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De Las Nuevas Formas de Conocer y de Producir Conocimiento
De Las Nuevas Formas de Conocer y de Producir Conocimiento
CEIL-PIETTE (CONICET-ARGENTINA)
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Son, precisamente, esas nuevas corrientes vinculadas con las formas de conocer y de
producir conocimiento las que considero menester destacar aquí, en especial, en cuanto
a aquellos aspectos en los que diversas perspectivas coinciden como, entre otros, en el
reconocimiento de la copresencia de una multiplicidad de formas de conocimiento, en la
implementación y desarrollo de otras formas de conocer, y en el valor acordado a la
ética de la investigación, y a la ética durante todo el proceso investigativo.
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indagaciones pretenden transmitir sean escuchadas y reconocidas,
esto es, aquellas que provienen de los pobres, de los oprimidos, de
los pueblos poscoloniales.
La reducción del ámbito de lo que debe ser calificado como
“científico” termina por expulsar a aquellos investigadores que
proceden con epistemologías críticas o alternativas, y que cuestionan
tanto la supremacía del conocimiento científico como su exigencia de
cumplir con las metas de la ciencia: generalización, objetividad,
replicabilidad, carácter desinteresado. Esas epistemologías críticas se
sitúan fuera del “canon occidental” eurocéntrico, y habitualmente
patriarcal, y abogan por el respeto a la diversidad como
condición del desarrollo de una sociedad pluralista.
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composicionales que encaran yacen tres movimientos analíticos. El
primero, refiere a la colocación del material etnográfico y narrativo
dentro de una interpretación contextual e histórica de las formaciones
económicas y raciales. El segundo, supone la confianza en las
categorías de la identidad social como formas sociales porosas,
flexibles, a la vez que la resistencia a las categorías sociales -raza,
etnicidad, clase, género- como coherentes y homogéneas, pero sin
dejar de reconocer que tales categorías se tornan “reales” en la vida
institucional. Con el tercero, como corolario del interés de los autores
en las categorías como emplazamientos fluidos para la producción de
sentido, buscan elaborar las variaciones texturizadas de las
identidades que pueden ser halladas dentro de cualquier categoría
singular. Esos tres movimientos: contextual, relacional y
potencialmente centrado en la variación individual, son cruciales para
la que denominan teoría del método, a la que suponen
conceptualmente afín al quehacer de un artista visual que considera
en su composición tanto los espacios positivos como los negativos.
Estas condiciones llevan a Fine y Weis a denominar al método
articulado que proponen como estudios composicionales. Intencional
y conscientemente, politizan la metáfora artística-composicional que
emplean, argumentando que las composiciones etnográficas que
realizan se encuentran en el nexo de las fuerzas estructurales con las
vidas y capacidades individuales. Las identidades son construidas,
luego, en relación con las identidades construidas de otros, así como,
de manera dialéctica, en conexión con la economía y la cultura en
sentido más amplio. Los estudios composicionales, entonces, relevan
y explicitan el mapeo de las formaciones económicas, raciales y
políticas dentro de las estructuras, las relaciones y las identidades.
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obliga a las sociedades a revisar su pasado desafiando los sistemas estructurales e
institucionales de poder. De esta suerte, la investigación comienza a ser observada
gradualmente como un medio potencial para superar los impactos negativos del
colonialismo, y para recuperar y reconocer los modos alternativos de ser y conocer.
La investigación cualitativa puede constituirse, para Smith, en una
herramienta poderosa para las comunidades indígenas, a fin de librar
la batalla de la representación, para tejer y desentrañar argumentos
que compiten entre sí, para situar, ubicar, contextualizar, para crear
espacios de descolonización, para hacer posible oír el silencio y
escuchar las voces de los silenciados, para crear ámbitos para el
diálogo a través del respeto a la diferencia.
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investigador. La narración colaborativa es, así, un enfoque genérico y no sólo una
metodología que transforma la relación entre el investigador y los actores participantes.
Lo investigadores en contextos kaupapa maorí se reposicionan, entonces, de forma tal
que ya no necesitan tratar de emancipar o de dar voz, o poder a los otros, o referirse a
ellos como voces sometidas. Por el contrario, son capaces de escuchar y trabajar en
colaboración con aquellos tradicionalmente “hechos otros”, los que forjan el significado
de sus propias experiencias y conocimientos.
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establecimiento, mantenimiento y cultivo de las relaciones recíprocas y respetuosas, no
sólo de las personas entre sí como individuos sino, también, como colectivos y como
miembros de comunidades, y con las personas que viven y conviven con otras entidades
en su entorno.
La historia de la ética de la investigación que tiene como objeto a los seres humanos
supone, entre otros, tanto el estudio del modo en el que las sociedades, las instituciones,
las disciplinas, los individuos autorizan, describen, colonizan y gobiernan, como el
estudio del imperialismo, del racismo y del patriarcado históricos, y de las nuevas
formaciones de estos sistemas en las relaciones de poder contemporáneas.
De otra parte, las comunidades indígenas tienen un modo alternativo de conocerse a sí
mismas que ha logrado sobrevivir a los ataque de la colonización y a sus impactos. Esta
forma de conocimiento proporciona el acceso a una epistemología diferente, a una
visión alternativa de la sociedad, y a una ética también alternativa para la conducta
humana.
La calidad de las relaciones del investigador con aquellos con los que interactúa, y a los
que habrá de representar en sus textos, es situada por Bishop, en el Capítulo 5, en el
centro de sus reflexiones. Se interroga si esos actores serán observados como puro
forraje para alimentar las afirmaciones del investigador, autocentradas
profesionalmente, o si serán aceptados como sujetos dotados de voz, con opiniones y
dilemas específicos, estos es, como personas unidas a ese investigador por lazos de
reciprocidad. Ofrece, así, estrategias para desarrollar formas de involucramiento y
lograr un reposicionamiento discursivo de los investigadores que haga posible la
autodeterminación de los pueblos indígenas. La investigación kaupapa maorí que
propone surge de un amplio movimiento de revitalización étnica; los grupos de
investigación se desarrollan relacional y organizacionalmente de acuerdo con los
principios de la familia extendida, lo que implica identificar una serie de derechos y de
responsabilidades, compromisos, obligaciones y apoyos que resultan fundamentales
para la comunidad. Las costumbres de la familia extendida suponen: interacciones
personales cálidas, manifestaciones de solidaridad grupal y responsabilidad corporativa
por la propiedad grupal, temas y problemas materiales e inmateriales, como, por
ejemplo, el conocimiento. Estos atributos confluyen en los conceptos de amor, en su
sentido más amplio, o mutualidad, amabilidad, hospitalidad y orientación, los que se
constituyen en aspectos inherentes en y de la investigación. De esta manera, los
métodos y principios empleados en el proceso de investigación no difieren de aquellos
utilizados por los maoríes para establecer sus propias relaciones.
El vínculo entre la libertad humana y el orden moral es examinado por Christians, en
el Capítulo 6, quien sostiene que el Iluminismo insistió
categóricamente en la autonomía de acuerdo con el supuesto de que
la libertad debe distinguirse del orden moral y no integrarse a él. La
preocupación de este autor es abordar la inscripción de las ciencias
sociales en la filosofía liberal del Iluminismo, considerando que la
posibilidad de fundar un paradigma alternativo en esas ciencias
depende de la integración de la autonomía y el orden moral.
Nuestras convicciones morales ampliamente compartidas se
desarrollan, para Christians, a través del discurso en el marco de una
comunidad. Estas comunidades que alimentan y comparten el
discurso moral, representan una alternativa radical frente al
individualismo utilitarista de la modernidad. En el comunitarismo
feminista, que vuelve a aunar la vida humana con el orden moral, las
comunidades son parte de lo universal: el opuesto dialéctico de una
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ética de la autonomía individual, es decir, la solidaridad humana
universal. Nuestra obligación de cuidar el uno del otro, asevera,
define nuestra existencia. El carácter sagrado primigenio de todos, sin
excepción, es el corazón del orden moral y el nuevo punto de partida
para nuestro teorizar.
Para el modelo comunitario feminista, las personas nacen en un
universo sociocultural en el que los valores, compromisos morales y
significados existenciales se negocian en el diálogo y en el que las
metas nunca se cumplen en el aislamiento, sino a través del vínculo
humano, en el epicentro de la formación social. Las acciones
moralmente apropiadas, por definición, están orientadas a la
comunidad. Los valores morales comunes son elementos intrínsecos a
la existencia diaria y a la identidad de una comunidad dada. De forma
tal, la misión de la investigación en ciencias sociales es contribuir a
que prospere la vida de la comunidad, ofreciendo a sus miembros los
instrumentos necesarios para llegar a conclusiones comunes con el
objetivo de lograr la transformación de esa comunidad. El avance del
entendimiento moral está basado en la capacidad de las personas de
compartir sus puntos de vista en una situación social.
El comunitarismo feminista trata de engendrar razonamiento moral
internamente. Las comunidades están entrelazadas por narrativas
que refuerzan su comprensión común de lo bueno y lo malo, la
felicidad y la recompensa, y el significado de la vida y de la muerte. El
cuidado y el acuerdo recíprocos, arraigados en la experiencia
emocional, y no en el consenso formal, constituyen los cimientos
sobre los que se construye la posibilidad del discurso moral.
Las normas presentes en los códigos de ética que regulan la ética de
la investigación, tal como vienen implementándose, afirma Lincoln en
el Capítulo 7, no han podido seguir los pasos de los nuevos
desarrollos operados en las metodologías de investigación. En
especial, han quedado atrás las metodologías cualitativas que se
centran en la colaboración entre los investigadores y los actores
participantes, y en el reclamo de una ética comunitaria y democrática
en el ámbito de la investigación que recoja las epistemologías
emergentes, profundamente ligadas a las tradiciones culturales.
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Enfrentando a los paradigmas y epistemologías tradicionales, promueven la
transformación social y la cooperación de los actores participantes en la construcción,
validación y legitimación del conocimiento. Asimismo, revisan y redefinen las
características, la elaboración del diseño, los fines y funciones de la investigación,
reservando a la comunidad un lugar prioritario en el proceso de su desarrollo, y en el de
la decisión de sus posibles aportes y beneficios.
La investigación social no puede sino respetar los valores culturales
particulares, al mismo tiempo que la dignidad humana universal. La
ética, como componente esencial del proceso investigativo, evitando
que opere la exclusión de formas alternativas de sociedad y de conducta, procura el
establecimiento, mantenimiento y desarrollo de las relaciones recíprocas y respetuosas,
las que tienen como sujeto tanto a las personas como a los colectivos. Tales lazos de
reciprocidad alcanzan al vínculo entre el investigador y aquellos que participan en su
indagación. La ética de la autonomía individual es sustituida por la
solidaridad humana universal, enraizada en la obligación de cuidar el
uno del otro, y el consenso formal deja el lugar de privilegio al
acuerdo surgido del diálogo, del compromiso, y del reconocimiento
mutuo. Al mismo tiempo, el presupuesto de la distancia, de la separación, propio
del dualismo epistemológico, se diluye frente a la aceptación del principio de igualdad
esencial respecto de los sujetos de la interacción cognitiva. El carácter relacional
de la investigación cualitativa determina, pues, el ineludible
compromiso del investigador de respetar a toda/o “otra/o” en su
identidad, en su alteridad irreductible.