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Cinco ejemplos de cómo contaminamos el medio ambiente

Lo dicho: te invitamos a repasar 5 ejemplos de acciones cotidianas que perjudican el


medioambiente, así como sus respectivas medidas para prevenirlas. Toma nota de
ello:

1. Envoltorios y embalajes
Cada vez más gente está concienciada con la importancia del reciclaje. Sin embargo,
aún queda mucho trecho por recorrer, y a veces nos cuesta saber cómo reciclar
adecuadamente algunos productos como medicamentos, bombillas, móviles, plásticos…
incluso reciclando, ¡también contaminamos!

Medida: el mejor reciclaje es el que no debe realizarse. Por eso, cuando compres,
procura adquirir productos a granel (siempre que te sea posible), o con envases
respetuosos con el medio ambiente; reduce el volumen de residuos que generas, y
asegúrate de que todos los miembros de tu familia saben cómo reciclar
correctamente. En caso de duda, puedes consultar algunas páginas con información
útil al respecto, como Ecoembes.

2. Comer melones y sandías en invierno, o naranjas en verano…


En relación con lo anterior, podemos añadir que el consumo de determinados productos
en lugar de otros daña en mayor medida el medio ambiente. Por ejemplo
en alimentación, que representa una buena parte de nuestro consumo diario, las frutas
y verduras fuera de temporada (producidas en invernaderos, o provenientes de lugares
muy lejanos obtenidas y transportadas sin garantías ecológicas), los alimentos
genéticamente modificados o el abuso de carne y pescado son algunos de los malos
hábitos que muestran cómo contaminamos el medio ambiente sin darnos cuenta, y que
podemos corregir de un modo sencillo y sin esfuerzo.

Medida: puedes ser más responsable con tu


consumo diario consumiendo productos de proximidad, adquiriéndolos
directamente de los productores o en alianza con otros consumidores:
las cooperativas de consumo son una opción cómoda, sencilla y respetuosa con el
medio ambiente. También puedes comprar en tiendas de comercio justo, donde
garantizan la procedencia de todos sus productos, elaborados teniendo en cuenta el
respeto al medio ambiente y la dignidad de las personas que los producen.

3. Esperando el agua caliente en la ducha


El agua es un recurso natural tan necesario como limitado. Se estima que en Perú, por
persona y día, consumimos unos 250 litros de agua (según datos del INEI para 2018).
Una ducha de 15 minutos, por ejemplo, representa un consumo de más de 60 litros, o
un lavado de manos, vajilla de 1 minuto, requiere casi 4 litros de agua.

Medida: además de cerrar el caño o bebedero mientras nos lavamos las manos en
la Universidad.
4. Usar tomacorrientes para cargar celulares
No es solo una preocupación ambiental la que nos ha de llevar a tener más en cuenta el
consumo de energía eléctrica. La constante subida del precio de la electricidad ya es
motivo por sí mismo suficiente para controlar nuestro gasto, y que en términos
ambientales se puede traducir en una reducción de las fuentes
de energía sucia (nucleares, térmicas…).

Si además le añadimos que en la mayoría de los hogares todavía se utilizan bombillas


incandescentes (las cuales ya no se producen, siguiendo una normativa medioambiental
aprobada en los últimos años), la electricidad extra que consumimos sin darnos
cuenta se multiplica exponencialmente.

Medida: procurando ahorrar la energía necesaria, utilizar cargadores


externos, apagar los celulares que no estemos usando o emplear enchufes con
botón de encendido y apagado general puede ahorrarnos hasta un 20% en nuestra
factura eléctrica, ¡con los beneficios ambientales que supone este ahorro!

5. Utilizar determinados productos de limpieza en las prácticas de laboratorio


La mayoría de los productos de limpieza procedentes de la industria están elaborados
con productos potencialmente tóxicos, y algunos incluso muy contaminantes. Para
evitarlos, lee atentamente la composición de los productos que adquieras o, si te
animas, te proponemos que los fabriques en tu propia casa con
componentes completamente naturales. A continuación te ofrecemos algunos
ejemplos de productos de limpieza completamente biodegradable y caseros, aunque en
Internet podrás encontrar mucha más información sobre el tema:

Suavizante: además de ser respetuoso con el medio ambiente, el suavizante casero


elaborado simplemente con vinagre (medio litro), agua (1 litro) y bicarbonato (un par
de cucharadas soperas) te permitirá ahorrar algunos euros, ¡que siempre vienen
bien!

Limpiador de metal quirúrgico o pinzas: los productos químicos para limpiar pinzas,
bisturíes u otros objetos de metal suelen ser altamente tóxicos y abrasivos, pero los
puedes sustituir por una simple piel de plátano: frotando su cara interior contra los
objetos de plata conseguirás limpiarlos y hacerlos brillar como nunca.

Restauradores de madera: las masillas para cubrir arañazos y golpes en los muebles
de madera se pueden sustituir con nueces sin cáscara: si las frotas sobre los arañazos,
verás cómo en pocos minutos desaparecen sin tener que emplear productos
abrasivos de ninguna clase.

Otras claves para no contaminar el medioambiente en tu día a día


Además de las medidas que te hemos expuesto en el apartado anterior para combatir
aquellas acciones con las que contaminamos el medioambiente de nuestra universidad,
sin darnos cuenta, también puedes poner en práctica otros hábitos en tu día a día.
Veamos:
Reducir tu consumo de bolsas plásticas. No es suficiente que tengas que pagar por
ellas en los supermercados y tiendas. La mejor opción es reciclarlas, reutilizarlas o
simplemente buscar cestas o bolsas de hechas con otro material.

Construye un huerto ecológico en nuestra universidad y prueba a cultivar tus


propias frutas o productos. La idea no es que te conviertas en un productor a gran
escala (o al menos no en un principio), pero sí que tengas conciencia de los ciclos
naturales, la producción local y el cuidado de los recursos.

Reducir la contaminación del medioambiente, ¿tarea imposible?


Casi cualquier actividad humana tiene repercusiones sobre el medioambiente, con lo
cual reducir nuestro impacto ecológico a cero es una tarea imposible.

Otra cosa distinta es intentar minimizarlo en la medida de nuestras posibilidades,


tomando consciencia de las consecuencias de nuestros actos y tratando de cambiar
aquellos hábitos que, con poco esfuerzo, pueden mejorar notablemente las condiciones
de nuestro entorno ambiental inmediato y, en general del planeta.

Ten en cuenta una cosa: aunque las medidas de las que te hemos hablado en este post
son cotidianas y por sí mismas no suponen ninguna relevancia, multiplicadas por mil o
cientos de miles de veces suponen un efecto positivo de proporciones inimaginables.

Si no lo intentamos a partir de ahora, las próximas generaciones sufrirán los efectos de


una mayor contaminación ambiental y los efectos derivados de la misma, por ejemplo
mayor pobreza y desigualdad, mayores desplazamientos y peor calidad de vida. ¡No
esperes más! Ahora es el mejor momento.

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