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Capitulo 1

HISTORIA DE LA MINERÍA DEL PERÚ

1• 1 ÉPOCA PREINCAICA

la minería es la actividad que el ser humano realiza para extraer y utilizar las sustancias
minerales que existen en la naturaleza. El aprovechamiento de los recursos minerales está
presente en la vida del hombre desde las más remotas edades, utilizándo- los en su alimentación
(sal común), manifestaciones artísticas, armas y artefactos primiti- vos para la vida doméstica y
productiva.

El antiguo minero peruano contaba con una diversidad de herramientas como las hornillas de
piedra y cerámica, crisoles para la fundición y yunques de piedra compacta, los aborígenes
conocían los martillos de cobre, bronce y piedra así como las hachas con mangos de los mismos
materiales o engastadas.
En las exploraciones realizadas por el arqueólogo Cardich en lauricocha, entre Cerro de
Paseo y Huánuco, encontró cadáveres de niños con una antigüedad de 8 000 años a.C.,
recubiertos con tierra de color ocre, ostentando cuentas de collar con la forma de cubos de
turquesa y un agujero para pasar la cuerda, además de una gran cantidad de hierro granulado u
oligisto con algo de magnetita.
Así mismo, se hallaron en lauricocha abundantes instrumentos de sílex, con me- jor acabado y
evidentes avances técnicos de manufactura, tales como retoques bifaciafes, puntas triangulares,
etc. correspondientes al período comprendido entre los 6 000 y 3 000 años a.C.
Estas manifestaciones de un alto valor cultural, muestran la gran capacidad artísti- ca y creadora
del hombre peruano, cuyo punto de inicio es Chavfn de Huántar, a través de los pétreos
monumentos arquitectónicos como las cabezas clavas, el Obelisco de granito de Telio, el
lanzón, la Estela de Raimondi, etc. la minería metálica y la metalurgia se realizaron entre
los años 900 y 500 a.C.
la metalurgia más antigua del Perú se le asigna a la Cultura Chavfn, quien comien- za a trabajar el
oro mezclado con plata y cobre. Muchas de las piezas metálicas decorati- vas muestran diseños
complicados, méritos artísticos y simbolismos complejos, lo cual indica una era de alta cultura;
el proceso de fabricación de esas piezas debe haber inclui- do soldadura o el uso de una
amalgama para soldar.

1
INGEMMET

. La.Cultura Vicus; que ten fa un dominio incipiente de la metalurgia, estaba situada en el


departamento de Piura, entre 1 000 años a.C. y 300.años d.C., en élla se testimonia objetos de
enchape de oro, narigueras de plata y oro, así como artefactos de metal, como cinceles, cetros.
aguias. etc.

la Cultura Paracas, ubicada en el departamento de lea, en lo que respecta a su minería


metálica, muestra adornos predominantes de oro, con mezclas variadas de plata y cobre.

la Cultura Mochica, ubicada en el departamento de la Libertad, conoció el oro, la plata, el cobre,


obtuvieron distintas aleaciones, lograron las aleaciones de cobre y estaño para obtener el bronce,
utilizaron además el plomo y e! mercurio.

En la Edad de los Metales; la Cultura Tiahuanaco ubicada en el Alto Perú se desa- rrolló desde el
principio de nuestra era hasta el siglo XIV. En metalurgia trabajaron con acierto el cobre y el
estaño, alcanzando la aleación del brÓnce, abundan las piezas de oro y plata. Refiriéndose a los
procesos de fundición, las menas de cobre se trataban en hoyos en el suelo o crisoles de barro,
lográndose la reducción de los óxidos a metal por medio del carbón de palo yaplicación. de una
fuerte corriente de aire. .

Este proceso era deficiente en el caso de los óxidos, pero en presencia de sulfuros las escorias
acusaban contenido de c()pre y azufre.

la Cu.ltura Chimú; que se desarrolló desde el año 1200de nuestra era hasta el año 1460., <:festacó
especialmente por su arte de trabajar los metales, los Chimúes desarrolla- ron una de las más
avanzadas técnicas del oro, al que trataron por fundición al martillo, soldadura, remache y
repujado. En la preparación de objetos metálicos, aplicaron ellami-
·nado, alcanzando un notable grado de perfección.

los antiguos pobladores de la Cultura Chimú conocieron el dorado y plateado a fuego por
amalgamación y alcanzaron un apreciable grado de desarrollo en el enchape con plata y oro,
plata sobre cobre, y oro sobre plata y cobre (SAMAMÉ BOGGIO, M. 1979).

1.2 ÉPOCA INCAICA

los recursos minerales del territorio Inca fueron bien administrados, susceptibles de ser
explotados, transportados, acumulados, transformados, redistribuidos y conserva- dos de una
manera muy sistemática.

Los Incas administraron las actividades mineras de la siguiente forma:

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Compendio de Yacimientos Minerales del Perú

• Se instauró el criterio de propiedad y usufructo de los recursos.


• Crearon categórías de trabajadores dedicados a las faenas mineras y meta-
lúrgicas.
• Asignaron áreas de explotación en determinadas zonas.
• Se originó la producción a mayor escala.
• Se vigiló la seguridad del producto resultante.
• Los Incas invadieron regiones, conquistaron pueblos y ganaron para el Im-
perio los recursos de los territorios dominados, sumando los nuevos yaci-
mientos de las tierras conquistadas, convirtiéndolos en propiedad del Inca
gobernante.
Características de la producción de metales durante la era Incaica:

• Los Incas extraían una gran variedad de metales, siendo el cobre el de uso
más extenso.
• La mayor parte de la producción de oro procedía de la explotación de las
gravas auríferas de los ríos en la Cordillera de los Andes y de la Llanura de la
Selva.
• La producción argentífera correspondía a las minas de Porco, cerca a Potosí
obteniéndose el mineral habitualmente en minas de poca profundidad .
.• El cobre y el bronce eran los únicos metales utilizados para la fabricación de utensilios, los
indígenas extraían el cobre de los óxidos y sulfuros de cobre, cerca a la superficie y de aluviones.
• La abundancia de depósitos de estaño en la región delAltiplano, determina
la aparición del bronce (aleación del cobre con el estaño).
• El mercuriofue un metal conocido y utilizado en pequeña cantidad por ser
dañino para la salud (Instituto de Ingenieros de Minas, 2000). ·
• Trabajaron las aleaciones de oro-cobre y oro-plata, encontrándose vestigios
de platino.

1.2. 1 Organización Minera

En el Imperio Incaico existía el concepto de racionalidad para el manejo de las minas, y se


establecieron los períodos estacionales de explotación, los turnos de trabajo y la productividad
esperada y el Imperio contaba con una muy elaborada organización esta- tal para evitar robos.

Según el Padre Acosta, todo el oro y la plata extraídos por los indígenas podían ser atesorados por
el Inca.

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los Incas tenían métodos de reclutamiento de mano de obra bajo el sistema de la mita, los
mineros de la Sierra recibían el nombre de Mitimaes y en la costa se les llamaba Cori.

1.2.2 Yacimientos Explotados

· Luís Valcárcel cita a Fray Diego de Mendoza, quien al tratar sobre el territorio
comprendido por la provincia franciscana de San Antonio de Charcas (Bolivia), expresa
que en aquella época se producen las mayores riquezas de oro, plata, estaño, cobre y
otros metales, enumerando los siguientes yacimientos:

Potosf, Chichas, Lipes, Charcas, Oruro, Carangas, Berenguela, Sícasica, Pacajes, Tiahuanaco,
larecaja, San Antonio de Esquilache, Cailloma, lampa, Pomasi, Santa lucía; Condoroma,
Vílcabamba y Carabaya entre otras. ·

Según Medardo Echegaray Rosales, los Incas obtuvieron el oro de los ríos Sandía, Carabaya,
Apurímac; en la costa, de los ríos Santa, Tablachaca y Tumbes (Puyango). la obtención del oro
en socavones procede de Cusca y Puno, sobresaliendo las minas de Paucartambo, Marcapata
yCollquemarca.

Palomo Caredo habla de las minas de plata y yacimientos atgentíferos en: Ancash, Cajamarca,
Cailloma, Cerrolindo, Cusca, Charcas, Chincha, Guanesa, Huamanga, Huaraz, Oruro, Parco,
Tarapacá, entre otros.

Cuando los cronistas hablaban de ricas minas de plata, es posible que en realidad se referían a
minerales de plomo con alto contenido de plata. Los Incas encontraron y explotaron
yacimientos de cobre y plata existentes alrededor del lago Titícaca y que según Alcina, sólo se
trabajaba cuatro meses al año.

El historiador Del Busto, al referirse al cobre, indica que los Incas supieron ex- traerlo de la
región de lipes y Pacajes, de los altos de Tarabuco y de las tierras de Loa y Atacama,
pertenecientes hoy a Chile (Instituto de Ingenieros de Minas, 2000).

1.2.3 'Minas de Socavón

Los Incas dedicaron mucho de su tiempo y esfuerzo organízativo a la explotación de los metales,
mayormente extrayéndoles a nivel superficial pero también desarrollaron
arduos trabajos de ingeniería a nivel subterráneo, de poca profundidad.

Según Pedro Sánchez de la Hoz, Secretario de Francisco Pizarra, los minas de excavación
correspondían mayormente a las minas de la región del Callao, conocidas

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Compendio de Yacimientos Minerales del Perú

después como Porco (Bolivia). A estas minas se entraban de 10 a 20 brazas sin luz natural y poco
espacio para movi 1 izarse, excavando con cuernos de ciervo y sacando el material con cueros
cosidos en forma de sacos (capachos).

Guillermo Lohman comenta sobre los trabajos efectuados en el interior del cerro Chacllatacana
en Huancavelica, en donde los Incas perforaban el subsuelo, taladrando numerosas cuevas y
socavones, formando en el interior un complicado laberinto de labo- res, valiéndose solamente
de estacas y cuernos de venado; según Alcina en las galerías se utilizaban barras de madera con
puntas de cobre, martillos de una aleación de cobre y oro de extraordinaria dureza, martillos de
piedra y cuernos de animales.

1.2.4 Metalurgia Desarrollada por los Incas

En el Imperio Incaico se manejaban un conjunto de técnicas mineras y metalúrgi- cas, calificados


por Luis Valcárcel como elementos propios de la subcultura Inca, siendo las siguientes:

• Instalaciones para el lavado del oro.


• Explotación de minas con penetración a profundidad.
• Los hornos de fundición (Huayrachira).
• Los sopladores de tubos de cobre.
• La aleación de cobre y estaño, o sea el bronce.
• La técnica del cobre martillado en frío.
• La técnica del oro en delgadas hojas.
• Los vaciados de oro y plata en moldes con el procedimiento de la cera
perdida.
• Diversos métodos para el dorado.

1.2.5 Fundiciones

El proceso de fundición se realizaba en una instalación llamada en quechua "Huayrachira•


(donde se hace el viento). Estas eran hornos portátiles en forma de cajuela, hecha de barro crudo
de un dedo de grosor, una vara de alto y un tercio de vara de ancho. Está lleno de ojos o bocas
por la parte delantera, por donde entra el viento con que se enciende y funde, en la espalda
tiene otros ojos pequeños por donde sale el humo.

Estos hornos funcionaban de día y de noche en los cerros; echaban el metal por la parte superior,
cebando de carbón o excremento seco de auquénidos y metal hasta que se

5
INGEMME]:

consumía lo que se tenía que fundí . Al pie del horno tenían puesta unacajuela de barro crudo
en donde goteaba el plomo que corría del metal, formándose tejuelos, después se refinaba en
otros hornos donde se obtiene la plata.

Los hechos políticos influenciaron el avance en la metalurgia del piorno, la necesi- dad por tener
mayor cantidad.de armas determinó el mayor uso del plomo mezclado con 1¡¡. plata para hacerla
correr y obtener la plata, dicha propiedad fue llamada por los Incas "Curuchec" (el que hace
deslizar).

1 .2.6 Aleaciones

Mediante la aleación del cobre con el estaño se obtuvo el bronce (estanffero), producto de
color dorado, que en tiempos de los incas, su uso fue masivo e impuesto por el poder político.

Asimismo, los incas impusieron el uso del bronce estanífero por motivos políticos y
econór)'licos, dado que los yacimientos de casiterita se encontraban en territorio Inca, tenían
así el control total de la distribución del metal, utilizándose en la fabricación de utensilios,
buriles, armas, como: "anta ñauchi" (lengOeta de cobre),"callhua• (chaflote li- gero de cobre),
"champi" (porra de oro y plata), "chictana" (hacha y hachuelo de piedra o cobre), "coraza"
(petos de oro o bronce), "huachi" (flecha), "tumi" (cuchillo de cobre), etc.

Los metalurgistas incas trabajaron las aleaciones tumbagas tanto binarias (cobre- oro) llamado
punin, como ternarias (cobre-oro-plata), (Instituto de Ingenieros de Minas, 2000).

1 .3 ÉPOCA COLONIAL

.. La minería colonial fue más de exacción que de industria, se trabajó de una mane- ra
desorganizada, con una cruel explotación del recurso humano a través del sistema de las mitas
para trabajar las minas subterráneas con la pólvora que ellos trajeron.

Al inicio de la Colonia, solo les interesó el oro y la plata, después el mercurio; el cobre y el
estaño lo tenían en Europa y el acero había desplazado al bronce en muchos usos.

En los primeros años de la Conquista, sus esfuerzos estuvieron di rígidos a obtener los metales
preciosos en cualquier forma, destrozando valiosas obras artfsticas, saquean- do templos,
palacios y tumbas, y cuando se agotaron pusieron suatención en las minas de donde procedían
las riquezas delinca.

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Compendio de Yacimientos Minerales del Perú

Según José Balta, la cronología minera del Perú Colonial tuvo su punto de partida en 1537 con la
explotación de los yacimientos de oro y plata en Lucanas y Parinacochas, siguiéndole en
descubrimiento las minas de plata en jauja y Huancayo en 1S39, las de oro en jaén y Carabaya
en 1S44 y 1SSS respectivamente.

El descubrimiento de Potosí tuvo una influencia decisiva" en el desarrollo de la región del


Altiplano, llegó a tener 160 000 habitantes de los cuales en 1S71, 1S 000 eran mineros.

En los primeros años, la explotación de Potosí se concretó a los minerales muy ricos
beneficiados por fundición en las huayras de los indios y a partir de 1S71 se empleó la
amalgamación con el azogue de Huancavelica, con lo cual, la producción duró más de 200
años.

La ley del mineral de plata se calculaba de 30 a SO kilos!TM, estimándose pobre,


aquellos minerales de 2 a 6 kilos!TM. En la actualidad, en una mina moderna de plata se
considera buena veta aquella que produce 600 grfTM; la mina Potosí llegó a producir
durante la etapa colonial alrededor de 3 000 millones de pesos fuertes equivalentes a 81
192 toneladas de plata (SAMAMÉ BOGGIO, M. 1979).

1 .3. 1 La Mita Minera en la Colonia

La minería colonial se sustentó en dos grandes elementos de explotación; el pri- mero de


carácter geológico, es decir las inmensas reservas metálicas, y el otro de carácter social, es decir
el esfuerzo, la resistencia física del indio, sin la cual no se hubiera desarro- llado la minería
durante la Colonia.

Los españoles adoptaron la mita incaica, pero sólo en su aspecto de servidumbre, sin brindarle
condiciones mínimas humanitarias y justas al indio.

El virrey Toledo fue quien organizó la mita colonial tomando grupos rotativos de 1/9 de la
población asignada para las obras, con edades comprendidas entre 18 y SO años, y en muchas
oportunidades se realizaban largos viajes que duraban hasta un mes al lugar de la obra
asignada, el mitayo viajaba con su familia.

El mitayo trabajaba de sol a sol, entraba a la mina un lunes y salía un sábado, tal era el caso de
la mina de Potosí.

La mita minera se generalizó en todo el territorio del Virreinato y tuvo caracteres más
dramáticos en los asientos de mayor importancia como el de Potosí y Huancavelica, los mineros
españoles querían mitayos porque los trataban peor que a esclavos, los hacían trabajar al rigor del
castigo y pagándoles menos.

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La> mita minera fue una de las causas que promovió el estallido de la emancipación americana.

1.3.2 Las Ciudades Mineras

La fundación de una ciudad sigue inmediatamente después del descubrimiento de una mina
considerable, tal es el caso de los yacimientos más ricos como:
• Potosí; la ciud¡¡d fue fundada el 19 de abril de 1545, después del descubri-
miento del Cerro Rico, fluyeron hacia él espafíoles e indfgenas de La Plata,
Porco y alrededores; se logró para dicha ciudad el título espafíol de Villa
Imperial, superando en población a Sevilla y rivalizando con Venecia.
• Huancavelica; la fundación se realizó el4 de agosto de 1571, nace como
Villa Rica de Oropesa, confiriéndole más tarde el virrey Toledo el status de
Villa con jurisdicción propia. Dicha ciudad nace sobre los yacimientos de
azogue de importancia crítica para la minería, dado que el azogue era el
insumo en un proceso que pennitía obtener mayores cantidades de plata
pura cuando el mineral no era de alta ley. ·
1 rendimiento de las minas de Huancavelica durante la Colonia fue aproxi- madamente de 1 115
000 quintales con un valor de 82. 000 000 pesos. Según Coman Villena, Huancavelica fue
una de las tres minas más impor- tantes del mundo.
• Castrovirreyna; en 1594 se le otorga el título de Ciudad a esta población de
mineros por sus ricas minas de plata.
• <:;erro de Paseo; antes de la llegada de los espafíoles la zona de Paseo era
conocida por los trabajos mineros en la extracción de plata, y a principios
del siglo XVII existfa la villa de Paseo como asentamiento minero. Durante
el Virreinato, en 1630, gobernando el Virrey Jerónimo Cabrera, Conde de
Chinchón, el indio Huaricapcha descubre el yacimiento de Yauricocha o
Paseo; la gran cantidad de plata extraída de Cerro de Paseo durante la Colo-
nia provino en su mayoría de la explotación de los pacos superficiales que
se beneficiaban por el método de amalgamación.
La fundación española de la ciudad de Paseo fue en 1771 con el título de Villa Minera de
Cerro de Paseo. Durante la Colonia, la extracción del mine- ral de plat¡¡ en Cerro de Paseo fue
aproximadamente de 14 000 toneladas con un valor de 100 millones de libras esterlinas.
• Laicacota; >minas ricas de plata en Puno; donde se produjo el primer conflic-
to laboral social entre los mineros hermanos Salcedo y el Virrey Pedro Anto-
nio Fernández de Castro, Conde de Lemos, siendo ejecutado uno de los
hermanos Salcedo por el Virrey en Laicacota.

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Compendio de Yadmientos Minerales del Pero

• Hualgayoc; en Cajamarca, minas ricas en plata descubiertas en 1771 por


Rodrigo de Ocaña, durante el Virreinato de Manuel Amat y Juniet. Se estima
según Guillaume, de la Real Sociedad Geográfica de Londres, una produc-
ción hasta el año 1800 en 38 028 780 libras esterlinas.

1.3.3 Minería de Oro

la producción de oro fue menos relevante que la de plata. Al principio se explota- ron en gran
escala los yacimientos de Carabaya, Oruro, Asillo, y Azángaro; más tarde Sandía, San Gabán,
Collay, Chimbo, Zaruma, Popayán, Quixos, Canchis, San Juan de Oro yVilcabamba.

En 1612 se descubrió la mina de oro cerca a Cotahuasi durante el gobierno del virrey Juan de
Mendoza.

Descubrimiento de Chorunga (Ocoña) en 1750, Chalhuani en 1775; en los depar- tamentos del
sur se trabajaron los yacimientos de la Convención, Paucartambo y Cotahuasi.

La imprecisión y vacíos que se observan en algunas de las informaciones impide hacer cálculos
precisos sobre el total de oro que se extrajo durante la Colonia, pero según estimaciones de
Humboldt, sería de 393 millones de pesos de dro équivalente a 16 000 millones de dólares
americanos actuales.

1.3.4 Metalurgia Colonial

Las primeras fundiciones realizadas por los españoles datan de la llegada de Fran- cisco Pizarro a
Piura en 1534.

las siguientes fundiciones habrían sido a raíz del rescate delinca Atahualpa pro- veniente del
Cusco y Cajamarca. luego fueron los hornos de carácter permanente en 1535 en los
departamentos de Urna y Cusco. Al comienzo, el beneficio de los minerales de oro y plata se
hacía únicamente por fundición a través de unos pequeños hornos de ladrillos alimentados por
aire llamados por los indígenas "huayra• y el uso de los fuelles.

Posteriormente se generalizó el método de amalgamación con el azogue, quedan- do


abandonado el anterior, dicho método fue inventado por Bartolorné de Medina en 1553,
consistiendo en las siguientes etapas: trituración, molienda, hacinamiento al aire libre,
ensalmorado o adición de sal común, curtido o añadidos, adición de azogue, repa- sos o trilla
con los pies para formar tortas, lavado, separación de la pella, desazogado o separación de la
plata, fundición y apartado.

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INGEMMET

Este procedimiento sólo era aplicable a los minerales oxidados; lográndose una extracción
máxima de 50 a 70% con una pérdida mínima de azogue por marco de plata, este proceso
también se aplicó a los minerales auríferos.

En 1633, Lope de Saavedra Barba inventó los hornos llamados busconiles, usados hasta el siglo
pasado; dicho horno permitía extraer el doble del mineral que los otros sistemas.

Además permitía reducir el número de operarios, disminuyendo los efectos dañi- nos causados
por los vapores de mercurio.· Después de la muerte de Saavedra Barba, dicho método fue
presentado por Juan Alonso Bustamante en Almadén (España), siendo él mayordomo de la mina
Huancavelica, consiguiendo así que le dieran al invento el nom- bre de "Método de Almadén".

1 .3.5 Técnicas Mineras

Estas técnicas consistían en separar el oro de los lavaderos de los ríos por concen- tración
gravimétrica.

Para la5 operaciones de concentración gravimétrica, se construyéron acequias de hasta de 6 km


de largo. Los españoles agregaron una nueva modalidad de extracción y refinación del metal
precioso mediante el uso metalúrgico del mercurio para procesar pequeñas cantidades de oro.

El laboreo de las minas mediante la perforación de túneles es otro elemento de modernización


que se introdujo.

En la construcción de pozos y galerías debían tenerse en cuenta las condiciones de terreno; si el


terreno fuese duro la construcción era circular, pero si el terreno era inestable se construían
marcos de madera llamados entibados. En pozos verticales se usaban cuer- das y.se excavaban
huecos en la pared como pequeños escalones.

Al avanzar las galerías debían dejar pilares constituidos por el propio mineral con el objeto que se
mantuviera sólido el techo de las galerías en caso de que éstas por imperativos del filón tuvieran que
ser muy anchas, debiéndose sustituir dicho pilar por maderos.

En materia de ventilación los españoles conocían el método de los pozos pareados o pozos
gemelos, que eran aberturas para airear las galerías.

En. la minería subterránea, se introdujo un nuevo tipo de herramientas, más ade-


. cuadas al laboreo de los minerales duros, entre ellas tenemos las conocidas barretas de hierro
de 18 pulgadas de largo y 25 libras de peso y con martillos de 20 libras. El mineral

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Compendio de Yacimientos Minerales del Perú

se extraía en grandes bolsas de cueros llamado capachos, los cuales también servfan para
desaguar manualmente las galerfas.

1.4 ÉPOCA REPUBLICANA

1 .4. 1 Primer Período ( 1821•1883)

En 1821, año en que tiene lugar la independencia del Perú, los españoles sabían que sus días
de predominio terminarfan, llevándose consigo lo que tenían y podían, ha- ciendo de la
minería una actividad sin método ni planeamiento adecuado. Hacia finales de la Colonia las
únicas minas que rendfan una producción estimable fueron las de Cerro de Paseo y otras en
Hualgayoc y Puno. El beneficio de esos minerales representaba recur- sos de guerra para la
adquisición de materiales, alimentos, incluso compra de armas, y para el financiamiento
general de la campaña.

La campaña de 1824 encontró después de cuatro años de guerra una tierra arrasa- da
precisamente en zonas de importancia minera. El mayor daño lo sufrirían las minas de plata que
durante el Virreinato tenían una producción que excedía de 500 000 marcos al año, entre 1821
y1825 disminuyó a cerca de 150 000 marcos anuales. En los siguientes años empieza la
recuperación debido a Rivero y Ustariz, Director General de Minería;
alcanzando su mayor producción en el período quinquenal1841-1845, y la más baja se
registró de 1876 a 1880, reduciéndose aún más durante el lapso crítico de 1881 a 1885
debido al conflicto bélico con Chile.

Evolución similar experimentó el oro, que de 320 kg de producción anual durante la década de
1821-1830 se incrementó a 750 Kg al año en el decenio inmediato, luego baja a 600 Kgen el
curso de los siguientes años, y llega a sus cifras más bajas en el período inmediato a la guerra y
en los años de lucha.

En 1821 se creó la Dirección General de Minería, adquiriendo mayor importancia en 1825


cuando Bolívar nombró a Mariano Eduardo de Rivero y Ustariz, quién realizó una labor
excepcional preparando disposiciones prácticas para restablecer la producción.

Bolívar crea las Direcciones de Minería en las capitales de los departamentos y


ordena sacar a licitación las minas abandonadas.

En 1829 se abolieron los gravámenes que regían, diezmos y cobros sobre las pas- tas de plata, y
el impuesto del 3 % sobre las de oro.

Entre las actividades más destacables para rehabilitar la minería se encuentra la constitución
de la empresa para la explotación de las minas de Cerro de Paseo por el británico Richard
Trevithick en 1828, la serie de empeños para reactivar la famosa mina Santa Bárbara; la
creación de la Compañía Metalúrgica en 1839, a la que siguieron la

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INGe.I\,ET

Sociedad Huancavelicana en 1844, Flores y Compañía en 1846 y posteriormente Basadre y


Compañía en 1866.

En 1802 Humboldt llevó a Europa algunas muestras del guano de las islas que era utilizado
desde tiempos remotos como fertilizante para la tierra, entregándole muestras a diversos
laboratorios para su análisis, visitó Hualgayoc luego de su estadía en el Ecuador. Cabe destacar
la obra monumental de Alejandro de Humboldt.

En 1840 el barón de Leibig, en Alemania a pedido de Rivero y Ustariz llegó a conclusiones que
despertaron definitivo interés por el guano de la isla peruano. Ese mis- mo año el Presidente-
Agustín Gamarra suscribe el primer contrato guanero, el cual se caracterizó por su alta
cotización, despertando la codicia de los concesionarios de las islas productoras, así como la
incapacidad de los gobernantes por cautelar los intereses nacionales. ·

Los consignatarios no solo estaban excentos de riesgo, sino que se beneficiaban con·los
perjuicios que sufría el Estado; según una estadística que abarca de 1849 a 1859, las ventas
totales de guano ascendieron a 36'656,687 de librasesterlinas, de las cuales se dedujeron más
de 9millones por gastosde explotación y una cantidad similar por comi- siones e intereses,
quedando para el Estado peruano 18'048, 950 libras esterlinas, menos
del 50 %. Sin tener en cuenta las alteraciones dolosas en las cifras de extracción, los
despachos.clandestinos y el falseamiento en el aforo de las embarcaciones.

Con la designación de Nicolás de Piérola·como Ministro de Hacienda, en 1869 se inaugura una


nueva etapa, cuando el 5 de julio de 1869 se suscribe en Paris el contrato corf Augusto
Dreyfus, el cual se comprometía en comprar 2 millones de toneladas de guano al término de
los contratos vigentes de consignación. El Gobierno peruano recibiría
·a cúenta los saldos del producto que se encontraran en poder de los consignatarios, un
adelanto de 2 millones de pesos y además recibiría cada mes hasta marzo de 1871 la suma de
700 mil pesos para cubrir el servicio de la deuda externa ascendente a 5 millones de pesos al
año. Este primer contrato Dreyfus fue beneficioso para el Perú, lo cual no ocurrió con los
siguientes contratos firmados por el mismo hombre de negocios, en particular los empréstitos
que se negociaron, dando lugar a que el juicio general en la historia sea tan desfavorable a
Dreyfus.

El trabajo en las islas guaneras se caracterizó por las penosas condiciones en las que se
realizaba, poniendo en riesgo la salud por las emanaciones que se producían al remover las
capas del material, exigiendo un gran esfuerzo humano para su traslado a los lugares de
embarque.

La escasez de mano de obra permitió la utilización de los "coolies" quienes se


desempeñaban en las plantaciones de azúcar y algodón en la costa, y después en la cons-
trucción de ferrocarriles y extracción de guano.

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Compendio de Yacimientos Minerales del Perú

En tanto el Perú se debatía desde 1840,entre las ilusiones, complejidades y decep- ciones del
guano; se iba desarrollando en forma gradual e incesante la industria extractiva de los nitratos de
Tarapacá.

la explotación del salitre comenzó en 1830extrayéndose clandestinamente. En el decenio 1830


a 1839 excedió de un millón de quintales, cantidad que se incrementó vertiginosamente en
los años siguientes, despertando así la codicia de Chile, cuya sistemá- tica labor de penetración
comenzó en los territorios de Bolivia específicamente en Atacama y luego en la provincia de
Tarapacá.

la bonanza del guano iniciada en 1847 permitía al Estado contratar ingenieros extranjeros y
peruanos para explotar los recursos minerales del territorio peruano y dirigir las obras públicas,
habiendo llegado Ernesto Malinowski, Emilio Chivalier y Carlos Farragut, con ellos y otros que
trabajaban en París como Felipe Paz Soldan, Montferrier, leopoldo Blossier, se crea la "junta
Central de Ingenieros• en 1852, la misma que posteriormente en
1860 fue reglamentada como •cuerpo de Ingenieros Civiles del Estado. En 1872, la Sec- ción
IV: Minas y Manufactura de dicho Cuerpo•, bajo la dirección de Eduardo de Habich, Francisco
Paz Soldan, Eduardo 8rugada, Pedro jacobo Blanc y José Sebastián Barranca, tuvo como
función "Formar el Mapa Geológico e Inventariar los Recursos Minerales del
Perú".

La industria salitrera originó constantes fricciones entre Chile y Bolivia, y el Perú fue arrastrado
al conflicto por un tratado secreto con Bolivia, declarándole Chile la guerra al Perú y Bolivia el 5
de abril de 1879.

La construcción de ferrocarriles tuvo una extraordinaria importancia para la mine- ría durante los
gobiernos deJosé Balta y Manuel Pardo, destacando la construcción de una red de ferrocarriles
por el empresario Enrique Meiggs, diseñado por el ingeniero polaco
Malinowsky entre el Callao y la Oroya, cuyo trazado supera altitudes de 5 800 msnm.

En 1876 se funda la Escuela de Ingenieros Civiles y de Minas bajo la dirección del ingeniero
polaco Eduardo de Habich, impulsándose el desarrollo minero en todo el país; se promulgaron
leyes que fijaron incentivos para la producción minera.

El sabio italiano Antonio Raimondi recorrió el Perú de 1850 a 1890, nos entregó su talento y
brillantez al investigar, clasificar e inventariar las riquezas naturales de nuestro país; obra que en
el campo minero resultó ser una fuente inagotable de consulta para las futuras exploraciones
mineras.

1.4.2 Segundo Período (1884·1898)

Terminada la Guerra del Pacífico empieza la reconstrucción y recuperación del país,


correspondiendo a la minería, jugar un papel muy importante para el desarrollo y progreso del
mismo.

13
INGEMMEf

Aún en los años más difíciles de la guerra, la Escuela de.lngenieros Civiles y de Minas se
preocupó por fomentar viajes de estudios a importantes zonas mineras; contan- do con la
colaboración de profesores que inculcaban a sus alumnos hábitos y prácticas de acción en la
exploración minera.

La continuación del ferrocarril central hacia las zonas de mayor riqueza minera, era una
necesidad que exigía una movilización de todas las reservas para superar la crisis de la
postguerra.

El inglés P. Grace consigue del gobierno un contrato que no sólo le permitía explo- tar la vía del
Callao a Chicla sino que convalida sus títulos de una operación de mayor magnitud.

Mediante este contrato se ratificó el predominio británico en el Perú, entregando los


ferrocarriles del estado a los banqueros ingleses. La actividad minera adquirió un rápi- qo ritmo
de movilización.

El desenvolvimiento y modernización de la metalurgia se obtuvo a consecuencia de la rnayor


capacitación de los cuadros de dirección. Uno de los efectos fue el auge adquirido por la industria
carbonífera se incrementó de una producción de 3 000 toneladas anuales a promedios de.30.a
40 mil toneladas a partir de 1898. La producción de plata progresó vigorosamente.'de una
producción de 46 mil kg al año a 189 600 kg de 1896 a 1900.

A los desastrosos efectos de la guerra se sumaba una desacertada poiítica moneta- ria que tuvo
una perjudicial repercusión en nuestra economía a causa de la desvaloriza- ción del metal en el
mercado mundial.

El 8 de noviembre de 1890 se dispuso que por el término de 25 años no se gravara a la industria


minera con nuevos impuestos ni se aumentara latasa de los ya existentes, únicamente se
tendría el canon semestral de 15 soles por pertenencia.

La extraordinaria· labor de investigación, clasificación y síntesis de Antonio Raimondi; como


contribución del siglo XIX permitió el desenvólvimiento minero.

, La crisis de la ·plata y la apertura de nuevos derroteros técnicos determinó una gradual


apertura hacia la explotación de otros metales. A las instalaciones metalúrgicas construidas a
partir de 1890 se les incorporaron procesos para el beneficio y tratamiento del cobre como la
materia prima del porvenir.

El cobre alcanzó en 1899 niveles de producción antes no conocidos, pasando de


. una exportación de 4 000 toneladas al año a 1O 000 toneladas al año al final del siglo XIX con
una cotización de 73 libras la tonelada.

14
Compendio de Yacimientos Minerales del Perú

1.4.3 Tercer Periodo (1900· 1949)

El Código de Minería fue promulgado el 6 de julio de 1900,el cual declaraba que la propiedad
minera legalmente adquirida era irrevocable y perpetua, la única causal de caducidad que
admitía era la falta de pago del canon.

la administración de minería era ejercida a través de las Diputaciones y Delega- ciones en los
asientos mineros, las Delegaciones Técnicas Regionales, el Consejo Supe- rior de Mínerra y el
Ministerio de Fomento. El Ministerio de Fomento tenfa a su cargo la formación del Padrón
General de Minas.

la importación de maquinarias y herramientas destinadas a la minería, estaba exenta del pago de


derechos aduaneros y en general todos los materiales e insumas requeridos con el mismo fin.

En 1902 fue creado el Cuerpo de Ingenieros de Minas como Organismo Técnico


-Científico, el cual tenía la función principal del fomento de la industria minera.

La inversión norteamericana, al final de 1901 era propietaria del 70 "'o


de la zona de Cerro de
Paseo. En 1905 se formó laMorocochaMiningCompany yen 1915 se unió con la Cerro de
Paseo Mining para formar la Cerro de Paseo Copper Corporation, con la cual la producción
subió de un promedio anual de 10 000 TM a más de 27 000 TM en 1913 y los metales
preciosos de 600 000 g Au a casi un millón y la plata de 155 000 a
299 000 kg.

Se introdujo el empleo de la electricidad con el uso de motores modernos, ruedas Pelton y


turbinas Leffel, la Cerro de Paseo una moderna central hidroeléctrica de 6 000 HP.

Para trabajar los filones metalíferos fue necesario realizar obras de perforación efectuadas con
perforadoras mecánicas especialmente de aire comprimido.

El auge del cobre originó una acelerada construcción de fundiciones, pionera fue la fundición de
Casapalca iniciada en 1889, lo que significó el punto de partida de la metalurgia moderna en
el Perú. En 1906 se puso en funcionamiento la gran fundición de Tinyahuarco de la Cerro Mining
Co., fue el primer establecimiento de su género en Amé- rica del Sur, con capacidad para mil
toneladas, para tratar minerales de baja ley con pro- medios de 5 % de cobre.

la participación creciente de la minería peruana en los mercados mundiales, estu- vo presente en


la primera Gran Guerra de 1914, durante ese perfodo el precio de los materiales de trabajo
aumentó y los costos eran mayores, la moneda de los compradores
perdió solidez, resultando un sobreprecio a favor de nuestra moneda. ·

15
INGEMMET

la Primera Guerra Mundial puso término al régimen metálico y al patrón oro. las condiciones
del trabajo minero se regían en la República por el llamado sistema de •en­ ganche", el cual
consistía en reclutar entre los indígenas, generalmente por compulsión para la mina por
salarios insuficientes, quedando un permanente endeudamiento que le impedía recuperar su
libertad.

lajornada de las ochohoras quedó consagrada a nivel nacional en 1919, a raíz de un paro
general que paralizó la capital por tres días· consecutivos.

la Cerro de Paseo Copper Corporation emprendió el estudio para la instalación de una nueva
fundición ubicada en la Oroya, y en 1922 sale el primer lingote, hecho que trascendió en la
metalurgia peruana.

En 1924 se fundó la Sociedad Geológica del Perú bajo la presidencia del Dr. Carlos lissón,
entidad que agrupa a los geólogos peruanos.

la caída vertical de las cotizaciones, y la crisis mundial de 1929 causó en el sector minero casi un
colapso sobre todo a las pequeñas y medianas empresas.

En 1933 se inició el proceso de recuperación, en especial con el oro, gracias a la Ley 7601
(1932), presentándose un mejoramiento en las cotizaciones mineras. Durante la Segunda Guerra
Mundial, las potencias industriales impidieron un progreso constante de
· nuestra-minería.

En 1935 el Dr. Carlos Ussón fundó la primera Escuela de Geología del Perú en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.

En 1937 el geólogo jenks organizó la Escuela de Geología en la Universidad Na- cional San
Agustín de Arequipa.

En 1940 se crea el Banco Minero del Perú, en 1943 se crea el Instituto de Ingenie- ros de Minas
del Perú, en 1949 la Dirección de Minas y Petróleo del Ministerio de Fomen- to, se desdobla en
Dirección de Minas y Dirección de Petróleo. En 1944 se desprende del Cuerpo de Ingenieros de
Minas el Instituto Geológico del Perú.

·Restablecida la paz mundial en 1945, la industria minerase vio nuevamente favo- recida poda
tendencia alcista·de los metales, sin embargo la producción minera no alcan- zó el crecimiento
que debió tener e incluso en muchos casos se contrae la producción del oro y la del cobre.

la producción del zinc se incrementa, el molibdeno se reduce y comienza la producción del


cadmio e indio.

16
Compendio de Yacimientos Minerales del Perú

1 .4.4 Cuarto Periodo (1 950·1968)

Las estadísticas mineras en 1949, muestran la situación de crisis profunda a que había
llegado laeconomía.

El nuevo Código de Minería fue promulgado el12 de mayo de 1950, modificando


sustancialmente las perspectivas de nuestra industria minera. Se produjeron grandes in-
versiones mineras, mayores utilidades, nuevos proyectos y records de producción, hizo
posible una nueva polftica social de mejores salarios y la implantación de un reglamento de
higiene y seguridad.

De acuerdo con el artículo 56 del nuevo Código de Minería, el Poder Ejecutivo y los
concesionarios mineros podían celebrar contratos para la instalación de plantas de
fuerza y centrales de beneficio por plazos fijos, y así el monto del impuesto a las utilidades
quedaba entre un mínimo de 10"/o y un máximo de 20"/o.

De excepcional importancia fue el Registro especializado para las concesiones mineras,


el régimen de inscripciones y validez de los títulos quedó así ajustado a las
peculiaridades propias de la actividad.

En 1950 el Cuerpo de Ingenieros de Minas y ell.nstituto Geológico, conservando sus


respectivas autonomías se reintegran con el nombre de Instituto Nacional.de Investiga- ción y
Fomento Minero (INIFM). En 1960 se crea la Comisión 'Carta Geológica Nacio- nal", la
cual en 1966 se fusiona con el Instituto Nacional de Investigación y Fomento Minero,
bajo el nombre de Servicio de Geología y Minería.

Los principales acontecimientos mineros de esa época fueron, la puesta en mar- cha del
complejo minero-metalúrgico de Marcona en 1953, la producción de acero de la planta
siderúrgica de Chimbote en 1956, la puesta en marcha de Toquepala en 1957 y la
fundición de llo en 1960.

La pequeña y mediana minería duplicó su producción, formándose 30 empresas durante


ese período.

En 1957 se descubrió el yacimiento porfirítico de cobre de Michiquillay en Cajamarca; la


exploración, desarrollo y preparación de Cobriza en 1957-1967; la puesta en marcha de la
refinería de zinc, en La Oroya; la ampliación de las concentradoras de Atacocha, Milpo, el
Banco Minero; las nuevas fábricas de cemento de Pacasmayo, Tarma, Arequipa y ]uliaca.

En un lapso de 20 años, la minería en el Perú alcanza una nueva dimensión, colo- cando a
nuestro país en situación destacada dentro del contexto mundial; primer produc- tor de
bismuto, cuarto en plata y molibdeno, quinto en plomo y zinc y sétimo en cobre. El valor de
la producción minera pasó de 100 millones de dólares a dos mil millones de dólares.

17
1NGEMMET

En 1967 el Ingeniero Fernandode las Casas Berrnúdez fundó la especialidad de Geología en la


Universidad Nacional de Ingeniería.

1 .4.5 Quinto Período ( 1969-1989)

La producción minero-metalúrgico nacional representa un elemento fundamental en el comercio


de exportación, superando el 50 % del total. El mejoramiento en los pre- cios que se registra en
1973 permite que las exportaciones generales superen nuevamente, alcanzando el 52% en
1977.

El 3 de diciembre de 1968 se crea por Decreto Ley N° 17271 el Ministerio de Energía y


Minas, y el 21 de marzo de 1969 se promulga la Ley Orgánica del Sector de Energía y Minas.
El 8 de junio de 1971 por Decreto Ley N° 18880 se promulga la Ley General de Minería, la
cual divide la actividad mine<ra en dos grandes campos; la industria
.minera privada y las empresas estatales.

Esta nueva Ley General de Minería pretende integrar la actividad promociona! del Estado, para
una racional e incrementada explotación y producción de nuestros yacimien- tos mineros,
haciendo de la minería pieza clave de promoción social y del desenvolvi- miento económico
nacional. ·

En 1973 se crea el Instituto Científico y Tecnológico Minero (INCITEMI), cuyas finalidades son
fomentar, coordinar, orientar y ejecutar investigaciones y trabajos científi- cos y tecnológicos
aplicados a las actividades de la industria minera.

Son dos los aspectos más importantes de la etapa; primero, el interés manifiesto en
encontrarfórmulas prácticas que conduzcan a una creciente autonomía en la gestión minera
nacional, desplazando en algunos casos la presencia de inversionistas del exte- rior, el otro
aspecto importante es la falta de estabilidad en las normas, generando incer- tidumbre.

El 1 de Enero de 1974 el gobierno expropió la Cerro de Paseo Corporation y se constituye


Centromín Perú.

El 25 de julio de 1975 el Estado recupera los yacimientos de hierro de Marcona, que habían
sido alquilados a la Marcona Mining Company, y se funda Hierro Perú. En 1977 el Servicio de
Geología y Minería recibe el nombre de Instituto de Geología y Mine- ría (INGEOMIN).

El 9 de mayo de 1978 se expide el Decreto Ley N o 22178 para el fomento de la explotación del
oro, INGEOMIN realiza una intensa exploración con la Cooperación Técnica Internacional.
En 1979 eiiNCITEMI y eiiNGEOMIN se fusionan bajo la deno- minación de Instituto
Geológico, Minero y Metalúrgico (INGEMMET), siendo una de

18
COmpendio de Yacimientos Minerales del Perú

sus funciones importantes el cartografiado geológico del Perú, labor que cumplió a es- cala
1/100,000 en 1999.

Entre los yacimientos más importantes descubiertos están:

• Cañariaco (1971-1972); con380 000 000 TMcon 0,78 •t. Cu y0,002 "loMo
• La Huaca (1973-1977); con 200 000 000 TM con 0,5 "loCu y 0,005 "lo Mo
• Tambogrande (1976-1980); con 42 000 000 TM con 2,04 •t. Cu, 1,47 "lo Zn,
37,7 g!TCAg
• La Granja (1972-1981); con 243 000 000 TM con 0,8 Ofo Cu, 0,0125 "loMo,
4,9g!TCAg
• lscaycruz (1979-1986); con 3 500 000 TM con 18,8 "lo Zn, 2,6 Ofo Pb, 0,23 Ofo
Cu, 78 g!TC Ag.

Se aprobó la instalación de una fundición de estaño, cerca a Pisco, del grupo MINSUR, y se
puso en marcha las ampliaciones metalúrgicas y de energía en la mina San Vicente, una de las
principales minas de zinc del Perú.

1 .4.6 sexto Período ( 1 990·2000)

A partir de 1990 ocurrieron importantes cambios en la legislación general y mine- ra con el fin de
promover la inversión privada local y extranjera, el Perú pudo así recuperar su importancia como
proveedor de metales a la economía mundial.

Ubicación del Perú en el Mundo y Latinoamérica según producto a 1999

Producto Latinoamérica Mundo


Estaño 1ro. 3ro.
Zinc 1ro. 4to.
Plomo 1ro. 4to.
Oro 1ro. 8vo.
Plata 2do. 2do.
Cobre 2do. 6to.
Hierro 5to. 25vo.

Fuente (Anuario Minero 1999, Ministerio de Energía y Minas, Perú)


CAPÍTULO I

HISTORIA DE LA MINERÍA PERUANA

La historia de la minería peruana a través del tiempo ha sido dividida, para su mejor estudio en
dos grandes períodos: Prehistoria e Historia. La Prehistoria comprende a su vez dos grandes
épocas: Pre-Inca e Inca.

ÉPOCA PRE-INCA

Desde los inicios de esta antiquísima y dilatada época, el aborigen peruano incorporó los
recursos minerales a su lucha por la supervivencia y dominación de un medio hostil, y a lo largo
de esa enconada lucha por la forja de una cultura, no sólo utilizó los minerales en su
alimentación, sino también en la elaboración de toscos y rudimentarios utensilios. Prueba de ello
son los instrumentos líticos hallados en 1969 por el arqueólogo norteamericano Richard Mac
Neish, en Poccaicasa, Ayacucho, a los que se atribuye una antigüedad comprendida entre los
20,000 a los 22,000 años antes de Cristo.

De esos instrumentos de piedra, el aborigen ingresó, después de muchos milenios a la etapa


alfarera de la prehistoria peruana, como lo ha señalado la arqueóloga peruana Rosa Fung
Pineda, con su descubrimiento del Templo de Hadas, ubicado cerca de la ciudad de Casma, y
con una antigüedad de 1,600 años antes de Cristo.

Si bien consiguió aquellos hitos culturales, caracterizados por la utilización de los


minerales, el antiguo peruano no se quedó ahí, sino que avanzó a la etapa de
las grandes culturas, etapa en la cual alcanzaron su mayor expresión la alfarería,
los instrumentos líticos y apareció rica y orgánicamente la minería metálica y la
metalurgia. Prueba de ello son las culturas Chavín de Huántar, provincia de
Huari, departamento de Ancash, con una antigüedad de 900 a 500 años a.C.,
ampliamente estudiadas por el arqueólogo peruano Julio C. Tello en 1919.

Huantar (Ancash) 1200 - 200 a.C.: Esta primera civilización peruana se asentó en su poder,
basado en un orden teocrático; tuvo su centro en el templo Chavín de Huantar, en cuyas paredes
y galerías abundaron las esculturas de feroces dioses con rasgos felinos.

Cultura Chavín de Huantar

Otra cultura antigua fue la Vicús, a unos 900 kilómetros al Norte de Lima, sobre la carretera
Panamericana cerca de Piura y con una antigüedad entre el milenio anterior a Cristo y 300 años de
nuestra era.
La cultura Paracas (200 a.C. - 600 d.C.)
Surgió en la costa Sur del Perú. Alcanzó un gran desarrollo en el arte textil, por sus mantos,
cerámica, técnicas de momificación y trepanaciones craneanas, que demuestran su avanzada
tecnología médica.

Cultura Paracas

Paracas, descubierta por Tello en 1925, y clasificada en períodos que varían entre 700 y 500
años A.C.

La cultura Nasca (300 a.C. - 900 d.C.)


Venció al desierto costeño con acueductos subterráneos y dejó en ese terreno grandes figuras
geométricas y de animales que, al parecer, constituyeron un calendario agrícola que hasta ahora
asombra a los investigadores.

Cultura Nasca

Nazca ubicada en el tiempo hacia el año 100 de nuestra era, como la fecha
inicial; y Mochica, llamada Proto Chimú por Max Uhle. Todas estas culturas
conocieron el oro, la plata, el cobre, el platino, y muchas veces mezclaron los minerales
rudimentariamente.

La cultura Tiahuanaco (200 d.C.)


Se ubicó en la sierra peruana, en la región del Collao (que abarca territorios de Chile y Bolivia)
y legó a los peruanos las terrazas de cultivo, los andenes, y el manejo de diversos pisos
ecológicos en la agricultura.

Cultura Tiahuanaco
Y es así como el hombre peruano inició la era de los grandes imperios pre-incas,
en los cuales los metales y la metalurgia alcanzaron un alto grado de desarrollo.

Expresión de tan grande avance fue la cultura Tiahuanaco, que se centró en el


Alto Perú, al Sur Este del lago Titicaca y a 4,000 m.s.n.m.; en sus diferentes
períodos abarcó más de un milenio, casi desde el principio de nuestra era hasta
el siglo XIV, a las vísperas del nacimiento del incario. Esta cultura se caracterizó
por su arquitectura lítica de grandes proporciones, como la famosa Portada del
Sol y el conjunto de grandes monumentos de Kalasasaya. También conocieron
la cerámica y la metalurgia, campo este último en el que trabajaron con acierto el
cobre y el estaño, logrando el bronce, como también el oro y la plata.

La cultura Wari (600 d.C.)


Introdujo el patrón urbano en el territorio de Ayacucho y expandió su influencia en los Andes.

Cultura Wari
La cultura Wari, que tuvo su principal asiento en Ayacucho, se entroncó con Tiahuanaco y con
Nazca. Surgió en el siglo octavo de la era presente, y después de tres siglos decayó. Conoció la
alfarería ceremonial con temas míticos y piezas gigantes, y supo usar turquesas, lapislázuli.

La refinada cultura Chimú (700 d.C.) Trabajó el oro y otros metales y construyó con barro la
ciudad de Chan Chán, ubicada en Trujillo.

Cultura Chimú

El reino Chimú, con una duración relativamente breve, del año 1,200 de nuestra era hasta el
1,460, forjó una cultura excepcional, que se expresó especialmente en su arte para trabajar los
metales. Este reino pre-inca no sólo conoció la alfarería, sino que logró las más avanzadas
técnicas para trabajar el oro, al que trataron por fundición, soldadura, martillo, remache, repujado
y laminado. Prueba de tan avanzado arte son las numerosas piezas de oro halladas en Batán
Grande, Lambayeque; y los utensilios domésticos y rituales como los tumi, porras
estrelladas y puntas de lanza.

La cultura Moche (200 a.C.-600 d.C.). En la costa Norte se desarrolló y aglutinó a las
autoridades militares de los valles costeros, como el conocido señor de Sipán. Los huacos
retrato de la cultura Moche y su iconografía sorprenden por su elaboración y el manejo del
diseño.

Cultura Moche
A esta gran variedad de recursos del antiguo minero peruano, hay que agregar las hornillas de
piedra y cerámica, crisoles para fundición y yunques de cobre, bronce y piedra o engastados en
madera.

Ante tantas evidencias del uso de los minerales por los antiguos peruanos, los
etnólogos y antropólogos se han preguntado: En qué fechas de la cronología y
con qué culturas apareció el uso de tal o cual metal?. Al respecto, Paúl Rivet,
etnólogo y antropólogo francés que precisa y compendia científicamente las más
variadas respuestas a dicha interrogante, ha sostenido que el cobre apareció en
la alta meseta peruano-boliviana con la civilización Tiahuanaco, es decir hacia el
cuarto de siglo de nuestra Era, y en la región de la costa del Perú, con la
civilización Chimú.

Respecto a la metalurgia de la plata, señala que desde el Tiahuanaco, el conocimiento de


la plata había existido en las altas mesetas peruano-bolivianas, y que los Incas asimilaron esa
técnica, del mismo modo que adquirieron la del bronce de los aymaras.

En sus conclusiones, Rivet estableció que la utilización del oro fue anterior a la del cobre, puesto
que el oro aparece desde el principio de la cultura Nazca en la costa peruana, y desde el
principio del período Chavín en la Cordillera Septentrional peruana.
LA METALURGIA PREINCA E INCA

Se observan tres tipos de puntas de barreno utilizados en las actividades mineras


usualmente de cobre o aleación cobre-arsénico, lo que le daba mayor resistencia a la
herramienta. El mineral obtenido era recogido y trasladado en cestos de caña y bolsas de
algodón.

Se observa dos puntas de barreno y dos hachas moledoras. El mineral una vez
recogido era trasladado donde se procedía a un proceso de selección y molido.
El molido era efectuado con hachas de gran tamaño y peso usualmente de
piedra.
Refinado: el mineral es fundido y producto de ello se recuperaban los prills o metal sin refinar,
que eran vueltos a moler y pasaban a un proceso de refinación, en el cual el metal era vuelto a
fundir. Éste en estado líquido era vertido en lingoteras. En la foto se observa un crisol
miniatura de boca ancha, un prill sin refinar, una lingotera de cobre y dos lingotes de oro
macizo.

Todas las herramientas y los lingotes de oro son pre hispánicos.

Orfebre - Martillado: se observa el proceso de la elaboración de una lámina de


oro, en la base un yunque de mesa o tass sobre el cual se coloca el lingote de
oro, el martillo es de piedra. El proceso termina cuando la lámina llega al
espesor esperado por el orfebre. Todas las herramientas y la lámina de oro son
pre hispánicas.

Orfebre-Recortado: se observa el proceso de recortado de una lámina de oro. Se


realizaba sobre una superficie dura (tass) con un cincel de corte usualmente de un
metal de mayor dureza (cobre). El proceso termina cuando la lámina adquiere la
forma que el orfebre espera. Todas las herramientas y la lámina de oro son pre
hispánicas.

Orfebre-Repujado: se trata de una de las técnicas de decoración más utilizadas


en la época pre-hispánica. Sobre una lámina martillada los diseños eran
dibujados y repujados por el reverso sobre una superficie blanda. Por el lado
anverso eran delineados dándoles la forma final sobre una superficie un poco
más dura. En la foto se observa un punzón de cobre y al pie una serie de
embutidores y repujadores de piedra. Todas las herramientas y la lámina de oro
son pre hispánicas.

Cultura Chavín - Cupisnique. Orejera elaborada en una sola lámina de oro


martillada y recortada. Se observa el ojo excéntrico característico grabado en el
vástago.
Cultura Tiahuanaco. Pectoral elaborado de una sola lámina de oro. Representa a un personaje
antropomorfo sosteniendo un báculo, la cabeza está embutida y el cuerpo martillado y recortado.
Presenta decoración repujada.

Set del orfebre

Cultura Inca. Tupu o prendedor elaborado en un hilo vaciado, martillado y recortado en un


extremo.

Cultura Inca. Idolillo elaborado con láminas de oro embutidas y unidas con soldadura.
Representa a un personaje de élite (orejón) con las manos recogidas hacia el pecho.
Estilo Frías. Paleta de calero elaborado en dos cuerpos, con el vástago de oro vaciado y en la
parte superior un ensamble en láminas embutidas recortadas unidas con soldadura. El diseño
representa a un mono en actitud oferente que lleva en la espalda a un ave con las alas plegadas
y mirando hacia atrás. Los ojos del mono tienen incrustaciones de crisocola.

Cultura Lambayeque. Botella de doble pico asa puente elaborada en láminas de oro embutidas
y ensambladas con soldadura. Presenta decoración calada , embutida y repujada.

Cultura Moche. Nariguera elaborada en una sola lámina de oro embutida y


recortada. Presenta engaste de crisocola y turquesa con lentejuelas colgantes
circulares.

Cultura Chimú. Disco de orejera elaborado en una lámina embutida de oro con decoración
calada. El diseño presenta una escena de pesca ritual.
Cultura Vicús. Nariguera bimetálica elaborada con láminas de oro y plata unidas con
soldadura. La decoración es embutida y calada. Representa el rostro de un felino mostrando los
colmillos.

ÉPOCA INCA

Es un hecho incuestionable la importancia que revistió la actividad minera en la


época incaica, y más aún, el apreciable nivel técnico alcanzado en el campo de
la metalurgia, con métodos propios que en algunos casos fueron adoptados por
los hispanos, por más prácticos y eficientes que los conocidos por esto.

La época incaica se inició entre los siglos XII y XIII de nuestra era, y su expansión y
consolidación llegaban a su punto más alto precisamente en los tiempos en que se producía el
descubrimiento de América.

A su llegada al Perú, el hecho que más impacto a


los españoles fue la abundancia y uso de metales
preciosos. Encontraron una industria minera muy activa
y diversificada, que aparte del oro y la plata trabajaba
también el cobre en gran escala, conocía el mercurio y
elaboraba variadas aleaciones entre las cuales la
principal fue el bronce, y otras de producción
irregular y hasta ocasional, como el plomo y el zinc, y
aún el platino.

También los incas alcanzaron gran destreza en el


trabajo de la piedra,
realizando, sin otros recursos que el ingenio y
herramientas elementales,
movilizaciones ciclópeas de bloques que pesaban
hasta cien toneladas,
logrando uniones y acabados tan notables -como la
famosa piedras de los doce
ángulos en Cusco- que demuestran no sólo
precisión, sino también
procedimientos acerca de los cuales no se ha logrado hasta ahora una
explicación concluyente.
Conocieron el petróleo natural, aunque ignoraron sus usos, los venenos
arsenicales y los sulfuros. En textilería emplearon sales minerales como
mordientes. Igualmente extrajeron y aplicaron múltiples colorantes, tales como el
cinabrio en varios tonos de rojo, el verde de la atacamita, el gris de la blenda de
zinc con ganga de hierro, el anaranjado de cinabrio y ganga ferruginosa, el gris azulado, cerúleo
de la azurita con malaquita, el rojo oscuro algo azulado de un óxido férrico, el gris verdoso de
la obsidiana, el anaranjado del rejalgar, y el amarillo del oropimente, emplearon también el
aluminio, óxidos de hierro y de antimonio, turquesa pulverizada y ocre rojo.

El mismo autor señala que los indios conocieron, además, gran número de
especies mineralógicas como el yeso, arcilla limonítica, tierra silicosa, limonita
terrosa, toba, caliza, ocre ferruginoso rojizo, almagre, calcita, chalcopirita, sulfuro
de plomo, sulfato de cobre, silicato de cobre, pirita de hierro, limonita geódica
(peróxido de hierro hidratado), galena antimonial y carbonato de sodio natural.

En el conocimiento y desarrollo de la actividad minera, el minero de la época inca supo


explotar buen número de minas. En el área de la provincia franciscana de San Antonio de Charcas
que comenzaba en el Cusco y acababa en Tarija, se produjeron las mayores riquezas de oro y
plata, estaño, cobre y demás metales. Pudiéndose enumerar los yacimientos de Potosí, Chichas,
Lipes, Charcas (con más de veinte asientos), Oruro, Carangas, Berenguela, Sicasica,
Pocajes, Tiahuanaco, Larecaja, San Antonio de Esquilache, Cailloma, Lampa, Pomasi, Santa
Lucía, Condoroma, Vilcabamba y Carabaya, con mención especial de este último valle donde
hay en más de ocho cerros de la cordillera todos los minerales de oro que corren tierra
adentro.

Valcárcel dice que en el informe presentado por Rodríguez de Figueroa en 1583


se señala que las minas de Larecaja se llaman Llachane y que fueron dadas por
el Inca a los indios de la provincia de Omasuyo, y que después encontraron
otras en Cutari, en Tora, en Tipoyane o Ayche, todas las cuales eran de oro. Las
de Hiana hacia Pallallunga fueron dadas a los yungas de Larecaja; las de
Carabaya estaban en los cerros de Apuruna y Vilcabamba en el río Grande de
Callana y en Hipara; y que todas eran de Inca, las que posteriormente fueron
llamadas San Juan del Oro y de San Cristóbal, y señaladas a los indios de
Huancané y Vilque para extraer el metal. El oro estaba en pepitas y las minas de
mayor volumen correspondían a los yacimientos de Carabaya; y que la gente
que beneficiaba las minas de esa región pertenecía a los pueblos de Sananguía,
Mocomoco, Uxatica, Ichuma, Ambaña, Cumbaya, Hilacaya. Asi mismo las minas
de oro y plata de Porco y Tarapacá.

La forma como se llevó a cabo la explotación de dichas minas fue descrita por
Pedro Sancho de la Hoz, secretario de Francisco Pizarro en los siguientes
términos: “Están las minas en la caja de un río, a la mitad de la altura, hechas a
modo de cuevas, a cuya boca entran a escarbar la tierra y la escarban con
cuernos de ciervo y la sacan fuera con ciertos cueros cosidos en forma de sacos
o de odres de pieles de ovejas. El modo con que las lavan del mismo río una
seriola de agua, y en la orilla tienen puestas ciertas losas muy lisas sobre las
cuales echan la tierra, y echada sacan por una canaleta el agua de la seriola que
viene a caer encima y el agua se lleva poco a poco la tierra, y se queda el oro en
las mismas lozas y de esta manera lo recogen. Las minas entran mucho dentro
de la tierra, diez brazas unas y otras veinte, y la mina mayor que se llama
Guarnacabo, entra cuarenta brazas. No tiene luz ninguna ni más anchura que para que pueda
entrar una persona agachada y hasta que esta no salga, no
puede entrar ninguna otra”.

El autor además destaca que este tipo de mina no es común y que contrasta con el de otras zonas
del continente y aún de la misma región, que son simples pozos profundos, como la altura de
un hombre y que se abandonan para abrir otros cuando exceden de esa hondura.

Otra valiosa conclusión, digna de ser comentada, es que las minas de la región del Titicaca eran
trabajadas solamente cuatro meses al año, desde el amanecer hasta el atardecer. Aunque los incas
extraían una gran variedad de metales, el cobre era el de uso más extenso, mientras que el oro
era de propiedad del Estado, quien disponía de inspectores para el control de la producción, así
como para evitar que nadie robase.

Metalurgia Inca

En este aspecto de la minería incaica, se ha comprobado, según las


investigaciones de Rivet y de Henri Arsandaux, que en el Perú, Bolivia y Ecuador (el área del
Tahuantinsuyo) hubo una era del cobre precedente a la del bronce, y
que el paso de la era de piedra a la del cobre se realizó fuera de toda influencia
exterior. Pero el centro del descubrimiento del bronce fue precisamente la alta
meseta peruano-boliviana. Los incas fueron, sin ninguna duda, los principales
propagadores del bronce en todas las provincias y regiones que estaban dentro
de su imperio. Conclusión científica que expresa el autoctonismo del desarrollo
minero y metalúrgico.

En el estudio de la metalurgia de la plata y de las aleaciones cupro-argentíferas,


se ha comprobado que los antiguos peruanos, época inca conocían la técnica
del plateado. Hay aleaciones que contienen por lo menos un 60% de plata;
aleaciones que contienen de 40% a 60% de plata; y aleaciones con menos de
40% de plata. Conocieron también el enchapado y la técnica del dorado.

Respecto a las aleaciones auro-argentíferas se estima que la plata fue añadida intencionalmente.
En el museo del hombre de París, existen objetos peruanos resultantes de una aleación
intencional de oro, plata y cobre.

Por medio del testimonio de las aleaciones auro-cupro-argentíferas se constató


que en el litoral, y excepcionalmente en las mesetas altas, hubo una mezcla
intencional tanto de los tres metales, como solamente de oro y plata, siendo
lógico suponer que fueron los orfebres de la costa peruana los que descubrieron
la aleación del oro nativo y la plata en bruto y las aleaciones auro-cupro-
argentíferas.

Si bien Garcilazo hizo algunas referencias sobre la utilización del plomo, y su


mezcla con el metal de la plata, las apreciaciones científicas sobre la metalurgia
del plomo en el incario son cautelosas, estimándose que, en todo caso, debe
buscarse su huella en las zonas andinas del Perú más que en la costa.

Sin embargo, en la costa peruana se han encontrado objetos de ese metal


(cucharas y figuras de animales) y en el Cusco dos figuras, una humana y otra
animal, en plata cuprífera recubierta de plomo, y que actualmente se encuentran
en el citado Museo del hombre en París. En este mismo existe un fragmento de
sandalia funeraria proveniente del Bajo Perú, que es de latón: sería uno de los
pocos indicios de aleación de cobre con zinc o sea de la metalurgia del zinc.

También los indios supieron fundir y colar los metales y aleaciones que
empleaban, con excepción del platino y el hierro. Hay indicios que la soldadura
autógena (unión de dos objetos de la misma composición metálica) fue aplicada
ya por los antiguos peruanos. Como prueba existe una figurina del Cusco,
representando una llama hecha de láminas de oro. Está compuesta de quince
partes: el cuerpo, el cuello, la cabeza, orejas, patas, genitales y cola está unidos
por soldadura.

Los autores ya anotados señalan finalmente que en la costa peruana los metales
conocidos fueron el oro, la plata, el cobre, estaño, plomo; las aleaciones de
cobre y estaño; plata y cobre; oro y cobre; plata y oro; plata, oro y cobre; y las
técnicas aplicadas: martillaje, endurecimiento por martillaje en frío, coladura
ordinaria y con cera perdida, puesta en calor; enchapado en oro sobre plata y sobre cobre,
enchapado de plata sobre cobre o sobre aleación de cobre y plata, soldadura autógena y
soldadura ordinaria, trefilado, proceso de repujado, revestimiento metálico, recortado.

ÉPOCA COLONIAL

La minería Colonial tuvo más de extracción que de industria. Se trabajó sin método, con
desperdicio de recursos y energías. Los primeros años de la conquista fueron de distribución
de las riquezas del imperio incaico. Sólo cuando los templos, palacios y tumbas comenzaron a
mostrar signos de agotamiento, se pensó en las minas.

Durante esos años, los indígenas, como una forma de resistencia pasiva, eliminaron huellas
e indicios que hubieran permitido localizar las vetas metálicas explotadas por ellos, algunas de las
cuales no llegaron a ser descubiertas jamás por los peninsulares.
Los años iniciales.- Conocida es la intensa agitación que siguió a los
primeros años de la conquista. Las guerras entre conquistadores y el poder real
español abarcaron más de veinte años, ya se cuentan desde la prisión de
Atahualpa en diciembre de 1532, o su muerte en agosto del año siguiente: o
desde la fundación de Lima por Pizarro el 18 de enero de 1535; hasta que con el
marqués de Cañete comenzó un poco de tranquilidad en el Virreinato.

Según la relación que diera a conocer José Balta - Ingeniero minero y estadista peruano -, la
cronología minera del Perú colonial tendría su punto de partida en 1537, con la explotación de
los yacimientos de oro y plata de Lucanas y Parinacochas, siguiéndole los descubrimientos
de minas de plata en Jauja y Huancayo el año de 1539; las de oro en Jaén y Carabaya los años
de 1544 y 1545 respectivamente. Así mismo Cieza de León menciona, en 1533, minas en
Chacas, Sandia, Carabaya y Cajamarca.

El suceso más importante data de 1540 cuando Gonzalo Pizarro y Diego Centeno
consiguieron que los indígenas de su encomienda les proporcionasen la ubicación del asiento
argentífero de Colque Porco, que según los nativos conocían, y del cual, según Cieza de León,
se había extraído buena parte de la plata que recubría algunos de los muros del Templo del Sol, el
Coricancha en el Cuzco. Las minas de Porco, cuyas menas eran principalmente pirargirita o plata
roja, rosicler, que los antiguos peruanos denominaron cochizo, quedaron en manos de los
hermanos Pizarro, Francisco, Gonzalo y Hernando; y de ellas se abasteció para sus recursos
Gonzalo, cuando la ambición le impulsó a las aventuras belicistas que culminaron con su
muerte.

Por su riqueza, las minas de Porco en el Alto Perú, se convirtieron en el característico


botín del vencedor; siendo por último incorporado a la Corona por el pacificador La Gasca.

El descubrimiento de Potosí (21/4/1545), por el indígena Huallpa, tuvo una


influencia decisiva en el desarrollo de esa región. Casi de inmediato se
constituyó una población que se conformó en 175 españoles que acudieron
desde Chuquisaca, llevando alrededor de 3,000 indios de sus encomiendas. A
4,146 m.s.n.m. fue fundado el pueblo en 1546 por Juan de Villarroel, Diego
Centeno y Pedro Cotamito, dándosele el título de Villa Imperial de Potosí por
disposición del emperador Carlos V. Poco después, en 1571 tenía alrededor de
cuatrocientas casas de españoles y entre treinta y cincuenta mil indios. Llegó a
tener 160,000 habitantes, de los cuales 15,000 eran mineros estables.

Cuando el padre Acosta visitó Potosí en los tiempos del Virrey Toledo, el año de 1547, los
trabajos de excavación habían alcanzado cerca de 400 metros de profundidad; las vetas
variaban de ancho entre 1.65 m y 21 cm, y la ley de mineral se calculaba de 6 a 10marcos -
el marco equivale a 230 gramos - por quintal, o sea de 30 a 50 kilos por tonelada métrica,
estimándose pobres los minerales de 2 a 6 kilos por tonelada métrica.

Según Carlos Prieto, autor de “La minería en el Nuevo Mundo”, considera que
las minas de Potosí rindieron, del año 1545 a 1803 1,095.500.000 de pesos.

La explotación de las minas de Potosí adquirió importancia a partir de la


adopción de la nueva técnica de amalgamación con azogue, hecho que se
vinculó al descubrimiento de las minas de Huancavelica, en 1566, uno de los
acontecimientos que señalaron la gran expansión de la minería colonial.
Expansión de la minería colonial. La riqueza argentífera del Altiplano, primero Porco, pero
sobre todo Potosí, quitó significación a otras explotaciones mineras que se emprenden en los
primeros años de la colonia (Lucanas, Parinacochas, Jauja, Huancayo, Jaén, Cajamarca,
Chacas, Sandia, Carabaya).

Pero el acontecimiento que más conmocionó al Virreinato fue el descubrimiento de las minas de
azogue de Huancavelica, en 1566, trascendencia que no sólo residió en la riqueza de los
yacimientos sino también por la repercusión que tuvo en el impulso de la explotación de la plata.

Huancavelica.

Las minas de este nombre eran conocidas en tiempo de los incas, y de ellas
obtuvieron el cinabrio o bermellón que, con el nombre de llimpi, era utilizado
como colorante facial, con fines de adorno, festivos, bélicos o religiosos;
existiendo la presunción de que se le empleara aún antes del Tahuantinsuyo.

Fue durante el gobierno del Virrey Marqués de Cañete, que se favoreció la


búsqueda de mercurio como lo acredita una Real Cédula expedida el 4 de
setiembre de 1555, donde se recomienda al mencionado virrey estudiar unas
notas del secretario Vásques de Molina y del consejero Vaca de Castro, acerca
de la manera de valerse del mercurio para tratar los minerales de plata.

El virrey favoreció por todos los medios la búsqueda de vetas de mercurio, y


hacia 1558, Gil Ramírez Dávalos y Enrique Garcés hicieron algunos hallazgos
menores, consiguiéndose inclusive una especie de exclusiva de explotación, que
fue derogada.

A base de las referencias indirectas sobre el cinabrio usado por los indios, Garcés y algunos
socios suyos efectuaron trabajos de exploración y cateo en las zonas de Huancavelica, pero el
descubrimiento de las ricas minas de azogue fue hecho por un indio llamado Navicopa.

El lugar donde estuvieron esas minas de azogue era una meseta deshabitada a 3,800 metros de
altura, situada cerca de la ciudad de Huamanga.

Se dice que en la primera exploración realizada por Cabrera, este encontró una veta que
representaba 80 varas de longitud por 40 de ancho, en la cual podían trabajar simultáneamente
más de trescientos hombres. Posteriores trabajos mostraron una gran veta que se denominó
la “Descubridora”, después Santa Bárbara, con una anchura de más de 30 metros, que corría de
Norte a Sur, y se extendía a flor de tierra por unas siete leguas.

Los descubrimientos de nuevas minas se sucedieron, y Cabrera hizo esfuerzos por controlar la
mayor parte de la inmensa riqueza que la casualidad le había proporcionado.

La noticia del descubrimiento de Huancavelica causó honda impresión en el


virreinato, despertando codicia y ambición. Fue en el gobierno del virrey Conde
de Nieva, que se dictó una provisión, el 5 de febrero de 1564, pregonada en
Huancavelica el 26 del mismo mes, recordando que la explotación de la mina de azogue era
regalía de la Corona, y como sin autorización gubernativa ningún
particular podía trabajarlas, declaró legalmente nulos los denuncios registrados
sobre pertenencias en Huancavelica, y ordenó al corregidor de Huamanga que
prohibiera el acceso a las minas a quienes carecían de licencia expresa del virrey.
Mina de mercurio en la colonia- Huancavelica

El rendimiento de las minas de Huancavelica durante la dominación española se


calcula en 1,115,000 quintales, con un valor aproximado de 82 millones de
pesos, unos 17 millones de libras esterlinas, “sin considerar las extracciones
clandestinas”.

La producción de las minas de Huancavelica no sólo cubrió con holgura las necesidades
internas, sobre todo para el tratamiento de la plata, sino que, aún más, se hicieron considerables
envíos de azogue a México.

Tiempo después, se suspendieron los envíos, a causa, primero, de las


necesidades de azogue en el Perú; segundo, por haberse intensificado en
España la producción de Almadén; y tercero para evitar de pudiera desarrollarse un intercambio
intercolonial, que la metrópoli no deseaba. Décadas más tarde, en 1670, se reinició la
exportación hasta 1699.

A través de estos hechos se releva la importancia que tuvo el mineral de Huancavelica en


la economía de la época colonial.
Huantajaya

Los españoles reconocieron la provincia de Tarapacá en 1538, quedándose algunos en Arica


y Pica, al retorno de Almagro luego de su expedición a Chile. En 1566 unos mineros
portugueses descubrieron en el cerro Huantajaya una rica mina de plata, situada a 16 kilómetros
de Iquique, en las cercanías del Océano Pacífico y a poca altura sobre el nivel del mar.

La importancia que desde el primer momento se asignó al yacimiento de Huantajaya,


inspiró al corregidor de Arequipa, Juan Ramírez Zegarra, proponer, el 5 de enero de 1571, que
se emprendiera una exploración minera en todo el valle de Tarapacá.

La mina de Chiflón fue trabajada desde la cumbre a tajo abierto, quedando temporalmente
abandonada cuando se agotó la veta de superficie. Casi un siglo más tarde, en 1680, el indio
Domingo Quilina descubrió nuevas vetas, que puso en conocimiento de Francisco de Loayza.

En un artículo publicado en el Mercurio Peruano, Pedro de Ureta y Peralta da


cuenta que en 1792 había 18 minas en actividad en la zona de Huantajaya.

Las vetas de estas minas se presentaban rodeadas de capas de sal gema; en


ella se descubrió más tarde la huantajayita, un cloruro doble de sodio y plata, de
composición 20 Na Cl, Ag Cl, que se presenta en incrustaciones o en cristales
cúbicos.

Cerro de Pasco.

Desde antes de la llegada de los españoles, la zona de Cerro de Pasco era objeto de trabajos
mineros para la extracción de la plata. Es en el año de 1630, en el gobierno del virrey Luis
Gerónimo Cabrera, que se descubrió el mineral de Yauricocha o Pasco. Se atribuye el hallazgo
al indio Huari Capcha, pastor de ovejas de una hacienda del lugar.

La explotación se realizó desde el comienzo con marcado buen éxito, atrayendo


a muchos mineros, entre ellos Martín Retuerto, quien abrió en Lauricocha, dentro
de la hacienda Paria, el primer socavón que resultó muy rico, y que muchos años
después, en 1745, fue vendido a José Maíz, quien perforó otro socavón.

La gran cantidad de plata extraída de Cerro de Pasco en la época Colonial,


provino casi exclusivamente de la explotación de los pacos superficiales que se
beneficiaban por el método de amalgamación. Los socavones hechos fueron de
poca profundidad, solo en el año de 1780 se comenzó el de San Judas, con una
penetración de 1,400 varas bajo tierra, unos mil doscientos metros. Su ejecución duró alrededor
de unos veinte años, terminándose en 1800, aunque uno de sus ramales, el Yanacancha, se
prosiguió hasta 1807. Además, en 1806, se emprendió la construcción del socavón de
Quiulacocha.

Se creyó inicialmente que se trataba de tres minas diferentes, pero las


excavaciones y avances posteriores demostraron que era un solo manto, con
varios pliegues, con afloramientos visibles en una extensión de más de tres
kilómetros. El yacimiento se extiende por una serie de montañas, en la mesa de
Bombón, a más de 4000 metros de altitud, rodeando la laguna de Colquijirca, de
pórfido cuarcífero, cuyo nombre significa en Quechua “Cerro de plata”.
El gran problema de las minas de Cerro de Pasco fueron las inundaciones que dificultaban e
impedían los trabajos. La solución llegó a través de la revolución industrial, y la primera
máquina a vapor usada en América fue instalada en la mina Santa Rosa de Cerro de Pasco, en
1816.

Fue durante las luchas por la independencia que las tropas realistas destruyeron las bombas a
vapor porque las minas de Cerro de Pasco eran la principal fuente de ingresos económicos para
los independientes.

Laycacota.

Fue José Salcedo, quien en 1657, según unos por revelaciones de un indio,
según otros por consejo de una india, atacó el crestón del vecino Cerro de
Laycacota, descubriendo una valiosa veta; lo mismo hizo en la laguna cercana
que mandó barrena, “encontrando una rica mina de plata blanca”, que pudo ser
extraída a poco costo, abriéndose dos bocas principales, la de “Las Animas” y la
de “Laycacota la baja”. Se asegura que de esta última, en una sola noche, José
Salcedo sacó 93 bolsas de mineral, por valor de más de cien mil pesos. En la
misma mina obtuvo un bloque de plata maciza y sin mezcla, que pudo ser
marcada como si fuera una barra una vez fundida para separar el quinto del rey.
La riqueza del cerro se extendió a los cerros de Cancharani, Azoguine y otros.

Los Salcedo envanecidos y soberbios por el éxito económico alcanzado con la mina de
Laycacota, se enfrentaron a las autoridades coloniales, siendo el virrey Conde de Lemos, quien
apresó a José Salcedo y lo llevó a la horca.

El virrey Conde de Lemos hizo arrasar y asolar la población de San Luis de Alba
(Laycacota), que contaba con más de tres casas y dispuso el traslado de la
capital de la provincia de Paucarcolla a la población de San Juan Bautista de
Puno.

La dramática peripecia de Laycacota y los Salcedo tuvo efectos catastróficos desde el punto
de vista minero, pues el rico yacimiento fue inundado. Las labores quedaron
definitivamente interrumpidas y se anegaron.

Hualgayoc.

No obstante estar entre los más ricos yacimientos de plata explotados durante la colonia, los
datos de las minas de Hualgayoc son escasos, lo que tal vez obedece a lo tardío de su
descubrimiento español, el año de 1771.

El nombre de Hualgayoc significa “tiene collar”, y se debe a la saliente en forma


de anillo que circunda la cima más alta de la región. Hay evidencias de que sus
minas fueron trabajadas en tiempo de los incas, particularmente las ubicadas en
los cerros de Chupicayacu, así como también algunas riquísimas minas
superficiales que presentaban adherencias de plata nativa a las raíces de las
gramíneas, característica que fue observada y comprobada por Humboldt.

Los minerales de Hualgayoc contenían oro, plata, cobre y plomo. Humboldt indica que
también hay huellas de habérseles beneficiado a la orilla derecha del
río Mucurpampa, entre el cerro de San José y el lugar que los indígenas
denominan Choropampa, donde se han encontrado grandes masas de oro
diseminadas en ramas y fibras, contorneadas en algunas vetas de rosicler y de
plata sulfúrea.

Humboldt indica que la plata sacada de esas minas en los primeros 30 años, desde 1771 a
1802 “excede probablemente en mucho” de 30 millones de pesos; y Raimondi menciona la
misma cantidad como rendimiento de los últimos 30 años del siglo XVIII.

Minería de oro.

La producción aurífera durante la colonia tuvo menos importancia que la de la plata. Según da
cuenta Cieza de León en su relato sobre las guerras civiles del Perú, al principios se explotaron
y en gran escala desde 1542, los yacimientos de Carabaya, así como los de Oruro, Asillo y
Azángaro.

Además de los de Carabaya, también fueron famosos los de Sandia; unos y otros habían sido
intensamente trabajados durante el Tahuantinsuyo; y su explotación hispánica se incrementó
después de la derrota de Gonzalo Pizarro por La Gasca, probablemente hacia 1549, a la llegada
de numerosos españoles prófugos que fundaron la población de San Juan del Oro.

En 1550 se descubrió en la provincia de Condesuyos un rico yacimiento aurífero, en Chaucalla,


determinando la formación y surgimiento del pueblo de ese nombre. Parece que al margen
del control real existían mitas en los lavaderos de Carabaya y Zaruma.

Acontecimiento destacado fue el descubrimiento de una mina de oro cerca de Cotahuasi,


Arequipa, el año de 1612, llamada Montesclaros.

En la relación que Fray Buenaventura Salinas ofrece sobre las minas


descubiertas hasta 1630, se mencionan entre las de oro: Carabaya, Chilpacas,
Collay, Chimbo, Zaruma, Chocorbos, Cuenca, Sarguansongo, Mandinga,
Popayán, Quixos, Valladolid, Cuayllay, Labia, Canas y Canchis, San Juan del
Oro y Vilcabamba.

Descubrimientos posteriores son los de Alpacay en 1680, Chorunga en 1750; Chalhuani en


1775. En los departamentos del Sur se trabajaban además los
yacimientos de la Convención, Paucartambo y Cotabambas, atestiguando una
extensa población los desmontes dejados en las minas de Cochasayguas
(Cotabambas). En el Norte, los lavaderos de Pallasca y las minas de Pataz.
Según la memoria del Virrey Gil, en su época, de 1790 a 1795, había en actividad 69
minas de oro, con 122 molinos, sin contar los lavaderos.

Otras minas de plata.

Se ha dicho ya que la minería de plata en la Colonia adquiere su real importancia a


partir de la adopción del llamado sistema “de patio”, modalidad a escala económica del de
amalgamación, implantado en México por Bartolomé de Medina, y que en el Perú se
incorporó en 1751, en el gobierno del Virrey Francisco de Toledo, por Pedro Fernández de
Velazco.

La amalgamación se generalizó en todo el Virreynato, determinando, paralelamente,


el auge de la minería del azogue, que se hizo esencial dado el rápido incremento que causó la
extracción de la plata.

Entre muchas minas que fueron descubiertas y trabajadas, requieren mención


especial las de Castrovirreyna y San Antonio de Esquilache. Hay que agregar el
cerro de Colqueporco (cerro de plata en quechua) en la provincia de Huaylas.

El origen de la villa de Castrovirreyna fue el descubrimiento de las minas de Urococha y


Choclococha en la comarca de Huancavelica, cuya producción alcanzó tal importancia, que
ya en 1592 hubo que nombrarse corregidor de distrito, y se establecieron las Cajas Reales del
asiento.

El descubrimiento de la mina de San Antonio de Esquilache en Puno, se sitúa en 1619. El cerro de


San Antonio dista 12 leguas de la ciudad de Puno. El hallazgo fue hecho por Durán,
compañero de los famosos Salcedo. El asiento comprendió las minas de Farallón,
Crestón, Concepción, Los Pobres, El Azufrado, Belén, San Miguel, San Antonio, Tingo
María, Atacocha, Victorias, Nuevo Potosí, San Sebastián, Colcochagua, Recuay, Cajamarca,
Huánuco, Berenguela, Coracollo, Conchucos, Caylloma y las minas de Ventaya en la
provincia de Carabaya, descubiertas entre 1710 y 1713.

Y en los umbrales de la emancipación, 1818, estaban en operación las


siguientes minas: Pomasi, Paratía, Lagunillas, Angostura, Quillogillo, Chupica,
Amatía, Chuallani, San Antonio de Esquilache, Carachanca, Chuique, Pompea y
Cancharani.

Se ha estimado que en los primeros años del Virreinato la producción peruana de plata tuvo un
promedio anual entre 150 y 200 toneladas métricas, incluyendo amalgamación, fundición y
evasiones.

Minerales varios.

Conocido es que los conquistadores españoles solo pusieron interés en los


metales preciosos, oro y plata, que se hizo extensivo al azogue por la importancia que este
mineral tenía para el más provechoso beneficio de la plata.

Es natural que, con la Colonia, en todo lo que no fuera oro y plata, la minería languideciera.
Lo poco que se extrajo de otros metales fue ocasionalmente, por encontrárseles como
componentes de aquellos.

Es a raíz de las incursiones de los barcos piratas que las autoridades coloniales se acordaron de
la utilización del cobre y del estaño para la fundición de cañones de bronce,
indispensables para la defensa del litoral.

Lo poco que se extrajo de cobre procedió de Cerro de Pasco y de algunas otras


explotaciones de mineral de plata; pero las principales explotaciones fueron de
las minas del Alto Perú, como las de Oruro, Lagunillas, La Paz y Corocoro, o en
las regiones de Copiapó y la Serena en Chile, así como las que se descubrieron
en Salta, Argentina.

El estaño se trabajó principalmente en La Paz, Oruro y Potosí. También se trabajaron las


minas de Carabuco y posiblemente las de Colquiri.
El plomo se extraía de casi todas las minas de plata. Las minas de zinc apenas se explotaron. En
cuanto al hierro, su explotación fue nula; sólo al final de la dominación española se
descubrieron las minas de Santiago del Estero y Salta, ambas en Argentina.

Mención especial debe hacerse de las breas coloniales, que si bien extraídas y
aprovechadas en mínimas proporciones, constituyeron el antecedente de la
industria petrolera desarrollada en la República ya en el presente siglo XX. La
historia de esta explotación se centra exclusivamente en las minas de Amotape
en Trujillo.

La explotación de las salinas fue otro sector importante, siendo las más significativas
las de Yocolla, Potosí, Chilca, Tumbes, Puerto Viejo, valle de Huaura, en la provincia de
Condesuyos.

Es hacia fines del virreinato que en Minerva Peruana se hace noticia, el año de 1809, el
descubrimiento del nitrato de soda, cuya explotación sólo habría de comenzar en 1830, en los
primeros años de la República. Es el punto de partida de la historia del salitre.

24

La metalurgia colonial.

Las primeras fundiciones realizadas por los españoles datan de la llegada de Francisco
Pizarro, que “mandó fundir cierto oro que estos caciques (de Hachire, Almotaje o Amotape,
Tangarará) y el de Tumbes habían dado de presente”. Esta inaugural fundición, para reducir el oro
a tejos, se habría realizado en Tangarará o en el puerto de San Miguel de Piura.

Antes que se introdujera, en 1571, el procedimiento de amalgamación con el azogue, el


beneficio de los minerales de oro y plata se hacía únicamente por fundición. Se usaban hornos
de diverso tipo, según que el combustible utilizado fuese carbón o leña. Eran muy parecidos a las
guairas incaicas.

Los métodos hispanos no siempre fueron eficaces, y así, en Potosí durante 25 años, hasta la
amalgamación se siguieron usando las pequeñas y primitivas guairas de los indios. Como
inventor del proceso metalúrgico de amalgamación se reconoce a Bartolomé de Medina
español llegado a México hacia 1553. El método se utilizó durante tres siglos sin sustanciales
modificaciones, solamente con algunas mejoras, entre las cuales es destacable el beneficio
de caso y conocimiento inventado en 1590 por Alvaro Alonso Barba.

El procedimiento de amalgamación era sólo aplicable a los minerales oxidados o


“pacos” y a los minerales auríferos. En los primeros se lograba una extracción de
50% a 70% máximo, con una pérdida mínima de una libra de azogue por marco
de plata. También se extendió el método a algunas especies sulfuradas. A los sulfuros complejos
no amalgamables de ninguna forma, se les designó con el
nombre general de minerales rebeldes y su aparición marco muchas veces el
abandono de las exploraciones, aún en el caso de minerales de alta ley.

En cuanto al azogue, al principio los minerales de Huancavelica se destilaban calcinándolos


en simples vasijas de barro; después se usaron las llamadas javecas y otros tipos, hasta que
en 1633, Lope de Saavedra Barba, un médico avecindado en esa ciudad, inventó los hornos
que se llamaron busconiles, usados sin modificación hasta los últimos tiempos.

LA ÉPOCA REPUBLICANA.

La época republicana se inicia con la guerra de la independencia, en la cual la


actividad minera decae drásticamente, pues las instalaciones mineras eran
destruidas por causa de los saqueos, produciéndose también una escasez de
mano de obra debido a que la mayoría de los obreros eran reclutados para
defender el país, siendo así, el primer medio siglo de la vida independiente la
continuación de la decadencia de los últimos años de la colonia.

Algunas autoridades de nueva república ya independiente carecían de


experiencia y capacidad de organización para realizar un impulso para volver a
la actividad extractiva, se realizaron algún esfuerzo y se dictaron varias
disposiciones orientadas a realzar la minería, la producción siguió baja por varios
años.

Algunos antecedentes notables fueron:


En 1809 "La Minerva Peruana hace un anuncio muy importante del descubrimiento de
nitrato de sodio".
1830 empieza su explotación, en el mismo año, la introducción al país por primera vez
máquinas de vapor para desaguar las minas de Cerro de Pasco, por Pedro Abadia.
1840 empieza la explotación del guano de Isla.
1860 se realizan numerosos esfuerzos para explotar el cobre de Ica y Nazca. 1870 se inicia la
construcción de ferrocarriles.
1876 se funda la Escuela de Ingenieros.

Esta etapa se caracterizó por la explotación del guano y el salitre; en 1884 se inicia la
reconstrucción de un país abatido por una derrota.

En el período de 1884 hasta el término del siglo se dieron importantes hechos que vale la pena
mencionar.

El 8 de febrero de 1890 se da la Ley por la cual se exonera por 25 años la industria minera
a todo gravamen e impuesto excepción de la contribución de minas instauradas por la ley del
12 de enero de 1877, en el año de 1890 se descubre los boratos de Arequipa.

En 1896 se crea el ministerio de fomento y en 1897 se funda la Sociedad de Ingenieros del


Perú.

El interés del sector empresarial se desplazó hacia la minería de cobre; mineral


que había cobrado importancia luego del alza de su cotización a mediados de la
década de 1890-1899 y de la reducción considerable del costo de transporte; en
1892 el ferrocarril central llega a Casapalca y el año siguiente a la Oroya.

Posteriormente, para hacer rentable la explotación de minerales de menor ley en esta zona, hubo
necesidad de instalar fundiciones, que permitieran disminuir aún más el costo del transporte que,
en estos casos, resultaba elevado.

De esta forma a comienzos del siglo, se encontraban operando once fundiciones en Cerro de
Pasco y cuatro en zonas aledañas, las cuales llevaron un mayor dinamismo económico a la
zona.

Hacia mediados de la década 1890-1899, la minería en el Perú era desarrollada


por un número elevado de pequeños empresarios nacionales e inmigrantes, que
extraían fundamentalmente metales preciosos. Fueron ellos los que primero
impulsaron la producción cuprífera en Cerro de Pasco, pues hasta 1897 sólo
existían dos empresas extranjeras; sin embargo, a partir de entonces, comenzó
en esta región un proceso de desnacionalización y concentración de la
propiedad de la minería, proceso que se acentuó después de 1900, cuando gran
parte de las explotaciones existentes fueron adquiridas por inversionistas
extranjeros.

LA MINERÍA EN EL SIGLO XX Y EN LA ACTUALIDAD

Ingresamos luego al siglo XX en el cual se producen hechos de gran


trascendencia, como por ejemplo la promulgación del nuevo código de minería.

En el año de 1903 se organiza por primera vez la estadística minera, en el año


de 1904 llega el ferrocarril a Cerro de Pasco, el auge de la plata es reemplazado
por el del cobre hasta que perdure la crisis económica mundial 1929-1932, en
éstas tres primeras décadas el auge del cobre se reforzaron la instalación en el
año de 1922 de la fundición de Oroya la constitución en el año de 1926.
El año de 1904 se inicia la explotación de bismuto en las minas de San Gregorio que perduraría
hasta 1914, ese mismo año se constituyó la azufrera Sechura. Para explotar el azufre de la
costa del desierto de Sechura en 1905 se exporta 1778 Kg. de mineral de níquel de
Ayacucho, el año de 1907 se inicia la explotación de antimonio y en 1907 la de vanadio.
En 1910 se comenzaron a trabajar los yacimientos de tungsteno de Ancash y la libertad y en
1915 se inicia con la explotación del molibdeno.

En el año de 1915 al cumplirse los 25 años de rigor de la ley del 29 de


noviembre de 1890 que exonero todo impuesto a minería, se establecen los
derechos de exportación como una forma de impuesto a las utilidades al oro, la
plata y el cobre.

En el año de 1922 se crea la dirección de minas y petróleo y el año de 1926 al darse la ley 7574
se exonera al plomo y al zinc de todo impuesto.

Pasada la crisis de los años 29 al 32 resurge la minería aurífera al amparo de la ley 7601 del año
1930 y tomó impulso la minería de plomo y zinc.

La creación del Banco Minero del Perú el año de 1942 de fundación del Instituto
Geológico en el año de 1944, la división de la Dirección de Minas y Petróleo en
dos direcciones en 1949, la creación de las Jefaturas Regionales de Minería y el
Registro de Concesiones y Derechos Mineros en marzo de 1950 y promulgación
del Código de Minería el 12 de mayo de 1950 son hechos relativamente
recientes.

En los últimos 50 años, el Perú registra la producción de 20 metales: oro, plata,


cobre, plomo, zinc, fierro, tungsteno, vanadio, manganeso, molibdeno, níquel,
arsénico, antimonio, bismuto, mercurio, cadmio, estaño, indio, telurio y talio; y de
24 no metálicos: petróleo, carbón, azufre, cal, cemento, sal, yeso, agua, mineral, arcilla, baritina,
borax, cuarzo, caolín, ocres, sillar, graba, sílice, mica, asbesto, salitre, sulfato de magnesio, talco
y tierra de infusorios.

En 1900, el gobierno de presidente López de Romaña promulgó el Código de


Minería. Este código unificaba la dispersa legislación vigente, a la vez que
recogía algunas instituciones creadas por la legislación mexicana para superar
conceptos provenientes de la época colonial. El nuevo código establecía por
ejemplo que la propiedad minera se consideraba un bien inmueble, concedido a
perpetuidad, por lo cual podía ser objeto de libre disposición y ser hipotecado.

A raíz de dicha norma, y gracias al dictado de leyes que daban incentivos


tributarios a la actividad minera, se produjo un flujo significativo de inversión
extranjera destaca la creación, en 1901, de la empresa Cerro de Pasco Mining
Corporation, Northern Perú Mining and Smelting Company y la Vandium
Corporation.

En 1902 se funda el Cuerpo de Ingenieros de Minas y ese mismo año, se organiza la Cerro
de Pasco Mining Co. Predecesora de la Cerro de Pasco Copper Corporation.

La producción de cobre empezó a crecer desde comienzos del siglo, sobre todo por el aumento de
la producción de Morococha y la apertura dl tramo ferroviario la Oroya - Cerro de Pasco, lo
cuál favoreció el transporte y por ende, la explotación de minerales. Asimismo, en 1906,
se puso en funcionamiento la fundición de Tinyahuarco, que empezó a producir cobre blister.

En general, entre 1900 y 1917, la minería metálica tuvo un crecimiento importante debido
principalmente a la inversión extranjera que introdujo capital en gran escala y nuevas
tecnologías. Así, la minería volvió a ser una de las principales fuentes de ingreso de
divisas, aunque sin igualar todavía la importancia de productos agrícolas como el algodón y
el azúcar.

Durante la Primera Guerra Mundial, el aumento de la demanda elevó el precio


de los metales. Este aumento de la demanda tuvo una influencia positiva en la producción, pese
a los peligros, escasez de medios de transportes y el mayor
costo de seguros, Al finalizar la guerra cayeron las cotizaciones y Estados
Unidos restringió la importancia de cobre de bajo contenido metálico, lo cual
afectó a muchos productores nacionales. Debido a ello, Cerro de Pasco empezó
la construcción de la fundición de la Oroya para reducir costos y tratar metales
de menor ley. En este período, luego de una breve y ligera contracción, la
minería peruana -especialmente la de cobre, volvió a crecer, para luego verse
afectada por un retroceso severo debido a la caída de las compras externas y el
bajo nivel de precios como consecuencia de la Gran Depresión, la cual causó
profundos trastornos en casi todos los países exportadores de la región.

A mediados de la década de 1930-1939, la cotización de los metales empezó a recuperarse, a


excepción del cobre, la cual se mantuvo deprimida hasta fines de la segunda guerra mundial.

Esta evolución afecto particularmente a las compañías extranjeras, que


explotaban principalmente cobre aunque también eran las mayores productoras
de oro. Resurgió así la minería con empresas de capitales nacionales, empresas
que fueron favorecidas por una nueva legislación que les dio prioridad en los
denuncios. Estas empresas se dedicaron, en su mayoría, a la explotación
aurífera. Estas condiciones provocaron que la producción de oro tuviera un
notable crecimiento durante los años 1930-1939.La producción de este metal
alcanzo un nivel máximo de 8.9 toneladas de oro fino en 1940 y a partir de
entonces empezó a decaer hasta 1948 (cuando la producción alcanzó sólo 3.5
toneladas) para mantenerse estable después de 1950.

La caída en la producción de oro se compensó con el desarrollo intensivo de la


explotación de plomo y zinc, incentivada por el alza de precios a partir de los
primeros años de la década 1940-1949.Al recuperarse aún más las cotización,
la Cerro de Pasco construyo su concentradora en Casapalca para tratar los
minerales de plomo, plata y zinc y dio inicio a las operaciones de un horno de
plomo en la Oroya. Entre las nuevas compañías nacionales que aparecen en
estos años destacan las minas Cercapuquio, la compañía minera Atacocha y el
sindicato minero Río Pallanga.

Pese a este resultado favorable observado en el plomo y el zinc; en términos


generales, la producción minera del país declino durante la segunda guerra
mundial. Esto se debió a la caída en la demanda externa de metales a partir de
1941, luego que se frenara la carrera armamentista que había venido
impulsando en los años previos. Adicionalmente, la actividad exportadora hizo
frente a serios problemas de transporte derivados del conflicto bélico, los que
causaron desabastecimiento de insumos, maquinarias, equipo y repuestos.
En estos años se destaca el impulso que recibe la minería con la creación de
instituciones gremiales y de fomento, como el Instituto de Ingenieros de Minas
del Perú (1943),el Instituto Geológico del Perú (1944)y el Banco Minero del Perú
(1940).En 1942, se creó la Corporación Peruana del Santa, que impulso la
industria del acero a través del desarrollo de la minería de hierro en Marcona y la
puesta en marcha de una central hidroeléctrica y una planta siderúrgica en
Chimbote. El Banco Minero por su parte, empezó a cumplir un rol muy
importante en el desarrollo de la pequeña y mediana minería, gracias a los diferentes
servicios que prestaba, como el establecimiento de oficinas en diferentes zonas para
comprar minerales y la operación de plantas concentradoras para el procesamiento de
minerales provenientes de otras minas; además de conceder préstamos promocionales.

Se puede concluir, entonces, que la mayor importancia adquirida por las empresas
Nacionales medianas y pequeñas no fue producto de un desplazamiento del capital
extranjero de los yacimientos que poseía y que siguió explotando, sino del mayor apoyo estatal a
la minería nacional y de la relativa menor tasa de inversión de las empresas extranjeras.

A partir de 1948, con el régimen del General Odría, se da un nuevo impulso a la


actividad minera al otorgársele un adecuado trato cambiario y al liberalizarse,
además, la importación de bienes de capital e insumos más importante aún, en
1950, se promulgó el nuevo Código de Minería que racionalizó los impuestos y
asignó mayor importancia al impuesto a la renta que al aplicado a las
exportaciones. Permitió, al mismo tiempo, mejores márgenes por depreciación y
agotamiento.

Gracias a estos dispositivos, aumentó fuertemente la inversión de las empresas


medianas y pequeñas y se produjo el ingreso de nuevas compañías extranjeras
de gran tamaño como la Southern Perú Copper Corporatión y la Marcona Mining
Company (1952). Estas emprendieron nuevos proyectos de desarrollo en el Sur
del país: de cobre en Toquepala, la primera y de hierro, en Marcona, la segunda

La Cerro de Pasco Mining Corporation, por su parte empezó a extraer


intensivamente zinc y plomo en Casapalca y Cerro de Pasco, con lo cual se
incrementó la participación del capital foráneo en la explotación de estos
metales. Los precios de ambos metales y del cobre subieron de manera
importante, debido a la política norteamericana de acumulación de stocks y a la
Guerra de Corea.

En este período se inicia también la articulación de la industria nacional con la


minería, al iniciarse la fabricación local de algunos insumos y bienes de capital
requeridos por ésta (como por ejemplo, concentradores para flotación). La Cerro
de Pasco también contribuyó a aumentar los encadenamientos con el resto de la
economía, al crear empresas abastecedoras de artículos para la minería.

Entre 1960 y 1969 se produce una pérdida de dinamismo en la pequeña y


mediana minería ante la caída de los precios del plomo y zinc. El estado, por su
parte, mantuvo una presencia cada vez más importante a través del Banco
Minero; aunque todavía toda la explotación minera estaba en manos privadas.

La inversión extranjera, que fue particularmente elevada durante el período


1950-1959, experimentó una reducción en la década siguiente, pues sus
relaciones con el gobierno, se deterioraron fundamentalmente, por que se la
grabó con mayores impuestos, sin embargo, la producción no se vio afectada,
pues entraron en operación los proyectos desarrollados en el decenio anterior.
Este fue el caso de Toquepala, que recién entró en la fase de explotación en
1960. La única mina grande cuyo desarrollo se inició en este período fue la de Cobriza,
propiedad de la Cerro de Pasco Mining Corporation.

A partir de la llegada al poder del gobierno militar (1968) la actividad minera en el Perú sufrió
profundos cambios, especialmente, en la estructura de propiedad, por el rol empresarial que se
le asignó al estado.

En 1968 se creó el Ministerio de Energía y Minas para hacerse cargo de la


política sectorial. En 1970, mediante el Decreto Ley 18225, se establece el
monopolio del Estado en la comercialización y refinación (sobre derechos
adquiridos) de productos mineros; se creó la Empresa Estatal Minero-Perú para
llevar a cabo la explotación directa de yacimientos, se suprimió la reserva por
agotamiento que establecía el artículo 54 del Código de Minería del año 1950 y
también se estableció el pago del impuesto a la renta en una escala progresiva
determinada en base al ratio de renta bruta (diferencia entre el precio de venta y
los costos, sin considerar los intereses, depreciación y amortización del activo
fijo) sobre la inversión (inversión en activo fijo del año).

En 1971, mediante el Decreto Ley 18880, se promulgó una nueva "Ley general
de Minería". Esta establecía que los yacimientos minerales son propiedad del
estado, quien puede entregarlos en concesión a particulares para su trabajo.
Por otra parte, se dividió la actividad minera en dos campos: la privada y la
estatal. Además, se creó la comunidad minera y las acciones laborales con el
fin de otorgar participación a los trabajadores en el patrimonio de las empresas.

En 1973 se produjo la expropiación y la estatización de dos de las más grandes compañías de


capital extranjero que operaban en el país: la Cerro de Pasco Mining Corporation y la Marcona
Mining Company, las cuales sirvieron de base para la creación de las empresas estatales
Centromin-Perú y Hierro Perú. De esta manera, la presencia del estado creció en forma
sustantiva en la gran minería, y éste llegó a controlar la mayor parte de la producción
de los principales minerales metálicos.

Asimismo, se efectuaron fuertes inversiones públicas en diversos yacimientos


(Cerro Verde, continuación de Cobriza y otros) y en refinerías (las de cobre en
Ilo y de zinc en Cajamarquilla). El capital extranjero desarrolló otro gran
proyecto de cobre, bajo contrato con el Estado: el de la Southern Perú Copper
Corporation en la mina Cuajone a partir de 1969, que entró en producción en
1976.

En los primeros años de la década del 1970-1979, la producción de los principales


metales presentó un comportamiento diferenciado. Mientras que la producción de cobre y
hierro cayeron entre 1970 y 1976; la de plata, plomo y zinc creció en forma significativa. En
estos tres casos, dicho desarrollo se vio alentado por la mejora en la cotización de estos
metales.

La producción de oro también se recuperó en estos años, al ser incentivada la


producción del tipo aluvial por el Banco Minero a través de la ley de Promoción
Aurífera, y experimentarse un sostenido aumento en la cotización de este metal.
La participación de las exportaciones de productos mineros en el total de las
exportaciones del país entre 1970 y 1977 bordeó el 50% con ello se confirmó su importancia en
la generación de divisas, la cual ya había quedado en manifiesto durante los años anteriores.

La realidad actual del sector minero

Desde mediados de la década de los ochenta y hasta 1992, la minería atravesó


por una fase de depresión, manifestada en tasas de crecimiento negativas y en
la disminución de las inversiones en el sector. Este panorama se modificó en los
años posteriores, cuando el sector entró en una etapa de franca recuperación
como resultado de las reformas económicas que se pusieron en ejecución, y el
importante incremento de los precios internacionales de los principales
productos mineros. Entre otros aspectos, las reformas antes mencionadas
comprenden: la dación de una ley de minería que la pone en ventaja en relación
con los otros sectores, la desregulación y liberalización cambiaría, la
privatización de las empresas públicas mineras en su etapa final, etc.

Durante los últimos tres años el sector ha venido registrando una expansión productiva: 8% en
1993, 3,6% en 1994 y 2.3% en 1995. Además de las razones que explican el incremento
productivo de cada metal en particular, la realización de contratos de compromiso de inversión
con estabilidad jurídica tributario, con Southern Perú Copper Corporation, Consorcio Aurífero
Retamas, Consorcio Horizonte, Sociedad Minera Cerro Verde, Minsur S.A., Magma Tintaya y
Minera Yanacocha, han sido factores que han incentivado a las empresas mineras a elevar su
producción y productividad.

Este entorno favorable se ha traducido en una elevación de las exportaciones de


la minería metálica, las cuales aumentaron en 29.8% en 1994, y en 32.6%
durante el último año. Adicionalmente, los US$ 2608.7 millones que entraron al
país por concepto de exportaciones mineras en 1995 constituyen un récord
histórico; y el volumen exportado parece ser también el más elevado de los
últimos veinticinco años. Ello ha permitido un incremento de la participación de
este rubro dentro del total de exportaciones. Así, en 1995 la importancia relativa
del sector fue de 46.8% (¡a mayor en los últimos diez años). Este crecimiento de
las exportaciones mineras se debe en parte a la elevación del precio de la
mayoría de metales y, de otro lado, al aumento en la producción de oro, hierro y
otros metales.

SITUACIÓN ACTUAL DE LA MINERÍA

Por ser el Perú un país rico en recursos minerales, desde la época pre-hispánica hasta
nuestros días, tanto la explotación como el procesamiento de nuestros recursos
mineros han constituido actividades económicas de suma importancia,
que han logrado forjar un sector empresarial nacional, recursos humanos, industrias y
servicios conexos, altamente calificados y especializados, los mismos que otorgan a
nuestro país la competitividad necesaria para desarrollarse sosteniblemente en este
campo.

La estabilidad y libertad económica y comercial, la promoción de la inversión, y la


privatización del 90% de las operaciones y proyectos mineros del Estado, han permitido
a la industria minera recobrar su capacidad para soportar las crisis de precios que, desde 1998,
viene afrontando exitosamente.

Al presente, la mayoría de empresas nacionales y extranjeras, o bien han concluido la


construcción de sus proyectos, o se encuentran en proceso de ampliación y de
consolidación de nuevas instalaciones. A ello se suma la actividad de los consorcios mineros
internacionales que se encuentran reconociendo el potencial y las oportunidades de
inversión minera que existen en el Perú.

La industria minera, en sus actividades de exploración, explotación y beneficio de


minerales, demanda la participación de múltiples recursos y servicios humanos,
financieros, industriales y técnicos (encadenamientos hacia atrás); a la vez que propicia
el desarrollo, por la transformación de sus productos, de nuevas industrias
(encadenamientos hacia delante) que contribuyen a dinamizar la economía del país. De
esta manera, la minería contribuye indirectamente a elevar el nivel de empleo y de vida
de nuestra población.

POLÍTICA DE DESARROLLO MINERO

"Alcanzar el nivel óptimo de exploración y explotación de los recursos mineros en armonía


con los criterios de desarrollosostenible, a la vez que definiendo y conservando políticas que
promuevan la inversión en un marco de desarrollo amigable con la comunidad nacional, a
fin de mantener un equilibrio económico social".

La meta es alcanzar una inversión de US$ 1 000 millones anuales entre el 2001 y el
2009.

El Estado otorga a la inversión privada en la industria minera:


• Un marco legal adecuado y estable, que define una posición internacional competitiva,
• Ausencia de competencia con el sector privado, puesto que a la fecha sólo quedan en manos de
Estado algunos proyectos mineros por privatizar.
• Promoción de la inversión, mediante la:
- Modernización y eficacia de los procedimientos administrativos del subsector,
- Actualización constante del Catastro Minero Nacional,
- Difusión de estudios geológicos y de naturaleza metalogénica actualizados.
- Fiscalización de las actividades mineras por empresas especializadas.

PROYECCIÓN DE LAS INVERSIONES

Se estima que entre los años 2001 y 2009 se producirá una inversión cercana a los US$ 9 069
millones en el sub-sector minero peruano. Con ello será posible incrementar en un 70% el valor
actual de las exportaciones mineras, y aumentar las compras locales de US$ 1 000 millones, a un
mínimo de US$ 2 000 millones.

Se estará propiciando asimismo el desarrollo o ampliación de las industrias de


suministros mineros, con la consecuente multiplicación del empleo.

Cerca de US$ 1 367 millones de las inversiones que se ejecuten durante el período
2000 -2009 corresponderán a ampliaciones que ya están aprobadas por las empresas y
que actualmente se encuentran en ejecución. Entre ellas, las más importantes son las
de la planta concentradora de Toquepala y las de lixiviación e intercambio iónico, también de
Toquepala; las de precipitación y fundición de Carachugo en Yanacocha; y en segundo orden,
las de Izcaycruz y Atacocha.

Se invertirán US$ 2 565 millones en proyectos en actual construcción: Antamina, la planta de


óxidos de Tintaya, La Quinua de Yanacocha, y Antapite de Buenaventura. En los proyectos con
estudio de factibilidad se esperan inversiones por US$ 3 268 millones. Cabe mencionar al
respecto: Antapacay, La Granja, Quellaveco y la planta de intercambio iónico de Cuajone.

Las inversiones que se generen en los próximos 5 años en proyectos que actualmente se
encuentran en etapa de exploración avanzada, o en aquellos que se inicien hasta el año 2002, no
serán menores a US$ 1 293 millones. Destacan en este rubro: Tambo Grande, San Gregorio,
Minas Conga, Corocohuayco, Magistral y Tantahuatay. Cabe recordar que existen derechos
mineros en cerca de 13 millones de hectáreas, la mayor parte de las cuales está siendo explorada.

Se estima que los proyectos por privatizar originarán inversiones cercanas a los US$ 2
140 millones. Entre éstos se cuentan: las unidades mineras restantes de Minero Perú;
los proyectos de cobre de Michiquillay, Toromocho, Las Bambas; y los fosfatos de
Bayóvar.

HISTORIA DE LA MINERÍA EN PUNO

ÉPOCAS PREINCA E INCA

Mucho antes de la llegada de los españoles a la América, florecieron en ella


algunas de las más altas culturas habidas en el mundo: Tiahuanaco, (Chavín,
Nazca ................................................ y los Incas).

En la parte peruana de la América se desarrollaron dos grandes áreas metalúrgicas: una


en el Altiplano de Collao, con técnicas originales que luego se extendieron hacia el Norte; y la
otra con Chavín como núcleo donde llegó a alcanzar un nivel tecnológico y artístico realmente
impresionante.

En la región del Altiplano surgieron culturas avanzadas como las de Pucará y


Tiahuanaco. Estos antiguos collas aprendieron a trabajar algunos metales como
el oro, la plata, el cobre y el estaño, utilizando este último en la preparación de
bronces.

El plomo y el mercurio también fueron conocidos aunque poco utilizados, así


como otros minerales, cuya terminología quechua aun esta vigente en nuestras
serranías, además de muchos otros vocablos que han sido olvidados por más de cuatro siglos de
desuso.

En aquellas épocas la explotación minera era solo superficial debido principalmente


a las limitaciones originadas por la falta de ventilación y alumbrado para una explotación
mas profunda.

"En cambio en el campo metalúrgico, se emplearon ingeniosos procesos de fundición


lográndose purificar metales hasta superar el 99% de contenido fino. Usando técnicas
igualmente desarrolladas se obtuvieron bronces de bajo contenido de estaño y se purifico el
cinabrio".
El Imperio Inca asimilo todos estos conocimientos expandiéndolos a lo largo de todo su
territorio.

Carabaya tubo renombre por la calidad y cantidad de oro, ya en polvo, ya en pepitas, que
ofrecía a los orfebres incaicos, fama que se acrecentó a la llegada de los españoles quienes, peso
a las ingentes cantidades de oro que negaron a saber de sus doradas arenas y de sus minas, no
lograron agotarlas, como no lo han logrado aún los mineros republicanos de nuestros días.

El prestigio del oro de Carabaya o Callahuaya como decían los Incas, fue tan
grande que, al respecto. Garcilazo de la Vega, en sus Comentarios Reales de
los Incas al referirse al oro y la plata del Perú, nos dice "El oro se coge en todo el
Perú; en unas provincias es en más abundancia que en otras, pero
generalmente lo hay en todo el reino. Hállese en la superficie de la tierra y en los
arroyos y en ríos, donde lo llevan las avenidas de las lluvias: de allí lo sacan
lavando la tierra o la arena, como lavan aquí los plateros la escobilla de sus
tiendas, que son las barreduras de ella. Llaman los españoles lo que así sacan
oro en polvo, por que sale como limalla: algunos granos salen gruesos, de dos,
tres pesos y más; yo vi granos de a más de veinte pesos, llamándoles pepitas;
algunas son llamas como pepitas de melón o calabaza otras redondas otras
largas como huevos. Todo el oro del Perú es de diez y ocho a veinte quilates de
ley, poco menos. Solo el que se saca en las minas de Callavaya o Callahuaya es
finísimo de veinticuatro quilates, y aún pretende pasar de ello, según me lo han
dicho algunos plateros en España”.

El año 1,556, se halló en un resquicio de una mina, de las Callayuaya, una piedra de las que
se creían con el metal del tamaño de la cabeza de un hombre; el color era propiamente color de
bofe, y aun la hechura lo parecía, porque toda ella estaba agujereada de unos agujeros chicos y
grandes que la pasaban de un cabo a otro. Por todos ellos asomaba puntas de oro, como si le
hubieran echado oro derretido por encima: unas puntas salían fuera de la piedra, otras
emparejaban con ella, otras quedaban más adentro.

Al parecer, los metalúrgicas altiplánicos, primero trabajaban el oro al estado nativo,


laminándolo al martillo, calándolo y repujándolo.

Más tarde, en Pucará combinaron el oro con el cobre, herencia que recogen los
Tiahuanaco que la expanden a Huaylas, Paracas, Nazca y Chavín donde alcanzan su apogeo.

También lograron obtener bronces para la elaboración de armas y herramientas de trabajo,


así como objetos de adorno, siendo de ponderar el perfeccionamiento que
alcanzaron en el estirado y laminación de metales, así como en la obtención de diversas
aleaciones.

El cinabrio era utilizado como cosmético por las mujeres, para embalsamar cadáveres.

La plata era obtenida de yacimientos con plata nativa y por tanto fáciles de
trabajar. El fundido y separación de la plata se hacia por medio de las
"Huayrana" que eran pequeños bracero. "En estos ponían carbón y el metal
encima y puestos por los cerros o laderas donde el viento tenía mas fuerzas,
sacaban de la plata, la cual apuraban y afinaban después con sus fuelles
pequeños o cañones con que soplan" Estos cañones o cafrutos hasta hoy se
denominan "Phukhunas"en quechua, y son utilizados para avivar el fuego en sus
cocinas.

Esta plata así obtenida se utilizaba en la confección de adornos personales y de ornamentos de sus
templos, así como objetos ceremoniales y religiosos.

Dejaron a alcanzar una alta tecnología en el laminado. Soldado vaciado y pulido


de la plata como se puede observar en los múltiples objetos hallados a pesar de
haberse perdido, probablemente, algunos de los mejores ejemplares al haber
sido fundidos por los colonizadores que solo se interesaron por su valor
monetario.

En el Imperio Incaico y probablemente antes, se alcanzó un alto grado de


especialización no sólo individual sino, también, colectiva. Había pueblo de
tejedores de gran especialización como los de Capachica a orillas del Lago
Titicaca, que confeccionaban las ricas y finas vestimenta para la nobleza incaica,
había especialistas alfareros como los de Huacullani y Pucará, de cuyas manos
salieron la gran mayoría de pueblos de cazadores como los "chokkelas", de
pescadores como los "Uros", había expertos en mantenimiento y construcción de
puentes y caminos: y por supuesto expertos en metalurgia y en explotación de
placeres auríferos y minas de plata.

Fueron estos grupos humanos, estos entendidos en la explotación de minas, los primeros en ser
sometidos y utilizados por los conquistadores y por lo mismo, en ser exterminados por los
arduos trabajos a que eran sometidos por sus dominadores, a su vez por su ambición al oro
y la plata.

Otros de la mina que se explotó desde la época incaica es posiblemente la parte de Ananea
(Rinconada) la parte de la ladera de Carabaya que proporcionaron oro en la época Pre-Incaica.

ÉPOCA COLONIAL

Contando con una mano de obra barata (encomiendas, mitas, mingas, repartimientos,
obrajes), de la que se disponía ad libitum, lo que menos importaba en la Colonia era el
despilfarro de energías humanas: de ahí que todo el montaje del trabajo minero se hiciera
simplemente a base de ese esfuerzo muscular que se empleaba a costo ínfimo.

Las innovaciones -muy contadas- que se introdujeron en los métodos de


laboreo, no se inspiraron en ningún caso en sentimientos de humanidad, sino en
el empeño obsesivo de aumentar la producción, con prescindencia de toda otra
consideración. El grado de sordidez a que llegó el espíritu utilitario de los dueños
y conductores de las minas se evidencian en el diferente trato que daban a
indios y negros, que el Padre Miguel de Avia, en su obra "Servidumbres
personales del indio" traza en esta frase lacerante: donde trabajan juntos, el
peso del trabajo cae sobre los miserables indios y los dueños gustan de ello
porque quieren que se mueran antes diez indios que un negro que les costó su
dinero". La historia de la minería en Puno se caracteriza por sucesos bélicos (Laykakota).

Las Minas de Laykakota (Carmen y José Salcedo)


José Salcedo, por el año de 1665 llegó por la región del Kollao, hasta Laykakota, y se alojó en la
choza de la descendiente de Kusikoyllor y Ollontay su hija imasumaj, quien se había
establecido en las faldas de Laykakota y había tenido dos hijas Carmen y Teresa y un mancebo
llamado Tomás.

Carmen se enamoró perdidamente del apuesto español José Salcedo, quien explotaba las minas
de azogue, pero como estas iban rindiendo cada vez menos decidió partir, por lo que Carmen
como hermana mayor conocía el secreto dado por su madre sobre la existencia de la mina de
Laykakota. Y con el objeto de que no partiese el hispano, le reveló el secreto.

Semanas más tarde se desaguó la laguna artificial, quedando al descubierto las


más ricas minas de plata de América, la misma que comenzó a ser explotada.
Los trabajos siguieron en dos bocas: la una denominada "Las Animas" y la otra
"Laykakota la baja". De la segunda de ellas en una sola noche José Salcedo
sacó 93 de esas bolsas piramidales de cuero llamadas botas, avaluando su
contenido en 100,000 pesos. De la misma mina salió un volumen de plata
maciza y sin mezcla tan grande que, pagando el quinto del rey, se le puso parca
como si fuera barra.

A los lados del cerro de Laykakota están los de cancharani y San José, también
ricas, sobre todo el primero. Otro cerro al Norte, el de "Azogue", explotado
desde el tiempo del Virrey Alva, era considerado superior al asiento de
Huancavelica. Sin embargo, todo palidecía ante la leyenda de Laykakota.

Es posible que los Salcedo fuesen los hombres más ricos de todo América. La
fortuna quedaba en familia porque Gaspar se había casado con su sobrina,
doña Agustina. Apenas había convento de religiosos, o religiosas que no
hubieran participado en el reparto que hacían de limosnas, que llegó a sumar
más de un millón de pesos, según dijo un memorialista de la época, Fray Domingo Alvarez. En
un memorial de doña Agustina léase que su marido había
metido de monjas a 70 mujeres, dándoles dote y rentas; la dote individual era
4,000 pesos. Casi no había persona en el Perú que no debiese a los Salcedo
algún favor o subsidio, inclusive los oidores de la Audiencia de Lima, El mismo
Alvarez creía que entre Gaspar y José habían sacado más de 24'000,000 de
pesos; otros cálculos estiman que llegaron a dar 3,000 pesos de quintos al rey
por día, o sea más de un millón al año. "Ellos solos llenaban de plata el reino".

Pompería:

Otro de los asientos mineros que era trabajado en 1700, era el de Pompearía. Al
respecto entre los datos que hemos encontrado podemos anotar lo siguiente:

En Agosto de 1700, el Capitán Freyre de Andrade, en nombre de doña Ana María de Aldude,
vende al Capitán José Duran, azoguero, 4 varas de mina en la veta de Sta. Rosa del Cerro de
Pompearía, que heredó de doña Josefa de Despur, su nombre y que lindan con las minas de
Gerónimo Aguyo, Juan de Mena y José Durán.

En Junio de 1706, don Francisco Pérez de los Ríos y doña Elena Pérez de los Ríos (madre he
hija) venden, al Capitán Juan de Oreytia, 90 varas de mina en la veta de Sta. Rosa.

En Marzo de 1709. El Capitán Marcos de Valverde, azoguero y dueño de minas "barreno" parte
del Cerro de Pompearía, para desaguar y cortar parte de las vetas denominadas de Nuestra
Señora de la Soledad, San Juan Bautista, San Felipe y Santiago de propiedad de José Durán,
Salvador Durán, Luis Durán, José Severino, Juan de Mena y Juan de Oreytia, a cambio de
que le señalen intereses "por razón de derechos de socavón".

En Junio de 1717, Fernando Sisternas y Juan de Murga Villavicencio, firman contrato para
trabajar 35 varas de mina en la veta de Nuestra Señora de la Soledad junto a la mina de Juan
Durán. Al año siguiente, en esta misma veta Matero de Ortega vende 60 varas de mina
colindantes con las estacas de Mateo Gaioso, al Clérigo Toribio Valverde.

En Enero de 1724 doña Micaela de Andraca y Munive y del Maestre de Campo con Gaspar de
Salcedo vende en esta veta, 16 varas de minas al Clérigo Antonio de Valverde. Esta fue
comprada al ey, en remate público por don Gaspar de Salcedo por su sobrino el Marque de
Villa Rica don José Salcedo y por el minero Juan de Oreytia.

En este mismo año de 1724, que al parecer fue muy activo en transacciones
mineras, Juan Satudio Durán y Tomás Durán vende al Capitán de Infantería
Española don José González de San Román (quien acaba de ser nominado
Alcalde Provincial de la Santa Hermandad de la Ciudad de la Paz, por renuncia
que hizo a su favor el Marque de Villa Rica de Salcedo y José de Valverde, 18
varas de minas en la estaca de su Majestad en la veta de Nuestra Señora de la
Soledad.

En Octubre de 1731, el Capitán Mateo de Ortega, forma compañía con el


Maestre de Campo José González de San Román, para trabajar una mina y
estaca entera en la veta de la Gloriosa Santa Rosa pegada a "la descubridora".

Así en 1736, Tomás Durán, María Durán y Luis de Esquive venden en 100 pesos a Antonio
de Saravia 24 varas de mina en el ingenio y Minas de San Juan Bautista de Uncalliri, en la veta
de Santa Rosa, y que les fueron donadas por don José González de San Román, En Febrero de
1737, a su vez, don Felipe Durán dona a don Miguel de San Román y Zevallos, 40 varas de mina
en la veta de Nuestra Señora de la Soledad.

En junio de 1739, doña Marcelina Hurtado, mujer de Juan Martínez de Arrazola,


vende al ya por entonces Mestre de Campo don Miguel de San Román y
Zevallos, Alcalde Provincial de la Sta. Hermandad de la Ciudad de la Paz y
corregimientos del Distrito de su Real Caja, Azoguero y dueño de Minas 16
varas de mina en la estaca de su Majestad y veta de la Gloriosa Santa Rosa,
que les compró de doña Micaela de Andraca y del Maestre de Campo don
Gaspar de Salcedo y que lindaban cerro abajo con las de Antonio de Oreytia y
cerro arriba con las de los herederos del Capitán don José González de San
Román.

En Febrero de 1741 Juan Antonio de Oreytia celebra compañía con Juan Antonio Bravo de
Saravia, para trabajar sus 16 varas de mina que posee en la veta de Nuestra, Señora de la
Soledad contigua a la de Santa Rosa.

En Agosto de 1741, doña Magdalena de Tapia y el Cap. Mateo de Ortega


venden a doña Brígida de Ayala, 20 varas de mina en la veta de Santa Rosa.
Brígida de Ayala esposa que fue de don Pedro de Luque, era una de las más
acaudaladas personas que vivían por aquellos años en Puno y una de las que
más contribuyó con su peculio a la construcción de la hermosa, cuanto
espléndida Catedral de Puno (como consta en documentos de la época), dicen
que en gratitud a haber hallado muy ricos filones de plata en sus minas de este
cerro de Pompería.

Al año siguiente, o sea en 1742, añadió 60 varas de mina a sus pertenencias en


la veta de Santa Rosa, al haberse comprado del azoguero Domínguez Bravo de
Saravia.

En 1835, todavía, era trabajado este mineral por un señor Elías Bravo. Cancharani.

Su nombre parece provenir del quechua "iluminado" o "con iluminación", quizás


en referencia a que en época de lluvias la cumbre de este cerro, con frecuencia,
se carga de nubes negras precursoras de fuertes aguaceros, las que, sin piedad
descargan sus rayos sobre sus metálicas rocas iluminando el ambiente. Los
puneños decimos entonces que "Cuando Cancharani está con montera, llueve
aún que Dios no quiera" Tal vez provenga de que cuando se comenzó a
arrancar la plata de sus argentíferas entrañas, era frecuente ver por la noches
sus cumbres iluminadas por multitud de braceritos, cuyas llamas avivadas por las brisas del
Lago Sagrado, servían para fundir los minerales separado con técnicas incaicas, la plata del
resto de minerales inservibles. Estos eran las famosas "guairanas" y no "guaironas" como
escriben aquellos que ignoran el habla de los Incas.

Este cerro debió haber sido explotado desde fines del siglo XVII, pues, en Mayo de 1700
hallamos a Pedro Martín de Vargas como dueño de la mina de Santa Cruz de Cancharani,
quien forma compañía con el Capitán José Durán para explotar esta mina.

En Diciembre de este mismo año de 1700 el Capitán Sebastían González de la


Fuente, residente en Puno da poder al Capitán Marcos García de Arriaga para
que ampare y administre sus minas de Cancharani Pompería, el Manto y
Laykakota.

En Enero de 1701 los capitanes Jacinto Gómez de Figueroa y Francisco de Vera de una parte y
de otros al Capitán Francisco Martínez de Arrazola, celebraron compañía en los intereses que
tenían en el mineral de Cancharani, en la estaca que llamaban de la Pampa.

En Octubre de 1706 Manuel Tenaquero y Martín Provincia de Peralta piden se


les otorgue la estaca que dejó Pedro Tabares Velazco en la veta Santa Cruz de
Cancharani y otros en la veta de la Santísima Trinidad de la estaca
descubridora.

En este cerro de Cancharani estuvo la riquísima mina de San Luis como muchas
bocas como la 24 que fue la descubridora, la famosa de los Apóstoles y la de
Tamayo.

Esta mina de los Apóstoles que hemos mencionado, dicen que fue espléndida en minerales de
plata, tanto que ha dado lugar a una especie de leyenda que atribuye que sus poseedores eran
12 y a quienes se les denominaba los Apóstoles. Sin embargo, la verdad es que esta mina
perteneció a doña María Teresa Tenaquero, suegra de don Miguel Jacinto San Román quien
las hizo trabajar, allá por 1735, y, es muy probable la hizo suya posteriormente al haberla
heredado su esposa Manuela Josefa.

El Manto

El Manto era otra de las zonas mineralizadas de los alrededores de Puno, fue
explotado desde mediados del siglo XVII, hasta muy avanzado el siglo XIX,
prueba de ello es que en Abril de 1700, los capitanes don Juan Freyre de
Andrade y Juan de Oreytia convienen en trabajar las labores y estacas que
poseen en la veta San Pedro y San Pablo de la ladera del manto. Por esta
época otro poseedor de mina y socavón en esta ladera era el Capitán Juan del
camino y Cabeza, a quien don Marcos García de Arriaga le donó 15 varas de
mina en el tajo del Inga en la veta de San Francisco de Andrés de Rosas (y que
eses año de 1701, eran de Francisco Vera), y con ellas de Antonio de Andrade.

En Julio de 1719, don Fernando de Cárdenas, minero, vende a Juan de Oreytia 10 varas de mina
en la veta de San Pedro y San Pablo, pagados a las de la madre de Valeriano Durán.

En Octubre de 1729, El Licenciado don Cristobal de Galdo Arellano, Comisario del Santo
Oficio de la Inquisición de esta Provincia de Paucarcolla, vende al Capitán de Cavallos don
José Jauregui, azoguero y dueño de minas, 5 varas de mina en el Manto de Nuestra Señora del
Rosario y veta del Señor San Miguel, en los intereses de Claudio de Mosquera.

En Noviembre de 1729, doña Juana de Rosas, mujer de José de Ulloa, vende una estaca entera
de 60 varas de mina en la veta ya mencionada del señor San Miguel, pagadas a los de
Lorenzo de Rosas, al capitán don Claudio de Mosquera, azoguero y dueño de minas.

San Luis de Alva

El asiento de San Luis de Alva, es sin duda alguna, tan famosos, el asiento de Laykakota o
como de Cancharani, con el agregado de que aquí se levantó todo un pueblo que, a la llegada
del Conde de Lemos a esta rica minería fue destruido y su población trasladada al pueblo de
Puno en 1668.

Al parecer estas minas fueron ahogadas siendo su explotación posterior muy limitada.

En Agosto de 1700, poseía en este asiento algunas minas el Capitán Tomás Calderón.

En Octubre de 1706, don Manuel de Venegas vende, al Cap. Marcos de Valverde, la mina
y estaca entera "descubridora" de 60 varas, en la veta del Arcangel San Miguel en 150
pesos. Lo que no muestra que los minerales estaban, en esta fecha, muy empobrecidos.

San Antonio de Esquilache

El asiento de San Antonio de Esquilache es uno de los primeros, sino el más


antiguo, que se explotó en esta zona de Puno, y su riqueza ha resultado ser tan
grande que aún en la actualidad se sigue extrayendo de sus entrañas plata,
plomo y zinc.

En 1619, el Virrey Conde de la Gomera mando fundar este asiento minero,


"cuya inmensa riqueza fue tal que por la gente empleada en sus labores
utilizaba el prelado de la diócesis 14,00 pesos sólo del ramo del cuarto funeral".
Y hubo minero que alquiló la mina de la Fragua en 1400 pesos diarios.

El año de 1700, el Capitán Sebastián de Salazar dueño de mina en el asiento de San Antonio de
Esquilache y vecino de Puno, y doña Elena de Cárdenas, su mujer, vendieron a su tal Salvador
Seledón, vecino de dicho asiento, sus minas y casas. En este misma década, don Pedro Antonio
Velasco, y don José Lino Urbicaín, firmaron un convenio para delimitar sus minas, socavones
e ingenios que poseían en el asiento de San Antonio de Esquilache.

A fines del siglo XVIII estas minas estaban un tanto abandonadas tanto que
hicieron escribir a don Cosme Bueno: "este mineral dio inmensas riquezas y aún
pudiera dar muchas si hubiera gente y ánimos para empeñarse en sus labores"

Otras Minas

El esplendor y riqueza de la mayoría de las minas de plata descubiertas y trabajadas


durante el siglo XVII ya había declinado al llegar el siglo XVIII, con excepción de las minas y
placeres auríferos de las zonas de Sandia, Carabaya y Poto (hoy Ananea).

Si embargo, además de las minas que ya hemos mencionado anteriormente,


habían muchas otras que aún se seguían explotando. A pesar de que existe un
gran número de socavones abandonados como testigos evidentes de un laboreo
múltiple intenso, en todas las provincias y distritos del actual Departamento de
Puno, sin embargo la información documental es escasísima, de modo que la
labor de búsqueda, recopilación, concatenación y correlación de datos se hace
sumamente difícil.

Por aquellos años, en Azángaro, las minas que aún se seguían trabajando eran
las del asiento de Poto de las que se extraía alrededor de 2400 onzas de oro al
año. Como dato interesante anotaremos que el Coronel Juan Bustamante, el
famoso "mundo Puricuj", trotamundo defensor de los indios, por cuya causa
ofrendó la vida, en Enero de 1854, tomó en alquiler la hacienda mineral de Poto,
del Distrito de Muñani, en Azángaro, dedicándose a trabajar las minas de oro
que allí existían, de donde creemos provino su riqueza que lo convirtió en un
admirable filántropo.

A fines del siglo XVII hacia el lado de la selva, los centros mineros más importantes
eran Patambuco y Chaquiminas dependientes de Sandia; San Juan del Oro, dependiente de
Quiaca; Ituata, Ollachea y Corani, dependientes de Ayapata; y Alpacato, Limbani y Checani,
dependientes de Phara.

Sucesos Importantes en las minas de Laykakota.

La importancia que reviste el asiento minero de este nombre estriba no solo en la indudable
riqueza de yacimiento -que ubicó a sus propietarios entre los más opulentos de la época-, sino en
la repercusión que tuvieron los graves incidentes producidos en esa mina, y cuya significación
social y política es revelada por el historiador Jorge Basadre en su estudio sobre el
Virrey Pedro Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos:
"Los dramáticos sucesos que culminan en la lucha del virrey Conde de Lemos
contra los hermanos Salcedo, tienen, desde el punto de vista social, dos
características de trascendencia. En primer lugar, es la lucha de la autoridad
política encarnada por el Grande de España contra el poder económico que, por
ser fuerte, tiende a desmandarse; lucha implacable; con menosprecio de
conveniencias o ventajas, que en tiempos posteriores no parece concebible. En
este caso, es la lucha entre el armiño, símbolo de la aristocracia, contra la plata,
símbolo de la riqueza; o, mejor dicho, entre el blasón y la mina, entre la sangre azul y la sangre
roja".

El segundo aspecto que señala Basadre es que se trata de una manifestación


de la pugna clásica entre la autoridad central y el poder localista de los señores
provincianos, que aparece con el nacimiento mismo del Perú colonial, y fue una
de las claves del largo y cruento periodo de las guerras civiles. Esa permanente
fricción tiene particular intensidad en el campo de las actividades mineras, que
son las de mayor atractivo para los españoles que vienen a hacer la América. El
enriquecimiento es casi siempre obra de la casualidad, y se forman inmensas y
rápidas fortunas, que en unos casos permiten ganar el favor y la obsecuencia de
las autoridades, y, en otros, despiertan el recelo, la envidia y el apetito de los
mismos representantes del sistema colonial. Se generan así, ora atropellos
impunes del poderoso, ora abusos de la autoridad con fines de despojo, o por
simple animadversión a causa de la violencia que les produce ver improvisados
que se vuelven millonarios de la noche a la mañana.

Todos estos ingredientes se encuentran, en diverso grado, y en sus distintos momentos, en


el caso de las minas de Laykakota, y los dramáticos desenvolvimientos que ofrece su
historia.

Durante el incanato la minería de la plata hubiese trabajado con moderada intensidad en la


zona de lo que es hoy el departamento de Puno, pero, sea porque se trataba de vetas poco
atractivas, o por la reserva generalmente observada por los indios, en los primeros años de la
Colonia no se desarrolla mucha actividad en ese campo, debido también a que el mayor interés
se fija en las explotaciones, relativamente cercanas, de Porco y Potosí.

Identificada la región como provincia de Paucarcolla, la producción minera es, pues,


inicialmente muy limitada, y comienza a adquirir alguna significación en 1619 cuando se
descubre el asiento de San Antonio de Esquilache, que recibe este nombre en honor del Virrey
de entonces, Francisco de Borja y Aragón, Príncipe de Esquilache. Es en relación con esta
minera que hace su primera entrada en escena el mayor de los hermanos Salcedo, Gaspar,
que tenía acentuada vocación minera.

Gaspar Salcedo había realizado actividades de explotación en la provincia de


Paucarcolla, tras la huella argentífera en las Lagunitas, Santa Lucia, Cerrillo,
Bruno, Huarumpampa, y otros lugares de Puno. En San Antonio de Esquilache
halló vetas muy ricas, que exploró en tres socavones. En los primeros años del
gobierno del Virrey Luis Enríquez de Guzmán, Conde de Alba de Liste, que
inició su mandato en febrero de 1655, y lo ejerció hasta 1661, fue fundada la
población de San Luis de Alva, confiriéndosele la categoría de capital de la
provincia de Paucarcolla.

José Salcedo, hermano de aquél, trabajaba con poco éxito las minas del cerro
de San José, y en 1657, según unos por revelaciones de un indio, según otros
por consejo de una india, atacó el crestón del vecino cerro de la Laykakota,
descubriendo una veta valiosa, y lo mismo hizo en la laguna cercana, que
mandó barrenar, "encontrando una rica mina de plata blanca", que pudo ser
extraída a poco costo, abriéndose dos bocas principales, la de "Las Animas" a la de "Laykakota la
baja". Se asegura que de esta última, en una sola noche José
Salcedo sacó 93 bolsas de mineral, por el valor de más de cien mil pesos. En la
misma mina obtuvo un bloque de plata maciza y sin mezcla, que pudo ser
marcado como si fuera barra una vez fundido para separar el quinto del rey. La
riqueza del asiento se extendía en los alrededores: los cerros de Cancharani, el
del "Azogue" y otros.

Se asegura que entre los dos hermanos Salcedo, en unos siete u ocho años,
obtuvieron de las minas de Laykakota más de 24 millones de pesos, y, estando
a otras informaciones, el quinto real llegó a exceder de un millón al año, o sea
una producción de más de cinco millones anuales. Bargallo (Capitulo "Las Minas
del Perú", de su obra "La Minería y la Metalurgia en la América Española
durante la época colonial") hace esta apreciación: "Es probable que los Salcedo
fueran los hombres más ricos de época, en América; y su fama de generosos
con los humildes y hasta con los oidores, perduró largos años".

La posición alcanzada ensoberbeció a los Salcedo, que llegaron a sentirse intocables,


especie de señores feudales de la región; pero, al mismo tiempo, su rápido y extraordinario
enriquecimiento los hizo objeto de envidias por parte de competidores y vecinos, y aún de
algunas autoridades, dando origen a los choques, fricciones y conflictos que culminaron
finalmente en los trágicos acontecimientos que hicieron tan notoria a Laykakota.

Uno de los factores concurrente fue la tradicional rivalidad entre andaluces y vascongados
en el Virreinato, que tuvo expresión en los enconados enfrentamientos que durante casi
un siglo ensangrentaron Potosi y otros puntos del Altiplano, y se conocen como la Guerra de las
Vicuñas y Vascongadas (1), Hacia 1661 hubo en recrudecimiento del conflicto, con graves
incidentes en la ciudad de la Paz, en los cuales participaron algunos mestizos que habían sido
despedidos de Laykakota, y a donde retornaron con el refuerzo de varios de los participantes en
aquellos disturbios.

La situación se mantuvo tensa en la Laykakota, hasta que el 24 de junio de


1665, con motivo de la celebración de la festividad de San Juan, se suscito una
gran pendencia, que comenzó entre indios y en la que pronto participaron los
amos, entre los que se encontraban los hermanos Gaspar y José Salcedo,
andaluces, y, en el otro bando, el Capitán Martín de Garayar, vascongado, y
varios amigos suyos. Habiéndose incendiado la casa de Garayar, este,
suponiendo que se pretendía asaltar su morada, se parapetó en el interior e hizo
disparos de armas de fuego, hiriendo gravemente al fraile franciscano Fray
Simón de Miranda, y a un soldado andaluz, quienes fallecieron poco después.

Gobernaba el Perú el Virrey Diego Benavides y de la Cueva, Conde de Santisteban,


quien, ante la denuncia de que las autoridades de Laykakota se habían parcializado a favor de
los Salcedo, envió, para poner orden, a Angel Peredo, como Gobernador de Paucarcolla. No
tardó éste en tener discrepancias con los Salcedo y, ante los actos de desacato de que se le hacia
objeto, hubo de retirarse a San Antonio de Esquilache, donde comenzó a reunir gente y llamó en
su auxilio a los corregidores de Lampa y Chucuito.

Contando ya con alguna fuerza que el permitiera hacer valer su autoridad. Peredo hizo
publicar un bando en Laykakota haciendo un llamamiento a los vasallos leales. Las vicuñas
y partidarios de los Salcedo respondieron convocando una concentración en Juliaca,
consiguiendo el respaldo del Corregidor del distrito Juan Salazar. Mientras tanto, Gaspar
Salcedo, reclutaba gente en el Cuzco, enviando a los amotinados armas y dinero, de modo que
pronto formaron un cuerpo de alrededor de 900 hombres.

La indecisión del virrey permitió a los Salcedo imponerse; tomaron el completo control de
Laykakota, hirieron y expulsaron a los leales, y el propio Peredo, con cinco tiros de bala, hubo
de refugiarse en el templo de San Pedro, y para salir con vida tuvo necesidad de que un
sacerdote lo acompañara hasta Arica. Existen versiones de que Peredo había actuado, no sólo
sin sagacidad, sino con abierta hostilidad hacia los Salcedo.

Falleció el virrey el 17 de marzo de 1666, se produce un cierto vacío de poder,


durante el cual los Salcedo mantienen su preeminencia. Recién el 21 de
noviembre de 1667 hace su ingreso oficial a Lima el Virrey sucesor, Pedro
Antonio Fernández de Castro, Conde de Lemos informado de los hechos, llamó
a Lima a Gaspar de Salcedo y al Corregidor de Juliaca Juan de Salazar y los
puso en prisión.

Comprendiendo la gravedad que revestía el problema, el Conde de Lemos,


resolvió ir en persona al teatro de los sucesos, y, dejando a su mujer como
virreina, se embarco en el Callao el 7 de junio de 1668, rumbo a Islay. Llegó a
Arequipa el 16 de julio, y prosiguiendo hacia Puno entró a Laykakota el 3 de
agosto. "Bastó su presencia para paralizar los arrestos de los valentones y
perdonavidas que infestaban el asiento y sin resistencia echo mano de José de
Salcedo y de los que figuraban como cabecillas", dice Rubén Ugarte en su
"Historia General del Perú".

José Salcedo fue condenado a la horca, aplicándosele primero garrote, luego se


le colgó de un palo en la plaza de la flamante localidad de San Carlos, y su
cabeza se colocó en la picota. Muchos otros fueron sometidos a la pena de
muerte. En una de sus cartas, el propio Conde de Lemos suministra esta
información: "También condené a muerte a 64 de los más culpados, y se ha
ejecutado hasta la sentencia en 28, y en un bajel que tuve prevenido en el
puerto de Islay, remitió al presidio de Valdivia 23 que no parecieron tan
culpados". Los datos de Lemos no coinciden con otros, según los cuales,
recogidos en el Diccionario Histórico Biográfico de Manuel de Mendiburu,
"después de la prisión de muchos y de la fuga de más de dos mil individuos,
fueron ejecutados 42 en suplicios públicos, inclusive José Salcedo, sus
dependiente y principales amigos" hubo 72 llamados por edictos y pregones y condenados a
muerte en rebeldía, uno de ellos Gaspar Salcedo..." Este último se encontraba preso en Lima,
lo que probablemente le salvó la vida, y fue después condenado a seis años de destierro, al
pago de las costas procesales, y además 12,000 pesos.

Posteriormente, los representantes de los Salcedo siguieron en Madrid un juicio


de reivindicación, denunciando la crueldad de Lemos y la parcialidad de Peredo.

Por la real disposición ejecutoriada se mandó devolver a Gaspar Salcedo todos los bienes
embargados. Años más tarde, el Rey Felipe V, con fecha 13 de noviembre de 1703,
concedió el título de Marquez de Lillarica de Salcedo a un hijo de José Salcedo, del mismo
nombre de éste.
La dramática peripecia de Laykakota y los Salcedo tuvo efectos catastróficos desde el punto
de vista minero, pues el rico asiento fue inundado, según unos por orden del Conde de
Lemos, según otros por acción de Salcedo y sus seguidores. "Las labores de las minas -dice
Bargalló- quedaron definitivamente interrumpidas y se anegaron. Más tarde hubo el propósito de
abrirlas de nuevo, pero lo impidieron las aguas".

Las Minas de San Antonio Esquilache (Plata)

El descubrimiento de la mina de San Antonio de Esquilache, en Puno, se sitúa


en 1619. El cerro de San Antonio dista doce leguas de la ciudad de Puno. El
hallazgo fue hecho por Durán, compañero de los famosos Salcedo, con ocasión
del viaje que emprendió a España, pues el camino hacia la costa pasa por ese
lugar, y con los conocimientos mineros que tenía pudo apreciar una formación
metálica. El asiento comprende las minas de Farallón, Crestón, Concepción, los
Padres, el Azufrado, Belén, San Miguel, San Antonio, Jesús María, Atocha y
Victoria.

Otras minas que se mencionan son las: Minas de Paratía y otros en Lampa. Las Minas de
Carabaya (Oro), Asillo, Sandia (Plata), Azángaro (Oro)

LECTURAS ADICIONALES

1. “LA MINERIA EN EL PERU: UNA CONSTANTE” Franklin Pease, Informativo


Mensual Sociedad Nacional de Minería y Petróleo Año V N°3 Abril Mayo 1996,
Perú.
2. “ACTIVIDAD MINERA PREHISPANICA EN EL ANTIGUO PERU” Ing° Marco
Fernández - Concha Marazzi, Trabajos Técnicos Segundo Congreso Nacional de Minería
Agosto 1998, Perú.

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