátil ita lia n o de comienzos dei xvii. el a n tig u o estilo p o lifó n ic o . Se agran-
Kítiwiífi^A"JJCítirr

M odelo en cartón
para la construc­
ción de un violín,
por Antonio Stra-
divarius (1644-
1737), el más fa­
Frescobaldi.
m oso «v io le ro ».

dan los coros, se escribe para más voces Pedro, en Rom a. Sus Flores musicales
p olifón icas, hay más audacia en el len­ (1635) logran hacer cantar al viejo instru
guaje y se va generalizando el a com pa ­ m en tó eclesiástico con una gran lógic;i
ñam iento in stru m e n ta l o bliga do , escrito interna y libertad de expresión.
por el m ism o co m p o sito r. Pero a pesar
El estilo m o n ó d ico recita tivo, cuando
de estas inn ova cion es, esta m úsica tie ­
se tra ta de in s tru m e n to s variados, so
ne siem pre un cie rto sabor arcaico.
convierte en el llam ado estilo concertar)
te. Los instrum entos se reúnen «en con
cierto » con el so po rte del bajo c ifrad o y
LA M U S IC A IN S T R U M E N T A L
buscando ante to d o el contraste.
El órgano, co m o in stru m e n to de la li­ Para este estilo de contrastes concer
tu rg ia ca tó lica , inspira a m uchos m ú si­ tados, surge un nuevo tip o instrum ental,
cos italianos; pero igual que en la p o li­ a pto para d esarrollarlo: el violín. T ocado
fonía religiosa, siguen co m p on ien do en en g ru po s cada vez más am plios, se
el viejo e stilo. El organista italiano más convierte poco a poco en el núcleo esen
interesante es G irolam o F r e s c o b a ld i cíal de la m úsica instru m e ntal y de la or
(1583-1643), titu la r de la basílica de San questa m oderna.

163
Aparecen, co m o ya hem os visto, nue­ A rca n g e lo CORELLI (1653-1713), bolo-
vas form as musicales, en especial la suite, ñés, vivió en Roma y compuso casi exclu­
l/i sonata y el concierto. En principio son sivam ente m úsica para el violín. El es
lorm as que se lim ita n a recopilar las an­ quien fija el esquem a de la sonata ba­
tiguas danzas cortesanas adaptadas al rroca, aplicable a no im p orta qué n ú m e ­
lenguaje in stru m e n ta l. La sonata e vo lu ­ ro de in stru m e n to s . En la sonata p ro pia ­
ciona y va a d q uirie nd o una e stru ctu ra m ente dich a, Corelli em plea general­
m ás precisa, sin co n ta c to s apenas con m ente d os violine s y el bajo c o n tin u o .
la danza, desarrollándose asi una músi­ En los c o n c ie rto s explota los contrastes
ca instrumental válida p o r sí misma, sin entre la pequeña orquesta de violines y
conexiones con la vocal ni con nada aje­ los solistas con e xtraordinaria sabiduría.
no a si m ism a. Corelli es quien m ejor aprovecha las p o ­
sibilidades del nuevo in s tru m e n to , el
Dos m úsicos sobresalen entre los in ­
violín.
num erables co m p o sito re s de la época:
Corelli y V ivaldi. A n to n io V i v a l d i (1678-1741) es el m e­
jo r representante de la m úsica in s tru ­
Prim o Violino, m ental veneciana, siem pre más c o lo ris ­

SON ATE DA CAMERA ta y sensual. U tiliza fre c u e n te m e n te ins­


tru m e n to s de vie n to ; pero incluso cu an ­
A T R E ', do co m p on e sólo para el violín y su fa ­
Dac Violini, c Violone, o Címbalo m ilia (Las cuatro estaciones) lo hace de
DEL SIG, ARCANGELO manera m u y viva y refinada. Es un gran

C O RELLI, m úsico, alg un os de cuyos co ncierto s


para violín fu e ro n adaptados por Bach
CPERA SBCO N D A . para el clave o el órgano.
J u n to a ellos, ta m b ié n m erecen m en­
ción T o m m a s o A lb in o n i (1671-1750),
B e n e d e tto M a r c e l l o (1686-1739) y
G iuseppe T a r t i n i (1692-1770).
ÍN M O D O N A . c¿T8s-.
li’ct Ar.ionio Viuliani. Con ¡Í«:cn7.aJe' .Superiori.
Preludio. Adagio. Violone ó Címbalo. 19

s
O N A T A S E T T IM A
Lu línea melódica del bajo
continuo, con las cifras de
lo » acordes, de una sonata
n tro» dn Corelli.

IM
V e n e cia n o s los d os p rim e ro s, m u y li­
gados al a rte de V iv a ld i, h icie ro n c o n ­
cie rto s y so na tas de gran interés, espe­
cialm ente m elancólicas y m elodiosas en
sus tie m p o s len to s. Con T a rtin i, e xce ­
len te v io lin is ta , interesa do p o r los p ro ­
blem as a cú stico s, el a rte de ta ñ e r el
violín da un gran paso ade la nte en
sus so na tas y c o n c ie rto s con avances
té c n ic o s de gran v irtu o s is m o : su obra
m ás c o n o c id a , en este s e n tid o , es la
sonata titulada El trino del diablo.

La P rim avera, grabado con te m p o rá n e o de las Estaciones de Vivaldi, quien aparece arriba en unn
caricatura de la época.
B.-irtholomeus van der Helst: Banquete de la Guardia Cívica (Rijksm useum , Am sterdam ).

SIN TESIS
Arruinada España en su aventura imperial, las naciones que
se imponen en Europa durante los siglos X V I I y X V I I I son
Inglaterra, Francia y Holanda.
En ese período, hasta mediados del siglo X V I I I , se desarrolla
el arte barroco, de gran fecundidad, caracterizado por su realismo
sensual y dinámico. E l barroco es un arte anticlásico.
M usicalmente, en el barroco se consuma la victoria de la melodía
acompañada armónicamente sobre la polifonía y el contrapunto.
Se ensayan nuevas form as y hay audaces innovaciones en el
lenguaje musical debidas al mayor empleo de las disonancias.
La música se articula según nuevas form as y procedimientos:
suite, concierto, sonata. Culminación de la fu g a con Johann
Sebastián Bach.
— La música barroca florece en toda Europa, pero es un estilo
musical que surge en Italia al calor de la Contrarreforma.
— L a ópera, que prácticamente nace con M onteverdi, encuentra
una continuidad en la escuela napolitana: Alessandro Scarlatti
y , y a en el siglo X V I I I , Ju a n Bautista Pergolese.
— L a cantata es una especie de ópera en miniatura no escenificada.
E l oratorio es una cantata de grandes proporciones y contenido
religioso.
— La música instrumental alcanza un gran desarrollo a través
del organista Girolano Frescobaldi. N ace la ejecución virtuosísti-
«

ca» de los instrumentos, para los que se escriben piezas de gran


dificultad técnica. Un nuevo instrumento supera a todos por
su agilidad, llegando a convertirse en el núcleo de los conjuntos:
el violín. Corelli, Vivaldi.

TEXTOS COMPLEMENTARIOS ban al mismo compás, sin retardar el movimiento.


Durante las antífonas podían escucharse hermosas
El esplendor de la música barroca italiana, al ser­
sinfonías de uno, dos o tres violines con el órgano,
vicio de la Contrarreforma católica, queda perfecta­
o algún archilaúd que tañía melodías de danza. Estos
mente reflejado en esta relación escrita en 1639 por
cantantes italianos improvisan siempre sus partes y,
Andró Maugars, un tañedor de viola francés afincado
esto es lo más admirable, nunca se equivocan, por
en la corta inglesa de Jacobo /:
dificultuosa que sea la música. En cuanto a la músi
«Esta iglesia tenía dos órganos, erigidos a ambos la­ ca instrumental, se oye que hay al menos diez o
dos del altar mayor, con espacio para los coros a su doce músicos que hacen verdaderos milagros con el
alrededor. A lo largo de la nave habían construido violin, y algunos más de destreza sin par en el laúd o
ocho cantonas, cuatro a cada lado, y en cada uno la tiorba, que ellos gustan de tañer acompañados por
de estos púlpitos para los coros había, según las cos­ el órgano, ejecutando mil hermosas variaciones y des
tumbres locales, un órgano portátil. El maestro plegando una destreza técnica realmente increíble.»
compositor marcaba el compás dirigiendo el primer
coro, formado por las mejores voces. En cada uno de
de los coros restantes había un director cuya única (Cantoría: sitio reservado en las iglesias para el coro; Ar
misión era mantener la mirada fija en la batuta del chilaúd: gran laúd barroco, con mayor número de cuerdas y
director principal para conformar el compás de su mayor tamaño que el renacentista. Entre sus numerosas espe
coro con la de aquella. Asi todos los coros canta­ cies destacan el chitarrone y la tiorba.)

167
Las clases privilegiadas, en las etapas do
grandes mutaciones sociales, suelen geno
rar una mentalidad artística y cultural total
mente alejada de la realidad. Como si os
condieran la cabeza entre las alas y se resis
tieran a ver un mundo que les amenaza y
no les agrada. Esto es exactamente lo quo
ocurre a finales del siglo XVI, y ese arte en
el que se refugian, irreal y sofisticado, ya
no es renacentista, pero tampoco es aún
barroco; hoy se le conoce con el nombre de
manierismo, porque los artistas plásticos
estaban muy influidos por «la manera» do
Miguel Angel. Manierista es El G r ec o (1548
1614) que deforma y alarga sus personajes
y les mancha de colores irreales; y también
C e r v a n t e s (1547-1616) que se burla de las
ideas que admira, en una mezcla de fantasía
poética y triste realidad.
El laúd barroco en una escena burguesa: L a fa m ilia
d e l p in to r , de Jorda ens.

El laúd en m anos de ángeles músicos: Zurbarán,


V is ió n d e S a n A lo n s o R o d ríg u e z (fragmento).

EL ARTE
Casi haáta nuestro siglo, se entendía por
barroco aquel arte que rompía las normas
clásicas preestablecidas; era barroco lo re­
cargado, lo pintoresco, lo deforme. Así, el
término barroco comenzó a utilizarse para
definir un estilo artístico de manera peyora­
tiva y negativa. Hoy lo utilizamos para refe­
rirnos a la sociedad y la cultura europea del
siglo XVII y, al menos, la primera mitad del
siglo XVIII. Y el concepto barroco lo mane­
jamos con objetividad, sin prejuzgarlo de
antemano.
Para entender mejor la esencia de lo ba­
rroco hay que entender antes la evolución
lógica que hace cambiar el arte renacentis­
ta. Y hay que entender por qué, a media­
dos del siglo XVI11, el barroco también hace
crisis y evoluciona hacia un nuevo clasi­
cismo.

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