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Mente 1

Mente
La mente es el nombre más común del
fenómeno emergente que es
responsable del entendimiento, la
capacidad de crear pensamientos, el
raciocinio, la percepción, la emoción,
la memoria, la imaginación y la
voluntad, y otras habilidades
cognitivas.

Es la facultad del cerebro que permite


reunir información, razonar y extraer
conclusiones.[1]
La mente tiene tres tipos de procesos:
los conscientes, los inconscientes y los
procesativos. También abarca
funciones no intelectuales, funciones
Las ciencias cognitivas: teorías explicativas en torno a las funciones de la mente,
afectivas. Estudios de laboratorio encefálicamente incorporadas, en sujetos socio-comunicativamente vinculados.
sugieren la idea de que la mente es un
resultado de la actividad del cerebro, por poder localizar la actividad pensante del individuo en regiones concretas,
tales como el hipocampo. Los neurólogos confirman que, al interaccionar las diferentes regiones, el individuo puede
manifestar estados polarizados de su personalidad. Gracias a estos descubrimientos se ha podido avanzar en
psicofarmacología, por ejemplo en los denominados antidepresivos, con resultados muy alentadores.

Como objeto de estudio, la mente ha sido tratada por la psicología desde sus inicios, y su conceptualización está
presente en casi todas las teorías psicológicas.

Generalidades
En psicología se distingue entre mente y cerebro, aunque la mente emerge del cerebro, y cuyo funcionamiento
explicaría la conducta manifiesta de los seres humanos. Sin embargo, está más vinculada a la disciplina llamada
filosofía de la mente.
La mente sería la responsable de los estados intermedios entre una conducta y otra conducta, o bien entre un
estímulo (input) y una respuesta (output). Sería como un artefacto del que se conocen las entradas y salidas pero no
se sabe cómo procesa la información para llegar al estado final de respuesta.
Otros científicos y filósofos sostienen que el cerebro es condición necesaria, pero no suficiente, para que la mente
realice sus funciones. Por ejemplo, Eccles, neurólogo y Premio Nobel de Medicina, y Popper, filósofo de la ciencia.
Aunque con posturas diferentes, ninguno de los dos es materialista; no identifican el pensamiento con la actividad
cerebral.[2]
Una posición materialista de la mente es que la mente es materia que se analiza a sí misma (retroalimentación de
sistemas materiales). Es decir, en su evolución, la materia ha pasado de estados caóticos a estados organizados
inorgánicos, luego a estados orgánicos, y finalmente logra analizar estados actuales para lograr estados sucesivos. La
materia se organizaría en sistemas autorregulados. Un ejemplo podría ser el materialismo dialéctico o también el
materialismo reductivo propio de las ciencias duras como la física y la química.
Hay que destacar que no es lo mismo referirse a la mente como el comportamiento de la materia, o referirse a la
mente como algo paralelo y distinto a la materia, pero con existencia propia y estatuto ontológico. El ejemplo más
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conocido es la dualidad establecida por René Descartes de una mente distinta al cuerpo pero unida a él: pienso, luego
existo. Estas diferencias no son menores puesto que abren discusiones tales como ¿todos los animales tienen mente o
solamente los animales humanos la tienen?
Desde las neurociencias la mente puede considerarse una experiencia subjetiva creada por el cerebro con el fin de
producir un punto de referencia para el movimiento (Rodolfo Llinas en "El cerebro y el mito del yo"). Siendo así, la
mente puede considerarse una función más del cerebro encargada de organizar la conducta hacia objetivos
determinados y que produce una experiencia subjetiva conocida como "yo" alrededor de la cual se organiza el
movimiento (conducta). La función mental sería una propiedad emergente del cerebro como la función digestiva lo
es del aparato digestivo.
Para Howard Gardner la mente consiste en un conjunto de mecanismos computadores sensiblemente específicos e
independientes. La inteligencia emerge de la supraestructura conformada por las estructuras mentales.[3] Las
estructuras mentales serían acciones cumplidas o en potencia exteriorizadas en movimiento o interiorizadas en
pensamiento. Para Piaget la estructura elemental del conocimiento es el esquema. Diferenciaba las operaciones
concretas de las formales.,[4] lo que permitiría diferenciar tres componentes de la mente:
• La mente concreta realiza los procesos básicos del pensamiento: Observación, comparación, relación,
clasificación, que son la base del análisis-síntesis.
• La mente práctica realiza procesos directivos y ejecutivos de pensamiento, relaciona las causas con los efectos y
los medios con los fines. Es la base de la inteligencia y los metacomponentes de la misma tal y como los
denomina Robert J. Sternberg en su teoría triárquica de la inteligencia.
• La mente abstracta realiza procesos de reflexión consciente, accede a sus propias representaciones y las
modifica. La razón es la facultad superior de conocimiento ya que hace abstracción de todo su contenido. Así lo
planteaba Kant en su Crítica de la razón pura.

Ontogénesis de la mente
En términos generales, se puede decir que la mente nace en el momento que hay una parte asignada en el cerebro que
tiene el potencial de evaluar el desgaste general de las distintas regiones (lóbulo occipital), otorgar una prioridad con
base en el menor coste emocional (lóbulo temporal) o ser capaz de razonar el proceso o por lo menos tener el
potencial de hacerlo (lóbulo frontal).
La mente induce comportamientos emocionales sujetos a la línea de menor sufrimiento o a la de libido (amígdala
cerebral). Por lo tanto, la naturaleza del cerebro y la prioridad de la mente, será encontrar una solución que aporte el
mayor beneficio con el menor sufrimiento. El inconsciente marca el patrón conductual de todo ser que posea una
mente y define la psiquis basándose en el desgaste emocional, que guarda relación con el desgaste energético. La
parte consciente depende de la energía disponible, cuando nos evaluamos, hacemos una consulta inconsciente al
subconsciente, rescatamos parte de esa información y damos una estimación sobre si podremos o no abordar una
tarea. La pulsión o impulso aparece cuando existe un objetivo que estimamos bueno. El inconsciente y el consciente
son diferentes niveles de influencias en los recursos emocionales-energéticos: El entorno y el cuerpo somete a la
mente a constantes influencias, dependiendo del peso que tenga la influencia en el proceso de integración de la
información en la mente, esta lo tratará como información de proceso y almacenamiento automático (inconsciente),
como información de importancia relativa, dependiente de otros factores (preconsciente) o como información
absolutamente relevante en función de la tarea que estemos realizando en ese momento (consciente).
La existencia de neuronas espejo, da la capacidad de realimentar la información que procesan otras regiones
metabólicas cerebrales, otorgando el poder de proyectar en el tiempo estos datos. Esto dota al humano de la
capacidad de imaginar y especular posibles futuros o cómo mejorar pasados desagradables. Sólo el humano tendría
la capacidad de realimentar sus pensamientos según datos especulativos sobre cómo se podría sentir su semejante,
tomando como base cómo él mismo se siente y si ese sentimiento es generalizado o personal. Sin embargo, la
capacidad de predecir la conducta de otros organismos y actuar en consecuencia, es fundamental para la
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supervivencia de todo organismo que tenga capacidad de movimiento voluntario, tanto para el ataque como para la
fuga.
El 'yo' humano, va más allá de los aspectos puramente de bienestar físico. Este es el fundamento de la Teoría de la
Mente, postulado por Roger Penrose, y que junto a Stuart Hameroff trabajan conjuntamente en cómo emerge la
conciencia a través de procesos cuánticos que interaccionan con el elemento más fino de la microbiología cuántica:
el Microtúbulo.
Breve historia sobre el estudio científico de la mente. El término Neurociencia apareció hace más de treinta años.
Actualmente se publican más de 40.000 artículos al año sobre esta materia. El ritmo es vertiginoso. Estamos
asistiendo a una "explosión" científica en tal sentido. Actualmente, los neurocientíficos se preocupan de la mente.
Sin embargo, decía Cajal: "Pasarán siglos y acaso millares de años antes que el hombre pueda entrever algo del
insondable arcano del mecanismo no sólo de nuestra psicología, sino de la más sencilla, de un insecto". Cajal decía:
"Los centros nerviosos de los mamíferos, especialmente los del hombre, representan la verdadera obra maestra de la
naturaleza, la máquina más sutilmente complicada que la vida puede ofrecer". En este sentido, es interesante
consultar el trabajo de Cajal titulado, "Algunas conjeturas sobre el mecanismo anatómico de la ideación, asociación
y atención" de 1895. Dice Reinoso, "En el cerebro de las diferentes especies, y en el caso del cerebro humano en
relación con el de otros mamíferos, existen diferencias anatómicas, funcionales, genéticas y de desarrollo que son
necesarias para configurar tipos neuronales específicos y esencialmente complejas redes neuronales que le son
propias. Por añadidura, además de todas las grandes diferencias neurobiológicas con el cerebro de otros seres vivos,
el cerebro humano tiene característica específica de ser humano".
El problema es complejo: El organismo funciona como un todo, como una unidad biológica, influenciándose unas
estructuras sobre otras: el sistema nervioso central sobre los demás órganos, los demás órganos sobre el sistema
nervioso, influencia unitaria que se da también en las primeras etapas de la vida, manifestadas, por ejemplo, en los
fenómenos de inducción. Sistema nervioso y organismo en general, con las influencias mutuas correspondientes, y
actuando de forma mancomunada, constituyen las herramientas del individuo humano para manifestar su ser y estar
en el mundo. Por ejemplo, se necesita que las áreas corticales correspondientes estén en orden para que pueda tener
lugar el lenguaje, la expresión emocional del rostro o de las manos, la escritura, la posibilidad de hacer cálculos
matemáticos, conducir un coche, etc. Pero no hay que olvidar que lo emocional, lo racional, cualquier
comportamiento, no afecta sólo a las áreas cerebrales correspondientes, sino también a los órganos diana y a todo el
organismo en mayor o menor medida (piénsese a modo de ejemplo en los cambios en la tensión arterial durante el
sueño, o con una emoción, o cuando nos concentramos intelectualmente, etc., etc.), y a toda la persona, como una
unidad que es. En todo momento, por lo tanto, la unidad se hace patente.
1. La mente, como emergencia cerebral. Si hacemos un poco de historia, podemos decir que en la época clásica,
Demócrito pensaba que todo estaba constituido por partículas indivisibles –los átomos-, incluida el alma. Los átomos
del alma son, según Demócrito, los más sutiles, por lo que pueden penetrar todos los órganos del cuerpo. Así se
explica que el alma sea capaz de animar todo el ser hasta los lugares más recónditos. En tiempos más recientes,
cuando la neurofisiología comenzó a aportar datos sobre el funcionamiento del sistema nervioso ha habido y hay
científicos que consideran el cerebro como el asiento de la actividad mental. Sin necesidad de recurrir a experiencias
sofisticadas hay abundantes datos de experiencia corriente que parecen abonar esta hipótesis. Un traumatismo
craneal produce con facilidad pérdida de conciencia. Cuando el peso encefálico desciende por debajo de 1.100 g hay
idiocia, tanto más acentuada cuanto menor es el peso cerebral. Cuando por motivos clínicos hay que extirpar áreas de
la corteza cerebral denominadas mudas, mientras no se rebasa una cierta extensión, no se observa ninguna
repercusión en el cociente intelectual, pero si se supera, la disminución de tal cociente es proporcional a la extensión
de la corteza extirpada. Si se practica una leucotomía (sección de las fibras que llegan al polo frontal del cerebro) se
produce un notable cambio en la personalidad en el leucotomizado. Y todavía se podrían aducir más hechos que
muestran, como los ya mencionados, la estrecha relación entre inteligencia y cerebro y que cuando falla el cerebro
queda abolida la actividad intelectual.
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Es clásico el caso de Phineas Gage, que tuvo una grave lesión de la corteza prefrontal y padeció un fuerte cambio de
personalidad. Es sorprendente el funcionamiento del área motora suplementaria, que se activa antes de producirse un
movimiento voluntario, y cuya lesión da lugar al mutismo acinético. Siempre asombra la enfermedad de Alzheimer,
en que se alteran de forma progresiva y grave (entre otras estructuras) las áreas asociativas de la corteza cerebral,
mucho más desarrolladas en el hombre que en los demás animales, cortezas tan relacionadas con aspectos cruciales
de la mente humana. Pero un enfermo mental sigue siendo un ser humano, enfermo, pero humano.
Sechenov afirmaba:”Toda función cerebral, también las superiores, son un reflejo sometido a las leyes físicas”.
Flourens decía que “los hemisferios cerebrales son el lugar de la percepción y asiento de todas las funciones
intelectuales”. Barlow opinaba que “el pensamiento es la obra de las neuronas, por lo que no debemos utilizar frases
como: las neuronas reflejan el proceso mental, pues la actividad neuronal es, ni más ni menos, que el proceso
mental”. De Le Doux es esta frase: “tú eres tus sinapsis, y ellas son lo que tú eres”. Llinás atribuye la toma de
conciencia a las ondas que, con una frecuencia de 12 milésimas de segundo, barren las áreas de asociación e integran
la función de los distintos centros cerebrales. Desde hace unos años se han introducido en el arsenal de diagnóstico
por neuroimagen dos técnicas importantes: la PET (positron emission tomography, tomografía por emisión de
positrones) y la RMf (resonancia magnética funcional), que permiten ver con gran precisión no sólo la morfología
normal o patológica de los distintos centros cerebrales sino también su estado funcional. Basados en esta posibilidad
de saber qué centros nerviosos entran en actividad cuando practicamos diversas maniobras o movimientos o cuando
realizamos diferentes operaciones mentales, algunos, como P. Roland, han llegado a precisar las áreas cerebrales
donde asienta nuestra capacidad de pensar. Representantes del monismo materialista fueron los presocráticos y, más
recientemente, Hume
2. Concepción mentalista. Sherrington, Premio Nobel, contemporáneo de Cajal, uno de los padres de la
neurofisiología, en una charla en la BBC decía: “El estudio de los procesos neurales incide más y más sobre el
estudio de la mente, pero todavía hay procesos que parecen estar más allá de cualquier fisiología del cerebro. Es
demasiado salto para que yo de una reacción eléctrica en mi cerebro pase, de pronto, a ver el mundo que me rodea”.
Lorenz opinaba que: “El hiato entre cuerpo y alma es insalvable. Yo no pienso que sea una limitación debida al
estado de nuestros conocimientos y que un avance utópico de éstos nos lleve a las puertas de la solución del
problema”. Algo parecido pensaba Tindall: “Es impensable el paso de la física del cerebro a los correspondientes
hechos de conciencia. Aún admitiendo que un pensamiento definido y una reacción molecular definida ocurran
simultáneamente, en el cerebro no poseemos el órgano intelectual que nos permita pasar de uno a otro”. Laín
Entralgo escribió: “La vida en general y por excelencia la vida humana, no puede ser científicamente conocida sin la
biología molecular, mas tampoco sólo con ella; en sí misma considerada, la vida es algo más que biología
molecular”. Representante del monismo idealista es Berkeley. Del dualismo, aparte de Platón, lo es Descartes.
También es dualista Eccles, aunque en un sentido un tanto diferente al de Platón.
3. Concepción puramente emergentista. Esta concepción admite que las funciones superiores del hombre suponen un
salto cualitativo con respecto a las funciones biofísicas y bioquímicas que tienen lugar en nuestro cerebro. Para
explicar este salto los partidarios de esta hipótesis, hablan de la emergencia: lo que es incapaz de hacer una neurona
es factible para una red neuronal. Así Churchland y Sejnowski afirman que: “el circuito neuronal posee propiedades
no atribuibles a sus elementos constituyentes”. Y Bunge dice: “las neuronas, en cuanto componentes de una
población celular, son amentales, en cambio, los organismos dotados de capacidad mental poseen psicosistemas. El
cerebro y algunos de sus subsistemas pueden pensar”. Sperry atribuye el salto emergente a patrones y programas
cerebrales.
4. La percepción y el pensamiento, considerados como metaneuronales. Sensación es la reacción que producen los
impulsos nerviosos, originados por un estímulo sensorial, en la corteza del cerebro. Es un proceso puramente
físico-químico. La percepción es la sensación consciente, es decir, los impulsos evocados en la corteza sensorial
pasan a ser un fenómeno consciente para el sujeto que percibe. La percepción necesita, por tanto, de la sensación,
que es la fase neurológica de la percepción. La segunda fase, el paso de lo sentido a la percepción, aún siendo un
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fenómeno común al hombre y a los animales superiores, rebasa el ámbito neuronal, por lo que es cualitativamente
distinto de la sensación. Supongamos que un individuo está mirando un libro. Si pudieran decir sus neuronas del área
visual primaria de la corteza cerebral (área l7) qué es lo que experimentan, al recibir los impulsos nerviosos que han
provocado los rayos luminosos que provienen del libro, dirían que están recibiendo una serie de descargas
(potenciales evocados) de una frecuencia dependiente del color y de la intensidad de la luz que proviene del libro y
que ellas, si la intensidad de esos potenciales evocados es suficiente, se descargan sobre neuronas de las áreas de
asociación visual (áreas 18 y 19). Lo que no dirían es que están viendo el libro, porque no lo ven. En efecto, entre
recibir impulsos y ver hay un salto. Además, aun admitiendo que pudieran reflejar una cierta imagen del objeto, la
referirían a ellas mismas, no a un libro independiente y alejado de ellas. Tanto los impulsos nerviosos que llegan al
área 17, como a las áreas secundarias y a las áreas de asociación polimodal son de la misma naturaleza, se reducen a
cambios de potencial y a la liberación de neurotransmisores. Las neuronas, a pesar de sus amplias capacidades
funcionales, tienen limitaciones y una de ellas es que si una neurona recibe información de diferentes áreas
sensoriales, la tiene que recibir de forma sucesiva, pues la llegada de un impulso bloquea la recepción de otros
impulsos. Y si la información la recibe de manera sucesiva cada neurona necesitaría una memoria para almacenar la
información que recibe en distintos momentos e integrarla. Pero las neuronas como tales no tienen un centro de
memoria. Por otra parte, las neuronas siempre responden de la misma manera, aunque sea muy diferente la
información que llegue. Algo similar ocurre con las columnas neuronales de la corteza cerebral. La percepción
implica ver, oír, etc. los objetos, y no sentir una serie de descargas en las áreas sensoriales correspondientes;
localizar esas imágenes no dentro de uno mismo sino como algo extracerebral; y ser consciente de que se está
percibiendo, lo que implica ya un primer grado de reflexión. Si la percepción es metaneuronal, con mayor razón lo
ha de ser el pensamiento, que es un proceso propio de la especie humana. Aun considerenado el carácter
metaneuronal de la abstracción, la información sensorial y la actividad integradora del cerebro no son inútiles. Si
falla este paso no se puede llegar a abstraer. Entonces ¿quién es el que piensa? Es posible que un hombre de la calle
responda a esta pregunta con más facilidad que un científico. Con toda seguridad que el primero responderá
espontáneamente: yo, y lo mismo nos diría si preguntáramos a quien está alegre o a quien está preocupado. Yo soy el
que piensa, el que está alegre o preocupado, es decir todo mi ser, mi persona. El sujeto de todas las operaciones sería
la persona. Lo que sí varía es el instrumento, es decir, la parte del individuo que actúa en cada una de sus
operaciones: los pulmones en la respiración o el cerebro en el pensamiento.
5. El problema mente-cerebro. Se trata de una variante moderna del problema alma-cuerpo, materia-forma,
materia-espíritu, mente-cuerpo. Para Damasio, “el cerebro creó al hombre”, la espititualidad no existe, se trata de la
expresión de mecanismos neuronales. Sin embargo, como se ha dicho más arriba, no se ha demostrado aún
científicamente tales afirmaciones. Para otros, se trata de dos realidades distintas, aunque compenetradas.
Algunos de los autores citados en el apartado anterior
1. Sechenov JM. Reflexes of the brain. Leningrado 1935 (1ª edic. 1863).
2. Flourens P. Recherches experimentales sur les proprietés et les fonctions du système nerveux dans les animaux
vertebrés. París, 1924.
3. Barlow HB. Perception 1972; 1: 371-394.
4. Kandel ER. Principles of neural science. Elsevier, North-Holland, Amsterdam, 1981.
5. Llinás R. From neurons to self. Cambridge: MIT Press, 2001.
6. Roland P. Brain activation. Wiley-Liss , Nueva York, 1993.
7. Sherrington CS . The physical basis of mind. Ed. Peter Lasslet, Blackwell, Oxford, l968.
8. Creutzfeld OD & Roger G. Brain mechanisms and the phenomenology of conscious experience. En: Cerebral
correlates of conscious experiences. Eds. Buser & Rongeul, North Holland, Amsterdam, l978.
9. Lorenz K. Behind the mirror. Methuen, Londres, 1977.
10. Tindall Citado por James W, en: Principles of Psychology. Holt, Nueva York, 1990.
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11. Laín Entralgo P. El problema cerebro-mente. Alianza editorial, Madrid, 1995.


12. Churchland PM. A neurocomputational perspective. The nature of mind and the structure of science. Cambridge:
MIT Press, 1989.
13. Bunge M. Emergence and the mind, en: Comentaries in the Neurosciences. Pergamon Press, 1980.
14. Sperry RW. Science and moral priority. Merging mind, brain and human values. Nueva York: Columbia Univ.
Press, 1983.
15. Mountcastle VB. An organizing principle for cerebral function. The unit module and the distributed system. En:
The mindful brain, Ed. Schmitt, F. Cambridge, MIT Press, 1978.
16. Eccles J. Do mental events cause neural events analogously to the probability fields of quantum mechanics?
Proc. R Soc Lond B 1986; 227: 411-28.
17. Platón, Fedro, 246 a.
18. Descartes R. Philosophical works, Cambridge Univ. Press, 1931.
19. Eccles J. A unitary hypothesis of mind-brain interaction in the cerebral cortex. Proc R Soc Lond B 1990;
240:433-51.
20. Aristóteles. De sensu et sensato, De memoria et reminiscentia, GRT Ross Cambridge, 1906.
21. Damasio, A. “El cerebro creó al hombre”. Imago Mundi, 2010.

Trastornos de la mente
Se caracterizan por un desarrollo patológico de las facultades ontogénicas de la mente, dependiente de la especie en
cuestión. Por norma general ocasiona dificultades al individuo o a sus semejantes, al grado de poner en riesgo las
facultades homeostáticas, bien propias o ajenas pudiendo afectar a individuos o sus bienes. La desvirtuación sólo
puede definirse respecto a un patrón medio comparativo con los demás individuos y su historia, por lo que a lo largo
de esta la lista de trastornos reconocidos como tales ha variado.
Este funcionamiento "anormal" puede deberse a causas ambientales que causan lesiones o a factores genéticos. En
un momento dado, puede colapsarse la parte racional, siendo incapaz de encontrar caminos que enfrenten la realidad,
originando un trastorno puntual o bien demostrando que lo puntual es la pauta general. Comúnmente es provocado
por un agotamiento emocional, que por norma general nace de una situación no deseada o aquella que la mente
evalúa como insostenible desde su punto de vista. Las patologías mentales nacen en el momento que el individuo ha
incorporado como parte de la solución, un proceso que induce un riesgo para su propia salud o la de cualquier otro
individuo de forma sostenida en el tiempo. Estos patrones de comportamientos se pueden catalogar como lesiones.

Índices de tolerancia
Hemos de tener en cuenta que, el mayor desgaste que tiene el cerebro, es el aprendizaje, y todo lo que ello conlleva:
Aprendemos porque nos estresamos, nos emocionamos, nos enamoramos... en definitiva, todo lo que nuestros
sentidos nos aportan los relacionamos con las sensaciones, modulando y moldeando la mente, que los asocia a
valores que reutilizaremos o procuraremos evitar. Lo que aprendemos incorpora cambios a nuestro comportamiento.
Dado que esto conlleva la creación de nuevos enlaces sinápticos, se puede decir que el cerebro tiene una tolerancia
máxima al moldeado, y una organización de la información directamente proporcional al número de enlaces
sinápticos establecidos durante la etapa de aprendizaje, que modula la percepción. El aprendizaje facilita la
neurotransmisión y minimiza el consumo, optimizando el funcionamiento general. No aprendemos para solucionar el
estrés, o evitar sufrir, ni tan siquiera para aprender a controlar las emociones; sino que estas son las causas por las
cuales incorporamos nuevos patrones de comportamiento y por lo tanto es consecuencia directa de nuestro
aprendizaje. Podemos buscar soluciones a un estado indeseado, tratar de recrear realidades placenteras o buscar la
verdad... pero todo acto que creemos voluntario, está condicionado por una motivación emocional, que es la que
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rearma la pulsión que nos motiva a actuar. Al ser una respuesta evolutiva, esta acción nos proporcionará más
posibilidades de sobrevivir al proceso de selección natural, por lo que nos permite la supervivencia y la preservación
de la especie durante millones de años. Si bien el cerebro nunca termina de establecer nuevas sinapsis, el aprendizaje
de la mente sí que está limitado por la especialización sináptica. Por lo que se establecen dos tipos de aprendizajes
diferentes, según las modificaciones que el cerebro tenga que realizar para incorporarlos en su nuevo esquema, y de
las posibilidades de establecer nuevos caminos no especializados, que acabaran especializándose con su uso
repetitivo:
• Aprendizaje sostenible: Se define con base en aquello que la mente ha conceptualizado como bueno y lo
fomenta (sinapsis especializadas).
• Aprendizaje insostenible:. Se define con base en aquello que destruye u opone resistencia a la consecución
de lo bueno. Puede llegar a ser destructivo si en el proceso de asimilación de la información incluye la
destrucción de enlaces sinápticos altamente especializados.

Analogías
Existe la tendencia a comparar al cerebro con los constructos electrónicos del hombre. No se debe hacer, pues se
suele caer en demagogia y alguna que otra falacia argumental. No existe base científica que logre demostrar sin
margen de error que los datos de las comparaciones sean fiables al 100%, por lo que esos estudios son estimaciones
por comparación entre conceptos equivalentes. Si bien las equivalencias pueden llegar a satisfacer los requerimientos
de ciertos científicos, ellos mismos reconocen sus límites a la hora de entender el funcionamiento exacto del cerebro.

Salvando las diferencias


Los ingenios del hombre suelen reflejar el funcionamiento interno de la mente, es decir, el funcionamiento interno se
demuestra por la evidencia externa (transforma energía bioquímica en trabajo). No es raro, por tanto, que se
establezcan analogías que nos permitan realimentar la capacidad creativa y a su vez nos desvelen aún más secretos
del funcionamiento cerebral. No es raro que en ciencias se usen paralelismos. Por ejemplo, en paleontología, cada
descubrimiento se suele contrastar con las evidencias actuales y las funciones que actualmente desempeña la especie
más afín con los huesos descubiertos, trazando un paralelo razonable que permita explicar las funciones de la especie
descubierta por el paleontólogo.

En el campo de la informática
Es evidente que un sistema de transferencia de cargas bioeléctricas (cerebro) no es lo mismo que un sistema de
transferencia de procesos (clúster informático). En el primero se transforma la energía, en el segundo se transforman
procesos que resultan ser verdaderos o falsos.
En un cerebro no hay (o no debería haberlo) problemas a la hora de transformar la energía, por lo que los problemas
se relacionan con la capacidad de las regiones metabólicas de hacerlo con la eficiencia adecuada y asegurándose de
que lo inicial es equivalente a lo final (simetría). En los cerebros de los homínidos, hay un gran coste por parte de
nuestros progenitores: Dependemos de la educación. La educación establece las prioridades, la moral, los objetivos,
en definitiva, nuestra relación con el medio, nuestro ego... en definitiva, la educación configura el funcionamiento de
nuestra mente.
En un clúster no hay (o debería no haberlo) problemas con el suministro de energía, por lo que los problemas se
relacionan con la capacidad del o los microprocesadores de atender las solicitudes para acceder al hardware que les
permitirá ejecutar los procesos adecuados. Para ello se ha creado software que se encarga de evaluar la carga de
procesos por microprocesador y asignarlos a los procesadores menos cargados. Para gestionarlo adecuadamente hay
otro tipo de software que se encarga de balancear la carga de los procesadores implicados en tareas seleccionadas por
los administradores del sistema.
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Describiendo las similitudes


El software es al hardware lo que la mente es al cerebro.
En un sistema homeostático no biológico se definen tres niveles de funcionamiento:
• Fuerza: Es el circuito diseñado para suministrar la intensidad eléctrica adecuada que permitirá activar el sistema
motriz que transformará la energía eléctrica en cualquier otra forma de energía (por ejemplo, hidráulica).
• Mando: Es el circuito diseñado para condicionar el trabajo a realizar, en función de los datos externos.
• Protección: Es el circuito diseñado para proteger al sistema completo, informando de alarmas, emergencias y
situaciones de inminente peligro.
En un sistema homeostático biológico se definen tres niveles de funcionamiento:
• Fuerza: Son los elementos biológicos que intervienen en la comunicación entre el sistema nervioso central y los
que intervienen en la transformación de la energía bioeléctrica a trabajo.
• Inteligencia: Son los elementos biológicos que intervienen en la administración del trabajo.
• Conciencia: Son los elementos psicológicos que intervienen para asegurar que toda la actividad se realice dentro
de los baremos que se consideran buenos, u óptimos.

Principales sistemas teóricos


Los principales sistemas teóricos que generaron aportes fundamentales para la comprensión de este constructo dentro
de la Psicología fueron:
• Psicoanálisis: principalmente en su formulación de la existencia de un inconsciente dinámico.
• Psicología Cognitiva: en la posibilidad de estudiar científicamente el concepto a partir del uso de modelos
externos, como la inteligencia artificial y los ordenadores, centrados en el procesamiento de la información.
• Psicología Post-Racionalista: en su inclusión de la epistemología constructivista para la descripción del
funcionamiento mental.
La ciencia de la electricidad y el desarrollo de la tecnología han contribuido en gran medida al estudio de la mente,
tanto que se considera que los límites entre la nanotecnología , la biotecnología , la informática y la ciencia cognitiva
están desapareciendo.[5]

Notas
[1] Perspicacia para comprender las Escrituras, volumen II.
[2] El yo y su cerebro, Editorial Labor. ISBN 978-84-335-1712-8.
[3] Howard Gardner. Estructuras de la mente. Bogotá: Fondo de Cultura económica. 1993
[4] Jean Piaget. Seis estudios de psicología
[5] Tom Standage. El futuro de la tecnología. Buenos Aires: Cuatro media, 2008

Bibliografía adicional
• José Luis Pinillos (2001). La mente humana (http://books.google.es/books?id=I9oJAAAACAAJ). Ediciones
Temas de Hoy. ISBN 9788484601388.
• Gilbert Ryle. El concepto de lo mental (http://www.scribd.com/doc/7331642/
Ryle-Gilbert-El-Concepto-de-Lo-Mental). Paidos.
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Véase también
• Cerebro
• Conciencia
• Creatividad
• Estados de la mente
• Hemisferio cerebral
• Inconsciente
• Libido
• Personalidad
• Preconsciente
• Psique
• Operación MK Ultra

Enlaces externos
• Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Mente. Wikiquote
• ¿Por qué nos engaña el cerebro?: Video 1 de 2 (http://www.youtube.com/watch?v=Hm8yp6CclWI)
• ¿Por qué nos engaña el cerebro?: Video 2 de 2 (http://www.youtube.com/watch?v=HXPA_zJwgMw)
Fuentes y contribuyentes del artículo 10

Fuentes y contribuyentes del artículo


Mente  Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=49492111  Contribuyentes: AlMuDeNiKa, Alfredo el desolator, Açipni-Lovrij, Baiji, Darkeitor3, Davius, Delphidius, Diegusjaimes,
Dorieo, Eduardosalg, Efcaguab, Emijrp, Ensada, Ezeqdb, Ferbr1, Fukurou-san, Gerwoman, HUB, Hiworld, Humberto, Jade Wiki, Joarsolo, Jorge 2701, Jorge c2010, KRGkill, Karinaohme,
Kved, Luiseut59, Mario Pajas, Mecamático, Mel 23, Nixón, Nuen, PapaNicolau, Paporrubio, PaulaGG, Protein, Ptbeytia, Rayplas, Resped, Ricasusy2000, Rosarino, Rαge, Somosmente, Super
braulio, TaTo 713, Tano4595, Tomatejc, Ty25, Unificacion, VanKleinen, Varano, Wilfredor, Yayo 99, Zendex, 117 ediciones anónimas

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