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ELEMENTOS TÉCNICOS DEL TEATRO

Vestuario
La evolución del vestuario en el teatro no es paralela a su desarrollo en la vida
ordinaria. Hay que pensar que el vestuario forma parte del arte dramático y es
consecuencia de su convención.
En el teatro griego el vestuario tenía valor ritual. Así, en la tragedia, además de
máscaras, usaban largas túnicas sacerdotales y los antiguos trajes jónicos.
Gradualmente cada personaje fue adoptando vestuario peculiar y caracterizador
y se calzaba coturnos. En la Comedia Antigua los trajes eran grotescos y los
pájaros y otros animales se caracterizaban con accesorios tales como cabezas,
colas, alas... En la Comedia Nueva, más naturalista, usaban trajes más parecidos a
los corrientes, y los personajes se distinguían por los colores.

Cualquiera que sea el estilo adoptado para el vestuario, conviene recordar desde
el punto de vista práctico:
-La calidad del vestuario en el teatro nada tiene que ver con la del natural al que
representa. Lo importante no es lo que sea o valga un vestuario, sino lo que
parezca. Se busca, por tanto, conseguir determinados efectos ante el público y
para ello se cuenta con la colaboración de luces y decorados, y no debe olvidarse
la distancia a la que ha de ser contemplado el vestuario. Así, por ejemplo, la
tarlatana, en escena, es mejor encaje que el encaje mismo.
-Lo mismo hay que recordar para aditamentos relacionados con el vestuario como
cascos, escudos, espadas, zapatos, en los que cuenta más el parecer que el ser.
Armaduras auténticas y cotas de malla dificultan los movimientos. Por tanto debe
recurrirse al cartón y a la arpillera con purpurina.
-Los colores del vestuario han de ser más vivos que los del decorado para que
destaquen los personajes. En la composición de la escena y en la disposición de los
grupos han de evitarse disonancias y repeticiones no intencionadas. Por el
contrario pueden conseguirse composiciones realmente interesantes
aprovechando la movilidad de personajes y de grupos.
-Las figuras secundarias no deben destacar por el vestuario ni por los accesorios.
La puesta en escena no puede convertirse en una exhibición de elegancia en el
vestir.

Escenografía
Una obra puede tener montaje realista-naturalista o un montaje irrealista. Pero,
aun siendo fiel a estos principios, el escenógrafo tiene que comunicarle al público
la sensación de novedad o sorpresa propias de la obra de arte.
Los decorados, en consecuencia, más que enmarcar el lugar de la acción, tienen
que crear el espacio dramático y ser parte integrante de la representación. En
consecuencia los problemas que se le presentan al escenógrafo están vinculados
al montaje y al tratamiento que se dé a la obra.
En el plano realista-naturalista se requiere la ambientación, aunque no con visos
de verosimilitud extrema, sino con un toque de creatividad. En el plano irrealista
o teatralista el principal problema consiste en encontrar un decorado que en cada
momento de la puesta en escena tenga funcionalidad para la creación del clima
necesario. En realidad, ambos planos suelen entrecruzarse en el momento actual
y no se excluyen rotundamente, sobre todo habida cuenta de los tonos de farsa
crítica o simbolismo con que se tratan hoy en día los textos. Esto no sólo
favorece al tratamiento, sino que ayuda para la puesta en escena en la que cada
vez se huye más de la falsa sensación de verosimilitud.

La iluminación
La iluminación de la escena debe considerarse bajo dos aspectos: técnico y
artístico. La mayor parte de las veces el director indicará al experto,
electricista, los efectos que quiere conseguir y éste los realizará. Está claro que
el director novel en contacto con el técnico irá adquiriendo conocimientos y
descubriendo nuevas posibilidades.
La incorporación al teatro de los focos eléctricos con su gran potencia
iluminadora puso de relieve algunos defectos y riesgos de los decorados, lo que
provocó la reforma de la escenografía y, por otra parte, sugirió la idea de crear
otra muy simple con la luz como base. De acuerdo con esta posibilidad la
iluminación cobra una importancia determinante en muchos casos.
Variaciones de color e intensidad, gradaciones y tonalidades unidas a la facilidad
y flexibilidad en el manejo de los focos luminosos llevaron desde la idea primitiva
de imitar a la naturaleza a posteriores convenciones en las que se reflejan y
apoyan nuevos caminos teatrales lejos de la realidad.
La luz, así empleada, permitirá la modulación plástica del conjunto, el aislamiento
de un actor o de un objeto, y la creación de distintos espacios dramáticos en el
escenario, con mutaciones rápidas y fáciles, dentro de las nuevas convenciones
que para nada tendrán que recurrir al engorroso cambio de decorados.
En escenas de danza o de fantasía, sobre todo, la iluminación cobra posibilidades
de profundidad, ductilidad y creación al aumentar, sin límite, los matices y
recursos embellecedores.

Maquillaje
Las funciones del maquillaje hay que relacionarlas con las de la máscara. El
maquillaje a menudo se ha considerado como una máscara que se aplica
directamente sobre la piel. Y tanto el maquillaje como la máscara desempeñan un
papel importante en el teatro grecolatino en la antigüedad y en el teatro chino y
japonés actualmente.
1.º En el caso más sencillo, el maquillaje ha de tender a destacar los rasgos del
actor que, con la distancia y bajo la luz de los focos pierden visibilidad. Pero
maquillaje y máscaras necesitan de estudios minuciosos cuando persiguen
finalidad artística y se colocan al servicio de la creación e interpretación de
caracteres y clima. En cada caso tendrán que estar de acuerdo con los
convencionalismos propios del estilo.
2.º Al igual que el vestuario, el maquillaje proporciona al espectador la primera
impresión sobre el personaje: época, edad, nacionalidad, condición social. Por
consiguiente hay que intentar que estos rasgos aparezcan claros, pero sin caer en
tópicos. Pero hay que recordar que junto a estos elementos caracterizadores de
naturaleza plástica -vestuario y maquillaje- están la palabra, el gesto, la música y
el ritmo y el comportamiento general del actor. Debe procurarse la coordinación.
3.º El uso de postizos -cejas, patillas, pelucas, calvas, barbas...- contribuye a la
caracterización. Pero deben emplearse con tino y mesura para no caer en la
mascarada. Téngase muy en cuenta en el teatro infantil.
4.º El maquillaje tanto colabora a eliminar defectos como a destacarlos. Por tanto
debe tenerse en cuenta no sólo la imagen que se quiere crear, sino los rasgos
personales del actor que se toman como punto de partida.
5.º Las condiciones del local y de la iluminación son determinantes. Un teatro de
reducidas dimensiones impone uso discreto del maquillaje; mientras que los de
grandes dimensiones piden que se acentúen los rasgos para que se perciban como
normales.
6.º Cada obra, cada escuela interpretativa, cada tratamiento tienen sus
exigencias propias en maquillaje y brindan a la vez soluciones distintas a los
problemas planteados.

La utilería
La utilería abarca cuanto aparece en escena, excluidos los actores con su
vestuario y la escenografía. Por consiguiente, adornos, utensilios, cachivaches,
floreros y cualquier tipo de objetos puede formar parte de la utilería de una
obra.
En cuanto a la puesta en escena la utilería es muy importante en los montajes
realistas naturalistas, como suelen ser los de cine y televisión; desde el punto de
vista educativo, y creativo, resulta aleccionadora en el teatro de los niños, tanto
para los propios actores como para los organizadores.

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