Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Martin “El
óvulo y el espermatozoide: cómo la ciencia construyó una novela basado en roles estereotipados
del varón y la mujer” [selección].
(a)
(b)
Como antropóloga, estoy intrigada por la posibilidad de que la cultura determine cómo los
científicos biológicos describen lo que descubren sobre el mundo natural. Si esto fuera así,
estaríamos aprendiendo más que el mundo natural en la clase de biología de la escuela
secundaria; en efecto, estaríamos aprendiendo sobre las creencias y prácticas culturales como si
fueran parte de la naturaleza. En el curso de mi investigación, me di cuenta de que la
representación del óvulo y del espermatozoide extraídos de relatos populares y científicos de la
biología reproductiva se basa en descripciones culturales estereotípicas de varón y mujer. Estos
estereotipos implican no solo que los procesos biológicos femeninos son menos valiosos que
sus contrapartes masculinas, sino, además, que las mujeres son menos valiosas que los hombres.
El objetivo del presente artículo consiste, en parte, en poner en evidencia los estereotipos de
género ocultos en el lenguaje científico de la biología.
En términos generales, todos los principales libros de texto científicos representan los órganos
reproductores masculino y femenino como sistemas para la producción de sustancias valiosas,
óvulos y espermatozoides. En el caso de las mujeres, el ciclo mensual se describe como
diseñado para producir los óvulos y preparar un lugar adecuado para que sean fertilizados y
crezcan, todo ello con arreglo a un objetivo último: “hacer bebés”. Pero el entusiasmo termina
ahí. Al ensalzar el ciclo femenino como una empresa productiva, la menstruación debe
considerarse necesariamente como un fracaso. Los textos médicos describen la menstruación
como los "restos" del revestimiento uterino, el resultado de la necrosis o la muerte del tejido.
Las descripciones implican que un sistema ha fallado, lo que hace que los productos han
perdido utilidad, no se puedan vender, se desaprovechen y se desechen. Una ilustración en un
texto médico ampliamente utilizado en la escuela secundaria en Estados Unidos enseña que la
menstruación es una desintegración caótica de la forma; la describen como "cesar", "morir",
"perder", "despojarse", "expulsar".
La fisiología reproductiva masculina se evalúa de manera muy diferente. Uno de los textos que
considera a la menstruación como una producción fallida emplea términos muy distintos
cuando describe la maduración del espermatozoide: "Los mecanismos que guían la notable
transformación celular de un espermátida a un espermatozoide totalmente maduro permanece
como una incógnita... tal vez la característica más sorprendente de la espermatogenia es su pura
magnitud: el macho humano normal puede fabricar varios cientos de millones de
espermatozoides por día”. En el texto clásico Medical Physiology, editado por Vernon
Mountcastle, el paralelo masculino- productivo/femenino-destructivo es más explícita:
"Mientras la mujer arroja un solo gameto cada mes, los túbulos seminíferos masculinos
producen cientos de millones de espermatozoides cada día "(énfasis mío).
La autora de otro texto se maravilla de la longitud de los túbulos seminíferos microscópicos
que, si se desenrollan y se colocan de extremo a extremo, "abarcarían casi un tercio de milla".
Escribe: "En un hombre adulto, estas estructuras producen millones de células de esperma cada
día". Más adelante se pregunta: "¿Cómo se logra esta hazaña?" Ninguno de estos textos expresa
un entusiasmo tan intenso por los procesos femeninos. Seguramente no es accidental que el
proceso "extraordinario" de producir esperma involucre precisamente lo que, en la visión
médica, la menstruación no hace: producción de algo considerado valioso.
(…)
¿Cómo es que las imágenes positivas son negadas a los cuerpos de las mujeres?
En este caso, el lenguaje científico proporciona la primera pista. Consideremos el óvulo y el
esperma [como son representados en los manuales de textos de biología]. Es notable cómo " de
un modo femenino" se comporta el óvulo y cómo "de un modo masculino" el espermatozoide.
"El óvulo se ve como pesado y pasivo". Los espermatozoides son pequeños, "aerodinámicos",
e invariablemente activos. Ellos "entregan" sus genes al óvulo, "activan el programa de
desarrollo del óvulo", y tienen una "velocidad" que se observa a menudo. Sus colas son
"fuertes" y eficientemente poderosas. Junto con las fuerzas de la eyaculación, pueden "impulsar
el semen hasta los recovecos más profundos de la vagina". Para ello requieren de "energía",
"combustible", de modo que con un "movimiento de latigazo y fuertes sacudidas" pueden
"excavar a través de la capa de óvulo" y "penetrarla".