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traición en ayuda del enemigo, preparación para cometer alta traición y debilitamiento de la seguridad
armada de la nación.
Por otra parte, en torno al derecho a la defensa y al debido proceso, esto es, la oportunidad
reconocida a toda persona, en el ámbito de cualquier proceso judicial, de ser oída, hacer valer las
propias razones y argumentos, de controvertir, contradecir y objetar las pruebas en contra y de
solicitar la práctica y evaluación de las que se estiman favorables, así como ejercitar los recursos que
la ley otorga, y el derecho al juez natural, es decir, el funcionario que cuenta con aptitud legal para
ejercer jurisdicción en determinada actuación, se tiene que en el presente se vulneraron las garantías
propias del proceso justo, en tanto se desarrolló un juicio precipitado, por cuanto los hechos tuvieron
lugar el 18/02/1943, el 22/02/1943 se dictó sentencia y esa misma tarde se procedió a su ejecución,
de tal forma que no se agotaron las etapas procesales y las que se hicieron efectivas, no se hicieron
en debida forma en la medida que: i) se tiene una captura ilegal; ii) en la investigación se
desarrollaron interrogatorios violentos, iii) se prolongó la privación de la libertad previa al juicio de los
acusados al juicio y iv) finalmente durante este, se tiene un siniestro juez, Roland Freisle, del cual no
es clara la competencia, pues se desplazó desde Berlín para desarrollar el juicio, de forma soberbia
lanza improperios e insultos a los procesados, no permite que estos sean oídos, se niega a aceptar
pruebas, (testimonio del padre de los Hermanos Scholl), no se garantizó el principio de la doble
instancia y además, se observa la ausencia de una defensa técnica, por cuanto los juristas
designados como defensores actuaron subjetiva y pasivamente correspondiendo a sus convicciones
en favor del nacional-socialismo.
Se concluye que en el presente caso, se presentaron arbitrariedades propias la barbarie ejercida por
el régimen nazi, violando las garantías jurídicas y el principio de independencia que rige la función
judicial. Comprendiendo el contexto en el que se desarrolló el juicio, ha de señalarse que bajo la
corriente iuspositivista amparada en la seguridad jurídica y restringiendo facultades discrecionales,
los togados eran solamente técnicos de la ley, por lo cual, se limitaban a su aplicación tal y como
estaban establecidas (recientemente modificadas por el régimen de Adolfo Hitler), postura reprochada
por autores iusnaturalistas que argumentaban que tenían el poder suficiente, esto en torno a un
derecho moral y fundado en la conciencia del hombre (discutida por la propia Sophie Scholl). Se
aprecia la “fórmula de Radbruch” que consistía en que si la ley tiene como carácter ser de una
injusticia extrema, aunque fuera escrita y promulgada, se puede renunciar a aplicarla y así, es posible
cuestionar la rígida obediencia o falta de rebelión de los jueces, no obstante, se abstuvieron se
hacerlo, seguramente, temerosos de las consecuencias que implicaría desobedecer.