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Daniel Soberón Blanco 24/11/18

Pluralismo cultural democrático


Una política de la diferencia sostiene, en cambio, que la igualdad como
participación e inclusión de todos los grupos requiere a veces un tratamiento
diferente para los grupos oprimidos o desaventajados. Sostengo que para
promover la justicia social, las políticas sociales deberían acordar a veces un
tratamiento especial a los grupos. Young I. M., (2000, p.266)

El término “Autodefinición positiva” engloba lo que ha sido siempre uno de los


reclamos frente a la política y movimiento de asimilación. “Las últimas décadas
han presenciado un resurgimiento de esta «política de la diferencia», no solo
entre los grupos raciales y étnicos, sino también entre las mujeres, los hombres
gay y las lesbianas, la gente mayor y la gente discapacitada.” Young I.
M., (2000, p.268) Es importante comprenderlo a profundidad pues nutre los
movimientos sociales contemporáneos y es la raíz de un nuevo entramado
político y social que hay que construir desde ahí, si se pretende desafiar las
estructuras existentes que nacieron de otras concepciones y llevan una fuerte
carga patriarcal, racista y clasista. Detenerse en el movimiento feminista e
indígena, resulta indispensable en la reflexión que se pueda hacer de lo que
conviene a la sociedad mexicana, en pos de la solidaridad de grupo. “En la
reivindicación que hacen los movimientos emancipatorios respecto del sentido
positivo de la diferencia de grupo está implícito un ideal diferente de liberación,
ideal que podríamos llamar de pluralismo cultural democrático.” Young I.
M., (2000, p.275)

De especial interés es el punto de partida, pues parece contradictorio, si


bien sigue siendo uno de los pilares de la política de emancipación. “El ideal de
humanidad universal que niega las diferencias naturales ha sido un desarrollo
histórico crucial en la lucha contra la exclusión y la diferenciación por
categorías.” Young I. M., (2000, p.268) De ahí que en el análisis sutil que nos
propone Young, distinguiendo el ideal de asimilación conformista del ideal de
asimilación transformador, encontremos las distinciones que vale la pena
asimilar a nivel institucional. (2000, p.279)
En nuestro caso, como nación multicultural y fuertemente indígena, ésta
reflexión nos ayuda a entender la naturaleza de algunas de las exigencias que
han surgido dentro de los movimientos indígenas. El EZLN cuestiona
precisamente, “el objetivo de la asimilación que ha dominado las relaciones
entre la gente blanca y la gente indígena durante la mayor parte del siglo XX.”
Young I. M., (2000, p.270) Y busca en la autodeterminación, un espacio
precisamente para fortalecerse en cuanto grupo cultural, apelando a las
tradiciones y un mayor grado de autonomía política. Podemos decir que se suma
a la tendencia al intentar visibilizar la opresión y desventaja que enfrentan y se
propone “organizarse autónomamente y afirmar un sentido positivo de su
especificidad cultural y vital.” Young I. M., (2000, p.270)
Es, sin duda, una acotación importante de Iris Marion Young, el hecho de
que los ideales de asimilación, tengan una fuerza y plausibilidad elevadas, y se
hayan posicionado como uno de los caminos a seguir por la mayor parte de los
movimientos, es por eso que aumenta la confusión cuando se propone adoptar el
giro hacia la diferencia. (2000, p.270) Pero esto explica como las dos vertientes se
pueden encontrar dentro de un mismo movimiento social, feminismo humanista y
separatismo feminista por mencionar uno de los ejemplos. Pues en verdad, “Todos
tienen diferencias de grupo en su interior.” Young I. M., (2000, p.273)
Algo esta claro, ciertos grupos siguen siendo privilegiados y la conciencia de
ello es importante para todo grupo, especialmente el dominante. “afirmar el valor y
la especificidad de la cultura y atributos de los grupos oprimidos lleva a una
relativización de la cultura dominante. …. la cultura dominante es forzada a
descubrirse a sí misma por primera vez como especifica: como anglosajona,
europea, cristiana, masculina, heterosexual.” Young I. M., (2000, p.280) Esto
sucedió en 1994, cuando los pueblos indígenas se afirman cultural y políticamente,
se obliga a la clase dominante mexicana a descubrirse a si misma por primera vez,
cosa que le resulto sumamente incomoda. Pues nos encontrábamos con el
persistente dilema, de la asimilación formal y legal, pero la llana opresión y
diferencia en la práctica. ”…dado que ignorar las diferencias de grupo en la polit́ ica
pública no implica que la gente las ignore en la vida e interacción cotidianas, la
opresión continúa aun cuando las leyes y las políticas declaren que todas las
personas son iguales.” Young I. M., (2000, p.285)
Resulta particularmente cómodo posicionarse ahí, en la pretensión de
igualdad y libertad. Sin embargo, la propuesta de una comprensión relacional de la
diferencia, nos puede brindar herramientas para comprender el contexto de dichas
diferencias e identidades. Ya no como una esencia dada, sino una construcción
basada más en afinidades que en una naturaleza común. (2000, p.89-90) Desde
ahí podríamos entender los avances que debemos alcanzar como sociedad plural y
sumamente necesitada. Tanto el feminismo mexicano como nuestros pueblos
originarios seguirán encontrando obstáculos de distinta índole, incluida la dificultad
de articular los elementos positivos de la afinidad de grupo sin esencializarlos. Pero
si deseamos un pluralismo democrático radical, debemos seguir comprendiendo lo
complicado del debate, sus sutilezas y el enfoque que nos dará aliento en la batalla
por los derechos de sectores de la población históricamente segregados.

́ ena formula una


Desde su experiencia de cultura ligada a la tierra, la gente indig
crit́ ica de la racionalidad instrumental de la cultura europea que desemboca en
polución y destrucción ecológica. Young I. M., (2000, p.281)

Fuentes documentales:
Young I. M., (2000) La justicia y la política de la diferencia. España: Ediciones
Cátedra (Grupo Anaya, S. A.).

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