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Gobernanza hídrica
El Programa plantea la implementación de la gobernanza hídrica como un camino
fundamental para alcanzar el desarrollo integral de la población de la Región del Golfo de
Fonseca, usando el recurso agua como el eje articulador de la concertación económica, social
y ambiental. Entendiendo la Gobernanza Hídrica (GH)como la interacción, formal e
informal, de los sistemas políticos, sociales, económicos y administrativos entre los
diferentes actores de la cuenca, en base a normas, valores, comportamientos y modalidades
organizativas, que toman decisiones concertadas procurando una mejor calidad de vida de
los usuarios del agua; asegurando la gestión sostenible de los recursos naturales para alcanzar
la seguridad hídrica. Este concepto implica que la GH ve las cuencas más allá del agua,
también los entiende como un espacio para la organización y planificación territorial, lo cual
incluye la gestión sostenible para otras actividades económicas, como la agricultura y
ganadería, además de ser un espacio para el asentamiento humano. Por ende, el desarrollo de
un modelo de GH crea conocimientos para el crecimiento social y económico, fortalece
capacidades, así como redes cercanas y amplias entre diversos actores. De este modo, el
Programa busca promover el diálogo y la concertación entre todos los actores usuarios del
agua, empleando un enfoque pluralista y democrático. Al facilitar el consenso sobre intereses
comunes entre actores, mediante el fortalecimiento de los mecanismos locales de consulta y
cumplimiento de las instituciones responsables en la gestión del agua, el Programa persigue
aumentar el nivel de preparación de todas las partes interesadas para abordar las causas de
los conflictos hídricos, provocando finalmente que se asegure la gestión hídrica de forma
integral, sostenible y con equidad.
Aunque a través de la historia del planeta se han presentado fenómenos climáticos con
características cíclicas tales como las Glaciaciones, es evidente que en la época actual el
Calentamiento Global evoluciona como un aumento exagerado e inducido de un fenómeno
natural por causas antrópicas. Sin embargo, a pesar de estudios e investigaciones que lo
demuestran, así como la evidencia clara de la afectación de procesos y componentes
naturales, existen corrientes de pensamiento que insisten en devaluar el impacto generado
por este fenómeno, aduciendo las características cambiantes del clima en la Tierra. No es
extraño que muchas de estas manifestaciones provengan de miembros de industrias
aportantes de Gases Efecto Invernadero o de países que se rehúsan a adquirir compromisos
reales frente al control del fenómeno, ya que por sus aportes contaminantes, resultaría en un
gran costo de inversión el reducir sus emisiones, y no todos están dispuestos a pagar por la
salud del Planeta y la supervivencia humana.
La generación hidroeléctrica, constituye una buena oportunidad para el desarrollo de
proyectos de mecanismo de desarrollo limpio, por el aprovechamiento de energía “limpia”
renovable, con eficiencia de reducción de emisiones de GEI, incluso mejor que la obtenida
por la sustitución de combustibles.
Con una generación anual de 32 GWh, el Proyecto Hidroeléctrico Río Blanco reduce: 17,800
toneladas de CO2 anuales
Con una generación anual de 48.19 GWh el Proyecto Hidroeléctrico Cuyamapa reduce:
38,552 toneladas de CO2 anuales
El Proyecto Hidroeléctrico La Gloria reduce: 20,464 toneladas de CO2 anuales
El mecanismo de desarrollo limpio MDL, es el único de los contemplados en el Protocolo de
Kioto que brinda la oportunidad a países en vía de desarrollo, de participar de manera
redituable en la reducción
Reducción de divisas
En Centroamérica, Honduras es uno de los países que se sigue considerando con potenciales
y capacidades para la producción de energía eléctrica, a partir de los recursos renovables.
Entre estos recursos, y tal y como se menciona anteriormente, los ríos constituyen la riqueza
principal para el funcionamiento de las represas hidroeléctricas.
Ese panorama no es nuevo. En la década de los 80, la matriz energética de Honduras estaba
orientada a la generación de energía eléctrica a partir de los recursos hídricos. Sin embargo,
en los años 90 el país inició y fortaleció una dependencia tal, que para el año 2010 el 70% de
la demanda de energía eléctrica provenía de las plantas termoeléctricas, empresas que tal y
como apunta la misma Empresa Nacional de Energía Eléctrica, “a partir de la crisis energética
de 1994, se consolidaron como las principales generadoras de energía en Honduras”.
El cambio de matriz que se dio en los 90, también arrastró consigo un cambio en la
organización institucional empresarial de la generación eléctrica, ensanchando la brecha de
la participación creciente de los actores privados en negocios como la generación de energía
a partir de los ríos. Por otro lado, y lamentablemente, Honduras comienza a registrar una
reversión en el sentido de los intercambios regionales, pasando de ser un exportador neto
hasta principios de los años 90, a ser un importador neto a partir de 1997/987 . Sin embargo,
al igual que para los demás países del mundo, el alto precio de la energía térmica, el deterioro
del medio ambiente a raíz del cambio climático, el calentamiento global y en general, la
contaminación por emisiones de gases de carbono fueron acrecentando una crisis cuya
resolución del problema apuntó nuevamente hacia la generación de la energía a partir de los
recursos renovables y por ende, la obligación de replantearse cada país, su política energética.
Los conocedores de la materia coinciden con la necesidad que había de mutar hacia la
implementación de esa matriz energética, en el caso de Honduras, regresar hacía la usanza
de los años 80. Sostienen también, que el cambio era importante, particularmente porque, por
un lado, el uso de los recursos renovables, concretamente del recurso hídrico y más
recientemente el recurso eólico, acarrea beneficios que pueden considerarse positivos porque
se reduce la contaminación, la generación de CO2, como consecuencia de la quema de los
derivados del petróleo, del bunker y del diesel. Por otro lado, se disminuye la perdida de
divisas como consecuencia de la compra de los derivados del petróleo en el mercado
internacional”.