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Universidad de Chile

Facultad de Filosofía y Humanidades

Departamento de Literatura

INFORME FINAL PARA OPTAR AL GRADO DE LICENCIADA EN LENGUAJE Y

LITERATURA HISPANOAMERICANA

LAS BATALLAS EN EL DESIERTO DE JOSÉ EMILIO PACHECO: LA CIUDAD COMO

PUGNA ENTRE TRADICIÓN Y MODERNIDAD

Nombre: Pamela Rejas Pedreros

Profesor: Cristián Cisternas


“La ciudad te seguirá donde vayas…”

Constantino Kavafis
Introducción

En el siguiente trabajo abordaremos la novela “Las batallas en el desierto” de José

Emilio Pacheco desde la óptica del estudio de la representación de la ciudad.

Un texto como el de Pacheco puede considerarse como un exponente de la novela urbana,

debido a dos razones principales: primero, la ciudad es tratada como un personaje, o bien,

se refleja en los personajes principales; y segundo, la ciudad representada es la de la

modernidad, la modernidad hispanoamericana en particular, y como tal muestra sus

características y contradicciones.

El método de trabajo será realizar una lectura detenidos de los capítulos más importantes

de la novela teniendo como hipótesis inicial que una lectura lineal (capítulo a capítulo)

entregará el itinerario de cómo se constituye la ciudad como imagen a través de los

personajes, y sobre todo, a través de Carlitos, el protagonista.


Breve nota sobre la ciudad hispanoamericana:

La experiencia ciudadana de Hispanoamérica es, en muchos aspectos, diversa de la

europea. Y esto porque la modernidad no surgió de nosotros, sino que fue algo visto como

externo: somos un continente en búsqueda desesperada de modernidad, pero a través de la

contradicción, pues muchas veces hemos reaccionado violentamente contra semejante

búsqueda, prefiriendo preservar el lastre de sociedades anacrónicas, patrimonialistas, como

las llamaba Max Weber, en las que la voluntad del jefe, los intentos del clan y las

recompensas debidas a los ejércitos parásitos y pistoleros crean un mundo irracional de

capricho y caudillismo político y de violencia impune.

Somos hijos de la contrarreforma española. Y al ser ésta una muralla levantada contra la

expansión de la modernidad, malamente podríamos ser modernos: intelectual, moral y

políticamente, somos más herederos de San Agustín y Santo Tomás de Aquino que de John

Locke y Martín Lutero. Prima en nosotros más la creencia en los poderes de la jerarquía y

la mediación, que en las capacidades críticas del individuo y la conciencia.

Teniendo como telón de fondo esta disyuntiva, es que estudiaremos las novelas “Las

batallas en el desierto”: ¿qué pasa con el individuo y con la ciudad si se muestra que esa

jerarquía y esa mediación, tan caras a Hispanoamérica, son espurias? ¿Qué puede hacer la

jerarquía y la mediación con los individuos que reniegan de sus leyes?


Las batallas en el desierto

La ciudad del olvido: El mundo antiguo

Desde un comienzo el texto se muestra como fruto de un narrador no – confiable: es una

voz narrativa que, si bien presenta un texto que es fruto de la memoria, esta se inicia con un

decidor “me acuerdo, no me acuerdo, ¿qué año era aquél?”, que desestabiliza la

consistencia de lo narrado. Además, se le dificulta situar el mundo representado en

coordenadas cronológicas exactas; lo que sí sabe es que su mundo es el mundo de la

infancia (de su propia infancia) y que este se constituye gracias a referentes como las

canciones de amor (el antiguo bolero puertorriqueño) los programas de radio1 y películas2

(donde predominaban las aventuras y el melodrama). Un mundo que aún no existía la

televisión3: no existía la confinación de las personas en sus casas frente a la “caja idiota”,

los medios no conspiraban en contra de la observación de la ciudad: por tanto, no es raro

que el narrador también caracterice su mundo (su ciudad) con las marcas de los llamativos

automóviles que llegaron después de la guerra: Packard, Cadillac, Buick, Chrysler,

Mercury, Hudson, Pontiac, Dodge, Plymouth, De soto4.

La ciudad es el mundo y las catástrofes que el narrador recuerda son las típicamente

citadinas: la poliomielitis (es citadina por su segura aparición profusa como noticia en los

periódicos y las radios).

El mundo - ciudad toma su consistencia de los referentes culturales de una sociedad en

proceso de modernización, que en la práctica es el asumir el modelo norteamericano de

1
“Las aventuras de Carlos Lacroix, Tarzan, El llanero solitario, la legión de los madrugadores, Los niños
catedráticos, Leyendas de las calles de México, Panseco, La doctora corazón desde su clínica de almas”
(Pacheco, José Emilio: “Las batallas en el desierto” p. 9)
2
“La invasión de Mongo, Sin ti, La rondalla, La burrita, La mucura, Amorcito corazón eran películas de
Errol Flynn y Tyron Power.”
3
p. 9
4
p. 9
vida, en detrimento de las raíces hispanoamericanas, y en específico, mexicanas (“El trago

típico mexicano tequila fue cambiado por el whisky, hay que blanquear el gusto de los

mexicanos” decía un tío del protagonista5).

Junto a las promesas de la modernidad del modelo norteamericano (“para 1980 se auguraba

un porvenir de plenitud, sin congestiones, sin basura. Para cada familia una casa

ultramoderna y aerodinámica. A nadie le faltaría nadie. Las maquinas harían todo el trabajo

…el paraíso en la tierra. La utopía al fin conquistada.) pero también estaba el temor del

poder atómico y los problemas sociales que, curiosamente, son los mismos que aparecen

una y otra vez en los medios de comunicación hoy:

Era el mundo antiguo. Los mayores se quejaban de

la inflación, los cambios, él transito, la

inmoralidad, el ruido, la delincuencia, el exceso de

gente, la mendicidad, los extranjeros, la

corrupción, el enriquecimiento sin límite de unos

cuantos y la miseria de casi todos6.

El mundo de la novela es un mundo cuya representación vacila entre el recuerdo y el

olvido, que va aparejado con las tradiciones mexicanas (la memoria) en proceso de

disolución y la pujante modernidad “importada” de EE.UU., cuyos referentes más que

objetos concretos, son representaciones de la utopía mínima de la realización personal a

través de iconos virtuales: “marcas”, y relatos escapistas (las “aventuras” y el

“melodrama”), la santificación cultural del olvido.

5
p. xxxx
6
p. 11
“Las batallas en el desierto”, como novela, muestra este conflicto de la cultura nacional

mexicana en el escenario de la ciudad, Un conflicto en que la memoria está destinada a

perder: la duda que abre el relato, es una marca definitoria de la invalidez de la conciencia

que rememora. El final del relato, con la extirpación del suceso definitorio de la identidad

individual del personaje, cierra el círculo: el narrador es un representante de la identidad

mexicana invertida y mutilada por el proyecto de ciudad moderna. Su historia verdadera es

reemplazada por lo que los demás, adaptados y cooptados por la modernidad, dicen que

pasó: y en su balance no hay rebeldía, sino la duda: “me acuerdo, no me acuerdo”, es decir

el dolor de perder su ancla más propia con la realidad.


La ciudad cosmopolita: Los desastres de la guerra

En el segundo capítulo, se empieza a desarrollar la historia rememorada del narrador,

Carlitos, que muestra en su vida de escolar niño – adolescente, como se van instalando los

cambios en la vida mexicana, los que desembocarán en las características actuales de la

Ciudad de México, ciudad emblemática de la contradictoria modernización de

Latinoamérica:

La escuela es una metáfora de la ciudad: esta acoge a niños de diferentes estratos

socioculturales: junto a Carlitos, niño de la Colonia Roma, hijo de un empresario en

mediana decadencia, están sus compañeros Rosales y Peralta cuya pobreza los obligaba a

estudiar gracias a una beca. También había hijos de inmigrantes Toru (cuyo origen oriental

convocaba las burlas de los mismos compañeros, que más adelante bien pueden estar entre

los empleados explotados por un Toru adulto, empresario que se vengaba, en la práctica, de

todas sus humillaciones) e hijos de árabes y judíos. También está Jim, nacido en Estados

Unidos, hijo de la amante de un hombre poderoso del gobierno.

Y este crisol de clases, culturas y etnias está lejos de ser una convivencia pacífica. Hay

violencia en su contacto y su comercio, la cual se representa en un juego infantil:

“En los recreos comíamos tortas de nata que no

se volverán a ver jamás. Jugábamos en dos

bandos Arabes y Judíos. Acababa de establecerse

Israel y había guerra contra la liga árabe. Los

niños que de verdad eran Arabes y Judíos solo se

hablaban para insultarse y pelear7.

7
p. 13
“(…) soy de la Irgun te mato soy de la legión árabe

comenzaban las batallas en el desierto les

decíamos así porque era un patio de tierra

colorada, polvo de tezontle o ladrillos sin árboles ni

plantas solo una caja de cemento al fondo”8

Lo heterogéneo del ambiente se decantaba en jugar a la violencia, jugar a las batallas en el

desierto: un panorama desolador marginado, desarraigado, mostrando, a mi parecer, la

intuición de cada uno de ellos de que no había indicios de esperanza, de que la ciudad no es

más que eso: un desierto, y que el actuar normal de los ciudadanos es la agresión.

La vida escolar era interrumpida por la típica parafernalia modernizadora: “ a cada rato

suspendían las clases para llevarnos a la inauguración de carreteras, avenidas, presas,

parques deportivos, hospitales, ministerios, edificios inmensos”9, que al mismo tiempo con

tratar de afianzar las ilusiones del progreso (la utopía mínima, antes mencionada).

En este escenario de encubierta desolación hay una luz de esperanza: la amistad de Carlitos

con Jim, un niño que representa el proceso de modernidad implantado a la fuerza en

México, venido de la ciudad de San Francisco. Su madre era la amante de un

importantísimo hombre del gobierno, lo que ya da un indicio de cómo se implantaba esta

modernidad: los poderosos la implantaban a través de mecanismos nada transparentes.

Jim vivía en una situación vital contradictoria: por una parte decía ser el hijo de este señor

poderoso, pero sus compañeros decían por lo bajo que esto no era cierto, que su verdadero

padre lo había abandonado cuando era pequeño.

8
p.15
9
p. 15
Esta amistad esperanzadora del niño mexicano de una clase decadente con el niño

norteamericano de origen equívoco incubaba simbólicamente el final del México antiguo:

en su alianza hay un vacío en el lugar de origen.


La ciudad corrupta: Ali baba y los cuarenta ladrones.

En este capítulo se desarrolla la historia de Jim, el amigo de Carlitos, el narrador (en su

infancia), lo que nos entrega un acercamiento a uno de los componentes de esa amistad que

he calificado de simbólica: la unión precaria del México decadente con la modernidad

norteamericana.

Jim vivía una contradicción vital: decía que su padre era íntimo amigo del presidente

Miguel Alemán y que tenía mucho dinero, pero por otro lado, no pasaba inadvertido a sus

compañeros que esto era incompatible con asistir al colegio de medio pelo que compartían.

Este señor poderoso, al que Jim sindicaba como su padre, era un alto funcionario del

gobierno de Miguel Alemán: de ahí el título del capítulo, el presidente Alemán

correspondería a Alí Babá, jefe de un grupo ominoso de depredadores políticos, lo

Cuarenta Ladrones (uno de los cuales sería este señor poderoso). Esto corresponde más que

a un análisis político – que bien puede ser acertado – a la visión que tiene el pueblo

mexicano de sus dirigentes: que se aprovechan de los ciudadanos para solventar sus

propios negocios e intereses. Pero que además son intocables, figuras casi míticas, como

los ladrones de las Mil y Una Noches, inamovibles por el pueblo, el que solo debe aceptar

pasivamente ser víctimas de su codicia y, además, ser espectadores de su parafernalia

modernizadora, su coartada pública para eternizarse en el poder.

Estos ladrones se validan con sus inauguraciones de edificios y carreteras (en el capítulo

anterior, el narrador recuerda que se suspendían regularmente las clases para asistir a estas

ceremonias). En la vida privada, estos señores del poder dan rienda suelta a su condición

corrupta. Esto se traspasa a la vida de Jim a través de su madre, que representa valores
deformados, ya que es una mujer que supedita su satisfacción social y sexual a un hombre

le roba a los más pobres para enriquecerse a sí mismo.

El narrador expone el punto crucial de su unión con Jim, al referirse a qué pasaba con la

valoración de jim y de su situación social:

“. Jim se pelea y no quiere hablar con nadie no me

imagino que pasaría si se enterase de los rumores

acerca de su madre cuando el esta presente los ataques

se limitan al señor. Jim se ha hecho mi amigo porque

no soy su juez, en resumidas cuentas el que culpa tiene,

nadie escoge como nace, donde nace, cuando nace, de

quienes nace”10

Carlitos en la suspensión basa su amistad en esa suspención del juicio. Para dar rienda

suelta a su fascinación por la nueva cultura, los iconos que estaban reemplazando su

realidad mexicana:

“los viernes, a la salida de la escuela iba con Jim

al roma, el royal, el balmori, cines que ya no

existen películas de lassie, o elizabeth taylor

adolescente nuestro predilecto programa triple

visto mil veces frankenstein, drácula, el hombre

lobo…”.

10
p. 19.
La ciudad y las tradiciones: El lugar de en medio

Si en el capítulo anterior el foco estuvo puesto en la figura de Jim y de su virtual grupo

familiar, ahora la narración se centra en la familia del propio narrador.

En su descripción el narrador se distancia de su propio presente y sus tradiciones, no las

defiende, las ve como un obstáculo para acceder a la vida que le gustaría:

“Eramos tantos hermanos que no podía

invitar a Jim a mi casa…mi madre

siempre arreglando lo que dejábamos

tirado, cocinando, planchando, lavando

ropa. Ansiosa de comprar lavadora,

aspiradora, licuadora, olla express

refrigerador eléctrico”11

Frente a la alta valoración – y futuro enamoramiento – que Carlitos siente hacia la madre

de Jim, su propia madre era cuestionada como un resabio arcaico, un ser que no pertenecía

a la ciudad: juzgaba extranjeros al resto de los mexicanos y aborrecía en especial a los

capitalinos, sin duda era una mujer del campo”.

Indudablemente la eventual identidad hispanoamericana pasa por analizar su relación con

el catolicismo; la espada española vino a Las Indias acompañadas de la cruz cristiana,

hasta nuestros días, tal situación marca el eventual ser hispanoamericano.

11
p. 24.
El historiador Mario Gongora al igual que Eyzaguirre valoran el legado hispano y católico

como conformador de la identidad hispanoamericana y critican abiertamente las

planificaciones globales, que buscando desarrollar América latina, olvidan el patrimonio

cultural de esta y concluyen en el fracaso. En esta línea, como veremos después, la madre

defenderá lo posición católica tradicional: en ella, como representante de las raíces

mexicanas, recaen todos los valores católicos más tradicionales.

Latinoamérica, en su busca de la modernidad, hace un rodeo a la trilogía compuesta por

Marx, Nietzsche y Freud, que fundan la modernidad en la ruptura con el cristianismo –

Dios ha muerto pasa a ser la consigna de la modernidad secularizadora – para encontrar un

camino para resolver esa tensión en la búsqueda de una identidad moderna y cristiana a ala

vez, sintetizada en el barroco.

Esta ciudad en proceso de modernización que nos presenta la novela, muestra ese camino

de una modernidad no ilustrada sino barroca, no secular sino religiosa. La cual estará

representada en la madre del narrador, aquella ama de casa muy católica que sueña con la

modernización de su cocina.

El padre de Carlitos es la otra de este proceso en que los “antiguos” mexicanos asumían,

quizás torpemente, la modernidad: este hombre era un empresario aproblemado con su

fabrica de jabones, casi colapsado ante la competencia y la publicidad de las marcas

norteamericanas.

Para tratar de hacer algo que lo salve de la quiebra, medidas infantilmente coherentes con

la modernización de origen norteamericana: decide inscribirse en clases de ingles, para

involucrarse más con la cultura estadounidense y subirse al carro de la modernidad.


El retrato familiar lo completa Héctor, el hermano de veinte años del narrador protagonista

que era la oveja negra de la familia y en vez de asistir a la universidad nacional pasaba

semanas en el swing club y billares, cantinas, burdeles. Su pasión era hablar de mujeres,

política y automóviles

El nombre de este capítulo se refiere a la situación social que vive el protagonista que no

solo alude a su condición de clase media, sino que por sobre todo, tiene relación a estar

entre dos polos que sí tienen una identidad más definida, que acentúan la carencia propia.
La ciudad protectora: Obsesión.

Al rememorar las contradicciones de este amor, el narrador finca su existencia en la visita

de un punto muy especial de la ciudad: la plaza.

“…volví a ser niño y regrese a la plaza Ajusco

a jugar solo con mis carritos de madera, la

plaza de Ajusco adonde me llevaban recién

nacido a tomar sol y en donde aprendí a

caminar, Sus casas porfirianas, algunas ya

demolidas para construir edificios horribles, Su

fuente en forma de trébol, llena de insectos que

se deslizaban sobre el agua.”17

Ante sus dudas, quiere sentirse protegido y por eso va a la plaza que lo vio nacer para

sentirse menos a la deriva: en la plaza la ciudad habla, y el Carlitos llega a sentir un gran

amor y una gran nostalgia por ella: encuentra que él también ha crecido y que todo ha

cambiado, comienza a describir personas que vivieron allí, gente mayor gente que

pertenece a un pasado.

La confusión de Carlitos se presenta con mayor intensidad en este capítulo porque, por un

lado el no quiere perder las tradiciones de su ciudad, pero siente también una profunda

atracción por estos nuevos cambios y esa atracción se encarna en Mariana: ella es lo

prohibido, lo que no se puede tocar. Carlitos no quiere ser víctima de los nuevos cambios

pero siente una atracción casi enfermiza por ellos.

17
pp- 33 – 34.
“jugaba en la plaza de Ajusco y parte de mi

razonaba como puedes haberte enamorado de

Mariana sí solo la has visto una vez y por su edad

Podría ser tu madre reflexionaba el

Protagonista.”18

“…durante semanas y semanas preguntaba por

ella, oblicuamente con cualquier pretexto, para

que Jim no se extrañase. Trataba de camuflar mi

interés y al mismo tiempo sacarle información

sobre Mariana…”19

“Mariana se había convertido en mi obsesión.

Por alto este el cielo en el mundo, por hondo que

Sea el mar profundo….”20

El protagonista reconoce su obsesión, y sabe que no puede escapar de ella, por más

destructiva que sea: es una imagen de lo que es la modernidad en Latinoamérica, encarnada

en la ciudad.

18
p. 34
19
p. 34 - 35
20
p.35
La ciudad y la pasión: Hoy como nunca.

En este capítulo es donde se quiebra el equilibrio precario:

“…hasta que un día nublado de los que me

encantan y no le gustan a nadie sentí que era

imposible resistir más”21

Carlitos escapa del colegio por un incontenible deseo de visitar a Mariana y declararle

abiertamente su amor; ya en la casa de Mariana encontró a esta “fresca, hermosísima, sin

maquillaje…”22 , situación que le dio fuerzas para declararse: “porque lo que vengo a

decirle ya de una vez señora y perdóneme es que estoy enamorado de usted…”23

Mariana, como mujer moderna que era, no pudo reaccionar de mejor modo:

“…te entiendo perfectamente, no sabes hasta

que punto. Ahora tu tienes que comprenderme

y darte cuenta de que eres un niño como mi

hijo y yo para ti soy una anciana acabo de

cumplir veintiocho años…”24

Pero no habría pasado de un incidente marcador en la vida de Carlitos, pero privado, pasó a

la consideración pública: después de su escape todos corrieron como locos a buscara

Carlitos. Pero fue Jim el que confesó al profesor que quizás Carlitos había ido a visitar a su

21
p. 36
22
p. 37
23
p. 37
24
p. 38
Madre y la razón que dio fue que Carlitos era “bien raro”: De esta forma, todos supieron lo

que había pasado, aunque Mariana y Carlitos lo negaban, ya todos lo sabían. Este

movimiento que va de la intimidad a la exposición pública es otro rasgo de la ciudad, una o

características que hace que los individuos se vean cada vez más indefensos: una ciudad

que no posee características de un lugar de refugio, un hogar, sino que es un lugar de

peligro y destrucción, una “selva de cemento”, como se dice vulgarmente.


Conclusiones

 El texto se constituye como tal a través de un acto de memoria, la rememoración del

narrador de su propia infancia – adolescencia, pero su calidad de narrador no- confiable

provoca que su relato pueda ser considerado insustancial: si el mundo de la novela es el

de la memoria, el que el olvido se abra paso y trastoque la narración, habla de un

fracaso de la constitución del sujeto.

 Aparejado a lo anterior, si la cuidad es, en teoría, la organización simbólica

de una comunidad plasmada en “lugares” y “servicios”, es posible

considerarla como la encarnación de la memoria colectiva…. Si la ciudad

atenta contra su memoria colectiva al hacer desaparecer los rasgos de su continuidad,

en pro de un supuesto progreso moderno, es la constatación de la

insubstancialidad del sujeto colectivo que la conforma, que interviene y

pierde su memoria, buscando determinados beneficios materiales.

 El sujeto narrador se constituye a sí mismo y a su entorno, principalmente a

través de iconos culturales “importados” de EE.UU. y, en menor medida, de

Europa: los relatos culturales del melodrama y la aventura. Matrices

Culturales escapistas, que lo alejan de sus propias raíces.

 Al hablar de entorno, en el punto anterior, nos referimos directamente a la

Ciudad: esta se organiza y se piensa sí misma, a través de estas matrices: por tanto; no

es de extrañar que en su proyecto no considere la conservación de las

raíces culturales.
 Se muestra a la escuela como una metáfora de la ciudad con su modernidad

Naciente: un crisol de distintas etnias y posiciones socioculturales entre las

Cuales hay manifestaciones de agresión y violencia, encubiertas en el juego,

Las que anuncian el tipo de sociedad que van a perpetuar.

 La amistad del protagonista y de Jim simboliza una alianza que derrumbará

El “México antiguo”: su alianza hay un vacío en el lugar del origen, pues

Carlitos va perdiendo su lugar como clase social y Jim, tiene una posicion

Equivoca: es y no es el hijo de un hombre importante, es y no es norteamericano, y así.

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