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Semana Santa

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Orientaciones Litúrgicas

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Semana Santa

Semana Santa 2012


1. PRESENTACIÓN
Nos cuenta el libro de los Hechos que los primeros discípulos de Jesús se reunían
el primer día de la semana para la oración en común y para la fracción del pan.
De este modo, se fue instituyendo el Domingo, como el Día del Señor en que se
celebraba la Muerte y Resurrección de Jesucristo en el sacramento de la Eucaristía.

Ya en los primeros años, se dio el salto de la celebración semanal de la Pascua, a


la celebración anual de la pascua cristiana –distinta de la pascua de los judíos- que
dio origen al año litúrgico. Por ello, el Santo Triduo Pascual es el punto culminante
de la vida litúrgica de la Iglesia y debemos vivirlo en todas las iglesias de la Arqui-
diócesis con dedicación, fervor y reverencia.

El papa Benedicto XVI al lanzar el Año de la Fe, en el motu proprio Porta Fidei nos
pedía: “intensificar la celebración de la fe en la liturgia, y de modo particular en
la Eucaristía, que es «la cumbre a la que tiende la acción de la Iglesia y también la
fuente de donde mana toda su fuerza» (SSC n. 10)”.

Este folleto busca ser una guía práctica que nos permita conocer mejor el signi-
ficado de cada uno de los días de la Semana Santa en estos días santos, de modo
que podamos “intensificar la celebración de la fe en la Liturgia” y motivar una
participación cada vez más consciente, activa y fructuosa de los fieles en la Sema-
na Santa.

Es misión de todos los sacerdotes organizar equipos de fieles laicos comprome-


tidos para ayudarlo a preparar con esmero los detalles de cada celebración, de
manera que la Semana Santa sea ocasión de renovación espiritual para el pastor y
para la grey que le ha sido confiada.

Pido al Señor nos conceda vivir en estos días santos aquello que anhelaba San
Pablo como la meta de su vida: «conocerle a El, el poder de su resurrección y la
comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a El en su muerte, tra-
tando de llegar a la resurrección de entre los muertos» (Flp 3, 10-11).

Feliz Pascua de Resurrección,

P. Juan Carlos Rivva L.,

DIRECTOR DE LA OFICINA PASTORAL

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Orientaciones Litúrgicas

2. TRIDUO PASCUAL
Historia

La historia del Triduo Pascual se remonta a los orígenes del cristianismo. Ya desde
la época de los apóstoles se tienen noticias del paso de la celebración semanal a
la celebración anual de la Pascua, en la que se hace memorial del paso de Jesús de
este mundo al Padre. Vemos como desde los tiempos apostólicos se distingue la
Pascua Cristiana de la Pascua Judía.

En el siglo III, la Tradición apostólica, de Hipólito, menciona el ayuno del viernes


y del sábado, que acaba con la celebración de la Eucaristía en la Vigilia Pascual.
Otros testimonios, como la Didascalia de los apóstoles, extienden el ayuno a toda
la semana, pero concediendo una significación especial a los tres últimos días.

En Palestina, adonde llega la peregrina Egeria en la segunda mitad del siglo IV, los
cristianos recorren los lugares sagrados, reproduciendo los pasos de la Pasión y
Resurrección del Señor Jesús con los evangelios en la mano. Este afán de repro-
ducir la historia está en el origen de muchas fiestas del año litúrgico. De hecho,
San Ambrosio en Milán y San Agustín en el norte de África coinciden al mencionar,
naturalmente por separado, el «sagrado triduo de Cristo crucificado, sepultado y
resucitado».

Por Tertuliano y por la Tradición apostólica nos enteramos que en la Vigilia Pascual
en Roma se administraba el bautismo a los catecúmenos antes de pasar al ban-
quete eucarístico. La Vigilia duraba toda la noche y comprendía varias lecturas que
rememoraban la creación, el sacrificio de Abrahám y el paso del Mar Rojo, pasajes
que están presentes en la liturgia de la palabra del rito actual. Junto con las lec-
turas se hacían oraciones de súplica y acción de gracias, y se invocaba la segunda
venida gloriosa del Señor, que algunos pensaban que iba a suceder en el marco de
la Vigilia Pascual. Antes de amanecer se daba inicio a la liturgia eucarística en la
que culmina el ayuno eucarístico y Jesús Resucitado se hace presente sacramen-
talmente en medio de la Iglesia.

En la configuración de los ritos en occidente, juega un papel importante las cele-


braciones en Jerusalén. La adoración de la Cruz, la lectura de la Pasión, el lavatorio
de los pies ‑que aparece también en Jerusalén a mediados del siglo V‑ e incluso
la procesión de los ramos, son imitados por todas las Iglesias. A lo largo de la Edad
Media se introducen una serie de ritos de los que es muy difícil determinar su ori-
gen exacto: la bendición del cirio pascual, la bendición del fuego, la entronización
de la Cruz con la aclamación «Mirad el árbol de la Cruz», la solemne traslación de
la reserva eucarística, el despojo de los altares, etc.

Cuando en 1951 el papa Pío XII inicia la reforma de la semana santa, la primera
medida consistió en retornar la Vigilia Pascual a su hora natural nocturna. Y así
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Semana Santa

ocurrirá en 1956 también respecto de la misa vespertina de la Cena del Señor y


de la acción litúrgica de la Pasión. La reforma litúrgica del Vaticano II es también
explícita en este punto.

Sentido Teológico

La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los hombres desde
la Misa vespertina del jueves en la Cena del Señor “hasta las Vísperas del domingo de
Resurrección”. Este período de tiempo se denomina justamente el “Triduo del cru-
cificado, sepultado y resucitado” ; se llama también “Triduo Pascual” porque en su
celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir el tránsito
del Señor de este mundo al Padre. En esta celebración del misterio, por medio de los
signos litúrgicos y sacramentales la Iglesia se une en íntima comunión con Cristo, su
Esposo. Carta Circular sobre la preparación y celebración de los misterios pascuales.

Orientaciones Litúrgicas sobre el Triduo Pascual

 Es sagrado el ayuno pascual de los dos primeros días del Triduo, en los cuales,
según una antigua tradición, la Iglesia ayuna “porque el Esposo ha sido arrebata-
do”. El Viernes Santo de la Pasión del Señor hay que observar en todas partes la
abstinencia, y se recomienda que se observe también durante el Sábado Santo,
a fin de que la Iglesia pueda llegar con el espíritu ligero y abierto a la alegría del
domingo de Resurrección.

 Se encarece vivamente la celebración en común del Oficio de Lectura y Laudes de


la mañana del Viernes de la Pasión del Señor y también del Sábado Santo.

 El llamado “oficio de tinieblas”, conviene que mantenga el lugar que le correspon-


de en la devoción de los fieles, como meditación y contemplación de la Pasión,
Muerte y Sepultura del Señor, en espera del anuncio de su Resurrección.

 Para la celebración adecuada del Triduo Pascual se requiere un número conve-


niente de ministros y colaboradores, que han de ser instruidos cuidadosamente
acerca de lo que ellos han de hacer. Los pastores no dejen de explicar a los fieles
del mejor modo posible el significado y la estructura de las celebraciones, prepa-
rándoles a una participación activa y fructuosa.

 Tiene una importancia especial en las celebraciones de la Semana Santa y, espe-


cialmente durante el Triduo Pascual, el canto del pueblo, de los ministros y del sa-
cerdote celebrante, porque es concorde a la solemnidad de dichos días y también
porque los textos adquieren toda su fuerza precisamente cuando son cantados.
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Orientaciones Litúrgicas

No se omitan con facilidad los textos litúrgicos de los cantos para la participación
del pueblo; procúrese que las traducciones de los mismos sean provistas de me-
lodías adecuadas. 

 Es importante preparar con especial esmero los ornamentos, purificadores y vasos


sagrados que se han de utilizar en estos días santos, así como cuidar de la limpieza,
iluminación y ornamentación de la iglesia.

 Para poder celebrar el Triduo Pascual con el máximo provecho, conviene que los
mismos pastores hagan lo posible para comprender mejor tanto los textos como
los ritos, a fin de poder dar una mistagogia que sea auténtica.

3. DOMINGO DE RAMOS

Citas bíblicas

-Isaías 50,4-7

-Salmo 21

-Filipenses 2,6-11

-Marcos 14,1-15,47

Sentido teológico.

El Domingo de Pasión, más conocido como Domingo de Ramos abre solemnemente la


Semana Santa. En este día la Iglesia celebra la entrada triunfante de Cristo en Jerusalén
para realizar su misterio pascual. Los cuatro evangelistas relatan este acontecimiento
y subrayan su importancia. Jesús es presentado como el Rey-Mesías, que entra y toma
posesión de su ciudad. Pero no entra como un rey guerrero sino como un Mesías man-
so y humilde, cumpliendo así la profecía de Zacarías (9,9): “He aquí que tu rey viene a
ti; él es justo y victorioso, humilde y. montado en un asno”.

Los ramos no son un talismán ni un simple objeto bendito. En un bello texto que apa-
rece en el Oficio de Lecturas de este día nos explica San Andrés de Creta cual es el
simbolismo de los ramos y las palmas:

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Semana Santa

“Corramos, pues, con Él que se dirige con presteza a la Pasión, e imitemos a


los que salían a su encuentro. No para alfombrarle el camino con ramos de
olivo, tapices, mantos y ramas de palmera, sino para poner bajo sus pies nues-
tras propias personas, con un espíritu humillado al máximo, con una mente
y un propósito sinceros, para que podamos así recibir a la Palabra que viene
a nosotros y dar cabida a Dios, a quien nadie puede contener…Aclamémoslo
también nosotros, como hacían los niños, agitando los ramos espirituales del
alma y diciéndole un día y otro: Bendito el que viene en nombre del Señor, el
rey de Israel.

Por eso, este domingo tiene un doble carácter, de gloria y de sufrimiento, de alegría y
de dolor, que es lo propio del Misterio Pascual.

La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el gozo de
la Resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos enfrenta con el drama de la
Pasión y nos invita a tomar conciencia del precio de esa alegría, ingresando con un co-
razón compasivo a la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.

Orientaciones litúrgicas

 La entrada del Señor Jesús en Jerusalén, se debe conmemorar con una procesión


que debe ser única y debe tener lugar antes de la Misa en la que haya más pre-
sencia de fieles. Para ello se puede hacer la reunión de la Asamblea en otra capilla
o en un lugar apto fuera de la iglesia hacia la cual se dirigirá la procesión. Los fieles
que participan en esta procesión, deben llevar en las manos ramos de palma, de
olivos o de otros árboles, y durante la procesión entonar cantos apropiados a Cris-
to Rey. Los sacerdotes y los ministros, llevando también ramos, deben preceder en
el orden de la procesión al pueblo.

 La bendición de los ramos y palmas tiene lugar antes de la procesión y que se debe
instruir a los fieles cristianos a que conserven en sus casas, junto a las cruces o
cuadros religiosos que hay en los hogares, los ramos bendecidos como recuerdo
de la victoria pascual del Señor Jesús. Asimismo es una noble tradición que para
el año siguiente se usen estos ramos y palmas para confeccionar la ceniza que nos
será impuesta en la frente el día miércoles con que se da inicio al ejercicio de la
Santa Cuaresma.

 El color litúrgico de los ornamentos es el��������������������������������������������


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rojo.��������������������������������������
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El sacerdote�������������������������
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puede realizar la proce-
sión con capa pluvial, que se quitará al comenzar la Misa. Los ramos no se incien-
san; solamente se asperjan con agua bendita en silencio. Una vez que el pueblo
tiene los ramos, el sacerdote al llegar, saluda al pueblo y tras una oración rocía los
ramos con agua bendita, sin decir nada. A continuación se proclama el Evangelio
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Orientaciones Litúrgicas

que narra la entrada del señor, según el ciclo que corresponda. Luego de la lectura
se puede hacer si se considera oportuno una brevísima homilía para motivar a los
fieles a participar en la procesión. El turiferario abre marcha y tras él va la Cruz
con ciriales, sacerdote, ministros y toda la asamblea de fieles. El pueblo es bueno
que forme un grupo compacto manifestando que es todo un pueblo el que camina
festivamente. Durante la procesión mientras se baten las palmas y los ramos, se
cantan salmos, antífonas e himnos a Jesucristo, Rey y Mesías.

 En las otras misas se puede hacer una entrada solemne con bendición de palmas
y ramos como prescribe el Misal Romano. También se puede hacer una entrada
sencilla, cuando existan dificultades para las formas anteriores, pero no por como-
didad o facilísimo.

 Otro elemento muy importante del Domingo de Ramos es la proclamación de la


Pasión. Es aconsejable que se mantenga la tradición de proclamar el Evangelio con
tres personas que hagan las veces de Cristo, del cronista y del sanedrín. La Pasión
ha de ser proclamada por diáconos o presbíteros, o, en su defecto, por lectores,
en cuyo caso la parte correspondiente a Cristo se reserva al sacerdote. Para la
proclamación de la Pasión no se llevan ni luces, ni incienso, ni se hace al principio
saludo al pueblo como de ordinario para el Evangelio, ni se signa el libro. Tan sólo
los diáconos (no los lectores) piden la bendición al sacerdote. Para el bien espiri-
tual de los fieles, conviene que se lea por entero la narración de la Pasión y que no
se omitan las lecturas que la preceden. En caso de proclamarse la lectura completa
se puede permitir a los fieles sentarse en algunos momentos de la narración, si su
edad o circunstancias lo aconsejan. La homilía posterior no se debe omitir, pero ha
de ser necesariamente breve.

4. LUNES, MARTES Y MIÉRCOLES SANTO

Citas bíblicas:

Lunes Santo

-Isaías 42,1-7;

-Salmo 26

-Juan 12,1-11

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Martes Santo
Brazos rígidos y yertos,
Isaías 49,1-6; por dos clavos traspasados,
que aquí estáis por mis
-Salmo 70 pecados,
para recibirme abiertos,
Juan 13,21-33.38 para esperarme clavados.

Cuerpo llagado de amores,


yo te adoro y yo te sigo;
Miércoles Santo yo, Señor de los señores,
quiero partir tus dolores
Isaías 50,4-9; subiendo a la cruz contigo.

Salmo 97 Quiero en la vida seguirte


y por sus caminos irte
Mateo 26,14-25 alabando y bendiciendo,
y bendecirte sufriendo
y muriendo bendecirte.

Sentido teológico:

El Lunes, Martes y Miércoles Santos prolongan este ambiente prepascual del domin-
go de Ramos. Las primeras lecturas recogen los cantos del Siervo Sufriente de Isaías,
mientras que los evangelios narran episodios que hablan de la inminencia de la Pasión:
la unción en Betania el día lunes, el anuncio de la negación de Pedro y de la traición de
Judas el día martes y la consumación de la traición el día miércoles. Son días de pro-
funda meditación y preparación. Se debe motivar y ofrecer en estos días a los fieles la
celebración del sacramento de la Reconciliación. Se debe recordar que en la Arquidió-
cesis está prohibida la celebración de la penitencia con absolución general.

5. JUEVES SANTO

MISA CRISMAL

Esta misa es la expresión más palpable de nuestra comunión arquidiocesana. En ella


se congregan todos los fieles, alrededor del Obispo, como Padre y Pastor, junto con
los presbíteros, sus cercanos colaboradores, que renuevan cada año sus compromisos
sacerdotales.

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Orientaciones Litúrgicas

La Misa Crismal es una verdadera epifanía del sacerdocio y expresa la vocación sacer-
dotal de la Iglesia que participa del único sacerdocio de Cristo, en su doble dimensión
de sacerdocio común de los fieles y sacerdocio ministerial. Manifiesta también la uni-
dad de la Iglesia, Cuerpo de Cristo orgánicamente estructurado que crece por la diver-
sidad de carismas y ministerios.

Cristo es el verdadero «ungido», y esta unción se derrama desde la Cabeza a todo su


Cuerpo Místico, difundiendo por todo el mundo el buen olor de Cristo. Todos los bau-
tizados somos llamados «cristianos» es decir “ungidos” y “consagrados” para par-
ticipar de la misión profética, sacerdotal y real de Jesucristo. (cf. Lc 4,18; Heb 11,26...).

Por otra parte, la consagración del crisma y bendición de los óleos subraya el carácter
sacramental de la Iglesia, que a partir de los sacramentos (bautismo, confirmación,
orden, unción de enfermos) actualiza el misterio pascual, predica la Palabra, crece con
nuevos miembros, y se edifica en medio del mundo. La entrega de los óleos a los pres-
bíteros párrocos por parte del obispo, expresa esta misión sacramental para la exten-
sión de la Iglesia. El que todo esto suceda dentro de la Eucaristía, indica su centralidad
en relación con los otros sacramentos.

En la cercanía de la Pascua se bendicen estos óleos para indicar que todos los sacra-
mentos proceden de Cristo Resucitado y que la Pascua es novedad absoluta.

MISA IN COENA DOMINI

Él fue llevado como una oveja y muerto como un cordero; nos redimió de la seducción del
mundo, como antaño de Egipto, y de la esclavitud del demonio, como antaño del poder
del Faraón; selló nuestras almas con su Espíritu y los miembros de nuestro cuerpo con su
sangre.
Él nos ha hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte
a la vida, de la tiranía al reino eterno, y ha hecho de nosotros un sacerdocio nuevo, un
pueblo elegido, eterno. Él es la Pascua de nuestra salvación.
Éste es el cordero que permanecía mudo y que fue inmolado; éste es el que nació de María,
la blanca oveja; éste es el que fue tomado de entre la grey y arrastrado al matadero,
inmolado al atardecer y sepultado por la noche; éste es aquel cuyos huesos no fueron
quebrados sobre el madero y que en la tumba no experimentó la corrupción; éste es el que
resucitó de entre los muertos y resucitó al hombre desde las profundidades del sepulcro.
De la Homilía de Melitón de Sardes, obispo, Sobre la Pascua

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Semana Santa

Citas bíblicas

-Exodo12, 1-8.11-14;

-Salmo 115, 12-13. 15-16bc. 17-18

-1 Corintios 11,23-26;

-Juan 13,1-15

Sentido teológico

Con la misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves santo, la Iglesia comien-
za el Triduo Pascual recordando y actualizando aquella Última Cena en la cual el Señor
Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, ofreció a Dios Padre su Cuerpo y su San-
gre bajo las especies del pan y del vino y los entregó a los apóstoles como alimento de
salvación; mandándoles que ellos y sus sucesores en el sacerdocio repitiesen el mismo
gesto en conmemoración suya.

Toda la atención del espíritu se centra en los misterios que se recuerdan en la Misa:
es decir, la institución de la Eucaristía, la institución del orden sacerdotal y el manda-
miento del Señor sobre la caridad fraterna. Son éstos los puntos que se han de meditar
para que tan grandes misterios puedan penetrar más profundamente en el corazón de
todos los fieles.

En la Última Cena Jesús quiere perpetuar su presencia entre nosotros de manera sacra-
mental, cumpliendo la promesa de quedarse con nosotros hasta el fin de los tiempos.
En esta Cena el Señor ofrece de modo anticipado e incruento, el sacrificio de su Cuerpo
inmolado y su Sangre derramada que tendrá lugar al día siguiente en el Calvario.

La Eucaristía es el don más preciado que nos ha dejado el Señor Jesús, pues Ella «con-
tiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan
de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo».

Dentro de la celebración, el gesto del lavatorio de los pies, es un hermoso sacramental


que expresa el abajamiento de Jesús que inaugura el camino pascual que encontrará su
momento de máxima humillación y entrega en la Cruz. Significa el servicio y el amor de
Cristo, que “no ha venido para ser servido, sino para servir” (Mt 20, 28) y nos recuerda,
entre sus seguidores, también han de ser humildes servidores de sus hermanos.

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Orientaciones Litúrgicas

Orientaciones Litúrgicas

 En cada parroquia o iglesia se ha de celebrar una misa por la tarde, en la hora más
oportuna para que participe toda la comunidad local.

 Con permiso del Ordinario se puede celebrar otra misa por la tarde o incluso por
la mañana, en caso de verdadera necesidad y cuando lo exija el bien de los fieles.

 Al comenzar la misa el sagrario ha de estar abierto y vacío. Se han de consagrar


suficientes hostias para que comulguen los fieles en esta misa y en la celebración
de los Oficios de la Pasión del Señor al día siguiente, así como para llevar la comu-
nión a los enfermos.

 El “Gloria” se canta con solemnidad y se hacen sonar las campanas, que ya no se


vuelven a tocar hasta el “Gloria” de la Vigilia Pascual.

 En la homilía se debe meditar en torno a la institución de la Eucaristía, la institu-


ción del orden sacerdotal y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna.

 No debe omitirse el lavatorio de los pies, a doce varones designados y represen-


tativos de la comunidad eclesial. Debe ser un gesto expresivo, lavando, secando y
besando los pies de aquellos que representan a los apóstoles.

 Debe hacerse la procesión del pan y del vino, como aporte de la comunidad a la
materia de la Eucaristía. También es recomendable llevar en procesión el aporte
para los pobres que se ha podido reunir durante la Cuaresma.

 Se recomienda utilizar la primera plegaria eucarística, el Canon Romano, por la rica


expresividad de sus textos, así como el primer prefacio de la Eucaristía. Se debe
estar atentos a incluir los párrafos propios del Jueves Santo que indica el misal.

 Hoy es un día muy adecuado para distribuir la Sagrada Comunión a los enfermos
de la parroquia.

 Terminada la oración después de la comunión, comienza la procesión, precedida


por la Cruz en medio de cirios e incienso, en la que se lleva el Santísimo Sacra-
mento por la iglesia hasta el lugar de la reserva. Mientras tanto, se canta el himno
“Pange lingua” u otro canto eucarístico.

 El Sacramento ha de ser reservado en un sagrario o en una urna. No ha de hacerse


nunca una exposición con la custodia u ostensorio. El sagrario o la urna no han
de tener la forma de un sepulcro. Evítese la misma expresión “sepulcro” pues la
capilla de la reserva no se prepara para representar “la sepultura del Señor”, sino
para conservar el pan eucarístico destinado a la comunión de los fieles en el Oficio
de la Pasión y para llevar el Viático a los enfermos. Es también una invitación a la
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Semana Santa

adoración del Sacramento admirable, instituido en este día.

 Invítese a los fieles a una adoración prolongada del Santísimo Sacramento durante
la noche. En esta ocasión es oportuno leer una parte del Evangelio de San Juan
(cap. 13-17). Pasada la media noche la adoración debe hacerse sin solemnidad,
dado que ha comenzado ya el día de la Pasión del Señor. Se pueden organizar
turnos de adoración al Santísimo por grupos parroquiales, de modo que se pueda
acompañar al Señor en esta noche de su pasión.

 Terminada la Misa se despoja el altar en el cual se ha celebrado. Conviene que las


cruces que haya en la iglesia se cubran con un velo de color rojo o morado. No se
encenderán velas o lámparas ante las imágenes de los santos.

Visita a las Siete Iglesias

La tradición de visitar las ‘siete Iglesias’ nació en Roma y se ha ido adoptando en el


mundo entero. Su iniciador fue el “gran santo” San Felipe Neri. La visita de las “siete
Iglesias”, tiene un desarrollo semejante al Vía Crucis, ya que tiene siete estaciones y
en las que se lee la Escritura, y se reza y medita sobre la Pasión del Señor. Los católicos
aún realizan el recorrido por 7 templos recordando las siete estaciones que hizo Jesús
desde el Jueves Santo hasta el Calvario.

Las 7 Estaciones:
1º.- Desde el Cenáculo hasta el Huerto de los Olivos;

2º.- Del huerto a la casa de Anás;

3º.- De la casa de Anás a la casa de Caifás;

4º.- El tránsito al pretorio de Pilato;

5º.- Del pretorio de Pilato a la casa del Rey Herodes;

6º.- De la casa del Rey Herodes es llevado por segunda


vez ante Pilato;

7º.- El recorrido hacia el Calvario con la Cruz a cuestas.

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Orientaciones Litúrgicas

6. VIERNES SANTO

Si hoy, pues, el enemigo, en lugar de ver las puertas rociadas con sangre simbólica, ve
brillar en los labios de los fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero
Cordero, huirá todavía más lejos.
¿Deseas descubrir aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dónde brotó y cuál
sea su fuente. Empezó a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado del Señor. Pues
muerto ya el Señor, dice el Evangelio. Uno de los soldados se acercó con la lanza y le tras-
pasó el costado, y al punto salió agua y sangre: agua, como símbolo del bautismo; sangre,
como figura de la eucaristía. El soldado le traspasó el costado, abrió una brecha en el muro
del templo santo, y yo encuentro el tesoro escondido y me alegro con la riqueza hallada (…)
He dicho que esta agua y esta sangre eran símbolos del bautismo y de la eucaristía. Pues
bien, con estos dos sacramentos se edifica la Iglesia: con el agua de la regeneración y con
la renovación del Espíritu Santo, es decir, con el bautismo y la eucaristía, que han brotado
ambos del costado. Del costado de Jesús se formó, pues, la Iglesia, como del costado de
Adán fue formada Eva. De las homilías de San Juan Crisóstomo

Citas Bíblicas

-Isaías 52,13-53,12;

-Salmo 30, 2 y 6. 12-13. 15-16. 17 y 25

-Hebreos 4,14-16; 5,7-9;

-Juan 18,1-19,42

Sentido Teológico

El Viernes Santo la Iglesia celebra la muerte gloriosa y victoriosa de Jesús. La liturgia


de este día es austera y sobria, no exenta de majestad. Se centra en la inmolación del
Cordero que quita el pecado del mundo y en la Cruz como señal de reconciliación.

El centro de la liturgia del día lo ocupa la meditación en torno a la Pasión y Muerte del
Señor, la intercesión por la salvación del mundo, y la adoración de la Cruz que conme-
mora el nacimiento de la Iglesia del costado abierto del Salvador (Cfr. Jn 19,34).
El Viernes Santo es día de ayuno; pero no de un ayuno penitencial, como el de la Cua-
resma, sino pascual (cf. SC 110), porque nos hace vivir el tránsito de la Pasión a la
Resurrección. Este ayuno no es un elemento secundario del Triduo Pascual. Por eso, la
Iglesia recomienda que se guarde también durante todo el Sábado Santo.

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Semana Santa

Orientaciones Litúrgicas

 Los ornamentos sagrados que se usan son de color rojo, el color propio
de los mártires en señal de victoria.

 La Iglesia, siguiendo una antiquísima tradición, en este día no celebra la


Eucaristía; la sagrada Comunión se distribuye a los fieles solamente du-
rante la celebración de la Pasión del Señor; sin embargo, los enfermos
que no pueden participar en dicha celebración pueden recibirla a cual-
quier hora del día.

 El Viernes de la Pasión del Señor es un día de penitencia obligatorio para


toda la Iglesia por medio de la abstinencia y el ayuno .

 Está prohibido celebrar en este día cualquier sacramento, a excepción de


la Penitencia y de la Unción de los enfermos. Las exequias han de cele-
brarse sin canto, sin órgano y sin tocar las campanas.

 Se recomienda que en este día, se celebre en las iglesias el Oficio de lec-


tura y las Laudes, con participación de los fieles (cf. n. 40).

 La celebración de la Pasión del Señor ha de tener lugar después del me-


diodía, cerca de las tres (h. 15). Por razones pastorales puede elegirse
otra hora más conveniente, pero nunca después de las nueve de la noche.

 El orden de la acción litúrgica de la Pasión del Señor (liturgia de la Pala-


bra, adoración de la Cruz, y sagrada Comunión), que proviene de la an-
tigua tradición de la Iglesia, ha de ser conservado con toda fidelidad, sin
que nadie pueda arrogarse el derecho de introducir cambios.

 El sacerdote y los ministros se dirigen en silencio al altar sin canto alguno.


Si hay que decir algunas palabras de introducción, debe hacerse antes de
la entrada de los ministros.

 El sacerdote y los ministros, hecha la debida reverencia al altar, se pos-


tran rostro en tierra; esta postración, que es un rito propio de este día, se
ha de conservar diligentemente por cuanto significa tanto la humillación
«del hombre terreno» , cuanto la tristeza y el dolor de la Iglesia.

 Los fieles durante el ingreso de los ministros están de pie, y después se


arrodillan y oran en silencio.

 Las lecturas han de ser leídas por entero. El salmo responsorial y el canto
que precede el Evangelio, cántense como de costumbre. La historia de
la Pasión del Señor según San Juan se canta o se proclama del mismo
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Orientaciones Litúrgicas

modo que se ha hecho en el domingo de Ramos. Después de la lectura


de la Pasión hágase la homilía y al final de la misma los fieles pueden
ser invitados a que permanezcan en oración silenciosa durante un breve
espacio de tiempo.

 La oración universal ha de hacerse según el texto y la forma establecida


por la tradición, con toda la amplitud de las intenciones, que expresan el
valor universal de la Pasión de Cristo, clavado en la Cruz para la salvación
de todo el mundo.

 En la ostensión de la Cruz úsese una cruz suficiente grande y bella. De las


dos formas que se proponen en el Misal para mostrar la Cruz, elíjase la
que se juzgue más apropiada. Este rito ha de hacerse con un esplendor
digno de la gloria del misterio de nuestra salvación; tanto la invitación al
mostrar la Cruz como la respuesta del pueblo hágase con canto, y no se
omita el silencio de reverencia que sigue a cada una de las postraciones,
mientras el sacerdote celebrante, permaneciendo de pie, muestra eleva-
da la Cruz.

 Cada uno de los presentes del clero y del pueblo se acercará a la Cruz
para adorarla; dado que la adoración personal de la Cruz es un elemen-
to muy importante de esta celebración, y únicamente en el caso de una
extraordinaria presencia de fieles, se utilizará el modo de la adoración
hecha por todos a la vez .

 Úsese una única cruz para la adoración tal como lo requiere la verdad
del signo. Durante la adoración de la Cruz cántense las antífonas, los “im-
properios” y el himno, que evocan con lirismo la historia de la salvación ,
o bien otros cantos adecuados.

 El sacerdote canta la invitación al «Padre nuestro», que es cantado por


toda la asamblea. No se da el signo de paz. La comunión se desarrolla tal
como está descrito en el Misal.

 Durante la comunión se puede cantar el salmo 21, u otro canto apropia-


do. Terminada la distribución de la comunión, el píxide o copón se
lleva a un lugar preparado de la iglesia.

 Terminada la celebración se despoja el altar, dejando la Cruz con cuatro


candelabros. Dispóngase en la iglesia un lugar adecuado para colocar allí
la Cruz, a fin de que los fieles puedan adorarla, besarla y permanecer en
oración y meditación.

 Los ejercicios de piedad, como son el «Via Crucis», las procesiones de la


Pasión y el recuerdo de los dolores de la Santísima Virgen María en modo
16
Semana Santa

alguno pueden ser descuidados, dada su importancia pastoral. Los textos


y los cantos utilizados, en los mismos han de responder al espíritu de la
liturgia del día. Los horarios de estos ejercicios piadosos han de regularse
con el horario de la celebración litúrgica de tal manera que aparezca claro
que la acción litúrgica por su misma naturaleza está por encima de los
ejercicios piadosos.

Sermón de las Siete Palabras

Esta devoción consiste en reflexionar en las últimas siete frases que pronunció Jesús en
la cruz, antes de su muerte. El iniciador del sermón fue el Sacerdote Jesuita Francisco
del Castillo, nacido en Lima el 9 de febrero de 1615. Era reconocido como el Apóstol de
los indios y negros y por su cerrada defensa de sus derechos como seres humanos. En
1659 Francisco del Castillo tomó a su cargo la Ermita Capilla de Nuestra Señora de los
Desamparados ubicada a espaldas del Palacio Virreinal, y, el Viernes Santo de 1660, al
evocar el dolor de Cristo y compararlo con el sufrimiento de los esclavos e indígenas
de la época colonial peruana, se extendió durante tres horas en una predica o sermón
frente a la efigie del Señor de la Agonía. Así nació el Sermón de las Tres Horas, que es
peruano y se extendió con rapidez al resto del país, luego en las Américas y Europa, y
así, en todo el mundo católico.

Primera Palabra

«Padre, Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen» (Lucas 23,34).

Segunda Palabra

«De cierto te digo hoy: estarás conmigo en el paraíso» (Lucas 23,43)

Tercera Palabra

« Mujer he ahí a tu hijo, hijo he ahí a tu madre» (Jn 19, 26)

Cuarta Palabra

«Dios mío, Dios mío por que me has desamparado› (Mt 27,46)

Quinta Palabra

«Tengo sed» (Jn 19,28)

Sexta Palabra

«Todo está consumado» (Juan 19,30)


17
Orientaciones Litúrgicas

Séptima Palabra

«Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu» (Lucas 23,46)

Via Crucis

I Estación: Jesús es condenado a muerte (Mateo 27, 22-23.26)

II Estación: Jesús con la cruz a cuestas (Mateo 27, 27-31)

III Estación: Jesús cae por primera vez (Isaías 53, 4-6)

IV Estación: Jesús se encuentra con su Madre (Lucas 2, 34-35.51)

V Estación: El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz (Mateo 27, 32; 16, 24)

VI Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús (Isaías 53, 2-3)

VII Estación: Jesús cae por segunda vez (Lamentaciones 3, 1-2.9.16)

VIII Estación: Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén (San Lucas 23, 28-31)

IX Estación: Jesús cae por tercera vez (Lamentaciones 3, 27-32)

X Estación: Jesús es despojado de sus vestiduras (San Mateo 27, 33 -36)

XI Estación: Jesús clavado en la cruz (San Mateo 7, 37-42)

XII Estación: Jesús muere en la cruz (San Juan 19, 19-20)

XIII Estación: Jesús es bajado de la cruz y entregado a su Madre (San Mateo 27, 54-
55)

XIV Estación: Jesús es puesto en el sepulcro (San Mateo 27, 59-61)

7. SÁBADO SANTO

¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran
soledad. Un gran silencio, porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida,
porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo.
Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo.
Va a buscar a nuestro primer padre como si éste fuera la oveja perdida. Quiere visitar a
los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Él, que es al mismo tiempo Dios e Hijo
de Dios, va a librar de sus prisiones y de sus dolores a Adán y a Eva. De una Homilía antigua
sobre el grande y Santo Sábado

18
Semana Santa

El sábado es el segundo día del sagrado triduo. Durante este día la iglesia, permanece
junto al sepulcro del Señor meditando su Pasión y Muerte, su descenso al lugar de los
muertos y aguarda con esperanza su Resurrección gloriosa. Se abstiene absolutamente
del sacrificio de la Misa, quedando desnudo el altar hasta que, después de la solemne
Vigilia se inauguren los gozos de la Pascua, con cuya exuberancia iniciarán los cincuen-
ta días pascuales.

En María, conforme a la enseñanza de la tradición, está como concentrado todo el


cuerpo de la Iglesia: ella es la “credentium collectio universa”. Por esto la Virgen María,
que permanece junto al sepulcro de su Hijo, tal como la representa la tradición eclesial,
es imagen de la Iglesia Virgen que vela junto a la tumba de su Esposo, en espera de
celebrar su Resurrección. En este día debemos aguardar unidos a María, con silencio,
recogimiento y esperanza la resurrección del Señor.

Durante estas horas de oración es muy recomendable el rezo comunitario de las Lau-
des y el Oficio de Lectura, así como el rezo del Santo Rosario.

8. LA SOLEMNE VIGILIA PASCUAL

Citas Bíblicas

ANTIGUO TESTAMENTO

1. Génesis 1,1-2,2; Salmo 103 o Salmo 32

2. Génesis 22,1-18; Salmo 15

3. Éxodo 14,15-15,1, Cántico del Exodo 15,1-18

4. Isaías 54, 5-14; Salmo 29

5. Isaías 55 1-11; Cántico de Isaías 12,2-6

6. Baruc 3,9-15.32-4,4; Salmo 18,8-11

7. Ezequiel 36,16-28; Salmo 41 o Salmo 50

NUEVO TESTAMENTO

8. Romanos 6,3-11; Salmo Aleluyático (Salmo 117)

9. Marcos 16, 1-7

19
Orientaciones Litúrgicas

Sentido Teológico

La Vigilia Pascual inaugura el domingo de Pascua de la Resurrección del Señor. En este


día de fiesta se celebran dos misas, la misa de la Vigilia Pascual que tiene lugar en el
curso de la vela nocturna y la misa del día propiamente.

El domingo de Pascua, tercer día del Triduo Pascual, inaugura un tiempo de fiesta y
alegría que dura cincuenta días (símbolo de plenitud y eternidad). Los primeros ocho
días de este período, que constituyen la octava de Pascua, forman, con el domingo de
resurrección, un solo e idéntico «día de fiesta», un gran domingo que se celebra como
solemnidad del Señor.

La Vigilia Pascual es llamada por San Agustín “la madre de todas las Vigilias” pues se
trata de la celebración litúrgica más importante de la Iglesia, el vértice de todas las
conmemoraciones tanto del Triduo Pascual como de todo el año.

Todos los momentos de la vigilia están cargados de simbolismo y de belleza. La acción


se desarrolla en cuatro partes bien definidas: Liturgia de la Luz o Lucernario; Liturgia de
la Palabra; Liturgia Bautismal y Liturgia Eucarística.

a) Primero el lucernario o rito del fuego y de la luz, cuyo origen hay que buscar en la
antiquísima práctica judía y cristiana de encender la lámpara pronunciando una
bendición al Señor. La preparación del Cirio Pascual, que se enciende con el fuego
nuevo y es llevado en procesión hacia el interior del templo, evoca la columna de
fuego que guiaba por la noche del desierto al pueblo de Israel y simboliza la luz de
Cristo Resucitado que vence las tinieblas del pecado. Concluye esta primera parte
con el canto solemne del Pregón Pascual, que es un anuncio exultante de la alegría
de todo el cosmos y de la Iglesia por esta noche de la Vida y de la Reconciliación
definitivas.

b) En la Palabra de Dios la Iglesia contempla las maravillas que Dios ha obrado a


favor de su pueblo desde los orígenes hasta llegar a la Resurrección de Cristo. Las
lecturas del Antiguo Testamento tienen una cohesión lógica muy bien cuidada y
se presentan como figuras claves para comprender toda la historia de la salvación
a la luz de la Resurrección de Cristo. Quizás sea difícil leer todas las lecturas en
todas las parroquias, pero no hay que reducir demasiado la duración de la Vigilia
ni tener temor de velar durante algunas horas con el Señor Jesús en su paso de la
muerte a la Vida.

c) La Palabra de Dios anunciada y acogida en la fe, es celebrada a través de los signos


sacramentales, especialmente el sacramento del Bautismo que nos incorpora a la
muerte y resurrección de Cristo. Junto con los nuevos bautizados, la comunidad
cristiana renueva las promesas bautismales, renunciando a la vida antigua del pe-
cado y profesando la fe en Cristo Resucitado. Conviene que en las parroquias se
celebre de ser posible algún bautismo, sobretodo de adultos.
20
Semana Santa

d) La eucaristía de la noche santa de la Pascua tiene un encanto especial como anun-


cio eficaz de la muerte del Señor y proclamación gozosa de su resurrección en la
espera de su segunda venida gloriosa (cf. 1 Cor 11,26; 16,22; Ap 22,17.20).

Esta vigilia es figura de la Pascua auténtica de Cristo, de la noche de la verdadera libera-


ción, en la cual, “rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo”,
como anuncia el pregón pascual. Los fieles, tal como lo recomienda el Evangelio (Lc 12,
35-48), deben asemejarse a los criados que con las lámparas encendidas en las manos
esperan el retorno de su Señor, para que, cuando llegue, los encuentre en vela y los
invite a sentarse a su mesa.

Orientaciones Litúrgicas

La Vigilia Pascual es una vigilia nocturna. Por tanto, no debe escogerse ni una hora tan
temprana que la Vigilia empiece antes del inicio de la noche, ni tan tardía que concluya
después del alba del domingo. Hay que evitar que esta celebración se asemeje, en
cuanto a la hora, a una Eucaristía vespertina más de día sábado. Por otra parte, se debe
evitar presentar la Vigilia Pascual como una celebración del Sábado Santo: aunque
cronológicamente se realice el sábado, forma parte de la Liturgia del Día de la Santa
Pascua, es decir del domingo.

Es bueno considerar los elementos constitutivos de cada una de las partes de la cele-
bración de esta Vigilia que, siendo distintas, son complementarias y van in crescendo
en su temática y realización. A nadie le está permitido alterar el orden establecido de
los ritos.

 Lucernario: La primera parte consiste en una serie de acciones y gestos simbólicos


que conviene realizar con tal dignidad y expresividad que su significado propio
sugerido por las moniciones y las oraciones, pueda ser realmente percibido por los
fieles. En el lugar adecuado y fuera de la iglesia, se preparará una buena hoguera
(no una pequeña fogata) destinada a la bendición del fuego nuevo, cuyo resplan-
dor debe ser tal que disipe las tinieblas e ilumine la noche.

 Prepárese el Cirio Pascual que, para la veracidad del signo, ha de ser de cera autén-
tica y nuevo (no deben volver a usarse los cirios de años anteriores, pues la Pascua
es novedad). El cirio ha de ser relativamente grande, de manera que pueda evocar
realmente que Cristo es la luz del mundo. La bendición del cirio se hará con los
signos y las palabras propuestas por el Misal, colocando los cinco clavos de cera
según lo prescrito.

 La procesión en la que el pueblo entra a la iglesia se ilumina únicamente por la


llama del cirio pascual que va delante de la procesión. Al encender el cirio e iniciar
21
Orientaciones Litúrgicas

la procesión el celebrante entona la primera aclamación: “Luz de Cristo” a la que


la asamblea responde “Demos gracias a Dios”. Se inicia la procesión que puede ser
en silencio o entonando un canto apropiado y el cirio va delante de la procesión.

 Al llegar al presbiterio, o si se considera oportuno en la puerta de la Iglesia, se en-


tona el segundo “Luz de Cristo” y la llama del cirio pascual pasará poco a poco a las
velas que los fieles tienen en sus manos. La luz de las velas se debe originar en la
luz del cirio y por ello no se deben prender las velas con fósforos o encendedores.
Entretanto, la iglesia debe permanecer con la luz eléctrica totalmente apagada.

 Cuando todas las velas han sido encendidas se entona el tercer “Luz de Cristo” se
encienden las luces del templo y se procede a la entonación del pregón pascual
que puede ser entonado por el propio celebrante, por un diácono o si es necesario
proclamado por un cantor. Los fieles deben permanecer con las velas encendidas
durante el pregón pascual.

 La Liturgia de la Palabra constituye la segunda parte de la Vigilia. Los textos ele-


gidos de la Sagrada Escritura describen momentos culminantes de la historia de
la salvación, cuya plácida meditación se facilita a los fieles con el canto del salmo
responsorial, el silencio y la oración del sacerdote celebrante que concluye cada
bloque.

 La estructura restaurada de la Vigilia presenta siete lecturas del Antiguo Testa-


mento entresacadas de los libros de la Ley y de los Profetas y dos del Nuevo Tes-
tamento, es decir la lectura del Apóstol y del Evangelio. De esta manera, la Iglesia
“comenzando por Moisés y siguiendo por los profetas” (Lc 24,27) interpreta el
misterio pascual de Cristo. Por lo tanto, en la medida en que sea posible, léanse
todas las lecturas indicadas para conservar intacta la índole propia de la Vigilia
Pascual que exige una cierta duración.

 Sin embargo, si las circunstancias pastorales aconsejan que se reduzcan aún el


número de las lecturas, léanse al menos tres lecturas del Antiguo Testamento, de
manera que estén representadas la Ley y los Profetas; nunca se puede omitir la
lectura del capítulo 14 del Éxodo, con su cántico correspondiente.

 El significado tipológico de los textos del Antiguo Testamento tiene sus raíces en el
Nuevo y aparece sobre todo en las oraciones que el sacerdote celebrante pronun-
cia después de cada lectura; podrá también ser útil para llamar la atención hacia
este significado una breve monición hecha antes de cada lectura.

 Después de cada lectura se canta el salmo con la respuesta del pueblo. Evítese con
todo cuidado que los salmos responsoriales sean sustituidos por otro salmo o por
cantos populares.
22
Semana Santa

 Terminada la lectura del Antiguo Testamento, se canta el himno “Gloria a Dios”, se


hacen sonar las campanas según las costumbres de cada lugar. El Gloria simboliza
el paso de la antigua a la nueva alianza; en algunos lugares existe una hermosa
costumbre de vestir durante el Gloria con flores el altar, el cirio pascual y la pila
bautismal.

 Luego del Gloria el sacerdote pronuncia la oración colecta y de este modo se pasa
a las lecturas del Nuevo Testamento. Se lee la exhortación del Apóstol sobre el
Bautismo entendido como inserción en el misterio pascual de Cristo.

 Después, todos se levantan y el sacerdote entona por tres veces el “Aleluya”, ele-
vando gradualmente la voz, y repitiéndolo la asamblea.

 Luego el salmista o cantor entona el “Aleluya”, que el pueblo prosigue intercalan-


do la aclamación entre los versículos del salmo 117, tan a menudo citado por los
apóstoles en la predicación pascual.

 Sigue el anuncio de la Resurrección del Señor con la lectura del Evangelio, culmen
de toda la liturgia de la Palabra. Terminada la proclamación del Evangelio no se
omita a la homilía, aunque sea breve.

 La liturgia bautismal es la tercera parte de la Vigilia. Es aconsejable culminar la


iniciación cristiana de adultos celebrando los sacramentos pascuales. Si no es po-
sible, se puede también celebrar el bautismo de algún niño.

 Aun en el caso en que no haya bautizos en las iglesias parroquiales se hace la ben-
dición del agua bautismal. Si esta bendición no se hace en la fuente bautismal sino
en el presbiterio, el agua bautismal debe ser trasladada después al baptisterio.

 Donde no haya bautizos ni se deba bendecir el agua bautismal, hágase la bendi-


ción del agua para la aspersión de la asamblea, a fin de recordar el bautismo.

 Para bendecir el agua el sacerdote invocando al Espíritu Santo puede introducir si


lo cree oportuno tres veces el cirio pascual en el agua.

 A continuación tiene lugar la renovación de promesas bautismales introducidas


por la monición que hace el sacerdote celebrante. Los fieles, de pie y con las velas
encendidas en sus manos responden a las interrogaciones. Se puede entonar un
canto apropiado mientras se encienden las velas.

 Después tiene lugar la aspersión: de esta manera los gestos y las palabras que los
acompañan recuerdan a los fieles el bautismo que, un día, recibieron. El sacerdote
celebrante hace la aspersión pasando por toda la nave de la iglesia, mientras la
23
Orientaciones Litúrgicas

asamblea canta la antífona “Vidi aquam” u otro canto de índole bautismal.

 Es aconsejable que los Domingos de Pascua se reemplace el rito penitencial por la


aspersión del agua, según lo prescribe el misal.

 El rito bautismal concluye con la Oración de los Fieles, en las que los neófitos y
toda la comunidad ejercen su sacerdocio bautismal.

 La Liturgia de la Eucaristía es la cuarta parte de la Vigilia, y su punto culminante,


porque es el sacramento pascual por excelencia, memorial del sacrificio de la cruz,
presencia de Cristo Resucitado, consumación de la iniciación cristiana y pregusta-
ción de la Pascua Eterna.

 Hay que poner mucho cuidado para que la liturgia eucarística no se haga con prisa;
es muy conveniente que todos los ritos y las palabras que los acompañan alcancen
toda su fuerza expresiva: la procesión de las ofrendas, en las que convienen que
participen los neófitos, si los hay; la plegaria eucarística a ser posible cantada, con
sus embolismos propios; la comunión eucarística que es el momento de la plena
participación en el misterio que se celebra.

Algunas indicaciones de carácter pastoral

• Cuídese de tal modo la liturgia de la Vigilia Pascual que se pueda hacer llegar al
pueblo cristiano las riquezas que contienen las plegarias y los ritos; es necesario
que se respete la verdad de los signos, se favorezca la participación de los fieles,
y que no falten ministros, lectores y cantores para el buen desarrollo de la cele-
bración.

• Se recomienda encarecidamente a los pastores que en la formación de los fieles


insistan en la conveniencia de participar en toda la Vigilia Pascual, combatiendo la
idea errónea y arraigada de culminar la Semana Santa en la crucifixión.

• Hay que favorecer el hecho que los grupos particulares tomen parte en la cele-
bración común de la Vigilia Pascual en la parroquia, de suerte que todos los fieles,
formando una única asamblea, puedan experimentar más profundamente el sen-
tido de pertenencia a la comunidad eclesial. Evítese celebrar dos Vigilias Pascuales
en una misma comunidad.

24
Semana Santa

9. DOMINGO DE RESURRECCIÓN:

Citas bíblicas

-Hechos 10, 34a. 37-43

-Salmo 117

-Colosenses 3, 1-4

-Juan 20, 1-9

Sentido Teológico

El amanecer del día Domingo de Pascua anuncia el gran día en que actuó el Señor. El
sepulcro vacío anuncia la Resurrección de Cristo. Los apóstoles proclaman con firmeza
el misterio de la Resurrección. ¡Aleluya! ¡Cristo ha resucitado! es el anuncio pascual
que resuena hoy con toda su fuerza en el corazón de los creyentes.

Cristo vive y ha vencido a la muerte; es el Señor de vivos y muertos. Cristo Resucitado


es el centro de la vida cristiana y el fundamento de nuestra fe. Si hemos resucitado con
Cristo, debemos buscar las cosas de arriba y comenzar una vida nueva.

Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de
Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de un
solo y único día festivo, más aún, como un gran Domingo.

Orientaciones Litúrgicas

 La Pascua es la solemnidad de las solemnidades y por ello debe ser celebrada


con el máximo esmero y cuidado. Son muchos los fieles que no pudiendo asistir
a la Vigilia Pascual desean celebrar con gozo la Resurrección de nuestro Salvador
Jesucristo.

 En lugar del acto penitencial, es muy conveniente hacer la aspersión con el agua
bendecida durante la celebración de la Vigilia. Con la misma agua bendecida con-
viene llenar los recipientes (pilas) que se hallan a la entrada de la iglesia.

 El canto del Aleluya deberá ser resaltado tanto en la Misa como en las demás ce-
lebraciones litúrgicas.

25
Orientaciones Litúrgicas

 El Cirio Pascual, que tiene su lugar junto al ambón o junto al altar, enciéndase
al menos en todas las celebraciones litúrgicas de una cierta solemnidad de este
tiempo, tanto en la Misa como en Laudes y Vísperas hasta el domingo de Pen-
tecostés. Después, ha de trasladarse al baptisterio y mantenerlo con todo honor
para encender en él el cirio de los nuevos bautizados. En las exequias, el cirio
pascual se ha de colocar junto al féretro, para indicar que la muerte del cristiano
es su propia Pascua.

 Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de
Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si se tratase de
un solo y único día festivo, más aún, como un gran Domingo.

10. INDULGENCIA PLENARIA DURANTE EL TRIDUO PASCUAL

Durante el santo Triduo Pascual podemos ganar para nosotros o para los difuntos el
don de la Indulgencia Plenaria, si realizamos algunas de las siguientes obras estableci-
das por la Santa Sede.

Obras que gozan del don de la Indulgencia Plenaria durante el santo Triduo Pascual

Jueves Santo

- Si durante la solemne reserva del Santísimo Sacramento, que sigue a la Misa de


la Cena del Señor, recitamos o cantamos el himno eucarístico del “Tantum Ergo”
(“Adorad Postrados”).

- Si visitamos por espacio de media hora el Santísimo Sacramento reservado en el


Monumento para adorarlo.

Viernes Santo

- Si el Viernes Santo asistimos piadosamente a la Adoración de la Cruz en la solemne


celebración de la Pasión del Señor.

Sábado Santo

- Si rezamos juntos el rezo del Santo Rosario.

Vigilia Pascual

- Si asistimos a la celebración de la Vigilia Pascual (Sábado Santo por la noche) y en


ella renovamos las promesas de nuestro santo Bautismo.

26
Semana Santa

CONDICIONES

Para ganar la Indulgencia Plenaria además de haber realizado la obra enriquecida


se requiere el cumplimiento de las siguientes condiciones:

a. Exclusión de todo afecto hacia cualquier pecado, incluso venial.

b. Confesión sacramental, Comunión Eucarística y Oración por las intenciones


del Sumo Pontífice. Estas tres condiciones pueden cumplirse unos días antes
o después de la ejecución de la obra enriquecida con la Indulgencia Plenaria;
pero conviene que la comunión y la oración por las intenciones del Sumo
Pontífice se realicen el mismo día en que se cumple la obra.

c. Es oportuno señalar que con una sola confesión sacramental pueden ganarse
varias indulgencias. En cambio, con una sola comunión eucarística y una sola
oración por las intenciones del Santo Padre sólo se gana una Indulgencia Ple-
naria. 

d. La condición de orar por las intenciones del Sumo Pontífice se cumple si se


reza a su intención un solo Padrenuestro y Avemaría; pero se concede a cada
fiel cristiano la facultad de rezar cualquier otra fórmula, según su piedad y
devoción.

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Orientaciones Litúrgicas

Programa de la Basilca Catedral de Lima

DOMINGO DE RAMOS (1 de Abril) SÁBADO SANTO (7 de Abril)


Parroquia del Sagrario Parroquia del Sagrario de Lima
10:00 a.m. BENDICIÓN DE RAMOS 10:00 a.m. Rezo del Camino de la Madre
Basílica Catedral Dolorosa (Vía Matris)
11:00 am. Santa Misa. Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad
Veneración de Nuestra Señora de la
Tarde: SANTO ROSARIO Soledad. 9 a.m. – 6 p.m. (“Stabat Mater”)
Atrio de la Basílica Catedral.
04:00 p.m. Participación de las Parroquias, DOMINGO DE RESURRECCIÓN (8 de Abril)
Hermandades y fieles. SÁBADO 07 DE ABRIL POR LA NOCHE
Basílica Catedral de Lima.
JUEVES SANTO (5 de Abril) 8 p.m. SOLEMNE VIGILIA PASCUAL
Mañana:
Basílica Catedral de Lima DOMINGO 08 DE ABRIL
10:00 a.m. MISA CRISMAL Procesión de Nuestra Señora de la Alegría
Tarde: 07:00 a.m. Iglesia del Carmen
Basílica Catedral de Lima. 10:00 a.m. Atrio de la Catedral: encuentro
06:00 p.m. Celebración de la Cena del con el Señor Resucitado.
Señor. Basílica Catedral de Lima
11:00 a.m. SANTA MISA DE
VIERNES SANTO (6 de Abril-Día de ayuno RESURRECCIÓN.
y abstinencia)
Monasterio de las Nazarenas
05:45 a.m. Procesión del Señor de los Mila-
gros de Nazarenas hacia la Basílica Catedral.
Basílica Catedral
12:00 m. Sermón de las Tres Horas.
03:30 p.m. Celebración de la Pasión del
Señor.
05:00 p.m. Regreso del Señor de los
Milagros a las Nazarenas
Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad.
04:30 p.m. Ceremonia del Descendimiento,
procesión del Jesús del Santo Entierro y
Nuestra Señora de la Soledad
Plaza Mayor de Lima
05:30 p.m. Rezo y meditación de los Dolores
de la Virgen
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