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nuestratierra '3 9

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LAS OPINIONES DE LOS AUTORES NO SON NECESA~


RIAMENTE COMPÁRTIDAS POR LOS EDITORES, Y
LOS ASESORES.

Copyright 196<;> - Editorial "Nue.lra Tierra", Soriano 815,


ese. 6 c Montevideo. Impreso en- J¡uquay -Printed in
Uruguay-o Hecho el .depósito de ley.. - Impreso. en
"Impresora REX S. A:', .calle Gabota 1525, Montevide.,,· Carátuía:Domingo F....reira (Mingo).
diciemare d. 1969. - Comisi6n del Papel: Edición ampa·
rada· en el :lrt. 79 de 1" ley 13 . 3.49. Las fotogr~fías que ilustran este volumen, salvo
indicación expresa, pertenecen a Daniel Vidart.
EL LEGADO DE LOS
INMIGRA 1
níel Vidart-

orientales: beorneses
no pirenaicos
E l - d e Francia
LA INMIGRACIÓN ESPAIÍIOLA
. Fadores expvlsivos
El legodo cultural de los españoles
Los canarios
Los gallegos
LA INMIGRACiÓN ITALIANA
El legodo cultural del "cocolíchismo"
OTRAS CORRIENTES INMIGRATORIAS
Piamonteses y helvéticos
Los valdenses
La próspera Colonia Suiza
Los eslavos
Los judlos
CONCLUSIÓN - Los orientales y los uruguayos
Apéndice I - Extranjeros en Uruguay según el censo de 1963
Apéndice 11 - El legodo de los inmigrantes Iplan para una investigación
Bibliografía
Los autores (al centro) junto con integrantes del equipo técnico de "Nuestra Tierra".
POBLACION y CULTURA DE LA
PATRIA VIEJA

EL TRASFONDO INDIGENA continentales; si se la denomina América Ibérica


o se achica aun más el ruedo llamándola América
Cuando se discute el exacto térrninoque debe
Hispana o Hispanoamérica, quedan afuera los in-
designar a los pueblos, culturas y naciones que se
dios, los africanos y los europeos no españoles de
extienden desde el río Bravo, en el septentrión de
cultura latina, en particular los italianos y fran-
México, a la Tierra del Fuego, en el extremo
ceses, y en el último caso los portugueses. Atentos
magallánico, se recurre a denominaciones que no
a estos peligros ciertos autores han querido res-
incluyen, por su parcialidad, los caracteres pecu-
guardarse de las vaguedades del cosmopolitismo in-
liares de esta extensa y compleja región formada
tegral reclamado por J. Vasconcelos en su Raza
por América Media, América Insular y América
del Sur. Cósmica o de las connotaciones imperialistas del
Si se prefiere el término América Latina -acu- panamericanismo a lo Waldo Frank o Charles
ñado en Francia y saturado de intencionalidad des- Griffin, al proponer una tetrapartición. No hay
pistadora- se desdeña el rico y significativo tras- una sino cuatro Américas: la india, la negra, la
fondo indígena y se apunta, saltando sobre el pa- mestiza y la blanca. Dicha regionalización, basada
trimonio de Iberia, al legado cultural de la vieja en meros énfasis raciales, no resuelve nada y com-
Romania; si se la considera sólo como Indoamé- plica aun más las cosas. Lo juicioso, por consi-
rica --denominación puesta en boga hacia los años guiente, es dejar de lado las discusiones que tienen
treinta por los apristas peruanos- se prescinde de raíz nacionalista, o política, o que se fundan en
los contingentes demográficos y las culturas extra- una vaga metafísica étnica (DELGADO, 1957),

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para atender a 10':; rasgos distintivos de cada com- desaparece del escenario nacionaL Sus tenues he"
plejo regional. rencias traspasan al gaucho los dispositivos de un
Ningún historiador o antropólogo podrá opo- área etnográfica mayor -si las boleadoras son lo-
nerse a la sencilla distinción cronológica que es cales, el chiripá, el mate y la vincha son alócto-
posible establecer denominando culturas paleoame- nos- y conservan, desde el punto de vista somá-
ricanas a las vigentes en América indígena hasta tico, los rasgos amerindios en algunos miles de
1492 y culturas neoamericanas a las surgidas de mestizos, cada generación más leucodérmicos, que
las aculturaciones europeas y africana entre esa pueblan las áreas septentrionales del viejo inte-
fecha y nuestros días. En dicho entendido, vamos rior ganadero de cultura "paisana".
a caracterizar brevísimamente la cultura paleoame- El Uruguay no está inscripto en la zona in-
ncana. doamericana o afroamericana que" el Perú o el
En trabajos anteriores (VIDART: 1965; PI reconcavo de Bahía ejemplifican con sus respecti-
HUGARTE: 1969) hemos estudiado los caracte- vas prevalencias xantodérmicas o melanodérmi-
res culturales de nuestros pueblos prehistóricos. caso Pertenece a una América "blanca" nacida a
Corresponde decir ahora que al tiempo de la Con- raíz del torrencial desembarco de inmigrantes del
quista había pocos indígenas en el Uruguay. Cal- área de cultura latina -mediterráneos, alpinos, re-
cula Wolfe que la caza nomádica exige de 200 a manentes nórdicos-cuyos aportes culturales y so-
500 km 2 por persona, aunque la riqueza faunística máticos constituyen los elementos preponderantes
del Uruguay haya hecho pensar a autores como de la etnia nacional.
Steward que existían de 2,5 a 5 personas por
km2 • Nuestros indígenas, como se sabe, poseían un
PROCESO HISTORICO DEL
nivel cultural sumamente modesto. No cultivaban
la tierra ni construían ciudades como los de las POBLAMIENTO NACIONAL
culturas Sierrales (COOPER, 1942); no plantaban La Banda Oriental se pobló tardíamente. No
tubérculos en los claros abiertos mediante la que- obstante, desde los inicios de la Conquista hubo in-
ma de bosque (roza) ni poseían una ergología tentos de colonización que abortaron por diversas
rica como los de las culturas Silvales. Nomádicos, causas: resistencia del indígena, escaso atractivo
cazadores a distancia los unos y semisedentarios los de unas tierras desprovistas de minas, predominio
otros, los indios de la Banda Oriental estaban en- estratégico de Asunción, etc. Dichos intentos pue-
cuadrados por el marco de las culturas Margina- den clasificarse del siguiente modo.
les, cuyo repertorio de artefactos y mentefactos era
pobre y cuyo caudal demográfico, en consecuencia,
POBLAMIENTO FUNDACIONAL
era débil. Por todos estos conceptos no hubo en
el Uruguay un poderoso y significativo contingente Abarca una serie de intentos frustrados que se
indígena en el pasado. Prontamente destribalizado suceden durante el siglo XVI. Los españoles se
y absorbido por una veloz europeización del terri- .establecen en el chaflán del sudoeste, en la zona
torio --que se hizo con la ayuda de una geografía donde desembocan en el Plata los ríos Paraná y
dócil, la impronta de la ganadería y la rebarbari- Uruguay. Se levantan modestos poblados, se asien-
zación del legado cultural transatlántico-- el indio tan familias y se siembra trigo. En todos. los caSOR
· la presencia de la Iglesia, una temprana constante cultural en nuestro territorio.

los malones indígenas acaban con ranchos y se-o ven a la itquierda y fundan la estancia de los
menteras, desalentando a los pioneros de una con- Pinares. Tanto desde este establecimiento como
quista violenta no suficientemente apoyada por la desde Yapeyú, situado en la confluencia del Ibicuy
tradicional furia española. Hitos de este pobla- en el Uruguay, se efectúan entradas en la Vaque-
miento fundacional son los establecimientos de- ría del Mar situada al sur del río Negro para arrear
vastados de San Salvador (1527), San Juan (1552) ganados. Los Camiluchos, vaqueros indios, guara-
y San Gabriel (1573). nizan toponímicamente al Uruguay y difunden en
su interior los productos de la cultura "mestiza"
POBLAMIENTO MISIONAL
srncretizada en las Misiones. Recién hacia el 1726,
y no en el 1624, como sostiene Ordoñana y apoya
Fracasada la conquista por la espada se recu- Zum Felde, son reducidos los chanaes en Santo
"rre a la conquista por la cruz y se establecen en- Domingo Soriano por los franciscanos.
tonces los jesuitas en el alto Uruguay por el 1619,
fundando con 200 familias guaraníes el pueblo de
POBLAMIENTO GEOPOLlTICO
Ibiricuará. Las Misiones de la margen izquierda
del alto Uruguay son atacadas una y otra vez por El Tratado de Tordesillas había limitado los es-
los mamelucos paulistas. Finalmente se retiran a la tablecimientos portugueses a una zona poco extensa
margen derecha y a mediados del siglo XVII vuel- en la costa del Brasil. Pero la praxis colonialista

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fue más allá que la teoría internacionalista. Los los historiadores de la pa1eosociedad criolla, des-
portugueses se expanden por el litoral atlántico bus- clasados, borras humanas de las ciudades y los
cando las desembocaduras del Amazonas y del río campos, lu penf!roletariat en suma.
de la Plata. Sus activas bandeiras paulistas parten El ganaao rebarbarizado por el rudo entorno
del mediterráneo Tieté y se hincan, corno puntas natural es el verdadero colonizador etnozoo1ógico:
de lanza, en las tierras incógnitas del interior y en de:trás de su presencia, que supone sustento y su~
los remotos litorales. pervivencia, penetran los grupos de hombres de-
En 1680 Manuel de Lobo, navegante portu- sarraigados que, espontáneamente, sin designio im-
gués, funda Colonia do Sacramento. El Lebens- perial ni fundacional, colonizan el desierto e inau-
raum portugués desafía a la española Buenos Aires guran el primer ensayo de coexistencia entre. in-
y asienta en la Banda Oriental, desde ahora para dígenas, americanos aborígenes y criollos descen-
siempre, un contingente humano que engrosará dientes de europeos, americanos por accesión.
las filas de los "desgaritados", "pasianderos" y
"mozos sueltos" que pulularán por el campo du-
rante largos decenios.
Desde el gaditano mirador colonial, Montevideo avi-
POBLAMIENTO ESPONTANEO zora el puerto y la trastierra de la ciudad.

Los vacunos desembarcados por orden de Her-


nandarias en 1611 y 1617 se multiplican prodigio-
samente al sur del río Negro. Y los provenientes
de las Misiones Jesuíticas, por su parte, invaden las
tierras al norte de aquél. Tras los ganados vienen
los hombres: band-eirantes portugueses, troperos
guaraníes, faeneros y "obligados" de la otra banda
del Uruguay -porteños, entrerrianos, correntinos,
santafecinos, puntanos, cuyanos, paraguayos, cor-
dobeses-. En ocasiones desembarcan en Maldonado
piratas transatlánticos para reponer su agotado avi-
tuallamiento de bucan. Antes de fundarse una ciu-
dad la inmensa y salvaje dehesa de las cuchillas
recibe pobladores blancos que se mezclan con las
mujeres indígenas. En la Banda Oriental convi-
ven los fugados de la justicia ibérica y los mar-
ginales socioeconómicos que no caben en el es-
trecho mercado de trabajo colonial. Estos
integrantes del inframundo de la Patria Vieja,
a quienes los documentos oficiales de la época mo-
tejan de "vagos" y "malentretenidos" son, según

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POBLAMIENTO REIVINDICATIVO de España; el soldado, el comerciante y el cagatinta
Es probable que este término no sea el exacto. administrativo mancomunan su destino; Europa
Tal vez se le deba sustituir por el de poblamiento asienta su factoría económica y cultural en un
fundacional o dialéctico. No interesa tanto el cali- flanco de América. El centrífugo es la Banda
ficativo como el hecho histórico. Montevideo surge Oriental: allá, en la tierra adentro, se mueven
como tal, un fuerte español en una ribera apor- nomádicas bandas de indios, hombres "sueltos",
tuguesada y frente a una trastierra anárquica, para portugueses, changadores y contrabandistas; el la-
poner freno a los avances lusitanos. Ya los portu- tifundio y la ley del más fuerte -ya la prevalencia
gueses estaban por instalarse definitivamente en la económica, ya la física- proclaman la principalía
Bahía de Montevideo cuando Bruno de Zabala de la horca y la cuchilla; el legado de Europa se
comienza en 1724 un proceso que culmina en desdibuja en la estameña de una América que co-
1726: la erección de una nueva ciudad española, bra, casi visceralmente, conciencia de su alienación
amurallada y artillada. Pero hay algo más. Mon- y sus oscuras rebeldías. Montevideo es el cuartel,
tevideo es, en más de un sentido, una ciudad rei- la iglesiá, el mercado, la gobernación; la Banda
vindicativa y represiva a un tiempo; no obstante, Oriental es la comarca de los hombres y valores
su presencia inaugura la etapa de un poblamiento americanos, el común vaciadero de los prepotentes
centrípeto, racionalizado. Una vez delineada su y los desamparados, el reino del azar y la impro-
jurisdicción, que abarca un octavo de la superficie visación. Sin embargo, Montevideo se impondrá
de la actual República, distribuye entre los prime- a lo largo de esta puja secular entre dos subcul-
ros modestos pobladores, a los que se confiere el turas y dos humanidades que profesan distintos
pomposo título de hijosdalgo, chacras y suertes estilos de vida. La cultura española nuclear de la
de estancias. Primero se otorgan las chacras cer- Patria Vieja se expandirá hasta 16s más lejanos
canas a la ciudad, en el Miguelete, Colorado, To- límites mediante la fundación de ciudade!, se in-
ledo, Las Piedras, Pando. A partir de 1728 se co- filtrará en las tolderías, configurará, en todo'el te-
mienza, con las 28 iniciales, el reparto de estancias, rritorio, un ser y quehacer de cuño ibérico que
o sea suertes de campo de 2.700 cuadras cuadradas aun hoy perdura en las zonas rurales del país. Los
cada una. Montevideo organiza el espacio de su orientales serán los herederos de la axiología bá-
hinterland y procura enfrentarse al contrabando, sica de los españoles de la primera hora.
a la mano larga del portugués, a los vagabundos
de la pradera que configuraban ya, larvariamente, POBLAMIENTO ALUVIONAL
al gauderio y a su sucesor, el gaucho. Vano in-
tento: el espacio a la medida del hombre es ava- A partir de la pomposamente denominada "in-
sallado por el latifundio de Alzáibar, que crecerá dependencia nacional", prohijada y aprovechada
sin frenos, y el temido contrabando entrará calla- económicamente por Inglaterra, se precipita sobre
damente, con la aquiescencia de los colonos, hasta el país un torrente de inmigrantes. En uno de sus
el corazón de la ciudad. Sociológica y ecológica- discursos ante las cámaras el presidente Rivera
mente se definen dos núcleos, uno centrípeto y dice (1833): "Es de esas mismas naciones de Eu-
otro centrífugo. El centrípeto es Montevideo jun- ropa que el gobierno de la República espera con
tamente con su jurisdicción: aquí impera la ley fundamento que su industria y su comercio reciban

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auxilios que no puedan buscarse ni venir de otra dal indígena dotado de poderosos mecanismos
parte sino de aquellas donde el ocio y la abundan- culturales, el proceso se simplifica. En puridad se
cia de los capitales hacen apetecibles al gobierno importa la cultura ibérica con los primeros pobla-
y al súbdito las proporciones para derramarse sobre dores. Al antropólogo le interesará, en consecuencia,
un territorio feraz pero inculto; sobre un país her- rastrear las modalidades subculturales de los ga-
moso pero desierto; sobre un pueblo lleno de vigor llegos, asturianos, leoneses, canarios y otros grupos
pero sin brazos". españole~ llegados a nuestra tierra a partir de la
El grueso de los inmigrantes provino del área fundó.ción de Montevideo. El contingente inicial
cultural latina: españoles, italianos, franceses. Pero de pobladores espontáneos fue el que verdadera-
también arribaron ingleses, helvéticos, siriolibane- mente puso en juego el doble tamizamiento. Es así
ses, eslavos, alemanes, austro-húngaros. Luego de como el gauderio ejemplifica la herencia penin-
la obligada pausa de la Primera Guerra Mundial sular en las artes ecuestres, la guitarra, el roman-
aparecen nuevos contingentes de españoles, a los cero, las armas blancas, el juego de taba y la riña
que se suman los judíos y los armenios. La mayo- de gallos, las creencias religiosas, el idioma español,
ría de estos inmigrantes se instalan en las ciudades la vivienda y la ropa, mientras escoge de la he-
o se dedican a la agricultura en los alrededores rencia indígena las boleadoras, el poncho, el chi-
urbanos. El campo pecuario y latifundista perma- ripá, la vincha, el mate, algunas leyendas y voces
nece como un reducto de laorientalidad; el sur (cuzco, pilcha, pucho, yuyo, vizcacha, totora, tien-
to, quincha, poroto, porongo, guampa, guasca,
metropolitano y labriego se define como uruguayo.
changa, chilca, caracú, cacharpa, etc.).
Lo oriental decanta los valores de la cultura his-
Hemos seguido a Foster en sus caracterizacio-
pánica básica; lo uruguayo mezcla en un copioso
nes de la "cultura de conquista" para inventariar,
legado cosmopolita las aportaciones étnicas de mu- siquiera en parte, el repertorio de pautas y com-
chas razas y culturas. plejos culturales que España, crisol de nacionalida-
des y síntesis de etnias, trajo a sus posesiones de
LA CULTURA HISPANICA NUCLEAR América. Ésta es la cultura nuclear básica, sobre
cuyo pentagrama se orquestaron las distintas me-
Conforme a los estudios del antropólogo FOS- lodías de una inmigración torrencial.
TER (1962), la formación de una "cultura de
conquista" se opera mediante un proceso de "des-
pojo" o "reducción" por el que se "elimina un EL IMPACTO DEMOGRAFICO DE LA
gran número de elementos de la cultura donadora CONQUISTA
y se simplifica la complejidad y variedad de mu- En los primeros 50 años del siglo XVI vinie-
chas configuraciones". En este proceso selectivo in- ron 150.000 españoles a sus posesiones de Amé-
tervienen dos partes: la cultura donadora exporta rica. Trajeron consigo sus equipos de cultura ma-
una sc:rie tamizada de pautas y rasgos; la cultura terial y espiritual, los impusieron de norte a sur,
receptora tamiza a su vez, acogiendo algunos ele- fueron los padres de culturas mestizas cuyas ma-
mentos y desechando otros. En el caso de la Ban- dres eran las culturas indígenas de América. Tan
da Oriental, donde no existía un significativo cau- hondo fue el impacto cultural que en regiones muy

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separadas -el altiplano boliviano y el mejicano- LA SECUELA DEL LATIFUNDISMO
las danzas de "diablos" bailadas por los indígenas, ANDALUZ
que muchos turistas snobs consideran como autóc- Así como el latifundio andaluz, que aun hoy
tonas, traducen por. igual el trasvasamiento de cos- perdura, fue el premio que Castilla ofreció a sus
tumbres neolíticas de la vieja España conservadas capitanes distinguidos en la Reconquista de la
en los enclaves foIkIóricos y embarcadas a América España meridional, dominada por los decadentes
conjuntamente con los arcabuces, el trigo y los úti- árabes, el latifundio americano fue el premio que
les de trabajo. Digamos de paso que las monteras la Corona otorgó a los adelantados, conquistado-
del indio altiplánico, así como sus "morriones" de res y desbravadores de las tierras nuevas. El ham-
cuero y sandalias moriscas, son de puro origen es- bre de tierras, la geofagia, se encarga de dilatar no-
pañol. Este ejemplo extremo muestra hasta qué tablemente las concesiones de la Corona. Alzáibar,
punto penetró la cultura hispánica en el corazón García de Zúñiga y otros representan en la Banda
etnológico de América. Oriental esa tendencia terratenentista que desme-

.el latifundio y el cortijo andaluces reviven en la estancia cimarrona.


sura los dominios hasta alcanzar: escalas planeta- mente medieval, hay un dédalo de callejuelas re-
rias. El patriciado criollo primero y los inmigrantes torcidas, caprichosamente dispuestas en derredor
enriquecidos en el último tercio del siglo XIX son de la catedral. Dicho modelo -"cultura congelada
los herederos de las estancias, fincas, ranchos y arquitectónicamente" en el espacio, como diría
haciendas del español. Una estadística contempo- Mumford- no puede ser exportado. Las nuevas
ránea permitirá comprender las reales proporciones ciudades americanas son hijas de la planificación
del problema: los fundos de menos de 20 hás. en y del cordel. Surgen de la geometría, sobre un
América ibérica comprenden el 72,6 % del total espacio virgen, como panales -abiertos a la pobla-
y cubren 27: 000.000 de hás.; los fundos de 20 a ción futura. Son ciudades proyectadas para el ma-
1.000 hás. comprenden el 18 % del total y abar- ñana y no museos arqueológicos del ayer urbano.
can 166: 000.000 de hás.; finalmente, los de más Son productos deliberados de la medida y la racio-
de 1.000 hás. abarcan el 1,4 % del total y se ex- nalización; la geografía es disciplinada y ordenada
tienden sobre 470: 000.000 de hás. La gran pro- por el hombre fundador. Este esquema fundacio-
piedad es, pues, el privilegio de unos pocos "due- nal, que no se puede dar en España, será, en con-
ños de países" que acaparan la mayor parte de secuencia, la norma de América. Del mismo modo
las tierras, formando oligarquías que, a partir de su que las ciudades, los pueblos también tendrán un
riqueza, detentan o controlan los mecanismos del trazado geométrico que ya se ha convertido en
poder. proverbial.

PLAN CUADRICULADO DEL LA VIVIENDA RURAL


ASENTAMIENTO URBANO El rancho, que muchos tradicionalistas procla-
Las ciudades que crecen lentamente ("ciudades man de rancio origen criollo, es de neta ascenden-
orgánicas") no tienen, por lo menos en su centro, cia española. El nombre, las formas -los ranchos
un trazado cuadriculado de la planta urbana. Este 'de "culata" y "doble culata" son típicos de las
dispositivo es típico de las ciudades de conquista Islas Canarias-, el plan constructivo, todo ha ve-
o colonización tempranamente planeadas por Ri- nido de España. De igual modo el cortijo andaluz
pódamos de Mileto: tanto las fundadas por Ale- y la finca del meridión de España poseen vivien-
jandro Magno como por los imperialistas romanos das de material que se reiteran, con variantes, en
en África del Norte poseen este plan de damero los campos de América. En algunos casos reapa-
("ciudades mecánicas"). En América sucedió lo rece, desfuncionalizada, la casa montañesa del pie-
mismo. Todas las ciudades que fundó España tie- demonte pirenaico: el modelo edilicio del paisaje
nen trazado cuadrangular y están divididas en man- materno ha viajado con los inmigrantes hasta las
zanas y cuadras que las calles cortan en ángulo tierras americanas.
recto. Dicho dispositivo; con la plaza mayor y los
edificios administrativos principales en su torno, es REPERTORIO ERGOLOGICO DEL TRABAJO
propio de América. En España las ciudades na- CAMPESINO
cieron lentamente, yuxtaponiendo círculos concén- Como se sabe, en América indígena no había
tricos ("ciudad cebolla"). En su núcleo, general- animales de tiro, ni arados, ni se trabajaba el hie-

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-~-

La casa pirenaica, de norma vertical, se trascultura en las sierras minuanas.

rro. Los españoles introdujeron los aperos de la- suíticas-; aquí, en las comarcas rioplatenses, el
branza cuyos modelos más arcaicos perduran en legado ibérico se asentó sin rechazos o selecciones
el seno de comunidades indígenas contemporáneas pues el indio, cazador y levantisco, quedó al mar-
marginalizadas. Escardillos, hoces, azadas, guada- gen de la aculturación transoceánica.
ñas, narrias (rastras), norias, cigoñales, azudes (rue- Es conveniente analizar con atención, sin em-
das hidráulicas con bastidores), abonos, modos de bargo, la persistente influencia de los camiluchos
cosechar y trillar, tipos de explotación: todo un misioneros; estos guaraníes cristianizados, a los que
vasto cuerpo de utensilios y modalidades agrícolas se suman los indios tapes traídos por los españoles,
son introducidos en América por España en la pri- dieron una singular fisonomía antropológica y so-
mera hora de la colonización. Durante el fermen- ciológica al campo uruguayo hasta bien entrado
tal siglo XVII las grandes síntesis culturales se pro- el siglo XIX, no obstante el colapso político y cul-
cesan donde habita la población indígena del área tural de las Misiones operado a mediados del si-
Sierral y Silval -los guaraníes de las Misiones je- glo XVIII.

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ARTESANIAS .y VESTIDO
Con los españoles penetran en América nueva~
técnicas de alfarería y tejido que se superponen
a las indígenas. Los indios de las altas culturas
poseían excelentes técnica, C'I r: 1 modelado de la
arcilla pero carecían del torno de alfarero y el
horno español circular, de tipo mediterráneo. En
las zonas de baja cultura indígena, como en el
Río de la Plata, se imponen los monótonos mo-
delos de la cerámica española: la mayólica tipo
Talavera, las tinajas y botijcs coloniales, etc. En
la zona andina y mesoamericana la mayor riqueza
de formas y colores indígenas defiende la gracia
y policromía de los modelos aborígenes.
Vestidos femeninos y masculinos, mantillas, re·
bozos, peinetones, calzones, camisas, fajas, capas,
sombreros: todo el guardarropa tradicional de Ibe-
ria se vuelca en las comarcas rioplatenses, trasva-
sando de manera íntegra las indumentarias de los
siglos XVIII y XIX. En las artes de pesca perviven los repertorios labo-
rales de las costas ibéricas.
HERRAMIENTAS Y ARTES DE PESCA
La cultura nuclear española introduce en la
Banda Oriental las herramientas de carpintería y
LA ESTANCIA Y SU MUNDO
herrería, los útiles y técnicas de construcción, la
el1!ología de la vida cotidiana. Y con esas herra- La clásica división española entre ganadería
b • estante (ganado mayor) y ganadería trashumante
mientas penetran las voces con que se les deSIg-
(ganado menor) funciona de distinta manera en
naba; todavía hoy en algunos lugares del interior
el Nuevo Mundo que en el Viejo. No hay en
del país al embudo se le dice fonil, conservando así América, y particularmente en el Río de la Plata,
el delicioso arcaísmo del término andalul.. De igual un régimen semejante al de la Mesta. En las pas-
modo las artes de pesca instalan en nuestras riberas turas del Uruguay conviven ovejas y vacas for-
y litorales los trasmallos, palangres, espineles, na- mando un tandem propicio: los vacunos aprove-
sas, boyas y anzuelos que hasta hoy subsisten, pues chan los pastos largos y los ovinos utilizan las por-
en estas técnicas de arraigo tradicional apenas ha- ciones inferiores. Sin embargo la estancia recibe
cen mella los cambios impuestas por la moderni- una profusa herencia ibérica. Desde su nombre, de-
zación derivada del industrialismo. rivado del tipo de ganadería estante -de ahí es-

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tancia-, hasta las prácticas de la yerra, el rodeo, rían el "bando" y se entregan al más desenfrenado
la doma, etc., hay todo un cúmulo de anteceden- contrabando. La ley que normalmente rige a los
tes etnozoológicos que, naturalmente, se adapta- núcleos sociales disciplinados es impotente para so-
ron a los enormes espacios de América y sufrieron frenar el arbitrio personalista y egocéntrico de los
el impacto de una ganadería cimarrona, ajena a la nietos de los reconquistadores de Iberia. El hombre
estabulación peninsular. de a caballo ibérico imprimirá también su actitud
El gaucho montará el caballo a la jineta -un señorial en el hombre de a caballo americano: el
estilo introducido en España por la tribu bereber
despreciado trabajo manual sólo se acepta como
xenetía o jenetía-, ascenderá al recado por la iz-
un mal necesario; se reverencia el azar -de ahí
quierda -al igual que el caballero medieval, im-
pedido de hacerlo del otro lado por su espada, la difusión de toda suerte de timbas, analizadas por
colocada a su siniestra- y utilizará aperos de clara el rey Alfonso el Sabio en su reglamentación de
y notoria raíz hispánica. El 90 % o más de los las T afurerías- que prolifera en mil tipos de jue-
elementos y rasgos de la cultura material y de las gos (naipes, taba, pencas); se obedece al caudillo
prácticas referidos a la explotación pecuaria no político concreto y se desestima la autoridad abs-
han nacido en nuestros campos sino en los de la tracta de los ordenamientos administrativos.
Iberia meridional; del mismo modo, los desterra-
dos de la cultura pecuaria, los carboneros de los
montes -la voz monte designa en este caso al VALORES FAMiLIARES
bosque y no a la montaña, distinción que tiene Desde los rezos al San Antonio que consigue
también raíz hispana- conservan fielmente las pau- novio a las muchachas casaderas a las oraciones a
tas laborales de los modelos del neolítico -y qui- San Ramón Nonato, que preside los partos, un
zá mesolítico-- europeo. . impresionante cuerpo de costumbres similares re-
lacionadas con las ceremonias de la vida, establece
VALORES SOCIALES en América hispana una clara dependencia de los
El particularismo e individualismo ibéricos atra- moldes ibéricos. En -América, como en España,
viesan el océano con sus portadores y se instalan predomina la familia extensa, se acepta la princi-
en las comarcas de América. El caudillo rural y palía masculina y la doble norma sexual (esposa
el Señor Presidente urbano son las secuelas ame- oficial y concubina tolerada) del varón es un valor
ricanas del caciquismo español. El individualismo entendido. El velorio del angelito no es por cierto
rayano en la anarquía se robustece en los grandes un privilegio de estas tierras, y tanto las novenas
ámbitos rurales donde el hombre debe arreglárselas como las reglas del luto reconocen una raíz común:
solo en su lucha contra al naturaleza y el din- la cultura cristiana popular del área del Medite-
torno zoológico y humano. La misma actitud de rráneo. La institución del compadrazgo, típica-
desprecio hacia la ley y el reglamento que se mente española, acoge en América algunos rasgos
daba en la vieja España se repite en América: particulares: mientras en España la relación prin-
los españoles del gobierno acatan pero no cumplen cipal se establece entre los padrinos y el ahijado,
las humanas Leyes de Indias; los criollos contra- en América se establece entre los compadres.

13
La Procesión de la Virgen en un pueblo del interior.

VALORES RELIGIOSOS lismo sincrético europeo, que incorporó al cris-


La cultura nuclear española sembró en los cam- tianismo antiguos ritos paganos: las fogatas de
pos y ciudades de la Banda Oriental el catolicismo San Juan, por ejemplo, tuvieron amplia difusión
de la Contrarreforma, de entraña barroca. Es el en estas tierras.
catolicismo arquitectónico de las iglesias de Quito; La cultura nuclear básica que da coherencia
el catolicismo ceremonial de las Misiones Jesuíticas; a la sociedad colonial es de neto cuño ibérico -los
el catolicismo de los santos patronos que presiden ingredientes hispánicos se mezclan con los lusita-
la vida de los pueblos -San Isidro, el santo de nos, pues la Banda Oriental es una frontera polí-
los labradores- y de los hombres La común de- tica y etnográfica a un tiempo--, y toda la Patria
voción por la Virgen María establece una homo- Vieja decantará los moldes antiguos ofreciendo
geneidad cultual y cultural notable entre la Pe- sus configuraciones a los inmigrantes. Pero el alu-
nínsula y sus dominios ultramarinos. De igual mo- vión será demasiado intenso y la antigua cultura
do la Semana Santa, la procesión de Corpus Chris- básica, sobre todo en las zonas meridionales, de-
ti, la Fiesta de Todos los Santos, el Día de los berá tolerar nuevas influencias; apoyada en el ba-
Muertos y la Navidad señalan la honda influencia samento de lo oriental, crecerá paulatinamente la
de la religión españc1r. en América. A nivel fol- borrosa efigie de lo uruguayo, reacio aún a síntesis
klórico también se hace presente el tradiciona- definitivas.

14
LA INMIGRACION FRANCESA

LA PEQUEÑA FRANCIA URUGUAYA bastante ricos en pocos años debido a la gran


demanda de casas, construidas por ellos en la parte
"Los artesanos son en su mayoría emigrados
alta de la ciudad. Constituyen una clase inteli-
de las Provincias Vascas, por ejemplo ebanistas,
gente, moderada e industriosa. Superior en muchos
albañiles, herreros, etc., y forman un grupo for-
aspectos a nosotros, pero, ciertamente, muy lejos
midable. Se supone que son cerca de diez mil. Ellos
del maquinismo; pero esto no ha de tardar."
traen y retienen consigo sus costumbres y forman
La anterior transcripción pertenece a un autor
un pequeño mundo. Tienen sus propios lugares de
inglés que visitó el Uruguay en 1842. Montevideo
esparcimiento como los billares, cafés, salones de
se le aparece como una urbe cosmopolita: "Hay
baile, etc., y en domingos y feriados los jóvenes
pocos lugares del mundo, diría ninguno de s~
de Montevideo concurren a jugar a la pelota vasca,
tamaño, donde la comunidad se forme de tan dI-
cuando tienen deseos de jolgorio. Muchas de las
ferentes naciones. Aquí se pueden encontrar es-
mujeres son extremadamente bonitas y muy viva- pañoles, brasileños, italianos, franceses, ingleses,
ces. Generalmente hablan tanto francés como es- portugueses, hamburgueses, holandeses, suecos, pru-
pañol, al estar el p_aís entre ambas naciones; pero sianos y a veces rusos; tambi én americanos y sar-
ninguno de los dos con acento puro, como. puede dos." Así describía W. Whittle en su "Diario de
imaginarse. Tienen varias buenas bandas de mú- viaje al Río de la Plata, incluyendo observaciones
sica y realmente no conozco gente que parezca di., hechas durante la residencia en la República de
vertirse tanto como ellos. Muchos se han hecho Montevideo" (sic), publicado en Manchester en

15
1846, el melting pot de nuestra capital en los ini-
i

cios de la República.
Vamos a caracterizar ahora la aportación fran-
cesa a la sociedad, y cultura uruguayas. Como se
expuso en el tomo 1 de El legado de los inmigran-
tes, el predominio de los inmigrantes franceses en
la población montevideana fue notable hasta la
Guerra Grande. Entre 1835 y 1842, según las es-
tadísticas de los desembarcos llevadas por Isabelle
y Vaillant, arriban a Montevideo 33.000 europe03.
En este contingente los franceses ocupan la delan-
tera con 18.000, seguidos por 8.300 españoles y
7.900 sardos, como entonces se les decía a lo,
italianos. Ni siquiera las colonias cercanas a Fran-
cia, como por ejemplo Argelia, recibían tan gran:
de afluencia de inmigrantes. La metrópoli parisina El infaltable frontón rural de los pulperos vascos.
había aquilatado debidamente la múltiple impor-
tancia de este hecho demográfico: "Desde el pun- Francia tenía en su capital humano emigrado
to de vista comercial y marítimo Montevideo valía al Río de la Plata un mercado que estimulaba
para Francia más que todas sus colonias juntas, el ritmo de las exportaciones transatlánticas. Di-
tan onerosas durante la paz, tan comprometidas chos emigrantes franceses vinieron a estas regio-
durante la guerra. Antes de la invasión de la Re- nes en tres oleadas sucesivas durante el siglo XIX.
pública Oriental [por Onbe] la población fran- La primera oleada se desencadena en los tiempos
cesa ascendía a 25.000 almas, y el comercio fran- de Rivadavia, quien hacia 1825 estimula el arribo
cés hacia el Uruguay se había acrecentado, en diez de inmigrantes franceses. Las querellas internas en
años, en la enorme cifra del 375 %. En setiembre la Argentina empujan a muchos de estos emigra-
de 1842 se vieron en el puerto de Montevideo has- dos al Uruguay. Cuando pasa Arsenio Isabelle por
Paysandú en 1833 comprueba que allí "el comercio
ta 116 barcos franceses de alta mar de los cuales
era bastante floreciente ... : había unos sesenta
21 zarparon el mismo día. Por su parte la ciudad
franceses establecidos, pero eran muchos más los
[Montevideo] consumía, entre otros productos
que iban y venían traficando con los productos
franceses, 1.000 barriles de vino de Burdeos por del país, que son los mismos de Buenos Aires"
mes. Estos hechos no tienen parangón en ninguna (ISABELLE, 1943). La segunda oleada se vierte
otra parte. Si se hubiera sabido mantener la paz en nuestras costas a partir de la presidencia de
el Estado Oriental, cuya población indígena se Rivera: las facilidades otorgadas para la vida del
eleva apenas a 70.000 almas, contaría actual- emigrante en la República, que obran como atrac-
mente con más de 40.000 franceses y nos cargaría tivos, tienen su contrafigura en la actividad de
300 navíos." (CHEVALIER DE SAINT-RO- contratistas leoninos que actúan en la zona pi-
BERT, 1848.) renaica y bearnesa.

16
Según un informe de Tardy de Montravel di- irregulares políticos, republicanos, bonapartistas y
chos especuladores "habían establecido en esas co- socialistas tampoco pasan por los servicios consula-
marcas una trata de blancos no menos activa ni res de los Borbones y los Orleans. Emigrantes anal-
menos inmoral, en cuanto a los medios de se- fabetos embarcan mediante acuerdo verbal con los
ducción y reclutamiento, que la trata de negros". patrones de barco del sudoeste francés y desembar-
Siempre, tras la aparente emigración espontánea, can sin control alguno. Franceses endeudados en
se dibujan las figuras de comerciantes inescrupu- Francia, Brasil y Argentina hispanizan sus nom-
losos que tanto en el embarque como en la re- bres para despistar a sus acreedores, luego de ha-
cepción perfeccionan un mecanismo de ganancias ber atravesado fácilmente las fronteras." CQU-
desmedidas a costa del ganado humano que se PREY, 1952: 162.)
trasvasaba del viejo al nuevo continente. La ter- La inmigración francesa está integrada, en pri-
cera oleada se produce luego de la Guerra Gran- mer lugar, por los vascos de los contrafuertes occi-
de, a partir de 1850. Un continuo reguero de po- dentales de los Pirineos; en segundo lugar vienen
bladores franceses se encamina hacia Paraguay, En- los naturales del Bearn y Bigourd, también pire-
tre Ríos, Buenos Aires y Uruguay. Como establece naicos; en tercer lugar, finalmente, se hallan los
el Prof. Jacques Duprey, es de presumir que la emigrantes de otras provincias de Francia, los pa-
tercera parte de la población del Uruguay, en el ris~enses y, sobre todo, los gascones y provenzales.
curso del segundo tercio del siglo XIX, haya na- La Francia pobre, arcaica, aislada de los grandes
cido en Francia o descienda de franceses. "Es ne- centros cosmopolitas, con problemas agrarios agra-
cesario agregar a estos embarques masivos, que vados por la presión demográfica, será la abaste-
oscilan de una a otra orilla del Río de la Plata, cedora por excelencia de los países rioplatenses_
un gran número de entradas individuales más o Esta Francia humilde, analfabeta, audaz, empren-
menos clandestinas. Los marineros abandonan los dedora, dejará impresa muy hondamente su huella
barcos mercantes que anclan en estas costas atraí- cultural en el pueblo uruguayo.
dos por las facilidades de agua, de madera y sobre
todo de carne por ellas ofrecidas. Otros son deser-
tores de la flota de guerra francesa en recalada du- LA ETNIA VASCA
rantemuchas décadas con la connivencia de las El pueblo vasco se halla montado a caballo
autoridades militares locales que buscan reclutas sobre los Pirineos occidentales. Hay así vascos es-
experimentados y les proporcionan múltiples ven- pañoles y vascos franceses. No es momento ni
tajas. Los vascos nacidos en Francia pero no fran- lugar de discutir si son los vascos franceses o los
coparlantes abandonan sus comarcas natales de vascos españoles los poseedores de un coeficiente
Labourd, Basse Navarre y Soule por la frontera mayor de concentración cultural típica. Para Mon-
terrestre franco-española y se embarcan desde las tandon y Rodney Gallop el clímax cultural se ha-
provincias hermanas de Guipúzcoa y Bizkaya, de- lla en el país vasco-francés -compuesto por La-
clarándose de nacionalidad española para evitar bourd, Basse Navarre y Soule-; para Caro Baraja
el control francés y posibles obligaciones militares. se tipifica en las zonas no industrializadas de Gui-
Muchos, por negligencia, ignorancia o cálculo, sa- púzcoa y Navarra. Pero las cuatro provincias es-
len sin documentos franceses o los pierden. Los pañolas -Guipúzcoa, Vizcaya, Álava y Navarra-

17
con las tres francesas nombradas, forman, como cialidad, se dedican a meter pico en las canteras
dice el viejo proverbio (Zapiak bat), «de las siete de piedra que rodean la ciudad; de tamberos
una.» Hay una cultura vasca nuclear semejante y suburbanos que venden leche -convenientemente
tanto los vascos franceses como los españoles han aguada para que el negocio rinda- de puerta en
sido portadores de aquélla a las tierras del Plata. puerta; de verduleros, desmontadores de terrenos,
Los vascos franceses formaban hasta mediados changadores, cargadores y estibadores portuarios,
del siglo XIX una isla étnica en los valles pire- herreros, calafateadores, alpargateros, molineros. El
naicos. Particularistas, independientes, católicos, te-
naces, hospitalarios, ciclotímicos, esto es meditati- ... y el juego de pelota de los niños urbanos anudan
vos a veces y otras desbordantes, fuertes y resistentes a dos puntas una tradición milenar:a.
para las tareas musculares, sobrios en el trato, tc-
rruñeros y aventureros a un tiempo, los vascos con-
jugaban en su contradictoria personalidad básica
una serie de rasgos que se hicieron luego prover-
biales en nuestra República. Desde 1824 hasta
1843 el país vasco francés, atenaceado por una
fuerte natalidad y acogotado por el minifundio,
envía a América grandes contingentes humanos.
En el Uruguay los vascos franceses se aposentan
conforme a Jos lineamientos impuestos por las sub-
culturas originarias. Al campo van los vascos de
mayor raíz tradicionalista, los católicos clericales
que comparten con los carlistas españoles una mis-
ma concepción teológico-política, los poco o nada
duchos en el dominio del idioma francés. Se dis·
persan en las estancias, donde trabajan de peones
o capataces, humildes empleos desde los cuales se
elevan, con habilidad, energía, espíritu ahorrativo
y visión para los negocios, hasta la categoría de
estancieros. Otros grupos de vascos se inician en
los saladeros como simples asalariados. Otros se
dedican a la lechería. Entre estos vascos conserva-
dores, tempranamente afiliados al partido blanco,
un blanco de ancestro vasco, Oribe, reclutará sus
famosos "gateadores". Los vascos de radicación
urbana, los más pobres en su país natal, deben per-
manecer en la ciudad para reembolsar con su tra-
bajo el precio del viaje al Plata. Montevideo se
llena de silleros que, sin poder trabajar en su espe-

18
puerto atrae a los obreros duchos en reparaciones romántica rioplatense: muebles, libros, paños, jo-
y construcciones navales; los pequeños oficios aglo- yas, perfumes, medicamentos, vinos y licores, bus-
meran a los artesanos; las tareas de granja y quinta cados por las familias de antigua cepa, vienen de
suburbana ocupan a los que traían a cuestas sus Francia por su intermedio. Poco aburguesados en
tradiciones agrarias. Los vascos urbanos y subur- la época de su llegada al Uruguay les place, como
banos saben, por lo general, hablar e! francés. En- al pueblo francés menudo, criticar a las autotida-
tre ellos hay anticlericales, algunos masones y mu- dés, protestar sistemáticamente contra todas las me-
chos liberales. Durante el Sitio se alistarán con las didas administrativas. .. Indisciplinados por natu-
fuerzas de la Defensa, representantes de los valores raleza, bastante tacaños con respecto a su dinero,
cosmopolitas -permeables por lo tanto a la ideo- son capaces de arranques de coraje cuando son
logía de! imperialismo--, para formar el batallón o se creen amenazados. Son generalmente de iz-
de los Chasseurs Basques. quierda, patrioteros y a menudo ostentosos. Más
que las utopías socialistas que no entienden, evocan
e! recuerdo vigorizado de la Revolución de 1789,
PIRENAICOS ORIENTALES: BEARNESES sin hablar demasiado de la de 1793, y admiran,
y BI_GOURDIANOS sobre todo, a Napoleón." (DUPREY, 1952:
Emulados por las noticias que llegaban de 166-67.)
América a las tierras pirenaicas, los pobladores de De los vascos de la primera oleada provienen
comarcas vecinas a las vascas siguen los pasos de Harriague -gr~n viticultor salteño--, Ribes.
los emigrantes de la región montañesa occidental. -dueño de una próspera empresa de transportes
"En su lugar de origen son generalmente peque- fluviales-, Ordoñana -poderoso estanciero-- y
ños comerciantes aldeanos -tenderos, almacene- muchas figuras del gobierno, la intelectualidad y
ros- y semiartesanos a un tiempo, expulsados de el clero. Ellos formarán las bases del segundo pa-
su montaña pobre y sobrepoblada por e! maqui- triciado y construirán, con otros inmigrantes prós-
nismo creciente y la concentración capitalista. En peros, los estratos superiores de la pirámide social
Montevideo y las pequeñas aglomeraciones del in- uruguaya. De los pirenaicos orientales surgen con
terior serán hoteleros, dueños de casa de pensión, e! tiempo -a la segunda o tercera generación-
fondistas, panaderos, lecheros, sombrereros, sastres, los elementos que a fines del siglo XIX y prin-
zapateros, herreros, constructores de carros, barati- cipios del XX dieron origen a las clases medias,
jeras, albéitares, pintores de brocha gorda, torne- cuyo apogeo celebró el Uruguay batllista y cuyas
ros de madera y metal. Todos tienen gusto por la exequias estamos hoy llevando a cabo.
buena cocina, tendencia al buen vestir, placer no-
mádico de probar uno tras otro los distintos ofi-
cios: una suma de cualidades proverbialmente fran-
FRANCESES NO PIRENAICOS
cesas por cierto. Por sus condiciones emprendedo- Una minoría de los franceses llegados al Uru-
ras algunos ascienden a la condición burguesa, so- guayes originaria de otras regiones que las citadas.
bre todo en el comercio de importación y en la Se trata siempre de gentes meridionales, como los
venta de novedades parisienses. El prestigio fran- provenzales y gascones. Esta inmigración inquieta,
cés es, en efecto, considerable sobre la generación aventu~ra, arriba al Río de la Plata luego de
El paso de los canteros vascos por el campo uruguayo perdura en cercos y mangueras de piedra.

haber sufrido en carne propia las perst;cuciones po- el de las vertientes tradicionales y el de los pro-
líticas que caracterizan a Francia por ese tiempo. ductos refinados del saber y el arte, son fácil-
No cuenta con la adhesión de sus metódicos, pru- mente identificables en nuestros modos de vida.,
dentes y ahorristas paisanos pirenaicos. Tampoco en nuestras formas y contenidos intelectuales, en
se gana las simpatías del elemento nativo. Turbu- nuestras fidelidades afectivas. La Marsellesa se
lentos, embargados aún por las glorias y humos canta con el himno uruguayo para celebrar la li.
napoleónicos, siempre atentos a la cosa pública, bertad triunfante o para evocar la libertad pcrdida;
militantes por formación y vocación en los ejér- la universidad uruguaya reconoce una larga delida
citos de cualquier parte del mundo, entre ellos se con el genio de los médicos, arquitectos, abogado~,
reclutarán la mayoría de los integrantes de la ingenieros y técnicos franceses; la pelota vasca, en
Legión Francesa que se alinea junto a los sitiados
el orbe de los juegos populares, señala una pero
bajo el mando del coronel Thiébaut.
sistencia de estilos recreativos que igualmente hallan
correspondencia en los galicismos que frecuentan
EL LEGADO DE FRANCIA el lenguaje popular, las comidas, las normas de
Las raíces francesas de la cultura uruguaya trato, las modas en el vestir, etc. El estudio del
son hondas y significativas. Los contingentes de francés en los liceos y universidades señaló por
las migraciones regulares y los desertores de los mucho tiempo el predominio cultural de París, hoy
barcos mercantes y de guerra volcaron en nuestros en retroceso ante los avances del inglés impuesto
campos y ciudades los productos de la cultura po- por el pujante imperialismo económico e intelec-
pular y de la cultura académica. Ambos aspectos, tual de los EE. VV.

20
Ra$trear pa$o a paso la influencia francesa en teras del Paraguay, se extendía hasta los límites
el Uruguay insumiría mucha$ páginas. Un testi- septentrionales de Europa. Su prosperidad iba en
monio de: época nos permitirá fijar, en una instan- aumento y el oro afluía a las manos de los ne-
táne? el viejo daguerrotipo de una cultura de gociantes. El oro, ganado con facilidad, se gastaba
C"--u latino que gravita desde entonces de manera también liberalmente. La fortuna, que a menudo
persistente en el ámbito nacional uruguayo. Cuan- envanece al nuevo rico, aquí abría el corazón a un
do Xavier de Marmier visita nuestra ciudad en sentimiento generoso de humanidad y confraterni-
1850 escribe: "En una habitación -separada de dad. El francés que desembarcaba en Montevideo
la mía por un ligero tabique- una chiquilla reúne no tenía motivos de inquietud por el hecho de en-
a un atento auditorio compuesto por criatura$ de contrarse en tierra extranjera. Venían a él -no
la$ que tendrá seis años la mayor. Sentada sobre como en la opulenta Nueva York los posaderos
un 'taburete, como un orador en su cátedra, char- y las pretendidas sociedades protectoras van ha-
lotea. .. en puro francés, salpicado de algunas pa- cia el inmigrante para explotarlo y esquilmarlo-
labras españolas y sazonado por un vivo acento para ofrecerle una mano bienhechora. El peón en-
provenzal que me hace pensar en el mediodía de contraba jornal; el contador empleo en una tienda;
Francia ... A eso del mediodía, desde las fragatas, el artesano un medio de ejercer su industria. De-
las corbeta$, los brigs y las cañoneras reunidas en bido al alto precio de la mano de obra, quienquiera
la rada, se desprenden cantidad de chalupas que que llegara con hábitos de orden y de trabajo
conducen a tierra por algunas horas a los oficiales podía, en poco tiempo, reunir un modesto capital
de marina, de artillería y de infantería de nuestra con miras de hacerlo fructificar." (DE MARMIER,
escuadra. Pronto se ven brillar las charreteras y 1967: 100-102.)
los quepis a lo largo de los desembarcaderos. Nos Esta pintura de la Pequeña Francia instalada
creeríam9S en el puerto de Tolón. Encuentro a
en el U ruguay a mediados del siglo XIX propor-
cada paso imágenes y recuerdos de Francia: en los
ciona un claro panorama de la importancia de la
letreros de los comercios, en los escaparates de ar-
aculturación francesa. Sin embargo, por ese en-
tículos parisienses, en los restaurantes, en los cafés,
hasta en los hogares de las viejas familias nativa" tonces ya habían emigrado muchos franceses de
·que han querido, casi todas, aprender el francés Montevideo, la Nueva Troya celebrada por Alejan-
y se honran en hablarlo o por lo menos en com- dro Dumas en una obra homónima.
prenderlo. .. Lt ciudad demostraba una marcada La inmigración francesa decrece hacia 1870.
predilección por Francia y se hacía cada vez más Causas internas -la lucha contra el desarraigo
francesa. Bajo el último gobierno de Rivera lle- pirenaico, el colapso provocado por la guerra fran-
gaban miles de franceses de diversas provincias, co-prusiana- y externas -la conquista de los
principalmente vascos y bearneses. Unos se disper- mercados rioplátenses por Inglaterra e Italia-
saban por la campaña y pronto encontraban em- desalientan una corriente que, pese a la modestia
pleo lucrativo en los saladeros o en las casas de de sus integrantes, se consideró de élite. El populus
comercio de la provincia; otros quedaban en Mon- minuto de Italia y España será, una vez pasada
tevideo. La ciudad era el centro de un comercio la hora de Francia, el abastecedor demográfico de
de importación y exportación que, desde las fron- la Argentina y el Uruguay rioplatenses.

21
LA INMIGRACION ESPAÑOLA

FACTORES EXPULSIVOS gradantes niveles de vida, ignorancia supina y


envilecimiento moral.
La emigración española de los siglos XIX y A partir de 1880 se abren las espitas de la in-
XX a los países del Plata tiene distinto signo que migración española hacia el Río de la Plata. En
la del siglo XVIII. La tierra de la península es- números redondos, este flujo, que se incentiva ca-
taba repartida de modo muy desparejo: grandes si en progresión geométrica, va desde los 11.000
propietarios mantenían sus latifundios como im- emigrantes anuales en 1882 a los 200.000 en 1912.
productivos cotos de caza y millares de pequeños Las zonas expulsoras de emigrantes se ubican en
y minúsculos propietarios medraban lastimosamen-
el cinturón litoral de la Península: gallegos de la
te en los parvifundios de las zonas agrícolas. Los montaña, sede de las pallazas neolíticas y de la
salarios en la ciudad y el campo eran miserables. propiedad atomizada en microfundios -algunos
. A ello se sumaba el desempleo estacional y la au- de 20 m 2_ ; catalanes y valencianos ribereños del
sencia de industrias. Una política impositiva conce- Mediterráneo, que ayer fuera recorrido por las
bida de acuerdo con la ley del embudo castigaba naves de una talasocracia con sede en Barcelona;
a los elementos más desamparados de la sociedad asturianos de la tierra del carbón y los pequeños
rural. Y rematando este panorama de subdesarrollo prados montañeses; santanderinos de la macilenta
y postergación, la agricultura, de tipo arcaico, de- Castilla del Mar; andaluces de las vegas otrora
pendía del álea de los años buenos y malos. Las florecientes e invadidas luego por la marea fun-
consecuencias de dicha situación .eran, a nivel po- diaria de los grandes cortijos dedicados a criar to-
pular, desastrosas: hambre crónica y aguda, de- ros de lidia; canarios de las islas atlánticas, resumen

22
acceder a una tierra acaparada por latifundistas
pecuarios, encallarán en las ciudades para practi-
car toda suerte de pequeños oficios, los más ordi-
narios y musculares. Pero los unos y los otros trans-
portan consigo los esquemas mentales de una eco-
nomía de la pobreza, e! espíritu de ahorro de la
hormiga europea, las escalas de valores de la pre-
visión aldeana. Aquí encontrarán las pautas cul-
turales del hombre de a caballo instaladas en el
mismo corazón de las ciudades: gente que vive
al día, que no renuncia a sus siestas ganaderas,
que cultiva los hábitos de las cigarras -esplen-
didez, desprecio a la disciplina laboral, generosidad
con lo propio y con lo ajeno, culto del coraje,
amor al juego, indiferencia ante e! prestigio que
La hornacina· "del santo" en la antigua calera de 'Jtorga lo pecuniario-- que relegan la banausía (es-
los Zabaleta. to es, los trabajos manuales) a la cáfila de gringos,
gallegos y demás inmigrantes que llegan "muertos
antropológico de España, que soportaban e! de hambre" a las costas habitadas por hidalgos
doble a-<:edio de la presión demográfica y la agri- ecuestres.
cultura primitiva. Los inmigrantes españoles que merced a este
Esta España analfabeta, labriega, tradiciona- éxodo transatlántico salen expulsados de sus pagos.
lista, de gente cuyo paisaje materno tenía e! mis- ibéricos y caen en el arrabal de las ciudades o
mo diámetro que sus concepciones de! mundo, será en los conventillos, construidos para recibirlos, se-
la protagonista de la gran aventura de! desarraigo. rán mozos de cordel en el puerto activísimo de
Dejará atrás una pobreza de siglos, una ignorancia otrora, sirvientas, empleados de barracas, depen-
medieval, un pasado de sumisión y sevicias, de te- dientes de almacén, peones obedientes en cuanta
rrores teológicos y prepotencias señoriales. Saldrá changa o trabajo se ofrezca. Pronto se les verá
de sus terruños sin conocer las ciudades, impulsada instalarse en los ascensores sociales de una colecti-
por el aguijón biológico de la supervivencia, y vidad urbana sumamente fluida y propicia a la
asentará en e! Río de la Plata todo su desam- promoción de los elementos activos. En una gene-
paro, toda su orfandad tecnológica y subdesarrollo ración, los más afortunados o los más audaces ga-
económico social. Unos sectores, los menos -en narán posiciones en e! status de las nacientes clases
particular los valencianos y andaluces, hidráulicos medias. Otros seguirán, meteóricamente, hasta el
por tradición- cultivarán quintas de riego en los ruedo privilegiado de las altas. Y no faltarán
aledaños de los grandes centros poblados para sur- tampoco los que se queden en el camino: domés-
tirIos de primicias. Otros, los mallorquines y cata- ticas de por vida, dependientes a perpetuidad, chan-
lanes, artesanos y mediadores, escalarán pronto la gadores sin alivios, proletarios aquí como campe-
pirámide clasista. Otros, la mayoría, impedidos de sinos allá, vulgo folklórico apenas, pobre gente de

23
El ~ '~Clnario "de culota" típico de las "irlas" ...

dos mundos clausurados por un ayer de sacrificios EL LEGADO CULTURAL DE


y un mañana sin dividendos. LOS ESPAÑOLES
Sin embargo la inmigración española, al mar-
gen de su ascensión económica o su estancamiento LOS CANARIOS
social, de su triunfo o derrota en la aventura in- Las Islas Canarias son algo así como el ombligo
diana, trae consigo el rico patrimonio de las sub- atlántico de España. Y no solamente de España,
~ulturas regionales. Gallegos, catalanes, valencianos, pues como apunta un etnógrafo allí "se han re-
mallorquines, andaluces, leoneses, asturianos, vas- mansado corrientes culturales populares de múlti-
-COS, santanderinos, canarios: cada contingente ples procedencias. A la heterogénea y predomi-
arrastra con su desnuda cifra demográfica los va- nante influencia peninsular se han añadido extra-
lores cualitativos de culturas milenarias, sincréti- ñas y variadísimas influencias." Más adelante ex-
cas, con relictos neolíticos y aun paleolíticos, cuya presa el mismo autor: "Atracción irresistible;
filiación mediterránea y atlántica volverá a descu- . ansioso acogimiento; y después, para lo acogido,
brirse en nuestra cultura cosida, como una colcha la guarda cuidadosa... el espíritu insaciable y
multicolor, con hilos de diferentes colores y fra- conservador del microcosmos consciente de su li-
guada con retazos de etnias y pueblos venidos del mitación y pobreza... Atracción, acogimiento y
Viejo Mundo. conservación. He aquí las tres fuerzas determi-
nantes de la excepcional riqueza i.olklórica de las ,ron por los siglos, los cok\{:an- en un escalón
islas. En el conservador regazo de éstns sobreviven laboral inferior al de los hábiles italianos de origen
muchos elementos que desde hace mucho tiempo ligur de las chacras del Miguelete.
desaparecieron de los países de origen. Cuando El rancho, vivienda campesina española llega-
se pierde una tradición en el continente, búsquese da al Nuevo Mundo con los conquistadores (VI-
en las islas. En las islas habrá, pues, que estudiar )ART, 1966) adopta en Canelones un rasgo tÍ-
el folklore insular y el folklore continental asimi~ ¡.;:camente canario. En efecto, los techos de culata,
lado y ya con sello isleño." (PÉREZ VIDAL, simple o doble -denominados también "cola de
1944-: 32-33.) pato"- responden a técnicas de construcción
Los canarios han dejado un rico sedimento específicamente isleñas. En cuanto a las formas
en la subcultura campesina uruguaya. Agricultores de uncir los bueyes, los agricultores canarios de
poco evolucionados, su instrumental de tipo neo- nuestro país conservan las dos modalidades tra-
lítico -las rastras, por ejemplo-- sobrevivió por dicionales. Una es la del yugo de testuz, que se
largo tiempo. en los terruños de Canelones, parti- usaba en la mayoría de las islas; otra es la de la
cularmente en la zona de Canelón Chico. Del canga, o sea el yugo de pescuezo. La canga se
mismo modo sus técnicas primitivas, que perdura- utilizaba desde muy antiguo en la Península, pero

... conserva en el techo "cola de pato" de su versión criolla la impronta neolítica de los guanches.

25
es posible que su difusión en las Islas Canarias se NAS, 1961, deriva de una antigua voz guanche
debiera al uso del camello africano (mehari) y se comenzó a usar hacia el 1500-1510-, se ob-
como animal de tiro sustitutivo del buey en la tiene a partir de un cereal típicamente americano.
arada. La voz camella aparece, empero, en el Lo mismo sucedió con la polenta: antes de que
yugo cornil y se debe más a su forma que a su se importara el maíz a Italia ya los romanos la
relación con el rumiante afroasiático; del mismo comían, pero utilizando .1a cebada molida. En
modo hay que pensar respecto al término came- ambos casos el maíz fue de América a Europa y
llón, lomo de tierra que se construye con la aza- de allí volvió aculturado y transformado por las
da o el arado denominado también caballón técnicas culinarias locales.
en algunas partes de España. En cambio la came- La medicina popular criolla, que es un estuario
llera de la canga propia de La Palma parece de aculturaciones del área ibérica, registra también
derivar directamente de la utilización del camello claras influencias canarias. El contar las estrellas
en las labores agrarias. señalándolas hace salir verrugas en las manos,
El vasar, cuya supervivencia en Canelón Chico las cuales se curan "vendiéndolas"; a los orzuelos
fue comprobada por uno de los autores de este se les extirpa tocándolos con una llave; para con-
trabajo, ha sido descrito del siguiente modo en jurar la picadura de arañas y escorpiones se em-
las Islas Canarias: "El vasar, que existe en toda plea un emplasto de barro y orina; los dolores
vivienda campesina, se instala unas veces en la coci- de cabeza se alivian poniendo en las sienes rodajas
na, y otras, en la puerta de la pieza principal. Consti- delgadas de papas; el hipo se cura proporcionando
túyelo un poyo fabricado con grandes piedras lisas, un buen susto al paciente; la embarazada con un
llamadas lajas, a una altura conveniente. Sobre este "antojo" insatisfecho tendrá un hijo con una man-
poyo se coloca la .talla o vernegal, que es un depósito cha en la piel ('angioma) semejante a la cosa an-
de barro cocido, barrigudo, donde se coloca el agua tajada; si la embarazada tiene la cara sin manchas
potable. La boca del vernegal se cubre con un parirá hembra ("cara de reina, cara de hembra",
plato de barro cocido, y sobre él un jarro de pisa dice el refrán), si "le cae paño", el hijo será
o metal, que sirva para extraer el agua. Este vasar macho; si el vientre es redondo, nacerá una mujer,
se cubre de ramas, laureles, helechos y otros ve- si es apepinado, nacerá un varón; el mal de ojo
getales, y a su alrededor se colocan flores silvestres,
lo produce la "fuerza de la vista" de la madre
rosas y geranios. Los poyos o vasares se adornan
(Breña Baja) o de los viejos miopes (Tetir); los
con tiestos pequeños sembrados de albahaca, tomi-
llo, silantro, hierba de huerto y orégano. Con estos niños que juegan con fuego se orinan en la cama;
vegetales se confecciona el mojo, cuya base prin- la hernia se cura pasando al niño "por el mimbre"
cipal es vinagre y aceite." (SERRA RAFOLS, o, como lo hacían los canarios de Canelón Chico,
1944: 27). recortando la corteza de higuera u ombú con el
La presencia del gofio en el Uruguay, por lo perímetro del pie del "quebrado" (así fue curado
menos en el sur, se debe a la influencia canaria. uno de nosotros, a los doce años, de una hernia
El gofio es, como se sabe, una harina sumamente inguinal, en una noche de San Juan, por un
pulverizada de maíz tostado, y, si bien tiene un curandero de Canelones); dormir a la luz de la
nombre típicamente canario -según COROMI- luna daña la cabeza -los grados van del simple

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joven hasta peco más de un año." (GUARNIERI,
1969.)
Guarnieri también cita la iza canaria como
precursora del pericón, pero esta filiación no con-
vence a los especialistas (ASSUN<;A.O, 1968:
133-134). No obstante bueno es recordar que las
Islas fueron el trampolín de muchos rasgos y pau-
tas culturales ibéricas sincretizadas en aquéllas.
Un estudio de los trajes populares canarios, a
través de viejos repertorios iconográficos como el
de Alfredo Distan, cuyos dibujos fueron efectua-
dos entre 1829 y 1847, plantearía más de un rom-
pecabezas; en este campo se debe proceder con
gran cautela, buscando la fuente originaria y anali-
zando el papel de los portadores de primera o
segunda mano antes de pronunciarse definitiva-
mente.
La más curiosa y hoy ya desaparecida cos-
tumbre canaria es la de la cavada, cuya vigen-
cia duró entre los canarios de Caneolnes hasta
los umbrales del siglo XX. La covada o empolla-
la "pasada por el mimbre", cura infalible del her~ .miento masculino, tiene lugar cuando al nacer
niado, revive en los ombúes uruguayos, durante las una criatura el marido guarda cama mientras la
noches de San Juan. mujh se levanta de inmediato o permanece con
aquél en la misma pieza y aun en el mismo lecho.
dolor pasajero a la locura desatada-; etc. (PÉ- Los etnólog03 atribuyen esta curiosa costumbre,
REZ VIDAL, 1944). ya descrita en la antigüedad por Estrabón, Diodo-
Las influencias lingüísticaS canarias son tam- ro de Sicilia y Apolonio de Rodas, y extendida
bién claramente perceptibles. Murlo por muslo, desde Mongolia a las tribus indígenas de América,
irla por isla, maslo por marlo, durarno por durazno, a motivaciones distintas: para unos señala el paso
señalan algunas de las sustituciones de consonantes de la filiación materna a la paterna (Bachofen,
más comunes que perviven en muchos rincones Maurel, Künich) ~ para otros (Frazer, Cawley) es
de Canelones, el departamento canario por exce- un intento de despistar a los espíritus que provocan
lencia. "De su pintoresco lenguaje recordamos vo- la mortandad de las parturientas dirigiéndolos al
ces como majalulo, adjetivo que se aplicaba al joven "pararrayos" del marido.
alto y robusto, voz que aún perdura en aquellos Al referirse a la persistencia de la cavada en
pagos, y que después de muchos años supe que los las Islas Canarias un folklorólogo de fama expresa:
canarios la habían traído de la «costa del Moro» "No menos interesante es la costumbre del zorro-
(África) y que es el nombre que se le da al camello cloco o sorrocloco de Fuerteventura, una de las

27
islas Canarias, ':londe el marido, durante todo el En la literatura etnográfica nacional hemos en-
tiempo del puerperio, se queda en mangas de ca- contrado una sola referencia a la costumbre de la
misa en la habitación junto con su mujer, reci- cavada. No tiene ningún rigor científico, como que
biendo las visita'> y haciéndose :;ervir las mismas se debe a un periodista dedicado a las crónicas de
viandas y con el mismo horario que su consorte. antaño. De cualquier modo, vale como testimonio
El significado original de la pahbra «sorrocloco» y en ese sentido la transcribimos: "Una de las
no ha sido conservado por el pueblo, donde aún características de esta buena gente -la más gra-
sobrevive, pero los intérpretes la explican por ciosa sin duda- la constituía la aparición de un
«zorro - cloco» (zorro macho) y «sarro - clueco» nuevo vástago. Era costumbre de aquellos días
(macho clueco, astuto) , interpretación que de- que las madres, a poco de haber alumbrado, fue-
be relacionarse con la tradición leonesa en ran al trabajo, ya tras la mancera del arado o ya
la que se dice que el marido, en el momento lavando las ropas de la familia en la cañada pró-
del parto, se ponía dentro de una canasta, can- xima, mientras que el marido, arrebujada la cabeza
tando como una clueca que empolla." (CORSO, con amplio rebozo de lana, ganaba la cama que
1953-54.) dejaba la parturienta, para dar calor al rorro.
Otros testimonios revelan algunas pequeñas va- Corría la voz de tan grato acontecimiento entre el
riantes dignas de tener en cuenta, puesto que se vecindario ... y entonces era el caso de verse llegar
relacionan con la trasculturación de la cavada al hasta «las casas», que así se llamaba generosamente
Vruguay. "En Canarias, hasta 1830, el padre y al misérrimo rancho, a los compadres y amigos de
la madre pasaban juntos en el mismo lecho todo ambos sexos que, al aproximarse y a los gritos de
el puerperio, y comían y bebían lo mismo a las «juera perros» ante el avance de la jauría, inicia-
mismas horas, y decían que el padre «estaba ban el saludo antes de apearse del caballo con el
zorrocloco». Hoy no se acuesta el padre en la sacramental «Ave María Purísima». Y al pregun-
misma cama durante todo este tiempo, pero con- tar por el «compadre», que estaba «acostau con el
servan la costumbre de comer y beber lo mismo, nene), entonces el hijo mayor precediendo a la
las mismas veces y al mismo tiempo." (SÁNCHEZ
visita que siempre era portadora de un regalito
PÉREZ, 1933.) En una Guía de Forasteros de
representado por labores femeninas, por una bote-
Santa Cruz de Tenerife, 1930, su autor, Antonio
lla de licor o por unas golosinas a las que llamaban
Encinoso, expresa: "Hemos oído decir repetidas
veces a las personas de edad que en el interior de «chiches», inclinando la cabeza para no golpearla
la isla, particularmente en los pueblos del sur, era en el marco de la puerta, siempre baja, penetraba
costumbre muy generalizada, al dar a luz una cam- al rancho dividido en dos por una cortina de zaraza
pesina, que el marido de ésta se acostara también de colores chillones. La parte más holgada y de
en el extremo opuesto de la habitación hasta que mayor luz para la «sala» y la otra, para el dormi-
la partuáenta era dada de alta por la comadrona torio. Desde la primera el visitante, recogiendo
o el médico que la asistía. Cuando a la madre, una parte de la cortina para hacerse ver por el
por ejemplo, se le daba una taza de caldo o un dueño de casa y tras algunas reverencias, saludaba
poco de chocolate cocido, el marido, necesariamen- con estas palabras que eran de rigor:
te, participaba del mismo festín". -Güenos días al güen engendrador ...

28
-En lo doco, estoy -contestaba el seudo en- asegurar el remo en la borda del bote. Según CO-
fermo- refiriéndose a que hacía las veces de ga- ROMINAS, 1961, viene "del francés tolet, ,que
llina clueca, cuado ésta daba calor a sus pollue- lo tomó de una lengua germánica agregando el
les" (ROSSI, 1926, n, 67-68). sufijo -et, probablemente del escandin<tvo antiguo
El cronista apunta un dato importante. Si los ve- thollr". El empleo de un tolete de madera de
cirios saludaban al "buen engendrador", y ésta era, membrillo, tallado en forma de falo, posee una
al parecer, una f6rmula consagrada por la tradi- indudable connotación sexual: el novio hace )tegar
ción, se reconoda -quien sabe desde qué profun- sus atributos masculinos en forma simbólica a la
didades en el tiempo- el papel genésico y jurídico casa de su novia y la madre, en un acto electivo
del hombre, señalando su derecho a la descendencia que recuerda sus prerrogativas en la era del ma-
patrilineaI. El zorro-doca, por su parte, era sola- triarcado, tiene la facultad de aceptar o rechazar
mente el doco, el clueco. La endeblez anecdótica al galán.
del relato de Rossi no autoriza a sacar ningún La brevedad de este estudio no permite· que
otro tipo de conclusiones; no obstante sirve para abundemos en más detalles sobre la aculturación
revelar la indudable presencia de la covada en canaria en el campo uruguayo de otrora. No se
los pagos canelonenses. ha efectuado todavía un estudio a fondo del le~
El mismo Rossi, en el citado libro (n: 82), gado de las Islas en nuestro país y lo señalado
da cuenta de otra costumbre canaria trascuIturada: revela 10 fecundo que sería profundizar las inves-
"Entre los canarios de las «idas» fue norma, como tigaciones en dicho sentido.
declaración de amor, que el hombre provisto de
un «tolete» (macana o bastón, generalmente de LOS GALLEGOS
membrillo) lo arrojase al pasar al interior del ran-
cho de SU adorado tormento, a la vez que gritaba La inmigr<'.ción gallega reconoce factores ex-
a todo pulmón: «Tolete aentro». Pero a veces pulsivos que ya uno de nosotros analizó en un
resultaba que el e",amcraoo galán no era persona estudio anterior, al que nos remitimos (VIDART,
grata a la madre de la pretendida; y entonces ésta, 1961). Tres momentos pueden reconocerse en el
recogiendo el palo, 10 arrojaba lo más lejos posible proceso migratorio Galicia-Uruguay, y cada uno
de los ranchos al grito «Tolete ajuera». Esta acti- de ellos tiene consecuencias culturales de distinto
tud no significaba otra cosa que el rechazo de acento y amplitud. El primero abarca desde la
la demanda de amor del pretendiente." fundación de Montevideo hasta la finalización de
La voz tolete, aunque no registrada en el V 0- la Guerra Grande (1724-1851). El segundo va
cabulario Rioplatense de Daniel Granada o el desde mediados del siglo XIX a la finalización de
Diccionario Uruguayo Documentado de la Acade- la Segunda Guerra Mundial (1851-1945). El ter-
mia Nacional de Letras, tuvo vigencia en nuestro cero se extiende desde aquel entonces a nuestros
campo. Se le utilizó con sentido picaresco en la días (1945-1970).
designación de un basto imaginario, el "recado- La fundación de Montevideo entre 1724 y
tolete", traviesamente fraguado para que los ma- 1726 se efectuó con participación de familias ca-
turrangos se mantuvieran a caballo. El tolete es narias y criollas. Los gallegos comienzan a aparecer
un palo corto, de cabeza redonda, utilizado para en el momento que la incipiente ciudad empieza

29
a efectuar fundaciones de centros poblados dentro segundo lugar el campo uruguayo, potrero inmen-
de su jurisdicción y fuera de ella. Las Piedras, San so ocupado por una ganadería extensiva de tipo
Juan Bautista (Santa Lucía), San José de Mayo, colonialista, está en manos de unos pocos propie-
Minas, Rocha: en todos estos poblados están tarios. Los animales, criados al aire libre, alimen-
prese.ntes los gallegos, los asturianos, los leoneses. tados por un generoso tapiz de hierbas -si la llu-
Estos pobladores no vienen espontáneamente. Son via es abundante-, requieren minúsculas peonadas
traídos por las autoridades coloniales que alivian para su atención. Entonces se produce un hecho
así la plétora demográfica que se agolpa en el paradójico. El gallego, emigrante salido del campo
noroeste español y envían a las nuevas tierras ex- o del litoral atlántico europeo, cumple un éxodo
perimentados agricultores. Vienen, por lo tanto, a rural transmarino. Abandona sus pequeñas parcelas
labrar la tierra o a cumplir oficios vinculados con de las montañas o las rías y sin conocer más que
el agro en los lánguidos pueblos rioplatenses, ac- de paso las ciudades gallegas se encuentra súbi-
tividades ambas despreciadas por los arrogantes tamente en la ciudad americana que, con ser todo
jinetes de las pampas y penillanuras. 10 enjuta y pacata que se quiera, desconcierta y
La segunda etapa de la inmigración gallega despista al simple aldeano o al rudo pescador. Hay
se cumple bajo otro signo. La palabra de orden aquí, de entrada, un considerable empobrecimien-
no es ya poblar América, designio del poder europeo to folklórico. La cultura material: utensilios de tra-
y de los primeros gobernantes americanos, sinCl bajo campesino, carros, viviendas arcaicas como la
"hacerse la América", propósito del europeo vo- pallaza o espaciosas como el pazo, ruecas, trajes tí-
luntariamente exiliado. Se abre el período del vello- picos, todo queda en Europa. Y las ceremonias de
cino de oro, de la carrera hacia la prosperidad. paso, las pautas de la vida, los símbolos de la
Comienzan los desembarcos masivos de europeos del vida comunal, también se pierden. Pese a su civili-
área mediterránea occidental y pirenaica -espa- dad innata el gallego se siente perdido en las urbes,
ñoles, italianos, franceses- al amparo de las faci- sin puntos de apoyo culturales y sin entornos fa-
lidades que les brindan las autoridades bonaeren- miliares que lo corroboren. Como no es un traba-
ses y montevideanas. Se desbravan las praderas jador especializado y no tiene organizado aún un
vírgenes, surgen flamantes ciudades y crecen las sistema de llamadas que signifiquen un destino la-
antiguas, aparecen nuevas modalidades del comer- boral seguro, su comienzo es difícil. Debe realizar
cio y se asoman en el horizonte los primeros retoños las labores más pesadas, someterse a inicuas explo-
de las artesanías convertidas en industrias livianas. taciones, pagar, en definitiva, el precio de su desam-
Todo ello afirma la creciente prevalencia urbana paro social y cultural.
que desembocará, a la larga, en el Gran Monte- Los gallegos originarios de las rías, con expe-
video (VIDART, 1969). y consecuentemente el riencia marina, se convierten con el tiempo en
gallego, campesino por excelencia, no se radica en prácticos de río. Otros se dedican a la pesca. Los
el campo uruguayo. En el campo, para empezar, de cuna terrígena, los más, se transforman en estiba-
la vida es insegura: guerras civiles, cuatreros y dores, en mozos de cordel (changadores portuarios),
salteadores, criollos etnocéntricos enemigos de los en empleados de comercio. Los menos, dueños de
gringos y naciones, estas y otras 'calamidades se un modesto capital, deciden instalar algún pequeño
encargan de tener a raya a los pacíficos labriegos. En comercio. Por su parte las mujeres gallegas, ve-
La paradOja del labrador gallego en Montevideo: sedentario en el bar, nómada en el ómnibus.

nidas en menores proporciones, buscan en el tra- barniz democrático a contrapelo con su aristocra-
.bajo domiciliario el seguro puente hacia la aclima- tismo terrateniente.
tación espiritual. Ingresan a los hogares rioplatenses La empleada doméstica trabaja años en una
en calidad de "sirvientas", sin pretensiones mone- sola casa pero no toda su vida. Venida muy joven,
tarias ni de las otras. Se instalan en ellos calla- ahorra al cabo de un decenio sus buenos pesos.
,damente, con todo 10 que entraña de minimiza- Inicia un formal noviazgo con el gallego repartidor
ción, fidelidad y responsabilidad dicho humilde y del almacén o mozo de café. Al cabo juntan sus
humillante oficio. Sus condiciones de honestidad y ahorros y sus destinos. Surge así un modesto co-
lealtad las convierten en poco tiempo en un miem- mercio que es muy probable que prospere. Los
bro más de la familia. Velan por la salud física ascensores económico-sociales se han puesto en mar-
y moral de los hijos de los patrones, las "señoritas" cha: comienza, más que la lucha por el status,
y los "señoritos". Cuidan como suyos los intereses la cartera hacia una riqueza monetaria que no
dclhogar ajeno. Se convierten en verdaderas amas se traduce necesariamente en opulencia material.
de naves, en guardianas del honor gentilicio, en Aunque existe en esta etapa un primario desam-
trasmisoras de la religión al viejo estilo gallego. paro se articulan prontamente formas de ayuda
De 1::ste modo, imperceptiblemente) b.s pautas de mutua. Se fundan instituciones sociales -el Cen-
la ,criltura gallega -sobriedad, religiosidad, inodes- tro Gallego de Montevideo surge en 1879- y len-
tia, laboriosidad- se incorporan a los hogares del tamente se inauguran las bases de una efectiva bol-
pat1riciado y revisten a los }5venes retoños con un sa de trabajo. Aparecen las sedes recreativas·y las

3l
romerías, marcadas muchas "t:tes por eí separa- cases medias -hoy en decadencia- del Uruguay
tismo lucense, coruñés, orensano o pontevedrés, batllista. El embanderamiento del español en ge-
Muchos de los antiguO!> proletarios ingre~'<ln ti lé,S neral y del gallega en particular en las filas del
nacientes clases medias y Qtros no :ie o-:tienen has- partido blanco y dd italiano en las filas del partido
ta llegar a hgran burguesía eomercial o iinanciera. ~orado ha sicio una constante en nuestra historia
Este período está marcado por el signo de una política. La estructuración de muchas organizacio-
activa dinámica social: estamos en el momento de m:-s nacionales de ayuda mutua no se explicaría
"los trepadores de la pirámide". sin la presencia de una solidaridad institucionaliza-
La tercera etapa se abre luego de la Segunda d;!, que deriva de la etnia gallega. ¿Y qué pensar
Guerra MundiaL t:n un breve y terrible lapso el de la influencia de la morriña galaica en nuestra
mundo se ha transformado. España ha soportado tristeza criolla, en nuestra nostalgia de un paraíso
una cruenta guerra civil, una posguerra autorita- perdido -la Edad de Oro de la estancia cima-
rista y un desequilibrado ingreso en la modernidad. rrona--, en nuestro culto al tango y Carlos Gardel?
La realidad americana también ha cambiado y los Precisamente, antes de que nuestros ensayistas y
signos de la involución impuesta por el neocolo· científicos se preocuparan por el fenómeno inmi-
nialismo se traducen en los indicadores de un sub- gratorio, fueron dos géneros populares, el tango y
desarrollo galopante. La mentalidad aldeana del el sainete, los detectores de la presencia del ga-
gallego de las anteriores etapas ha dado paso al llego en el escenario social rioplatense.
cálculo racionalista, al desencanto existencial. Los El gallego comerciante, con lúcidos objetivos eco-
inmigrantes llegan avisados: saben cuál es su mo- nómicos, inauguró nuevas escalas de valores en un
.desto pZ.afond de vuelo. Ha terminado el tiempo país de aristócratas ecuestres venidos a menos, en
de las fortunas rápidas; ahora se busca simple- una ciudad aún adormilada por la siesta colonial.
mente un lugar bajo el sol. Las mujeres -todo Contribuyó a formar el espíritu urbano merced a
esto vale para antes del 1960-- aspiran a ingresar su extraBO salto de la aldea europea al mostrador
en las fábricas como obreras. Los hombres tienen de América. Tras su destajo cotidiano,cumplido
previa información del mercado de trabajo y llegan
de sol a sol, y dibujándose sobre sm fr ugales des-
con una segura plaza de guarda de ómnibus o de
cansos nocturnos, comienza a precisarse el doble
"mozo" en uno de los innúmeros bares fundados
astral del dinero, el fantasma plutocrático de la
por sus connacionales. Esta etapa se ha cerrado.
civitas latinoamericana.
Hoy los emigrantes gallegos se orientan hacia Eu-
ropa Central, Canadá y Australia. Los que no Pero los gallegos no sólo han traído consigo
pudieron prosperar en Uruguay retornan a la Pe- su espírit!.: de empresa, sus gaitas y sus romerías.
nínsula. Ya nuestro país no es una bomba de suc- Civilizad'i) por esencia, apegados a la juridicidad,
ción de brazos sino un exportador de hombres y 9J;¡.iertos hacia formas intelectuales y convivenciales
mujeres vacantes que desparraman su disponibili- de un humanismo integrador, los gallegos han de-
dad y desencanto por el mundo. jado en nuestra personalidad de base un trasfondo
La inmigración gallega creó en el Uruguay cultura! que debe ser rastreado con adecuados
patrones culturales y económicos de incisivos rasgos. instrumentos de investigación sociológica y antro-
Contribuyó a la edificación y afianzamiento de las pológica.

32
LA INMIGRACION ITALIANA

EL LEGADO CULTURAL Las influencias de la cultura popular italiana,


DEL "CCCOLlCHISMO" llegadas en sucesivas oleadas, son fácilmente com-
probables en el lenguaje cotidiano del uruguayo,
Desde el advenimiento de América a la colo- las prácticas culinarias, la gesticulación, las supers-
nización europea los italianos están vinculados a ticiones, las normas de trato, la música tanguera,
los destinos políticos y culturales del Nuevo Mun- la organización familiar y social.
do. Colón es genovés; Vespucio, florentino. Y cuan- En el lenguaje callejero y doméstico los italia-
do se funda la ciudad de Montevideo, entre los nismos alcanzan un promedio elevado. Berretín,
pobladores iniciales figura Juan Borghesi, cuyo bacán, bagayo, biaba, coso, descangayado, embro-
nombre españolizado, Burgues, se ha incorporado car, escorchar, farabute, funyi, laburo, manyar,
al nomenclator urbano. minga, pibe, pelandrún, percant'a, peringundín,
Los gringos (ODDONE, 1968) se manifiestan punga, rana, etc. (GOBELLO, 1963) Y cien voces
en la historia nacional por las actuaciones de Ga- más no son creaciones originales de nuestra parla
ribaldi o de los anarquistas finiseculares, 'pero es suburbana sino legados napolitanos, ligures o ca-
en la cultura popular rioplatense donde se tras- labreses. Los italianismos sintácticos son también
vasan rasgos y pautas cuya presencia ha provocado abundantes y perceptibles: voy de Juan por voy
una hibridación muy peculiar que uno de noso- a lo de Juan, tallarines a la manteca por tallarines
tros denominó "sociología del cocolichismo" (VI- con manteca, no me recuerdo por no recuerdo,
DART, 1955). no tengo más por ya no tengo, tengo de hablar

33
por tengo que hablar, llego con el autobús por lle- estos productos de la gastronomía y el folklore ali-
go en el autobús, máquina a vapor por máquina menticio itálicos se derraman en las pampas, cu-
de vapor (MEO ZILIO, ~964-(5). Existen ade- chillas y pueblos del carnívoro Río de la Plata y
más influencias fonéticas y seudoitalianismos léxicos confunden sus caudales con los de la refinada co-
-non parla ma si fka, se non te vedo piu feliche cina francesa y la violenta cocina española pro-·
morte, buon giurno por la matina, cueli pochi- vacando una mescolanza de las áreas del aceite,
cuyo análisis no corresponde en este lugar. Ya DE la grasa, la manteca y la salsa blanca cuyas con-
MARSILIO, 1969, ha efectuado en el vol. 24 secuencias fisiológicas no han sido investigadas to-
de NUESTRA TIERRA una contribución que davía con rigor científico.
ofrece al lector un panorama del campo lingüístico En el terreno de la religión la influencia ita-
que por razones de espacio nos está vedado desa- liana es perceptible en el acendrado culto a los
rrollar. santos, rasgo que comparte con el catolicismo po-
Nuestros hábitos culinarios deben muchas con- pular español. Santa Lucía y San Genaro han
tribuciones a los inmigrantes italianos que no se instalado en el Río de lá Plata todo su cortejo
resignaron al acatamiento de la monocorde dic- folklórico, entreverando elementos cristianos con
tadura del mate y de la carne. De la Italia pia- paganos. Entre estos últimos milita la jettatura
montesa y lombarda nos¡ ha llegado la polenta, meridional que pierde en estas latitudes su halo
hermana de la mamaliga rumana, nieta de la vieja siniestro para convertirse en la yeta, una entidad
polenta romana e hija del maíz importado de Amé- frustrante, una parcá en tono menor que se abate
rica. Génova nos ha trasculturado la fainá; Nápo- sobre nuestras cotidianas esperanzas en el juego
les, la pizza, la figazza y el calzonoe ; los fríos con- o en el amor, dos evasiones individualistas al mor-
trafuertes de los Apeninos la minestra labradora tecino destino colectivo del homo uruguayensis.
y la bUsecca aldeana. Y de la tradición vegetariana Otra característica popular italiana que irrum-
de las ciudades y pueblos peninsulares proviene el pe en toda peña discutidora o en el diálogo vehe-
innumerable ejército de las pastas: spaghetti, ra- mente es la gesticulación abundante, la costumbre
violi, cappelletti, gnocchi, agnellotti, lasagne, ta- de complementar la palabra con los dedos enfáticos
gliateUi, macarroni, vermicelli, fettuccine. A este y los brazos expresivos, amén de múltiples visajes
arsenal se suman el cálido risotto de la llanura pa- faciales. Se trata de la herencia de la persona-
duana, que aculturó el arroz traído por los árabes lidad básica mediterránea, forjada a cielo abierto
a la huerta valenciana; el milanés y proletario en los embarcaderos minoicos, en las factorías de
ússobuco; la familia de los quesos: ricoUe labradas comerciantes fenicios, en el ágora griega, en el
como encajes, mozzarelle nacidas de la tierna cua- mercado romano, en los puertos levantinos, en la
jada, g01'gonzole de agresivo aroma, piacentini de plaza pública de las ciudades renacentistas, en los
áspero paladar, parmesani de amarilla y dura en- zocos del África berberisca, en los litorales soleados
traña. Con los quesos aldeanos arriba el inevitable que se abren sobre las rutas del M are N ostrum.
cortejo de vinos: el carlón, ordinario y popular, Hay una psicología y una sociología del gesto. Los
lo~ de los contrafuertes alpinos, los de las lavas de gesticuladores revelan una extroversión de eternos
Nápoles, los del soleado Salerno, los de las granjas cabildantes que para algunos intérpretes traduce
de Toscana, los de los castillos romanos. Todos una expresividad biológica primitiva, reacia a de-

34
Dibujo de Mingo

La "guapperia" de los camorristas napolitanos decora la heráldica de los compadritos criollos.

cantarse en la palabra breve y el ademán es- oportunamente tratadas por uno de nosotros (VI-
quemático, y para otros supone milenios de convi- DART, 1967). El tango rioplatense ha sido creado,
vencia discursiva, de estentórea militancia social. aderezado y servido en gran parte por los italianos
Para los anales de la música popular restan de Montevideo y Buenos Aires: compositores, le-
otras características que necesariamente soslayamos, tristas, músicos y cantores, toda una legión de per-

35
sonas \ o personalidades) directa o indirectament~
vinculadas a los tanos, bachichas y yacuminos gira
en derredor de la historia de este género auténti-
camente popular. Los organilleros italianos tuvie-
ron una indudable importancia en la génesis del
tango y su difusión primigenia. Este capítulo, así
como el referido a la lucha entre la guitarra ecues-
tre y el acordeón agrícola, entre los nómadas del
oasis ganadero y los sedentarios de las quintas de
hortalizas, merece una extensión que lamentable-
mente nos está vedada por la brevedad de este
trabajo.
El italiano llega con su cultura a cuestas pero
asimila con rapidez los valores de sus patrias adop-
tivas. Posee un indudable camaleonismo cultural,
una gran facilidad para adaptarse a la circunstan-
cia geográfica y humana que lo rodea.
Los científicos sociales han distinguido diversos
grados en el proceso de los contactos de un grupo los· primores de los quinteros italianos colorean las
inmigrante con el medio físico y el ambiente es- ferias vecinales.
piritual de su nueva zona de residencia. Así: la
adaptación tiene que ver solamente con la esfera
biológica: es la respuesta afirmativa del organismo
al nuevo escenario vital. La acomodación, en cam- misteriosa efusión de scheleriana simpatía o una
bio, incide en la esfera psicoso:iológica: es la trans- simple permeabilidad cultural que permite secu-
formacié~ de actitudes, de costumbres, de hábitos, larizar lo sagrado, socializar lo comunitario, pasar
para ajustarlos a las pautas del nuevo medio social. de la solidaridad mecánica a la orgánica, sumergir
La adaptación puede conducir a .la fusión cuando el Pequeño Grupo en la Gran Sociedad?
el inmigrante se mestiza con los elementos raciales Los ingleses, los alemanes, los judíos que vienen
aborígenes; la acomodación lleva a la asimilación a América conservan su lengua, sus modalidades
cuando hay un maridaje de culturas, un intercam- religiosas y sociales, su férreo sentido del contacto
bio de valores, una ósmosis del ethnos y del ethos. comunitario. Se enquistan afectiva y culturalmen-
Los italianos se han asimilado velozmente a te; son refractarios a un intercambio desprevenido
las sociedades donde se injertaron. Donde quiera de valores. Unos lo hacen por orgullo nacional-la
que vaya la emprendedora Italia peregrina, su ma- vieja gloria de un imperio que subyugó medio
leabilidad cultural le permite vivir y convivir con mundo o la Sturm und Drang de un espíritu se-
todos los pueblos del mundo. ¿Hay en dicha asi- ñero-- y otros por cautela nacida de las desdichas
milación un grecolatino mecanismo de civilización del ghetto y los horrores del pogrom. Pero lo cier-
decantada en milenios de coexistencia urbana, una to es que en un sentido u otro se aíslan.

36
Los italianos, al revés de las anteriores migra- pero igual los montaré; deseo hacerme bebedor de
ciones etnocéntricas, procuran acriollarse a presión. mate y caña; comprendo vuestros hábitos, me aso-
Entregan confiadamente sus hijos, que pronto ol- cio a vuestros júbilos, lloro con vuestras lágrimas;
vidan las pocas frases del idioma materno apren- soy pobre y desvalido como vuestros pobres; os en-
didas en la infancia, al nuevo caldo de cultivo so- trego mis hijos, lo único que tengo, porque ellos
cial; actúan con energía descubierta y confiada piensan y sienten como vuestros hijos.
en el nuevo ambiente. Este deliberado deseo de Este patético meosaje de confraternidad, de co-
convertirse en uruguayos o argentinos forja entre munión espiritual, expresado en una media lengua
los italianos inmigrantes del siglo XIX y prin- que arrancaba risas socarronas, fue comprendido.
cipios del XX un arquetipo gracioso y memorable: La xenofobia hacia el gringo no pasó de la burla
el cocoliche. cariñosa. Los bachichas, los tanos, los grévanos,
El cocoliche fue creado por Celestino Petray, los musolinos, los gorutas, los yacuminos, los TUlf-
un actor de la compañía de Pepe Podestá, aquel ticanos, los tocadores de organito, los albañiles, los
gran impulsor del teatro popular rioplatense. Du- changadores, los peones analfabetos, toda esa in-
rante una representación del drama "Juan Mo- mensa legión de cocoliches incansables para el la-
reira" de Gutiérrez (adobado y complementado buro (palabra derivada de la voz siciliana laburu)
por los Podestá), Celestino Petray montó en un prohijó luego generaciones de burgueses prósperos,
petiso y penetró al picadero, justo en la escena de de doctores renombrados, de gobernantes hábiles,
la fiesta gaucha, imitando los ademanes y el len- de élites intelectuales y artísticas.
guaje hispanoitaliano de Antonio Cocoliche, un El cocolichismo es la vocación universalista del
.peón calabrés de la compañía. El público recibió inmigrante italiano; es el patriotismo de la soli-
calurosamente al nuevo personaje porque supo des- daridad; es la carta de ciudadanía del desarrai-
cubrir, tras la aparente broma, el acierto socioló- gado transatlántico que encalla con los desarraiga-
gico del actor. Cocoliche ent~nces se emancipa de dos de la tierra adentro en las orillas de las urbes
"Juan Moreira", se convierte en protagonista de rioplatenses. Constituye el manifiesto sociológico de
innumerables sainetes y al fin, en esencia aunque la asimilación: traduce el deseo de compartir en
no en nombre, es dignificado por el genio de Flo- el trabajo un duro destino, de formar hogares ar-
rencio Sánchez. . gentinos o uruguayos bajo el signo dramático del
¿Qué es el cocolichismo, en definitiva? El co- destierro. La patria lejana es sólo la nostálgica
colichismo revela un afán denodado de ser criollo. evocación del beZ paese que más que cuna fue
Es un desafío al ridículo, la proclama tragicómica trampolín; la realidad de hoy y de mañana es esta
de un deseo de convivencia que el italiano arroja América a la que hay que sembrar, llenar de ciu-
al ruedo social para mostrar a todos su tentativa dades, poblar con muchachos sencillos y laboriosos.
vehemente de asimilación. El cocoliche contribuyó a transformar la "orienta-
El cocoliche, con su atuendo detonante y su lidad", de vieja raíz hispánica y rural, en la "uru-
idioma híbrido, pretendía decir: soy uno de los guayidad", un crisol de etnias mediterráneas fusio-
vuestros; quiero cantar como los payadores y ca- nadas por la alquimia de los grandes centros ur-
minar como los compadritos; temo a los caballos banos.

37
OTRAS CORRIENTES INMIGRATORIAS

Desde mediados del siglo pasado, y con mayor Sobre los finales del siglo XIX se insinúa una
intensidad en :las primeras décadas del presente, se corriente inmigratoria sirio-libanesa, que se incre-
mezclaron a las grandes corrientes migratorias de menta ya entrado el siglo XX; en los años anterio-
origen latino que formaban la ancha base de la res a la Primera Guerra Mundial, y en los pos-
población, contingentes menores de europeos de teriores, hasta el estallido de la Segunda, llegarán
otras procedencias, cuyo elemento de cohesión era los armenios, :los eslavos y los judíos de diferentes
por 10 común la pertenencia a confesiones reli- procedencias, agregando nuevos matices al ya abi-
. giosas marcadamente distintas del catolicismo me- garrado cosmopolitismo de la población del país.
diterráneo de aquéllos. Ingleses y alemanes, segui- Muchos vienen directamente de Europa, pero mu-
dos luego de piamonteses valdenses y suizos, fueron chos otros eligen el Uruguay como alternativa ante
los primeros componentes de esta corriente inmi- la imposibilidad de un asentamiento satisfactorio
gratoria variada y minoritaria; con ellos el cris- en la Argentina.
tianismo protestante penetra en .un medio cuya Esta última oleada inmigratoria reconoce algu-
homogeneidad católica sólo se había visto pertur- nos fact01:es causales comunes a los de las corrien-
bada -a partir de :la Guerra Grande- por cir- tes mayoritarias -y que ya se han examinado-
cunstanciales manifestaciones de incredulidad libe- como son los resultantes de la diferenciada im-
ral, producto de las ideas masónicas y carbonarias plantación del sistema capitalista en los distintos
profesadas por emigrados franceses e: italianos. países europeos, y sobre todo en el medio rural:

38
un doble destino decadente de la herencia británica: la Compañía del Gas y el "fóbal".

ruptura de las estructuras sociales y productivas necesariamente su adaptación a la patria adoptiva.


tradicionales, desigual distribución de la tierra con Con excepción de los de origen sajón, carecieron
su secuela de superpoblación relativa en las áreas por lo común de capitales que les permitieran in-
lati o minifúndicas, incapacidad de las poco desa- sertarse ventajosamente en un país cuya estructura
rrolladas industrias urbanas para absorber la mano de dominio económico, dependiente de la monopro-
de obra disponible. Pero en este caso actúan ade- ducción agraria y fundada en la gran propiedad,
más otros factores: las tensiones internas provoca- se hallaba ya consolidada. Difícilmente sus nombres
das por los problemas de asimilación que presenta- figuran en las listas del patriciado, y en su primera
ban minorías nacionales o religiosas -y que de- generación, salvo contadas ocasiones, no escalaron
sembocaban frecuentemente en persecuciones-, las los "rangos superiores del poder económico y del
reordenaciones políticas y sociales internas de cada prestigio social. Se vieron abocados, en consecuen-
Estado y las modificaciones de fronteras operadas cia, al desempeño del pequeño comercio y de ar-
por las guerras, que hacían que el Estado vencedor tesanías diversas, o engrosaron los cuadros del na-
procurara librar los territorios incorporados a la ciente proletariado industrial; sólo los llegados an-
preferente ocupación de sus propios nacionales. tes de la Primera Guerra Mundial pudieron apro-
La marginalidad económica y social que sig- vechar los planes de colonización rural y volver al
naba a estos emigrantes en sus lugares de proce- trabajo de la tierra como pequeño'> propietarios,
dencia y que impulsaba su desarraigo condicionó y en algún caso como socios cooperarios. Los que

39
se radicaron en el medio urbano -y fueroh]o:-; venido a componer. Variadas formas de control so-
más- pugnaron por consolidar la fortuna que les cial interno del grupo resisten la tendencia a la
permitiera situarse decididamente en la clase me- asimilación que en las generaciones posteriores ne-
dia. Trabajadores, ordenados, ahorrativos, confia- cesariamente surge, y que se manifiesta en el hecho
dos en el valor del esfuerzo individual y conven- de que los hijos hablan el español rioplatense me-
cidos de que el mejoramiento económico y su con- jor que la lengua de sus padres, se apartan de
secuente ascenso social serían el premio lógico de sus prácticas religiosas, eligen pareja fuera del gru-
sus afanes, vieron en general cumplidos sus deseos po y tomán partido en los conflictos sociales y po-
ya que estas cualidades y predisposiciones se apli- líticos del país. El choque de las diferentes con-
caron coincidentemente en los períodos de auge cepciones características de los que vinieron al
que las guerras mundiales trajeron al Uruguay. Uruguay y de los que aquí crecieron, conforman
Predeterminados por las frustraciones sociales que el drama -multiplicado en cada familia- carac-
arrastraban de su origen al manejo de valores tí- terístico de estos grupos: la opción entre "la tierra
picos de clase media, reforzaron esta actitud al ins- en donde se está" y "la tierra a la que se per-
cribirse en la pequeña burguesía, amplia y pujante, tenece".
que dominaba el cuadro de la estratificación social Estas circunstancias -contingentes minoritarios,
del país. Fuera de algunos ya señalados, uno de relativo apartamiento de la vida nacional- han
los más destacables de estos valores ha sido la hecho que los aportes culturales de estos grupos
importancia acordada a la instrucción superior; sean mínimos. En estos casos, el proceso que im-
en todos los casos es manifiesto el estímulo a los porta elucidar desde el punto de vista de la di:'
hijos nacidos en e1país para la obtención del tí- námica cultural es justamente el contrario: el mo-
tulo universitario, llave de acceso a las capas sa- do en que estos inmigrantes internalizan las pautas
ciales superiores. propias de su nuevo país.
Estos contingentes son los que han formado
"colonia.:." en el más estricto sentido que el tér-
mino asume en nuestra semántica corriente: con-
juntos que en mayor o menor grado se presentan PIAMONTESES Y
como cerrados sobre sí mismos, celosos de la en-
dogamia grupal, aferrados al uso de su lengua, HELVETICOS
costumbres y prácticas religiosas, renuentes a par-
LOS VALDENSES
ticipar en la vida política y social del país. Por
estas razones su incorporación a la proteica socie- En febrero de 1857 arribó a Montevideo el
dad nacional se ha visto enlentecida o se ha pro- primer contingente de emigrantes del Piamonte de
cesado apenas de manera parcial, especialmente en religión valdense, que sumaba apenas 11 personas;
los casos en que la religión constituye su vínculo a este pequeño grupo se agregaron 71 inmigrantes
primario. Estos .contingentes han mostrado en ge- llegados en setiembre y 136 en diciembre del mis-
neral una permeabilidad menor que los pueblos mo año. Éstos fueron los iniciadores de una co-
de cultura latina en lo que respecta a la identifi- rriente colonizadora valdense que se nuclearía lue-
cación con la nueva nacionalidad que también han go en nuestro país en la "Colonia Valdense" y en

40
El corti~ del Piamonte italiano trasvasado a los ca mpos de Colonia Valdense.

las poblaciones de "Artilleros", "Colonia Cosmo- pos extremadamente cerrados, de elevado grado de
palita", "Riachuelo", "Tarariras" y "Ombúes de solidaridad y dominados por fuertes sentimientos
Lavalle" en el departamento de Colonia, y en de defensa, cuyo aislamiento sólo se vio alterado
"Cañada de Nieto" en el de Soriano. En la Ar- cuando la presión demográfica los obligó a emigrar
gentina formarían también colonias en la provincias de esos enclaves.
de Santa Fe, Entre Ríos y en el sur de la pro- La unidad del grupo estuvo dada en principio
vincia de Buenos Aires. por factores religiosos, reforzados después por una
Los valdenses -heréticos surgidos de la hete- estricta endogamia. Esta secta cristiana nacida en
rodoxia de Pedro Valdo en 1170- habían lle- el sur de Francia en los finales del siglo XII, como
vado por siglos una existencia azarosa y pobre por antes se dijo, se caracterizó por la creencia en la
efecto de las persecuciones religiosas; establecidos Biblia y su lectura directa, el rechazo de los sa-
finalmente en los valles del Piamonte, en la Saboya cramentos y del culto a los santos y el desarrollo
y el cantón suizo de Vaud, constituyeron allí gru- de formas de vida muy austeras reforzadas por

41
una honda umon fraterna entre sus fieles. Estos
hechos, así como la similitud que dicha manifes-
tación religiosa presentaba con el catmismo, dio lu-
gar a grandes persecuciones que sólo cesaron en
. el siglo XVIII. La incierta vida de la secta, si
bien incentivó su devoción, hizo difícil el mante-
nimiento incontaminado de sus preceptos, y con
posterioridad se asimiló fuertemente al calvinismo.
También en el Uruguay tuvieron qu(, soportar
la animosidad de los católicos tradicionalistas, al
punto de que debieron abandonar su primer e
incipiente establecimiento de Florida para mar-
char a la región entonces despoblada -y por ello
más segura- del Rosario Oriental.
En 1857 se constituyó la Sociedad Agrícola del
Rosario, cuyo propulsor y primer presidente fue
Doroteo García, ministro de Hacienda de Gabriel
Pereyra, quien también integró la sociedad. Su
negocio era la explotación agrícola y la venta a
colonos de "4 leguas de campo" situadas en la . Colocación de la piedra fundamental del Templo
margen izquierda del arroyo Rosario en el paraje de Colonia Valdense. 21 de abril de 1892.
llamado entonces Rincón del Rey. La idea primera
fue la de colonizar esa región con colonos suecos comerciales. Como es de norma en estos casos, la
y suizos, pero los primeros no llegaron nunca y los incipiente colonia enfrentó durante un tiempo una
segundos sólo algunos años más tarde, con lo que dura vida de trabajo y restricciones.
se procuró el traslado de los valdenses de Florida. La primera preocupación de los valdenses fue,
En 1859 se establecía en lo que es hoy La Paz lógicamente, la de fundar su iglesia y organizar en
(Colonia) el primer núcleo valdeIL~, formado por torno de ella la vida de la colonia. En rigor, los pro-
un conjunto de 45 familias a las que se dio una gresos posteriores del núcleo ocurrieron cuando entre
legua cuadrada dividida en 36 chacras, algunos el pasi'or, la Asamblea de los fieles y el consistorio
animales y enseres de labranza y el derecho a se dieron situaciones de acuerdo, ya que la función
retener el producto de la primera cosecha. Los de éstos excede el terreno estrictamente religioso
colonos estaban obligados a cultivar extensiones pre- y rige todos los aspectos de la vida grupal: costum-
cisamente señaladas de determinados cereales, a ce- bres, educación, previsión social y dirección eco-
der a la compañía por cuatro años una tercera nómica. Por ello la etapa de mayor desarrollo de
parte de las cosechas y a reembolsarla, en el término la colonia valdense se ubica entre los años 1878
de tres años, de los gastos de sus traslado e ins- y 1920, en los cuales su iglesia fue dirigida por el
talación. El de los valdenses es pues un caso típico pastor Daniel Armand Ugon, quien reunía gran-
de colonización inducida por móviles crudamente des condiciones de líder y de organizador. Este

42
verdadero patriarca fue el autor de varias inicia- en los que fundó la colonia "Nueva Helvecia" en
tivas, como la erección de diversos templos y -es- 1861; la ciudad actual surgió en 1894.
cuelas elementales, la creación de un hogar para Los primeros pobladores fueron en su mayoría
ancianos y de un liceo. de enseñanza secundaria, suizos de lengua alemana y religión protestante.
el ;;egundo que se fundó en el interior de la repú- La posterior organización de la colonia es un caso
blica; promovió asim~mo la adquisición de mayo- típico de enquistamiento, en el seno de una socie-
r~ extensiones de tierras y la fundación de las dad, de un grupo netamente diferenciado que pro-
otras colonias en nuestro país y en la Argentina. cura mantenerse por completo ajeno al contexto.
Como resultado de todo ello, y de la solidez eco- La motivación primordial era el enriquecimiento
nómica que la agricultura intensiva proporcionó, y el envío de ganancias a la compañía organiza-
compusieron los valdenses una pujante clase media dora en Suiza. Tuvo por ello la colonia una
rural. La vida comunitaria se mantuvo mucho organización rígida, dirigida por un Consejo de
tiempo aferrada a los hábitos tradicionales, al uso la Comunidad y una Administración que impo-
del patois piamontés, a la devoción religiosa, a nían a los colonos la obligación de cumplir las
la unión matrimonial de las familias del mismo disposiciones que dictaran so pena de exclusión.
origen, al ahorro. En otras palabras, una vida La colonia estaba regida por normas endogrupa-
volcada hacia el interior del grupo, con manifiesta les de tal rigor que -por ejemplo- las desave-
prescindencia de los problemas sociales y políticos nencias que se produjeran entre sus miembros de-
del país. Luego de la segunda década del siglo bían ventilarse ante un árbitro de la comunidad;
comenzaron a orientarse al comercio y a las pro- sólo en caso de que no se llegara a una solución
fesiones liberales, sin abandonar el cultivo de la se podía recurrir a los tribunales ordinarios de la
tierra. Se inicia entonces un proceso de integración República. Estaban los colonos igualmente obli-
a la vida general del Uruguay y se debilita la prác- gados a contribuir con su trabajo a la realización
tica de la endogamia. de las obras públicas; prescribía también el Regla-
mento de la Colonia la pérdida de los derechos en
LA PROSPERA COLONIA SUIZA la misma a los colonos que tomaran parte en "los
movimientos políticos de los nativos", pues se con-
La emigración suiza al Uruguay comienza al- sideraba que ello podría lesionar su "tranquilidad
rededor de 1861. Por esa época ya se habían esta- y progreso".
blecido en Buenos Aires unos 6.000 suizos, número El sello de la ética protestante se trasluce en
considerable si se piensa que aquella ciudad reunía la obligación del trabajo, ya que sería excluido de
entonces 200.000 personas. Hasta poco antes esta la colonia "todo individuo que practique un co-
corriente emigratoria se había dirigido a los EE. mercio equívoco o que no tenga medios de vida",
UU., pero al ser interrumpida por la Guerra de y en la prohibición de instalar despachos de bebi-
Secesión, la propaganda de las empresas coloniza- das alcohólicas. Los emigrantes que carecían de
doras comenzó a destacar las ventajas de una ra- tierras estaban sujetos a un convenio de locación
dicación en el Plata. de f'.ervicios por el cual, para ser aceptados como
En consecuencia, una firma bancaria de Basi- ·obreros, debían comprobar "una vida. moral hasta
lea compró los campos a la Compañía del Rosario, la fecha", "su capacitación para la agricultura y su

43
fuerza física", y "poseer dos mudas completas de
ropa"; fuera de la paga, este convenio aseguraba
LOS ESLAVOS
al trabajador la provisión por parte de su emplea- Una verdadera inmigración eslava de propor-
dor, durante el tiempo de su empleo, de "una ciones significativas no tuvo comienzos sino en la
sana y abundante alimentación, sin vino". primera década del siglo actual. Su incremento,
Asimismo, el arto 69 del citado Reglamento de enmarcado en el breve lapso comprendido entre
la Colonia establecía que "para conservar las cos- los años 1924 y 1929, es directo reflejo de las
tumbres suizas, se fundará en cada colonia una tensiones suscitadas en la Europa Oriental y en los
sociedad de tiro a la que pertenecerán todos los Balcanes por los radicales cambios políticos y las
hombres aptos entre 18 y 50 años". modificaciones territoriales que trajo la paz de
Desde luego que la vida de la colonia implicó 1918 y que colocaron en problemática situación
a la larga el abandono de los severos preceptos a muchas minorías nacionales. El ingreso de eslavos
de sus organizadores: se rompió su encierro y a nuestro país anterior a estas fechas no puede
pasó a confundirse con el conjunto de la población ser· considerado una verdadera inmigración por su -
nacional. No se mantuvo posteriormente la corrien- irregularidad y escaso número; por las mismas ra-
te de inmigración suiza; el censo de 1963 indi- zones los primeros contingentes no mantuvieron la
caba un exiguo número de individuos de esta pre- unidad característica de una "colonia", disolviéndose
cedencia: sólo 443. en el conjunto de la población del país y castella-
nizando incluso sus apellidos. Así, después de 1835,
la primera pesco de la "brigada colectiva" de los arriban varias familias dálmatas (Cuculich, Jakob,
~olonos de San Javier. Lajalo, Lentich, Lucich, Setelich, Suppisich -Su-
ppici-) casi sin excepción dedicados a los oficios
náuticos. Conocida es la actividad pionera en las
marinas mercantes del Uruguay y la Argentina
de navegantes de origen yugoslavo como los Lu-
ssich, Mihanovich y Rusovich.
En los inicios del siglo XX ya presenta cierta
consideración el número de yugoslavos emigrados,
al punto de que en 1912 se funda en Carmelo la
primera institución que agrupa personas de este
origen: la Sociedad Montenegrina. Por esa época
llegan también algunos contingentes polacos y en
·1913 tendrá lugar la constitución de la Colonia
San Javier en el departamento de Río Negro con
rusos del Cáucaso.
La inmigración de agricultores rusos, fomen-
tada por el gobierno nacional como parte de una
política de estímulo al trabajo y la producción
agrícola, reconoce una motivación original que; no

44
foto: Archivo P. Kurtich.
Los surcos fundacionales de la colonia. San Javier, 1913.
>
obstante ser propia de este grupo, se inscribe en el una clase media rural (kulaks), desalentaban por
marco general de fricciones de raíz religiosa que lo tanto el trabajo comunitario de la tierra, mo-
impulsaron tantas otras migraciones. dalidad utilizada por los adeptos al Nuevo Israel.
En la región del Cáucaso situada entre los ríos Por otra parte, los grupos sostenedores del sistema
Don y Kubán (Krasnodar), había logrado parti- tradicionalista de poder -entre los que se situaba
cular arraigo una secta religiosa desprendida de la el clero ortodoxo-- aprovecharon la apertura que
Iglesia Ortodoxa llamada Novo Izrailskaya Obs- significaba la libertad de cultos para desatar la
china (Comunidad Nuevo Israel), cuyos adeptos persecución de los grupos religiosos minoritarios.
se vieron llevados a una crítica situación por el Los miembros de la secta Nuevo Israel abando-
juego de factores de poder implicados en el naron entonces su país para dirigirse unos grupos
régimen zarista. La derrota rusa en la Guerra de a California y otros a Australia.
Manchuria y el sacudimento social causado por Interiorizado nuestro gobierno de los problemas
la frustrada Revolución de 1905-07 obligaron al de- esta minoría religiosa por los informes del cón-
sistema a adoptar una serie de medidas de con- sul José Richling e interesado en el fomento de
tenido liberal a efectos de aflojar la presión de la colonización agrícola, gestionó por su intennedio
las corrientes modernizadoras. Entre dichas me- su traslado al Uruguay.
didas se destacan la refonna stoplyniana y el esta- En 1913, dirigidos por su conductor religioso
blecimiento de la libertad de cultos. Las transfor- Basilio Lubkov, 750 colonos rusos se establecían
maciones agrarias impulsadas por el ministro Sto- en 3.000 hectáreas de los campos de San Javier
ply, que tendían a estimular la pequeña explotación sobre el río Uruguay. Desde el principio adopta-
individual y en consecuencia al afianzamiento de ron el régimen cooperativo, basado en la existencia

45
de cooperativas pequeñas compuestas cada una de quisición de 10.000 hectáreas más. En 1953 el gru-
5 a 10 familias que se agrupaban en una coope- po anexó también las 30.000 hectáreas de la es-
rativa general. Posteriormente se abandonó el ré- tancia "Farrapos".
gimen cooperario y se pasó a la explotación indi- Algún tiempo después, mediante financiación
vidual de la tierra; subsistió no obstante una coo- del Banco Hipotecario, se adquirieron nuevas tie-
perativa de consumos. rras que constituyeron la colonia Ofir, en la que
Hacia 1923 el crecimiento vegetativo hizo que a cada familia correspondió un lote de 40 hectáreas.
los predios familiares de 40 hectáreas resultaran El núcleo de la primitiva colonia San Javier
exiguos; paralelamente, la capitalización operada forma hoy el pueblo del mismo nombre, al que el-
por las actividades de los colonos permitió la ad- último censo adjudica 1.178 habitantes; la zona
de colonización rusa tiene algo más de 1.500 ha-
bitantes, incluyendo los 299 de Ofir.
Dos rusitos aguateros en los inicios de San .Javier. El impulso aportado por ambas colonias a la
economía regional ha sido considerable. Los inmi-
grantes rusos han cumplido en el desarrollo agrícola
del Litoral el papel que cupo a los italianos en los
departamentos del sur. Los rusos ensayaron dis-
tintos tipos de trigos y fueron los introductores del
cultivo del girasol en el país; ya en 1915 existía
en San Javier una pequeña fábrica de aceite que
sumaba un producto raro al pobre contexto de la
producción industrial de la época. El puerto cons-
truido sobre el río Uruguay para- el embarque de
granos mantuvo hasta 1940 gran actividad; declinó
luego por la crisis del cabotaje y la disminución
de la producción cerealera, pero de todos modos
puede ser considerado el último puerto fluvial uru-
guayo de ultramar.
Fuera de estos aportes en el orden material,
el enclave lubkovista ha esparcido en este sector
de la campaña uruguaya algunos rasgos culturales
exóticos. Los típicos carros rusos ruedan por sus
caminos, los ranchos tienen la organización interna
de la isba y la Sabraña (asamblea religiosa) man-
tiene sus festejos religiosos tradicionales de los 31
de mayo y los 25 de diciembre.
Acontecimientos posteriores, 'en especial la in-
vasión nazi a la URSS, que reforzaron el naciona-
Foto: Archivo P. Kurtich. lismo ruso al par que significaron una cierta de-
ciinación del vínculo religioso, afectaron la unidad Montevideo, ambos puertos y por 10 tanto puertas
de la colonia ya que impulsaron a muchos de sus de entrada. Experimenta entonces un nuevo auge
miembros a regresar. Queda aún un considerable la inmigración "tradicional" (españoles, italianos),
núcleo de los descendientes de aquellos esforzados interrumpida por la guerra, y con ella llega otra,
iniciadores que librados a sí mismos debieron re- muy nutrida y de muy variados orígenes.
construir sus formas sociales en un país del que El más granado ingreso de eslavos tiene lugar,
desconocían todo -comenzando por el idioma-, como ya lo dijimos, entre 1924 y 1929; disminuye
sin el sostén de capitales y en el que debieron en- luego y se frena totalmente a partir de la Segunda
frentar en los primeros tiempos considerables ca- Guerra Mundial. Cualquiera sea el país de donde
lamidades y una elevada mortalidad infantil. provienen contingentes eslavos, en todos los casos
pueden señalarse similares causales de su desarrai-
La Primera Guerra Mundial, al favorecer las go fuera de las generales que acabamos de referir
exportaciones de la producción agropecuaria, apa- y que sintéticamente consistían en la particular ines-
rejó un período de prosperidad para los países del tabilidad social derivada de los nuevos trazados
Plata que se prolongó en los años inmediatamente fronterizos y de la multiplicación de regímenes po-
posteriores a la misma. Coincidentemente, soporta- líticos autoritarios.
ron entonces los países europeos una sostenida cri-
sis agrícola derivada en parte de aquel conflicto El horno ucraniano y el rito universal del pan.
pero que a la vez era consecuencia de la disfun-
cional estructura de la explotación de la tierra.
En casi todos los países se planteó entonces la im-
periosa necesidad de cumplir reformas agrarias
cuando menos parciales que favorecieran la for-
mación de clases medias rurales eliminando el ar-
caico sistema del latifundio señorial y su obligada
contrapartida de campesinos sin tierra.
Estos desajustes estructurales, que como ya
hemos visto constituían los principales factores ex-
pulsivos, se vieron entonces reforzados por el acen-
tuado empobrecimiento de las capas sociales in-
feriores --especialmente campesinas- provocado
por la guerra y por el sentimiento generalizado de
temor a su reiteración. Una cOILt::ecuencia lógica
de esta oposición entre los climas sociales de los
países de procedencia de los inmigrantes y de los
países receptores de la emigración será el conside-
rable aumento de su flujo a los países del Plata,
que provocará en la Argentina y el Uruguay el
explosivo crecimiento urbano de Buenos Aires y Foto~·· Archivo P. Kurtich"

47
Pbionia y Rumania experimentaron similares formaciones socio-políticas que se operaron en esas
problemas que favorecieron la emigración de con- sociedades. En la Bulgaria de la prirnera posgue-
siderables contingentes. Una y otra ampliaron sus rra la afligente situación del campesinado pareci6
territorios en perjuicio de los Estados vecinos. En hallar salida por la vía reformista, al obtener el go-
ambas la elevada proporción de las minorías na- bierno el partido que, por contar con el apoyo
cionales (31 % y 25 % respectivamente) compli- masivo de aquella clase, tenía por programa la sa-
caba extraordinariamente el logro de su unidad tisfacción de sus aspiraciones. Pero en junio de
como Estados-naciones, y en las dos también la 1923 tiene lugar un golpe de estado militar que
tierra cultivable estaba en su mayor parte mo- disuelve el partido agrario, asesina a su jefe Stam-
nopolizada por una restringida clase de propieta- buliski y anula las reformas planteadas imponiendo
rios. Por estas razones, Polonia favoreció la emi- un régimen de tipo fascista; la revuelta campesina
gración de campesinos ucranianos y bielorrusos de latente estalla finalmente en setiembre de ese año
.sus nuevos territorios de la Polesia, la Volhynia y pero es sofocada dejando un saldo de más de
la Galitzia Oriental, a fin de librar esas tierras 20.000 víctimas. Los campesinos abandonan en-
a la ocupación de campesinos polacos. Del mismo tonces el país en crecido número. En Lituania, las
modo Rumania incentivó la colonización interna clases rurales se encontraban también agobiadas
~on sus nacionales de las zonas recién adquiridas, por los altos impuestos y la desocupación, no obs-
para lo t:ual debía previamente incentivar la emi- tante la reforma agraria realizada en 1922 en
gración de los búlgaros de la Dobrudja y de los perjuicio de los propietarios polacos. En 1926 el ré-
ucranianos de la Besarabia. Se estima que de los gimen dictatorial de Smetona, que tendrá luego
inmigrantes que llegaron con documentación po- estrechas vinculaciones con la Alemania nazi -a la
laca o rumana sólo un 10% lo era efectivamente, que incluso entregó el territorio del Memel- desata
mientras que el 90 % restante pertenecía a mi- la persecución ideológica y suprime las organiza-
norías nacionales. En el caso de Polonia, otras ciones de trabajadores; comienza entonces la pri-
tensiones provocaron la gran emigración judía. En mera oleada de la emigración lituana. La segunda
otros Estados, similares circunstancias engrosaron tendrá lugar después de agosto de 1940, cuando
la corriente de la emigración eslava. En Checoslo- Lituania se incorpora a la federación soviética.
vaquia -donde los checos eran el 46 %- el En el Uruguay los inmigrantes eslavos se han
gobierno fomentó la emigración de eslovacos; en dedicado preferentemente a las tareas agrícolas
Yugoslavia, al establecerse en 1921 un estado de (cereales, oleaginosos, viticultura) y al trabajo en
-estructura unitaria dominado por los serbios ciertos sectores de la industria. De origen por lo
(46 %), lo que implicaba avasallar las prerroga- general campesino, la coyuntura económica que
tivas de las otras naciones, se empujó a la emi- hallaron al llegar al país -excepto en el caso de
gración a los croatas; en la Venecia Julia (Istria los caucasianos de San Javier- los obligó muchas
y Fiume), territorios yugoslavos ocupados por Ita- veces a orientarse a otro tipo de actividad, aunque
lia, el gobierno de ésta procuró desalojar a los también muchos pudieron continuar aquí el trabajo
eslovenos y colonizarla con italianos. de la tierra. Los frigoríficos y la construcción -en
La emigración de búlgaros y lituanos estuvo los momentos de auge de estas ramas de la in-
determinada de manera prevalente por las trans- dustria- absorbieron la mayor parte de la mano

48
Foto: Archivo P. Kur:ich.

la isba se convierte en rancho, pero el carro báltico conservfl su estilo arcaico.

de obra eslava. Muy pocos se orientaron al co- tuano Darbas (Trabajo) o Voz Eslava, en espa-
mercio. Algunos grupos parecen haberse especia- ñol- completan estas actividades. Muchas veces
lizado en ciertas tareas, como los yugoslavos en la presentan estas agrupaciones un cierto tinte polí-
construcción o en el trabajo de las canteras en tico, reflejo de las diferentes posiciones de sus miem-
Carmelo, Conchillas y La Paz. bros respecto de los regímenes existentes en sus
Todas las colectividades eslavas han creado ins- patrias de origen. Estas diferencias han llevado mu-
tituciones culturales que alegre y orgullosamente chas veces a dividir una colectividad en fracciones
continúan cultivando sus danzas y canciones fol- irreconciliables.
klóricas, al tiempo que constituyen centros de so- En algunos casos, como entre ciertos núcleos
ciabilidad donde se preservan sus perfiles naciona- lituanos y rusos, se han fundado iglesias nacionales,
les típicos. A vía de ejemplo pueden citarse (entre cuyo culto es considerado un poderoso lazo de
otras) el Centro Cultural "Máximo Gorki", que unión. .
nuclea a rusos, ucranianos y bielorrusos, la Socie- Se hace difícil precisar el número de integran-
dad Cultural Búlgara, la Asociación Yugoslava tes de las distintas colectividades, máxime cuando
"Bratsvo" (Fraternidad), el Centro Cultural Po- se carece de elementos de juicio sobre el grado
laco "Adan Mickiewicz", el Centro Lituano del de miscigenación de los inmigrantes y sus descen-
Uruguay, etc. Aucliciones radiales y televisivas y dientes en la población general, o sobre la medida
periódicos en español u otra lengua -como el li- en que la segunda generación (es decir, la primera

49
Diversa,s estimaciones sitúan en unos 9.000 a
los rusos, bielorrusos y ucranianos. Habría además
3.000 polacos, 3.200 yugoslavos, 4.000 lituanos,
1.000 checoslovacos y 500 búlgaros. De aceptarse
estos cálculos, los eslavos representarían algo menos
del 1% de la población total del país, y algo más
del 10 % de los extranjeros.
(Los autores agradecet1! al Sr. Pedro Kurtich
los valiosos informes que les ha proporcionado so-
bre la inmigración eslava.)

LOS JUDIOS
Los datos que registra el censo nacional de
1963 consignan, como recién lo indicáramos, úni-
camente el país de nacimiento de los censados, sin
señalar si tienen realmente esa nacionalidad o si
por el contrario pertenecen a un grupo nacional
Foto: Archivo P. Kurtich.
minoritario enquistado en otra nación. Esta au-
A dos meses del desembarco de los colonos, fun-
sencia de cifras se vuelve especialmente grave al
cionaba el molino harinero de San Javier.
considerar la colectividad judía del Uruguay, y
ante el cuadro censal cabe preguntarse, por ejemplo,
nacida en el país) mantiene "Un sentimiento de per-
si entre los 9.000 "polacos" o los 7.000 "rusos"
tenencia al grupo o sobre la asimilación lingüística
tabulados, no habrá una considerable mayoría de
al español rioplatense. Los datos del censo na-
israelitas. Ante dicha carencia es necesario efectuar
cional poca luz arrojan sobre el punto, primera-
estimaciones cuyo grado de exactitud es siempre
mente porque todos los nacidos en el país figuraron
discutible. Así, hacia 1968 (JERÜZÜLIMSKI,
en él como uruguayos y no se tomó el dato sobre
1968) se calculaba en 50.000 el total de judíos
nacionalidad de los padres, y en segundo lugar
de nuestro país, cuya inmensa mayoría habitan
porque el criterio empleado al consignar el "país
Montevideo. Una publicación efectuada diez años
de nacimiento", fuera de no dar elementos de jui-
antes ("Judíos en el Uruguay", 1957) ubicaba
cio cuando el inmigrante procedía de una mino-
ría nacional o religiosa, incurre en el grueso error en el interior de la República un número escasa-
de ubicar a todos los· nacidos en territorios de la mente inferior al millar, cuyos contingentes ma-
URSS como "rusos", con lo que el Censo redujo yores se hallaban en las ciudades de Paysandú (unos
a dicha nacionalidad a todos los procedentes de 300) y Rocha (unos 100). .
las distintas repúblicas. soviéticas federadas (ucra- En este conjunto -de acuerdo con las alu-
nianos, bielorrusos, armenios, georgianos, letones, didas estimaciones- los judíos ashkenazim proce-
estonios, lituanos, etc.). dentes de los países de Europa Oriental constituyen

50
una mayoría superior al 60 %; el grupo sefaradim, estas formas de vida. Los estereotipos más dívul
emigrado de Cercano Oriente, alcanza a un 20 % gados sobre el judío -avaro, gesticulante, chillón
del total; algo inferior en los números relativos es voraz negociante- se originaron quizá en el en·
el grupo de judíos de lengua alemana. Los con- cierro peculiar de esas colectividades.
tingentes menores están integrados por judíos de Los sefaradíes, procedentes de países del Medí·
origen húngaro y yugoslavo. terráneo oriental, se vieron impulsados a la emigra-
Los judíos del oriente europeo procedían por ción también por motivos de orden fundamental-
lo general de pequeños núcleos urbanos. En su mente económico. No presentan un grado de homo-
emigración influyeron especialmente motivos eco-
nómicos, plles aunque en esas regiones existía una Un judío ortodoxo, trajeado a la eslava, pase!'. a
actitud bastante generalizada y muchas veces agu-: los niños.
da de discriminación religiosa, ésta se traducía so-
bre todo en su marginalidad económica. Los ash-
!cenazim formaron los primeros grupos llegados al
Uruguay en el correr de la primera década del
siglo. No se tienen datos de emigración judía an-
terior a 1907; en 1909, empero, se funda ya la
primera institución judía en nuestro país, Ezrah
(Ayuda), cuya finalidad era facilitar el estableci-
miento de los mmigrantes de aquel origen. Por
su presencia mayoritaria, los ashkenazim han in-
tegrado las primeras y más importantes instituciones
judías en nuestro medio, y de algún modo u otrc·
sus características han teñido el conjunto de la co-
lectividad judía. En general, los procedentes de los
países de Europa Oriental pertenecían a los es-
tratos proletarios y del pequeño comercio y poseían
limitado bagaje cultural; la segregación secular
que experimentaron en sus sociedades de origen
moldeó una personalidad básica signada por la
acentuación de su tradicionalismo religioso y por
el reforzamiento de sus vínculos familiares y co-
munitarios. Emigrados a sociedades en las que
no se les colocaba en situación de exclusión,
procuraron afanosamente, sin perder estas ca-
racterísticas ascender económica y culturalmen-
te. En la medida en que las comunidades judías
procedentes de otros países sufrieron similares si-
tuaciones de aislamiento, es dable observar también
51
geneidad y sentido comunitario tan marcado como almirante Horthy se desató una campaña de per-
los ashkenazim; su identificación con la cultura de secución antijudía so pretexto de que Bela Kun,
los países de procedencia es también mayor que el líder de la derrotada revuelta comunista, tenía
entre aquéllos: baste recordar que los originarios varios lugartenientes judíos. Este pequeño conjun-
de Europa Oriental mantuvieron el uso del yidish, to llegó a nuestro país entre 1926 y 1930. Del
en tanto sólo algunos grupos sefardíes continua- mismo modo, los judíos de Yugoslavia debieron
ron hablando el ladino (viejo español) mientras ocultarse durante los años de ocupación nazi, o
la mayoría adoptó el árabe. Como consecuencia pasar a Italia donde encontraron mejores -condicio-
de la situación en que se encontraban los países nes para eludir la persecución. Terminada la gue-
del área de procedencia, su nivel de instrucción y rra, entre 1947 y 1951 llegaron a nuestro país los
económico fue también bajo, y también realizaron inmigrantes de aquel origen.
considerables esfuerzos de elevación social. Por su Los israelitas se radicaron -al igual que la ge-
procedencia, su lenguaje, sus tradiciones y su es- neralidad de los inmigrantes arribados en este si-
pecial manera de vivir la religión -que ha sido gl~ en el medio urbano y en especial en Mon-
siempre mucho más emotiva que especulativa-, tevideo. Sin embargo llevaron a cabo algunos in-
los sefaradíes mostraron una cierta renuencia a la tentos de colonización agrícola que no prospera-
integración con los restantes grupos judíos. ron. En 1914 -primeros tiempos de la inmigración
Los judíos de lengua alemana llegaron al país judía al Uruguay- 38 familias se establecieron en
luego de 1933, como consecuencia de las persecu- campos próximos a la estación Porvenir, en Pay-
ciones nazis. Fueron los chivos expiatorios de la sandú, fundando la colonia "19 de Abril". Venían
"pureza racial" postulada por el teórico Rosenberg. de Río Grande del Sur, y formaban parte de un
El drama histórico y humano de su obligado desa- conjunto de unas 500 familias oriundas de Biela-
rraigo se vio agravado por el alto grado de asi- rrusia y Besarabia que habían constituido colonias
milación de la cultura alemana y de identificación agrícolas en el sur brasileño. Las plagas y sequías
con sus valores nacionales que presentaban. Pre- vedaron el desarrollo del intento, y la colonia entró
cedían de clases económicamente desahogadas y algún tiempo después en franca declinación: en
1930 sólo se mantenían en el lugar la mitad de las
un elevado número tenía formación universitaria.
familias llegadas; en 1935 quedaban apenas 5 fa-
Por ello su adaptación a la nueva sociedad no les
milias; en 1940 todos habían emigrado y el último
resultó tan trabajosa como a los primeros inmi-
de los colonos había instalado una pulpería. Pos-
grantes judíos. En general, manteniendo su indi- teriormente a la formación de la "19 de Abril"
vidualidad grupal, han mostrado una mayor ten- se fundaron las colonias "Mercedes" en 1924 y
dencia a la unidad con el mayoritario grupo ash- "Tres Árboles" en 1938, pero su importancia fue
kenazim que los sefaradíes. No obstante, tienden menor y su declinación también rápida.
a considerar que constituyen una élite intelectual Los componentes de la mayor oleada inmigra-
y cultural. toria judía, condicionados por la estructura social
Los judíos húngaros, provenientes de las clases del país y por el hecho de arribar sin capitales
medias, debieron emigrar por razones políticas; al que les permitieran empresas mayores, desarrolla-
imponerse en el poder el régimen autoritario del ron en el medio urbano las mismas actividades ar-

52
CENTROS JUDIOS
• dI> 20.000 a


1
PORCENTAJE DE JUDIOS EN LA

I O - 0,5 %
),..:..,:::.;:::;:1 0,5 ~ 1 'Y.

111111111

_10
1 3 %
I I 3 6 %

~ 6 -10 %
-11 %

tesanales que ha.bían cultivado en sus lugares de primera sinagoga. Más adelante. y gracias a la
origen: relojería, sastrería, plomería, etc.; y, sobre creciente capitalización lograda en aquellas acti-
todo, se difundió extraordinariamente entre ellos vidades, predominaron en ciertas ramas de la" in-
la práctica del pequeño comercio a plazos puerta dustria como los textiles y las confecciones, la mue-
a puerta. Fueron precisamente estos "rusos" vende- blería, etc.
dores (ldapers. -los que llaman a la puerta- o Los inmigrantes israelitas han expuesto una gran
cuentenikes -los que llevan cuentas-), organiza- capacidad organizativa y un considerable grado de
dos luego en dos cooperativas, los que impusieron solidaridad interna, por lo que temprana y conti-
en las clases baja y media baja de Montevideo nuadamente han qesplegado esfuerzos tendientes a
esta modalidad mercantil. Se agruparon principal- afianzar la unión de las distintas colectividades. En
mente en el barrio de Villa Muñoz, donde se crea- este sentido son innúmeras las instituciones nuclea-
ron las primeras instituciones judías e incluso la doras que han ido progresivamente creando: si-

53
nagogas, centros sociales y culturales, sociedades de aumento de los matrimonios con no judíos. Actúart
ayuda, bancos, escuelas, liceos, clubes diversos. Sin en este orden de cosas el conformismo o inconfor-
embargo durante un tiempo se mantuvo una rela- mismo relativos que los miembros del grupo ex-
tiva separación entre los distintos contingentes perimenten en relación con los sentimientos, va-
--cuyas subterráneas disidencias pueden apreciarse lores y prácticas de éste: cuanto mayor es la inte- .
todavía hoy y cuya razón debe rastrearse en la ·di- gración y la solidaridad de un grupo, más elevado
ferencia de lengua, costumbre y prácticas de cul- es el grado de intemalización de aquellas pautas
to--, manifiesta en la existencia de instituciones tendientes a rechazar el matrimonio con individuos
religiosas y sociales características de cada uno de ajenos al mismo, considerándose este hecho como
ellos, e incluso en la restringida vinculación por la pérdida de uno de sus miembros. En todas las
la vía del matrimonio de familias judías de uno u colonias de inmigrantes se ha dado con mayor
otro origen. Es perceptible asimismo la utilización o menor énfasis la interdicción de la exogamia gru-
de verbalizaciones estereotípicas ligeramente des- pal, bastante estricta en un primer momento,. para
pectivas de los integrantes de una colectividad con dar lugar después a actitudes de tolerancia con
referencia a los de las otras, y en especial de los el aumento del grado de adaptación a la nueva
'aShkenazim respecto de los sefaradim y viceversa. sociedad.
Pero también debe señalarse que el grado de vin- Se ha procurado incentivar en los jóvenes el
culación recíproca de las distintas colectividades "fervor judío" mediante una educación integral
ha ido en aumento. Se puede en este sentido decir en español y hebreo, complementada con una corre-
que la pugna por adaptarse a un marco cultural lativa instrucción religiosa y facilitando la frecuen-
muy diferente, así como la equivalencia de nivel tación recíproca en los clubes juveniles. En las
educacional y económico logrado en la segunda nuevas generaciones la intensa vida comunitaria ju-
generación, han tendido a borrar las diferencias venil y las vicisitudes contemporáneas del Estado
originales de los distintos grupos. En este proceso de Israel han hecho surgir un judaísmo sentimental
influyó además de modo preponderante la vigori- salpicado de intelectualismo. En qué consiste el
zación del sentimiento de unión general que pro- ser judío, qué implica la condición de judío, son
dujo la formación del EstadO de Israel y que ha los temas más amplia y frecuentemente discutidos
estimulado la ideología sionista. en los foros juveniles, y ello no es casual: responde
La primera generación de inmigrantes judíos a la necesidad de redefinir sentimientos y valores
se ha caracterizado por su conciencia de la diás- nacionales específicos en el marco de las nuevas
pora y por el mantenimiento del espíritu de ghe.tto) circunstancias, balancear un complejo sistema de
así como por el ansia de ascenso social general- lealtades y posiciones políticas no siempre fácil-
mente procurado y logrado a través del enrique- mente equilibrables, para lo cual deben tomarse
cimiento. En la generación siguiente, y como con- en consideración los grupos judíos del Uruguay,
secuencia de una mayor integración a la sociedad los del resto del mundo, el Estado de Israel y tam-
uruguaya, se produjo un ablandamiento del cul- bién las problemáticas realidades de los pueblos
tivo de las tradiciones culturales judías, disminuyó latinoamericanos, de los bloques mundiales de po-
el fervor religioso y con ~llo el grado de solidari- der y la posición ideológica con respecto a la orga-
dad grupal, lo que se tradujo sobre todo en el nización de las sociedades futuras.

5.4
CONCLUSION

LOS ORIENTALES Y LOS URUGUAYOS La tesis que sustentamos sobre la formación de


nuestro pueblo y su cultura en el conjunto de
A lo largo de nuestra exposición sobre el le- los pueblos de América es que la etnia uruguaya
gado de los inmigrantes se han mezclado los posterior a la mitad del pasado siglo es sustan-
conceptos relativos a la composición física de cialmente diferente de la que inició la vida inde~n­
un pueblo y al desarrollo de la cultura que lo ca- diente. La gran emigración europea cambió ra-
racteriza. En este sentido nos apartamos muchas dicalmente una etnia que presentaba muchos de
veces del concepto etnológico de cultura (suma de los caracteres propios de un Pueblo Nuevo ha-
creaciones materiales o inmateriales trasmitidas so- ciéndola asumir definitivamente los de los Pueblos
cialmente) pata aludir, con preferencia, al con- Trasplantados. El "malón gringo" transformó a
junto de valores integrantes de un patrimonio los orientales en los uruguayos.
espiritual que, por conferir a un pueblo particular No nos extenderemos sobre los múltiples efectos
características distintivas, es considerado digno de sociales e históricos de esta vasta inmigración eu-
preservación y cultivo, tal como ocurre frecuente- ropea, aunque queremos señalar los problemas que
mente cuando se consideran los problemas de cul- afectan la consolidación de una cultura típica
tura en el marco de una nacionalidad. El lector de países de estibamiento demográfico. General-
debe escudriñar en el contexto de estas páginas di- mente se cree que los países nuevos son propicios
ehcis matices del concepto de cultura. a la formación de una cultura también nueva y

ss
LA INMIGRACION EN AMERICALATINA

ESPAAOLA

INMIGRACiÓN ASIÁTICA

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MESTIZOS

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I ..
ALEMANES

- . . . . Corrientes
_ _ _...... Oesplcuamientos
enco~cuencia vigorosa, pero se olvida que dicha
cultura implica por lo común la aplicación de pau-
tas "viejas" y que la creatividad cultural se vuelca
fundamentalmente al logro de la adaptación de
las mismas al nuevo ambiente. Por lo tanto,
es muy débil la elaboración de pautas efectivamente
nuevas.
Por ello el problema cultural principal de las
sociedades de este tipo, es el de definir una cultura
auténtica, sólo fiel a sí misma, poseedora de una
armonía interna que la vuelva eficaz como ins-
trumento ubicador de su sociedad en el mundo en
que vive sin verse envuelta en los hilos multipli-
cados de la dependencia. Cierto es que teniendo
en cuenta los canales de comunicación contem-
poráneos y las coyunturas históricas actuales es di-
fícil el mantenimiento de la autenticidad cultural.
Ello parece más factible en la medida en que el
aislamiento es mayor o el nivel de civilización más
bajo y, desde luego, en la medida en que la in-
dependencia económica -y política- constituye
un efectivo logro.
Deudora histórica de las creaciones de varios
pueblos pero en especial de los del área medite-
rránea, nuestra cultura actual no es sólo el proJ.
ducto de la suma de los aportes traídos por los
distintos contingentes. Los medios de comunicación
masivos (prensa, radio, televisión satelitizada) es~
tán produciendo la "cocacolonización" del mundo,
es decir, desfigurando sus culturas originales, ve~
dando la creatividad de las mismas e impidiendo
su afianzamiento como concepciones del mundo Al pie de la estatua del vasco Zabala, dialogan
y de la vida. las etnias de un pueblo aluvional.
La cultura de los "uruguayos" de hoy carece
de la fuerza distintiva de la de los "orientales" de de los pueblos de América. Y ello sólo será pa-
ayer. Su gran tarea inmediata será la de crear, sible en el ambiente creador de una efectiva libe-
a partir de los distintos fragmentos formadores ración económica, política y ética de los alienantes
de este Pueblo Trasplantado, una cultura autén- lazos de dependencia que nos estaquean en el
tica que se inscriba en el conjunto de las culturas "patio trasero" del poder imperial.

57 .
APENDICE I
EXTRANJEROS EN EL URUGUAY SEGUN EL CENSO DE 1963

58
APENDICE "
EL LEGADO DE LOS INMIGRANTES
Plan para una posible investigación ampliaáa
de los temas tratados y/o esquematizados

I Parte _ INTRODUCCiÓN IV - LA INMIGRACiÓN ITALIANA.


1 - Piamonteses, lombardos, genoveses.
"1 FORMACiÓN DE LOS PUEBLOS AMERICANOS. 2 - Napolitanos, sicilianos, calabreses.
1 - Critet'ios tipológicos. 3 - La italianización de la cultura rioplatense.
2 - El proceso migratorio y la mestización. 4 - Sociologia del "cocolichismo".
3 - Áreas raciales y áreas culturales de Sudamérica.
v- CORRIENTES INMIGRATORIAS MENORES
-11 - POBLACiÓN Y CULTURA DE LA PATRIA VIEJA. 1 - Ingleses y alemanes.
1 - El trasfondo Indigena. 2 - Helvéticos y piamonteses.
2 - Proceso histórico del poblamiento nacional. 3 - Eslavos y magiares.
3 ..;.. La cultura hispánica nuclear. 4 - Los judios.
5 - Armenios y libaneses•
..u - LA INMIGRACiÓN AL URUGUAY EN LOS SIGLOS XIX Y XX. 6 - Otros grupos minoritarios.

11 Parte - LOS EUROPEOS 111 Parte - AFROAMERICANOS Y FRONTERIZOS

.J - LOS COMPLEJOS CULTURALES DEL ÁREA MEDITERRÁNEA. - LOS AFROAMERICANOS.


1 - Relictos prehistóricos. 1 - La esclavitud y la trata en la Banda Oriental.
2 - La cultura material. 2 - Contribuciones africanas a la etnia nacional.
3 - La cultura espiritual. 3 - Los afrouruguayos en lo sociedad uruguaya contempo-
ránea.
:11- LA INMIGRACIÓN ESPA~OLA.
1 - Los canarios. 11 - LOS FRONTERIZOS.
2 - Gallegos y asturianos. 1 - Los argentinos.
3 - Catalanes, mallorquinas, levantinos, andaluces. 2 - Los brasileños.
4 - La herencia hispánica. a) La cultura tradicional de base pecuaria.
bJ El bilingüismo fronterizo.
=11I - LA INMIGRACIÓN FRANCESA. el La penetración de cultos sincréticos afrobrasileños.
1 - Lo etnia vasca.
2 - Pirenaicos orientales: beameses y bigourdianos. IV Porte - CONCLUSiÓN
3 - Franceses no pirenaicos.
4 - El legado cultural de Francia. Los orientales y los uruguayos.

59
r

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de la vida judia en el Uruguay. Semanario Hebreo, gua scritta rioplatense (1810·1852). Quaderni di Ri-
24 oct. Montevideo. cerca Scientifica Montevideo.
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PLAN DE LA OBRA
1Continuación}

25. MEDIOS MASIVOS DE COMUNICACiÓN 39. EL LEGADO DE LOS INMIGRANTES


Roque Faraone Daniel Vidart y Renzo Pi Hugarte
26. LA CRISIS ECONóMICA 40. GEOGRAflA DE LA VIDA
Instituto de Economía Rodolfo V. lalice y Jorge Chebataroff
27. ÁRBOLES Y ARBUSTOS LOS TRANSPORTES
Atilio Lombardo Ariel Vidal - Luis Marmouget
28. LA PRADERA LA INVESTIGACiÓN CIENTIFICA
Esteban F. Campal José L. Morador
29. EL LEGADO DE LOS INMIGRANTES - I eL PLATA Y EL ATLÁNTICO
Renzo Pi Hugarte y Daniel Vidart Juan Soriano
30. LA PRODUCCiÓN FRONTERA Y LIMITES
Pablo Fierro Vignoli Enrique Mena Segarra
31. PLANTAS MEDICINALES LOS RECURSOS NATURALES
Blanca A. de Maffei Y SU CONSERVACióN
32. LA ECONOMfA DEL URUGUAY Raúl Vaz - Ferreira
EN EL SIGLO XIX LA SALUD POBLlCA
W. Reyes Abadie y José C. Williman lh.l José Royol - Juan P. Silva Antuña
33. HACIA UNA GEOGRAFfA REGIONAL
POLlTICA Y SOCIEDAD
Asociación de Profesores de Geografía
Antonio Pérez Garda
34. LA CLASE DIRIGENTE
LA eCONOMIA DEL URUGUAY
Carlos Real de Azúa
EN EL SIGLO XX
35. LAS CORRIENTES RELIGIOSAS W. Reyes Abadi'e y José C. Williman 1h.l
Alberto Methol Ferré
LA CULTURA NACIONAL
36. RfOS Y LAGUNAS
COMO PROBLEMA
Raúl Praderi y Jorge Vivo
Mario Sambarino
37. PLANTAS ORNAMENTALES
PERSPECTIVAS PARA
38. LA VIVIENDA UN PAIS EN CRISIS
Juan P. Terra Luis Faroppa

LOS EDITORES PODRÁN, SIN PREVIO AVISO, SUSTITUIR CUALQUIERA DE LOS TI.TULOS ANUNCIADOS
O ALTERAR EL ORDEN DE SU APARICióN
RESERVE DESDE YA EL PROXIMO VOLUMEN:

GEOGRAFIA DE LA VIDA
RODOLFO v. TALleE JORGE CHEBATAROFF

PLAN DE LA OBRA
1. EL URUGUAY INDIGENA 13. AVES DEL URUGUAY
Ren~o Pi HU.llli'rte Juan P. Cueho
2.. EL BORDE DEL MAR 14. LA 'SOCIEDAD URBANA
Miguel A. Klappenbach - Vlclor Searabíno Horacio Marlorelli
3. RELIEVE Y COSTAS 1S. INseCTOS Y 'ARÁCNIDOS
Jorge Chebalaroff Caolo, S. Carboneli
4. EL MOVIMIENTO SINDICAL 16. LA SOCIEDAD RURAL '
Germán D'Elia Germán W.'l1leln - Juan Rudolf
S. MAMIFEROS AUTÓCTONOS 17. EL DESARROLLO AGROPECUARIO
Rodolfo V. Tálic. 'Anlonio "re~ Gorda
6. IDEAS Y FORMAS EN LA 18. SUELOS DEL URUGUAY
ARQUITECTURA NACIONAL Enrique Marches! y A"iga, Du,';n
Aurello Lucchini 19, HIERBAS DEL URUGUAY
7. EL SISTEMA EDUCATIVO Y O,valdo del Puerlo
LA SITUACiÓN NACIONAL 20. COMERCIO INTERNACIONAL
Mario H. 01.'0 Y PROBLEMAS MONETARIOS
Samuel Lichlení~leln
11 . TIEMPO Y e~IMA
Sebaslián Vieira EL TURISMO EN EL URUGUAY
Volumen extra
9. IDEO LOGIAS POLlneAS y FIL050FlA
21. EL SECTOR INDUSTRIAL
Jesús e. Guírol
Juan J. Aniehini
10. RECURSOS MINERALES DEL URI,IGUAY 22. FÚTBOL: MITO Y REALIDAD
Jorge Boui . Franklin Morale,
11. ANFIBIOS Y REPTILES 23. PECES DEL' URUGUAY
M. A. Klappenbpch yB. Orelas.Miranda Raúl Va~.Ferrelra
U. TIPOS HUMANOS Ot:L CAMPO Y LA CIUDAD 24. EL LENGUAJE DE LOS URUGUAYOS
Daniel Vidarl .Horacio de Ma..ilío

COMPLETE SU COLECCION
Predo de venta al público, sujeto a modifi cación de acuerdo a la ley número 13.720
del 16 de diciembre de.'1968. (COPRIN1: $. 160.-

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