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Postproceso en frío[editar]
En el postproceso en frío se aplica un espray de recubrimiento de polietileno para mejorar
la resistencia a la abrasión y reducir el rozamiento, se etiquetan, se inspeccionan los
posibles defectos de los envases, y se empaquetan en contenedores para su expedición.
Equipamiento de inspección[editar]
Mercadotecnia[editar]
La fabricación de envases de vidrio en el mundo desarrollado es un negocio de mercado
maduro. El crecimiento anual en ventas de la industria en su totalidad generalmente sigue
el crecimiento de la población. Es también un negocio geográfico; el producto es pesado y
de gran volumen, y las materiales primas necesarias (arena, ceniza de sosa y caliza)
generalmente son fácilmente disponibles, por lo tanto es conveniente localizar las
instalaciones de producción cercanas a sus mercados. Un horno de vidrio aguanta
producciones de centenares de toneladas, y sencillamente no es práctico cerrarlo cada
noche, o de hecho, en cualquier periodo corto de menos de un mes. Las fábricas por tanto
funcionan 24 horas al día y 7 días a la semana. Esto significa que hay poco margen para
aumentar o reducir los índices de producción. Los hornos son instalaciones muy caras y
complejas, y requieren una planificación de al menos 18 meses. Dado este hecho, y el
hecho que hay normalmente más productos que líneas de producción, esto significa que
los envases que se venden han sido previamente almacenados. El reto de producción es
ser capaz de pronosticar la demanda a corto plazo (de 4 a 12 semanas) y sobre todo en el
largo (de 24 a 48 meses). Las fábricas son generalmente dimensionadas para cubrir la
demanda de una ciudad; en los países desarrollados normalmente cada fábrica puede
cubrir las necesidades de una zona de 1 a 2 millones de personas. Una fábrica típica
puede producir de 1 a 3 millones de envases al día. A pesar de su posicionamiento como
producto de un mercado maduro, el vidrio disfruta un alto nivel de aceptación del
consumidor y es percibido como un envase de primera calidad.
Impactos medioambientales[editar]
Impacto ambiental[editar]
Como todas las industrias altamente concentradas, las fábricas de vidrio causan impactos
medioambientales locales moderadamente altos, así como impactos globales. Esta
situación es agravada porque son negocios ligados a mercados maduros y a menudo han
sido localizados en el mismo lugar por periodos de tiempo largos, lo que en muchos casos
se traduce en que han quedado enclavadas en suelo residencial debido al crecimiento de
las ciudades. Los impactos principales en estas zonas residenciales son el ruido, el uso de
agua potable, la contaminación del agua, la emisión de NOx y SOx, la contaminación del
aire, y la generación de polvo.
Contaminación auditiva[editar]
Las máquinas de conformación generan un ruido considerable. Al ser operadas por aire
comprimido, pueden producir niveles de ruido de hasta 106dBA. Cómo afecte este ruido al
entorno depende fuertemente del diseño de la fábrica. Otro factor de producción de ruido
es el movimiento de los camiones. Una fábrica típica procesa del orden de 600 toneladas
diarias de material, lo que a su vez significa la salida desde la fábrica de una cantidad
equivalente de producto acabado.
Contaminación del agua[editar]
El agua suele refrigerar hornos, compresores y el vidrio fundido sobrante. El uso del agua
en las fábricas varía ampliamente; pero suele estar en el entorno de un metro cúbico por
cada tonelada de vidrio fundido. De este metro cúbico, la mitad se evapora en procesos de
enfriamiento y el resto se evacúa en forma de aguas residuales.
Muchas fábricas utilizan agua con aceite emulsionado para enfriar y lubricar los
mecanismos que manipulan el vidrio fundido. Este emulsión contamina el agua que se
evacúa de las fábricas, aunque normalmente están equipadas con sistemas de depuración
de efectividad variable.
Contaminación del aire y el suelo[editar]
Los óxidos de nitrógeno son un producto natural de la combustión de gases en la
atmósfera, y en consecuencia son producidos en grandes cantidades por los hornos de
vidrio. Algunas fábricas en zonas urbanas con problemas de contaminación del aire
particulares los mitigan utilizando oxígeno líquido. Aun así, la lógica de esta medida es
cuestionable, por el coste en carbono de (1) no utilizar regeneradores y (2) licuar y
transportar el oxígeno. Los óxidos de azufre son producidos en el proceso de fusión del
vidrio. Manipulando la dosificación de las materias primas se puede lograr una atenuación
limitada de este efecto; alternativamente se pueden utilizar sistemas de depuración de
gases.
Las materias primas que componen el vidrio son materiales granulares o pulverulentos.
Los sistemas para controlar la formación de polvo suelen ser difíciles de mantener, y
dadas las grandes cantidades de materiales movidas cada día, basta que una mínima
proporción pase al aire para constituir un problema considerable. Además, el trasiego de
los envases de vidrio en la línea de producción (por rozamiento o rotura) produce
partículas de vidrio en suspensión.