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CINE CUBANO

La llegada del cine a Cuba ocurrió el 24 de enero de 1897, la filmación de la primera obra
cinematográfica hecha en este país SIMULACRO DEL INCENDIO, filmada el 7 de febrero de 1897,
por su parte la primera filmación hecha por un cubano fue el cortometraje publicitario EL BRUJO
DESAPARECIDO, realizada por José Casasús. Rápidamente vendría a demostrarse que el cine desde
sus inicios, ha estado muy relacionado a la historia del país. En 1898 se filman las escenas del MAINE
HUNDIDO y los marines nuestros en el sabotaje. Estas películas unidas a otros referentes a la
reconcentración de Weyler, fueron exhibidos y manipulados en Estados Unidos de Norteamérica,
por quienes pretendían la anexión de Cuba a Estados Unidos, con el fin de obtener de su congreso
la autorización para la intervención a la guerra Hispano-Cubana, y de esta manera frustrar los
legítimos deseos del pueblo cubano de obtener una república libre e independiente.

La esporádica producción cinematográfica durante las dos primeras décadas del siglo tuvo un
carácter marcadamente patriótico y nacionalista. Su primer exponente fue ENRRIQUE DÍAZ
QUESADA, considerado por conocedores del cine cubano como “el padre de la cinematografía
nacional”. Sus cortos más reconocidos son: UN DUELO A ORILLAS DE ALMENDRAS (1907), EL
RESCATE DE SANGUILLY (1907) EL REY DE LOS CAMPOS DE CUBA (1913). Muere en 1923, año en
que un incendio destruye a excepción del corto EL PARQUE DEL PALATINO, todos los negativos de
las películas realizadas por él, perdiéndose así la mayor parte del cine de la etapa silente. A raíz de
esta perdida, Hollywood se convierte en la más grande fábrica productora de películas del mundo,
por tal razón invade las pantallas cubanas, además que comenzaron a manejar todo el negocio
cinematográfico, los filmes europeos y los pocos cubanos eran vistos en tandas alternativas.

En 1932, llega el cine sonoro, el primer corto filmado fue MARACAS Y BONGÓ de Max Toquilla, en
1937 Ernesto Caparrós realiza el primer largometraje de esta etapa titulado LA SERPIENTE ROJA
basado en los episodios radiofónicos del detective Chan Li Po, escritos por Felix B. Caignet. En esta
etapa es importante destacar la fundación de la campaña Cuba Sono Film, en 1938, la cual filmó con
regularidad el Noticiero Periódico Hoy, numerosos documentales y dos cortos de ficción.

Cine revolucionario: esencias y proyecciones. Con el triunfo de la Revolución, el 1 de enero de 1959,


ocurren grandes cambios en el cine Cubano. Se crea la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde. En
su sección de cine se filman dos documentales los cuales termina posteriormente el
ICAIC: Esta tierra nuestra, de Tomás Gutiérrez Alea y La vivienda de Julio García Espinosa, insertos
ambos en el problema de la tierra, el desalojo campesino, y la vivienda en general. En diciembre de
1960 el ICAIC estrenó su primer largometraje de ficción Historias de la Revolución de Tomas
Gutiérrez Alea, quien se transformaría en el más destacado realizador cubano, transitando de lo
épico a lo íntimo y a la sátira crítica en Las doce sillas, La muerte de un burócrata y Memorias del
Subdesarrollo. En sus comienzos, el cine cubano se agrupaba en tres vertientes: didáctico,
documental y de ficción, aparte del departamento de dibujos animados, creado en 1960. Por lo
general, los cineastas, a fin de aprender el oficio, pasaban del género didáctico al documental y de
ahí a la ficción. El noticiero ICAIC Latinoamericano se transmitió desde el 6 de junio de 1960 y hasta
1990, se encargó de narrar los principales acontecimientos ocurridos en el país y el extranjero,
constituyendo una importante fuente de conocimiento para las presentes y futuras generaciones.
Su director, el maestro del cine documental Santiago Álvarez, tuvo el acierto de reportar con gran
puntería los momentos y lugares donde se vislumbraba un camino mejor y más luminoso para la
humanidad. Visitó más de noventa países haciendo su cine documental, fue corresponsal de guerra
en Vietnam, Kampuchea, Chile y Angola, tuvo la oportunidad de conocer personalmente y
entrevistar a Fidel, el Che, Ho Chi Min, Salvador Allende y Agostinho Neto. En el desarrollo del cine
cubano revolucionario cada década ha tenido su significación como ente propio de la vida
del hombre, siendo reflejo de la historia, cultura e identidad. La Cuba pre-revolucionaria es llevada
al cine por Julio García Espinosa en Aventuras de Juan Quin Quin en Pueblo Mocho, basada en la
novela homónima que el escritor cubano Samuel Feijóo publicó en 1964. Juan Quin Quin es un
astuto campesino que no se conforma con su suerte, desafía a su patrón y a la sociedad que lo
oprime, uniéndose a la guerrilla en su lucha contra Batista. Con altas dosis de surrealismo y una
delirante mezcla de estilos, se convirtió en una de las películas más populares de la historia del cine
cubano.

Con la creación del Ministerio de Cultura en 1976 finaliza lo que se conoce como quinquenio gris de
la cultura cubana (1971-1976), llamado así por ser un período difícil para la producción cultural en
Cuba. Las primeras películas de esta década se aferran a las experiencias culturales y existenciales
del pasado y en lo artístico al barroquismo visual y conceptual. Esta sería la década más inclinada al
cine histórico a través de filmes como: Páginas del diario de José Martí (José Massip), Los días del
agua (Manuel Octavio Gómez), entro otros.
Siglo XXI
El florecimiento de un cine independiente, juvenil, crítico, de temática contemporánea y apoyado
en las nuevas tecnologías, junto con el mecanismo todavía significativo de las coproducciones, sobre
todo con España, constituyeron dos de los factores que marcaron el cine cubano en los primeros
años del siglo XXI, un período de transición en el cual comenzó a remontarse gradualmente el
desnivel productivo característico de los años noventa.
Para caracterizar el audiovisual cubano durante los primeros años del siglo XXI, es imprescindible
hacer referencia a tres eventos: la Muestra Nacional de Nuevos Realizadores (hoy Muestra Joven
ICAIC), el Festival Internacional de Documentales Santiago Álvarez in Memoriam y el Festival
Internacional del Cine Pobre en Gibara. Creados para incitar el conocimiento y la meditación acerca
de la labor audiovisual de los jóvenes y fomentar el diálogo entre las diversas generaciones de
creadores. (Díaz y del Río, 2010)
CONCLUSIONES.
Este género casi desde sus comienzos se constituyó como fiel reflejo de la realidad social. Un
instrumento con un increíble poder para generar modelos de vida y pautas de comportamiento; un
producto dado por la unión de arte e industria, pero que si es de calidad puede convertirse en una
obra de arte. El cine cubano consta de dos etapas: prerrevolucionaria y revolucionaria. Ambas se
identifican por la búsqueda constante de un cine verdaderamente nacional a pesar de las
adversidades, presupuesto que se ha visto consumado a partir de la creación del ICAIC, legítima
herramienta de la identidad cubana.
El devenir histórico del cine cubano revolucionario trajo consigo temas y motivaciones dentro de un
contexto socio político diferente y más que una simple industria del espectáculo, es un reflejo de la
historia , cultura y personalidad cubanas. Además se convirtió en un movimiento artístico, como
factor de búsqueda y fortalecimiento no sólo de los valores nacionales, sino de la identidad y la
cultura latinoamericana y caribeña. Las formas artísticas que se han desarrollado en el cine en Cuba
son el resultado del contenido de la sociedad y de las grandes transformaciones que se han
producido en todas las esferas de la vida.

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