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Lectura Evolucion Historica de La Etica
Lectura Evolucion Historica de La Etica
HISTORICA DE LA
ÉTICA:
Desde que los hombres viven en comunidad, la regulación moral ha sido
necesaria para el bienestar colectivo. Las grandes civilizaciones clásicas,
egipcia y sumeria, desarrollaron éticas no sistematizadas, cuyas máximas y
preceptos eran impuestos por líderes seculares, y estaban mezclados con una
religión estricta que afectaba a la conducta de cada egipcio o de cada
sumerio. En la China clásica, las máximas de Confucio fueron aceptadas
como código moral. Los filósofos griegos, desde el siglo VI a.C. en adelante,
teorizaron mucho sobre la conducta moral, lo que llevó al posterior
desarrollo de la ética como una filosofía.
Este punto nos hace ver el porqué de la ética para poderla definir con los
parámetros contemporáneos, luego de comprender el concepto en el devenir
histórico de la misma.
(Abdera, actual Grecia, 480 a. C. - id., 410 a. C.) Filósofo griego. Fue el
primero en adoptar el calificativo de sofista y el precursor de la
profesionalización de la enseñanza retórica. En su ciudad natal fue al parecer
discípulo de Demócrito. Recorrió a lo largo de cuarenta años gran parte de
las islas del Mediterráneo y parece ser que en el 445 a.C. se estableció en
Atenas, donde alcanzó una gran reputación. Uno de los principales sofistas,
con su doctrina relativista manifestó:” EL HOMBRE ES LA MEDIDA DE
TODAS LAS COSAS" según él cada persona ve las cosas de acuerdo a su
modo de ser y sentir- nada es verdad, nada es mentira, todo es según el cristal
con que se mire.
Amigo de Pericles, al parecer murió ahogado durante un viaje a Sicilia,
cuando huía de las acusaciones de impiedad de las que fue objeto en la ciudad
de Atenas a la muerte de aquél (416 a.C.). Protágoras había afirmado en uno
de sus escritos que "Sobre los dioses no puedo saber si existen o no; hay
muchas dificultades para saberlo con seguridad; el asunto es oscuro y la vida
corta".
De sus obras más importantes, Verdad y Sobre los dioses, se conservan sólo
algunos fragmentos. La doctrina de Protágoras ha sido interpretada,
desde Platón (quien le dedicó un diálogo, titulado Protágoras), como un
relativismo que se expresaría en la célebre máxima de que "el hombre es la
medida de todas las cosas". Afirmaba que de los objetos que conocemos no
son lo que son, sino lo que nos parecen (no la esencia sino la apariencia), al
tiempo que defendía el carácter convencional de las normas morales.
Cuando afirma que: "El hombre es la medida de todas las cosas, de las
que son, en tanto que son, y de las que no son, en cuanto que no son"
Nos dice que no hay verdades objetivas, absolutas y universales, sino que las
cosas son tal y como son percibidas por cada uno de nosotros. Este
relativismo se aplica a todos los ámbitos de nuestra existencia.
Por ejemplo, lo que para una persona sana es un sabor agradable, para un
enfermo es amargo. ¿está confundida la persona enferma? Protágoras dirá
que para él, en su situación, la verdad es que el sabor es amargo.
El relativismo impide establecer un criterio de verdad, teniendo todas las
opiniones la misma validez. Esto nos lleva a poder permitirnos defender tesis
contrarias al mismo tiempo, técnica en la que el filósofo destacó con
maestría y que fue duramente criticada por Platón y Aristóteles.
Sin embargo, según Guthrie, Protágoras difuminó la radicalidad de este
criterio hacia una postura utilitarista: aunque todas las opiniones particulares
tengan la misma validez, algunas son más ventajosas que otras. En el caso
mencionado anteriormente, es ventajoso para el enfermo volver a
reestablecer el sabor que tenían los alimentos antes de la enfermedad.
El relativismo de los valores implica que una misma cosa o acción puede ser
buena para un sujeto y mala para otro. Es más, una acción puede ser mala o
buena para un mismo sujeto dependiendo de cada circunstancia..
SÓCRATES: (469-39) ateniense, quien hace descansar su
Sócrates
LA ESCUELA ÁTICA
El pensamiento Ático
Los principales temas de los que trata puede ser: el hombre, la política
(ciudades, convivencias, creación de sociedades y niveles sociales),
libertades, justicia, naturaleza, universo, la ciencia, la razón…
PLATÓN
Realmente se llamaba Aristocles, pero la gente le conocía por Platón (apodo
que recibió por el significado de este término en griego, `el de anchas
espaldas'). Nació en el seno de una familia aristocrática en Atenas en el año
428 a C. Su padre, Aristón, era, descendiente de los primeros reyes de
Atenas, mientras que su madre, Perictione, descendía de Dropides,
perteneciente a la familia del legislador del siglo VI a.C. Solón. Su padre
falleció cuando él era aún un niño y su madre se volvió a casar con
Pirilampes, colaborador del estadista Pericles.
Como ya hemos dicho antes, de joven, Platón tuvo ambiciones políticas pero
se desilusionó con los gobernantes de Atenas. Más tarde fue discípulo de
Sócrates, aceptó su filosofía y su forma dialéctica de debate: la obtención de
la verdad mediante preguntas, respuestas y más preguntas. Aunque se trata
de un episodio muy discutido, que algunos estudiosos consideran una
metáfora literaria sobre el poder, Platón fue testigo de la muerte de Sócrates
durante el régimen democrático ateniense en el año 399 a.C. Temiendo tal
vez por su vida, abandonó Atenas algún tiempo y viajó a Megara y Siracusa.
En el 387 a.C. Platón fundó en Atenas la Academia, institución a menudo
considerada como la primera universidad europea. Ofrecía un amplio plan
de estudios, que incluía materias como Astronomía, Biología, Matemáticas,
Teoría Política y Filosofía. Aristóteles fue su alumno más destacado.
Con la intención de conjugar la filosofía y la posibilidad de aplicar reformas
políticas viajó a Sicilia en el año 367 a. C., para convertirse en tutor del
nuevo tirano de Siracusa, Dionisio II el Joven. El experimento fracasó.
Platón todavía realizó un tercer viaje a Siracusa en el 361 a. C., pero una vez
más su participación en los acontecimientos sicilianos tuvo poco éxito.
Pasó los últimos años de su vida impartiendo conferencias en la Academia y
escribiendo. Falleció en Atenas a una edad próxima a los 80 años,
posiblemente en el año 348 o 347 a. C.
Aristóteles dice que, en primer lugar, para que haya valor moral en una
persona, sus actos tiene que ser resultados de una elección (es decir,
tienen que ser libres), porque un acto realizado de otra manera -por ejemplo,
el movimiento involuntario de un miembro- no puede calificarse de
moralmente bueno ni malo. Sólo se alaba o censura las acciones voluntarias.
Por último dice Aristóteles que ese término medio, que lo establece la
razón, se lo debe determinar “tal como lo haría en cada caso el hombre
prudente”, el hombre dotado de buen sentido moral. Con esto decimos
que no existe una especie de regla matemática, digamos, que nos permita
determinar, en general y abstractamente, cuál sea el término medio. El
término medio es “relativo a nosotros” pues el término medio no puede
ser siempre el mismo, sino que depende de las circunstancias y de la
persona del caso y de los extremos de los que se trata.
La Virtud Ética superior es la justicia, más todavía, es la virtud misma,
así como la injusticia es el vicio, puesto que lo justo señala la debida
proporción entre los extremos. Sin embargo, ni siquiera la justicia
representa plena autarquía, puesto que requiere otra persona respecto
de la cual podamos ser justos y de la cual por tanto dependemos.
Además, las virtudes éticas no son de por sí completas, ya que -según su
definición- remiten a la prudencia, que es la virtud intelectual.
Una vida semejante, sin embargo, podría estar quizá por encima de la
condición humana, porque en ella no viviría el hombre en cuanto hombre,
sino en cuanto que hay en él algo divino.
Pero el que sea más humana no indica que se abandone ese ideal, sino todo
lo contrario:
Mas no por ello hay que dar oídos a quienes nos aconsejan, con pretexto de
que somos hombres y mortales, que pensamos en las cosas humanas y
mortales, sino que en cuanto nos sea posible hemos de inmortalizarnos y
hacer todo lo que en nosotros esté para vivir según lo mejor que hay en
nosotros.
OBRA:
Epicuro enseñó que todo tipo de temor, y por sobre todo el miedo a la muerte,
solo pueden ser dominados cuando se accede a la serenidad del espíritu. En
esto consiste el fin último de toda la especulación epicúrea. Señaló que desde
que nacemos empezamos a morir y que esto era tan natural como todas las
funciones fisiológicas.
Por otro lado, como casi todos los presocráticos, Epicuro era atomista.
Consideró que vida y muerte eran solo parte, extremos de un continuo, el
entramado de un universo infinito y eterno que consistía en cuerpos y
espacio. Después de veintiséis siglos, la física actual preconiza lo mismo,
con los agregados de los últimos descubrimientos científicos.
Sostuvo que de los cuerpos, algunos son elementos compuestos y otros solo
indivisibles, unidades atómicas estables que son los que conforman los
cuerpos compuestos.
Otra de las ideas de Epicuro se refiere al alma. Asegura que cuando el cuerpo
muere, el alma se diluye. Se trata de una concepción absolutamente
materialista. En esto consiste justamente la sicología epicúrea. Consideró
que todas las sensaciones son fiables en forma total y que todo error es
simplemente el resultado de una mala interpretación.
ZENON de Citio
Zenón fue discípulo de Polemón, Crates de Tebas y de Estilpón de Megara.
Fue comerciante, como lo fuera su padre, hasta los 45 años, momento en el
que funda su escuela. Se ha propuesto que era de origen fenicio
Se dice que no tenía reservas en dar sus lecciones a gente de la más baja clase
social. Asimismo tenía relación amistosa con el rey Antígono II Gónatas de
Macedonia,, siendo invitado a los banquetes reales pese a su carácter no dado
a los placeres. Era admirado y emulado por el mismo rey por su buen
carácter. Dice Plutarco que sólo deseaba, al igual que Cleantes o Crisipo, una
vida tranquila, aunque fuera lejos de su patria, dando discursos y lecciones.
Por su cualidad de extranjero nunca pudo dedicarse a la política en Atenas,
aunque sí recomendaba esta actividad.
Según Numenio tuvo una fuerte polémica con Arcesilao filósofo de su época,
fundador de la Academia Media. En esta "guerra" llegaron ambos a lanzarse
fuertes insultos e injurias. Arcesilao estaba envidioso del éxito de las nuevas
doctrinas estoicas, en especial de la llamada representación comprensiva.
Zenón tampoco permaneció digno (pese a su buen carácter) pues atacó a lo
escrito por Platón, y no a lo que argüía Arcesilao (supuestamente para no
verse rebatido, pues Platón ya había muerto).
San Agustín defiende la libertad del ser humano y por lo tanto el libre
albedrío. La voluntad libre nos hace pecar o vivir bien y conforme a la ley
de Dios. Una acción humana debe juzgarse en relación con la intención que
la guía: si es conforme a la ley de Dios será buena; si no, será pecado. El mal
moral es el abuso que el hombre comete de su libre albedrío, y por ello, es
responsable personalmente del pecado cometido. La voluntad humana tiende
a la felicidad, fin supremo que sólo se consigue en la otra vida, con la
contemplación y amor de Dios.
Se inicia con el renacimiento (siglo XVI) hasta finales del siglo XVIII y
principios del XIX.
Se caracteriza por su antropocentrismo, en todos los campos (polìtica, arte,
ciencia, moral, etc).Nace el humanismo autónomo y racional con los rasgos
de esta época:
Lo Social: creación y fortalecimiento de la burguesía, el banquero, el
comerciante, reemplazaron al terrateniente y al eclesiástico y al guerrero.
Lo Científico: la ciencia reemplaza a la religión y se convierte en el factor
principal de la nueva mentalidad humana.
Lo Filosófico: se da primacía al uso de la razón.
Lo Político: se logra crear los estados modernos, fragmentando la sociedad
feudal.
Lo religioso: la iglesia deja de ser el poder central.
La ética kantiana se engloba dentro de las éticas del deber que niegan que
se pueda justificar y fundamentar la corrección moral de una acción en sus
buenas consecuencias. En lugar de centrarse en las consecuencias, las éticas
de deberes se centran en el deber. Consideran que hay principios o normas
que deben respetarse. De ahí que estas teorías se conozcan como "éticas de
principios".
Contrariamente a lo que plantean muchas teorías consecuencialistas, el
filósofo alemán Inmanuel Kant (1724- 1804) afirmó que la felicidad no es
siempre buena porque a veces conduce a la arrogancia y porque un
espectador razonable e imparcial no sentirá nunca satisfacción al contemplar
a una persona a quien siempre le va todo bien, pero cuya felicidad es
inmerecida ya que su voluntad no manifiesta ningún rasgo de bondad.
Kant divide los deberes que emanan de las normas morales en deberes
estrictos o perfectos (no admiten ser limitados por otros deberes) y deberes
meritorios o imperfectos (admiten ser limitados por otros deberes) y en
deberes hacia uno mismo y deberes hacia los demás. Esto da cuatro clases:
deberes perfectos hacia uno mismo (conservar la propia vida), deberes
perfectos hacia los demás (no mentir, no hacer promesas falsas, cumplir las
promesas), deberes imperfectos hacia uno mismo (cultivar los propios
talentos) y deberes imperfectos hacia los demás (contribuir a su felicidad, ser
generoso).
Con todo, según Kant, el valor moral de una acción no es sólo la conformidad
con las normas morales que constituyen el deber. Una acción conforme al
deber es simplemente una acción correcta. Su valor moral depende del
motivo por el cual ha sido realizada. Y el único motivo que otorga valor
moral a una acción es realizarla por respeto al deber. El tendero que no pide
un precio excesivo al comprador inexperto actúa honradamente, de
conformidad con el deber, pero dado que el motivo de esta acción podría ser
o la inclinación- querer aumentar la clientela, por ejemplo- o el deber- querer
cumplir el deber-, solo tendrá valor moral, si su motivo ha sido este último.
En definitiva, lo único que da valor moral a una acción es la intención: actuar
por respeto al deber. Esto es la buena voluntad.
En conclusión la vida del hombre consiste en dejarse llevar por sus pasiones,
porque éstas son naturales en él, pero, para evitar que éstas sean
perjudiciales, hay que implantar unas normas de convivencia desde un estado
dirigido por un Príncipe que haga respetar al país y que le de convicciones a
sus habitantes Maquiavelo ha llegado al convencimiento de que la base para
la conservación de todo Estado, con independencia de su forma, es la
combinación de prudencia y armas. Decir Estado es lo mismo que
decir seguridad y autonomía, es decir, dependencia exclusiva de sí mismo, y
ello comporta necesariamente la posesión d la fuerza o armas capaces de
disuadir a otros estados y de asegurar la confianza de los súbditos. En pocas
palabras para que un país este bien, hay que buscar cualquier cosa para
conseguirlo, de ahí la frase de Maquiavelo ‘‘El fin justifica los medios’’.
THOMÁS HOBBES: (1588-1679)
Filósofo inglés, nacido en Westport, cerca de Malmesbury, en
Gloucestershire, el año de la Armada Invencible. De inteligencia precoz,
aprendió bien y pronto las lenguas clásicas, hasta el punto de que a los 14
años pudo traducir Medea, de Eurípides, del griego al latín. Tras estudiar en
Oxford, en 1608 entra al servicio de lord William Cavendish como tutor,
cargo que le vincula a esta familia durante mucho tiempo y que le
proporciona la ocasión de emprender repetidos viajes por Francia e Italia
que, en París, le relacionan con Mersenne y su círculo de cartesianos, Herbert
de Cherbury y Gassendi y, en Arcetri, con Galileo (1636). La orientación
fundamental de todo su pensamiento puede entenderse como una
trascripción de la física del movimiento de Galileo a toda la realidad: no hay
más que cuerpos en movimiento, y así ha de entenderse no sólo la materia,
sino también el hombre y la misma sociedad.
La influencia de Galileo en Hobbes hace que determine la naturaleza de los
hombres a partir de los movimientos Hay en los animales dos clases de
movimientos que les son propios. Uno llamado vital, que comienza con la
generación, y es continuado sin interrupción a través de su vida entera; así
sucede con la circulación de la sangre, el pulso, la respiración, la
digestión, nutrición, excreción, etc., movimientos para los cuales no se
necesita ayuda de la imaginación. El otro es el movimiento animal, también
llamado movimiento voluntario, como ir, hablar, mover cualquiera de
nuestros miembros en la manera que, en primer lugar, lo imaginan nuestras
mentes. Que el sentido es movimiento en los órganos y parte internas del
hombre, causado por la acción de las cosas que vemos, oímos, etc., y que la
fantasía no es sino la reliquia de este mismo movimiento tras la sensación,
ha sido ya dicho en los capítulos primero y segundo. Y pues ir, hablar, y los
movimientos voluntarios semejantes dependen siempre de un pensamiento
precedente de a dónde, de qué manera y qué, es evidente que la Imaginación
es el primer origen interno de todo movimiento voluntario. Estos
movimiento que hay en los hombres se dan a causa de los apetitos y de los
deseos naturales en el hombre que lo llevan a alcanzar algún fin, es así como
Hobbes plantea que ‘‘la acción explica el fin’’. A partir de la anterior
consideración del hombre, se desprenden algunas justificaciones que afirman
que el hombre es un animal y que por lo tanto es absolutamente natural:
1. Las acciones del hombre son sólo por sus instintos, se llega a pensar que
el hombre como tal es igual que un animal, y que el hombre no controla
sus impulsos, sino que sólo se enfoca por preservar la vida.
2. La naturaleza del hombre consiste en saciar apetitos y evitar el dolor.
3. La naturaleza del hombre es la guerra, pero ésta se justifica en la
naturaleza del hombre, y es así que la ley natural de los apetitos del
hombre van a ser bellum omnia contra omnes guerra de todos contra
todos.
RENE DESCARTES
se considera a Descartes como el padre de la filosofía moderna,
independientemente de sus muy relevantes aportes a las matemáticas y la
física. Este juicio se justifica, principalmente, por su decisión de rechazar las
verdades recibidas, p. ej., de la escolástica, combatiendo activamente los
prejuicios. Y también, por haber centrado su estudio en el propio problema
del conocimiento, como un rodeo necesario para llegar a ver claro en otros
temas de mayor importancia intrínseca: la moral, la medicina y la mecánica.
En esta prioridad que concede a los problemas epistemológicos, lo seguirán
todos sus principales sucesores. Por otro lado, los principales filósofos que
lo sucedieron estudiaron con profundo interés sus teorías, sea para
desarrollar sus resultados o para objetarlo. Este es el caso de Pascal, Spinoza,
Newton, Leibniz, Malebranche, Locke, Hume y Kant, cuando menos. Sin
embargo, esta manera de juzgarlo no debe impedirnos valorar el
conocimiento y los estrechos vínculos que este autor mantiene con los
filósofos clásicos, principalmente con Platón y Aristóteles.
La Duda Metódica
Descartes hizo sus escritos sobre moral o ética en la última parte de su vida,
no obstante antes, en su obra Discurso del método (1637) adoptó tres
máximas que le permitieran actuar, al mismo tiempo que ponía en duda todas
sus ideas. Estas máximas se conocen como su "moral provisional". A las tres
máximas se le suma una cuarta que las enlaza con el método: juzgar bien
para actuar bien.
DAVID HUME.
Hume sostiene que la Moral no es objeto de conocimiento racional, sino que
su ámbito propio y específico es el sentimiento. En su Obra Tratado de la
Naturaleza Humana,.” el mérito y demérito de las acciones contradice
frecuentemente y a veces domina nuestras inclinaciones naturales. Pero la
razón no tiene esa influencia. Luego es totalmente inactiva, por lo que nunca
puede ser origen de un principio tan activo como lo es la conciencia o
sentimiento moral."
1. El conocimiento de los hechos nos muestra cómo son los hechos, no cómo
deben ser. Por tanto, cualquier pretensión de deducir normas morales a partir
de hechos cometerá una falacia, consistente en pasar ilegítimamente del
ámbito del ser al del deber ser. Esto recibe el nombre de «falacia naturalista».
Todas las éticas que fundamentan la moral en el análisis de la naturaleza
humana cometen, a juicio de Hume, la falacia naturalista, ya que deducen las
normas morales del análisis de lo que el hombre es. La moralidad no se ocupa
del ámbito del ser, sino del deber ser, no pretende describir lo que es, sino
prescribir lo que debe ser. Sin embargo, de la simple observación y análisis
de los hechos no se podrá deducir nunca un juicio moral, lo que "debe ser".
2. La razón por sí misma es incapaz de mover al hombre. La lógica no nos
impulsa directamente y por sí sola a la acción. La razón sola no es motivo
para nuestra conducta, ni siquiera para su valoración. Los sentimientos son
los que realmente empujan a obrar.
Nos enseña los medios para alcanzar los fines de nuestras acciones; . nos
muestra las cosas tal y como están realmente en la naturaleza; . no es motivo
de la acción.
a) Directas. Son las que dependen en forma inmediata del placer y del dolor;
por ejemplo, el deseo, la aversión, la pena, la alegría, la esperanza, el temor,
la desesperación o la tranquilidad.
JHON LOCKE
Locke niega la existencia de principios innatos de orden moral o práctico.
Por lo que nuestras ideas morales derivan de la existencia. Hay que distinguir
entre las ideas que aparecen en una proposición ética y la relación afirmada
en ella. Las ideas deben derivar de la experiencia, pero la verdad o validez
de una norma moral no depende de su cumplimiento.
EDAD CONTEMPORÁNEA:
Stuart Mills
John Stuart Mill cursó estudios superiores, científicos en Francia y jurídicos
en Inglaterra. Durante tres años (1865-68) fue miembro de la Cámara de los
Comunes de Inglaterra, desde donde apoyó, entre otras cosas, la inclusión de
las mujeres en el derecho al voto (el sufragismo femenino), escribiendo
además un libro titulado: Sobre la esclavitud de las mujeres (1869), todo lo
cual le ha hecho ganar un lugar de honor dentro del feminismo moderno.
Representante filosófico-científico del empirismo inglés y del liberalismo
político, escribió libros científicos, filosóficos y de economía que fueron
decisivos en la evolución y desarrollo de todas esas disciplinas. Expuso su
teoría ética por primera vez en su libro Sistema de la Lógica (1834) cuyo
libro VI, capítulo XII y último, se titulaba Sobre la lógica de la práctica o
del arte, incluyendo la moralidad y la prudencia, teoría desarrollada en su
libro El utilitarismo, que sería publicado en 1863, antes de emprender su
actividad política, que quedaría subordinada a los principios éticos expuestos
en dicha obra. Como precedentes en el utilitarismo tuvo a su padre, James
Mill y al también jurista, filósofo y político Jeremy Bentham[ii], de quien
pronto superaría la estrecha concepción del liberalismo-mercantilista en la
actualidad vigente como neoliberalismo, orientándose hacia un liberalismo-
emancipatorio cercano al socialismo. Su intención como pensador, político
y escritor era la de reformar el mundo y hacer mejor la Humanidad, en la
línea progresista abierta por el positivismo de Augusto Comte.
MAX SHELER
La teoría objetivista de los valores de Max Scheler, expuesta en su obra Ética,
ve la luz en los inicios del siglo XX, como réplica a las posturas del
relativismo axiológico, al subjetivismo fácil y al empirismo rampante,
manifestando así una nueva misión de la autonomía, objetividad e
inmaterialidad de los valores. Dicha axiología se nutre de la formación ética
kantiana, rescatando el a priori de sus categorías cognitivas, para
transformarlo en un a priori emocional capaz de ser una vía de acceso en la
aprehensión de los valores. Scheler también recibe influencia de la filosofía
de San Agustín y de la “lógica del corazón” del filósofo Pascal. Pero la mayor
parte de su pensamiento se la debe a la fenomenología de E. Husserl en lo
que respecta a la intencionalidad de la conciencia que se proyecta sobre los
objetos. Scheler la convierte en intencionalidad emocional dirigida a los
valores.
Esto significa que los valores no son solamente objetivos e inmateriales, sino
también absolutos e inmutables y no resultan afectados por los cambios de
los objetos. La traición de mi amigo o de mi amiga no altera para nada el
valor de la amistad. Si la actitud moral tradicional es afectada por un cambio
social revolucionario, los principios morales no sufren ningún
condicionamiento. Sólo se transforman las actitudes valorativas o el
conocimiento de los valores, pero no los valores per se.
En líneas generales puede afirmarse que la proclama del Reino de Dios pide
obediencia absoluta: la exigencia del seguimiento a lo que predica Jesús es
radical y total: "El que echa mano al arado y sigue con la vista atrás no vale
para el Reino de Dios" (Lc 9,62; cf. 12,46). El reconocimiento de la validez
de la predicación de Jesús y la respuesta adecuada a ella constituyen la moral
del Reino: la base es la Ley; lo específico, la moral del seguimiento a lo
proclamado para prepararse a la venida de aquél.
Las invectivas contra los ricos son variadas. Pongamos sólo un par de
ejemplos: Lc 16,19-31: parábola del pobre Lázaro, que va al cielo y el rico
epulón, que va al infierno o los ayes contra los adinerados como el de Lc
6,25: “Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre.
¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto”.
A pesar de lo extrema que es, parece evidente que esta ética especial de Jesús
no representa ninguna oposición a la ley de Moisés, sino todo lo contrario.
De ningún modo podemos obtener de la ética de Jesús ninguna idea o
impresión de que estamos ante un personaje que implícita o explícitamente
esté pregonando alguna ética novedosa con la autoridad de un poder personal
divino. Más bien tenemos la impresión de que Jesús predica una ética del
reino divino al servicio del Dios de Israel de quien es un heraldo obediente
y sumiso.
CONFUCIO.
Confucio fue gran pensador y educador de los últimos tiempos del período
de los Reinos Combatientes (770-476 a. C.), fue el fundador de la escuela
filosófica conocida como confucianismo.
Confucio, gran sabio del pasado, vivió en la China antigua hace más de dos
mil quinientos años, cuando en Europa habían comenzado a despuntar las
culturas de Esparta y Atenas, y Rómulo fundaba la ciudad de Roma.
Confucio viajó, de ducado en ducado, intentando ponerse en servicio de los
grandes señores para poner en marcha su ideal. No obstante, el destino fue
tan severo con él que en ningún lugar tuvo éxito, debido a que aquellos
señores feudales sólo aspiraban a satisfacer sus propios intereses o a expandir
su tiranía. Tras una larga búsqueda de catorce años, el Maestro, ya senil
regresó a su tierra, el ducado o el reino de Lu, para dedicarse a una misión
que coincidía con la Voluntad del Cielo: la redacción de los Clásicos, que
consistía no sólo en continuar con la antigua tradición humanista, sino
también en proyectar un nuevo diseño de futuro. Confucio fue en su época
una luz que iluminó tanto el pasado de la oscuridad del olvido, como el
porvenir de una penumbra de incertidumbre.
La ética confuciana se refleja principalmente en sus conceptos de Ren y Li.
Ren y Li son los dos conceptos centrales de la doctrina de Confucio sobre
los seres humanos.
Cuando su discípulo Fan Chi le preguntó sobre el sentido de Ren, Confucio
respondió: Ren significa ''Amar a los hombres''. Esta es la principal
interpretación de Confucio con respecto a Ren. Amor por los hombres
significa amor universal. Pero además el filósofo enfatiza en que este tipo de
amor ''comienza con el amor a los padres''. Para él nadie puede amar a los
demás si no ama a sus propios padres.
Para Confucio la ''piedad filial y los deberes fraternales'' son la esencia de
Ren.
Para Confucio Ren significa el amor universal. ¿Cómo debe amarse la gente?
Dice Confucio: ''Debemos saber que otras personas pueden desear lo mismo
que nosotros. Satisface tus deseos y permite que otros satisfagan los suyos''.
Y también: ''No le hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti''.
Así, a partir del amor hacia uno mismo, se ama a la familia; a partir de la
familia a la sociedad, hasta desplegar el amor hacia todos.
Un gran letrado confuciano, es quien mejor resumió el significado de Ren:
''Amar a los padres, amar a los demás, amar a todos en el mundo''.
Hoy, la doctrina confuciana de ''no le hagas a los demás lo que no quieras
que te hagan a ti'', sigue estando vigente entre los seres humanos.
La noción de Li hace referencia a los ritos, las tradiciones y las normas de la
vida social. De entre todos ellos, para Confucio los ritos funerarios y la
reverencia a los ancestros son los más importantes porque nacen de los
sentimientos humanos. Dice Confucio: ''Un niño no debe abandonar el
regazo de sus padres hasta que tiene tres años.''
De esta forma, nace naturalmente el amor entre los hijos y sus padres. El rito
de guardar luto por los padres fallecidos durante tres años es expresión del
amor y el recuerdo del hijo hacia ellos. (Cuando Confucio falleció, sus tres
mil discípulos guardaron luto durante tres años, mientras Zigong, durante
seis años, porque cuando el maestro estaba enfermo él no pudo ir a verlo).
Confucio puso un gran énfasis en Li con objeto de preservar el orden social,
la estabilidad y la armonía. Se afirma en Analectas: ''La función de li es
mantener la armonía entre los hombres''.
Li posee, asimismo, implicaciones filosóficas. Los individuos gozamos de
una esperanza de vida limitada, más la vida de la naturaleza es eterna. Los
padres le otorgan a sus hijos el don de la vida que perdura en los hijos de los
hijos. De este modo, una existencia particular limitada se funde con
perdurabilidad de la naturaleza; de la misma manera, el sueño individual de
una vida eterna se puede hacer realidad. A través de los ritos funerarios y de
adoración a los ancestros, las personas experimentamos la continuidad de la
vida, y apreciamos su valor y su verdadero significado, lo que nos
proporciona un profundo consuelo.
Antes de Confucio, tan sólo la nobleza tenía derecho a la educación. Él fue
el iniciador de la enseñanza privada en la historia china. Según los registros
históricos, Confucio se dedicó a la enseñanza durante muchos años y llegó a
tener tres mil discípulos. De ellos 72 fueron sobresalientes en distintos
terrenos. Gran educador, Confucio se ha ganado la admiración de las
generaciones postreras y el apelativo de ''maestro sagrado entre los maestros''
La Ética para CONFUCIO, luchó contra la idea de una sociedad
feudal, buscó una manera de vertebrar la sociedad de forma que los puestos
de responsabilidad fuesen ocupados por el "hombre de moral superior". Un
concepto sin duda revolucionario, tanto en su época como en nuestros
tiempos.
La ÉTICA BUDISTA
A diferencia de otras religiones, en el budismo los preceptos éticos existen
no como imposición sino como guías de práctica. Su importancia es
fundamental pero a la vez deben estar sometidos a la indagación personal.
Por tanto, a nivel global existe siempre un debate continuo en referencia a
cuestiones siempre de actualidad y en donde no hay una postura unilateral.
La comunidad budista se divide entre monjes y laicos. Los monjes están
obligados a seguir más de 250 normas de disciplina, cuyo quebrantamiento
es penado en diferentes grados que van desde la confesión pública hasta la
expulsión de la orden monástica. Este camino estricto de reglas se llama
Vinaya y es una de las tres grandes secciones del Canon budista.
Los Laicos observan por su parte sólo cinco preceptos. Vivir es actuar, y
nuestras acciones pueden tener consecuencias tanto perjudiciales como
beneficiosas para uno mismo y los demás. La ética budista se refiere a los
principios y prácticas que ayudan a uno a actuar en formas que ayuden en
vez de hacer daño. Los preceptos no son reglas o mandamientos, sino los
principios de la formación, que se llevan a cabo libremente y con la
necesidad de poner en práctica con inteligencia y sensibilidad. La tradición
budista reconoce que la vida es compleja y arroja muchas dificultades, y no
sugiere que no hay un solo curso de acción que sea justo en todas las
circunstancias. En efecto, en lugar de hablar de acciones que son correctas o
incorrectas, el budismo habla de la destreza de ser (kusala) o torpe (akusala).
LOS CINCO PRECEPTOS
1. No matar o causar daño a otros seres vivos. Este es el principio ético
fundamental para el budismo, y todos los demás preceptos son elaboraciones
de este. El precepto dice que hay que evitar la violencia siempre que sea
posible, lo cual hace que muchos budistas sean vegetarianos por este motivo.
La contrapartida positiva de este precepto es el amor.
2. No tomar lo no dado. El robo es una forma obvia en la que se puede dañar
a otros. Uno puede también aprovecharse de la gente, explotarlos o
manipularlos. Todos estos pueden ser vistos como formas de tomar lo no
dado. La contrapartida positiva de este precepto es la generosidad.
CONCLUSIÓN:
En suma, los pensadores que han elaborado teorías para poder
proporcionarle al hombre la felicidad "ya sea en sus ideales o en sus
pasiones", han desarrollado desde la práctica de la moral y la teoría de la
ética a través de la historia, varios y diferentes puntos de vista para llegar a
una posible forma de alcanzar la felicidad del hombre, lo que sucede es que
estas proposiciones carecen de universalidad, porque cada vez que se plantea
una solución ética a los problemas actuales de la humanidad, se enfoca en un
determinado número de hombres y ello genera que la propia ética en vez de
ser una solución ante los problemas humanos se convierta en la génesis de
nuevos conflictos, porque genera desigualdades las cuales traen como
consecuencia guerras y malentendidos entre los hombres. A partir de la falla
de la ética, sólo queda que el sujeto trate de hacerse así mismo, unas normas
y unas leyes que le ofrezcan felicidad y bienestar propio y que tal convicción
propia e individual sea benéfica para los demás, a través de esta realización
propia se podrá erigir hombre, libre y feliz, pero, ¿qué hacer con los otros?
si los otros igualmente son hombres y tienen anhelos de libertad, y también
querrán ser felices como el hombre que lo es o que lo fue. Por lo tanto al
tratar de dar una solución de carácter netamente individualista, se cae en un
error y es aquí donde pareciese que el hombre estaría destinado a nunca ser
feliz. De esta manera se reconsidera la proposición de la felicidad del hombre
y se formula que la felicidad al no lograrla en forma individual, habrá que
construirla de forma colectiva, teniendo en cuenta las complicaciones del
colectivismo, porque este colectivismo llevará a la pérdida del sujeto. En
conclusión, opino que, la mejor forma de ser feliz es creando por sí mismo
una convicción de querer ser prudente en los actos cotidianos, junto con la
construcción de un ideal que me lleve a determinar lo que debo hacer. De lo
anterior se seguirá la interacción con el otro, durante esta interacción no
habrán propuestas meramente teóricas, sino puramente prácticas, porque si
hay un fundamento teórico de mis convicciones, tal fundamento implicará
que todo ha de ser igual y que no habrá la posibilidad de que ocurran cambios
en la cotidianidad y por ello se caería en el dogmatismo extremo. De esta
manera propongo que la ética y la moral no se deben entender como lo que
significan sino como las acciones diarias entre hombres que viven en
sociedad, un nuevo planteamiento sin fundamentos, con la aceptación del
cambio de la naturaleza y la individualidad de cada hombre.