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ISSN: 2011799X

El destino del Tahuantinsuyo en manos de un intérprete *


Óscar Ferreiro Vázquez
Universidade de Vigo
oscarferreirov@gmail.com

Resumen:
La reconstrucción de los hechos acaecidos en Cajamarca el 16 de noviembre de 1532 exige
describir el cuadro de situación con respecto al encuentro de dos culturas totalmente diferentes, el
Imperio Incaico y el Español. En ese contacto varios han sido los protagonistas que intercambiaron
sus palabras: el Rey Inca Atahualpa, el conquistador Francisco Pizarro, el fraile Vicente de
Valverde y Álvarez de Toledo. El intérprete jugó un papel importante en esa reunión, fue el
mediador lingüístico que hizo de puente entre el Rey Inca y las autoridades españolas en
representación de la Corona y de la Iglesia. Así, es necesario analizar lo que pasó en ese encuentro
del pasado para entender el presente, puesto que es a partir de ese momento cuando todo un
imperio y su sistema se desmoronan. Para ello analizaremos las versiones de diferentes testigos
presenciales como Francisco de Jerez, Hernando Pizarro, Pedro Pizarro, Diego de Trujillo y
Miguel de Estete. Del mismo modo, estudiaremos las versiones ofrecidas por sus cronistas
contemporáneos como el Inca Garcilaso de la Vega, Francisco López de Gómara, Juan Díez de
Betanzos o Antonio de Herrera.
Palabras clave: Tahuantinsuyo, intérprete, Atahualpa, Pizarro, cronista, interpretación.

Abstract:
The reconstruction of events that took place in Cajamarca on 16 November 1532 requires the
description of the overall picture of the encounter between two completely different cultures: the
Inca and the Spanish empires. During this contact, there were several protagonists exchanging
their words: the Inca King Atahualpa, the conquistador Francisco Pizarro, the friar Vicente de
Valverde and Álvarez de Toledo. The interpreter played a leading role in that meeting, acting as
the linguistic mediator who bridged the gap between the Inca King and the Spanish Authorities, on
behalf of the Crown and the Church. There is thus a need to analyse what happened in that
encounter from the past to understanding the present, given that from this moment onwards, the
fall of the whole empire and its system began. To this purpose, we are going to analyse the versions
of different eyewitnesses, such as Francisco de Jerez, Hernando Pizarro, Pedro Pizarro, Diego de
Trujillo and Miguel de Estete. Likewise, we are going to study the accounts provided by their
contemporary chroniclers, such as the Inca Garcilaso de la Vega, Francisco López de Gómara,
Juan Díez de Betanzos or Antonio de Herrera.
Keywords: Tahuantinsuyo, interpreter, Atahualpa, Pizarro, chronicler, interpretation.

Résumé :
La reconstitution des faits qui ont eu lieu à Caxamarca le 16 novembre 1532 demande la
complétude de la scène par rapport à la rencontre de deux cultures totalement différentes, l'Empire
Inca et l'Empire Espagnol. Dans ce premier contact institutionnel, plusieurs acteurs ont joué leur
rôles : le Roi Inca Atahualpa, le conquistador Francisco Pizarro González, le frère Vicente de
Valverde y Álvarez de Toledo et l’interprète Felipillo. Le lengua a joué un rôle capital dans cette

*
Este artículo se enmarca dentro del proyecto de tesis doctoral titulado La paratraducción en la época
colonial: los intérpretes en los documentos de la Real Audiencia de la Plata de los Charcas, que el autor
sigue bajo la dirección del profesor Doctor Xoán Manuel Garrido Vilariño en la Universidade de Vigo,
Galicia, España.
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réunion puisqu’il a été le médiateur linguistique servant de passerelle entre le Roi Inca et les
autorités espagnoles en représentation de la Couronne et de l’église. Il est nécessaire d’analyser ce
qui s’est passé lors de cette rencontre afin de mieux comprendre le présent, puisque c’est à partir de
ce moment historique où tout un empire et son système s’effondrent. Afin de comprendre cet
évènement, nous allons décortiquer les versions des différents chroniqueurs comme Huaman Poma
de Ayala, Francisco de Jeréz, Titu Cusi Yupanqui, l’Inca Garcilaso et López de Gómara parmi
d’autres.
Mots clé : Tahuantinsuyo, interprète, Atahualpa, Pizarro, chroniste, intérprétation.

Lo que parece desta gente es que si lengua


toviesemos que todos se convertirían
Cristóbal Colón, 30 de enero de 1494. (Fernández, 1922)

Introducción

El 13 de septiembre de 2011 el padre del actual presidente de la República del Perú


Isaac Humala tachaba de Felipillo al ex-presidente del gobierno Alejandro Toledo, en
una entrevista del programa Buenos días Perú de la Panamericana TV1. ¿Qué intentaba
expresar el padre de Ollanta Humala? Las connotaciones que tiene la expresión ser un
Felipillo son negativas, puesto que describe a aquella persona que aprovecha sus
relaciones con el poder para atentar contra los intereses de sus superiores en beneficio
propio. También puede significar que una persona traiciona a otras con las que tiene
algún vínculo étnico o político. El nombre de Felipillo pasó a ser, en el vocabulario del
español de Perú, una marca de negatividad y de traición2, pero ¿quién fue Felipillo?

Según algunos cronistas fue el intérprete que hizo de mediador entre el rey Inca
Atahualpa y los españoles. A lo largo de este artículo, queremos recuperar los
fragmentos que hacen alusión a la actividad del intérprete en las negociaciones que
hubo entre las autoridades españolas y el Inca. Para ello hemos recuperado los textos
de varios testigos presenciales como: Francisco de Jerez, secretario y escribano oficial
en la expedición que hizo Pizarro al Perú, Hernando Pizarro, Pedro Pizarro, Diego de
Trujillo y Miguel de Estete. Así mismo, veremos lo que relatan sus cronistas
contemporáneos como: el Inca Garcilaso de la Vega, Juan Díez de Betanzos, Antonio
de Herrera y Tordesillas, y Francisco López de Gómara.

El Tahuantinsuyo o imperio inca

El Tahuantinsuyo o Imperio Inca se extendía por un vasto territorio que en la


actualidad comprendería: Perú, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina y sur de Colombia.
Los incas, a través de sus conquistas, formaron el imperio que dividieron en cuatros

1
www.pantel.com.pe, http://www.panamericana.pe/buenosdiasperu/politica/91960 [2/04/2013]
2
Véase también el caso de Malinche, la intérprete de Hernán Cortés que pasó a la Historia como una
traidora. En el diccionario de la Real Academia española define a Malinche como “persona,
movimiento, institución, etc., que comete traición”. Para malinchismo lo define como “Actitud de quien
muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio”.

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regiones llamadas suyos: el Andesuyo (noreste), el Collasuyo (sureste), el Condesuyo


(suroeste) y el Chinchaysuyo (noroeste).

Mapa del imperio Inca (Lucena, 2005)

Esta división administrativa tenía como capital Cusco, que a su vez se dividía en Bajo
Cusco (Hurin Qusqu) y Alto Cusco (Hanan Qusqu). Es a partir del año 1400 cuando
continúan su conquista hasta el año 1532, en el que su empresa se ve interrumpida con la
llegada de los españoles. El método utilizado por los incas para someter a otros pueblos no
era muy diferente al utilizado por los españoles. En un primer momento, se intentaba
convencer a la población por medio del culto al sol y si éstos se resistían a ser ocupados, se
recurría al enfrentamiento. Una vez conquistado el territorio, solían mantener a sus
gobernantes, los cuales debían reconocer al Inca y aceptar su religión y lengua.

De cómo Pizarro preparó los viajes al Perú y tuvo noticia del rey Inca Atahualpa

Hay quien apunta que el primer español en recibir noticias de la existencia del imperio
Inca fue Vasco Núñez Balboa cuando se encontraba en Panamá (Espinoza, 1997). En
cambio, quienes se hicieron con los derechos para explorar las tierras incaicas fueron
Francisco Pizarro, Diego de Almagro y el padre Hernando de Luque. Pizarro salió de
Panamá en 1524 y a él se unió posteriormente Almagro. En este primer viaje de
exploración no consiguieron su propósito de encontrar la tierra prometida llamada

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Perú, y en la que se decía que existían enormes riquezas. A pesar del fracaso de este
primer viaje, en 1526 volvieron a organizarse para volver a descubrir, volviendo a
enfrentarse a nuevas adversidades, puesto que el recién nombrado gobernador
Pedro de los Ríos desautorizó esta exploración. En 1528 Pizarro volvió a Panamá y
ante la negativa del gobernador para dar los permisos necesarios para la conquista
decidió ir ese mismo año a España para que le dieran la concesión y capitulaciones de
la posible conquista. Para persuadir a las autoridades llevó oro, plata, piedras preciosas
y productos del Perú para así demostrar lo que halló en esas tierras.

Aunque descubrió el Imperio Inca en el segundo viaje, no fue hasta el tercero cuando
realmente se inició la conquista y colonización. Como apunta Morales (1990), fue Isabel
de Portugal quien firmó las capitulaciones con Pizarro el 26 de julio de 1529, en ausencia
de Carlos V. En dichas capitulaciones le otorgaban: los permisos para conquistar y poblar
en los nuevos territorios; el título de Gobernador y capitán general de por vida, con un
sueldo anual de 725 mil maravedíes; título de Adelantado y escudo de armas. A su socio,
Diego de Almagro, se le concedió la alcaldía de Túmbez y a Luque, el obispado que se
fundase. Una vez resuelta la cuestión burocrática con la corona, vuelve a Panamá con sus
hermanos Hernando, Juan, Gonzalo y Francisco Martín.

El último viaje, es decir, el tercero, se inició en enero de 1531. Para ello Almagro se
quedó en Panamá intentando conseguir refuerzos y Pizarro hizo el mismo recorrido
que en el segundo viaje, llegando a Túmbez. Francisco Pizarro descubre, estando en
esta ciudad, la guerra fratricida que existía en el Tahuantinsuyo entre los dos hijos de
Huaina Capac: Huascar y Atahualpa, ya que cuando llega ve un lugar diferente al que
había encontrado, desolado por la guerra civil entre los dos herederos al trono Inca
(Jerez, 1985). Jerez apunta que el dieciséis de mayo de 1532 se inicia la expedición
hacia Cajamarca, que según el autor, duró seis meses. Esa ciudad sería el lugar donde
los dos protagonistas principales decidieron reunirse.

(…) y así, se partió, dejando en ella su teniente con los cristianos que quedaron en guarda
del fardaje, y el Cacique quedó de paz, recogiendo su gente a los pueblos. El primero día
que el Gobernador partió de Tumbez, que fue a 16 de mayo de 1532 años // Llegó el
Gobernador a este pueblo de Caxamalca viernes a la hora de vísperas, que se contaron 15
días de noviembre año del Señor de 1532 (…)

La llegada de los españoles a Cajamarca y la reunión previa al encuentro oficial

Cuando Pizarro y su expedición llegaron a Cajamarca, después de tan largo recorrido,


fueron recibidos por un hombre de Atahualpa diciéndole que no se albergasen hasta
que el rey Inca no diese orden (Gómara, 1985), a lo cual Pizarro no obedeció

(…) Llegó Pizarro con su ejército a Caxamalca, y a la entrada le dijo un caballero que no se
aposentase hasta que lo mandase Atabaliba; mas él se aposentó sin volverle respuesta (…)

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El rey Inca se encontraba con su ejército y séquito a las afueras de Cajamarca, en un


campamento. Es a partir de este momento, cuando ambas delegaciones, tanto del lado
español como del Inca, comienzan su particular guerra psicológica. Sin entrar en contacto
directo, Pizarro decide enviar dos mensajeros indios por separado, para transmitirle el
interés que tenía por hablar con él. Al no obtener respuesta por parte del Inca, decide
enviar al capitán Hernando de Soto en primera instancia y acto seguido a su hermano
Hernando Pizarro. Según Jerez, las instrucciones eran claras tanto para Soto como para
Hernando: bajo ningún concepto debían atacar. Suponemos que estas órdenes obedecían a
su recelo puesto que el ejército del rey Inca era más numeroso que el español.

(…) envió un capitán con veinte de a caballo a hablar á Atabalipa y a decir que viniese a
hablar con él; al cual mandó que fuese pacíficamente sin trabar contienda con su gente,
aunque ellos la quisiesen; que lo mejor que pudiese llegase a hablarle, y volviese con la
respuesta // para que pudiesen más a su salvo salirse de entre ellos y defenderse, envió
otro capitán hermano suyo con otros veinte de a caballo (…)

Mientras Soto y Hernando Pizarro estaban de camino al campamento de Atahualpa,


Jerez subraya que llegó un indio enviado por él para decirle que podían hospedarse
donde quisiesen. El Gobernador le contestó afirmativamente y aprovechó la ocasión
para decirle que había enviado a su hermano para pedirle a su Rey una reunión.
Incluimos este pasaje porque entendemos que hubo algún intérprete, no mencionado,
durante esta conversación.

(…) Estando en esto vino un indio de Atabalipa a decir al Gobernador que se aposentase
donde quisiese // El Gobernador respondió que así lo haría, y que había enviado a su
hermano a rogarle que viniese a verse con él, porque tenía mucho deseo de verle y
conocerle por las buenas nuevas que del tenia (…)

Lo que aconteció durante la visita de Hernando de Soto y Hernando Pizarro nos lo


explica Jerez detalladamente. Hay que recordar que estas informaciones que recogió
Jerez son de primera mano puesto que él estaba presente en la expedición de los
españoles en Cajamarca. En su obra relata que Hernando Pizarro y el resto de
españoles volvieron al anochecer y que al llegar informaron a Francisco Pizarro de lo
que pasó en su entrevista. En esta descripción de los hechos comenta que para llegar al
campamento de Atahualpa tuvieron que recorrer un camino poco seguro, que estaba
rodeado por un río y que para llegar a la otra orilla, había que cruzar un puente mal
construido. Para no poner en peligro a sus soldados y al caballo, decidió cruzar el río
llevando únicamente al intérprete. Lo cual resulta altamente revelador en cuanto a la
transcendencia del papel del intérprete.

(…) y que el capitán que primero fue dejó la gente de esta parte del rio porque la gente no
se alborotase, y no quiso pasar por el puente porque no se hundiese su caballo, y pasó por
el agua, llevando consigo la lengua3 (…)

3
Lengua utilizándolo con género femenino hace referencia a intérprete. Existen otras formas como
faraute, ladino, lenguaraz, trujumán, etc.

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Es a partir de este momento, cuando la actividad del intérprete entra en escena. Al


llegar a la tienda de Atahualpa, éste le esperaba rodeado de 400 indios. El
recibimiento es descrito por Jerez, como frío ya que el Rey no levantó la mirada del
suelo en ningún momento.

(…) los ojos puestos en tierra, sin los alzar a mirar a ninguna parte; y como el capitán
llegó ante él y le dijo por la lengua o faraute que llevaba que era un capitán del
Gobernador, y que lo enviaba a lo ver y decir de su parte el mucho deseo que él tenía de
su vista; y que si le pluguiese de le ir a ver se holgaría el señor Gobernador; y que otras
razones le dijo, a las cuales no le respondió ni alzó la cabeza a le mirar, sino un principal
suyo respondía a lo que el capitán hablaba (…)

En el pasaje arriba indicado, podemos observar como Soto transmite el mensaje de


Pizarro por medio del intérprete al principal de Atahualpa. En ningún momento
comenta Jerez que hubiese problemas con la comunicación.

Mientras esta conversación tenía lugar, Hernando Pizarro llega al campamento. Soto
lo presentó como hermano del Gobernador Francisco Pizarro y entonces Atahualpa sí
levantó la cabeza y se dirigió a él directamente. Lo que entendemos es que hizo una
diferenciación entre los dos emisarios españoles, dándole más importancia a Hernando
por ser hermano de Pizarro.

(…) Este es un hermano del Gobernador; háblale, que viene a verte. Entonces alzó los
ojos el cacique y dijo (…)

Cuando por fin hubo una comunicación directa entre Atahualpa y Hernando Pizarro
por medio del intérprete, éste le recriminó la actitud que tuvieron en Poechos, más
concretamente en el río Zuricara4 porque según le había comentado su cacique
Maizabilica los españoles trataban mal a los jefes.

(…) Maizabilica, un capitán que tengo en el rio de Zuricara, me envió a decir cómo
tratábades mal a los caciques, y echábadeslos en cadenas (…)

A estos reproches Hernando Pizarro le contestó que el cacique era un mentiroso y lo


calificó de bellaco. A pesar de estos reproches por parte de Atahualpa le contestó que
al día siguiente irá a ver a Pizarro porque quiere ser amigo de ellos.

(…) Pero yo huelgo de ir mañana a ver al Gobernador y ser amigo de los cristianos
porque son buenos (…)

Para cerrar la amistad, el Inca les invitó a tomar chicha. En un principio los dos
capitanes rechazaron la invitación alegando que estaban ayunando, pero finalmente la
aceptaron.

4
Actualmente el río Chira.

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(…) Atabalipa se rió y dijo que bebiesen; los capitanes dijeron que ayunaban por
defenderse de beber su brevaje. Importunados por él, lo aceptaron (…)

Trujillo dice estar presente en esa reunión en el campamento y por tanto, es testigo
directo de la conversación que reproduce en su relato sin dar el nombre del intérprete
pero sí mencionando su existencia. (Trujillo, 1948).

(…) el Gobernador envió al capitán Soto con veinte de a caballo a visitar a Atabalipa y
como no salía, sospechando el Gobernador si los había muerto, fue Hernando Pizarro con
gente de a pie y a caballo, a reconocer lo que había. Yo fui con él. Llegados, estaba el
capitán Soto con la gente que había llevado. Y díjole Hernando Pizarro:
– ¿Qué hace vuestra merced? Y él respondió:
–Aquí me tienen, diciendo: Ya sale Atabalipa –que estaba metido en su aposento–, y no
sale.
Dijo Hernando Pizarro a la lengua:
–Dile que salga.
Y volvió el mensajero y dijo:
–Que esperéis, que luego saldrá. Y entonces dijo Hernando Pizarro:
–Decidle al perro que salga luego (…)

Hernando Pizarro en su carta a los oidores de la Audiencia de Santo Domingo resume


la conversación que tuvo con Atahualpa sin hacer referencia alguna al intérprete; relata
lo sucedido como si no hubiese ninguna barrera lingüística. (Hernando Pizarro, 1920).

Pedro Pizarro coincide con Jerez al afirmar que es Soto el enviado para hablar con
Atahualpa. Lo más sorprendente y contradictorio con respecto a lo dicho por el
cronista Garcilaso, que analizaremos posteriormente, es que afirma que el intérprete
que acompaña al español es don Martinillo. (Pedro Pizarro, 1944).

(…) Pues llegado que fue Soto a el a caballo con los demas, mando auaxar la manta, y
oyo todo lo que el Soto le dixo que le era mandado le dixesse, lo qual le dio a entender la
lengua don Martinillo // D. Martinillo oyó todo lo que el Soto le dijo que le era mandado
le dijese, lo cual le dio a entender la lengua D. Martinillo (…)

Miguel de Estete coincide con Jerez y Pedro Pizarro al señalar que el intérprete era
Martinillo (Miguel de Estete, 1981).

(…) Llegados al dicho pueblo, sin que nadie se apease, se acordó que Hernando Pizarro,
su hermano, con hasta treinta de caballo, personas principales y con Martín, lengua, fuese
al Real del dicho Atabalica (...)

Este pasaje de la historia contada por Garcilaso de la Vega (1964) coincide en poco con
la ofrecida por Jerez, Trujillo, Hernando y Pedro Pizarro, y Miguel de Estete. Según
Garcilaso, tanto Hernando de Soto como Hernando Pizarro estuvieron acompañados
por el intérprete Felipe, natural de la Puna e “incompetente en ambas lenguas”.

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También fueron acompañados por más de doscientos indios nobles cedidos por el
curaca5 de Cajamarca.

(….) Los dos embajadores, llevaron consigo al indio intérprete, que tenían llamado
Phelipe, natural de la Isla de Puna, que aunque torpe en ambas lenguas, no podían pasar
de él. Llevaron así mismo, más de doscientos indios nobles muy bien arreados, que el
Curaca de Caxamarca mandó, que acompañasen aquellos dos españoles (…)

Según Garcilaso ambos españoles fueron recibidos y venerados. Al ser presentados


como hijos de Viracocha6, los indios presentes quedaron maravillados y Atahualpa los
abrazó y les dio la bienvenida a sus tierras.

(…) El Rey gustó mucho de verlos, y poniéndose en pie los abrazó con mucha afabilidad,
y les dixo, seais bien venidos Capac Viracocha, a estas mis regiones (…)

Como podemos comprobar, la versión que nos ofrece Garcilaso de la Vega dista
mucho de la ofrecida por prácticamente todos los testigos en Cajamarca, ya que según
él, el Inca los trató como auténticos hijos del Sol, como él. Toda esta amabilidad hace
desconfiar a Hernando de Soto, que se levanta, y haciendo una reverencia a la
castellana, descubrió su cabeza y se dirigió a él con el siguiente discurso:

(…) Sabrás que el mundo hay dos potentísimos Príncipes sobre todos los demás: el uno es
el Sumo Pontífice que tiene las veces de Dios. Este administra y gobierna a todos lo que
guardan tu divina ley, y enseña su divina palabra. El otro es el Emperador de los
Romanos Carlos Quinto, Rey de España. Estos dos monarcas, entendiendo la ceguera de
los naturales, de estos reinos, con la cual menospreciado al Dios verdadero hacedor del
Cielo y de la Tierra, adoran sus criaturas, y al mismo Demonio que los engaña, enviaron
a nuestro Gobernador y Capitán General don Francisco Pizarro, y a sus compañeros, y
algunos sacerdotes ministros de Dios, para que enseñen a su alteza, a todos sus vasallos
esta divina verdad, y su ley santa para la cual vinieron a esta tierra y habiendo gozado en
el camino de la liberalidad real de vuestra mano, entraron ayer a Cajamarca, y hoy nos
envían a vuestra alteza para que demos principio al asiento de la concordia, parentesco y
paz perpetua que ha de haber entre nosotros (…)

Según recoge Garcilaso en sus Comentarios Reales, la interpretación de Felipillo no se


correspondía con el mensaje original y para apoyar sus palabras, recuperó lo que
indicó el Padre Blas Valera. Garcilaso insiste en la irresponsabilidad de Felipillo al
interpretar las palabras de Hernando de Soto, calificándolas de torpes.

(…) palabras tan importantes como las que Hernando de Soto, dijo, tenían necesidad de
un intérprete, bien enseñado en ambos lenguajes, que tuviera caridad Cristiana, para que
las declarara como ellas eran // porque declaró aquellas palabras tan bárbara y
torpemente que muchas dijo en contrasentido, de manera que no solamente afligió al

5
Los curacas eran un grupo de nobles, jefes de las tierras conquistadas por el Inca.
6
Viracocha, Wiracocha o Huiracocha son diferentes denominaciones que hacen referencia al Dios más
destacado de la cultura andina.

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inca, más enfadó a los oyentes, porque apocó y deshizo la majestad de la embajada, como
si la enviara unos hombres muy bárbaros (…)

Pero, al mismo tiempo, el autor relata que tanto Atahualpa como los españoles se
percataron de la incompetencia del intérprete.

(…) Por lo cual, el Inca, penado por su mala interpretación dijo. Los capitanes, y señores de
vasallos, dijeron que aquellas faltas debían atribuirse más a la ignorancia del faraute (…)

Otra versión de esta escena es la que nos ofrece Herrera (1934) indicando que
Atahualpa entendió perfectamente, a través de la interpretación de Felipillo, las
palabras de Soto.

(…) habiendo Atahualpa entendido lo que dijo Hernando de Soto por el intérprete Felipe
de Poechos, indio de los que don Francisco Pizarro llevó de Túmbez, y le había traído
consigo a España, con que se había hecho muy diestro en la lengua castellana (…)

Gómara al igual que Garcilaso y Herrera coincide en el nombre del intérprete dando a
entender que hubo una comunicación fluída y sin contratiempos.

(…) envió luego al capitán Hernando de Soto con algunos otros de caballo, en que iba
Filipillo, a visitar a Atabaliba, que de allí una legua estaba en unos baños, y decirle cómo
era ya llegado, que le diese licencia y hora de hablarle // Apeóse Soto, hizo gran
reverencia y díjole a lo que iba. Atabaliba estuvo muy grave, y no le respondió a él, sino
hablaba con un su criado, y aquél con Filipillo, que refería la respuesta al Soto (…)

Betanzos (2004) relata lo sucedido en el campamento sin indicar el nombre del


intérprete pero, por un pasaje que reproducimos a continuación, entendemos que era
Felipillo. El fragmento es una conversación que según Betanzos tuvo el rey Inca con
un informante suyo. Atahualpa le preguntó quién era el intérprete, de dónde era y
cómo había aprendido la lengua de los españoles.

(…) el inca le pregunta de qué tierra era aquella lengua que traían; el indio le dijo “De los
mitimaes que están Mayvalica. “Luego mío es”, dijo el Inca. “Mucho me huelgo de eso”,
“y esa lengua como la hubieron? y cómo le mostraron a hablar tan presto? El informante
le contestó que lo habían llevado de niño a España7 (…)

7
Felipillo y otros nativos fueron llevados a España por Pizarro entre junio de 1529 y enero de 1530
(Herrera, 1934). Sobre el reclutamiento de intérpretes puede consultarse el artículo de Baigorri y Alonso
titulado “La mediación lingüístico-cultural en las crónicas de la conquista: Reflexiones metodológicas
en torno a Bernal Díaz del Castillo”.

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El encuentro oficial en Cajamarca

Tal y como habían acordado, al día siguiente tuvo lugar el encuentro oficial entre las dos
delegaciones. Jerez relata que Pizarro, al ver que el sol se ponía, envió a un español, al
cual no nombra, para decirle a Atahualpa que entrase en la plaza y viniese a verlo.

(…) Viendo el Gobernador que el sol se iba a poner, y que Atabalipa no levantaba de
donde habia reparado, y que todavia venia gente de su real, envióle a decir con un español
que entrase en la plaza y viniese a verlo antes que fuese de noche (…)

Este pasaje de su crónica resulta interesante porque ese mensajero español tuvo que
comunicarse con el Inca mediante señas.

(…) Como el mensajero fue a Atabalipa, hízole acatamiento, y por señas le dijo que fuese
donde el Gobernador estaba (…)

El tiempo pasaba y la desesperación embargaba a Pizarro, que temía un ataque


nocturno. Según recoge su hermano Hernando Pizarro en su carta a los oidores,
decidió enviar de nuevo a un español para hacerle llegar una curiosa invitación:

(…) El Gobernador le envió a decir que le rogaba que viniese luego, porque le esperaba a
cenar, e que no había de cenar hasta que fuese (...)

A pesar de la insistencia del gobernador para celebrar el encuentro, Atahualpa se


resistía y seguía sin moverse. Motivado por la demora, Pizarro envió a otro mensajero
español que, según Herrera, se llamaba Hernando de Aldana. A diferencia del anterior,
éste tenía nociones de quechua.

(...) le ofreció Hernando de Aldana, le ordenó, que de su parte le suplicase, que pues era tarde,
mandase apresurar el paso, para que cuanto antes se diese orden en lo que a todos convenía
// (…) Hernando de Aldana, que ya medianamente había aprendido la lengua (…)

Trujillo también indica que Francisco Pizarro envió a Hernando Aldana pero con un
matiz, éste dice que sí “sabía la lengua”.

(…) envió a Hernando de Aldana, que sabía la lengua, a hablarle, para que viniese antes
que fuese más tarde. Y Aldana le habló; luego empezó a caminar (…)

Finalmente, el encuentro se produce y Francisco Pizarro decide enviar al Fraile


Valverde y a un intérprete. Tanto los testigos como sus cronistas contemporáneos
coinciden en que el fraile Valverde es enviado para intermediar, pero no hay
unanimidad respecto al nombre del intérprete.

Jerez apunta que el fraile Valverde se presenta, acompañado de un intérprete, al que no


nombra, con la cruz en la mano y la biblia en otra y dice:

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(…) “Yo soy sacerdote de Dios, y enseño a los cristianos las cosas de Dios, y asimismo
vengo a enseñar a vosotros. Lo que yo enseño es lo que Dios nos habló, que está en este
libro; te ruego que seas su amigo, porque así lo quiere Dios, y venirte a bien de ello; y ve a
hablar al gobernador, que te está esperando” (…)

Trujillo también da su versión de esta escena decisiva de la Historia. Según él Pizarro


envía al fraile Valverde con el intérprete, también sin dar su nombre, para explicarle
porque estaban ahí.

(…) Y entonces, con la lengua, salió a hablarle Fray Vicente de Valverde y procuró darle
a entender al efecto que veníamos, y que por mandado del Papa, un hijo que tenía,
Capitán de la cristiandad, que era el Emperador nuestro señor (…)

Otros de los testigos presenciales son Pedro y Hernando Pizarro. Hernando no aporta
muchos más datos de los que ya sabemos, ni siquiera llega a aclarar si el fraile Valverde
iba acompañado del intérprete. Pedro Pizarro, en cambio, relata que el intérprete es Don
Martinillo y que, aparte de Valverde, también iba Hernando de Aldana.

(…) envió al Padre Fray Vicente de Valverde, primero obispo del Cuzco, y a Hernando de
Aldana, un buen soldado, y a don Martinillo, lengua, que fuesen a hablar a Atahualpa y a
requerirle, de parte de Dios y del Rey, se sujetase a la ley de Nuestro Señor Jesucristo y
al servicio de Su Magestad (...)

Miguel de Estete también apunta que el intérprete era Martinillo, pero no dice que
Hernando de Aldana acompañó al intérprete y al fraile.

(…) a la cual salió del aposento del dicho gobernador Pizarro, el padre fray Vicente de
Valverde, de la Orden de los Predicadores, que después fue Obispo de aquella tierra, con
la Biblia en la mano y con el Martín, lengua (…)

Pero ¿qué dicen los cronistas contemporáneos de los testigos de esta escena? Garcilaso
de la Vega describe el encuentro del fraile con Atahualpa en el capítulo XXII titulado
“La oración que el Padre fray Vicente Valverde, hizo al Inca Atahualpa”. Según él, la
fuente que utilizó proviene de los documentos del jesuita Blas Valera. Este padre
habría leído la relación de los hechos ocurridos en Cajamarca por el fraile Vicente de
Valverde. Para saber lo que contestó el Inca dice que tuvo acceso a los “nudos
historiales8” de aquella provincia de Cajamarca y de testigos oculares de la escena.

El padre Valverde leyó el requerimiento9, que decía que Atahualpa y su pueblo


deberían obedecer al Papa, recibir la Fe de Cristo, creer, menospreciar y rechazar la
abominable superstición de los ídolos. Añade en sus palabras dirigidas al Inca que

8
Hace referencia a los quipus: método usado para comunicar y recordar eventos a través de cuerdas de
lana o algodón y nudos.
9
Documento oficial utilizado desde 1513 para exigir la sumisión incondicional al Rey de España y
a la iglesia.

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después de someterse, por las buenas o a la fuerza, a la obediencia verdadera del Papa,
el gran pontífice y haber recibido la Fe de Jesucristo, entendería lo santa que es su ley y
falsa la suya, inventada por el diablo.

(…) y habiéndote sujetado de grado o por fuerza haz de dar verdadera obediencia al papa,
sumo pontífice y recibir y creer la fe de Jesucristo, Nuestro Dios, y menospreciar y echar
de ti totalmente la abominable superstición de los ídolos que el mismo hecho te dría
cuanta santa es nuestra ley o cuanta falsa es la tuya, y que la inventó el diablo (…)

En otro pasaje de la historia, contada por Garcilaso en el capítulo XXIII titulado “las
dificultades que hubo para no interpretarse bien el razonamiento de Fray Vicente
Valverde”, vuelve a cargar contra el intérprete. Una vez más, le culpa de todo lo que
sucedió a continuación. Lo acusa de interpretar erróneamente las palabras del padre
Valverde debido a su falta de dominio de la lengua general de Cuzco, que había
aprendido en Túmbez y no en la metrópoli incaica en donde el quechua se hablaba con
mucha elegancia. También atribuye este desconocimiento del idioma a su origen
humilde10 y a que no había recibido la educación de los hijos de curacas u orejones11.
También añade que sólo había aprendido de los soldados españoles palabras
injuriosas.

(…) Llegado a la interpretación que al Rey Athualpa le hicieron es de advertir en las


condiciones de Phelipe indio trujumán y faraute de aquel auto; que era natural de la isla
de Puna y de gente muy plebeya, mozo que aún apenas tenía veinte y dos años, tan mal
enseñado la lengua general de los Incas, como en la particular de los Españoles: y que la
de los Incas la aprendió, no en el Cuzco, sino en Túmbez, de los indios que allí hablaban
como extranjeros bárbara y corruptamente, que como al principio dijimos, sino son los
naturales del Cuzco, todos los demás indios son extranjeros en aquel lenguaje y que
también aprendió la lengua española sin que nadie se la enseñase, sino de oír hablar a los
españoles, y que las palabras que más de ordinario oiga, eran las que veían los soldados
bisoños, voto a tal, juro a tal, y otras semejantes y peores // y aunque era bautizado había
sido sin ninguna enseñanza de la religión cristiana, ni noticia de Cristo nuestro señor con
total ignorancia del credo apostólico (…)

Aunque el autor de los Comentarios Reales se ensaña con el intérprete indio,


posteriormente reconoce que no interpretó mal las palabras por malicia sino porque no
entendía lo que interpretaba y se limitaba a reproducir las palabras como un loro.
Incluso llega a dar un ejemplo de los errores que cometió el intérprete: el Dios de los
cristianos “un solo en tres personas”, “trino y uno”, estaba constituido por cuatro

10
Entre Felipillo y Martinillo existía una gran diferencia en lo referente a su condición social. Felipillo
procedía de una familia de artesanos o pescadores mientras que Martinillo provenía de una familia
aristocrática de Poechos, sobrino del curaca tallán Maizabilica y por consiguiente criado en un ambiente
quechuahablante (Lockart, 1972).
11
En el imperio Inca los orejones eran considerados nobles. En la pirámide social estaban debajo del
Inca. Cuando los hijos de estos nobles alcanzaban la edad de 16 años, se les perforaban las orejas para
colocarles unos gruesos pendientes.

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personas, ya que le sumaba un uno al tres. Para darle valor a esta información, una vez
más, alega su origen: los quipus anuales de Cajamarca.

(…) y llegando a su interpretación es de saber que la hizo mala y de contrario sentido; no


porque lo quisiese hacer maliciosamente sino porque no entendía lo que interpretaba y
que lo decía como un papagayo // por decir Dios trino y uno dijo, Dios tres y uno son
cuatro, sumando los números para darse a entender (…)

Si no llega con la razón que se expone arriba sobre el desconocimiento del idioma por
parte de Felipillo añade que incluso veinte nueve años después, coincidiendo con la
partida del autor Garcilaso a España, de la conquista poca gente conocía el español.

Garcilaso de la Vega llega incluso a exponer su razonamiento sobre el estado de la


cuestión, puesto que el rey Inca no podía entender el discurso del fraile Valverde
independientemente de la interpretación llena de contrasentidos por parte del intérprete.

(…) porque para declarar muchas cosas de la religión cristiana, no hay vocablos ni
manera de decir en aquel lenguaje del Perú, como decir Trinidad, trino y uno, persona,
Espíritu Santo, fe, gracia, iglesia, sacramentos, y otras palabras semejantes, porque
totalmente las ignoran aquellos gentiles, como palabras que no tuvieron en su lenguaje, ni
hoy las tienen. Por lo tanto los intérpretes españoles de esos tiempos, para interpretar,
bien las semejantes cosas, tienen necesidad de buscar nuevas palabras // o acomodarlas
con las muchas palabras que los mismos indios discretos y curiosos han usurpado de la
lengua española, é introducídolas en su lenguaje, mudándolas a la manera de su hablar,
que hacen esto los indios el día de hoy (veinte nueve años después) elegantísimamente,
por ayudar a los españoles con los vocablos que les faltan para que puedan decir los que
quisieren, y ellos entender mejor lo que les predicaren (…)

Como bien nos explica Garcilaso de la Vega, efectivamente no existían palabras


equivalentes en quechua para dar a entender el discurso con fondo religioso declarado
por Valverde.

La respuesta de Atahualpa, según Garcilaso, no tiene desperdicio ya que se quejó de la


incomprensión de la interpretación y por consiguiente, de las palabras de Valverde.
Incluso calificó a los mensajeros e intérpretes de ignorantes de una lengua y de la otra
y lo comparó a hablar con animales domésticos.

(…) que dierais lugar a hablarme por intérprete más sabio y experimentado, y más fiel //
si no me las declaráis (las palabras), no podré por la vista y experiencia entenderlas con
facilidad, y si esta necesidad hay entre todas las gentes y naciones mucho mayor la debe
de haber entre los que somos de tan alejadas regiones como nosotros (…)

Con estas palabras parece que el Inca es más consciente del valor e importancia del
ejercicio de la interpretación, que es necesaria para que las naciones se entiendan y
más aún entre culturas tan diferentes. Con esta respuesta que ofrece Atahualpa

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podemos entender que en las conquistas hechas por los Incas ellos contaban siempre
con intérpretes para entenderse con los jefes de otras regiones.

En el relato de Garcilaso hay una descripción de las palabras que pudo entender del
mediador. Hace referencia a cinco personas que el rey Inca tiene que conocer y entre
los cuales, cabe señalar al emperador Carlos. Atahualpa no entendía porque estaba
obligado a pagar tributo al monarca; en tal caso que lo pagase a aquel Dios que decía
Valverde que creó a todos, y a aquel primer hombre que fue padre de todos los
hombres. Insistía en que no le debía nada al monarca porque nunca había sido señor
de estas regiones que ni siquiera había visto. Solicitó que se le enviase otro intérprete si
sus palabras no eran entendidas ya que él había contestado acorde a lo que había
entendido de Valverde.

(…) que me dierais a entender estas cosas por otro mejor faraute, para que yo las supiera y
obedeciera vuestra voluntad (…)

En el capítulo XXV titulado “de un gran alboroto que hubo entre indios y españoles”
Garcilaso relata que el Inca, sabiendo que el intérprete no era competente en su
ejercicio decidió dos cosas: dar su discurso por partes y utilizar el habla del
Chinchaysuyo12 entendiendo que, de esta manera, Felipillo podría comprender mejor
las palabras del Inca.

(…) por la experiencia que el Inca tenía de la torpeza del intérprete, tuvo cuidado de
acomodarle con ella en su respuesta en dos cosas. La una en decirla a pedazos para que el
faraute la entendiera mejor y la declarara por partes: y dicha una parte, le decía la otra, y
así todas las demás hasta el fin. La otra advertencia fue que habló en el lenguaje de
Chinchansuyo, el cual entendía mejor el faraute, por ser más común en aquellas
provincias, que no el del Cuzco: y por esta causa pudo Phelipe entender mejor la
intención y las razones del Inca, y declararlas aunque bárbaramente (…)

Betanzos en su obra no da el nombre del intérprete - aunque presumimos, como


anteriormente indicamos, que se trataba de Felipillo - pero al igual que Garcilaso,
refiere que el intérprete no supo interpretar las palabras de Valverde al decir que el
padre y Pizarro eran hijos del Sol.

(…) vino a él fray Vicente de Valverde y trajo consigo el intérprete; y, lo que le dijo fray
Vicente al Inca, bien tengo yo que el intérprete no se lo supo declarar al Inca. Lo que la
lengua dijo al inca fue que el Padre sacó un libro y abriolo, y la lengua dijo que aquel
Padre era hijo del Sol y que le enviaba el Sol a él a le decir que no pelease y que le diese
obediencia al Capitán, que también era hijo de Sol, y que allí estaba en aquel libro aquello
y que ansí lo decía aquella pintura por el libro (…)

12
Una de las cuatro regiones que comprendía, como indicamos, el imperio Inca. Estaba situada en la
zona norte del Tahuantinsuyo.

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Herrera, como Garcilaso, dice que el intérprete era Felipillo. No comenta si hubo
algún problema con la interpretación.

(…) envió a fray Vicente de Valverde de la orden de santo domingo, para que mediante
filipe la lengua dixelle al Inca (…)

La reacción de Atahualpa a las palabras de Valverde es, según los testigos y cronistas
prácticamente la misma. Casi todos coinciden en que el Inca quiso ver la Biblia para ver
si el libro certificaba las palabras de Valverde. Al abrirlo y al ver que no “salía ninguna
voz” arrojó la Biblia y Valverde interpretó ese gesto como un rechazo a ser sometido.
Hay que tener en cuenta que Atahualpa tenía por primera vez en sus manos un libro, por
lo que se puede entender que al abrir la Biblia esperase algo más que la escritura.

A partir de ahí, se desencadena la batalla, bien por orden directa de Valverde, bien
Pizarro vio el gesto de Atahualpa y dio la orden de atacar.

Garcilaso es el único que indica que Atahualpa no tiró la Biblia, sino que se le cayó a
Valverde al oír unos gritos de los indios que le asustaron.

(…) soltó la cruz que tenía en las manos y se cayó el libro que había puesto en su regazo y alzándolo
del suelo, se fue a los suyos // porque ni echó el libro, ni lo tomó en las manos (…)

La captura y posterior muerte de Atahualpa

Lo sucedido en la batalla de Cajamarca desembocó en el apresamiento de Atahualpa.


Durante su captura hubo varios intentos por parte del Inca de comprar su libertad
agasajando a los españoles con oro y plata. Garcilaso apunta que prometió llenar el
lugar donde estaba encerrado de oro y plata. En esa conversación que mantuvo con
Francisco Pizarro para negociar su libertad, Pedro Pizarro indica que solicitó al
intérprete Martinillo para transmitir ese mensaje.

(…) Temiendo lo que digo, otro día de mañana dijo que le llamasen la lengua que quería
hablar al Marqués. Venido pues que fue el Don Martinillo, le dijo que dijese al Marqués
D. Francisco Pizarro que no le matase, y que él le daría mucho oro y plata (…)

En un principio, el Gobernador aceptó, pero todo se complicó, una vez más, por el
intérprete. El cronista Garcilaso de la Vega, reutilizando la fuente de Gómara, señala
que Pizarro abrió un proceso contra Atahualpa por la muerte de su hermano Huascar,
e incluso por un intento de revuelta que habría organizado contra él. En este proceso el
intérprete, que según Garcilaso es Felipillo y no Martinillo, juega de nuevo un papel
fundamental, el de mediador lingüístico entre indios testigos y Pizarro. El veredicto es
la sentencia de muerte para el rey Inca.

Pedro Pizarro tacha a Felipillo de “demonio” en relación a lo sucedido por estar


enamorado de una mujer de Atahualpa. Razón por la que tergiversó las palabras de los

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testigos del juicio contra el rey Inca. Betanzos describe muy bien lo sucedido. Según él,
Atahualpa tenía una mujer llamada Sancta, la cual era muy blanca y hermosa. Que un
indio intérprete traído por Pizarro se había enamorado de ella, habiendo incluso
entrado en el aposento de Atahualpa para estar con ella a la fuerza. En ese momento el
Inca lo vio con ella y profirió las siguientes palabras “Bellaco ynga, perro, y con mi mujer;
bien parece que soy preso, que si no lo fuera, bien sabes tú que a ti y a tu linaje y en todos los de tu
nación yo hicera un castigo de tal manera de de ellos no hubiera memora”. El intérprete, que
Betanzos sigue sin nombrar en ningún momento, extiende el rumor de que Atahualpa
estaba organizando un ejército para atacar a los españoles y así huir de su prisión.
Pizarro, al enterarse, le preguntó al Inca y éste lo negó. Del mismo modo, ocurre con
otro intérprete que tenía el Gobernador, al que tampoco da nombre pero entendemos
que era Martinillo que lo negó diciendo que había sido el intérprete Felipillo quien se
lo había inventado. Gómara apunta que Felipillo reconoció el falso testimonio que
había levantado contra Atahualpa.

(…) Confesó el malvado al tiempo de su muerte haber acusado falsamente a su buen rey
Atabaliba, por yacer seguro con una de sus mujeres. Era un mal hombre Felipillo de
Poechos, liviano, inconstante, mentiroso, amigo de revueltas y sangre, y poco cristiano,
aunque bautizado (…)

Conclusiones

¿Felipillo o Martinillo? ¿Cuál de estos dos intérpretes estaba presente a la hora de hacer
el requerimiento por parte de las autoridades españolas al rey Inca? ¿Qué movió
realmente a los españoles a atacar al ejército inca? ¿Tuvo Atahualpa un juicio justo?
Tal y como hemos visto a lo largo del presente artículo, sólo existe unanimidad entre los
testigos de Cajamarca y los cronistas con respecto al uso que hizo Felipillo de su condición
de intérprete a la hora de tergiversar las palabras de Atahualpa para su propio beneficio.
Con relación a la escena del padre Valverde con el Inca, no existe entre los testigos y
cronistas acuerdo alguno. Algunos apuntan que era Martinillo el intérprete que medió
entre las autoridades españolas y el Inca; otros apuntan que fue Felipillo. El que más
insistió en justificar el error del intérprete fue Garcilaso de la Vega, quien, quizás por su
condición de mestizo, trató de justificar los errores de Felipillo y, al mismo tiempo, el
ataque, captura y posterior juicio a Atahualpa por parte de los españoles. De algún modo,
todas las versiones parten de una premisa común, la dificultad para tolerar el mundo
de los otros. En defensa del líder andino pueden esgrimirse algunas razones de peso
pues su legitimidad está sustentada en su origen divino. ¿Cómo se le dice al hijo de un
Dios que su padre es un fraude? ¿Por qué un emperador debería de obedecer a un
capitán? ¿Con qué imprudencia se pretende la conversión de un reino en un solo acto?
Lo que es innegable es la importancia del papel que tuvo el intérprete en este episodio
de la Historia Incaica y española; el poder que ostentaron los dos intérpretes, tanto
Felipillo como Martinillo, para cambiar el rumbo de la conquista española y la
desaparición del Tahuantinsuyo.

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