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REZO DEL SANTO VÍA CRUCIS R.

Ten piedad y misericordia de mí


Padrenuestro. Avemaría.
Por la señal, de la Santa Cruz de nuestros enemigos líbra-
nos, Señor, Dios nuestro. SEGUNDA ESTACIÓN
JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
Amén.
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
ACTO DE CONTRICIÓN.
Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 6-7. 16-17
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador,
Padre y redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias,
infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Pilato les dijo:
de todo corazón de haberos ofendido; también me pesa «Lleváoslo vosotros y crucificadlo, porque yo no encuen-
porque podéis castigarme con las penas del infierno. tro culpa en él». Los judíos le contestaron: «Nosotros te-
Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nemos una ley, y según esa ley tiene que morir, porque
nunca más pecar, confesarme, y cumplir la penitencia se ha hecho Hijo de Dios»…Entonces [Pilato] se lo entre-
que me fuere impuesta. Amén. gó para que lo crucificaran. Tomaron a Jesús, y, cargan-
do él mismo con la cruz, salió al sitio llamado «de la Cala-
PRIMERA ESTACIÓN
vera» (que en hebreo se dice Gólgota).
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Pilato vacila, busca un pretexto para soltar a Jesús, pero
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. cede a la voluntad que prevalece y alborota, que apela a
la Ley y lanza insinuaciones. Una vez más se repite la his-
Lectura del Evangelio según san Juan 18, 37-40 toria del corazón herido del hombre: su mezquindad, su
Pilato le dijo: « ¿Entonces, tú eres rey?». Jesús le contes- incapacidad para levantar la mirada fuera de sí mismo,
tó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para para no dejarse engañar por las ilusiones del pequeño
esto he venido al mundo: para dar testimonio de la ver- provecho personal y elevarse, impulsado por el vuelo
dad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz». Pilato libre de la bondad y la honestidad. El corazón del hom-
le dijo: «Y ¿qué es la verdad?». Dicho esto, salió otra vez bre es un microcosmos. En él se deciden los grandes re-
adonde estaban los judíos y les dijo: «Yo no encuentro en tos de la humanidad, se resuelven o se acentúan sus
él ninguna culpa. Es costumbre entre vosotros que por conflictos. Pero la opción es siempre la misma: tomar o
Pascua ponga a uno en libertad. ¿Queréis que os suelte perder la verdad que libera.
al rey de los judíos?». Volvieron a gritar: «A ese no, a Ba- Oración. Señor, no permitas esa falsa compasión, que no
rrabás». El tal Barrabás era un bandido. desprecie el sufrimiento, que vea todo con la entereza
de la entrega y que no me deje llevar por victimismos
Pilato no encuentra en Jesús ningún motivo de condena, estériles. Todo por Ti y para Ti.
y tampoco encuentra en sí mismo la fuerza de oponerse
V. Pequé, Señor, pequé.
a la condena. Su oído interior permanece sordo a la Pala-
bra de Jesús y no comprende su testimonio de la verdad. R. Ten piedad y misericordia de mí
«Escuchar la verdad es obedecerla y creer en ella». Es
vivir libremente bajo su guía y darle el propio corazón. Padrenuestro. Avemaría.
Pilato no es libre: está condicionado desde fuera, pero
TERCERA ESTACIÓN
esa verdad que ha escuchado sigue resonando en su in-
terior como un eco que llama a su puerta e inquieta. Así, JESUS CAE POR PRIMERA VEZ
sale fuera, ante los judíos; «salió otra vez», subraya el V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
texto, casi como un impulso de huir de sí mismo. Y la voz
que le llega desde fuera prevalece a la Palabra que está R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
dentro. Aquí se decide la condena de Jesús, la condena
de la verdad. Lectura del Evangelio según san Mateo. 11, 28-30
Oración. Señor, yo también te condeno cuando no te «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y
miro a los ojos, cuando me lavo las manos, evitando res- yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended
ponsabilidades, cuando me olvido de ti. Que cambie ese de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontra-
juicio de indiferencia y de desamor y apueste siempre réis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es
llevadero y mi carga ligera».
por tu persona.
V. Pequé, Señor, pequé. Las caídas de Jesús a lo largo del Camino de la Cruz no
pertenecen a la Escritura; han sido trasmitidas por la pie- V. Pequé, Señor, pequé.
dad tradicional, custodiada y cultivada en el corazón de
R. Ten piedad y misericordia de mí
tantos orantes. En la primera caída, Jesús nos hace una
invitación, nos abre un camino, inaugura para nosotros Padrenuestro. Avemaría.
una escuela. Es la invitación a acudir a él en la experien- QUINTA ESTACIÓN
cia de la impotencia humana, para descubrir cómo se ha
injertado en ella el poder divino. Es el camino que lleva a EL CIRINEO AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ
la fuente del auténtico descanso, el de la gracia que bas-
ta. Es la escuela donde se aprende la mansedumbre que V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
calma la rebelión y donde la confianza ocupa el lugar de R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
la presunción. Desde la cátedra de su caída, Jesús nos
imparte sobre todo la gran lección de la humildad, el Lectura del Evangelio según san Lucas. 23, 26
camino «que lo llevó a la resurrección». El camino que,
Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón
después de cada caída, nos da la fuerza para decir:
de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz,
«Ahora comienzo de nuevo, Señor; pero no sólo, sino
para que la llevase detrás de Jesús.
contigo».
Simón de Cirene es un hombre retratado por los evange-
Oración. Señor que me duela ser para Ti una remora,
listas con una particular precisión en el nombre y la pro-
una carga, peso muerto, y que aprenda, en todo mo-
veniencia, la parentela y la actividad; es un hombre foto-
mento, a desagraviar.
grafiado en un lugar y en un tiempo determinado, obli-
V. Pequé, Señor, pequé. gado de algún modo a llevar una cruz que no es suya. En
R. Ten piedad y misericordia de mí realidad, Simón de Cirene es cada uno de nosotros. Reci-
be el madero de la cruz de Jesús, como un día hemos
Padrenuestro. Avemaría. recibido y acogido su signo en el santo bautismo. La vida
CUARTA ESTACIÓN del discípulo de Jesús es esta obediencia al signo de la
JESUS SE ENCUENTRA CON SU MADRE cruz, en un gesto cada vez más marcado por la libertad
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. del amor. Es el reflejo de la obediencia del maestro. Es el
pleno abandono a dejarse instruir, como él, por la geo-
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. metría del amor, por las mismas dimensiones de la cruz:
«la anchura de las buenas obras; longitud de la perseve-
Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 25 - 27
rancia en la adversidad; la altura de la expectación de los
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de que esperan y miran hacia arriba; la profundidad de la
su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. raíz de la gracia divina, que se hunde en la gratuidad»
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que Oración. Señor, que no le tenga miedo a la cruz, y mucho
amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». menos cuando es inesperada, porque es el signo, la señal
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde del cristiano, manifestación de tu cercanía.
aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
V. Pequé, Señor, pequé.
San Juan nos dice que la Madre estaba junto a la cruz de R. Ten piedad y misericordia de mí
Jesús, pero ningún evangelista nos habla directamente Padrenuestro. Avemaría.
de un encuentro entre los dos. En realidad, en este estar
de la Madre se concentra la expresión más densa y alta SEXTA ESTACIÓN
del encuentro. En la aparente pasividad del verbo estar
vibra la íntima vitalidad de un dinamismo. Es el dinamis- LA VERONICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS
mo intenso de la oración, que se ensambla con su sose- V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
gada pasividad. Orar es dejarse envolver por la mirada
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
amorosa y franca de Dios, que nos descubre a nosotros
mismos y nos envía a la misión. En la oración auténtica, Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los
el encuentro personal con Jesús nos hace madre y discí- Corintios 4, 6
pulo amado, genera vida y trasmite amor. Dilata el espa-
cio interior de la acogida y entreteje lazos místicos de Pues el Dios que dijo: «Brille la luz del seno de las tinie-
comunión, confiándonos el uno al otro y abriendo el tú blas» ha brillado en nuestros corazones, para que res-
al nosotros de la Iglesia. plandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada
en el rostro de Cristo.
Oración. Que busque como tú, María, unirme cada vez
más a Cristo, que le ofrezca mi obediencia rendida para
A lo largo del Camino de la Cruz, la piedad popular seña-
que mi fidelidad alivie sus sufrimientos.
la el gesto de una mujer, denso de veneración y delica-
deza, casi un rastro del perfume de Betania: Verónica Padrenuestro. Avemaría.
enjuga el rostro de Jesús. En ese rostro, desfigurado por
el dolor, Verónica OCTAVA ESTACIÓN
reconoce el rostro transfigurado por la gloria; en el sem- JESUS ENCUENTRA A LAS MUJERES DE JERUSALEN QUE
blante del Siervo sufriente, ella ve al más bello de los LLORAN POR ÉL
hombres. Ésta es la mirada que provoca el gesto gratuito V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
de la ternura y recibe la recompensa de la impronta del R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Santo Rostro. Verónica nosenseña el secreto de su mira-
da. Lectura del Evangelio según san Lucas. 23, 27 – 31
V. Pequé, Señor, pequé. Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se
R. Ten piedad y misericordia de mí golpeaban el pecho y lanzaban lamentos por él. Jesús se
Padrenuestro. Avemaría. volvió hacia ellas y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis
por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque
SÉPTIMA ESTACIÓN mirad que vienen días en los que dirán:
JESUS CAE POR SEGUNDA VEZ “Bienaventuradas las estériles y los vientres que no han
dado a luz y los pechos que no han criado”. Entonces em-
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. pezarán a decirles a los montes:
“Caed sobre nosotros”, y a las colinas: “Cubridnos”; por-
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
que, si esto hacen con el leño verde, ¿qué harán con el
Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro. 2, 21b seco?».
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Jesús, el Maestro, sigue formando nuestra humanidad a
Cristo padeció por vosotros, dejándoos un ejemplo para lo largo del Caminodel Calvario. Encontrando a las muje-
que sigáis sus huellas. Él no cometió pecado ni encontra- res de Jerusalén acoge con su mirada de verdad y miseri-
ron engaño en su boca. Él no devolvía el insulto cuando cordia las lágrimas de compasión derramadas sobre él.
lo insultaban; sufriendo, no profería amenazas; sino que Dios, que ha llorado sobre Jerusalén27, educa ahora el
se entregaba al que juzga rectamente. Él llevó nuestros llanto de esas mujeres para que no se quede en una es-
pecados en su cuerpo hasta el leño, para que, muertos a téril conmiseración externa. Las invita a reconocer en él
los pecados, vivamos para la justicia. Con sus heridas la suerte del inocente injustamente condenado y quema-
fuisteis curados. do, como leño verde, como «castigo saludable». Les ayu-
da a que examinen el leño seco del propio corazón y ex-
Jesús cae de nuevo bajo el peso de la cruz. Sobre el ma- perimenten, así, el dolor benéfico de la compunción.
dero de nuestra salvación, no sólo pesa la enfermedad Brota aquí el llanto auténtico, cuando los ojos confiesan
de la naturaleza humana, sino también las adversidades con las lágrimas no sólo el pecado, sino también el dolor
de la existencia. Jesús ha llevado el peso de la persecu- del corazón. Son lágrimas benditas, como las de Pedro,
ción contra la Iglesia de ayer y de hoy, de esa persecu- signo de arrepentimiento y prenda de conversión, que
ción que mata a los cristianos en el nombre de un dios renuevan en
extraño al amor, y de aquella que ataca la dignidad con nosotros la gracia del Bautismo.
«labios embusteros y lengua fanfarrona». Jesús ha lleva-
Oración. Ayúdame, Señor a no ser egoísta, buscando
do el peso de la persecución contra Pedro, la que se alzó
únicamente lo que me satisface, ayúdame a apoyarme
contra la voz limpia de la «verdad que interroga y libera
sólo en Ti y ser en todo momento agradecido.
el corazón»23. Jesús, con su cruz, ha llevado el peso de
V. Pequé, Señor, pequé.
la persecución contra sus siervos y discípulos, contra
R. Ten piedad y misericordia de mí
aquellos que responden al odio con el amor, a la violen-
Padrenuestro. Avemaría.
cia con la mansedumbre. Jesús, con su cruz, ha llevado el
peso del exasperado «amor a sí mismo hasta el despre-
NOVENA ESTACIÓN
cio de Dios» y que pisotea al hermano. Todo lo ha
JESUS CAE POR TERCERA VEZ
llevado voluntariamente, todo lo ha sufrido «con su pa-
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
ciencia, para enseñarnos la paciencia.
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
Oración. Señor, que sepa reconocer que cada tropiezo Lectura del Evangelio según san Lucas. 22, 28-30a. 31-32.
mío, cada infidelidad por mi parte, añaden dolor a tu «Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en
dolor físico y moral. Que lo evite. mis pruebas, y yo preparo para vosotros el reino como
me lo preparó mi Padre a mí, de forma que comáis y be-
V. Pequé, Señor, pequé. báis a mi mesa en mi reino…Simón, Simón, mira que Sa-
R. Ten piedad y misericordia de mí tanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo
he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuan- Oración. Señor, que sepa yo también despojarme de lo
do te hayas convertido, confirma a tus hermanos». que más me puede costar, rendir el juicio en obediencia,
Con su tercera caída, Jesús confiesa el amor con el que y poner a tus pies mi cabeza, mi corazón, mis afectos.
ha abrazado por nosotros el peso de la prueba y renueva V. Pequé, Señor, pequé.
la llamada a seguirle hasta el final, en fidelidad. Pero nos R. Ten piedad y misericordia de mí
concede también echar una mirada más allá del velo de Padrenuestro. Avemaría.
la promesa: «Si perseveramos, también reinaremos con
él». Sus caídas pertenecen al misterio de su encarnación. UNDÉCIMA ESTACIÓN
Nos ha buscado en nuestra debilidad, bajando hasta lo JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ
más hondo de ella, para levantarnos hacía él. «Nos ha V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
mostrado en sí mismo la vía de la humildad, para abrir- R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
nos la vía del regreso» «Nos ha enseñado la paciencia
como arma con la que se vence el mundo». Ahora, caído Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 18-22
en tierra por tercera vez, mientras «compadece nuestras Lo crucificaron y con él a otros dos, uno a cada lado, y en
debilidades», nos indica la manera de no sucumbir en la medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero y lo puso encima
prueba: perseverar, permanecer firmes y constantes. de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el Nazareno, el
Simplemente: «Permanecer en él» rey de los judíos». Leyeron el letrero muchos judíos, por-
que estaba
Oración. Señor, yo sé que Tú siempre eres paciente con- cerca el lugar donde crucificaron a Jesús, y estaba escrito
migo, siempre misericordioso, que no me proteja y excu- en hebreo, latín y griego. Entonces los sumos sacerdotes
se con eso, porque sería abusar de tu bondad. Que, muy de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: “El Rey de los
al contrario, responda a tu entrega con la mía. judíos”, sino: “Este ha dicho: Soy el rey de los judíos”».
Pilato les contestó: «Lo escrito, escrito está».
V. Pequé, Señor, pequé. Jesús crucificado está en el centro; la inscripción regia,
R. Ten piedad y misericordia de mí alta sobre la cruz, abre las profundidades del misterio:
Padrenuestro. Avemaría. Jesús es el rey y la cruz es su trono. La realeza de Jesús,
escrita en tres lenguas, es un mensaje universal: para el
DÉCIMA ESTACIÓN sencillo y el sabio,
JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS para el pobre y el poderoso, para quien se acoge a la Ley
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. divina y para quien confía en el poder político. La imagen
del crucificado, que ninguna sentencia humana podrá
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
remover nunca de las paredes de nuestro corazón, será
Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 23 - 24 para siempre la palabra regia de la Verdad: «Luz crucifi-
Los soldados... cogieron su ropa, haciendo cuatro partes, cada que ilumina a los ciegos», «tesoro cubierto que sólo
una para cada soldado, y apartaron la túnica. Era una la oración puede abrir», corazón del mundo. Jesús no
túnica sin costura, tejida toda de una pieza de arriba reina dominando, con un poder de este mundo, él «no
abajo. Y se dijeron: «No la rasguemos, sino echémosla a tiene ninguna legión»38. Jesús reina atrayendo: su imán
suertes, a ver a quién le es el amor del Padre que en él se da por nosotros «hasta
toca». Así se cumplió la Escritura: «Se repartieron mis el extremo». «Nada se libra de su calor».
ropas y echaron a suerte mi túnica». Esto hicieron los Oración. Señor, que sepa dejarme clavar, por la obedien-
soldados. cia a tu voluntad. Que tu querer sea soberano y lo acate
cada día. Que a cada momento aprenda a decirte: lo que
Jesús queda desnudo. El icono de Cristo despojado de Tú quieras, cuando Tú quieras, como Tú quieras.
sus vestiduras es rico de resonancias bíblicas: nos de- V. Pequé, Señor, pequé.
vuelve a la desnudez inocente de los orígenes y a la ver- R. Ten piedad y misericordia de mí
güenza de la caída35. Padrenuestro. Avemaría.
En la inocencia original, la desnudez era la vestidura de
la gloria del hombre: su amistad trasparente y hermosa DUODÉCIMA ESTACIÓN
con Dios. Con la caída, la armonía de esa relación se JESÚS MUERE EN LA CRUZ
rompe, la desnudez sufre vergüenza y lleva consigo el V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
recuerdo dramático de aquella pérdida. La desnudez sig- R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
nifica la verdad del ser.
Jesús, despojado de sus vestiduras, tejió en la cruz el Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 28 - 30
hábito nuevo de la dignidad filial del hombre. Esa túnica Sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se
sin costuras queda allí, íntegra para nosotros; la vestidu- cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed». Había allí un
ra de su filiación divina no se ha rasgado, sino que, desde jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapa-
lo alto de la cruz, se nos ha dado. da en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la
boca. Jesús, tes y tiernos a la vez. Los brazos abiertos de la Iglesia-
cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, incli- Madre son como el altar que nos ofrece el Cuerpo de
nando la cabeza, entregó el espíritu. Cristo y, allí, nosotros llegamos a ser Cuerpo místico de
Cristo.
«Tengo sed». «Está cumplido». En estas dos palabras, Oración. Que cuando sienta el dolor, que al percibir so-
Jesús nos muestra, con una mirada hacia la humanidad y bre mí el aguijón del pecado, te mire a ti, María, y me
otra hacia el Padre, el ardiente deseo que ha impregna- enseñes a abrazarme muy fuerte al Señor para redescu-
do su persona y su misión: el amor al hombre y la obe- brirlo. Sentir su cuerpo herido y muerto por mí me con-
diencia al Padre. Un amor horizontal y un amor vertical: solará y sanará mis heridas.
¡he aquí el diseño de la cruz! Y desde el punto de en- V. Pequé, Señor, pequé.
cuentro de ese doble amor, allí donde Jesús inclina la R. Ten piedad y misericordia de mí
cabeza, mana el Espíritu Santo, primer fruto de su re- Padrenuestro. Avemaría.
torno al Padre. En este soplo vital del cumplimiento, vi-
bra el recuerdo de la obra de la creación44 ahora redimi- DECIMOCUARTA ESTACIÓN
da. Pero también la llamada a todos los que creen en él, JESUS ES PUESTO EN EL SEPULCRO
a «completar en nuestra carne lo que falta a los padeci- V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
mientos de Cristo»45. ¡Hasta que todo esté cumplido! R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.

Oración. Señor, que te descubra en la oscuridad de tu Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 40-42
entrega en la cruz. Que sepa agradecerte lo que has he- Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lien-
cho por mí, y te encuentre en el otro Calvario: la Santa zos con los aromas, según se acostumbra a enterrar en-
Misa. tre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucifi-
V. Pequé, Señor, pequé. caron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie ha-
R. Ten piedad y misericordia de mí bía sido enterrado
Padrenuestro. Avemaría. todavía. Y como para los judíos era el día de la Prepara-
ción, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.
DECIMOTERCERA ESTACIÓN
JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO ASU MA- Un jardín, símbolo de la vida con sus colores, acoge el
DRE misterio del hombre creado y redimido. En un jardín,
V. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos. Dios puso a su criatura, y de allí la desterró tras la caída.
En un jardín comenzó la Pasión de Jesús, y en un jardín
R. Porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
un sepulcro nuevo acoge al nuevo Adán que vuelve a la
Lectura del Evangelio según san Juan. 19, 32-35.38 tierra, seno materno que custodia la semilla fecunda que
Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero muere. Es el tiempo de la fe que aguarda silenciosa, y de
y luego al otro que habían crucificado con él; pero al lle- la esperanza que sabe percibir ya en la rama seca el des-
gar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron puntar de un pequeño brote, promesa de salvación y de
las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le alegría. Ahora la voz de «Dios habla en el gran silencio
traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El del corazón».
que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y Oración. Señor, que sepa enterrar todas mis pasiones,
él sabe que dice la verdad, para que también vosotros que no le tenga miedo a nada ni a nadie, sólo a apartar-
creáis. Después de esto, José de Arimatea, que era discí- me de ti por el pecado. Porque todo lo que pueda ocu-
pulo de Jesús aunque oculto por miedo a los judíos, pidió rrirme, por negativo que sea, mirando a la cruz es ger-
a Pilato que le dejara llevarse el cuerpo de Jesús. Y Pilato men de resurrección.
lo autorizó. Él fue entonces y se llevó el cuerpo. V. Pequé, Señor, pequé.
R. Ten piedad y misericordia de mí
La lanzada en el costado de Jesús, de herida se convierte Padrenuestro. Avemaría.
en abertura, en una puerta abierta que nos deja ver el
corazón de Dios. Aquí, su infinito amor por nosotros nos Oración final.
deja sacar agua que vivifica y bebida que invisiblemente Señor y Dios nuestro, rico en misericordia y fuente de
sacia y nos hace renacer. También nosotros nos acerca- todo consuelo, hemos acompañado a tu Hijo por el ca-
mos al cuerpo de Jesús bajado de la cruz y puesto en mino de la cruz; hemos revivido con Él los momentos de
brazos de la madre. Nos acercamos «no caminando, sino su Pasión. Concédenos la gracia de que este Via crucis
creyendo, no con los pasos del cuerpo, sino con la libre nos ayude a identificarnos con Cristo y a ser corredento-
decisión del corazón». En este cuerpo exánime nos reco- res con Él, a semejanza de María. Que siguiendo sus pa-
nocemos como sus miembros heridos y sufrientes, pero sos, lleguemos a resucitar con Él.
protegidos por el abrazo amoroso de la madre. Pero nos
reconocemos también en estos brazos maternales, fuer-

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