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Habia una vez tres hermosos niños que jugaban junto al rio con sus barcos de

papel que les habian hecho sus padres. A sus cortas edades manejaban
pensamientos no acordes con su cronología.
Un día el mayor Dominic propuso seguir el curso del rio para ver qué pasaba
de aquel lado de la rivera, el mediano Walqui estuvo de acuerdo con la idea,
pero el más pequeño Allan no estuvo de acuerdo, pero no así partió con ellos
a esas tierras desconocidas.
Tenian que atravesar un bosque al que todos los habitantes del pueblo temían
porque se tejían historias de fantasmas, brujas y monstruos que según los
lugareños habitaban ese lugar; pero era tanta la curiosidad de los niños que a
pesar de que Allan tenía miedo siguio a sus compañeros de travesura.
Se adentraron

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