entre flores primorosas, entre plumas de quetzales, nació una raza grandiosa, noble, valiente y bravía.
Orgullosa y sabia linaje
de ese héroe aguerrido que por el innnato honor de su pueblo subyugado, con su sangre regó el suelo sin clemencia mancillado y en el campo de batalla mortalmente cayó herido.
Antes muerto que humillado
por el víl conquistador y aunque la lucha perdida dió a su pueblo gran dolor, varios siglos han pasado y muchos otros pasaran…
Mas jamás será olvidada
de sus azañas la gloria, su valor, su patriotismo y la portentosa historia que a Guatemala ha legado