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Los Hombres de Arena

Espinosa Federico
Los Hombres de Arena.- 1ª ed.- Buenos Aires: De los Cuatro Vientos 2008
64 p.

ISBN 978-987-08-0029-3

1. Poesía Argentina.I.Titulo
CDD A861

Federico Espinosa: Poeta nacido en la ciudad de Junín de los Andes provincia de Neuquén
Argentina el día 10 de Octubre de 1977.

Ha publicado en diferentes antologías a nivel nacional e internacional, también ha sido premiado en


diferentes concursos de poesía.
PROLOGO

Cada nueva mañana cuando el sol se asoma por el horizonte,


Sólo una pregunta se escapa de mis labios.

¿Qué es el hombre? ...

La respuesta no llega, el enigma sigue su camino.

De pronto el misterio se derrama sobre todo.

El misterio es el hombre, lo misterioso en toda su esencia es él.


"La vida de la mayoría de los hombres, es una fuga de sí mismos”
HEBBEL.
LAS MIRADAS

AMANECER
El amanecer llega
como un ruiseñor mudo,
desplegando sus alas
que parecen quemarse
perseguidas por el sol.

Del silencio de la noche


al canto de las aves,
del suave sueño
a la acción y al rumor de voces
elevándose por las calles.

Detrás de cada nuevo amanecer


se esconde el gran latido de la vida,
el relámpago zigzagueante
que calorífica la humana esencia del hombre,
y por qué no, la duda eterna
de este seguir hacia adelante ...

EL MISTERIO
Escondido en una oscura habitación
que en ilusiones vanas
me recuerda al laberinto de la razón.

Afuera llueve, finos hilos de agua


caen desde el techo a la vereda,
y el recuerdo naufraga en un pequeño charco.

Que la lluvia en el techo es un encanto


no es algo misterioso, es sólo un placer,
que enciende en mí este arte de divagar,
el arte de ser las infinitas formas
que engranan la obra perfecta del universo.

Ese sí es el misterio.

EL INVASOR VENCIDO
Mi mirada cae sobre ti
tal cual cae al suelo
un árbol talado.

Te avasallo prepotentemente,
invado lo superficial de tu ser,
y ansío dominios de contactos indecentes.

Desbocada esta piel quiere arrasarte,


ahogarte entre su calor y su deseo,
y sentir que vives más allá de tu latido.

Mi mirada mano gigante que te secuestra,


que te esconde en ese mundo
donde cada sentimiento es sagrado.

Te siento lejana como mi vida,


en retirada eterna de mis ojos
y cada paso tuyo es una nueva muerte para mi alma.

EL FIN
La clepsidra ha secado al tiempo
y en la oscuridad del funeral,
brilla el débil cuerpo de la luciérnaga
que cae al suelo con su luz apagada.

¿Acaso todo está muriendo lentamente? ...

Ineficaz es el pensamiento que nada logra,


péndulo sin sentido cayendo al vacío,
testigo sin ojos para la palabra
que descifra el eterno enigma de la vida.

Pero todo corre y todo está muriendo lentamente ...

LA HORA DE LOS AMANTES


Hora de flores dormidas
de sudor bajo las sábanas,
interlunio silencioso
muda guillotina sin filo
huyéndole a la muerte.

Instante en que la voz


del poeta canta,
y un perro testarudo ladra
mientras los fantasmas del pasado
caminan sus huellas a paso de esclavo.

Invocación majestuosa y eterna


en donde el descanso y la locura
conviven como amantes,
que bajo la luna y el silencio
se buscan para amarse.

LA BATALLA DIARIA
Que es esto de escribir, de obedecer al dictado
de mil voces que gritan en mi interior.
De donde proviene la locura que turba mi mente
como un mar furioso, que ruge hordas de palabras saladas.
Por qué siento que este placer hermoso de escribir
es un pecado que pagaré con la cruz de la soledad.

Pero escribo como quien concibe un hijo, como quien grita libertad,
como quien se enamora para siempre,
como quien levanta los ojos al cielo y siente la vida en sus venas.

Van las palabras de los ojos al alma, así la recibe quien las necesite.
Porque mis palabras vienen del alma soy poeta,
porque siento y en ese sentir se me va la vida,
porque quizás alguien me necesita, no en lo superficial,
sino en lo interno donde a veces hay vacíos,
que sólo las palabras de un desconocido pueden llenar,
por todo eso soy poeta.

Poeta: Guerrero que marcha a su batalla diaria, con la espada


de la palabra en su mano derecha y el escudo de la soledad
cubriéndole el corazón.

LA CEGUERA TRISTE
Que venga la niebla y cubra mis ojos,
así entre paso y paso
quiero ir recorriendo el camino perdido
que se esconde a los hombres
y se muestra a los dioses de cuerpos gastados.

Laberinto sin surco, esperma incorpóreo


de la naturaleza
avanzando sobre el pueblo,
derramando su ceguera triste de cementerio olvidado.

De que invisible mar vienes huyendo


con tus pasos sin huellas,
hacia donde te diriges espesura del día
llévame contigo que juntos iremos
hasta donde el sol lo permita.

Que venga la niebla y cubra mis ojos,


así entre paso y paso
quizás un día encuentre la puertas del hades.

MEDITACION
Pensamientos cruzados
que chocan y explotan
como una partícula de agua
estrellándose en la rama.
Inocencia pura
sobreviviendo a la voz de la razón,
escapando con su ilógica infantil
a la triste y lógica recta de la vida.

Meditación de palabras
sobre una hoja,
agrupación de letras
que en su infinito misterio
van tejiendo la imagen
de la idea interna.

Palabras que llegan


como barcos a un puerto
y anclando sobre el muelle
de mi alma contemplativa,
quieren partir al mar
de la hoja blanca.

AGUA-GOTAS NOCTURNO
Nocturna lámpara alumbrando la esquina.
Bajo la lluvia, el agua que corre
como un arroyo sucio por las calles
y lleva bolsas hacia el no sé donde
de los olvidos

El aguacero parece lavar todo el pasado


y lo cubre con su voz de agua-gotas
y su silencio de agua estancada.

En el goteo incesante de la noche


los bancos de la plaza
transmiten la sensación de su triste
soledad mojada.

Como un eco mudo, el ladrido del perro


se pierde dentro del instante del tiempo
que lo guarda en su pasado.

Así pasa la noche, entre lluvia,


sensaciones, y un tiempo de pies mojados.

LLANTO DE CABALLOS
Que lloren los caballos
si el destino ya esta escrito,
que cante el poeta griego
las palabras que sus ojos no ven.

Y aunque los reyes


se arranquen los cabellos,
o los cubran de cenizas
mientras lloran a grandes gritos,
para qué si el destino ya esta escrito.

¿De qué le sirve a los dioses


el humo de la hecatombe?.

Cuál es la gloria del guerrero


que nunca vera la victoria,
en dónde está la hazaña
de vencer a un hombre
que sabía que su destino
era morir en manos de aquel hombre,
que también morirá a manos del otro hombre
del otro que era la continuidad de ellos dos.

El otro también morirá, y habrá otro hombre,


y el destino es una lágrima cayendo infinitamente
por los ojos de los caballos ...

DRAGÓN INANIMADO
Nada parece escaparse
a los ojos rojos
del dragón inanimado.

Que mirada más sanguinaria


y sin embargo sabia,
inmenso monstruo verde
con algo de ternura indescifrable.

Perpetuado ser mitológico


de estancado cuerpo en la pared ...

Que sólo ha llegado hasta nuestro tiempo


tu mirada, eso lo estoy viendo,
pero de qué sirven los ojos si nada dicen,
son sólo una mirada
una triste captación de la vida,
que entre pared y cemento
van develando la transparencia de un alma
que no existe y que es nada.

EL LIBRO DE LAS FALTAS


Lleno el libro de mis faltas
como si fuera un simple
vaso de agua,
que en la hora de las horas
Iré bebiendo como un dulce
vino en tranquilidad,
o quizás como Sócrates
bebió la cicuta
resignado a toda vida,
entregándose a la muerte
sin dejar de hablar.

Entre faltas y pecados


cae mi vida,
dulce ocaso sin luz
que se pierde en las montañas
para no volver a salir.

En el libro de mis faltas


soy culpable de ser humano,
de andar por el mundo
con errores y contradicciones,
por eso como Sócrates
con o sin cicuta
apagaré mi vida
sin dejar de hablar.

EL INSTANTE
Un instante
goteando lentamente,
yéndose en silencio
como la tarde,
desapareciendo
dentro de la gran galera
de estrellas,
acurrucándose en un rincón
como un niño asustado.

El instante se va
como se van los besos
de aquella mujer
que alguna vez amamos.

Y luego el vacío
la sensación
de que nada hay,
la triste verdad
de que el instante pasa
para no volver.

EL ROSTRO DEL CIELO


Las soledades blancas
surcan el cielo,
que como una gran sábana celeste
todo lo cubre
de color y silencio.

Los ojos no alcanzan


y mucho menos las palabras,
para abarcar y condensar
las sensaciones
que se adhieren al alma
y a los nervios
como una cadena de impulsos.

La piel siente
la sangre reclama ...

Impulsos internos más allá


de la mirada,
reclamando caricias
para el rostro sin tiempo
que me mira en silencio
desde el marco simple
de su rostro azulado.

DIES SOLIS
Aburrido Dies Solis camina lentamente,
acaparando momentos con su capa descolorida.
Su gris presencia de descanso sagrado
llena el corazón de inmaculada flojera,
que parece dormir hasta las palabras
bajo un manto de atmósfera pesada.

Dies Solis me pesa en el alma...

Es como un grito lejano que no puede despertárteme


de la sensación de sueño imprimiéndose a la vida.

TE PIDO
Ven como una caricia en la mano
y dame la suavidad
que dejan los frutos frescos
en la boca.

Quítame los sueños


pero déjame la vida,
para que con su amargo encanto
yo sienta que sufro menos.

Desintégrame el corazón, si quieres...


pero no me cierres los ojos,
báñame con tu mirada
antes que la tierra caiga
como una seca cascada.

Sólo te pido que corras


como el agua de los ríos,
que dejes sobre la vida
el canto de la esperanza,
y no el canto de la sirena
que es el canto de la muerte.

LA ÚLTIMA PALABRA
La última palabra aún no ha caído,
el árbol de la imaginación la retiene
entre sus ramas de prosa y sus hojas de verso.

Tan mística es, que no hay labios


que la hayan pronunciado,
no hay boca que haya mordido
esta fruta sagrada de la última palabra.

Quizás la memoria retenga una vana sombra de ella,


pero tan lejos esta de nosotros
que su mera sombra enmudece al grito del alma.

La última palabra sólo será develada al final


de los tiempos,
mientras tanto continua con su castidad de virgen
manteniéndose alejada y limpia de la voz del hombre.

EL LATÓN
Nada queda en la coraza
cuando se consume la vida,
con su triste latido
de suave fuego apagándose
frente a la voz del viento.

Y entre el último suspiro


y la luz de la muerte,
la caravana marcha lúgubremente
por el desierto de los ecos
que se repiten hasta el final.

El latón es un vacío palpable


que guarda sólo silencios
de aquellos ruidos pasados.

La culminación es sólo un réquiem,


un dulce réquiem de descanso eterno.

EL GRITO
Que ruede mi alma
como un canto inacabable
que de voz en voz
va llenando el mundo,
con su mísera canción
de versos ordinarios.

Dolor de carne y látigo


hirviendo en el pecho,
y quemando la angustia
con la pobre esperanza
que en las noches de furia
le dan las palabras,
al agitado corazón que late y manda.

Grito perdido, venido del olvido,


desde tierras remotas
alejadas en el tiempo
donde quizás todo esto
no sea más que un rezo.

¡Amén! ...

EXISTENCIA Y SILENCIO
La medida de mi existencia
va cayendo sola hacia el olvido,
piedra rodante siguiendo su destino.

Incierto es el instante que no ha llegado,


que aún es un embrión creciendo
en el tiempo presente, para ser futuro,
luego pasado y después nada ...

Y el castillo de la razón se parece


a una cueva, que entre oscuridad y silencio
oculta las ruinas del trono y el cadáver del rey.

Sin monarcas ni coronas se debate la eternidad.

LA CONFUSIÓN
El viento ruge en la calle,
las horas del reloj van muriendo
bajo la sentencia de sus agujas.

En el fondo todo no es más


que una mera apariencia,
el reloj es la ilusión
de creer que dominamos el tiempo.

A cuenta gotas me llega la dulce inspiración,


y escribo con la paciencia del buey ...

La noche pasa...
y entre viento, relojes y tiempo
la hora del hombre pasa también,
mientras el tic-tac suena constantemente
confundiéndose en la noche
con el latido de mi corazón.
LOS HOMBRES DE ARENA

LOS DURMIENTES DEL MAR


Desde el fondo del mar
vienen marchando ...

El clamor de sus voces es incomprensible,


se parece al ruido de las olas
cuando desbocadas avanzan hacia la playa.

¿Qué canto de sirena les robo el alma?

Sus miradas azules y profundas


no reconocen el tiempo ...

Andrajosos piratas y nobles marinos,


pronto verán el sol
cayendo sobre los muelles del atardecer.

¿Por qué su destino fue hecho de agua y sal?

Veremos sus rostros y sus cabellos de algas verdes.

Los escucho, sé que vienen los marinos durmientes,


paso a paso desde la eternidad ...

LOS NUEVOS HOMBRES


Baja la oscuridad por los cerros,
que lentamente se transforman
en una escenografía de cartulina negra.

Luego el hombre baila el ditirambo


de su vida
como un sátiro de orejas caídas.

Así pasa la tragedia de los hombres,


de los nuevos hombres
que en una noche lejana se olvidaron de los dioses.

MISERIA
La botella ha caído al suelo
se ha roto en mil pedazos,
en la vereda sólo quedan
vidrios rotos de lo que alguna vez fue
la alegría de un corazón desesperado.

Sobre el cordón de la vereda


un hombre sentado con la mirada perdida
muestra en su rostro el castigo de sol.

Un perro arrastra la basura por la calle,


su sombra en el asfalto es perfecta,
pues no se ve que se lo está comiendo la sarna.

Miro todo esto, que puede uno decir


de la miseria del hombre,
si todos tenemos nuestra propia miseria
acaso no son míseras estas líneas que nada lograran.

A veces escribir es un acto miserable.


LOS CRIMINALES

Cada uno ejerce el crimen


para el cual ha nacido,
todos somos los asesinos del otro
y también las víctimas
del que no conocemos.

Queda claro que en este juego


de arañas y moscas,
nadie es inocente
sino sólo un depredador
de primer grado.

Y bajo las gafas negras


el ciego planea el asesinato
de todos los ojos del mundo,
y la calavera quiere rebelarse
desde el fondo de la tierra contra la vida.

Enorme es la fosa que se ha ido llenando


con los cadáveres de inocentes-culpables,
que uno a uno van cayendo como plumas
sin peso hacia el vacío.

LO INVOLUBLE
Lo impalpable, lo que no se toca, está ahí
tan falsamente cerca.
Corre como un río lleno de peces falsos
que saltan en la nada.
Nos tiende su mano que pasa ante nosotros
como un recuerdo jamás vivido.
Es como una voz que nada dice y nos llama
y vamos sumisos sin entender su idioma.
Su alma de viento huracana nuestros sentidos
perdiéndonos en la vastedad de su incorpóreo sueño.
No es un dios pero podría serlo si quisiera
sería un dios alado y soberbio.
Y los hombres vamos llenando el mundo
de continuidad inmediata.
Entonces lo invisible, lo que se oculta a los ojos
camina con el hombre,
es camaleónicamente ágil y astuta,
nunca lo notamos pero ahí está silenciosa
a la espera de nuestro desvío.

EL VENENO DEL HOMBRE


De la forma en que la maleza
cubre las ruinas,
el tiempo mata al hombre
con su paso arrollador
de locomotora oxidada.

Entre la vida y la muerte


se debate una batalla
de sombras y luces,
que giran infinitamente
como un carrusel de dos colores.

Así la lenta forma del fin


llega con las horas
que el tiempo le dio al hombre
como un veneno sin antídoto,
que lo mata lentamente
hasta agotar su respirar.

NATURALEZA
Naturaleza indulgente
precipitándose
sobre el tiempo del hombre.
Llenando las vastedades
de silencio y colores
que se destilan en la superficie.

Enorme milagro
debatiéndose
como un canto en el mundo.
Hombre debo decirte: que ante ella
eres mínimo,
nada puedes
y nada debes hacer en su contra.

LA NUEVA PARTIDA
En cada gota de la lluvia
hay un destino distinto,
una misión a cumplir.

Cada hoja que vuela en el viento


debe seguir su camino,
de suave barcarola en el aire
o de simple basura en el suelo.

Así todo parece tener su destino,


su lugar de pieza de ajedrez
en el tablero del universo.

Pero el hombre es el desorden,


el descuido que tira el tablero
y desperdiga las piezas,
para iniciar una nueva partida
que como todas las demás
jamás podrá ganar.

MINIMINIZACION
En vano se buscan las respuestas
solidas,
se construye pared a pared
la triste forma,
que el hombre le da a los sentimientos
cuadrados o triangulares,
simple razón de condensar todo,
mínimo razonamiento
de reducir hasta lo involuble
a un punto pequeño
que entre los ojos del hombre
parece perderse
en la simplicidad de lo que es ...

EL GUERRERO
Se perdió en el silencio
el grito salvaje
del guerrero que mata
con la fuerza de la espada.

Todo ha caído
y el hombre
esta sólo a un paso
del abismo.

La espada perdió
la fuerza,
su única gloria
es el olvido.
Ya no hay gritos
y el guerrero
es un mudo espectro
que pelea contra
su sombra pasada.

LAS ALMAS DE ARENA


El galope lejano
hace temblar
los surcos de la tierra
que se elevan al cielo
como almas de polvo y arena.

Es como si el jinete
fuera despertando
a los hombres que fueron
y ya no son ...

Y por un momento
la muerte es vencida
por los cascos del caballo,
rebelando a los hombres
que dejaron sus vidas
en el pasado,
que hoy son el polvo
y la arena
de lo que fue impulsos de la vida.

Pero el jinete se aleja,


a las almas de arena
las desarma el viento,
y otra vez el silencio
cae suavemente
sobre el triste pasado.

HOMBRES VELOCES
Los hombres se repiten
como ecos de carne y huesos,
la multiplicación llega al infinito
en la enorme ciudad gris.
Coexistencia angustiosa,
sobrecargado cielo
de truenos y relámpagos.

Voceríos y piernas
que todo lo cubren,
reciclados hombres
de raros estilos,
que en la rapidez momentánea
del presente,
sólo serán una vieja moda
del pasado.

Los hombres veloces


marchan apurados,
el tiempo no les alcanza,
la ciudad gris los consume
y en el histrionismo ilógico de su momento
avanzan por la vida como cadáveres
de voz propia,
que sin darse cuenta se olvidaron de vivir.

LA FLECHA ENVENENADA
Desde el fondo de la noche
aparece la garra,
que asesina y desgarra
la tela de los cuerpos
y lo hilos de los nervios.

Viene como una explosión


de la nada,
puño gigante que golpea
y aplasta a los hombres
con la furia de un cíclope.

Fiera sedienta de llanto


que sitia las almas,
y las ataca sin miramientos
desplegando todo el odio
con su flecha envenenada.

SUPLICIO
Los cuerpos se sumergen
de oscuridad en oscuridad,
y van girando como marionetas
con hilos enredados a sus vidas.

Vivir como en un suplicio


en donde no existe el perdón,
y la herida es la misma
la que se repite infinitamente
como un eco de dolor.

Mientras afuera cae la tarde


las palabras me dejan ...

El silencio es una hoja en blanco,


un mudo papel para las palabras.

NOCTURNO
Es la hora de almas y sueños
en que todo descansa
sobre la piel del silencio
y el silencio de las estrellas.

Oscuridad y sometimiento
parece decir la noche,
cuando acaricia las sienes
de los hombres y sus cansancios.

Girante vacío negro


en donde canta el grillo,
y los ojos del hombre se cierran
para luego renacer
a la versión del nuevo día.

LOS HOMBRES DE ARENA


Los hombres de arena
vuelan junto al viento,
y a lo lejos
desde el cementerio
se oye su canto
de triste cruz quebrada.

NAUFRAGOS EN LA VEREDA
Náufragos sentados en la vereda,
mirando la calle
que les devuelve sólo silencio y soledad.

En sus miradas todo esta apagado,


la luz del sol
estira sus sombras hasta el infinito.

Y cada nuevo minuto que se le escurre a la vida,


cae sin eco
sobre la piel quemada de los náufragos.

Nada los mueve, seres sin esperanza


que dejaron su voz
en el ritual al dios sin oídos.

Hombres de pálpitos sin esencia,


náufragos tristes
de harapienta fe destruida ...

LAS CIVILIZACIONES
Los hombres buscan y encuentran
fragmentos
de sus civilizaciones pasadas.
El espejo del tiempo
les muestra
como en un recurrente sueño,
que la humanidad
es ruinas y efímero esplendor.

Para reconocerse el hombre


debe escarbarse,
desenterrarse del pasado,
y sacarse el polvo del olvido
que una y otra vez
volverá a caer con su manto silencioso
sobre nuestras civilizaciones momentáneas.

REMOLINOS DE ARENA
El fin va llegando
gota a gota
con deslumbrante
puntualidad.
La caída es un hecho,
los pasos
son siempre los mismos,
hombres que vienen,
hombres que van.

Los versos se apagan,


luciérnagas
de velocísima luz
y de punto final.
Hombres de arena
el ocaso
los encierra
la historia se termina,
el viento empuja el remolino
que los arrebata,
y les deja en el cuerpo
la cruz,
el olvido y la paz
como sinónimos
de lo que fue y será ...
LA TRANSMIGRACIÓN DEL YO

BUDA EL ILUMINADO
El príncipe vivía en su palacio
rodeado de los placeres más bellos,
las pieles y las mujeres resplandecían
y se reproducían constantemente como un sueño,
que no tenía fisuras, una perfección de la nada
cegando los ojos del monarca a la realidad.

Pero un día quiso salir de su burbuja,


decidió dar un paseo por las calles de su ciudad,
yo estuve con él, lo acompañé, fuimos juntos
mirando lo que para mi no era extraño,
la pobreza, la miseria, en fin lo que estaba
fuera del palacio, la vida sin pieles bellas
ni abundantes manjares.

¿Príncipe Siddhartha, qué ocurrió en lo más


profundo de su ser?.
Su rostro dulce fue cambiando, miedo, dolor, piedad,
locura, el choque de la verdad más cruel.

Sí alteza, él está enfermo, él sufre dolores


que en su cuerpo se impregnan como alfileres malditos,
pero déjeme decirle que no es el único, todos alguna vez
hemos padecido alguna enfermedad.

Él es un anciano sus años pasaron, alguna vez


fue tan joven como usted, pero la vejez
a todos nos llegara dejándonos alguna sabiduría,
es la culminación, es cuando la débil prisión
del cuerpo comienza a ceder a la fuerza del alma.

Esté otro es un santo, vive una vida austera


y penitente, sólo quiere encontrar
su justa espiritualidad, se aleja de todo
pero busca la inmensidad con tanta ansias
que quizás nunca la encuentre.

Eso por lo que lloran es un hombre muerto,


sí Siddhartha no somos eternos, sólo una fugacidad,
a veces parece que vivir es como una flecha en la nada,
por eso llora la gente al muerto,
y también alguna vez llorarán por ellos,
para eso se vive príncipe, para aprender a morir.

Luego de esto, Siddhartha erró por su reino,


camino seis años en busca de la iluminación.
He sabido que luego de meditar 49 días
debajo de una gran higuera, el príncipe
recibió la corona de la iluminación, su nirvana,
olvidó su nombre y su sangre real,
hoy la gente lo llama Buda, el iluminado.

LOS HUNOS
A las orillas del Danubio
se ha tendido la tristeza,
flamean al viento los estandartes
y en el ruido de sus telas
la horrible sensación de la ausencia
comienza a sentirse en los corazones.

Nosotros, los guerreros de pieles curtidas,


hoy sólo somos niños de llanto fácil,
fuimos los poderosos hunos,
los que estremecíamos a las legiones de Roma,
y arrasamos regiones de belleza insoslayable
como una tormenta que conquistó el cielo
con el rugido del trueno y la luz del rayo.

Pero los sabores que deja la victoria


mueren junto a la espada que yace en el suelo,
la sangre corría pero no era suficiente,
nosotros queríamos un río de eterno cauce rojo,
nada saciaba el hambre de nuestras armas,
la furia inagotable que enciende el alma del guerrero,
hasta no ver la victoria o el fracaso no descansa
los Hunos somos así, la muerte antes que la derrota.

Hoy nada de eso sirve, la muerte es la muerte,


qué importa que nuestros cuellos caigan bajo
la espada romana, aún eso no apagaría el dolor
del corazón,
pudimos ser la gran hoguera donde los césares
divinizados cayeran uno a uno hasta ser sólo cenizas grises.

Y sin embargo nada de eso nos importa,


es que ha muerto nuestro general,
el más valiente de los Hunos,
el que sometió al humillante tributo
a los emperadores romanos de oriente y occidente.

Atila, tú que fuiste grande en la victoria


y la conquista de la Galia,
fuiste aún más grande en la derrota
cuando, visigodos, romanos y francos
unieron sus espadas contra ti,
y la victoria de ellos no te humilló.

Por eso eres Atila el rey eterno de los hunos,


el magnífico azote de Dios,
y nosotros somos tus guerreros
los que iremos contigo con la espada en alto
a la lucha final, en los campos de la muerte.

NERÓN
Toda Roma festejaba esperanzada
había llegado el nuevo emperador,
el nieto del gran Germánico
el viejo cálido y querido por los romanos.

Todo el senado declaró ante el pueblo


que llegaba "el padre de la patria".
Nerón los observaba como un león asesino
que caería sin piedad sobre sus presas.
Ni aún el magnífico filósofo Séneca
en sus más íntimos sueños podría imaginar,
la trágica y horrible coincidencia
de estar junto a quién más tarde
sería su verdugo, el dueño de su último favor.

Yo fui un guardia pretoriano de Nerón,


a quién también engañó con su primera apariencia.
Pero el sol no brillaría siempre sobre la ciudad
eterna, las nubes auguraban en su negrés, lo peor.

He visto como los seres añoran el poder,


desean el control, codician un dominio supremo,
Agripina creyó poder dominar a su hijo
pobre ilusa, ni aun mencionando a Británico
consiguió amedrentar al lobo, el pobre hermanastro
sucumbió en una noche sin estrellas,
pero a ella también se le terminó el hilo de la vida
y en Veis la espada la juzgó y la encontró culpable.

Este loco emperador con sueños de poeta


cantaba con su lira la muerte de inocentes,
mientras Roma se reducía a cenizas y humo,
seis días en el que el fuego cayó sobre la ciudad
como un castigo a tantas maldades cumplidas.

La hora de los culpables llego para los cristianos


que perseguidos caían uno a uno en los juegos
del circo,
devorados por las bestias o asesinados por los gladiadores.
Y lo más cruel era cuando los untaba con aceite
de peces, quemándolos vivos para iluminar los jardines,
apagando los desgarradores gritos con el ruido
de los tambores y címbalos que amenaban sus fiestas.

Maldito césar asesino, a ti también te llego la muerte,


a medianoche el palacio vacío y la ausencia
marcaron el terror que sentías en el alma,
cuando la muerte se acercaba y en forma de puñal
se hundió en tu cuello, y la sangre brotaba,
mientras llorabas y decías " Qué gran artista pierde el mundo".
Entonces entendí que los césares eran sólo hombres,
falsos dioses elevados por nuestra propia necesidad
de ser parte de lo divino.

FILÍPIDES
El clamor de la batalla ha llegado a su punto culminante,
la decisión de los dioses se dictara,
el arco del persa se quebrara o la espada griega caerá.
Y como Ares el general Milcíades nos alienta
con sabias palabras potentes como el trueno.
Los persas nos atacan con picas, espadas y alaridos,
su grito se nos cuela en el alma y la victoria en las manos,
los demonios de oriente comienzan a huir,
el cántaro se quebró, vencedores y vencidos
yacen por todos los campos de la aldea, heridos o muertos,
o futuros esclavos eso parece haber dejado la victoria en Maratón.

Atenea nos ha cedido el triunfo, hecatombes para ella,


plegarias de agradecimientos.
Gran general tu brazo aún no ha soltado la espada
coronada de sangre, que se niega a aceptar la gloria
dentro de su oscura vaina.
No es momento de descanso parece decir tu mirada,
el invasor fue rechazado, es hora de cantar la victoria,
de esparcirla por toda Grecia como un soplo de viento.

¡Oh agotados soldados quién entre todos ustedes


dará la noticia del triunfo, quién correrá
sin detenerse el largo camino hasta nuestra
ciudad la bella Atenas!.

Algo dentro del alma me incita, una voz desconocida


acaso algún dios del Olimpo ha decidido mi destino.
-Yo Filípides soldado griego correré sin descanso
a dar la buena nueva del grandioso triunfo
que has obtenido general Milcíades-.

Debo correr, debo ser el discípulo de Hermes,


mis pies volaran con la sutileza del águila,
ciudadanos de toda Grecia Milcíades triunfó
los Persas han caído bajo la espada griega.

¡El cansancio no podrá detenerme! ...

Zeus mira tristemente desde el Olimpo,


sabe que las parcas han detenido
el hilo de la vida de Filípides,
pronto la vieja Átropos cortara su vida.

He llegado -Escucha gloriosa Atenas, Grecia


ha triunfado- ...

NELSON
El mar impetuoso nos arrastra
hacia una nueva batalla,
el viento infla las velas
y mueve nuestra bandera
con tal fuerza
que en el aire suena el azote
de su tela en la nada.

Parado junto al timón de nuestro barco,


el almirante Nelson medita en silencio,
mientras observa a la gaviota que vuela sola,
una leve sonrisa se escapa de sus labios,
¿acaso a visto pasar frente a su ojo la victoria?.

Yo un humilde marinero soñando con riquezas


he acompañado a Nelson desde la batalla
en donde dejo uno de sus ojos,
fue allá en Calvi, donde dejaste parte de tu mirada
glorioso almirante disfrazado de pirata.

Pero eso no te alcanzo debías perder algo más,


como no recordarlo,
tu dolor era mi dolor, verte sin tu brazo
fue desolador, acaso valía tanto la victoria como el sufrir.

La victoria es grandiosa pero efímera a la vez,


eso lo comprobé cuando infligimos a los franceses
la humillante derrota de sus buques en las costas de Abukir.

La batalla comenzó, suenan los cañones y explotan


los maderos, banderas francesas y españolas
se entremezclan en el mar,
silban las balas de los mosquetes,
y el grito de asalto comienza a llegar,
buques hundidos, velas ardiendo, muertos flotando
en las aguas de Trafalgar.

La victoria fue nuestra, y la derrota también


de que sirvió la gloria si el almirante cayo,
el mar reclamaba su sangre y así se lo llevo.
Nelson busca tu Ítaca allá en la eternidad ...

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