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CAMBIOS EN LA CONFIGURACION DE FAMILIA EN LA SEGUNDA

TRANSICIÓN DEMOGRAFICA

Valeria Adarve Santander - 1623358


Sofía Pérez - 1625460
Isabella Izquierdo Zabala – 1629377
Camilo Velásquez 1726863

Como bien es sabido, los efectos de la antigua Transición Demográfica, fueron


inicialmente adjudicados por sus estudiosos a los elementos más de carácter económico,
tratando de explicar el descenso de la fecundidad; de esta manera en los años 80 nos
encontramos con dos autores, Van de Kaa y Lestahege, que plantean la existencia de una
Segunda Transición Demográfica.

Este evento estaría caracterizado principalmente por un descenso considerable de la


fecundidad en las poblaciones, acompañado de una misma tendencia en la tasa de mortalidad
de las naciones, con la diferencia de que la primera sobrepasaría a la segunda. Su efecto
central que sería el derrotero de esta segunda transición sería el hecho de que los países más
industrializados entrarían en una dinámica de control total sobre la fertilidad (Van de Kaa
2002), lo que marcaría el desarrollo inicial de la tendencia en las tasas mencionadas. Veremos
aquí como la Segunda Transición Demográfica se fundamenta como un momento de
profundas transformaciones cuyos derroteros se dieron en la consecución de las libertades, si
se quiere individuales a nivel de masa y con el aspecto principal de emancipaciones con
relación a la iglesia católica bajo el protagonismo de la mujer, la familia y por tanto la
fertilidad.

Si bien este es un esbozo inicial de lo que se trató la Segunda Transición Demográfica,


hay dos aspectos que se desarrollarán a lo largo de este producto y cuya incidencia en el
desarrollo de la STD, es considerado aquí, como elemental. Estos dos aspectos son el
elemento de la composición familiar en este periodo y posteriormente el elemento de la
religiosidad, con sus transformaciones y demás, elementos que fueron abriendo camino para
declarar este periodo como de cambios profundos y reorganización de la sociedad
involucrando categorías como el género, la migración, entre otros.

Como lo argumenta Vaan de Kaa (2002), la segunda transición demográfica estuvo


atravesada por varios cambios en la tradicional forma de concebir a la familia como un núcleo
conformado por el padre (la cabeza del hogar), la madre (encargada del cuidado de la casa y
crianza de sus hijos) y los hijos en Colombia ha ocurrido de forma pausada y con grandes
tropiezos a la hora de de-construir concepciones frente a su constitución. Estos obstáculos se
pueden encontrar dentro de los parámetros conservadores que históricamente han regido el
curso de esta sociedad, y que han estado fuertemente relacionados a las ideas católicas,
implantadas desde la colonia.

Siguiendo la anterior línea de ideas, la influencia del debilitamiento del catolicismo


por el surgimiento de nuevos grupos religiosos, fue uno de los aspectos más relevantes de la
segunda transición demográfica en los países industrializados (Kaa, 2002). Sin embargo, las
características de Colombia como un país en “vía de desarrollo”, con poca educación sexual,
y basada bajo las normas conservadoras religiosas, se han traducido en formas híbridas y
contrarias de entender las nacientes conformaciones familiares. Aún, en la actualidad, cuando
la constitución proclama la nación colombiana como Laica, el catolicismo, entre otros
sectores religiosos, siguen permeando esferas políticas, sociales y culturales que han
ralentizado el avance en las nuevas formas de concebir a la familia. Este es el caso, por
ejemplo, de los partidos políticos conservadores y de sus grandes representantes, que, desde
discursos xenófobos, racistas y machistas, infunden como atentados a los mandamientos de
Dios, el pensar en otras maneras de relacionarnos y de constituir las familias. Por solo
mencionar un caso, el ex procurador Alejandro Ordoñez, desde que alcanzó puestos de gran
reconocimiento nacional, mencionado públicamente su rechazo sobre los debates de
aprobación para la adopción gay, el aborto o el matrimonio igualitario, argumentando que
“acabarán con la familia” al ser prácticas antinaturales no reconocidas por la biblia. Así pues,
las esferas políticas conservadoras se convirtieron en la contraposición a la exigencia de los
derechos igualitarios en el país, causando diversos conflictos sociales, y consolidando una
opinión pública extremadamente reacia a las actuales discusiones sobre la transformación de
la familia nuclear.

Sin embargo, diversos sectores que reivindican estas nuevas conformaciones han
surgido dentro de la población colombiana, tales como las y los estudiantes de las
universidades, movimientos feministas, académicos/as y la comunidad LGTBI en general, se
han adueñado y abanderado de la lucha en pro del reconocimiento a los derechos igualitarios
a conformar una familia, que ya no sería bajo el patrón padre, madre e hijos, sino que
conglomeraría otras ecuaciones, tales como las mencionadas en el anterior apartado de este
ensayo.

Empero, es necesario precisar que la forma de abordar este debate depende tanto de
la ubicación socio espacial, pertenencia étnica, como de las clases sociales, es decir, que las
maneras de asumir la familia no serán las mismas en lo rural que en lo urbano, o en las zonas
centrales de las ciudades a las grandes periferias. Así pues, por ejemplo, las conformaciones
familiares en las zonas campesinas o indígenas, por la misma permeabilidad de la religión,
falta de educación o por su construcción cultural, siguen una línea conservadora que no
permiten el desenvolvimiento de nuevas concepciones sobre la familia. En este sentido, el
número de hijos puede ser elevado, en contraposición a lo que puede suceder entre los
hogares de los barrios estrato seis de la ciudad de Cali; o las diferencias que se establecen en
cuanto a la defensa a la igualdad de derechos para las comunidades LGTBI en la universidad
del Valle y un grupo indígena del norte del Cauca.

ALGUNOS INDICADORES DEMOGRAFICOS QUE SE VULNERAN EN LA


SEGUNDA TRANSICIÓN SOCIODEMOGRAFICA
Cuando se expone cambios demográficos lo primero que se plantea son categorías
como lo son la primera y segunda transición demográfica; que se entiende por ciertos autores
como una modernización demográfica, esto lo expone la profesora Remedios Martínez
Verdú; lo que conlleva entre sus principales cambios al descenso de fecundidad poniendo en
peligro el equilibrio los estados de bienestar, estabilidad demográfica y hasta
económicamente. Es por ello que la fecundidad se comporta en este proceso demográfico de
la siguiente manera; en la PTD se presencia tasas de natalidad y mortalidad alta, en cambio
en la STD en ambos procesos donde la natalidad y mortalidad comienzan a descender; esto
se desarrolla principalmente en países europeos donde ya presenciaron este proceso hace
varios años llegando a la misma tasa mortalidad y natalidad.

Remedios Martínez citando a Stokwell Groat expone que “la transición demográfica
es el proceso de transformación de una población de un estado caracterizado por un
equilibrio demográfico primitivo a otro moderno.”

La segunda transición demográfica como se expuso anteriormente, pasa a


diferenciarse de la primera a partir de dos fenómenos que son objeto de estudio constante
como lo es la fecundidad y mortalidad; pero que esta termina siendo efecto de la
configuración de las nuevas formas de familia y de cómo se entienden las familias en la STD.
No solo pasa por lo cuantitativo esta STD, las mismas prácticas de los individuos a partir del
cambio de valores que permiten a este sentirse más libre en la toma de sus decisiones, es
decir, una mayor autonomía entorno a lo que son las obligaciones familiares y a seguir
obligaciones sociales, como la necesidad de conformar una familia.

La socióloga Remedios Martínez en su estudio hacia los países occidentales nos


presenta los rasgos que han presentado acorde a lo que se entiende por la segunda transición
demográfica; estos son la baja fecundidad, estructura familiar antitradicional,
comportamientos sexuales con una elevada ilegitimidad y cohabitación, por último, la
elevación de las tasas de divorcio.
Lo anterior, nos permite dar desarrollo a cuestiones que se plantean en la
modernización de la demografía, en concreto al papel de las mujeres en la transición
demográfica; para ello tomaremos un Informe Mensual del Mercado Laboral titulado El
Papel de las Mujeres en la Transición Demográfica de Fedesarrollo y ACRIP. En Colombia
el porcentaje de mujeres que participa en la fuerza laboral a partir de este informe indica que
se ha ubicado alrededor de 50%; no obstante, se hace la aclaración que a comparación con el
hombre está por debajo en un 30% (manteniéndose en los últimos 15 años en este porcentaje)
datos vigentes para el 2016 año en el que el informe es publicado; ¿entonces cuál es el papel
de las mujeres en la transición demográfica?

Una de las apuestas que nos muestra este informe en relación con la demanda laboral
hacia la población femenina en el país, parte de cumplir una función de cuidadora; la
demandada variará respecto a quien se va a cuidar a partir de los cambios demográficos, en
un primer momento casi la totalidad de dicha función se determinaba en el cuidado de niños,
es decir, una población que no tiene la edad de trabajar por tener poca, por otro lado, en este
nuevo momento demográfico a partir de un envejecimiento de la población por causa de una
baja mortalidad la demanda exige a las personas que trabajan en este campo el cuidado de
personas con edades cada vez más avanzadas que también hacen parte de la población la cual
no está en edad de trabajo.

Una de las principales conclusiones respecto a la mujer dentro del mercado laboral
son las dificultades que tienen para asegurar su participación y obtener las mismas
condiciones laborales que los hombres. Dentro de los indicadores que muestra el informe -
citando a la OIT - parte de analizar los cambios en la participación laboral en América Latina;
existe un mayor acceso a la educación, la salud, la creación de centros de cuidados infantiles
de manera subsidiada; lo anterior tiene como efecto las garantías que ofrece el trabajar por
parte de las madres.

El informe haciendo un comparativo al intervalo del año 2001 al 2015 se encuentra


que la TGP paso de un 49,1% a 54,8%, ubicándose la TGP femenina en un 54,4%; no
obstante, sigue siendo para este año en un 20% inferior la participación de la mujer frente a
la de los hombres. Por otro lado, se señala las mejoras que puede tener la economía con la
participación cada vez mayor de la mujer, si bien por un lado puede mitigar el envejecimiento
de la fuerza laboral en donde participan mayoritariamente hombres, también se señala como
esta puede mejorar el PIB nacional a partir de ejemplos de países que han avanzado en
disminuir dicha brecha; pero estos casos no se presentan en Colombia. ¿Qué encontramos en
nuestro país respecto a la realidad del mercado laboral femenino? Si bien anteriormente ya
se señaló la desigualdad, se suman otras como lo es la dificultad misma de participar del
mercado laboral, menos salario y mayores niveles de informalidad.

Retomando la fecundidad, y sumando en este caso a las familias en Colombia a partir


de la investigadora Carmen Elisa Flórez (como coinvestigadora Lina María Sánchez); el
documento tiene como fin evaluar el estado del proceso de la STD en Colombia; en los que
se abarca por la autora indicadores que abarcan dimensiones como lo son; formación y
disolución de uniones, el nivel de patrón de fecundidad, el tipo de unión, la reproducción y
crianza de los hijos; y los tipos de organización familiar.
Es importante señalar a Carmen Elisa que nos expone datos importantes sobre
cambios y situaciones presentadas dentro del concepto de demografía en el país teniendo el
2010 como año base; uno de ellos es ubicar a Colombia como el cuarto país más desigual del
mundo con un GNI de 57,8; esto sin representar un cambio según lo señalado por la autora
en los últimos 15 años; por otro lado, la cifra de pobreza por ingreso a disminuido en los
últimos años, no obstante sigue siendo consideradas dentro de la categorización como pobres
2 de cada 5 personas. Por otro lado, la autora nos muestra un diagnostico un poco alentador
con lo relacionado a la igualdad de género en cuestiones de educación y empleo (de acuerdo
al informe de FEDESARROLLO) donde se ha disminuido la desigualdad.

Se presentan cambios importantes que se han dado en el tema de educación donde se


encuentra que tanto para mujeres y hombres hay una situación similar; teniendo en cuenta
que haciendo la comparación entre hombres y mujeres mayores de 25 años, donde son las
segundas las de mayor proporción, y en donde encontramos que la proporción en el 2010
según los datos que presenta Carmen Elisa tomados de la Encuesta Nacional de Demografía
y Salud se pasó entre 1990 a 2010 de tener 1 mujer por 3 hombres a 1 mujer por 2 hombres
en 2010; concluyendo la autora dos papeles muy importantes entre la vida en sociedad por
parte de la mujer y es el haber ganado autonomía y poder adquisitivo frente al hombre. El
trabajo y el estudio terminan de cierta manera cambiando las prácticas de la mujer en
sociedad, entendiendo que su principal incidencia las tiene en lo que son los tipos de hogares
y en la disminución de la fecundidad.

A partir de la fecundidad es importante señalar que este proceso no se da en los


últimos 10 o 15 años teniendo en cuenta los intervalos que presenta la autora, sino que
contrario a ello a partir de todo el proceso de transición demográfica esta ha presentado
patrones descendentes (aproximadamente desde los años 80); es por ello que la autora nos
presenta el cambio en la Tasa Global de fecundidad teniendo como base el año 2010 donde
desde hace 15 años esta tasa era de 3, en cambio en dicho año se da una disminución de hasta
2,1.

Anteriormente se señaló en que la mujer se presentan cambios en las practicas, pero


sin olvidar que esto va de la mano con un cambios sociales, económicos y culturales que
impactan lo anterior, pero también factores señalados por Carmen Eliza com son los mismos
valores sociales y actitudes hacia la familia (también un tema que tocaba otro de os autores
aquí expuestos), sexualidades, las relaciones de género, la religiosidad, las formas de
convivencia familiar, entre otros. (Flórez, 2010).
Es por medio de lo anterior que se desarrolla uno de los factores de cambio que
expone la autora respecto a la conformación de hogares, en donde el país ha desarrollado
dicho proceso de transformación; en donde se caracteriza por presenciar un incremento
significativo de las uniones consensuales como fundamento de la familia y el aumento de la
inestabilidad de uniones; esto último teniendo como consecuencia el crecimiento de
separaciones y divorcios.
“Durante las últimas décadas, en el país se ha vivido también una
revolución sexual, evidente en un inicio más temprano y más fuerte
de relaciones sexuales. La proporción de adolescentes que ha
iniciado relaciones sexuales aumenta de 20 % en 1990 a 50 % en
2010, mientras aquellas en unión aumentan solo del 13 % al 17 %
(Flórez y Soto, 2007). Esto indica que, cada vez más, la primera
relación sexual no está vinculada al matrimonio, ni al deseo de tener
hijos” (Flórez, 2010).

Por último, se da un resumen de lo expuesto anteriormente referente a la fecundidad,


pero en este caso a la reproducción y la crianza de los hijos/as; entendiendo que la primera
disminuye, en cambio la segunda como se señaló en los datos sobre trabajo femenino esta
pasa a ser una actividad principal, pero también la creación de centros para dicha función que
traslada la función de cuidar al hijo e hija de la madre, a dichas entidades; permitiendo que
la madre pueda desarrollar sus actividades laborales. La ruptura que se da; parte de que la
sexualidad sale de un campo en el que solo era permitida, es decir pasa a ser una decisión
autónoma y con mayor libertad; es por ello que ya no se da bajo la figura del matrimonio, y
no siempre la procreación se tiene que dar bajo esta figura, pero si representa planeación por
ambas partes; por ultimo las conclusiones que nos permite lo anterior y que podemos inferir
a partir de lo dicho por la autora, es como el matrimonio pierde importancia como institución
para la crianza de los hijos/as; empíricamente este último, nos permite ejemplificarlo por
medio de como la crianza de los hijos/hijas en su momento constituía en un impedimento
para eliminar la figura del matrimonio.

Otro de los objetivos del presente texto y del tomado de Carmen Eliza - también se
debe tener en cuenta que todas las conclusiones intermedias son retomadas para evidenciar
uno de los cambios más importantes -; parte de identificar los cambios en la estructura
familiar, es decir el cómo son las nuevas formas de organización familiar, esto siendo
diferente a lo expuesto anteriormente como figurar como el matrimonio clásico; pero si donde
comienzan a presentar un crecimiento nuevas formas como son los hogares unipersonales y
la formación de hogares del mismo sexo. La investigación de la autora y los datos tomados
de la Encuesta Nacional de Hogares identifican que la familia biparental, es decir la
tradicional sigue siendo la forma dominante de organización de los hogares, teniendo una
representación en lo urbano del 57% dada de datos del 2008; a diferencia de lo anterior
encontramos en como las familias unipersonales comienzan a aumentar a medida que pasa
el tiempo; es por ello que encontramos en la TABLA 7 del texto que en 1978 esto
representaban solo el 2,7%, no obstante se presenta un aumento de hasta de 4 veces cuando
se llega al año 2008 siendo el 11,7%; lo cual tiene como resultado/conclusión lo ya
predecible y es el surgimiento de formas alternativas de organización familiar.
DOS EJEMPLOS DE LOS NUEVOS TIPOS DE FAMILIAS

Maternidades tardías
La segunda transición demográfica como consecuencia de fenómenos sociales,
económicos y culturales construye un nuevo paradigma de organización familiar configurado
a partir de una revolución epistemológica. Entre estas nuevas formas de composición
familiar encontramos que las maternidades tardías aumentan, y se crea una concepción de
maternidad y paternidad cuando ya se han alcanzado logros individuales que permiten una
movilización social, es así como también las nuevas tecnologías reproductivas y entre otras
son aspectos que tienen cabida dentro de la revolución paradigmática de la concepción de
familia que trajo consigo la segunda transición demográfica.

En Colombia podemos observar que la transición demográfica se vivió diferenciada


en los diferentes departamentos del país, esto importante para analizar puesto que a partir de
los niveles educativos podemos generar análisis del comportamiento de la fecundidad.
Grajales y Cardona (2010) encuentran que los departamentos de Bogotá, Quindío y Valle del
Cauca se encontraron menores tasas de fecundidad y a su vez fueron los departamentos con
mayor logro educativo, de esta manera podemos evidenciar que el proceso de transición
demográfica y de aumento de calidad de vida si está transversalizados por el nivel educativo,
y de esta manera, empíricamente se puede ir estudiando el nivel educativo y el deseo de
movilización social en este aspecto lo que también puede condicionar la maternidad tardía.

De esta manera, se puede tratar como causante del fenómeno de maternidades tardías
el nivel educativo, los nuevos estilos de vida y también un aspecto muy importante como la
tecnología anticonceptiva como una forma revolucionaria de reivindicación de los derechos
de la mujer a decidir y proyectar sus deseos de tener hijos/hijas. Además de esa ruptura entre
procreación y sexualidad que acompañado de los anticonceptivos genera una concepción de
libertad sexual en las mujeres. Es así, como también se instaura un nuevo sistema de valores
que se va creando a partir de la segunda transición demográfica y que permite abolir el
imaginario de que es importante la institución del matrimonio para la crianza de los hijos/as.

Particularmente Florez y Sanchez (2013) afirman que a nivel nacional el proceso de STD no
ha alcanzado los niveles menores de fecundidad ni una maternidad tardía, pero ratifican que
estos fenómenos si pueden encontrar de manera específica en mujeres con niveles educativos
altos y en departamentos con más desarrollo en niveles de vida.
Finalmente, respecto a esta nueva configuración de la familia que intrínsecamente
constituye una forma nueva de llevar las prácticas sexuales y reproductivas de hombres y
mujeres que construyen a su vez un sistema cultural, un nuevo sistema de valores sociales
que de alguna manera influye en la fecundidad o las tasas demográficas y sobre todo, como
pretendemos en este análisis, sobre la forma de concebir la familia. En Colombia, está
instaurado un imaginario conservador y católico de la familia, donde como se expone en el
punto anterior influye en la vida personal y las libertades de las mujeres. La maternidad se
sigue concibiendo para la mujer como un instrumento de poder y reconocimiento y quien se
opone a esto genera una descalificación ante la sociedad pero además una forma de presión
familiar. La maternidad tardía no es tan bien concebida puesto que hay una edad establecida
como patrón para ejercer la maternidad, no dejando a un lado que estos procesos de nuevo
paradigma también ha tomado alguna fuerza en el país mediante el continuo ejercicio de
reivindicación de la mujer como sujeta autónoma de su sexualidad, esto último recogiendo
el efecto del nivel educativo como importante en la maternidad tardía, puesto que es el nivel
educativo una forma también de avance y crecimiento personal que permitiría y viabilizaría
posteriormente el deseo de maternidad, dejando claro la no generalización de éste fenómeno
en Colombia teniendo en cuenta que según Flórez y Sánchez (2013) la STD aún no ha tenido
un desarrollo en el país, sin embargo en países y hasta en departamentos donde sí se videncia
la STD; la maternidad tardía es característico de ese proceso que configura un nuevos sistema
de valores, un nuevo paradigma.

El estado civil como determinante del crecimiento de los hogares unipersonales en


Colombia
Un fenómeno social reciente que se ha iniciado a trabajar desde la perspectiva de la
Segunda Transición Demográfica, se remite al crecimiento de los hogares unipersonales,
puesto que, como lo expresa Carmen Elisa Flórez, la forma tradicional de organización
familia (madre, padre e hijos) inicia a decaer, mientras se fortalecen o emergen otras tales,
como los hogares monoparentales o constituidos por una sola persona (Flórez, 2013).
Generalmente, desde los estudios sociológicos, se ha relacionado su incremento con el
cambio en el sistema de valores tradicionales que dieron paso a transformaciones sustanciales
en las dinámicas de relacionamiento social y de proyección personal, ligado al surgimiento
de los procesos modernizadores. En este sentido, y en términos de claridades, Mariana
Paredes, argumenta que, la STD se sitúa dentro de un conglomerado de modificaciones de
carácter políticas, económicas, culturales y sociales, que desencadenaron en procesos de
individualización, donde el sujeto, se concibe como un ser autónomo, libre y con capacidad
de decisión frente a su realidad (Paredes, 2018). De este modo, una cantidad significativa de
teóricos, sugieren que, los anteriores cambios, se han encargado de generar en los sujetos un
nuevo sentido en cuanto al vivir en hogares tradicionales o compartidos, puesto que estos, se
entiende como un limitante para el desarrollo de la privacidad y del disfrute de la libertad
personal, postulando como mejor opción la conformación de un hogar unipersonal.

Al respecto, Gabriel Gallego Montes y Guillermo Villegas Arenas, sugieren que si


bien, el cambio de valores puede explicar el crecimiento significativo de los hogares
unipersonales en países occidentales desarrollados, no sería muy acertado aplicar la misma
fórmula para el caso de América Latina y, más específicamente, de Colombia, puesto que,
en el caso de los primeros, su incremento va de la mano de factores económicos que
posibilitan el establecimiento de este tipo de hogares; mientras que en los segundos, existe
una carencia de recursos monetarios, que limitan la separación de otros individuos que
aportan a su sostenimiento (Montes & Villegas Arenas, 2015). Es decir, que existe una
relación directamente proporcional entre la cantidad de ingresos económicos y la decisión de
vivir solo. A lo sugerido por los autores, es importante añadirle el interrogante que se plantea
Flórez (2013), al sugerir que Colombia no ha cursado aun la senda de la STD, pues, aunque
hay elementos que vale la pena rescatar de las transformaciones, sigue siendo un país con
grandes postulados tradicionales y con tasas de fecundidad y natalidad relativamente altas.
De esta manera, para los autores el postulado del primer párrafo queda desestimado o al
menos matizado por el análisis de otras variables que, si bien también resultan con la STD,
no se remiten expresamente a procesos de individualización, sino específicamente al estado
civil de los sujetos.

Siguiendo esta línea de ideas, para los autores la hipótesis central gira en torno a la
relación estrecha entre estado civil (soltería, divorcio o separación y viudez) y el
establecimiento de hogares unipersonales. Así pues, identifican que la variable causal de
decisión de vivir solo, se traslada primordialmente al rompimiento de relaciones maritales,
significando que, a mayor cantidad de divorcios o separaciones, mayor será la probabilidad
de crecimiento de los hogares unipersonales. Según Gallego y Villegas, esto se traduce en
que, a partir de los datos de los censos de 1993 y del 2005, se pueda identificar que para el
“49%” del incremento en divorcios o separaciones le confieran la responsabilidad de
“172.3%” hogares unipersonales. Por su parte, y al contrario de lo que se esperaría, la soltería
no entra como variable representativa puesto que existe una correlación de 0,11 entre los
hogares unipersonales y dicho factor; lo mismo sucede con la variable de viudez, al
establecerse una correlación de solo 0,41.
Gallego y Villegas, establecen que los divorcios o separaciones son los principales
factores determinantes de la conformación de un hogar unipersonal. En este sentido, cabe
resaltar que el incremento en las tasas de divorcios y separaciones para el caso colombiano,
si se pueden entender desde los cambios en la estructura de valores, puesto que, unas décadas
atrás, las rupturas de pareja eran consagradas como acciones reprochables bajo la esfera
social y religiosa; ambas consideraban que las disoluciones matrimoniales, atentaban contra
la moral y el buen funcionamiento de la familia, subrayando que las mismas, por ley divina,
tenían que durar hasta que alguno de los dos falleciera. Sin embargo, con la Segunda
Transición Demográfica, este factor se convierte en la posibilidad de iniciar una forma
distinta de vida, donde el establecimiento de hogares unipersonales se postula como una
buena estrategia de recomposición individual a partir de las dinámicas propias del mismo.
En este sentido, Marisol Alfonso (2008), expresa que, la STD "se trata de cambios en la
formación, disolución y reconstitución de las familias, ocurridos en países desarrollados
como consecuencia de reorientación de valores en torno a la sexualidad, el matrimonio y los
hijos, aumento de la individualización, secularización y sentimientos postmateriales en
general” (Alfonso, 2008), es decir, que la estructura tradicional de valores que predominó
hasta ese momento, sufrió cambios trascendentales que marcaron nuevas formas de constituir
familias y de comportarse dentro de ellas.

Teniendo en cuenta lo anterior, y a modo de una conclusión aproximada, el


incremento en la constitución de hogares unipersonales es posible entenderla desde dos
esferas interrelacionadas: por un lado, como lo plantea Gallego y Villegas, a partir del estado
civil de los sujetos, siendo, principalmente en el caso colombiano, la separación o divorcio,
la variable que mayor correlación establece con el fenómeno social creciente. En segundo
lugar, mediante el cambio de valores que permitió, precisamente, que los divorcios o
separaciones, no fueran caracterizados como perjudiciales y poco morales, sino más bien,
como un derecho a libre decisión de compartir o no el ámbito privado con una pareja
sentimental. De esta manera, los estudios sobre los hogares unipersonales y en general, sobre
las nuevas convenciones de familia (monoparentales, unipersonales, homoparentales), no
pueden aislarse de los factores que emergieron como características de la STD, puesto que
su sustento deviene, directa e indirectamente, de tal ruptura histórica, tanto por los patrones
nuevos de relacionamiento social, como por los factores que de él devienen.

CONCLUSIONES
Como lo desarrollaron los autores de los textos tratados anteriormente, la Segunda
Transición Demográfica es importante para el análisis sociológico en la medida que también
significa en el sentido social una reivindicación de las libertades, en especial femeninas y se
enmarca como un derrotero de impulso para las luchas y elevación del perfil movimientos
como por ejemplo, el feminista. Como lo apuntaba Lesthaeghe (1994), hay varios indicadores
de la transición demográfica entre los cuales se encuentra el ya anotado aquí descenso de la
fecundidad incluso por la tasa de reemplazo, el aumento del porcentaje de nacimientos
ilegítimos o por fuera de matrimonio, incremento de la edad promedio de matrimonio, entre
otros.

De la misma forma, es esencial retomar el concepto de género que como lo apuntaba


Paredes (2008) toma relevancia a pasos demasiado lentos dentro de los estudios de
demografía. Hechos como el ingreso de los anticonceptivos, el concepto de planificación
familiar que posteriormente se reformularía hacia anticoncepción hacen parte de la esencia
de control sobre la fertilidad de estas naciones industrializadas.

Para el caso colombiano se torna importante este último planteamiento en el sentido


de retomar a los aspectos de mayor desarrollo en territorios específicos. Como se presentó
para las disminuciones en la tasa de fecundidad, en los departamentos y la población
femenina con mayor nivel educativo. En estas situaciones, como lo presentaba Paredes
(2008) en analogía con las naciones más desarrolladas, las poblaciones femeninas con mayor
acceso a educación tendieron a ser quienes demostraron esta baja en la tasa de fecundidad.

Finalmente, la relación que existe entre el elemento de la educación y la reducción de


la tasa de fecundidad en vías de un control demográfico más consciente, cuya relación
existente se da mucho más en contra que a favor de esta última, se ve contrapesado con la
aparición de otros grupos religiosos, aspecto que implicó el debilitamiento de los valores de
la iglesia católica, políticamente tan relacionados con los controles de demografía y en gran
medida incidentes en el número de hijos que se deseasen o proyectasen en la familia.

A pesar de ello, los efectos de la Segunda Transición Demográfica se han visto


desarrollados en buena medida en el territorio colombiano. Los casos de las Universidades y
sectores con privilegios de educación y cierto status social o cultural implican uno de los
ejemplos más cercanos. Sin duda el reto continúa siendo que este desarrollo pueda darse de
una manera más determinante hacia los otros sectores de la sociedad, lo que significaría para
disciplinas como la nuestra un objeto de estudio más definido y con mejores elementos que
aportar.
Bibliografía:
Alfonso, M. (2008). Familia y segunda transición demográfica en Cuba. En M. d.
García, Familia y cambio social entre la adaptación y la transformación de la institución
familiar. España: Universidad Nacional de Educación a Distancia.
CEPAL (2001). Cambios demográficos, transferencias intergeneracionales y familia,
en: Las familias latinoamericanas interrogadas. Hacia la articulación del diagnóstico, la
legislación y las políticas públicas. Santiago de Chile.

Flórez, C., & Sánchez, L. (2013). Fecundidad y familia en Colombia: ¿hacia una
segunda transición demográfica? (1st ed.).Bogotá.

Grafica Ducal Ltda. (2016). El Papel de las Mujeres en la Transición Demográfica.


Bogotá D.C.
Martínez, R. Descenso de la fecundidad y crisis económica en España: la transición
demográfica (1st ed.). Madrid: Departamento de Sociología.

Montes, G. G., & Villegas Arenas, G. (2015). El estado civil como determinante del
crecimiento de los hogares unipersonales en Colombia. Caldas: Universidad de Caldas.
Paredes, M. (2018). Viejos problemas para nuevas cuestiones: género, procesos de
individualización y segunda transición demográfica. Montevideo: Universidad de la
República de Uruguay.

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