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PEDAGOGÍÍA Í SOTO, OSCAR ALEJANDRO

Sin Educación no eliminaremos la pobreza


Por Alieto Guadagni 2 de julio de 2018 infobae.

Abatir la pobreza es un mandato esencial de la justicia social, por eso es importante


prestar atención a las políticas sociales que sean más eficaces en lograr este meritorio
objetivo. Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec),
correspondientes al segundo semestre del año 2017, que cubre 31 aglomerados urbanos
con una población 27,6 millones. El 25,7% es pobre, es decir, nada menos que 7,1
millones de personas. El 4,8% es indigente, esta situación muy extrema de la pobreza
comprende a 1,4 millones de personas.
La desigualdad regional en Bs. As es muy grande; de este lado de la Av. General Paz, es
pobre el 9% de la población, mientras que al otro lado de la Av. General Paz la pobreza
es más del triple (29,5%). En Resistencia (Chaco) casi 40% de la gente es pobre.
Si prestamos atención a la edad de los pobres, debe concitar nuestra preocupación el
hecho de que la pobreza se concentre entre los niños menores de 14 años de edad.
La pobreza afecta principalmente a los niños, ya que cada 100 pobres nada menos que
40 son niños. Esta es la doble tenaza de la marginalidad social, que compromete nuestro
futuro.
Las últimas Pruebas Aprender nos indican que el nivel de conocimientos de estos
niños es muy deficiente. La manera más eficaz de lograr que estos numerosos niños,
que hoy son pobres, dejen de serlo cuando sean adultos es dejar de negarles hoy una
escuela de calidad. Para construir un nuevo futuro con pobreza e indigencia erradicada,
es necesario ofrecerles a los niños una buena educación, comenzando por lo más simple
y elemental, por ejemplo, que las escuelas estén más días abiertas que cerradas. Hay que
reponer los días de clase que se pierden, cualquiera sea el motivo.
Cada vez que se le quita días de clase les negamos a los niños el derecho a adquirir
los conocimientos indispensables para tener un empleo digno, en este difícil mundo
globalizado con expansión únicamente de los empleos que requieren una alta
preparación educativa. Estamos consolidando aceleradamente la pobreza y, lo que aun
es peor, aumentando todavía más la exclusión social.

La Pobreza como obstáculo a la educación.


Prof. Ing. Robert Cano Director Ejecutivo de la Fundación Juntos por la Educación.

Cuando evaluamos el desempeño educativo de nuestros niños y jóvenes, muchas veces


olvidamos la estrecha relación que existe entre los indicadores observados y pobreza.
Esta perversa situación es una de las principales causas del bajo desempeño o logro
académico que históricamente hemos tenido. Cerca del 50% de la población en edad
escolar ha vivido siempre en condiciones de pobreza, y este hecho es el que condiciona
fundamentalmente el éxito del sistema educativo. El entorno, el clima educativo, el
contexto o como querríamos llamarle influye de manera determinante en el logro
educativo de los niños y jóvenes, mucho más que en aprendizaje recibido en las aulas.
Bajo la palabra pobreza muchas veces olvidamos que, para un niño esto representa frio,
enfermedades no tratadas, hambre, violencia física, abuso, trabajo infantil,
discriminación, PERO, a pesar de todo eso, esperamos que le vaya bien en la escuela.
Se entiende porque el 70% del logro académico de los niños está condicionado por su
entorno… y no por lo que se le brinda en la escuela. Lamentablemente la pobreza
infantojuvenil no ha tenido una evolución favorable en las últimas décadas. Desde hace
treinta años, seguimos con el 45% de esta población viviendo en situación de pobreza.
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En la década de los años 80 años, 1 de cada 10 niños que iniciaban sus estudios podía
llegar a bachiller 12 años después. Y si bien hoy, no se nota una evolución favorable, no
podemos dejar de mencionar que ese promedio esconde también una realidad perversa
que todos debemos conocer. Se estima que en el año 2013, cerca de 70.000 niños y
niñas nacieron en el seno de familias que viven en situación de pobreza o pobreza
extrema, para esos niños, el clima educativo familiar y las condiciones de vida,
conspiran negativamente, desde su nacimiento, contra su desempeño educativo. Se
espera que sólo el 2% de esos 70.000 niños, unos 1400 niños, pueda terminar el
bachillerato. Si no damos prioridad a combatir la pobreza infantil, esto habrá de
ocurrir, independientemente a que tengamos el mejor sistema educativo del
mundo.

La formación docente frente al desafío de la diversidad


Pagina web Seminarium Certificación. Las Condes, Santiago de Chile

El concepto de diversidad se sustenta en la aceptación y el respeto de las diferencias


individuales como condición inherente a la naturaleza humana, y en la posibilidad de
brindar una respuesta educativa a la necesidad de cada persona. Asumir la diversidad en
la escuela no resulta sencillo, de la misma manera que no lo es aceptarlo en nuestro
propio medio.
La historia de la educación se ha basado durante un gran período de tiempo en sostener
y conservar la homogeneidad. La propuesta educativa era representada por un único
modelo al que debían adaptarse todos los alumnos, el que no podía quedaba excluido o
apartado del sistema educativo, poco realista o con intereses en sí mismo.
Actualmente se ha avanzado en cuanto a la concepción de los derechos humanos y a la
idea de integración e inclusión de las personas, no sólo en la educación sino en todos los
ámbitos de la sociedad; pero a pesar de la proliferación de los discursos sobre la
aceptación de la diversidad sostenidos por los nuevos paradigmas de las distintas
políticas sociales y educativas, aún prevalece la normalización, homogeneidad y
simultaneidad como premisas ineludibles de las prácticas educativas cotidianas.
Cada niño que ingresa a la escuela presenta características bio-psico-sociales diferentes,
originadas en diferencias familiares, económicas, culturales y sociogeográficas. Allí
encuentra un sistema de enseñanza bastante uniforme, a cargo de maestros que han sido
formados para estar al frente de un grupo de niños con determinadas características
estándares. Este contraste entre la realidad de los alumnos y la práctica docente provoca
desajustes, problemas que complejizan el escenario de la acción educativa.

Repensando el rol docente


Todo rol se va redefiniendo en un proceso continuo, es un constante desafío que sólo
puede superar un profesional reflexivo, autónomo y transformador. Docente que ha de
definir su rol en un compromiso con la realidad de su tiempo, con sus alumnos, con su
comunidad; en la capacidad de realizar reflexiones críticas, de tomar decisiones y de
gestar cambios en sí mismo y en sus prácticas. Si deseamos abordar la diversidad como
elemento prioritario del lineamiento educativo debemos plantearnos desde cada
institución con su Proyecto Educativo, un equipo docente capaz de actuar
integradamente en propuestas compartidas. Las prácticas educativas individualistas han
perdido vigencia frente a la escuela de hoy, como así también la estructura verticalista
de las instituciones escolares tradicionales.

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Una escuela abierta a la diversidad requiere de docentes capaces de reconocer la


heterogeneidad como premisa ineludible, haciendo propia la consigna de que “todos los
niños pueden aprender”, adaptando las enseñanzas a las necesidades y ritmos del
aprendizaje individual. No se trata solamente de acompañar el proceso evolutivo de
cada educando, a esto hay que sumarle la intencionalidad pedagógica. Para ello deberá
repensar estratégicamente modos de enriquecer con creatividad diferentes situaciones de
aprendizaje desde una visión constructivista.
La política educativa legaliza la atención a la diversidad y a la integración pero no
acompaña la preparación de los docentes en ejercicio responsables de llevar a la práctica
las reglamentaciones vigentes. Para poder trabajar conscientemente en un proyecto de
inclusión, es indispensable la capacitación de los docentes en servicio para lo que sería
prioritario realizar un adecuado estudio de la situación y así poder actuar en
consecuencia.

Proyecto Educar en la Diversidad


UNESCO (2000) Balance de los 20 años del Proyecto Principal de Educación para América
Latina y el Caribe EDUCAR EN LA DIVERSIDAD

Las reformas educativas como respuesta a la diversidad y necesidades de los alumnos


exigen nuevas competencias de los docentes que requieren acciones sostenidas de
formación. En todos los países se ha realizado un importante esfuerzo para capacitar y
actualizar a los docentes, sin embargo existe cierto consenso respecto a que la
formación no ha producido, en general, cambios significativos en la práctica de las aulas
ni ha mejorado la calidad de los aprendizajes. Enseñar es una profesión y un arte que
requiere un aprendizaje permanente. Los docentes han de ser “eternos aprendices”, ya
que constantemente han de construir nuevos conocimientos para resolver nuevas
situaciones o problemas. Desde hace ya algunos años ha habido una polémica
importante respecto de sí los docentes tienen que tener más conocimientos pedagógicos
que académicos y viceversa. Esta discusión no tiene mucho sentido porque ambos son
necesarios; el sólo conocimiento de las disciplinas no asegura que los alumnos
aprendan, así como un buen método y organización de la enseñanza o gestión del aula
tampoco aseguran por sí mismos el aprendizaje de los contenidos escolares. No obstante

La docencia es algo más complejo que enseñar a aprender, por lo que la formación de
los docentes habrá de promover las siguientes competencias:

 Reconstruir críticamente el papel de la educación en la nueva sociedad del


conocimiento y de la información. Los docentes han de formarse tanto en el
dominio de los recursos de información como en habilidades sociales, cognitivas
y lingüísticas que les permitan adaptarse críticamente al cambio. La formación
en valores éticos y morales es también fundamental para contribuir a la igualdad
de oportunidades y el desarrollo de sociedades más justas.
 Trabajar en equipo con otros docentes y profesionales para elaborar un proyecto
educativo conjunto que de coherencia y continuidad a la acción educativa que
cada docente desarrolla en la institución educativa.

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 Capacidad de innovar para mejorar la práctica a través de procesos de reflexión


e investigación de la propia acción. El aprendizaje de la práctica reflexiva
requiere que las actividades de formación de los docentes consideren las
características de los contextos en los que intervienen y los problemas reales que
enfrentan en su práctica. La reflexión y análisis de la práctica se basan en una
construcción constante de la realidad que implica una interacción continua entre
los conocimientos que posee el docente y la realidad en la que actúa.
A lo anteriormente señalado habría que añadir que los docentes deben
tener conocimientos, destrezas y actitudes para atender la diversidad, es
decir para trabajar con niños y niñas procedentes de diferentes contextos
sociales y culturales y que tienen diferentes capacidades, ritmos y estilos de
aprendizaje.

“LÍMITES Y POSIBILIDADES. LA ESCUELA FRENTE A LA


VIOLENCIA ESCOLAR”
Vianel Silvana García. Universidad Nacional de la Plata

Indagar acerca de la violencia escolar implica partir de la convicción de que ésta es un


brazo de la violencia que invade a la sociedad en su conjunto. Es una problemática que
afecta a personas e instituciones y las causas son múltiples. El análisis que Valentín
Martínez-Otero Pérez (2005) hace sobre las posibles causas de la violencia. Según el
autor, las fuentes de ésta se encuentran por un lado, en las desigualdades sociales, con
grandes sectores afectados por la pobreza y el desempleo, y aun cuando la escuela
contrarresta los efectos negativos de este desequilibrio estructural, poco puede hacer en
solitario. También puede identificarse, por otro lado, un plano de relaciones
interpersonales: la desmotivación del alumno respecto de metodologías poco atractivas
o al fracaso escolar; insuficiente insensibilidad hacia las necesidades de los alumnos, la
configuración del profesor como una figura contra la que hay que rebelarse o
directamente ignorarla; el empobrecimiento de la comunicación y el aumento de
relaciones presididas por la rivalidad; el individualismo rampante y el debilitamiento del
sentido de la comunidad; etc. Creemos que también pueden señalarse aspectos de la
familia que son disparadores de violencia: la desintegración del grupo familiar con la
consecuente desatención de los hijos; padres que trabajan todo el día y son
reemplazados por hermanos más grandes que crían a sus hermanas más chicos; la
utilización de la violencia en el hogar, en donde el joven aprende a resolver los
problemas con arreglo a lo que vive; los métodos educativos basados en la indiferencia
o en la punición o también en la permisividad; la falta de afecto y contención al interior
del núcleo; etc. Y finalmente, pero sin agotar el abanico de causas, la escuela puede
tener aspectos que también contribuyan: las múltiples exigencias de adaptación
provenientes de un entorno escolar altamente jerarquizado, burocratizado y tecnificado;
la hipervigilancia institucional y los métodos pedagógicos basados en comparaciones y
en castigos; las preocupaciones exclusivas por los resultados académicos de los alumnos
y su comparación con la norma en detrimento de las personas y de los procesos
educativos; la presencia de una cultura escolar hegemónica que puede chocar contra
otras en posición desventajosa, la asimetría relacional y comunicativa entre educadores
y educandos; etc.

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Pensando en términos de Bullying-Disciplina-Límites


2 mayo, 2017 Prof. Ana María Sanchez

Pensar en diferentes palabras para llamar a la violencia que habita la sociedad y las
prácticas escolares, supone tener una relación con “el quiebre de la palabra”. Al decir
de M. Percia (2000) que el comprender y atender las violencias cotidianas presume
experiencias de una palabra: lastimada, rota y golpeada; el autor se interroga ¿cómo se
cura la palabra?…entonces se piensa (continuando con la metáfora) en impartir un
“tratamiento” de la palabra: “la palabra se cura hablando”; para recuperar el poder de
pensar; ya que no se resuelve su cura con más violencia. “Tener palabras es pensar lo
que nos pasa”. M. Percia (2000)
Me ha llevado a revisar mi propia biografía escolar, donde prosperaban lo que
llamábamos “cargadas” “hostigamiento” “discriminación” o “insultos” de parte de
nuestros compañeros/as de clase; pero que siempre “existía” un “adulto” que ponía fin a
cada situación; marcaba el límite roto por la palabra y se trabajaba el valor de la
empatía.
Luego de repensar la propia experiencia escolar, profundicé en el recuerdo de cada
observación áulica de la cátedra Espacio de la Práctica docente, en escuelas públicas y
privadas.
Recordé algunas situaciones en N. Primario y N. Secundario…donde estas cargadas,
etiquetamientos o descalificaciones dentro del aula hacia otro/a niño/a eran en algunos
casos invisibilizados por los docentes a cargo de los mismos. He visto docentes (nadie
me lo contó): que sí marcaban los límites del cuidado de la palabra, parando la clase
para “enseñar” a sus alumnos la importancia del respeto de la palabra hacia un
compañero/a; como también he presenciado situaciones donde se hace oídos sordos
continuando con la “transmisión de contenidos”. Adultos presentes y adultos ausentes
ante lo tradicionalmente llamado falta de disciplina y hoy denominado “Bullying”, en
casi todos los espacios sociales y principalmente en la escuela.

Límites y convivencia en la escuela


29/09/2011 - 3:26 Clarin.com

El director de un colegio de Pergamino en Bs As fue brutalmente golpeado por un


alumno de 15 años y su madre, que lo tajeó en la cara con un cuchillo de cocina. Tuvo
que ser hospitalizado. Por la noche hubo una marcha de repudio en esa ciudad y los
gremios docentes decidieron no dar clases.
Pero desde hace tiempo se ha instalado un nuevo fenómeno: la violencia contra los
profesores. Ahora, son los maestros el blanco. La vieja alianza entre padres y docentes
para educar a los chicos ha dejado lugar a otra, de padres y chicos contra los
maestros.
Según los gremios docentes, en la provincia de Bs As. tres maestros son agredidos por
día. Dar clase es una tarea ardua. Y lo es mucho más cuando la violencia se propaga sin
que existan límites, que no es absolutamente lo mismo que represión, y la escuela se
convierte en un espacio donde en lugar de imperar el saber lo hace la ley de la selva.

El pacto escuela-familia
María del Carmen Feijoó ; Silvina Corbetta

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“la relación entre familia y escuela es importante no sólo por las posibles
intersecciones entre ambas instituciones sino también porque la acción de la escuela se
constituyó históricamente sobre el supuesto implícito de una relación de colaboración
mutua con la familia. La institución escolar espera que las familias organizadas
alrededor del modelo tradicional participen de sus actividades, de la cooperadora y de
los actos escolares pero, mucho más importante que eso, espera también que acompañe
y refuerce el desempeño escolar de los chicos. Esta relación de complementariedad
tiene como supuesto que los padres comparten los mismos códigos que la escuela”
(Feijoó, 2002). En esta fase de la investigación, los indicios de su existencia surgen
sobre todo a partir del relato de los docentes acerca de lo que esperan de las familias, y,
en menor grado, del discurso de los padres en sus demandas hacia la institución escolar.
Y los indicios de la tensión existente en el pacto surgen de la asimetría de las quejas
hacia lo que los otros no dan. En el caso de los maestros, la falta de atención de los
hogares a la tarea escolar, o la falta de apoyo y seguimiento, mientras que, en el caso de
los padres, las quejas se centran en pedidos excesivos de materiales, poca comprensión
de las restricciones económicas que caracterizan la vida actual de las familias, la
arbitrariedad en la aplicación del sistema de sanciones, la baja capacidad de seguimiento
de los problemas específicos de los chicos, y la debilidad en la atención de lo que
consideran la tarea principal de la escuela: impartir conocimientos.

La Educación, cosa de dos: La escuela y la familia


Sofía Domínguez Martínez

El rol de padres de alumnos es totalmente un rol social, ya que obliga a los padres a
afrontar situaciones de interacción alguno de ellos no muy bueno y otras satisfactorias.
Hay muchos maestro que no valoran la carga emocional que tiene para muchos padres
esta participación en la escuela y a veces no se les facilita demasiado las cosas o no se
les acoge de la manera más adecuada para que se sientan cómodos e incluso se da al
contrario, a muchos profesores/as le provoca angustia los encuentros con los padres
dando impresión de profesionales arrogantes.
En cuanto a los roles de la escuela se clasifican en cognitivos referente a los
aprendizajes metódicos, colectivos; en cuanto al rol pedagógicos, los profesores eligen
el método pedagógico a usar con su alumnado y lo más beneficioso para ellos/as; el rol
evaluativo facilita la participación de los padres de toda la información referente a los
sistemas de evaluación, proceso de enseñanza y aprendizaje usado con sus hijos/as y por
último el rol de profesionales que deben hacerse responsables del fracaso escolar del
alumno y aceptar sus funciones y su papel.

Necesidad de interacción entre padres y maestros/as


La necesidad de que se establezca una interacción entre el docente y los padres se debe
a varios aspectos según el autor Macbeth (1989):
 Los padres son los responsables, ante la ley, de la educación de sus hijos por lo
cual son clientes legales de los centros educativos, a los que asistan sus hijos y
deben ser bien recibidos y bien atendidos.
 Ya que se debe compatibilizar la educación familiar, no formal, con la de la
escuela, formal, creando una educación compatible e interrelacionada. Y por
ello, los docentes y el centro educativo deben tener en cuenta la educación
familiar para crear y fomentar un aprendizaje escolar.

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 La educación familiar es la base e influye enormemente en la enseñanza formal


y es un factor significativo entre la complejidad de factores asociados a la
desigualdad de oportunidades en educación.
 Los profesores deben velar porque los padres cumplan sus responsabilidades y
obligaciones y para facilitar esto es necesaria la interacción y cooperación
familiar, mediante la participación de estos en la escuela y una comunicación
fluida y habitual.
 Y como los padres son los responsables de sus hijos/as estos deben intervenir y
tomar parte de las decisiones que se toman en la escuela sobre su
funcionamiento y organización a través de sus representantes elegidos por
ellos/ellas para que así lo sea.
 Esta interacción facilita a los docentes conocer mejor a su alumno/a y el entorno
familiar y de amistades que le rodean y al contrario, los profesores pueden
informar a la familia sobre características de sus hijos/as que tal vez no pueden
observar en casa o el barrio, puesto que es otro contexto diferente y con otras
características.
Por último señalar, que es evidente que las funciones y responsabilidades son
distintas y diferentes pero lo importante es saber reunir estas diferencias y
completarlas de manera que sean contribuciones positivas. Pero a pesar de darse
esas diferencias existe un punto de unión entre ambos y es que la escuela da
recursos al alumnado para interpretar y proporciona información, ejes básicos de
conocimientos en los que basar conocimientos científicos y culturales y la familia
acoge este conocimiento y lo incorpora en el conocimiento familiar, cultural,
profesional y cotidiano y busca las ocasiones posibles de la vida diaria para
aplicarlos.

Desigualdad y exclusión

Hablar sobre desigualdad implica abordar el contexto en el cual transcurre diariamente.


La violencia y pobreza condiciona fuertemente a los niño, adolecentes, jóvenes y
adultos que habitan en las instituciones educativas. Donde la escuela es mirada como un
lugar donde habría mayor justicia en el cual la inclusión e igualdad de oportunidades se
cumpliría. Pero haciendo un análisis más profundo de la actualidad, las instituciones
perdieron la eficacia real y solo tienen un valor simbólico social.
Los estudiantes afectados por procesos de marginación donde la escuela perdió valor y
en casos potencio estos procesos, estos alumnos tienden a sentirse a si mismos como la
causa de su propia exclusión o “fracaso”. Ahí es donde la escuela debería recobrar valor
en concreto para los niños y adolecentes, siendo excluidos y marginados por
subjetividades relacionadas con su nivel socioeconómico, cultural, y ubicación del
hogar.
Esta auto valía que nos exige o aplica la sociedad sobre los alumnos, hace que ello se
crean merecedores del prejuicio. Goethe “Trata a un ser humano como cree que es, y
será siendo lo que crees que es. Pero si lo tratas como puede llegar a ser, y se convertirá
en lo que está llamado a ser”.

Conclusión

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A lo largo de los años en Argentina se han potenciado las dificultades que enfrentan los
jóvenes para ingresar a la vida adulta, envuelto en contextos desfavorables
socioeconómicos, culturales “erróneos”, impregnados de violencia, drogas y
marginación donde los problemas adquieren mayor extensión, y constituyen un factor
de alto riesgo de desempleo, de discriminación y desafiliación socio-institucional.
Generalmente se tiende a decir que en Argentina la educación es gratuita, es decir que
implica que las universidades son públicas, por lo tanto la persona que no se convierte
en profesional o la persona que no progresa en la vida es porque “no quiere”. Otra frase
muy común en nuestra sociedad es que como Argentinos no aprovechamos nuestras
oportunidades para progresar, estas frases despectivas no tienen ningún sustento firme o
concreto mas allá de sus procesos generadores de marginación y exclusión de los
alumnos llevándolos a valorarse o pensar que son menos que otras personas por su
contexto sociocultural o económico. Creyendo que un alumno pobre, marginado, que
convive en un contexto de violencia, armas, drogas, asesinatos, robos y violaciones “NO
PROGRESA PORQUE NO QUIERE”. Esto nos lleva como futuros docentes a
plantearnos, contener a esos alumnos marginados por su país, la sociedad y en muchos
casos su propia familia lo cual nos debería llenar de orgullo esta difícil tarea y tomarlo
con profunda vocación y responsabilidad y desde nuestro pequeño lugar que serán las
aulas tratar de hacer una pequeña diferencia en la vida de los nuestros alumnos.

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