Una política de la diferencia sostiene, en cambio, que la igualdad como participación e inclusión de todos los grupos requiere a veces un tratamiento diferente para los grupos oprimidos o desaventajados. Sostengo que para promover la justicia social, las políticas sociales deberían acordar a veces un tratamiento especial a los grupos. Young I. M., (2000, p.266)
El término “Autodefinición positiva” engloba lo que ha sido siempre uno de los
reclamos frente a la política y movimiento de asimilación. “Las últimas décadas han presenciado un resurgimiento de esta «política de la diferencia», no solo entre los grupos raciales y étnicos, sino también entre las mujeres, los hombres gay y las lesbianas, la gente mayor y la gente discapacitada.” Young I. M., (2000, p.268) Es importante comprenderlo a profundidad pues nutre los movimientos sociales contemporáneos y es la raíz de un nuevo entramado político y social que hay que construir desde ahí, si se pretende desafiar las estructuras existentes que nacieron de otras concepciones y llevan una fuerte carga patriarcal, racista y clasista. Detenerse en el movimiento feminista e indígena, resulta indispensable en la reflexión que se pueda hacer de lo que conviene a la sociedad mexicana, en pos de la solidaridad de grupo. “En la reivindicación que hacen los movimientos emancipatorios respecto del sentido positivo de la diferencia de grupo está implícito un ideal diferente de liberación, ideal que podríamos llamar de pluralismo cultural democrático.” Young I. M., (2000, p.275)
De especial interés es el punto de partida, pues parece contradictorio, si
bien sigue siendo uno de los pilares de la política de emancipación. “El ideal de humanidad universal que niega las diferencias naturales ha sido un desarrollo histórico crucial en la lucha contra la exclusión y la diferenciación por categorías.” Young I. M., (2000, p.268) De ahí que en el análisis sutil que nos propone Young, distinguiendo el ideal de asimilación conformista del ideal de asimilación transformador, encontremos las distinciones que vale la pena asimilar a nivel institucional. (2000, p.279) En nuestro caso, como nación multicultural y fuertemente indígena, ésta reflexión nos ayuda a entender la naturaleza de algunas de las exigencias que han surgido dentro de los movimientos indígenas. El EZLN cuestiona precisamente, “el objetivo de la asimilación que ha dominado las relaciones entre la gente blanca y la gente indígena durante la mayor parte del siglo XX.” Young I. M., (2000, p.270) Y busca en la autodeterminación, un espacio precisamente para fortalecerse en cuanto grupo cultural, apelando a las tradiciones y un mayor grado de autonomía política. Podemos decir que se suma a la tendencia al intentar visibilizar la opresión y desventaja que enfrentan y se propone “organizarse autónomamente y afirmar un sentido positivo de su especificidad cultural y vital.” Young I. M., (2000, p.270) Es, sin duda, una acotación importante de Iris Marion Young, el hecho de que los ideales de asimilación, tengan una fuerza y plausibilidad elevadas, y se hayan posicionado como uno de los caminos a seguir por la mayor parte de los movimientos, es por eso que aumenta la confusión cuando se propone adoptar el giro hacia la diferencia. (2000, p.270) Pero esto explica como las dos vertientes se pueden encontrar dentro de un mismo movimiento social, feminismo humanista y separatismo feminista por mencionar uno de los ejemplos. Pues en verdad, “Todos tienen diferencias de grupo en su interior.” Young I. M., (2000, p.273) Algo esta claro, ciertos grupos siguen siendo privilegiados y la conciencia de ello es importante para todo grupo, especialmente el dominante. “afirmar el valor y la especificidad de la cultura y atributos de los grupos oprimidos lleva a una relativización de la cultura dominante. …. la cultura dominante es forzada a descubrirse a sí misma por primera vez como especifica: como anglosajona, europea, cristiana, masculina, heterosexual.” Young I. M., (2000, p.280) Esto sucedió en 1994, cuando los pueblos indígenas se afirman cultural y políticamente, se obliga a la clase dominante mexicana a descubrirse a si misma por primera vez, cosa que le resulto sumamente incomoda. Pues nos encontrábamos con el persistente dilema, de la asimilación formal y legal, pero la llana opresión y diferencia en la práctica. ”…dado que ignorar las diferencias de grupo en la polit́ ica pública no implica que la gente las ignore en la vida e interacción cotidianas, la opresión continúa aun cuando las leyes y las políticas declaren que todas las personas son iguales.” Young I. M., (2000, p.285) Resulta particularmente cómodo posicionarse ahí, en la pretensión de igualdad y libertad. Sin embargo, la propuesta de una comprensión relacional de la diferencia, nos puede brindar herramientas para comprender el contexto de dichas diferencias e identidades. Ya no como una esencia dada, sino una construcción basada más en afinidades que en una naturaleza común. (2000, p.89-90) Desde ahí podríamos entender los avances que debemos alcanzar como sociedad plural y sumamente necesitada. Tanto el feminismo mexicano como nuestros pueblos originarios seguirán encontrando obstáculos de distinta índole, incluida la dificultad de articular los elementos positivos de la afinidad de grupo sin esencializarlos. Pero si deseamos un pluralismo democrático radical, debemos seguir comprendiendo lo complicado del debate, sus sutilezas y el enfoque que nos dará aliento en la batalla por los derechos de sectores de la población históricamente segregados.
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Desde su experiencia de cultura ligada a la tierra, la gente indig crit́ ica de la racionalidad instrumental de la cultura europea que desemboca en polución y destrucción ecológica. Young I. M., (2000, p.281)
Fuentes documentales: Young I. M., (2000) La justicia y la política de la diferencia. España: Ediciones Cátedra (Grupo Anaya, S. A.).
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