Espacio y Poder en América Latina

Biodiversidad y economía de la conciencia

Mayo 10 de 2016

Elaborado por: Pedro Alejandro Martínez Torres

A lo largo de la historia de la humanidad se han generado distintas interpretaciones del

concepto de biodiversidad, aunque hasta nosotros sólo llegan las visiones enmarcadas en el
modelo occidental del teocentrismo o el antropocentrismo europeo. Es por eso que se tienen
como ejemplos de lo anterior al arca de Noé en la biblia o las concepciones más modernas
de la creación como parte de los dominios del hombre y que han sido provistos por un ente
superior para su aprovechamiento.

De manera más formal y de acuerdo con el método científico el concepto de biodiversidad

se ha basado en la teoría de Charles Darwin sobre el origen de las especies y a partir de las
interpretaciones libres se han planteado criticas del papel de los seres humanos en la
naturaleza, como por ejemplo las visiones de Aldo Leopold y como tal el acuñamiento del
término “biodiversidad” por parte de O’Wilson ya en los inicios del siglo XX.

Como se mencionó antes, el término “biodiversidad” tiene múltiples interpretaciones, entre

las que destacan la de Pierre Henry Gouyon, en la que compara a la biodiversidad con la
conducción de una bicicleta, en la que se hace necesaria la existencia de equilibrios dinámicos
y de fuerzas para que se dé una conducción correcta sin riesgo de caerse. Los desequilibrios
que se induzcan en la naturaleza, por tanto, harán que se cause destrucción de especies y de
ecosistemas.

El expositor plantea que los anteriores son los conceptos básicos que le inculca su formación
como médico veterinario para la visión occidental de la naturaleza, por lo que le llama la
atención el estudio de un mamífero llamado danta o tapir, y que le ha servido como base para
hacer un cuestionamiento mucho más profundo del papel del hombre en sus relaciones con
la naturaleza en los aspectos de economía y poder.

El autor comienza su investigación en el año 2000 para la captura y estudio del

comportamiento de la especie Tapirus Pinchaque, comúnmente conocida como Pinchaque,
que es un mamífero originario de Bogotá descubierto en 1829 por varias expediciones con
participación internacional (especialmente fisiólogos franceses) y con apoyos
gubernamentales de la naciente República. Durante estas expediciones se puede constatar
que no se trata del ya conocido tapir amazónico, sino que se trata de una nueva especie mucho
más grande (su peso fue de aproximadamente 300 kilogramos) y esto da lugar para que a los
fisiólogos franceses con estudios hechos en París a partir de la información obtenida en
Bogotá confirmen el descubrimiento de la nueva especie.
En la expedición del año 2000 en la que participó el expositor se logró el objetivo de la
captura de la danta y fue aplicado el protocolo para el estudio según el modelo del método
científico que es cocido para esta clase de estudios. Los estudios consisten en recoger datos
de las ubicaciones y patrones de desplazamiento-comportamiento de la danta mediante la
instalación de collares satelitales, los cuales llevan ya 15 años y aún siguen en proceso de
estudio.

Esto genera un cuestionamiento crítico del expositor hacia su formación “occidentalizada”,

ya que, según sus palabras, “la formación que nos dan es para los Alpes y no para los Andes”,
haciendo referencia a que no se forma en el contexto de Colombia en el que más del 40% del
territorio es selva y en el que existen otra variedad de animales distintos a los domésticos del
hombre europeo. Este planteamiento del expositor se traduce en su dedicación total al estudio
de la danta para garantizar su conservación y protección en sus ambientes naturales.

Se plantea la relativa facilidad de llevar a cabo tal tarea ya que factores como la guerra y la
seguridad o estimulan a los investigadores extranjeros para realizar tal actividad, aunque se
encuentran obstáculos como la falta de interés del gobierno nacional y de la sociedad en
general que no ve un gran aporte en estos estudios. Se sabe que en Colombia sólo dos
departamentos, Atlántico y San Andrés-Providencia no tienen presencia de dantas, por lo que
es relativamente fácil encontrar el territorio objetivo del estudio.

El expositor cuenta que obtuvo información de la presencia de la danta en la Sierra Nevada

de Santa Marta mediante Carlos Fernández, un campesino local y Emilio Constantino, un
biólogo. Las características geográficas y de formación de la Sierra Nevada de Santa Marta
hacen que allí exista un ambiente único donde la vida ha evolucionado de manera igualmente
única, por lo que es considerada como el equivalente a las Islas Galápagos en el territorio
continental de América. Una prueba de lo anterior es que la Sierra Nevada de Santa Marta es
el lugar con mayor concentración de especies endémicas del mundo.

El expositor hace énfasis en la dificultad de las situaciones políticas, económicas, sociales y

culturales de la Sierra Nevada de Santa Marta, que desencadenan en luchas territoriales por
el control de la producción y comercio de los cultivos ilícitos, el contrabando de mercancías
y la lucha por los alimentos entre los distintos actores armados que forman parte del conflicto.
Sin embargo, dice que los actores del conflicto permiten la realización del estudio ya que de
por sí las actividades de conservación de la biodiversidad son de carácter neural y se
adoptaron estrategias de vinculación con todos los actores para demostrar que no se es hostil
ante ninguno.

La investigación se realiza con donaciones de equipos pertinentes por pare de la Universidad

Nacional Autónoma de México y una participación muy importante de las comunidades
locales que tienen el conocimiento empírico y practico que permite predecir ciertos patrones
de comportamiento de la danta y así facilitar su captura para poder realizar un procedimiento
similar al que se hizo en el año 2000 en Bogotá.
Como resultados relevantes de la investigación se presenta la necesidad de la protección de
los territorios por debajo de la cota de 800 msnm, que son los terrenos en los cuales habita la
danta, además se plantea que si se protege a la danta, que es el animal más grande que habita
en este territorio, se protege también a las especies de menor tamaño y por tanto una acción
sobre la danta tendrá un impacto sobre toda la biodiversidad del ecosistema de la Sierra
Nevada de Santa Marta, lo que se conoce con el nombre de “efecto sombrilla”.

A pesar de los reportes científicos generados, no para la tendencia destructora del

medioambiente generada principalmente por los conflictos anteriormente mencionados y las
actividades de extracción de recursos naturales. Se generan muchos planes, leyes, mandatos
y políticas desde el gobierno central, pero estas medidas no son efectivas ya sea por
circunstancias políticas de manejos de dinero o por los difíciles cambios culturales que estas
transformaciones demandan. Como indicadores de estas tendencias se tiene que la Sierra
Nevada de Santa Marta ocupa el segundo lugar en el mundo con mayor tendencia a la
desaparición de especies, reduciéndose en 39% los mamíferos, 76% los anfibios y 39% los
peces, lo anterior en los últimos 40 años.

Entonces el autor se plantea unas reflexiones acerca de las causas de estos comportamientos,
e identifica que existe un sentimiento de culpabilidad por parte de la sociedad por los daños
causados al medioambiente, pero está ve sesgada sus opciones de ayudar al aporte de dinero
para tratar de remediar y reparar los daños causados, además de creer que esto les corresponde
a las grandes empresas que tienen el capital suficiente para hacer estos esfuerzos. Sin
embargo, esto crea un problema adicional, y es que las asociaciones a pesar de necesitar y
pedir el dinero para llevar a cabo estas actividades de conservación de la biodiversidad, no
saben cómo usar ese dinero de forma efectiva para lograr su fin. Por lo tanto, no es con el
aporte de dinero a las organizaciones de conservación del ambiente que se logra remediar el
impacto negativo causado en el territorio.

Finalmente, el expositor plantea una propuesta alternativa para la resolución de algunos de

los problemas del territorio que tienen que ver con la cosmovisión enfrentada de los
habitantes originales del territorio, los indígenas Kogui, y el punto de vista occidental,
utilizando como primer elemento de ataque el concepto de bienestar de la sociedad occidental
el cual se mide mediante el PIB, es decir, la producción de bienes y servicios de la nación.

En contraste, la visión Kogui de la creación es que ellos no son dueños si no parte de la

naturaleza y por tanto todo lo que toman de ella es en carácter de préstamo, que naturalmente
ha de pagarse, pero esta comunidad conserva un formato mental de origen, que no cedió ante
la colonización europea y a la modernidad, por lo que su concepto de pago no refleja
necesariamente el dinero.

El pagamiento de los Kogui por el uso de los recursos naturales es mediante su acción de
conciencia con la naturaleza, que es dictado por su guía espiritual, el “mamo”, que indica la
acciones que se deben hacer como reparación ante los impactos causados y sobre todo
impulsa el uso consiente y responsable de lo que se necesita y usar sólo lo que realmente es
necesario. Esto supones que el individuo debe tener dos elementos importantes en orden de
conseguir este estado de conciencia: i) Sobriedad, entendida como la estética y la ética del
uso de lo necesario para llevar una existencia sana y ii) Ecuanimidad entendida como un
equilibrio emocional, ya que los picos de las emociones humanas crean destrucción a la
naturaleza.

Estas comunidades han sobrevivido mucho más tiempo que la sociedad occidental moderna
mediante este modelo de confort existencialista, y además de un amplio conocimiento y
apropiamiento del territorio como una parte integral de su ser que se deriva de ello. Sin
embargo, este pueblo reclama que no está alcanzando a hacer el pago por las acciones
irresponsables de la sociedad, y además se ha tenido que adaptar a nuevas estrategias para
seguir con su actividad a causa del conflicto generado en el territorio por las disputas de
poder por los recursos naturales