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Sinopsis
H
artley Grace Featherstone está teniendo un día muy malo. Primero
descubre que su novio está engañándola con la presidente del Club
de Castidad del Herbert Hoover High. Luego él es vinculado como
el primer sospechoso en un asesinato. Y si eso no fuera suficiente, ahora está
dependiendo de Hartley para que limpie su nombre.
Pero, por mucho que a Hartley no le importaría verlo retorcerse, sabe que es inocente,
y es la única que puede ayudarlo. Junto con su mejor amiga, Sam, y el Chico Malo
residente de la escuela, Chase, Hartley empieza a investigar por su cuenta. Pero a
medida que los cadáveres empiezan a acumularse, el misterio se profundiza, los
sospechosos se multiplican, y Hartley empieza a temer que pueda ser la próxima
víctima del asesino.
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Contenido
Sinopsis ............................................................................................................................................................. 2
Capítulo 1 .......................................................................................................................................................... 4
Capítulo 2 .......................................................................................................................................................... 8
Capítulo 3 ........................................................................................................................................................ 20
Capítulo 4 ........................................................................................................................................................ 39
Capítulo 5 ........................................................................................................................................................ 50
Capítulo 6 ........................................................................................................................................................ 63
Capítulo 7 ........................................................................................................................................................ 73
Capítulo 8 ........................................................................................................................................................ 78
Capítulo 9 ........................................................................................................................................................ 91
Capítulo 10 .................................................................................................................................................... 106
Capítulo 11 .................................................................................................................................................... 113
Capítulo 12 .................................................................................................................................................... 123
Capítulo 13 .................................................................................................................................................... 129
Capítulo 14 .................................................................................................................................................... 142
Capítulo 15 .................................................................................................................................................... 152
Capítulo 16 .................................................................................................................................................... 163
Capítulo 17 .................................................................................................................................................... 174
Capítulo 18 .................................................................................................................................................... 187
Capítulo 19 .................................................................................................................................................... 194
Capítulo 20 .................................................................................................................................................... 202
Capítulo 21 .................................................................................................................................................... 215
Capítulo 22 .................................................................................................................................................... 219
Capítulo 23 .................................................................................................................................................... 237
Social Suicide ................................................................................................................................................. 249
Capítulo 1 ...................................................................................................................................................... 250
Sobre la Autora: ............................................................................................................................................. 254
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H
ay tres cosas que nunca quieres encontrar en el casillero de tu novio:
un suspensorio sudado, una D en el examen de historia de la semana pasada
y un envoltorio de condón vacío.
—No puede ser —dijo mi mejor amiga, Sam, cuando miró sobre mi hombro—.
Hartley, ¿eso es…?
—Tienes boca de camionero. Es una de las cosas que más amo de ti.
Le volteé los ojos al techo. —Sí, tomaría consejos de feminidad de un chico que
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Nuestra relación hasta había sobrevivido haber estado a larga distancia durante
dos meses este verano: uno durante el cual fui a Ohio a visitar a mi abuela Mimí y el
otro durante el que Josh fue a campamento de fútbol en Sacramento. Cada uno se
había sentido como una eternidad, pero una vez él regresó a casa, nos pasamos la
semana entera anterior al inicio de clases pegados el uno al otro, sólo apartándonos
cuando uno de nosotros necesitaba dormir o ir al baño. Éramos sólidos. Sabía que no
había manera de que él me dejara. Ashley tenía que estar equivocada.
Sólo que, para la segunda hora Jessica Hampton y Chris Fret también estaban
equivocados, mandándome mensajes para preguntarme que si el rumor de que Josh
había llegado a segunda base con Courtney eran reales. Para el almuerzo, media
escuela estaba equivocada, y yo recibía miradas a hurtadillas y de risitas por encima
de bandejas de pizza y salsa de manzana.
Así que, hice lo que cualquier buena novia haría. Abrí el casillero de Josh.
¿Habría sido más maduro confrontarlo acerca de los rumores? Posiblemente. ¿Habría
sido igual de efectivo?
Lo dudo mucho.
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No importa lo mucho que ame (tachen eso, amé, pasado) a Josh, no soy idiota.
Todo el mundo sabe que el cromosoma Y lleva con él la instintiva necesidad de
mentir cuando se encuentra bajo presión.
Seria presión.
En su laringe.
—¿Dónde está? —les pregunté a todos—. ¿Dónde está ese infiel pedazo de…?
—Mira, tal vez haya alguna buena razón para que eso esté ahí —ofreció Sam,
acomodándose su mochila en los hombros.
—No sé tú, pero la última vez que tuve clase de educación sexual fue en octavo
grado.
—Buen punto. Ok, tal vez sea para algún proyecto de ciencia sobre, ummm,
¿reproducción?
—Estás inventando.
—Ok. Pero tal vez sea sólo uno que uso contigo y el envoltorio se quedó en su
mochila o algo así. Eso podría pasar, ¿cierto?
Hasta que llegó Josh. Había asumido que algún día lo haría con Josh. Ustedes
saben, cuando fuera el momento correcto.
Correcto. Malentendido.
Más le vale a Josh rezar que eso sea todo lo que esto es. De otra forma, lo
mataría.
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Capítulo 2
Traducido por: Kathesweet
L
o primero que hice cuando llegué a Química (sólo dos minutos después)
fue escribirle un mensaje a Josh. Si él tenía una buena explicación,
ahora sería un excelente momento para escucharla.
Luego lo alejé otra vez, fingiendo preocuparme por los átomos intercambiando
electrones.
Entonces, tan pronto como sonó el timbre y los pasillos se llenaron con
personas haciendo su carrera enloquecida hacia la libertad, llamé a Sam y le dije que
se encontrara conmigo en el campo donde el equipo de campo traviesa practicaba.
Sin inmutarme, seguí a un chico bajito con cabello negro hirsuto hacia la
cabecera de la pista, él estaba luchando por tocarse los pies.
―Hola, Cody.
―No lo sé.
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―Nop. Se quedó por unos minutos, pero luego dijo que no se estaba sintiendo
bien. Quizás se fue a su casa.
Cobarde. Si Josh creía que no estaba sintiéndose bien ahora, que solo esperara
hasta que pusiera mis manos sobre él…
―Entonces ―dijo Cody, inclinándose más cerca―, ¿es cierto? ¿Lo de Josh y
Courtney?
Le lancé una mirada que decía claramente que si valoraba su vida, no seguiría
por ahí.
―Hombre. Apesta.
Los ignoré, parpadeando hacia el sol mientras barría mi mirada sobre el campo
hacia las bancas donde Color Guard1 estaba practicando, haciendo girar sus banderas
de gran tamaño en la brisa de la tarde como bastones agitándose. Si bien no era
totalmente dado que todos los miembros de Color Guard también pertenecían al
Club de Castidad, hacer girar banderas era considerada una de las actividades más
saludables en la escuela, lo que significaba que la proporción de Chicas del Club de
Castidad en Color Guard era algo como los mormones en Utah. Escaneé la línea de
chicas en uniformes pequeños de faldas cortas. Una alegre morena estaba
notoriamente ausente de la formación.
Courtney.
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Color Guard: Tradicionalmente, son una representación visual de la música; grupo que acompaña a las bandas de
marcha y con frecuencia usan banderas.
―Probablemente. ―Se detuvo―. ¿Por qué?
Sam se mordió el labio, sus cejas haciendo una arruga de preocupación por mi
comportamiento. Pero, como buena amiga que era, finalmente dijo: ―De acuerdo,
pero tenemos que pensar en una cuartada convincente en el camino.
Media hora después estábamos rodando por Blossom Hill Road en el Volvo
1986 de su hermano Kevin con pegatinas de ¡Vive Verde! cubriendo toda la parte
trasera. Para la consternación de sus padres, el hermano de Sam había dejado la
universidad y se unió a Greenpeace el año pasado en lugar de graduarse de Stanford
como había hecho su padre. Y el padre de su padre. Y el padre del padre de su padre.
Era una tradición en la familia Kramer que había terminado dolorosamente cuando
su mamá había descubierto que Kevin no estaba en la clase de Derecho de los
Negocios que se suponía debía estar tomando, sino afuera de Whole Foods con un
portapapeles en la mano, pidiéndole a los compradores que firmaran una petición
para disminuir la urbanización en los pantanos del sapo de río de manchas negras.
Aunque sus padres enloquecieron, Sam estaba a gusto con el camino que su hermano
eligiera, ya fuera como alumno de Stanford o amante hippie de las ranas. Así fue,
hasta que sus padres dejaron claro que ahora era ella su única esperanza de tener una
hija graduada de universidad, convertida en una célebre cirujana, y ganando lo
suficiente para mantenerlos en una villa de retiro elegante en su vejez. Innecesario
decir que, las notas de trigonometría de Sam se habían convertido en el único tema de
conversación en la cena familiar de los Kramer.
Por suerte para nosotras, los padres de Sam todavía estaban trabajando, y
Kevin nos había cambiado sus llaves por una promesa de usar papel reciclado para
nuestra tarea esa noche.
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un Segway.
―¿Puedes hacer que esta cosa se mueva? ―pregunté, observando a una anciana
en un Buick gigante pasarnos.
Ladeé mi cabeza.
―¿AV?
Sam asintió.
―Asqueroso.
―Lo sé. Pero nos llevará allí ―prometió Sam―. Lo que me lleva a preguntar…
¿exactamente qué vas a hacer cuando lleguemos allí?
Pensé en ello.
Sam asintió.
―No sé.
Lo que, en realidad, era la verdad. No tenía idea de qué se suponía que diría en
una situación como esta. Sabía que se suponía que debía estar enojada con él. Y lo
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estaba. Todo eso de alimentar al hámster con las joyas de la familia podría haber sido
un chiste, pero no estaba demasiado alejado de la realidad. Cada vez que pensaba en
Página
Preferiblemente su cara.
Beacon era como cualquier otra calle en un suburbio en Silicon Valley: casas
californianas estilo rancho construidas una al lado de la otra, cuadrados de jardín
frente a árboles maduros actuando como un amortiguador entre la calle, minivans y
camionetas con estas pequeñas figuras de familias en las ventanas traseras
descansando en cada viaje. A las siete, el vecindario estaría lleno con los olores de
carne mechada y los sonidos de Jeopardy. Actualmente, la única señal de vida era un
chico tres puertas más allá, tomando fotos de un Camaro viejo con un parachoques
abollado en su entrada.
Tomé una respiración profunda. Dios, ¿qué iba a decirle? ¿Qué iba a decirme?
¿Intentaría negarlo? ¿Mentir para salir de ello? Quizás confesaría y rogaría por
perdón, prometiendo que nunca tocaría a otra chica de nuevo mientras viviera. ¿Le
creería?
Asentí.
―¿Pronto?
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―Seguro.
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―¿Asustada?
―Completamente.
―¿Qué pasa si su mamá responde? ―preguntó Sam ante el ganso, como si éste
pudiera volver a la vida y picotearla en las rodillas.
Sacudí mi cabeza.
―Sus padres están en algún crucero a Alaska. Aniversario. ―Lo que ayer había
significado que podíamos besarnos todo lo que quisiéramos en el sofá de su sala sin
que alguien nos molestara. Hoy… la idea de mi lengua tocando cualquier lengua que
hubiera tocado la lengua de Courtney Cline enviaba una oleada de nausea a través de
mí.
Aspiré un poco de coraje, apreté la mano de Sam por apoyo, y toqué el timbre
antes de que pudiera cambiar de opinión. Carillones silenciosos hicieron eco al otro
lado de la puerta, y me esforcé por escuchar el sonido de pasos acercándose. El
silencio nos recibió en su lugar, así que timbré otra vez, sintiendo a Sam moverse
nerviosamente de un pie al otro a mi lado.
No hubo respuesta.
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―Quizás no está aquí. ―Sam miró por la ventana del frente, estirando su
cabeza para ver alrededor del enorme sofá y el centro de entretenimiento de roble.
Analicé el patio trasero. Grueso césped verde cubría el jardín, y los árboles
frutales estaban a lo largo de la valla protegiendo el patio para privacidad. A la
derecha había un patio cubierto con una gran barbacoa lo suficiente para asar un
elefante pequeño. A la izquierda, un cobertizo de almacenamiento portátil estaba
contra la pared de estuco de la casa. Levanté la mirada. El techo del cobertizo
terminaba sólo unos centímetros debajo del segundo piso.
―Mira, tengo dos opciones, Sam. Puedo subir al cobertizo, entrar por la
ventana, y hacer que Josh me explique por qué una envoltura de condón estaba en su
casillero, o puedo ir a casa, mandarle mensajes muchas veces, y esperar cerca de mi
teléfono como alguna crédula patética mientras lo imagino intercambiando Dios sabe
qué fluidos corporales con Courtney Cline.
Troné mis nudillos, luego hundí los pies en mis Skechers en el metal corrugado
del lateral del cobertizo, agarrándome a la esquina del techo con mis dedos.
Un segundo después sentí sus manos sobre la parte trasera de mis jeans,
empujándome hacia arriba con un gruñido.
Me puse sobre mis rodillas y manos, inclinándome para ayudar a Sam. Se quitó
sus sandalias para tener una mejor tracción, me las lanzó primero, luego agarró mi
mano y se impulsó hacia arriba por el lado del cobertizo para unirse a mí.
La estructura gimió otra vez mientras Sam descansaba sobre el techo a mi lado,
ambas deteniéndonos para recuperar el aliento.
Me paré de puntillas, tratando de obtener una mejor visión del interior. Las
cortinas estaban cerradas, así que no podía ver mucho. Sólo un destello de color entre
los paneles que podría haber sido el hombro de alguien o algo tan fácil como una
lámpara.
No, no lo estaba. Pero ya que era la única idea que tenía, deslicé mis dedos
entre el marco y el alfeizar, levantando lentamente la ventana hasta que tuve unos
buenos noventa centímetros de espacio. Me detuve, escuchando por cualquier sonido
del interior.
Nada.
Tomé una respiración profunda, aparté las cortinas, me icé sobre el alfeizar, y
luego bajé dentro de la habitación de Josh, Sam un paso detrás de mí.
habitación había un aparador de madera y una pila de ropa sucia a la que culpaba por
Página
Atrapado.
Halé a Sam del brazo, señalándole el armario. Sus ojos se ampliaron mientras
articulaba las palabras: ―¡Oh Dios mío!
―Te veo, Courtney. Levántate ―ordené, elevándome sobre ella, las manos
sobre las caderas en lo que esperaba fuera una pose muy intimidatoria.
Pero levanté una mano para detenerla. Lo que sea que tenía que decir podía
esperar. Al ver a la Señorita Castidad, el miedo que había estado creciendo en mi
estómago todo el día de repente estaba confirmado en persona. Y la adrenalina
resultante bombeando a través de mi sistema era demasiado buena para perderla.
Courtney y yo íbamos a arreglar esto fuera de aquí y ahora.
Pero cuando la cabeza de Courtney cayó hacia atrás como una muñeca, me di
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cuenta que no había manera de que se levantara. Su cabello se alejó para revelar su
cara pálida como porcelana. Sus grandes ojos azules estaban abiertos, mirando
directamente al frente. Su boca estaba fija en una pequeña O sorprendida. Y la piel
suave y libre de imperfecciones de su largo cuello de bailarina estaba amoratada
debajo del cordón de sus audífonos blancos de iPod, enredados como un collar de
fuerza mortal alrededor de su garganta.
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Página
Capítulo 3
Traducido por: Clau12345 & Nats5
M
i película favorita de todos los tiempos es Borat. Y la absolutamente
mejor escena en la película es cuando Borat atrapa a su amigo
completamente gordo —estamos hablando de que sus rollos tienen
rollos—, Azamat, en una habitación de hotel, profanando la imagen de la amada de
Borat, Pamela Anderson. Borat se vuelve loco, carga a Azamat y los dos comienzan
una pelea de lucha libre, en cueros, por todo el hotel. La escena es hilarante. Pero,
¿dos viejos demasiado peludos luchando desnudos? Es la cosa más asquerosa que he
visto en mi vida.
Hasta ahora.
Giré mi cabeza para encontrar al chico Camaro de pie sobre nosotras, con la
cámara colgando de su mano derecha.
Abrí la boca para hablar, pero sólo salió una especie de llanto ahogado en la
parte posterior de mi garganta. Tomé una respiración profunda y volví a intentarlo,
esta vez encontrando mi voz, aunque una inestable.
El chico de negro cambió su mirada de Sam a mí, luego a la casa, sin duda
tratando de averiguar si esto era parte de una elaborada broma a sus expensas. Pero el
hecho de que ninguna de las dos pudiera dejar de temblar debió convencerlo, porque
finalmente dijo: —Esperen aquí. —Luego caminó por el sendero frente a la casa de
Josh y desapareció en el interior.
Dos minutos más tarde, lo hizo, su rostro de un tono pálido que ni siquiera un
actor de Crepúsculo podría alcanzar.
—¿Nombre?
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—Dieciséis.
—¿Dirección?
—¿Escuela?
—¿Sí?
El tipo grande, pelirrojo, cuyo traje parecía que se había encogido dos tallas
durante el lavado, dio un paso gigante mientras yo colocaba mi cabeza entre mis
rodillas para detener el mareo.
Tan pronto como el chico de negro llamó al 911, el aire pareció llenarse con el
sonido de las sirenas. Una ambulancia llegó pronto a la escena, los paramédicos
corrieron a la casa de Josh con kits de primeros auxilios. Una vez que se hizo tan
evidente para ellos como lo fue para Sam y para mí que Courtney estaba más allá de
la ayuda, llegó la policía uniformada. Fue entonces cuando el chico de negro
desapareció silenciosamente, dejando a Sam y a mí a nuestra propia cuenta. No es de
extrañar. Dado su look de alto, oscuro y peligroso, diría que era un hábito para él
evitar la autoridad como la mayoría de las personas evita las coles de Bruselas.
Una vez que la policía había dado un vistazo a la habitación de Josh, llamaron
al detective de homicidios Raley, quien había enviado al tipo de la unidad de escena
del crimen —que, dicho sea de paso, no se parecía en nada al chico caliente de la
CBS—. Pero fue cuando llegó la camioneta negra de la morgue, que me perdí y
devolví mis palitos de pizza parcialmente digeridos en los arbustos de azalea de la
señora DuPont. Hasta entonces, todo había sido medio surrealista, casi como ver una
escena desplegándose en la televisión. Los oficiales uniformados se defendían de una
creciente multitud de curiosas madres-amas-de-casa, los de la unidad de escena del
crimen empolvaban la puerta de entrada buscando huellas dactilares mientras las
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luces azules y rojas de las patrullas bañaban todo el vecindario, en tonos que eran
Página
—Sólo tengo unas cuantas preguntas más y podrás ir a casa, ¿de acuerdo?
Asentí con la cabeza otra vez. Luego eché una mirada a través de la calle, donde
Sam estaba hablando por su celular, más rápido que una ardilla en Starbucks con su
novio acerca de nuestro espantoso descubrimiento. Conociendo a Kyle, sería el
chisme de toda la escuela en cuestión de minutos. Dado mi estómago revuelto, no
quería pensar en eso.
—De acuerdo. Courtney Cline. —Miró para arriba, con su frente arrugada y
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—¿Intimando?
—Eso significa...
—Uh, creo que sé lo que significa. —Sus mejillas se tiñeron de rojo, pero se
aclaró la garganta y continuó—. Por lo tanto, ¿Courtney vino a “ver” a tu novio? —
preguntó, haciendo comillas en el aire alrededor del verbo sustituto.
—Bueno, no. Quiero decir, vine a hacerle frente a Josh, de verdad, pero la
encontré a ella en su lugar.
—Sí. Espere, ¡no! —Entrecerré mis ojos hacia él—. ¿Qué quiere decir con,
“salirse de las manos”?
Hizo una pausa como si estuviera eligiendo sus palabras con mucho cuidado.
Y aunque yo sabía que era muy poco probable que Courtney accidentalmente
se estrangulara con los audífonos de su iPod, escuchar las palabras en voz alta hizo
que mi estómago diera tumbos de nuevo.
—Nosotras no la matamos —le dije—. Veníamos a hablar con Josh. Sólo que él
se acobardó y no estaba aquí.
—¿No?
—¿Estás segura?
—Mire, puede que no sea perfecto —alerta de eufemismo—, pero sé que Josh no
es un asesino.
—Dijiste que la puerta estaba cerrada con llave, ¿correcto? Entonces, ¿cómo te
metiste en la casa?
—Oh. Cierto... —En comparación con matar a alguien, estaba muy segura de
que escurrirse a escondidas por una ventana del piso superior era poca cosa.
—¿Como qué?
—Sí. Como qué.
—Hartley —dijo, acercándose, su voz bajó una octava llegando a ser amistosa y
rozar el tono paternal que usan los policías de La Ley y el Orden justo antes de que
arresten a alguien—, el equipo de la CSU está por toda la casa en estos momentos.
Huellas dactilares, huellas, pelos, fibras de ropa. ¿Por qué no haces las cosas más
fáciles para ti y me dices la verdad?
¿Por qué cuando alguien decía que hicieras las cosas más fáciles para ti nunca
resultaban fáciles?
—¿Y? —preguntó.
Él frunció el ceño.
—No tan ilegal como matar a alguien. Lo cual —dije, haciendo hincapié de
nuevo—, no hicimos.
—Está bien, está bien. Voy a dejarte ir por ahora. —Puse una mano en mi
cabeza, en el punto exacto en el que tenía una crisis de migraña gestándose.
—Haré que un oficial te lleve en un minuto. Sólo tengo una pregunta más.
Mientras Raley me aseguró que todas las preguntas que me había hecho eran de
rutina, la manera en que mantuvo el ceño fruncido cada vez que mencionaba a Josh
no me daba mucha confianza de que no estuviese escribiendo la palabra “sospechoso”
en letras grandes y gruesas junto a su nombre. Courtney fue encontrada en su casa, él
estaba desaparecido; y como había señalado el detective, tenía una tonelada de
motivos.
Para el momento en que el oficial me dejó en casa, lo único que podía hacer era
arrastrarme a través de la puerta, soltar mi mochila en el sofá y buscar en la parte de
atrás del refrigerador un envase de Cherry García de mi escondite para helados
secreto. Agarré una cuchara y cavé en él, apoyada contra el mostrador de la cocina.
Estaba a tres bocados de calmarme cuando mamá entró, zapatillas Nike en sus pies y
una cesta de ropa bajo el brazo.
—Caray, Hartley, busca un envase, ¿quieres? —dijo, agarrando uno del armario
sobre el fregadero.
—Bien.
—Genial. Mira, voy a encontrarme con algunas de las chicas para un café
después del yoga, así que llegaré tarde. No me esperes despierta. ¡Oh! —Añadió
agarrando las llaves del gancho junto a la puerta del garaje—. Y manos a la obra con
tu tarea. No lo dejes todo para el último minuto de nuevo esta semana, ¿eh?
Así que ignoré el decreto de mamá respecto a que el helado no constituye una
comida completa y subí penosamente por las escaleras hasta mi habitación,
dejándome caer con las piernas abiertas en mi colcha de retazos mientras trataba de
bloquear la horrible presentación de diapositivas de mi día.
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Cerré el teléfono, soltándolo sobre la colcha al lado mío, dejando que Ashley
consiguiera sus chismes en otros lugares.
Dos minutos más tarde, mi teléfono vibró de nuevo. Leí la pantalla. Jessica
Hanson.
Me recosté en la cama, dispuesta a que Ben & Jerry se quedaran dentro. Con el
tiempo creo que me quedé dormida. Dado que la siguiente cosa que supe, es que
estaba de nuevo en el dormitorio de Josh. Estaba oscuro, sólo podía distinguir
sombras, destellos de color a la luz de la luna. Y entonces la vi: Courtney Cline,
todavía vestida con su uniforme morado de la Guardia de Color. Pero ya no estaba
caída en el armario. Estaba de pie junto a él. Caminando hacia mí, con los brazos
extendidos frente a ella como un zombi. Venía hacia mí, podía sentirlo. Me volví
hacia la puerta, pero fue como si mis pies se quedaran atrapados en melaza. Traté de
llamar pidiendo ayuda, pero no pude hacer que mi voz saliera. Traté con más fuerza
de correr, bombeando mis brazos con todo mi poder, dispuesta a moverme. Pero ella
me estaba ganando, la Courtney Zombi con sus grotescos audífonos enrollados
fuertemente en su cuello. Estaba casi encima de mí.
Josh.
—¿Jodida?
—Hey, nena —dijo, inclinándose. Vi sus labios moverse hacia los míos, su olor
revoloteando en mi nariz.
—¡Qué demonios, Hart! —La cabeza de Josh golpeó bruscamente hacia atrás
mientras él se deslizaba fuera de la cama, cayendo en una pila en el suelo.
—Le di una lluvia de golpes en el pecho, canalizando todas las horas que había
gastado boxeando en el Wii, hasta que finalmente atrapó mis muñecas en sus manos.
—Me vuelves a llamar “nena” y te juro que tu hámster usará tus bolitas como
juguetes para masticar.
—¿Cómo pudiste incluso llegar hasta aquí? —le pregunté, mis ojos viajaron a la
puerta de mi habitación, tratando de que mi ritmo cardíaco estuviese de nuevo bajo
control.
—Y luego, ¿qué?
—Bueno, me dirigí a casa, pero estaba inquieto. Así que decidí salir a correr. Lo
siguiente que sé, es que estaba corriendo de regreso a casa y había un montón de
policías estacionados en mi entrada. Así que huí de allí.
—Espera, ¿por qué corriste? ¿No querías ver lo que estaba pasando?
Ladeé mi cabeza.
Él no me hizo caso.
—De todos modos —continuó—, fui a casa de Cody y él me dijo lo que pasaba.
Que habían encontrado el cuerpo de Courtney en mi habitación.
Josh negó con la cabeza. —Alguien la mató en mi habitación. Mira, los policías
ya han estado en casa de Cody y Chris Fret buscándome. Y estoy bastante seguro que
no es para invitarme al Policeman’s Ball2.
—Josh, esto es una locura —dije, abrazando mis rodillas a mí pecho. A pesar de
que una pequeña parte de mí sabía que tenía razón. Por la forma en la que Raley
había estado cuestionando mis movimientos, Josh claramente tenía algunas
“explicaciones” que dar.
Josh se inclinó más cerca por lo que sus ojos captaron la luz proveniente de mi
solitaria lámpara, brillando con un azul tan claro que era casi irreal.
—Tengo diecisiete —dijo—. Hart, puedo ser juzgado como un adulto por esto.
Es serio.
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Policeman’s Ball: Baile de la Policía, es un evento que organiza Amnistía Internacional desde 1976, y fue la primera
vez que se dio en EEUU.
Miró hacia abajo, recogiendo una pieza invisible de pelusa en mi alfombra.
Pero Josh se inclinó y tomó una de mis manos. Podía sentir mi resolución
debilitarse. Traté de mantenerme fuerte, de recordar la bola de rabia que sentí
mirando su casillero esa tarde. Pero sus manos eran calidad. Y después del día que
había tenido, se sentía bien. Familiar. Reconfortante.
—¿Lo hiciste?
—¿Qué? No. ¡Dios, no! —Se echó hacia atrás, pasándose una mano por el pelo,
esta vez levantándose pequeños mechones—. ¿Cómo puedes incluso preguntar eso,
Hartley?
Me senté de rodillas. —Mírame a los ojos, Josh. —Lo que era una señal de lo
desesperada que estaba, porque nunca había visto que el truco de mírame-a-los-ojos
fuese válido en los tribunales.
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Josh cuadró su mandíbula, su mirada azul de bebé encontrándose con la mía.
Sentí mi pecho aletear de nuevo pero agarré con fuerza lo poco de determinación que
me quedaba.
Había visto a niños kínder mentir mejor que esto. Sentí la esperanza
encogiéndose lentamente en una pequeña bola triste en mi pecho.
Pero.
Él era más fácil de leer que un libro de Dick y Jane. Y cuándo había dicho que
no la mató, había sido tan recto como una flecha. No era un asesino.
—Por favor, Hart, tienes que creerme —suplicó, tomando mi mano de nuevo.
—Vale.
—¿Vale? —El rayo de esperanza en los ojos de Josh fue suficiente para
romperme el corazón. Rápidamente miré hacia otro lado, diciéndome a mi misma que
no me importaba qué iluminaba sus ojos nunca más.
—Te ayudaré.
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Por un momento parecía que podría protestar, pero luego sus hombros se
hundieron en derrota. Aparentemente el día le había drenado toda su fuerza tanto
como a mí.
Buen punto.
Asentí.
—¿Sí?
—Ten cuidado.
C
uando tenía diez años mis padres se divorciaron. Hasta ese entonces
había vivido en Los Ángeles, donde papá escribía comedias para
ganarse la vida y mamá se quedaba en casa y cocinaba galletas libres
de gluten. Pero ser madre soltera significó que ella necesitaba un trabajo, así que nos
tuvimos que mudar al norte de Silicon Valley, donde ella podía poner su título en
programación para trabajar para Google. ¿Lo bueno? Mamá se iba a trabajar a la tarde,
lo que significaba que todavía estaba libre para cocinar dulces para después del
colegio. ¿Lo malo? Me tuve que mudar a los suburbios.
Los suburbios eran una experiencia completamente diferente para una niña
criada en el corazón de la ciudad como yo. Una para la que no estaba preparada. Poco
sabía yo de que los niños de los suburbios habían dominado el arte de las pandillas
incluso mejor que sus contrapartes urbanas.
En el primer día de quinto grado, todos los chicos me miraron como si fuera de
otro planeta. Teniendo la marca de nueva chica, no había manera de que me
mezclara. Yo era el monstruo de tres cabezas caminando por los pasillos de su
escuela, amenazando todo lo que era status quo.
ignorarlos, pero estaban en todos lados, quietos como si esperaran que yo hiciera algo.
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Nunca en mi vida la primera campana había sonado tan dulce, mandando a los
mirones a dispersarse de mala gana a sus clases. Me deslicé en la última fila de mi
clase de literatura, abriendo inmediatamente mi libro y pretendiendo leer para evitar
las miradas de mis compañeros.
veinticinco.
Página
Logré pasar a través de Inglés y PE, pero para el tercer periodo, había tenido
suficiente de miradas, de susurros, de personas articulando a través del salón: “¿Es
verdad?”. Eran incluso peor las inclinaciones de cabeza de mis profesores, quienes
estuvieron seguros de que tuviera escrito el nombre de la consejera y el número del
salón. Todos menos la Señorita Blasberg. Ella sólo me recordó que estudiara para la
prueba de trigonometría de la próxima semana.
Skpándome. ¿T su+?
—Sí, trata de explicarle eso a mi papá. Voy a obtener una lectura de tres horas
de como esto va a representar en mi ensayo de entrada a Standford.
Mordí mi labio.
3
HHH: Herbert Hoover High.
—¡Infiernos, no!4 No podría haber sido más esquivada hoy si hubiera tenido la
gripe porcina.
—Sí.
—¡Lo sé! —dije, un poco más alto de lo que quería. Hice un esfuerzo consciente
para bajar mi voz antes de continuar—. Lo sé. Y lo hice —le aseguré, ignorando la
memoria de cuán conflictivas mis estúpidas emociones había sido—. Pero te puedo
decir que no hay manera de que él haya hecho esto. Él podría ser un tramposo y un
mentiroso, pero no es un asesino.
4
¡Infiernos, no!: Del inglés “H-E-double-hockey-sticks, no!” Que sería como deletrear "Hell" (infierno) pero toma las
Página
"L" como si fueran palos de hockey por la forma, lo usa para no decir palabrotas. Traducción que en español pierde el
sentido.
5
No-doz: Medicación con cafeína.
—Cierto. Está bien, ¿así que a quién conocemos que odiaba a Courtney? —Se
paró—. Aparte de ti.
—Caramba, gracias.
—Bueno, podríamos empezar con los Emos. Ella siempre estaba en contra de
ellos por no demostrar espíritu escolar.
—Oh, ¿y recuerdas como ella totalmente le sacó la corona del baile a esa
animadora con un voto sorpresa de último momento por parte de la banda de la
escuela?
Asentí. Lo cierto era que, sería mucho más fácil reducir a aquellos que no
odiaban a Courtney Cline. Tú no llegabas a ser así de popular siendo buena.
La golpeé en el brazo.
—Estoy siendo seria. ¿Quién podía haber estado en la casa de Josh ese día?
—Bueno, creo que como que probamos que no fue Batcave —Sam aclaró—.
Quiero decir, cualquiera pudo haberse metido por la ventana.
Cierto. Esta cosa del investigador era mucho más difícil de lo que parecía.
—Cierto.
—Así que, estamos mirando a una muy pequeña ventana entre cuando la
escuela terminó a las dos y media y cuando la encontramos a las, digamos, tres y
cuarto.
Como ninguna de nosotras tenía la menor idea de cuál era el nombre del
hombre de negro, comenzamos explorando el estacionamiento de atrás por su
abollado Camaro. Pasamos por truncadas camionetas pertenecientes al equipo de
fútbol, destartaladas camionetas conducidas por el equipo de debate, y un sedán
plateado con un corazón púrpura brillante colgando del retrovisor que servía de
transporte a la Escolta Colorida de elección. Pero no el Camaro. Lo que significaba
que (a) su abolladura dañada se extendía a problemas en el motor o (b) estaba
zanjando, también. Dado el aspecto de chico malo que había tenido el otro día, nos la
jugamos en la opción (b), y veinte minutos y un viaje en autobús más tarde,
estábamos de vuelta en la calle de Josh. Hoy, sin embargo, el césped estaba achatado
en parches, mostrando signos de haber sido pisoteado por decenas de pares de pies.
Una fina capa de polvo negro cubría el marco de la puerta y ventanas donde huellas
dactilares sin ninguna duda la habían levantado. Y la corona de bienvenida en la
puerta principal estaba torcida, inclinándose al azar a la izquierda.
Me dirigí resueltamente por la calle, más allá del sitio de Josh, hasta la pasarela
de la casa con el Camaro en el frente, Sam a un paso detrás de mí. A diferencia de la
de Josh, ésta no tenía ningún signo de bienvenida. En su lugar una placa de “No
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Solicitante” colgada al lado de la puerta. En negro. Con una calavera y dos tibias
cruzadas sobre él. Rápidamente llamé al timbre de la puerta antes de que pudiera
Página
cambiar de opinión.
Dos latidos más tarde nuestra apuesta dio sus frutos, y el hombre de negro
abrió la puerta. Miró de Sam a mí, el reconocimiento inmediatamente floreciendo. —
Ustedes dos otra vez.
Me aclaré la garganta.
—¿Qué clase de algo? —Cruzó los brazos sobre su pecho. Su pecho muy
amplio. Él fácilmente podría haber estado en el equipo de fútbol, aunque tenía la
sensación a partir del signo anti-establecimiento negro y el rebelde delineador negro
masculino que él no era del tipo de espíritu en equipo. Parecía más como del tipo
intérprete-de-música-deprimente-en el-sótano-de sus-padres.
Dejé que su mirada rodara sobre mi cuerpo, detallándome de la cabeza a los pies
con una evaluación lenta que terminó en una sonrisa de aprobación. No estaba segura
de si debía sentirme halagada o violada.
Él ladeó la cabeza.
—Uh... porque... —Mierda. No había contado con él siendo tan curioso. Piensa
rápido, chica—. Porque... estamos escribiendo una historia para el periódico en línea
de la escuela. El Herbert Hoover High Homepage. Y queríamos ver las reacciones de
los vecinos a la trágica muerte. —Vaya, eso no sonó nada mal.
Sólo que no estaba segura que Chase estuviera de acuerdo conmigo. Se apoyó
sobre los talones, su boca curvándose en una sonrisa lenta, sus ojos iluminándose
como si tuviera algún secreto. Uno muy bueno.
—¿Qué? —pregunté.
—¿Además del hecho de que está toda inquieta en mi porche como si estuviera
Página
—Impresionante.
No le hice caso.
—Ouch.
—No.
—No.
—No...
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Chase miró de Sam a mí, luego de vuelta otra vez como si tratara de decidir
cuánto compartir. Finalmente, pareció llegar a una conclusión. —¿Qué tal si les
ofrezco un trato?
—¿Un trato?
—Te voy a ayudar con esta pequeña investigación que están llevando, y a
cambio, el Homepage obtiene la historia exclusiva.
—¿No te gusta ese trato? Bien. ¿Qué tal éste? Todos trabajamos juntos, y no
llamo a la policía y les digo que se están haciendo pasar por miembros de la prensa y
están interfiriendo con una investigación de homicidio por albergar al novio
desaparecido.
—Por lo menos, están saltándose las clases —respondió él—. A los policías no
les gusta eso.
—De acuerdo. Bien —dije, alzando mi mano hacia Chase—. Trato hecho.
Él sonrió, una de las esquinas de su boca tirando hacia arriba un poco más alto
que la otra cuando agarró mi mano y la estrechó.
—Trato hecho.
49
Página
Capítulo 5
Traducido por: sooi.luuli & Violette
—Imaginamos que Courtney debe haber sido asesinada entre las dos y media y
las tres y cuarto —explicó Sam—. Lo que deja una pequeña oportunidad para su
asesino. Si estabas tomando fotografías entonces, podrías haber logrado ver algo para
ayudar a identificarlo.
Él asintió.
asiento para dos personas se situaba en frente para el máximo placer de la vista. A la
derecha, una cocina de azulejos color azul bebé estaba más allá de un juego de
comedor apenas visible. Todo tema suburbano de calidad.
Seguimos a Chase por las escaleras y fuimos hacia la izquierda, por una corta
entrada con tres habitaciones que se ramificaban. Chase nos condujo hacia la segunda
a la derecha, empujando una puerta de madera blanca con un cartel de “No Pasar” en
ella.
Aquí la decoración era mucho más de angustia adolescente que de ama de casa
feliz, dejando en claro que la mamá de Chase adhirió, de hecho, el cartel a la puerta.
Las paredes estaban pintadas de negro, creando un efecto como de cueva. Una manta
de un negro difuso cubría la cama, y un armario lleno de ropa negra abarcaba la pared
del fondo, camisas y jeans colgando torcidos en las perchas sobrecargadas. En las
paredes había pósteres de bandas de las que nunca había escuchado, las lenguas de sus
cantantes sobresaliendo, pintura de guerra en sus rostros, sangre falsa goteando de sus
bocas. Encantador.
Una ventana estaba de cara al sur, un par de cortinas oscuras cerradas. Negras.
(Caramba, qué sorpresa). Afuera estaba a punto de ser mediodía, pero aquí era
medianoche. Miré la oscuridad con los ojos entrecerrados, sintiendo que mis pupilas
se agrandaban para encontrar algún pequeño punto de luz el cual vislumbrar.
Al segundo que mi culo dio con la manta de color negro difuso, me hundí una
media docena de pulgadas, el colchón tambaleándose como si me hubiera plantado
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sobre gelatina.
Página
—¡Whoa! —dijo Sam, reflejando mi propia sorpresa mientras se sentaba a mi
lado—. Colchón de agua.
Sam y yo nos inclinamos hacia delante, mirando la pantalla con los ojos
entrecerrados.
Alrededor de los trozos a gran escala de los parachoques pude distinguir unos
árboles, el garaje de la casa de al lado, la parte delantera del Jeep de Josh. En un par de
fotos, los otros autos que aparcaban en la calle eran visibles. En otra, las ruedas del
SVO Volvo del hermano de Sam se asomaban en el marco.
No estaba completamente segura de lo que había esperado ver en las fotos, pero
claramente la cámara de Chase no había capturado nada incriminatorio.
—Odio decirlo, pero realmente no veo nada aquí —dijo Sam, manifestando mi
propia decepción.
—Creo que deberíamos hacer una lista de todos los que tenían problemas con
Courtney. —Hizo una pausa. Entonces me dio una mirada mordaz—. Además de ti.
Sacudió su cabeza.
—Realmente no nos movíamos por los mismos círculos sociales. Sabía quién
era ella, pero estaba un año detrás de mí, así que nunca tuve mucho que ver con ella.
Lo cual hacía a Chase un sénior y explicaba por qué Sam y yo nunca tuvimos
nada que ver con él tampoco. La división entre los años escolares era casi tan amplia
como la brecha entre la multitud toda-de-negro-todo-el-tiempo y las entusiásticas
chicas abanderadas.
Observé cómo Chase fruncía los labios, sus cejas juntándose. Noté que sus
cejas eran mucho más oscuras que las de Josh. Casi estando al borde de lo muy
robustas, pero en vez de verse descuidadas despedían una vibra reflexiva. Como si
pasara un montón de tiempo contemplando los secretos del universo.
O tal vez sólo los secretos de las letras del death metal.
11:45 a.m. Casi el almuerzo. Era un momento tan bueno como cualquier otro
para alcanzar a las abanderadas para una charla.
Chase agarró una sudadera con capucha de su armario —negra con una gran
águila morada en la espalda— y dirigió el camino de vuelta, a través de la casa, hasta
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la puerta principal.
Página
—Es sólo un rasguño. Se mueve bien —nos aseguró, abriendo la puerta del lado
del pasajero.
—Sí. Imbécil total. Pero fue el chico delante de mí el que causó en realidad el
accidente. Él se detuvo repentinamente, yo frené, y el chico detrás de mí me golpeó la
cola del auto.
—Oh. —Me sentí un poco mejor. Una repentina parada imprevista podría
pasarle a cualquiera, ¿verdad? Empujé el asiento delantero hacia delante, pasando por
encima hacia el diminuto trasero.
—Nop. Totalmente fue del chico delante de mí. Quiero decir, ya sabes, ¿quién
se detiene por una luz amarilla?
Oh, no.
Abrí mi boca para protestar que tal vez el bus no estaría tan mal después de
todo, pero no tuve ni una oportunidad cuando Chase cerró de golpe la puerta. Sam se
deslizó en el frente, y yo intenté tragar mi preocupación mientras Chase arrancaba el
coche. Pero más o menos se atascó en mi garganta mientras salía de la entrada y
tomaba la primera esquina en dos ruedas.
54
—Por supuesto.
Pasó cerca de un bache, y juro que salimos disparados por lo menos a medio
metro en el aire. Sentí que mi cabeza besaba el techo.
—Sólo uno.
Cerré mis ojos y dije una oración en silencio a los dioses de intersecciones
claras.
Apreté los dientes, rezando que llegara con todos mis empastes intactos.
Yo tenía esperanzas mucho más altas para nuestra presa mientras Chase dirigía
el camino hasta el patio principal de HHH donde las abanderadas tenían a su corte
del mediodía.
La primera vez que había comenzado en HHH, mamá había sugerido que
probara para “esa animación con banderas”. Me había tomado la mejor parte de una
hamburguesa de soja sin gluten explicarle las diferencias complejas y seriamente
importantes entre las porristas y las abanderadas.
Animar era para las chicas a quienes les gustaban sacudir el culo y hacer
aberturas en las faldas cortas en frente de una multitud que grita. Abanderar era para
las chicas buenas que tenían más espíritu escolar que los cerebritos. Las porristas
salían con los chicos universitarios con tatuajes. Las abanderadas salían con fondos
fiduciarios. Las últimas cuatro chicas en nuestro club de “dieciséis años y embarazada”
de nuestra escuela eran porristas. Las últimas cuatro presidentas del Club de Celibato
habían sido abanderadas. Las porristas eran el futuro de los compañeros de juego en el
mundo. Las abanderadas llegaban a ser mujeres florero con bolsas de pañales de Louis
56
Vuitton. Ni que decir, tampoco habían sido un grupo en el que había estado
muriéndome por unirme como estudiante de primer año, y nunca había lamentado
Página
esa decisión.
Las animadoras usualmente pasaban el almuerzo fuera del campus, fumando
Marlboro Light6 (para permanecer delgadas). Las chicas de The Color Guard, por
otra parte, tomaban el lugar privilegiado bajo de la sombra de un árbol solitario en
patio al centro de la escuela, bebiendo Red Bull 7 libre de azúcar (para permanecer
delgadas). (Está bien, tal vez ellas si tenían una o dos cosas en común).
Caitlyn estaba vestida con una falda blanca que llegaba hasta la mitad del
muslo (sólo lo suficientemente baja para pasar el código de vestimenta, pero lo
suficientemente alta para mostrar los frutos de su adicción al Red Bull), una camiseta
sin tirantes con volantes en la parte delantera una pálida versión violeta del morado
obligatorio de Color Guard, y un par de Skechers 9 de lona que de alguna manera
desafiaban cualquier signo de suciedad. Al lado de ella, Kaylee vestía una copia al
57
6
Marlboro Light: Marca de cigarrillos de moda favorecido por supermodelos y celebridades. A menudo los seguidores
adolescentes de la moda los utilizan sustitución de alimentos.
7
Página
Cosa Uno le dio una lenta mirada de arriba a abajo, sus ojos azules evaluando
silenciosamente si era digno o no de una respuesta. Mientras su estilo negro-sobre-
negro no estaba probablemente a sus estándares una diminuta sonrisa curvó la esquina
se su boca mientras ella tomaba sus anchos hombros, ojos oscuros y mandíbula
cuadrada. Él podría no ser un bebé de fondo fiduciario, pero él tenía suficiente de esa
cosa de melancólico chico malo pasando para despertar su interés, o al menos, eso
asumí que él hizo mientras Caitlyn contestaba: —Esa soy yo. ¿Y tú eres....?
—Chase Erikson.
Caitlyn le lanzó una enorme sonrisa que hablaba del hecho de que ella estaba
mucho más pendiente de usar su paladar de noche que yo.
Ella se encogió de hombros. —Bien. —Es evidente que ella no era del tipo de
Página
leer.
—¿Me estaba preguntado si podía hacer unas cuantas preguntas acerca de
Courtney?
Caitlyn bajó los ojos al suelo, haciendo una exagerada inhalación. —No lo sé.
Todo esta tan crudo. No puedo creer que ella realmente se ha ido. —Inhalación.
Inhalación.
—Puedo responder por ti. —Saltó Kaylee, sus ojos situados en los bíceps de
Chase como si ellos fueran éclairs10 y su propia persona baja de peso hubiera pasado el
año escolar existiendo en… bueno… Red Bull libre de azúcar.
Caitlyn le disparó una mirada sucia a la Cosa Dos. —No he dicho que no podía
responder. Sólo que es difícil. —Ella se volvió a Chase—. Ella era mi mejor amiga, ya
sabes.
Chase asintió.
—¿Cuándo fue la última vez que vieron a su mejor amiga? —preguntó él al par.
10
Éclairs: Pastelillo relleno de crema con forma alargada.
—¿Ella estaba teniendo problemas con alguien? —presionó él—. ¿Saben de
alguien que tiene una razón para estar molesto con ella? ¿Alguien con una razón para
quererla muerta?
Caitlyn le envió una mirada, pero Kaylee continuó, sin inmutarse. Claramente
un lindo chico malo triunfó sobre el código de lealtad de Color Guard. —Sé quién la
mató.
Mordí mi labio. —Eso que ocurrió no dice porque, ¿verdad? Como, ¿tal vez ella
estaba ayudándolo con un proyecto de ciencias sobre condones?
60
Página
Chase y Sam se giraron hacia mí como uno solo. Ambos llevando la misma
mirada de «abre los ojos» en sus rostros que decía que ellos sentían lastima por mi
estadía en La-La-Land11.
Podía sentir los ojos de cada chica vestida de purpura dándome una evaluación
crítica, comparándome en silencio con su última reina y preguntándose cuanto
tiempo Josh se habría tomado para elegir entre nosotras dos. Yo usaba jeans.
Courtney había usado mezclilla de diseñador con sus iniciales bordadas en los
bolsillos en hilo brilloso de color morado. Yo llevaba zapatillas de deporte. Ella había
usado zapatos atléticos de Ed Hardy12 con diamantes de imitación incrustados a lo
largo de la lengua13. Yo había heredado lo que mamá le gustaba llamar una
complexión “atlética”. Ella se veía como si tuviera de contrabando globos de agua en
la parte superior. Mientras que mi autoestima estaba generalmente bastante
saludable, me sentí vacilar incómodamente mientras la especulación de quince
diferentes pares de ojos juzgadores se grababa en mí.
Kaylee abrió su boca para hablar nuevamente, pero antes de que pudiera
responder a la pregunta de Chase. Caitlyn la tomó directamente con ella.
11
La-La-Land: Un lugar fuera de contacto con la realidad.
12
Ed Hardy: Don Ed Hardy es un tatuador norteamericano con una línea de ropa y accesorios basados en sus diseños.
13
Página
Diamantes de imitación incrustados en su lengua: La lengua de un zapato es una tira que se encuentra en la parte
superior del pie. Casi siempre se encuentran en los zapatos con cordones, con el propósito de proteger la parte superior
del pie, y para evitar que los cordones froten el pie, y se refiere a esta pieza con diamantes de imitación incrustados.
Caitlyn se giró hacia ella de la manera en que un león podría girarse a un jugoso
filete. —¡No te atrevas a desprestigiar su buen nombre! —advirtió ella.
Estaba impresionada. Desprestigiar estaba entre las diez primeras palabras del
vocabulario para SAT14. Alguien ha estado trabajando con su tutor.
Pero él no se veía tan convencido. —Si eso es verdad, ¿por qué ella se estaba
reuniendo con Josh en su habitación ayer por la tarde?
Caitlyn encogió sus huesudos hombros. —No lo sé. ¿Por qué no le preguntas
eso a él?
14
SAT: En EEUU corresponde a las siglas de Scholastic Aptitude Test. Una prueba de aptitud que se hace normalmente
en el último año de la preparatoria. Incluye una sección donde se evalúa el vocabulario.
Capítulo 6
Traducción SOS por: Jo, Liseth Johanna & LizC
L
a campana para el quinto período sonó, y los estudiantes
inmediatamente corrieron adentro, Sam incluida, diciendo sobre su
hombro que tenía un examen de Español esa tarde. ¿Yo? Ya había
arruinado mi record de asistencia perfecta al acortar esa mañana. Realmente no le vi
el sentido a terminar el día. Especialmente cuando (a) había pasado de mi tarea la
noche anterior así que no tenía nada que entregar, y (b) había cero oportunidades de
que fuera capaz de concentrarme de todas formas. No cuando el Detective Raley
estaba rondando los pasillos, Josh estaba en fuga, y el completo cuerpo de estudiantes
de HHH no podía decidir si había asesinado a Courtney o había estado a punto de
que terminaran conmigo por ella. O ambos.
Lo que necesitaba hacer era hablar con Josh. Si realmente le había escrito a
Courtney, efectivamente llevándola hacia su muerte, necesitaba saber por qué. Sí, era
consciente que la respuesta obvia era, duh, llamada para sexo. Pero mantuve la
esperanza de que no fuera tan obvio como parecía. ¿Qué puedo decir? Soy gran fan de
la negación.
Así que en lugar de escupir mi destino. Asentí. Lentamente. —Sí. Sí, voy a
clase.
Rodé mis ojos. —Lo que sea. —Pasé empujándolo, dirigiéndome a la parte
delantera de la escuela.
—Nada.
—A ningún lugar.
—¡No! —Aún si lo hiciera, no estaba lista para tomar mi vida en mis manos
yendo con él dos veces en un día—. Mira, sólo porque los dos estamos investigando
esto no quiere decir que tenemos que estar unidos por la cadera.
Chase dejó de seguirme. Me dio una larga mirada. Luego sonrió abiertamente
de nuevo.
Suspiro.
64
Página
La rama local de nuestra biblioteca estaba situada justo en la siguiente calle de
nuestra escuela secundaria. En teoría estaba a una distancia conveniente para que los
estudiantes vayan para estudiar luego de clases. En la realidad, olía como papel
húmedo, alfombras con moho, y cuerpos sin lavar. Sin necesidad de decir, todos bajo
la edad de sesenta la evitaban como la plaga. Era un edificio de bloque de hormigón,
jactándose de ser lo último en la “arquitectura moderna.” Alrededor de mil
novecientos cincuenta. Una alfombra naranja cubría las paredes (sí, las paredes) y
linóleo blanco el suelo.
Para matar unos cuantos minutos más, me detuve en Jamba Juice para un
granizado de Placer de Melocotón. La escuela técnicamente todavía no había
terminado, y lo último que quería era un interrogatorio de mamá sobre por qué
llegaba temprano. La que resultó ser la menor de mis preocupaciones. Cuando giré en
la esquina, hacia mi calle, vi un sedán beige con luces de policía en el salpicadero,
aparcado de lleno frente a mí casa.
Raley.
Cerré los ojos y pensé una palabra realmente mala mientras hacía una
66
hablando con mamá. ¿Lo bueno? Si estaban hablando del asesinato, ella probablemente
no iba a concentrarse en el hecho de que yo estaba llegando a casa temprano. ¿Lo
malo? Mamá tendía a ser un poquito sobreprotectora. Y por “un poquito” quiero decir
que yo tenía siete antes de me dejara subir a la resbaladilla en el parque, por miedo a
las “raspones”. Podía imaginar cómo se tomaría esto.
Tan pronto como me vio, se levantó del sofá y cruzó los cuatro pasos hacia la
puerta para taclearme como un apoyador.
—El Detective Raley me lo contó todo. Oh, cariño, ¿por qué no dijiste nada?
¡Qué horrible debió ser para ti!
67
Le lancé a Raley una mirada, preguntándome qué tanto era “todo”, pero su
rostro era una cosa vacía e ilegible.
Página
—Estoy bien —mentí.
—¿Bien? Dios mío, tu amiga fue asesinada, Hart. Claramente no estás bien.
Pero, dado que sabía que Raley no estaba realmente dándome a escoger en el
asunto, asentí silenciosamente y me senté en el sofá para enfrentar la música. Mamá
se sentó a mí lado y me dio una palmadita en la mano.
—Temprano. —Lo que, definitivamente no era la verdad. Recé por no ser tan
mala mintiendo como Chase parecía pensar que lo era.
—Antes de la escuela.
—Sip. —Asentí tanto que mi cabello cayó sobre mis ojos. Lo que estaba bien,
68
porque si los levantaba para encontrar los de él, estoy bastante segura que podría decir
Página
Me incliné para ver si era “mentirosa, mentirosa, cara de osa”, pero él volteó la
página antes de que pudiera verla.
Sacudí la cabeza. Esta vez yo estaba diciendo la verdad al 10%. Por supuesto, él
no había preguntado si yo sabía cómo contactar a Josh más tarde en la noche…
—Así que... si no cree que está en peligro... —dijo mamá, sus palabras
desvaneciéndose mientras veía su hámster mental saltando en su rueda pequeña.
Mamá puede ser un poco rara, pero no es ninguna tonta.
—Josh es una “persona de interés” en este caso —dijo Raley, haciendo su cosa de
comillas al aire de nuevo.
Mamá se inclinó hacia adelante en su asiento, una mano fue a su pecho. —No
estamos diciendo que Josh tenga nada que ver con esto, ¿verdad?
parecía a un pez de lado. Mamá puede ser que desee pensar en conseguir limpiarla
Página
—Sus padres han sido notificados de la situación —le dijo Raley—. Están en
este instante en un crucero en Alaska, pero volarán en cuanto la nave atraque en el
siguiente puerto.
—Dios, no puedo creerlo. Jugué al tenis con la madre de Josh apenas el mes
pasado —dijo mamá—. Y allí estaba ella, criando un asesino.
—¡Mamá!
—Hartley, tenemos varios testigos que dicen que estabas molesta después de la
escuela ayer —dijo Raley, saltando en la conversación.
—Enojada.
—Testigos.
Por lo que mamá sabía, mi relación entera con Josh consistía en películas en el
centro comercial e ir de la mano a los bailes escolares. Estaba bastante segura de que
ella estaba tan familiarizada a la negación como yo lo estaba cuando se trataba de
sexo adolescente.
Es por eso que cuando Raley abrió la boca para contestar, me lancé primero.
—Creo que está a salvo, Señora Featherstone. Esto se siente como un incidente
aislado.
si el asesino la encuentra de todos modos? ¿Qué garantía tienen de que estará a salvo?
Página
—Le aseguro que estamos haciendo todo lo posible para encontrar a la persona
que cometió este crimen, Señora Featherstone.
Pero Raley había dominado el arte de la evasiva. —Estoy seguro que una vez
que hablemos con el señor Dupont, va a ser capaz de aclarar algunas cosas para
nosotros.
A ti y a mí, amigo.
72
Página
Capítulo 7
Traducido por: Susanauribe
U
na vez que Raley se fue, mamá saltó directo a la cocina haciendo
comida de consuelo que insistió yo necesitaba después de mi
“encuentro tortuoso con la muerte”. Pensé en decirle que ese arroz
con macarrones y fideos con queso de soya no era exactamente mi idea de consuelo
pero supuse que era más fácil dejar que cocinara para alejar su ansiedad.
—Dice que está bien —retransmitió mamá en el teléfono—, pero no creo que lo
esté. Está pálida.
—Estoy preocupada por ella, Brian. Creo que deberíamos irnos por un tiempo.
Tal vez ir a quedarnos en casa de mi madre.
8:06
Navegué por los sitios de TMZ y L.A. Informer buscando las últimas noticias de
las celebridades. Coseché algunas piñas en Farm Town. Revisé cuáles películas
estaban pasando en el centro este fin de semana. Miré los últimos videos de
mudkiplover08 en YouTube. Realicé una encuesta sobre cuál marca de brillo de labios
sabía mejor.
8:32
Como se me habían acabado los sitios para perder el tiempo, ingresé al sitio de
la escuela para revisar qué tarea había mañana. Las notas de estudio para un examen
de historia el lunes, oraciones para diagramar en inglés y tres páginas de ecuaciones la
señora Blasberg. Fabuloso. Saqué mis cuadernos de mi mochila y supuse que podría
intentar pasar mis clases este semestre. Desafortunadamente, tuve un mal rato
concentrándome cuando todo mi ser estaba enfocado en ver ese pequeño ícono de
“ahora en línea” junto al nombre de Josh. Trabajé con un ojo en el reloj y uno en mi
pantalla, enviando miradas aleatorias hacia mi trabajo mientras resolvía oraciones y
diagramaba ecuaciones. O tal vez era al revés. Como dije, en verdad no estaba
prestando atención de cerca.
8:59
9:02
9:08
9:12
Tal vez no recibió el mensaje que le envié. Tal vez no estaba viendo su cuenta
de MySpace después de todo. Tal vez la creó y se olvidó de ella. Tal vez Raley lo
había arrestado y estaba esperando en una celda en este momento, descomponiéndose
y deseando que su novi… exnovia, hubiera estado más alerta al buscar al verdadero
asesino de Courtney.
Hola.
Llegas tarde.
La Tienda Apple. Estoy “probando” uno. No tengo mucho tiempo antes de que
el vendedor me agarre.
Esa era una pregunta pesada. Pero, considerando que tenía a un empleado
trabajando por comisión cerniéndose sobre su hombro, decidí ir al grano.
Hubo una pausa de su lado. Esperaba que eso significara que estaba tratando de
recordar y no que su tiempo de probar hubiera expirado.
No.
Un aliento de alivio se me escapó.
¡NO!
Está bien, eso no quería decir que todo el asunto del “rumor del condón en el
casillero” fuera una total mierda, pero al menos mi esperanza en su inocencia no
estaba totalmente equivocada.
¿Por qué?
Por otra parte, estaba bastante convencida de que toda esa evidencia llevaba
directamente a Josh. Demasiado conveniente. Y, como alguien que alguna vez ha
visto televisión sabe, cuando las pistas parecen ser ciertas, usualmente es cierto.
Sí.
Te extraño.
¡Espera!
¿Qué?
—M
is padres amenazaron con enviarme a un convento. —
Sam tomó un mordisco de su sándwich de ensalada de
huevo, un poco de mayonesa colgaba de la esquina de su
boca—. ¡Y ni siquiera somos católicos!
—Amiga.
—Y el cuarto y el quinto. Dios, pensarías que fui yo quien la mató por la forma
en la que él me presionó. ¡Era una testigo inocente! —dijo, luego hizo una pausa—.
Bueno, casi inocente. Él le dijo a mi papá que nos colamos por la ventana de Josh.
78
Página
Me encogí.
—Auch. ¿Qué dijo tu papá?
—Apesta —dije.
—No estoy bromeando. ¿Hablaste con Josh anoche? —preguntó Sam, buscando
dentro de su bolsa café por una servilleta.
—Sí.
—¿Lo viste?
Sacudí mi cabeza.
—Eso fue lo que Raley le dijo a mi papá anoche. Que si yo sabía si tú sabías
dónde estaba Josh era mejor que yo le dijera porque significaba que estaba en
complicidad por ocultar información. Él parecía bastante serio.
—Lo sé. Es por eso que tenía que hablar con Josh sobre el mensaje que recibió
Courtney.
Metió una pajilla a su caja de jugo, llevando jugo de uva hacia su boca.
Me encogí de hombros.
—Obviamente alguien que hizo parecer que era de Josh. Alguien que escuchó el
rumor de que Josh y Courtney estaban… ya sabes.
—¿Acostándose?
Me encogí.
—Sí.
—Odio decirte esto, Hart, pero eso no reduce el campo demasiado. Casi todos
lo habían escuchado para ese entonces.
Por supuesto, no pude evitar girar en mi asiento para obtener una mejor vista
de la entrada principal.
Sus hombros anchos llenaban la entrada casi tan bien como cualquiera del
equipo de fútbol de la secundaria lo haría. Era alto, pero no de una manera
desgarbada, y tenía músculos que sobresalían en los lugares correctos. Estaba usando
un par de jeans, y estaba vistiendo otra vez una camiseta negra. Tenía puestos un par
de Docs negros, un brazalete de cuero negro en la muñeca derecha, y su cabello negro
se disparaba de su cabeza en una manera desordenada. No desordenado a propósito,
sino más bien desordenado de acabado de salir de la cama.
peinado desordenado acabado de salir de la cama, pero imaginaba que era así.
Página
—Oh, genial. Aquí viene —dijo Sam, completamente ajena al calor de mis
mejillas.
—Hola —respondí.
—Exnovio —enfaticé.
—Lo que sea. —Le restó importancia al tecnicismo—. ¿Y? ¿Hablaste con él?
Me encogí de hombros.
—Algo así.
—¿Algo así? ¿Qué significa eso? —preguntó Chase. Bajó la mirada hacia el taco
sin comer en mi plato y, sin ni siquiera preguntar, lo recogió y le dio un gran
mordisco.
—Positivo.
Mordí mi labio.
—No lo sé. ¿Por qué tratarías de probar la inocencia de un chico que te engañó?
Él sonrió.
—Mi nombre no es “Amiga” —dije—. Y todo lo que necesitas saber sobre Josh
es que él es inocente.
Estreché mis ojos otra vez. Luego moví mi plato fuera de su alcance.
Página
—Mira, hay una manera de saber a ciencia cierta quién está diciendo la verdad
—dijo Sam, claramente tratando de jugar a hacer las paces antes de que alguien
lanzara un taco—. El teléfono de Courtney tendrá un registro de todos los mensajes
enviados.
—Correcto.
—De cualquier manera —dijo Chase—, la compañía de teléfono debe tener esos
registros. Ellos mantienen una copia de cualquier mensaje que es enviado.
—¿En serio? —dijo Sam. Podía decir que estaba repasando mentalmente toda la
serie de mensajes que ella y Kyle se enviaban cada noche—. ¿Ellos los leen? —Sus
mejillas se tornaron de una sombra brillante de carmesí.
—Bueno, no hay un chico ahí sentado revisando cada uno, pero están
almacenados. Usualmente por una semana o dos, hasta que necesitan más espacio
para guardar los nuevos.
Ella palideció.
—No lo harán. Necesitas una orden judicial y la causa probable para leer los
mensajes privados de alguien.
83
15
Sexting: Mensajes de texto con contenido sexual.
—A menos —añadió Chase
—A menos que seas un hacker increíble. —Él sonrió. Una sonrisa de dientes
grandes.
—Estás mirándolo.
Él se encogió de hombros.
—Pan comido. ¿Cómo crees que obtuve todos esos mensajes de sexting?
—No creerías las cosas pervertidas que algunos de nuestros compañeros están
haciendo. —Le lanzó otro guiño.
Pero sólo llegamos hasta el ala principal, cuando una mujer con cabello
esponjado y Crocs dio la vuelta a la esquina y casi se estrelló contra mí.
—Escucha, me encantaría hacer una cita para que hablemos. —Puntualizó esta
solicitud ladeando la cabeza hacia la derecha y llevando sus cejas hacia abajo, su
frente fruncida, los labios fruncidos con los que trataba de parecer simpática pero en
realidad parecía que necesitaba un retoque de Botox.
—Mary, por favor. —Hizo una gran sonrisa amable para mí. Por el color beige
de sus dientes la catalogué como una adicta al café. Quién no cree en los
blanqueadores.
—Bien. Mary. Esa es una oferta muy amable, pero estoy bien.
—Oh, cariño. —Inclinó la cabeza aún más—. Sé que sólo quieres fingir que
todo esto nunca pasó.
Dios, jamás.
presionarte. Sólo tienes que saber que estoy aquí. —Inclinó su cabeza aún más, casi
Página
mirándome de arriba abajo—. …para cuando estés lista para dejarlo salir.
—Gracias. Sí. Definitivamente haré eso.
—¡Grandioso!
Hice una nota mental de encontrar una ruta para no pasar por el salón
veinticinco.
otras mujeres del teléfono de tu novio. Al segundo en que había escuchado rumores,
Página
pregunté el teléfono de Courtney y lo guardé en mi propio teléfono para fisgonear en
el futuro.
Diez minutos después estaba comenzando a entrecerrar los ojos por mirar el
pequeño parpadeo del cursor a través de la pantalla.
Él asintió.
—Estamos dentro.
Sabía que no debía estar impresionada por sus acciones criminales, pero
conforme la pantalla devolvía a Courtney al sitio principal, lo estuve un poco.
Hizo clic en el día que Courtney había muerto. Una lista de llamadas se
mostró. Una línea muy larga.
Me di la vuelta.
87
Página
16
Shnikies: Término usado durante un acto de gran asombro o estupefacción.
—¿Shnikies? —pregunté—. ¿Alguien está poniéndose al tanto con una maratón
de Scooby-Doo?
—Oye, intenta censurar todas las malas palabras de tu vocabulario y ve que tan
creativa te pones.
Chase hizo clic en él. La pantalla cambió, el mensaje visualizado. Era de una
línea:
Mordí mi labio. Noventa por ciento del tiempo tomaba un acto de Dios sacar el
88
tenía su celular.
—Práctica a campo traviesa. Cody dijo que estuvo ahí por unos pocos minutos
antes de irse a casa. Pudo haber dejado su celular en su bolsa de gimnasio.
Me encogí de hombros.
—El equipo las deja junto al campo mientras practican. Cualquiera pudo
filtrarse por un minuto y enviar el mensaje sin que nadie lo supiera.
—Revisa ese —dije, señalando un mensaje recibido a la mitad del periodo del
almuerzo ese día. Era de A. Brackenridge.
Si Courtney tenía un polo opuesto, Andi Brackenridge era ese. Para empezar,
ella era una animadora, la antítesis natural de una chica Color Guard. Y por otro
lado, Andi había quedado embarazada y había perdido el semestre de primavera el
año pasado cuando su niña había nacido. Era la encarnación de todo a lo que el Club
de Castidad se oponía: una madre soltera adolescente que había llevado su prueba de
actividad sexual como una enorme barriga de embarazada apenas contenida bajo su
uniforme de animadora. El hecho de que ella no se hubiera escabullido a ser educada
en casa u obtenido su GED con la cola entre las piernas la había hecho un objetivo
prioritario de la multitud de castidad. Después de que su novio la dejara en su tercer
trimestre, el Club de Castidad había hecho a Andi su chica del cartel virtual de lo que
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—Vaya —dijo Sam—. Suena como que no era una gran fanática de Courtney
como tú.
C
hase cerró la ventana del buscador y borró toda evidencia de nuestra
búsqueda ilegal mientras la campana de advertencia sonaba, señalando
el final del almuerzo. Sam se colgó la mochila al hombro y se fue a su
clase de literatura. Yo la seguí, entusiasmadamente yendo a química. Y, no, el
entusiasmo no era porque me había memorizado la tabla periódica ni nada. Era
porque tanto Kaylee como Caitlyn estaban en la clase.
Abrí la puerta al aula de la señora Perry justo cuando la campana final sonaba,
tomando mi lugar de siempre en la estación de la tercera fila. Cailtyn y Kaylee se
sentaban a dos filas de distancia, en el centro. No fue hasta que la profesora explicara
el experimento del día, y nos hubiera dividió en grupos de dos y tres para intentar
seguir las indicaciones en la pizarra sin hacer explotar nada que pude acercarme a la
pareja.
La mirada que me dieron dejó claro que realmente les molestaba pero, por
suerte para mí, las chicas buenas no excluían a otros estudiantes. Al menos no cuando
la profesora podía oír.
—Claro —dijo Caitlyn, lo suficientemente fuerte para que la señora Perry las
91
oyera—. Nos encantaría ayudarte a ponerte al día. —Ella me dio su sonrisa cargada de
Página
azúcar.
Se la igualé hasta la última caloría.
Caitlyn frunció la nariz como si hubiera olido algo podrido. — ¿Andi? Dios,
qué perdedora. Andi definitivamente no era amiga de Courtney —me dijo,
quitándome el tubo de ensayo y poniéndolo cuidadosamente en un soporte.
Excelente pregunta.
—Eh… un amigo. Te lo diría, pero no puedo divulgar mis fuentes. —Bien. Eso
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sonó oficial.
Página
—Bueno, debe ser un error. De ninguna manera Courtney habría tenido algo
que ver con esa zorra —dijo decididamente Caitlyn. Luego dejó caer un par de
píldoras blancas en la mezcla azul. Comenzó a burbujear. A pesar de mi
preocupación, no pude evitar lo genial que se veía eso.
—De hecho —le dije mientras veía las burbujas subir hasta el borde del tubo—,
vi el mensaje. No es una equivocación.
—Una amenaza.
—En serio —dije—. Andi dijo que vio a Courtney y quería que pagara.
—¿La vio haciendo qué? —preguntó Kaylee. Miró a Caitlyn, pero la Cosa Uno
estaba evitando el contacto visual cuidadosamente, en su lugar concentrando toda su
atención en meter una pajita en la mezcla azul para revolverla.
Puse los ojos en blanco. —Los adolescentes tienen sexo, Caitlyn. Supéralo.
—Oh, pero estoy segura de que eran sin grasa —saltó Kayleen.
Oh, hermano.
Caitlyn sacudió la cabeza. —No. Y Courtney nos contaba todo. Éramos sus
mejores amigas. ¿Verdad, Kaylee?
Kaylee miró al piso, asintió, y dijo en un tono que por primera vez expresaba
verdadera pena. —Sí, lo éramos.
—Lo que sea que Andi creyó ver —continuó Caitlyn—, probablemente es una
ilusión. Y de ninguna manera Courtney tomaría una amenaza de su parte en serio de
todas formas. Quiero decir, Andi es una perdedora. ¿Qué podría hacer para herir a
Courtney?
—Entonces, hablé con las súbditas de Courtney —le dije a Sam y repetí la
conversación mientras los tres caminábamos por el pasillo.
de entrada.
Página
Me encogí de hombros. —Parecían realmente sorprendidas de que Courtney
tuviera algo que ver con Andi.
—No tanto como tú —añadió, frotándose el bícep—. Ella era una especie de
fogata y tú activas todas las alarmas de bomberos, cariño.
Kyle se inclinó y le susurró algo a Sam al oído. Ella rió. Miré hacia otro lado,
intentando volver a ignorar el vacío en mi estómago.
—¡Allí está ella! —Escuché a alguien decir a alguien al otro lado del terreno.
Levanté la mirada para encontrar a Jessica Hanson apuntando hacia mí. Estaba
indicando a una mujer que se veía familiar vestida en severo traje gris, tres capas de
maquillaje, y puntiagudos tacones negros que la tenían moviéndose de pie a pie para
evitar hundirse en el húmedo pasto. Detrás de ella se paraba un tipo con una cámara
enorme amarrada a su cintura y un chico lleno de granos con un sujetapapeles y la
palabra interno casi estampada en su frente. Y detrás de ellos, estacionado en la curva
del frente de la escuela, había una van blanca de KTVU Noticias con una antena
pegada en el techo.
Oh, chico.
—Umm… bien. Creo —dije, de pronto consiente del hecho que no me había
mirado en un espejo desde el cuarto periodo. Por instinto levanté una mano a mi
cabeza, alisando mi cabello hacia abajo.
95
Página
—Espera, ¿te refieres a ahora mismo? —pregunté, metiendo más cabello detrás
de mi oreja, deseando que al menos me hubiera dado una oportunidad de ponerme
algo de brillo labial.
—Uh… bien, buena es una palabra fuerte… —me detuve, mirando del
micrófono a la reportera a la pequeña luz roja en la cámara indicando que estaba
siendo transmitida a cada casa en Bay Area.
—Estoy segura de que debió haber sido increíblemente traumático para ti.
¿Honestamente? Como que lo fue. A pesar del hecho de que Courtney no era lo
que llamaría una “buena” amiga, nadie merecía morir así. —Lo fue —contesté—, pero
estoy segura de que fue mucho más traumático para ella.
—Ex-novio —aclaré.
—¿Estabas asustada?
—Un poco.
—¿Espantada?
—Algo así.
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Entrecerré mis ojos. —¿A qué te refieres con que pudo haber sido yo?
—¿Crees que fue suerte que Josh colapsara cuando estaba con Courtney y no
contigo?
—¿Quieres decir que viste signos de sus tendencias homicidas mientras estaban
saliendo?
Pude ver interés brillando detrás de los ojos de Diane mientras hacía gestos al
tipo de la cámara para acercarse. —Dime más sobre esta investigación. ¿Qué estás
haciendo exactamente?
Asentí. —Sí, lo ha hecho, Diane. Tenemos evidencia que indica que alguien
Página
más que Josh pudo haber tenido un motivo viable para asesinar a Courtney.
—¿Y cuál podría ser esa evidencia? —presionó Diane.
—Mensajes de texto.
—Uh… —Me imaginé que probablemente no sería una gran idea admitir
piratería informática por televisión. Le eché un vistazo a Sam por ayuda. Ella se
encogió de hombros—. Preferiría no revelar mis fuentes en este momento.
Lo que sonó bastante débil mientras lo decía, pero aparentemente fue suficiente
para convencer a Diane para dejarlo.
Tan pronto la cámara se apagó, tomé a Sam por el brazo y la llevé fuera del
campus antes de que alguien más escuchara el comentario de Nancy Drew.
Caminamos rápidamente las tres cuadras a su lugar donde, diez minutos después,
estábamos abogando nuestro caso con su hermano para que nos dejara usar la limpia,
verde máquina para seguir a Andi Brackenridge.
—¿Prometido?
—Lo prometo.
—Bien, supongo —dijo finalmente—. Pero tráeme un taco o algo, ¿bien? Estoy
98
muriendo de hambre.
Página
Apenas tuvimos tiempo para asentir antes de tomar las llaves y correr a la
puerta.
Diez minutos después estábamos manejando por el aviso de “¡Vive verde!” por
la Avenida Union donde, de acuerdo al directorio anual del año pasado, vivía Andi
Brackenridge. Nos estacionamos en frente de un gran, lugar estilo rancho con un
gran agregado cuadrado sobre el garaje pintado de un tono de amarillo sólo un
levemente más claro que el resto de la casa.
Sam cerró el auto con una tos de humo con olor a papas fritas, y la seguí al
camino de piedra a una puerta delantera de madera blanca. Había una alfombra de
bienvenida afuera, y dos begonias en maceteros flaqueaban la entrada. Sam tocó una
vez, y dos golpes después fuimos recibidas por una mujer con largo cabello suelto
sobre sus hombros y rayado con reflejos. Estaba vestida en un par de jeans ajustados,
sandalias con brillo en las amarras, y una camiseta de Ed Hardy. Mientras se veía
demasiado joven para ser una abuela, la reconocí de las niñas exploradoras del sexto
grado como la mamá de Andi.
—Fuimos a la escuela con ella —dije. Lo que era la verdad, aún si no habíamos
hablado desde la escuela media.
Eso encajaba. La Andi que recordaba del año pasado había sido una adicta
virtual al maquillaje, una cosa más supongo que tenían en común las chicas de la
Guardia de Color y las porristas. Su color firma había sido un conjunto de tres
99
diferentes labiales Bare Escentuals con un glaseado de brillo de labios Burt’s Bees por
Página
encima. Estaba casi segura de que se quitaba su maquillaje cada noche con un cincel.
—¿Alguna idea de dónde podamos encontrarla? —presionó Sam.
—Dijo que estaba trabajando en el vecindario Blossom Grove hoy. Tal vez
puedan alcanzarla.
Luego de pasear a través del camino Orange Blossom, hacia el tribunal Citrus
Blossom, y bajando por la avenida Blossom Breeze (Caray, ¿piensas que tal vez
alguien tenía algo por la agricultura?), finalmente encontramos a Andi al frente de
una gran casa de dos pisos de estuco beige. Mientras que sus caderas eran más
generosas de lo que las recordaba, no se podía confundir su cabello teñido rojo y sus
labios de tres capas. Estaba rodando una pequeña maleta rosada detrás de ella y tenía
un pequeño bebé rosado amarrado a su pecho en un portador. Regordetes bracitos y
piernecitas sobresalían del frente de ella como una estrella de mar.
Ella se detuvo, levantando una mano para cubrir sus ojos del sol de la tarde
mientras bizqueaba hacia mí.
—¿Te conozco?
—Oh. Claro. —A pesar de que podía decir por su mirada en blanco que no me
recordaba realmente. O sólo no le importaba.
preguntas.
Página
Andi inclinó su cabeza hacia un lado. —¿Preguntas? ¿Sobre maquillaje? —
preguntó—. Porque estamos con un especial ahora de brillos labiales humectantes.
Dos por cinco dólares.
Hmmm, tentador…
Demasiado tarde.
Andi entrecerró sus ojos hacia mí, midiendo mi honradez. Por suerte para mí,
aparentemente nuestra mutua antipatía de todas las cosas Courtney funcionó.
101
—¿Qué sobre eso? —dijo ella—. Estaba ofreciéndole una pequeña propuesta.
Página
—¿Con quién?
Andi mordió su labio, luego me dio una comprensiva inclinación de cabeza que
era el duplicado exacto del terapeuta. —Josh DuPont.
Me concentré muy fuerte en respirar dentro y fuera por unos completos diez
segundos antes de que me confiara en poder hablar.
—Lo siento —dijo Andi. Y se veía como si lo dijera en serio. Si alguien estaba
familiarizado con ser jodida por un chico, era ella.
—¿Dónde? ¿Cómo? —Deseé que alguien pudiera arreglar esa desconexión. ¿Por
qué seguía haciendo preguntas en las que claramente no quería escuchar las
102
—Déjame. Verlo.
—He visto suficiente. —Era una cosa saber que tu novio te había engañado,
103
No. —Sí.
—Es bastante claro lo que estaba pasando —dijo Andi, apuntando el video.
—Como cristal.
—De todas formas, luego de toda la mierda por la que me hizo pasar Courtney,
no podía esperar a exponerla por la hipócrita que era.
Andi sacudió su cabeza. —No. Cuando llegué a casa y vi el material, tuve una
mejor idea. Como pueden imaginar, estoy un poco corta de dinero estos días. ¿Tienen
idea de cuánto cuesta un bebé? —preguntó.
—Lo sé, ¿no? —dijo Andi—. Pero los analistas dicen que un bebé nacido este
año les costará a sus padres más de un millón de dólares por el curso de sus vidas. No
tengo ese dinero. Así que, tuve una mejor idea que exponer a Courtney.
—Decidiste chantajearla.
Ella asintió. —Le envié unos pocos momentos del material que grabé y le dije
que si no me compraba pañales por un año, terminaría por todas partes en YouTube.
—Dijo que pagaría. Sólo que murió antes de que pudiéramos discutir términos
104
Rodé mis ojos por el término. Diane Dancy tenía razón. Sonábamos como
Nancy Drew. Pero tenía que admitir que tenía curiosidad también.
—Espera, no creen que tuve algo que ver con su muerte, ¿no?
Buen punto.
Andi puso sus manos en sus caderas. —Estaba en el doctor, ¿bien? Chloe tenía
su chequeo de seis meses. Pueden preguntarle a cualquiera si no me creen. Ella gritó
como un sangriento asesinato cuando recibió sus vacunas. Además —continuó—, si
algo, tenía toda razón para querer a Courtney viva. Revísalo, me quedé sin
suministro de pañales por un año porque algún tipo la apagó antes de que pudiera
recibir mi paga. No hay forma de que hiciera esto.
—Ahora, a menos de que vayan a comprar algo, tengo trabajo que hacer —dijo
Andi, haciendo gestos a su maleta.
Ella asintió.
105
A
l segundo en que volvimos a la máquina verde, agarré el teléfono de
Sam y envié un mensaje urgente a la cuenta de MySpace de Josh.
Luego pasé el resto del camino de vuelta a mi casa contando lentamente hasta
diez, maldiciendo a Josh de la manera más creativa que conocía, luego contando hasta
diez otra vez.
Para el momento en que Sam me dejó en frente de mi casa, casi había puesto
mi estómago rugiente bajo control.
Casi.
Tomé dos inhalaciones profundas, conté hasta veinte esta vez, luego caminé
hasta la ventana del lado del conductor de su sedán. Ésta bajó para revelar al
detective.
106
―Podría serlo.
Él elevó una ceja.
―¿Sí?
Sacudí mi cabeza.
―Nop.
―Bueno, supongo que simplemente esperaré aquí un rato para ver si aparece.
―Genial. Diviértase con eso ―dije con todo el sarcasmo que pude reunir. Que
fue mucho. Aunque no estaba emocionada con la idea de que Raley básicamente me
acechara policialmente en cualquier momento, hoy era especialmente molesto.
Porque tan pronto como Josh llegara, planeaba asesinarlo. Y no quería a Raley como
testigo.
Una vez que devoré dos pedazos, escapé del agarre de mi madre sofocante y me
107
―Hola ―dijo, parándose. Frotó sus palmas sobre la parte delantera de sus
jeans―. Siento que me tomara tanto. Hay un auto aparcado en frente de tu casa.
―Ese es Raley.
―¿Quién?
―Él no te vio, ¿cierto? ―pregunté, mirando otra vez el auto sin marcar.
108
Yo di un paso atrás.
Lo último que quería era que Josh se disculpara. Quería que fuera un estúpido,
un idiota, el imbécil engañador que ahora sabía sin duda que era. Si se disculpaba,
significaba que tenía confianza, tenía sentimientos. Posiblemente incluso por mí.
Posiblemente unos que podía estar tentada a devolver. Y no quería devolverlos. La
primavera pasada mi abuela Betty había fallecido. Había sido verdaderamente
repentino. Un día estaba bien, al siguiente fue al doctor lo que creíamos había sido
una revisión de rutina y salió con un diagnóstico de cáncer de estómago etapa cuatro.
Dos semanas después murió mientras dormía. Yo quedé devastada.
―Tengo un testigo.
109
Él inclinó la cabeza.
Él se detuvo.
―¿Video de qué?
―No la maté.
―Yo… ―empezó.
Se congeló.
―No. ―Pero podía decir que era exactamente como había querido que
sucedieran―. No quería herirte.
―No es así.
110
―No quiero escuchar esto. ―Una frase muy cierta que nunca había
pronunciado.
―Simplemente sucedió.
Debería haber retrocedido entonces, lamer mis heridas, dejar que mi orgullo
empezara el lento proceso de recuperación. En lugar de eso, pregunté:
―Mira, tú y yo hemos estado saliendo por seis meses, Hartley. Seis meses.
Enfréntalo, nunca ibas a ceder en eso.
No sé qué había esperado escuchar. Quizás que Courtney era más linda que yo,
111
―Lo siento.
Sentí las lágrimas calientes alinearse detrás de mis ojos pero me rehusé a darle
la satisfacción de derramar incluso una.
―Hartley…
―Lo siento ―dijo otra vez. Luego se giró y salió por la ventana por donde
había entrado.
Tuve la idea fugaz de salir al frente y decirle al Detective Raley dónde podía
encontrar a Josh DuPont. Tenía la sensación que encontraría una satisfacción
inmensa en verlo arrastrar a mis exnovio con esposas. Incluso podría ayudarlo a
sacarle una confesión.
Pero la verdad era, aun a través de mi ira, sabía que Josh no había matado a
Courtney. Él era una comadreja del orden más bajo. Lo que sólo servía para
solidificar mi teoría de que no había tenido las agallas de matar a Courtney.
112
Asentí con el teléfono. Entonces dije: —No lo llamé con ninguno de los
nombres creativos que acabas de usar, pero, si, lo estoy. Superando totalmente.
Estoy orgullosa de decir que en realidad terminé esa oración antes de echarme a
llorar. Por suerte, Sam tenía minutos ilimitados y no le importaba escucharme
lloriquear incoherencias sobre cuán superado tenía a Josh.
Cepillé mis dientes dos veces, intentando eliminar el mal gusto de la confesión
de Josh, me lavé la cara con un exfoliante de albaricoque que dejó mi piel en carne
viva y hormigueando, luego até mi cabello en una cola de caballo sin sentido, lista
para enfrentarme al día.
113
ajustados, unas zapatillas de plata brillantes y una camiseta suelta con lentejuelas
plateadas por todos lados. Culminando con un par de pendientes plateados, esperando
que los aros colgantes hicieran distracción de mis ojos enrojecidos. Entonces, agregué
una capa de máscara y delineador de ojos solo para estar segura.
Tomé mi mochila y logré escurrirme por la puerta principal antes de que mamá
pudiera empujarme un tazón de avena con jarabe de agave hacia mí, en su lugar,
caminé las dos calles hacia el Starbucks más cercano y ordené un latte venti. Doble.
Para el momento en que caminé todo el camino hasta la escuela, estaba llena de
cafeína, renovada y lista para comenzar mi día.
—¡Hartley!
—Bien.
—Te ves como si hubieras estado llorando —dijo, haciendo una inclinación con
su cabeza patentada mientras escudriñaba mis ojos.
—Estoy bien.
—¿Estás segura?
—Mucho.
Logré arreglármelas en los dos siguientes períodos sin ningún incidente. Hoy,
las miradas de reojo de mis compañeros eran menores y más disimuladas, el
murmullo continuó a medida que pasaba por allí, deteniéndose en un siseo por un:
“¡Es ella!”. Habían pasado dos días enteros desde que Courtney había sido encontrada
muerta. Una eternidad. Di gracias a Dios por la poca capacidad de atención
electrónica con la que habían sido criados en mi generación. A esta altura, para el fin
de semana nadie recordaría a Courtney para nada. Por no hablar de la pobre chica
despistada cuyo novio la había engañado, supuestamente la había matado y dejándola
por encontrar a otra jovencita.
No fue hasta la hora del almuerzo que fui alejada de mi mejor amiga. Negación,
otra vez.
—Hola, Hart.
—En serio.
—¡¿A mí?!
—¡Shhhh!
—Él dijo que no podía arriesgarse a enviar ese tipo de información vía e-mail.
Quiere conocerte en persona.
—Se pone mejor. Dijo que estará en el campo de fútbol. Hoy a la medianoche.
Y que debías ir sola.
Chase sonrió.
—Linda.
—Intenta más duro la próxima vez —dijo aun sonriendo. Un hoyuelo hundió
su mejilla izquierda, totalmente incoherente con la imagen de “Peligro: Chico malo al
frente” que él estaba cultivando.
—De todos modos —dije—. Esto se siente como una completa broma.
¿Medianoche? ¿Ven sola?
—Estoy tan cansada de esto. Juro que si voy allí y nadie aparece…
—Por supuesto. Digo, probablemente sea una broma, pero necesito estar
segura, ¿no?
—¡No! —gritó.
—Iré —dijo.
—Soy un hombre.
—En los pasados dos días, he sido engañada, mentido, acosada por un policía y
un consejero, y ahora, gracias a un demasiado entusiasta reportero, todo el cuerpo
escolar cree que quiero ser alguna clase de Nancy Drew 17, y tengo una cita con un
informante secreto en un campo vacío en el medio de la noche. ¡Creo que me gané el
derecho de ser un poco irrazonable!
17
Nancy Drew: Es una detective aficionada que ha sido protagonista de varias series de novelas de misterio para niños y
adolescentes.
—Oye, ¿qué pasa con esa actitud? No soy con quién deberías estar enojada por
aquí.
Tenía razón. Yo estaba totalmente proyectándolo. Estaba furiosa con Josh, pero
Chase era un objetivo cercano. Y toda esa actitud de macho, no estaba haciendo que
ganara ningún punto hoy.
—Yo solo estoy cuidando de tu bienestar —dijo Chase—. No quiero que salgas
herida.
—¿Por qué todo el mundo dice eso cuando en realidad lo que quieren decir es
que no se quieren sentir culpables?
—¡No me importa!
—No te creo.
—¡Bien!
—¡Genial!
Me escondí en el baño de chicas por el resto del período del almuerzo, luego
mantuve mi nariz pegada a mis libros de Química y Trigonometría. Tan pronto
como el último timbre sonó salí disparada por las puertas, logrando escabullirme con
solo algunas miradas de parte de los curiosos. Ni que decir, para ese momento cada
persona en HHH con un celular sabía sobre mi pelea con Chase. De hecho, un
mensaje de texto me había sido enviado erróneamente:
Ups. Lo siento.
Ignoré la disculpa. Tenía suficientes de esas para toda una vida. Y realice mi
camino a casa.
Él solo negó con la cabeza y se desquitó con: —No. ¿Viste a Josh hoy?
—No.
Hice un pequeño saludo desde mi posición con las piernas cruzadas sobre la
cama.
—Hola.
121
—¿Hiciste la tarea?
Página
—Sí.
—¿Conseguiste comer algo?
—Sí.
—¿Estás bien?
—Sí.
—Sí.
M
e puse un par de pantalones negros ajustados, una capucha negra y
mis tenis, sólo en caso de que hubiera algo acechando allá fuera,
para poder huir de eso.
Crucé la habitación, abrí la ventana y miré hacia abajo. El suelo parecía muy
duro y lejano.
Dudé por un breve segundo, preguntándome si era demasiado tarde para llamar
a Chase y aceptar su oferta de ir conmigo a conocer al “Bloguero Profundo”. Pero eso
significaba tragar mi orgullo y admitir que era una gallina. Había tenido mi ego
herido más de una vez en la última semana. No estaba segura sí podría recuperarme
de otro golpe.
Así que, a pesar de mi buen juicio, tomé una respiración profunda, pasé sobre el
alféizar de la ventana y me incliné hacia el árbol de roble que Josh había utilizado
para subir a mi habitación. Experimenté solo un poco de vértigo cuando mi pie quedó
suspendido en el aire sobre los dos pisos desde donde podía caer.
123
Cerré los ojos, diciendo una oración en silencio, y contuve la respiración. Podía
hacer esto. Era una chica mono. No me caería.
El segundo en que mis pies golpearon el tronco, dejé escapar un ruidoso suspiro
de alivio, y estaba segura de que Raley me escucharía. Agachándome en la oscuridad,
escuchando con mi cuerpo entero los sonidos de los suburbios en la noche: una
televisión en la habitación de mi vecino soltando risas de fondo, un gato maullando
sobre la calle, un lavavajillas zumbando alegremente en la casa detrás de la mía.
Raley seguía estacionado en el mismo lugar, con los ojos pegados a la puerta de
entrada.
Página
En las inmortales palabras del señor Burns... eeeeeeexcelente.
Sólo fueron unos diez minutos de camino al campo de fútbol; pero me sentí
como una fugitiva todo el camino, esquivando la feroz ley estacionada en mi calle.
Estaba tiritando de frío en el momento que llegué a la escuela. Tiré las mangas
hacia mis manos, deseando haber traído mi abrigo. Pero era blanco. No era
exactamente un color sigiloso.
—¿Hola? —grité.
No hubo respuesta.
125
—¿Estás sola?
Me sorprendí al oír que la voz era femenina, aunque me di cuenta de que ella
trataba de disimularlo agregando una voz áspera. ¿Para que yo no la reconociera? Di
un paso hacia delante, tratando de distinguir al dueño de la voz; pero todo lo que
podía ver era el débil contorno de una persona. Parecía que estaba vestida toda de
negro, con una capucha sobre su cabeza. Ella podría haber sido Heidi Klum o un
terrorista, era todo lo que podía decir.
—¿Estás armada?
—¿Satisfecha? —pregunté.
Vi asentir a la persona.
—Sí.
Hice una pausa, esperando que continuara. Cuando ella no lo hizo, se lo pedí.
—¿Cómo cuál?
—Protegerás mi identidad.
—Bueno, considerando que no tengo idea de quién eres, eso no debería ser un
problema. ¿Cómo sabes quién mató a Courtney?
—Vi al asesino.
—¿Cómo? —pregunté.
Mordí mi labio.
—Te lo diré —La sombra se acercó un paso, aproximándose hacía mí—. Fue...
Al pasar por el lugar donde ella había estado de pie en las sombras, tropecé con
algo en el suelo, mi pie izquierdo lo golpeó mientras caminaba hacia adelante.
Puse mis manos al frente, para evitar mi caída, y las palmas de mis manos se
deslizaron sobre la hierba mojada.
Estiré mi cabeza hacia atrás para ver qué era con lo que me había tropezado.
127
Kaylee Clark yacía en el césped, las piernas torcidas bajo su cuerpo, sus ojos
vacíos mirando fijamente hacia el cielo estrellado. Y un charco de sangre debajo de su
cabeza.
128
Página
Capítulo 13
Traducido por: flochi (SOS) & Lalaemk
—Jesús, cálmate.
Déjenme decirles, nunca había estado tan contenta de ver a ese policía pelirrojo
con sobrepeso en mi vida.
—Muéstrame.
A pesar de que lo último que quería hacer era volver a donde sabía que Kaylee
estaba sangrando bajo las gradas, el tono de voz de Raley no admitía discusión.
Entonces, lo hice.
Mis pies se negaron a moverse tan pronto como las gradas quedaron a la vista
otra vez, así que apunté con un brazo estirado —bueno, un brazo ligeramente
tembloroso— hacia la última fila.
—Allí.
Raley asintió.
—Quédate aquí.
Me estreché con mis brazos, el frío mordiendo a pesar de que el sudor había
aparecido ante la primera vista de Kaylee. Miré mis pies. Una mancha grande y roja
había cubierto el dedo de mis Nikes blancas. Me dije que no era sangre.
Probablemente sólo ketchup que se había caído durante el almuerzo. Tal vez pintura
de uñas que se me había derramado en algún momento. Definitivamente no sangre, y
definitivamente no de una chica muerta. Obligué a mis ojos a alzarse, haciéndome la
promesa de nunca volver a mirar mis pies.
—Está muerta.
130
A pesar de que era sabido, sentí a mi estómago dar un vuelco. Otro cuerpo
Página
—No lo sé. Ese es el punto de que ella era Bloguero Profundo. Es un alias.
—No.
Bajé la mirada a mis pies. Mala idea. La Mancha me miró a la cara. Levanté
rápidamente los ojos para encontrar los de Raley.
131
Respiré profundamente.
—Mire, no lo sé. Iba a encontrarme con ella aquí, y de repente sólo se dio la
vuelta y corrió.
Me mordí el labio. Por más que sabía que no era la decisión de mi vida mentirle
a la policía, en especial tratándose de un doble homicidio, le había prometido a
Bloguero Profundo que mantendría su identidad como un testigo a salvo. No es que
tuviera tiempo realmente de decirme testigo de qué había sido, pero entregarle mis
cartas a Raley no iba a ayudar igual que decirle nada.
—Uno anónimo.
—¿De quién?
—Lo sé.
Página
Raley frunció sus labios con tanta fuerza que casi desaparecieron.
—¿Por qué?
—Integridad periodística.
Raley puso una mano en su frente, masajeando el lugar entre sus ojos como si le
estuviera dando dolor de cabeza.
Igualmente, amigo.
Me encogí de hombros.
—¿Cuándo fue la última vez que viste a Josh? —preguntó Raley, saltando a su
tema favorito como si preguntarlo bastantes veces fuera a quebrarme.
Creo que sentí una costilla lastimarse bajo la presión de su abrazo, pero en ese
momento no me importó realmente. Se sintió bien ser lastimada, sentir algo en
absoluto, sabiendo que a unos cuantos pies de distancia Kaylee no volvería a sentir
nunca nada. Sorbí una lágrima que no sabía que quería derramar hasta que divisé a
mamá.
—Llegué aquí tan pronto como la policía me llamó —dijo ella, mirando a Raley.
Pude ver las emociones beligerantes en el rostro de Raley. Por un lado, su dolor
de cabeza disminuiría en el momento que me entregara a alguien más. Por otra parte,
era mucho más fácil interrogar a un menor sin su tutor adulto presente.
134
Pero los detalles parecieron perderse cuando se volvió hacia Raley y dijo: —Eso
es todo. Queremos protección.
—¿Cómo pueden decir eso? —respondió mamá—. Esta es la segunda chica que
ha sido asesinada.
—Les aseguro que estamos haciendo todo lo posible para mantener a los
estudiantes seguros.
—¿Tal vez un viaje? —dice mamá, volviéndose hacia mí—. ¿Te gustaría ir de
viaje?
¿Yo y mamá atrapadas en un coche juntas durante horas y horas? Casi tan divertido
como clavar dagas en mis ojos.
cosa para hacer en esta situación es que ella mantenga su rutina normal.
Negué. Por muy tentador que el espeso glaseado sonara, lo que necesitaba eran
un millón de horas de sueño.
Miré por encima del hombro izquierdo. Ashley Stanic y Cole Perkins tenían
sus cabezas juntas, susurrando y mirando hacia mí. Un poco más abajo del pasillo, un
Página
par de mateatletas me estaban lanzando miradas de simpatía. ¡Mateatletas! ¡Dándome
simpatía! ¡A mí!
—¿Qué hay acerca del Bloguero Profundo? —preguntó Sam—. ¿Él se presentó?
—Ella salió disparada —le dije a Sam acerca de mi encuentro y del hecho de que
había estado a segundos de conocer la identidad del asesino de Courtney cuando DB
había desaparecido.
18
Uggs: Modelo de botas.
Negué. —No es muy probable. Me hubiera dado cuenta si hubiera habido otra
persona por ahí con nosotros. Honestamente, creo que probablemente vio a Kaylee,
se asustó y salió corriendo.
—Eso es una coincidencia, Kaylee siendo asesinada justo donde ustedes tenían
su reunión.
Asentí. —Sí, más que una coincidencia, diría yo. El que mató a Kaylee tiene
que haber sido alguien que sabía que iba a estar allí.
—Yo. Tú. Chase. —Pensé de nuevo en el argumento de Chase que había tenido
en el pasillo ayer sobre mi reunión. El argumento muy fuerte—. Y cualquier persona
al alcance del oído de mi casillero.
—O, en la red de textos de cualquier persona con oído —señaló Sam—. Eso no
lo reduce demasiado, ¿verdad?
—No. No mucho. —Lo que nos dejó de nuevo al principio. Una vez más.
19
Chucks: Converse de bota.
20
James Dean: Fue un actor norteamericano. Siendo icono cultural adolescente de su época.
—Yo estaba ahí. Realmente no crees que te dejaría ir a encontrarte con un
extraño anónimo en medio de la noche por ti misma, ¿verdad?
Rodé mis ojos. —¿En serio? —Aunque, tenga que admitirlo, parte de mí se
sintió un poco cálida ante el pensamiento de él creyéndose a sí mismo como mi
protector.
—Estaba escondido. Bloguero Profundo quería hablar contigo a solas, así que
me quedé atrás, cerca de la choza de aperitivos. Pensé que podía mantener un ojo en ti
desde ahí y saltar dentro en caso de que algo turbio apareciera.
—Así es. Tan pronto como oí tus gritos, corrí detrás de ti, pero ese detective
llegó primero. Fuiste inmediatamente escandalosa —observó.
—De todos modos, tan pronto como vi al detective, me fui. Me imaginé que
estabas a salvo, y, bueno, digamos que no tengo la mejor relación con la policía.
De mala gana, sacudí la cabeza. —No podría decir. Estaba oscuro, y ella estaba
vestida de negro. Pero tenía una voz femenina.
—¿Estás segura?
139
Asentí. —Estoy bastante segura. Ella estaba tratando de disimularlo, pero era
alta. Supongo que podría haber sido un hombre, pero lo dudo.
Página
Frunció el ceño, arrugando la frente en una actitud pensativa. —¿Y ella no te
dijo lo que vio?
—Sólo que vio a alguien entrar en la casa de Josh ese día. Estaba a punto de
decirme quién era cuando ella se fue.
Él me lanzó una mirada que claramente decía que James Dean pensaba que yo
era una nerd.
—Sáltatela.
—E
ntonces, ¿a dónde vamos? —pregunté mientras seguía a
Chase por el pasillo ahora vacío. Luché contra el impulso
de agacharme en cada ventana de salón de clase que
pasamos.
Dirigió el camino afuera del edificio principal y a la derecha. No fue hasta que
hizo otra derecha en el estacionamiento lateral que me di cuenta que no íbamos a pie.
—No lo hago.
—¿Este mes?
—Descanso mi caso.
correo tres veces el tamaño normal, lleno con toneladas de números y puntos en
patrones aparentemente al azar.
Página
—¡Genial! —Hice una pausa—. Está bien, entonces ¿qué hacemos con la
dirección IP? Esto no nos dice dónde está ella, ¿verdad?
—¿Quién?
Selva cuando estábamos en quinto grado —yo como un mono y ella como una
serpiente— pero desde llegar a la escuela media, habíamos ido en direcciones sociales
Página
completamente diferentes. Shiloh era una chica Gótica hasta el final, pareciendo más
vampírica que humana en estos días. Negro sobre negro con negro en lo alto de eso.
Algo así como Chase a la enésima potencia. La única cosa sobre ella que no era negro
medianoche era su piel pálida, con polvo para verse casi mortalmente blanca.
Como puedes imaginar, Shiloh y sus secuaces eran los polos opuestos de las
chicas Color Guard. Los Góticos pensaban que las chicas Color Guard eran clones de
Barbie. Las chicas Color Guard pensaban que los Góticos eran fanáticos de vampiros.
Aun así, las dos facciones mantenían sus esquinas separadas de HHH. Lo cual me
hizo preguntarme por qué Shiloh había estado en cualquier parte de las
inmediaciones de la reina de la castidad el día que murió.
Se encogió de hombros. —Sólo creo que puedes manejar éste por tu cuenta. Ve
pequeña saltamontes, muéstrame lo que tienes.
—Sí. Haz eso —dijo, su voz distraída, sus ojos todavía en la pantalla.
Levanté mi mochila un poco más alta sobre mis hombros e hice mi camino
hacia su pequeño grupo. Llegué dentro de un metro y medio antes de que todos los
ojos se giraran en mi dirección.
Y mientras que una fina capa de grasa de bebé todavía se aferraba a sus
mejillas, el resto de ella estaba muy delgada. Como, súper delgada. Tenía la sensación
de que el cigarrillo en su mano derecha calificaba como almuerzo.
intimidantes.
—Oh.
—¿Cómo fue?
Negó con su cabeza. —No, el cadáver. ¿Estaba, como, destripada o algo así?
—Oh.
—¿Por qué?
Me sentí ganar una ventaja distintiva cuando se puso un tono más pálida.
147
Shiloh miró sobre su hombro. Luego el otro. Asegurada de que sólo las donas
rancias y el desayuno de burrito que permanecían en el contenedor podían oírnos,
asintió. —Sí.
—De todos modos, cuando vi eso, sólo entré en pánico. Corrí, ¿sabes? Quiero
decir, ¿y si el asesino todavía estaba allí?
Ella hizo otra mirada sobre el hombre. Tomó una respiración profunda, luego
una calada profunda de su cigarrillo. —Lo que negaba totalmente la respiración
Página
profunda, si me preguntas.
—Dios, ¿por dónde empiezo? —dijo.
—En cualquier parte que quieras siempre y cuando no huyas de nuevo antes de
llegar a la parte buena.
—De todos modos, el año pasado las chicas de Color Guard trataron de
hacerme firmar una promesa de abstinencia. Les dije que era un poco tarde para
volver a poner a la virgen en el establo, ¿sabes?
—Bueno, cuando le dije a Courtney y a sus clones por dónde se podían meter
su promesa, ellas llenaron de papel higiénico mi casa.
—Cierto. Sí, así que seguí a Courtney después de la escuela al día siguiente,
con la intención de patear la mierda fuera de su alegre pequeño trasero. Pero en
cambio la vi en una tienda de donas. Rellenando su cara con garritas rellenas21. Por
supuesto ella fue al baño y lo vomitó todo después, pero el video que tomé en mi
teléfono de ella hartándose no tenía precio. Decidí allí que era el mejor rembolso en el
mundo que patear un trasero. Así que, fui a casa y lo publiqué en mi blog en su lugar.
¿Adivina cuantas visitas conseguí?
149
21
Garritas rellenas: Son como pasteles muy dulces rellenos de almendras, uvas pasas y en ocasiones queso crema.
—Ochocientas. ¡Eso es como la mitad de la escuela!
—Aquí, déjame mostrarte —dijo, sacando su teléfono. Unos pocos clics más
tarde y se conectó e inició sesión en su página de blogger. Un fondo negro y palabras
de color rojo sangre le daban una sensación parecida a TMZ22. Sólo que en lugar de la
celulitis de celebridades deportivas ella mostraba a las chicas de Color Guard con sus
faldas accidentalmente metida en sus bragas, dedos en sus narices cuando pensaban
que nadie estaba mirando, y mordiendo hamburguesas con queso.
Me desplazo hacia abajo al artículo destacado de hoy. Estaba titulado “La foto
del día”, debajo de una foto de Caitlyn Calvin con las bragas tragadas en su trasero.
—Así que, ¿supongo que estabas siguiendo a Courtney el día que murió?
—¿Qué pasó?
—Para el momento que llegué allí en mi moto, sabía que ya estaría adentro. Así
que fui a la parte trasera de la casa de Josh para obtener una buena vista de la ventana
150
de su habitación.
Página
22
TMZ: Es un sitio web estadounidense dedicado a las noticias, escándalos y chismes sobre celebridades.
—¿Qué viste?
—Fue difícil distinguir mucho. Todo lo que podía ver de la habitación era un
pedacito entre las cortinas. Pero podía decir que alguien más estaba en la habitación
con ella.
—¿Cómo?
Shiloh mordió su labio. —Mira, no puedes decirle a nadie que te conté esto. Lo
digo en serio. Si este chico sabe que lo vi, eso es un blanco en mi cabeza. No quiero
estar atascada en alguna cosa de protección de testigo.
Miró sobre ambos hombros de nuevo. —¿El chico que vi? —Se inclina cerca—.
Era Chase Erikson.
151
Página
Capítulo 15
Traducido por: Jo & Kathesweet
D
e pronto cada conversación que Chase y yo habíamos tenido en los
últimos días sonaron en mi cabeza, tomando un nuevo significado.
Un significado siniestro, me di cuenta, ya que esas piezas de
rompecabezas en conflicto cayeron en su lugar. Todo encajaba perfectamente. Chase
había estado afuera de la casa de Josh el día del asesinato. Habría sido lo más fácil en
el mundo para él entrar a hurtadillas, matar a Courtney, luego volver a salir, creando
una perfecta coartada para él con sus fotos. Había estado vehementemente en contra
de que conociera a Bloguero Profundo la primera vez. ¿Había sido por preocupación
por mi seguridad, como había dicho, o porque realmente estaba preocupado de que
alguien lo hubiera visto entrar a la casa de Josh? ¿Y qué pasa con Kaylee? Había
admitido estar en la cancha de fútbol. ¿Había sido para protegerme o para matar a
Kaylee?
Me sentí enferma.
Shiloh asintió tan enérgicamente que sus flequillos negros rebotaron contra su
frente. —Positivo.
152
Lo que no era enteramente cierto, Chase tenía un estilo propio. Sin mencionar
que había muy pocos chicos en nuestra escuela que estuvieran sobre el metro ochenta,
hombros anchos, construidos como ratas de gimnasio, pero vestidos como James
Dean.
Lo que, evaluándola de nuevo, de hecho era muy cierto. No sólo única, sino que
también había un aire exótico en ella. Algo prohibido. Y… si quitabas todo el fingido
maquillaje y la ropa funky, Shiloh era de hecho algo linda. Le di una mirada de arriba
153
y abajo. Bien, muy linda. Era delgada con largas piernas que lucían increíbles en una
minifalda (aún si la minifalda estaba cubierta en cierres y alfileres de gancho y las
Página
Ella era una chica mala, Chase era un chico malo; encajaban perfectamente. No
debería haberme sorprendido el darme cuenta que sus caminos románticos se habían
cruzado en algún punto.
—Ajá. Bueno, lo que sea, estaba diciendo que estaba trabajando en la Homepage
el año pasado, y él era el editor, y tú sabes cómo son esas sesiones de tarde en la
noche, ¿cierto?
—Cierto. —No, no lo sabía. Y por alguna razón ese agujero se profundizó por el
pensamiento—. Bien, asumamos que era Chase a quien viste. ¿Por qué el querría
matar a Courtney?
—¿Cómo lo sabría yo? Tal vez fue un accidente. Tal vez ella lo atrapó entrando
a la casa de Josh. ¿No estaban los padres de Josh afuera?
—Sí, ¿y…?
Shiloh entrecerró sus ojos hacia mí. —Sí, bueno, apuesto a que lo conozco
Página
Levanté una ceja. —¿Tomo eso como que las cosas no terminaron
amistosamente entre ustedes dos?
—Auch.
—No es broma. Un día todo es genial, al siguiente soy dejada por un tweet sin
razón. Sin explicación. Nada. Qué imbécil —dijo, aspirando otra larga calada.
Lo admito, era una forma bastante insensible de terminar una relación. Por el
otro lado, Shiloh parecía sólo lo suficientemente molesta por eso como para querer
una venganza. Y acusar a otra persona de asesinato es una enorme manera de
vengarse de él.
Oh - oh.
—¡Lo siento! ¿Cómo se suponía que supiera que era él el que no querías que
155
supiera? Quiero decir, tenías que saber que él iba a leer la nota que enviaste al diario.
Página
—Mira, él no sabe nada excepto que tú eres Bloguero Profundo. Sólo le diré que
no viste muy bien al tipo.
Ella se giró hacia mí, los ojos entrecerrados. —Más te vale, Hartley
Featherstone, o voy a perseguirte y golpearte fuera de los sentidos.
¿Por qué todos creían que tropezar con cadáveres era de alguna manera mi
culpa? Como si me gustara tropezarme con ellos. Como si fuera mi idea de un gran
momento. Confíen en mí, entre usar frenos por mi experiencia escolar completa y
encontrar otro cadáver, totalmente tomaría la tortura de boca de metal.
Sólo que, mientras el asesino siguiera allá afuera, los destinos parecían intentar
a propósito que mi vida apestara como un agujero negro.
¿Dónde estás?
La cafetería. ¿Tú?
Mal elección de palabras. Jessica me levantó una ceja, luego le envió una
mirada a Erin.
—Uh, nosotras nos estábamos yendo de todas formas —dijo Jessica, recogiendo
su bandeja de palos de pizza y espagueti. Le pegó con el codo a Erin, quien hizo lo
mismo, moviéndose a un punto unas mesas más allá junto a algunos chicos del
equipo de atletismo. Y, noté, tomando el camino largo alrededor para evitar acercarse
mucho a mí en el proceso.
Pero tenía un pez más grande que freír. Sam y yo probablemente habíamos
estado confabulando con un asesino.
—Cariño, ¿de qué estás hablando? —preguntó Sam, secando el jugo derramado
con una servilleta de papel.
Rápidamente los puse al día con mi reunión con Shiloh y su revelación de que
el asesino había estado usando la sudadera de águila de Chase.
—¿Dijo que estaba segura de que fuera Chase en la sudadera? —preguntó Kyle
cuando había terminado.
157
—Así que, ¿no es posible que fuera alguien más? —preguntó Sam.
Me encogí de hombros. —Posible, supongo, pero mucha coincidencia, ¿no?
Quiero decir, ¿él sólo parece estar allí en el momento del asesinato, y el asesino sólo
parece estar usando su ropa? Entonces Chase sólo parece ofrecer ayudarnos a atrapar
al asesino, en su lugar empujarnos completamente fuera del camino real.
—¿Te ha empujado fuera del camino? Quiero decir, como que suena que las ha
estado ayudando.
―Vamos, salgamos aquí ―dije, agarrándola por la manga otra vez y tirando de
ella hacia la puerta trasera.
Solté la manga.
―Lo siento.
Pero agaché mi cabeza, las tres corriendo hacia la parte trasera de la cafetería.
Alcanzamos la puerta justo cuando Chase pagaba por su comida y se giraba para
escanear la habitación buscando un asiento. Durante medio segundo pude jurar que
sus ojos estaban buscándome, pero me deshice de ese pensamiento, haciéndolo a un
lado rápidamente.
Tan pronto como salimos al sol mi celular sonó. Bajé la vista a la lectura de
salida. Un mensaje de Chase:
¿Dónde estás?
¿CM?
Linda.
Al menos, era seguro para ella si él creía eso. ¿Yo? Tenía una sensación
profunda de que era una testigo muy confiable.
Qué mal.
Estaba a punto de responder, cuando Chris Fret llegó corriendo a través del
patio, dirigiéndose hacia el frente del edificio principal.
―Hay una furgoneta de las noticias aparcada afuera otra vez ―dijo. Empezó a
bailar hacia atrás―. Dicen que están entrevistando a los estudiantes para las noticias
de esta noche.
―Vamos a ver si podemos ver esos idiotas en el fondo que saludan a mamá.
Página
El tipo bajo la cámara le dio un pulgar arriba, y el interno asintió hacia Diane.
Ella sacudió su cabello una vez más, luego miró directo a la cámara mientras el
interno hacía la cuenta regresiva.
El uso del adverbio “muy” fue un poco para llamar la atención, pero era claro
que Diane era una mujer que usaba modificadores para exprimir cada gota de drama
de una situación.
161
Sin embargo, para ser honesta, esta fue una exprimida ligera.
Página
Exhaló un pequeño sollozo, una sola lágrima rodó por su cara. Aunque noté que
ésta en realidad no fue suficiente para correr su rímel en frente de la cámara. Buen
truco. Me preguntaba si lo practicaba en frente del espejo o era un talento natural de
las chicas de Color Guard.
―¿Qué puedes decirnos sobre las reacciones de los otros miembro de Color
Guard ante la brutal muerte de Kaylee?
―Estamos asustadas, Diane ―dijo Caitlyn―. Está claro que un asesino serial
está eligiendo como blanco a los miembros de Color Guard.
Aunque dos personas difícilmente calificarían como serial, tenía que admitir
que Caitlyn podría tener razón. Había sido más que coincidencia que Kaylee y
Courtney hubieran sido asesinadas. ¿Alguien estaba eligiéndolas como blanco por sus
creencias de abstinencia? ¿Esta no era tanto una venganza personal sino una moral?
―Le imploro a la policía que encuentre a las personas responsables por estos
asesinatos ―dijo Caitlyn―. Porque si no lo hacen… ―Una corta pausa para otro
sollozo―, ¡temo que puedo ser la siguiente!
162
Página
Capítulo 16
Traducción SOS por: Dani & Little Rose
T
enía que admitir que en la posición de Caitlyn, yo también estaría un
poco asustada. Como la única clon púrpura que quedaba, era
completamente posible que Caitlyn fuera un objetivo fácil.
Esa es la razón por la que, cuando la campana sonó, decidí que tenía que hablar
con ella. Si alguien le guardaba rencor a una Color Guard, ella era la única persona
que tal vez sería capaz de dar algunas pistas. Desafortunadamente, Caitlyn pasó el
quinto período en la oficina del consejero de duelo. Luego en el sexto período tenía
literatura en el ala oeste mientras yo tenía trigonometría en el ala este, lo que quería
decir que para la hora en que sonara la campana final y estuviera libre para acechar a
mi presa, ella ya habría dejado el campus en su lindo y pequeño Volkswagen Rabbit.
(Al menos eso es lo que Ashley Stannic dijo cuando la alcancé en el estacionamiento)
Afortunadamente, de acuerdo con Chris Fret, Caitlyn trabajaba en Hollister en el
Centro Comercial Oakridge después de la escuela los miércoles, jueves, y viernes. El
centro comercial estaba a diez minutos conduciendo por la calle Blossom Hill si
tenías un coche. O a media hora de viaje en bus con los sin hogar y los retrasados
mentales si no lo tenías.
—Mira, sólo necesitamos prestado el coche por unos minutos. Una hora, como
máximo.
Levantó su cabeza del sofá donde estaba echado, totalmente absorto en una
repetición de Meerkat Manor 23.
163
Página
23
Meerkat Manor: Programa de televisión británico de documentales sobre animales.
—No se los prestaré —dijo, lamiendo masa de brownie de una espátula de
plástico. Había un bol de mezcla en frente de él, una caja vacía y una botella de agua a
su lado sobre la mesa de café. Aparentemente el antojo voraz había llegado antes de
que Kev pudiera hornear sus brownies.
¿En serio? Había una Fábrica de Tarta de queso y un par de grandes tiendas. No
era como si ellos mataran cachorros.
—¿Hollister? Amigo, ellos, como que, ¡contratan monos para coser sus ropas!
—Mira, sólo necesitamos hablar con ella —dije—, sobre las muertes en la
escuela. Ambas chicas eran sus amigas.
—Amigo. Escuché sobre eso. Tú las encontraste. A ambas. —Me da una larga
mirada.
164
Oh-oh.
Él asiente.
Después de ayudar a Kevin a encontrar sus llaves (“Amigo, como que estaban
aquí justo hace un segundo… oh, allí están. Bajo la mezcla de brownie. Amigos,
¿quieren un poco de mezcla de brownie? Está súper buena”.), Sam y yo decimos una
silenciosa plegaria a los dioses de la canola24 de que tuviéramos suficiente combustible
para conducir tres cuadras hacia Burguer Barn.
24
Canola: Tipo de planta de cual se produce aceite.
Levantó la vista de su caja registradora y bizqueó sus ojos como si negara que
necesita gafas. Un segundo más tarde reconocimiento aclaró en él. —¿La clase de la
señorita González?
Asentí. —Hartley.
—De todas formas —interrumpió Sam, sabiendo que era un tema sensible—,
nos estábamos preguntando si ¿podíamos tener un poco de su grasa?
Anotación.
—¿Cuánto quieres?
—¿Cuánto tienes?
Señaló un enorme barril cerca del contenedor de basura. —Ella es toda suya.
El barril era casi tan alto como yo; dos veces más ancho; y tenía una cosa blanca
como pus asomándose en la parte de arriba. Como un grano gigante.
166
Dos minutos más tarde, el Chico de la Clase de Español volvió con un par de
guantes de plástico para preparar comida. Nos da uno a cada una, entonces nos da un
“buena suerte” por sobre su hombro antes de desaparecer de regreso dentro de Burger
Barn.
Asentí. —Sip.
Ninguna se movió.
Ambas miramos hacia el Volvo. Luego al barril. Luego a los pequeños guantes
de plástico otra vez.
Me puse los guantes, luego cerré mis ojos y empujé una mano dentro del tanque
de grasa.
167
Ella lucía un poco verde, pero lo hizo, empujando una mano enguantada dentro
del tanque.
Asintió, las dos jadeando mientras arrojábamos puñado tras puñado dentro del
convertidor.
cargado y dos niños salir de Target. La seguimos hacia la parte trasera del
aparcamiento (obteniendo extrañas miradas cuando llenamos por completo la sección
Página
Una vez que nos apoderamos de la victoria del espacio para aparcar,
caminamos tranquilamente por la vía principal del atestado centro comercial e
hicimos nuestro camino hacia la tienda de Hollister, que se encontraba entre la de
Victoria’s Secret y Borders. Nos detuvimos para disfrutar la imagen del grandioso
chico en la pared del frente usando sólo sus vaqueros Hollister muy abajo antes de
entrar a encontrar a Caitlyn.
Santo cielo.
Pero Caitlyn asintió vigorosamente, aún con una buena distancia de metro y
medio entre nosotras. —Cada vez que te acercas a alguien, muere. ¡Estás maldita!
—Linda camisa —dije señalando la cosita púrpura brillante que llevaba puesto.
Honestamente, se veía exactamente como la que llevaba la última vez que la había
visto. Me pregunté si las compraba al por mayor.
Pero ella fue lo suficientemente vanidosa para picar. —Gracias. Ya se nos han
acabado estas, pero tenemos unas en un estilo más… —me miró de arriba abajo—.
Generoso cerca de la registradora.
—Genial. Gracias. Les echaré un vistazo. —Bueno, fue más una mueca—. En
realidad queríamos preguntarte unas cosas. Sobre la entrevista que diste esta mañana.
Asentí.
Ella se pasó el cabello detrás del hombro. —Dijeron que quizás harían una
secuela la semana próxima.
—Dijiste que alguien estaba dirigiéndose a los miembros de la Color Guard —le
recordé—. ¿A qué te referías con eso?
—Bueno, creo que es algo obvio. Primero Courtney, luego Kaylee. Alguien
tiene un problema con nosotras. Simplemente somos demasiado morales.
Courtney, pero tenía que admitir que por todo lo que sabía, ella no era más que lo que
decía ser, una virgen obsesionada con el bronceado perfecto y hacer ondear enormes
Página
Caitlyn asintió. —Todo el tiempo. Recibimos al menos una carta de odio por
día. Algunos simplemente no pueden soportar que seamos tan buenas.
Imagínense eso.
Decidí tomar otro enfoque. —¿Alguna idea de lo que Kaylee podría haber
estado haciendo en el campo de fútbol a esa hora de la noche?
—Ayer. Después de la escuela fuimos a hacernos las uñas de las manos y los
pies. Ya sabes, para distraernos del asunto de Courtney.
Caitlyn puso sus manos en las caderas. —¿Te refieres a algo además de que
nuestra mejor amiga fuera asesinada?
—A casa. Dijo que tenía mucha tarea de Química. —Ella me miró—. Algunos
de nosotros realmente nos preocupamos por esa materia.
171
Sí, tendría que averiguar qué era la cosa azul del tubo de ensayo.
Página
—Soy la única que queda ahora —dijo como si leyera mis pensamientos—. Lo
que me convierte en la próxima.
Tenía un punto.
Asentí en su dirección.
172
Volví a asentir.
—¿A dónde?
—¿Cosas?
—Cosas de adolescentes.
Hart:
Tomé un helado oculto del congelador. (Lo admito, el auto de Kevin también
me daba hambre). Después de todo, mamá dijo que tomara algo del congelador, y si
comía un helado de plátano tendría las proteínas diarias (nueces) y la fruta (plátano).
Eso sonaba como una dieta balanceada para mí.
Llevándome más helado a la boca (¿Hay algo mejor que plátano con chocolate?
Dejé química de lado y tomé un Sharpie y un cuaderno.
Página
En los programas policiales, había tres cosas que los detectives siempre
buscaban: medios, motivos, y oportunidades. Escribí las tres cosas en el cuaderno.
Siloh dijo que había visto a Chase yendo a la casa de Josh antes de la muerte de
Courtney. Si eso era cierto, ¿qué motivo tenía Chase para matar a Courtney?
Claramente no se movían en los mismos círculos, y me costaba imaginar a Chase
como el tipo de Courtney. Era la antítesis del perfecto Josh. Claro que Courtney no
se interesaría en un chico como Chase.
No lo sabía. Pero una cosa era segura: era momento de averiguar si Chase era
un amigo o un enemigo.
Capítulo 17
Traducido por: Susanauribe & Vero
174
Chase vivía a unos buenos diez minutos de Starbucks (aunque, por la manera
en que conducía, hacía un promedio de cinco) y probablemente esperaría al menos
diez minutos antes de que se diera cuenta de que había sido retado y luego le tomaría
otros cinco minutos conducir. Supuse que teníamos al menos unos sólidos veinte
minutos para buscar en su hogar.
Una vez que establecimos el escenario, Sam y yo rogamos por una hora con la
máquina verde de Kevin (tuvimos que prometerle traerle más mezcla para brownies
esta vez) y para las 12:50 en punto, estábamos aparcando en Beacon Street.
Ya fuera eso o que él no creyera que el e-mail fuera real (buenos instintos) y
estaba ignorándolo todo. Estaba a punto de decir la teoría número dos y por rendirme
cuando escuché el sonido de un auto sin un sonido de mofle encendiéndose. Sam y yo
miramos por el arbusto una vez más, justo a tiempo para ver a Chase saliendo del
camino de entrada. Nos agachamos de nuevo, haciéndonos tan pequeñas como
pudiéramos mientras él pasó junto a nosotras. Afortunadamente, él estaba demasiado
absorto en hundir el acelerador hasta el fondo (12:58. Seriamente, ¿él va a estar allí en
dos minutos? Realicé una pequeña oración por aquellos que estuvieran en la vía con
él) para notar a dos chicas tratando de mezclarse en la naturaleza.
Fase uno, exitosa. Tiempo para la fase dos de nuestro brillante plan: conseguir
traspasar las unidades parentales de Chase y llegar a su habitación.
Me escondí en el borde de su casa justo cuando Sam caminó por los escalones y
golpeó la puerta delantera. Un momento después fue abierta por un chico mayor con
cabello delgado y una prominente barriga de cervecero.
—¡Qué!
Sam se acobardó con la alta voz del chico pero estuve orgullosa al verla
apegarse a la historia que creamos.
—No creo que lo haya rayado o algo así, ¿pero tal vez debería venir a ver verlo
176
hicieron sentir nostálgica por un tipo que en verdad no había conocido. Era una
escena simple, pero la emoción que Chase había capturado era sorprendentemente
Página
poderosa. Seguí con la otra foto. Esta era el extremo polar de la anterior al principio,
mostrando a un niño en unos juegos. Estaba colgado al revés, la mirada de pura
alegría en su rostro tan inocente que no pude evitar sonreír también. Chase
definitivamente tenía un don para capturar el momento.
Al lado de los libros había un par de carpetas negras, sus portadas rasgadas y
con cartulinas dentro saliéndose por los bordes. Claramente bien usadas. Saqué una
del estante, abriéndola. Hojas escritas a mano con letras desastrosas y sosas llenando
los papeles rayados. Entrecerré con los ojos con la página, tratando de leer la primera,
diciéndome que tal vez podría ser una confesión en vez de admitir que sólo estaba
formando un alboroto por el asunto.
¡Era un poema de amor! ¿Quién sabría que el Chico Malo tendría un lado dulce? Pasé
178
la página. No pude evitarlo. Era otro poema, este más oscuro, sobre una sombra
cayendo en el mundo. El siguiente parecía una analogía entre olas en la arena
Página
borrando huellas de pisadas como un nuevo amor eliminando los recuerdos de uno
viejo.
Casi.
—¡Graznido! ¡Graznido!
—¡Graznido!
Crucé hacia la ventana, arrastrando la sábana negra que sirvió como cortina
improvisada. Pestañeé contra la repentina entrada de luz en la Habitación
Medianoche, mirando hacia abajo. Justo debajo, en la puerta de afuera, estaba Sam,
saltando hacia arriba y abajo moviendo sus brazos.
—¡Graznido!
—Ese es el peor sonido de todos. ¿Graznido? ¿Qué ave en verdad dice eso?
Ella negó con su cabeza, moviéndose más violentamente. —¡Él está aquí! —
dijo.
—¿Él?
Consideré brevemente saltar por la ventana pero dado que (a) Estaba a un piso
del suelo sin un árbol de ayuda y (b) estaba oscuro, el pensamiento fue de corta
179
duración.
Página
En cambio, metí la carpeta de nuevo en el estante y rápidamente escaneé la
habitación para encontrar un lugar donde esconderme. ¿En el armario? Abrí las
puertas. Y fui saludada por una pila de ropa sucia al menos tan alta como yo. Ew.
Lo cual sólo dejó otro lugar más. Debajo de la cama. Sólo Dios sabía qué clase
de experimentos de ciencia vivían debajo de la cama de un adolescente. Me detuve,
tratando de pensar en una alternativa.
Más murmullos.
Está bien, supongo que estaba escuchando más que presenciando pero todavía
se sentía un poco mal.
Alcé la mirada…
Miré mientras Chase se inclinó hacia abajo y desató los cordones de sus botas,
tirándolas a un lado. Un minuto después, se quitó los calcetines también, enviándolas
Página
a la misma pila. Y luego hizo lo impensable. Sus manos fueron a los botones de sus
jeans.
Oh, no.
Okey, esto estaba mal. Oficialmente era una espía Tom 25. O una Hartley. O
como quieras llamarme. Pero no pude quitar mis ojos de sus dedos, lentamente
desabotonando el botón superior de sus jeans, dándome mi propio show privado,
mientras movía mi pie con algo suave y bizarro en mi dedo derecho y grandes motas
de polvo sobando mi nariz.
—¡Detente! —grité. Cubriendo mis ojos con una mano mientras me arrastré de
debajo de la cama.
—¡No bajes ese cierre! —exigí, mis manos todavía sobre mis ojos.
(Principalmente. ¿Estaba mal mirar un poquito?)
—¿Qué estás haciendo? —gritó. Una vena que no había notado antes saltando
en el lado de su cuello.
Página
25
Tom Peeping: Es un personaje que se tiene por mirón. Se dice que no pudo aguantar las ganas y miró Lady Godiva
por un agujero.
—Um... escondiéndome.
—¿De?
—De ti.
—¿Por qué?
Por qué mi cerebro escogió este momento para empezar a arrojar la verdad, no
tenía idea. Sólo deseaba que se detuviera pronto. Y yo que había pensado que había
llegado a ser una mejor mentirosa en los últimos días, también.
(Lo cual, por cierto, hizo que sus bíceps se abultaran de una manera muy
distractora.) —Tienes que estar bromeando.
—Sí, papá. Bien —dijo Chase. Aunque la forma en que estaba mirándome a
través de las pequeñas aberturas de los ojos en realidad no parecía tan bien para mí.
Al parecer, lo tomó como un uso liberal de la palabra como yo lo hice.
—Uh... ¿lo siento? —le dije, aunque salió más como una pregunta.
—¿Lo siento? ¡Lo siento! Dios, Hartley, ¿qué podría haberte hecho pensar que
era el asesino?
—Se equivocaron.
Negué con la cabeza. —No, ella estaba muy segura.
—Por el amor de... Hartley, rompí con ella. —Supongo que no era tan buena
mentirosa como esperaba—. Está enojada conmigo —continuó.
—Y tal vez te dijo que maté a Courtney por algún sentido enfermo de
venganza. Tal vez ella creo todo esto de Bloguero Profundo para vengarse de mí.
Chase, se pasó una mano por el pelo. —Hubo más que eso. Nuestra relación era
complicada, ¿de acuerdo? Y, honestamente, no podía soportar otro enfrentamiento
con ella. Así que, sí, lo terminé. Es por eso que está haciendo esto sobre mí ahora.
—No se sentía como actuación para mí. Y conozco sus dotes interpretativas. Su
serpiente no era tan buena.
Pero antes de que pudiera explicarlo, negó con la cabeza. —¿Sabes qué? No
importa. Puedo decirte a ciencia cierta que no era de mí de quién estaba asustada.
Dolor.
Yo apesto.
Chase abrió la boca para hablar, pero antes de que pudiera, estalló un sonido
desde el exterior.
—¿Sam también cree que soy un asesino? —preguntó Chase mientras entraba
mi cabeza por la ventana.
Página
Asentí. Lentamente.
—Genial.
Abrí la boca para decir algo más, pero me di cuenta que más allá de lo siento,
no sabía muy bien qué decir. Así que asentí, y luego me escabullí de su habitación con
mi proverbial rabo entre las piernas. Su padre levantó la vista brevemente mientras
me abría paso a través de la casa y salía por la puerta principal, pero estaba demasiado
absorto en el juego para preocuparse exactamente por donde había venido.
Cerré la puerta detrás de mí, justo mientras Sam se detenía con una tos con
olor a hamburguesa.
—Lo sé.
Sam sacudió la cabeza hacia mí. —Yo lo habría dejado acabar completamente.
—¿Y le creíste?
Pero tan pronto como entré por la puerta, me di cuenta que podría haber
necesitado un favor más grande.
―No desaparecí…
―No vas a ninguna parte sin un padre presente. ¿Estoy siendo clara?
Como el cristal.
―Genial. Algún chico está matando y yo soy la que está bajo arresto
domiciliario.
Mamá me miró.
Yo también, pero no creía que ahora fuera momento de señalar eso. Asentí,
haciendo lo mejor para parecer que en realidad podría cumplirlo.
egocéntrica para creerlo verdaderamente. En su lugar, tuve que asentir ante mamá y
escucharla decir que hablaba “completamente en serio” unas cien veces más mientras
me servía un falso BLT (bulgar 26, lechuga y tomate), antes de que finalmente me
dejara escapar a mi habitación.
Y grité.
―¿Hartley? ¿Estás bien? ―gritó mamá. Podía escucharla subiendo las escaleras
de dos en dos.
―Oh. ―El elefante subiendo las escaleras se detuvo―. Muy bien. ¿Necesitas
una bandita o algo?
26
Bulgar: Se hace remojando y cocinando el grano de trigo entero, secándola y luego eliminan de parte del salvado y
quiebran el núcleo restante en trozos pequeños.
―¿Dónde has estado escondiéndote? ―pregunté, sentándome en la cama.
Aunque no demasiado cerca. (¿Mencioné el hedor?)
¿Como una persona sin hogar? Tanto como lo odiaba por todo lo que había
sucedido en la última semana, de repente me sentí ridícula por pensar que mi vida
estaba siendo arruinada. Al menos yo tenía una cama cálida y comidas caseras de
soya sin fin.
―Seguro.
El silencio nos alcanzó entonces. Espeso. Pesado. Lleno con todas las cosas que
le había gritado la otra noche. Todas las cosas que había hecho a mi espalda antes de
eso.
―¿Encontrarlo?
―¿Al asesino?
Mordí mi labio. Odiaba decirle que a pesar de toda nuestra investigación, Sam
y yo no estábamos mucho más cerca de lo que habíamos estado al principio. Seguro,
habíamos enturbiado el agua bastante, ¿pero atrapar de verdad al asesino? No
verdaderamente.
―Preferiría no decirlo hasta que reduzcamos las cosas un poco más. ―Medio
esperaba que mi nariz creciera como la de Pinocho con esa declaración.
―De verdad aprecio esto, Hartley ―dijo, su voz baja y espesa con emoción―.
Eres todo lo que tengo. Mira, Hart, yo…
―Por favor escucha. Esta podría ser la única oportunidad que tengo de decir
esto.
―Bien. ¿Qué?
hacia adelante―. De verdad me gustaría. Estos últimos días, he tenido mucho tiempo
para pensar, y, Hartley, simplemente quiero que sepas que me di cuenta de lo mucho
Página
Parpadeé con fuerza (¡maldito polvo!) y tomé una inhalación profunda que fue
sorprendentemente temblorosa. Abrí mi boca para responder.
―¡Quietos!
La puerta de mi habitación se abrió tan fuerte que se sacudió sobre sus goznes,
el pomo de la puerta abolló la pared detrás de ésta. Dos oficiales de policía armados
entraron, ambos sosteniendo armas negras amenazadoras justo en frente de ellos.
―No disparen. Por favor, Dios, no maté a nadie. No disparen ―rogó, su voz
192
―¿Josh DuPont? ―preguntó una voz familiar. Levanté la mirada de las armas
Página
―Josh DuPont, estás bajo arresto por los asesinatos de Courtney Cline y
Kaylee Clark. Tienes derecho a permanecer callado.
Miré las armas negras otra vez, deseando que los policías las enfundaran ya.
Y Raley se veía como el gato que se comió el canario y todos sus amigos, un
brillo de satisfacción iluminando sus ojos, una sonrisa arrugando sus mejillas pecosas.
Todas esas horas de observar mi puerta de frente inerte finalmente habían surtido
efecto. Raley había atrapado a su hombre.
193
Página
Capítulo 19
Traducido por: IreneRainbow
Me había enamorado del musical. Elle Woods fue totalmente linda, una chica
totalmente divertida, que en realidad era inteligente debajo de todo eso. Una persona
optimista que todo el mundo subestimaba. Fue la historia clásica del no-juzgues-un-
libro-por-su-portada.
Es por eso que me sentí tan estúpida cuando me di cuenta de que Raley había
sacado la Elle de mi interior. Con su típico aspecto de policía, un vientre lleno de
donas, y la actitud paternal; le había catalogado como un policía tonto sobre el
camino equivocado. Resulta que en realidad había sido un policía muy inteligente
sobre el camino equivocado.
Por supuesto que me había seguido hasta el campo de fútbol la noche que
Kaylee murió. Por supuesto que se dio cuenta de que salí por la ventana de mi
habitación. Y, por supuesto se dio cuenta de que si yo podía salir, Josh fácilmente
podía entrar.
De hecho, supe que él había visto a Josh subir la noche del miércoles; así que
sólo había estado esperando a que la orden de detención llegara, así él podía estar
seguro de que una vez que arrestara a Josh, no lo iba a perder de nuevo. Resulta que,
194
Al menos, eso era lo que Cody Banks le había escrito a Jessica Hanson la
Página
mañana siguiente; explicando que los padres de Josh habían sido informados por su
caro abogado; que, a pesar de los $50,000 (o $75,000; dependiendo de si crees el
mensaje de Kyle o el de Erin Carter) que habían conseguido a su regreso de Alaska,
eran incapaces de poner a Josh en libertad bajo fianza. Así que, hasta la fecha de su
juicio, Josh estaba residiendo en el centro de detención juvenil del condado de Santa
Clara.
Estaba totalmente bien con la manera en la que podía oír mi nombre susurrado
una docena de veces mientras caminaba por los pasillos. Hey, quiero decir, todo el
mundo sabía mi nombre. ¡Mira lo popular que, inesperadamente, me volví! Las
miradas de soslayo cuando cruzaba el patio. Estaba llamando la atención. ¿No es eso
lo que toda chica quiere? ¿Y las conversaciones se detenían cada vez que entraba a los
salones? Hacía que fuera más fácil escuchar mis propios pensamientos. Todo estaba
totalmente bien.
Estaba segura de que la siguiente semana, alguna otra tragedia, como los
enormes granos que Cole Perkins tendría antes de la fiesta, llamaría la atención de
todos y la Chica que Salía con el Asesino y Encontraba Cadáveres sería cosa del pasado.
Hasta entonces, yo estaba malditamente bien siendo la estrella de los textos
sensacionalistas del HHH.
Tan absorta estaba en mi sutileza, que cuando estaba dando la vuelta en el ala
este, casi me golpeó directamente contra la ataviada forma de Mary Bessie.
—Bien.
195
Abrí la boca para decirle lo bien que mis sentimientos estaban, y que tan
Página
Por una vez, hice lo que me pidieron. Hipé otro gran sollozo.
—¡No quiero lamentarme por Josh! ¡No soy un CSI! ¡Odio ser una paria!
¿Qué podía decir? Mi vida se había derrumbado hasta el punto donde todo
estaba roto; y no podía rechazar la oferta de manzanilla elaborada en un plato
caliente.
La seguí por el pasillo a una habitación, al lado del armario del conserje. Era
pequeña, lo suficiente para tener un escritorio, un par de sillas y una estantería llena
de, por lo que noté, eran volúmenes de psicología y cuidado de gatos. Una planta
colgante se balanceaba precariamente de las tejas del techo, en la esquina.
Tenía que apreciar que la señora Bessie tratara de hacer que el lugar pareciera
hogareño y acogedor.
—¡Sí! —Su rostro se iluminó con una gran sonrisa que dejaba ver dos filas de
dientes torcidos. Movió el marco de manera que podía ver la imagen. Un Escarabajo
Página
—Bueno, ¿cuándo fue la última vez que tomó sus medicamentos? —preguntó.
Otra pausa—. Algunos efectos secundarios son normales —continuó.
Sí, tenía sentimientos. Y ellos no estaban bien. Era un maldito desorden. Para
ser honesta, no estaba segura de lo que le habría dicho a Josh cuando Raley y sus
Página
Me mentiste.
Tan pronto como la policía se fue y estaba libre de Conferencias, llamé a Sam y
le dije todo; todavía temblando al recordar el negro brillante de las armas reales que
me apuntaban y el clic de las esposas de Josh.
Incluyendo a Chase.
La verdad era que les había mentido a muchas personas en la última semana.
Por mucho que me había molestado con Josh por mentirme; me convertí en lo que yo
odiaba. Por supuesto, no era como si hubiera profesado mi amor eterno a Chase y
198
Tomé otro sorbo de manzanilla. Tal vez, el té haría que todo mejorara.
Miré de nuevo la imagen de Priscila. Tal vez debería conseguir un gato. Podía
convertirme en la dama loca de los gatos. Priscila se veía linda. Sin prejuicios. Tal
vez la señora Bessie estaba en algún lugar ahí.
Miré la imagen. Tomé un sorbo de manzanilla. Mirando el gato en el capo del auto,
de nuevo. Era uno de los más viejos Escarabajos que alguna vez verías en el camino;
sobre todo después de que dejaron de producirse por los setentas. Pero era lindo.
Distintivo, un poco como la señora Bessie.
Tomé otro sorbo de té, preguntándome qué clase de auto podría haber obtenido
si no me hubiera hundido en el fin del tiempo. ¿Qué auto me encajaría? ¿Un lindo
Escarabajo? ¿Un jeep deportivo como el de Josh? ¿Un veloz Camaro como el de
Chase?
Y de repente, me di cuenta.
—Gracias, me siento diez veces mejor. Eres tan buena en tu trabajo —dije,
caminando hacia atrás, acercándome a la puerta.
Pero estaba tan entusiasmada con esta idea y a punto de cerrar el caso; y no iba
a decirlo por correo de voz. Marqué de nuevo. Esta vez tomó la llamada al segundo
timbre.
—¿Qué? —Me tragué el nudo de pesar y pasé por alto su saludo menos que
amistoso.
—Tengo que ver las fotos de nuevo. Las que tomaste el día del asesinato de
Courtney.
—¿Por qué?
Bueno, me lo merecía.
Me pareció oír una risa ahogada en el otro extremo, pero cuando su voz regresó,
era tan inexpresiva como siempre.
—¿Qué evidencia?
—El asesino tuvo que haber manejado a casa de Josh, lo que significa que el
auto debe haber estado estacionado cerca, mientras él estaba matando a Courtney.
—Lo que significa que su auto también —dio Chase. Podía sentir como su
cerebro se ponía en marcha.
—Lo que significa —dijo—, que necesitamos examinar las fotos y ver cual auto
estaba en la calle a las dos y media...
—¡Exactamente!
Puede que fuera una paria, pero era una paria con una pista.
Página
Capítulo 20
Traducido por: AariS
C
asi estaba contenta de tener Educación Física en el segundo periodo
así podía quemar mi exceso de energía. Aunque, tenía que admitir,
estaba totalmente preocupada durante el volibol con escuchar sonar
mi teléfono desde mi bolsa en el banco. Tan preocupada que casi fui golpeada en la
cabeza por un remate. Dos veces. Después de la segunda vez el entrenador Chapin se
apiadó de mí y me permitió sentarme.
Miré hacia arriba para encontrar a Diane Dancy viniendo hacia mí, su interno
y cámara a remolque.
—Um…
—¿Cómo se siente saber que tu novio está en la cárcel?
—Exnovio —aclaré, mirando más allá de ella para ver a una multitud de gente
reunida en el vestíbulo—. Y él es inocente —añadí, tanto para su beneficio como para
el de ellos.
Sacudí la cabeza.
—No, quiero decir que realmente es inocente. Todo lo que hemos descubierto
hasta el momento apunta al hecho de que alguien le está incriminando.
Asentí.
—¿Puedes?
—Bueno… podré. Pronto. Tenemos una pista muy sólida que estamos
siguiendo actualmente.
atentos a las once para las últimas noticias sobre “el asesino de la Herbert Hoover
High esperando la mano rápida de la justicia” tras las rejas.
Página
Oh, chico.
Las cuales, por cierto, no llegaron durante el tercer periodo, a pesar del hecho de
que comprobé mi teléfono cada cinco minutos. ¿Qué le estaba tomando tanto tiempo?
¿Cuán difícil era comparar unas pocas fotografías y encontrar cuál de esas cosas no
pertenecían? Al final del cuarto, yo era una masa de nervios. Habría abandonado la
escuela y conducido a la casa de Chase yo misma si hubiera tenido un auto. Y no
estuviera castigada por el resto de mi vida natural.
Soy Andi B.
Levanté una ceja. Había escuchado esta canción y este baile antes. Shiloh había
pensado que sabía quién era el asesino también. Estaba a punto de desconectarlo
cuando el teléfono vibró en mi mano de nuevo.
de texto de vuelta y decirle que cortara con el drama y simplemente soltara quién lo
hizo. Es decir, si Andi realmente tenía un vídeo, ¿por qué no me lo había enseñado
antes? ¿Por qué no había dicho nada? ¿Era esto alguna clase de nuevo intento de
chantaje? Si pensaba que estaba dispuesta a pagar por información sobre quién mató a
Courtney, claramente había sobreestimado el importe de mi asignación.
Por otro lado… por otro lado, sinceramente me sentía así de cerca de lograr
exponer todo este asunto completamente. El asesino no podía esconderse para
siempre. Alguien debía haber visto algo. Y si Andi había estado chantajeando a
Courtney, tal vez ella era ese alguien. Tal vez había captado algo en su vídeo de
chantaje que, como yo con los autos, no se había dado cuenta de que era relevante
hasta ahora.
Así que, a pesar de que yo estaba tan por encima de toda la cosa de la capa y la
espada, le mandé un mensaje de texto.
Estaré allí.
Suspiró.
205
—Tuve que ampliarlas todas para ver los detalles. La mayoría de las fotos sólo
tienen una esquina de la calle visible aquí y allí de todos modos. Y tomé como un
Página
—¿Cuánto tiempo?
Sacudí la cabeza. Por el lado positivo, tenía altas esperanzas en mi reunión con
Andi más tarde. De una forma o de otra, íbamos a poner en evidencia a este tipo esta
noche.
Al segundo que la escuela nos dejó salir, me di cuenta de que mi estatus como
la leprosa de la HHH se estaba volviendo consolidado de por vida. Mamá estaba
sentada en la acera en su camioneta beige esperándome. Escuchando a Guns N’ Roses.
A todo volumen.
—Uh, ¿es esa tu madre? —preguntó Cody Banks, que venía detrás de mí.
—No.
—Debe ser algún tipo de tic. Nunca antes la había visto en mi vida.
Página
Esperé hasta que Cody se fue, luego rápidamente me escabullí a la camioneta
antes de que alguien pudiera verme. Abrí la puerta del lado del pasajero y me deslicé
hacia abajo de manera que sólo la parte superior de mi pelo era visible a través de la
ventana.
—¡Conduce! ¡Ahora!
Afortunadamente, podía ser densa, pero tenía corazón. Condujo. E incluso bajó
la radio a un volumen normal.
Una vez que llegamos a casa (sólo tres estridentes canciones más tarde), mamá
me condujo a la cocina, donde comenzó a revolver una gran olla.
—Chili.
—Chili de soja.
207
—Estupendo.
Página
—Bien. —Caray, ¿qué pasaba con la actitud? Se podría pensar que era toda mi
culpa estar bajo vigilancia policial o algo así.
—Tú sabes, con todo el Yogalates que has estado haciendo, apuesto a que
realmente podrías placarme desde bastante lejos.
Tenía la sensación de que en realidad podría estar bajo mayor vigilancia en este
momento de lo que lo estaba Josh.
Lo cual presentaba un pequeño problema: ¿cómo salir para encontrarme con Andi?
—¿Cómo voy a conseguir salir para encontrarme con Andi? —le pregunté a
Sam media hora más tarde después de haber pasado por cada posible escenario de
escape. Todos los cuales terminaban conmigo siendo atrapada.
mataría de nuevo.
Buen punto. En los cinco años desde que conocía a Sam, nunca se había
Página
—Hombre.
—Lo sé.
—Vale, qué tal esto… espera hasta que se vaya a dormir, y luego sólo escapa por
la puerta principal.
—No se van a la cama hasta más de la una. Tengo que reunirme con Andi a
medianoche.
—Las luces del patio trasero están encendidos. Seré un pato sentado tan pronto
como de un paso afuera.
—Lo siento, eso es todo lo que tengo. Has llegado al límite de mi furtividad.
—Lo haré. —Luego colgué y marqué otro número. Mientras Sam podría marcar
un tres en la escala de lo furtivo, tenía una muy buena idea de alguien más que era al
menos un once.
209
—No está hecho aún. —Fue el saludo que Chase me dio cuando cogió el
teléfono—. Lo siento, tuve que volver a la escuela a reunirme con el consejero del
Página
periódico, después tuve que editar el ejemplar de mañana, luego hubo una cena con la
familia. Pero estoy casi ahí ahora. Sólo voy por las últimas fotos.
—Es bueno saberlo. En realidad necesito tu ayuda con algo más —dije. Luego le
conté acerca de mi reunión con Andi.
—¡No!
—Demasiado bien.
—Mira, Andi es inofensiva. Y nadie más sabe que me voy a reunir con ella. Es
perfectamente seguro.
Me mordí el labio. Si Andi iba a pasar por todos estos problemas para reunirse
conmigo en privado, estaba bastante segura de que no le gustaría una audiencia.
—Sip.
—Vale, si ella está abajo, deberías ir arriba.
—¿Que significa…?
Me encogí de hombros.
—¿Salir a…?
—No lo sé. ¿El tejado? Averígualo. Tengo que irme para poder terminar de
comprobar las fotos.
Y me colgó.
Sin embargo, tenía razón. Mamá no estaría esperando que yo saliera de ese
modo.
Pasé las siguientes dos horas tratando de que surgiera algún otro modo. Por
desgracia, a las 11:15, ningún rayo de genio me había golpeado. Sería arriba y afuera.
Me metí en un par de vaqueros viejos, una sudadera negra con capucha, y unas
zapatillas, y me dirigí a la puerta de la habitación. La entreabrí y asomé la cabeza.
Pude oír a mamá viendo la televisión, su DVD de The Biggest Loser filtrándose
hacia arriba por las escaleras. Eché un vistazo por el pasillo. Al final, cerca de su
dormitorio, estaba el cuarto de lavado.
211
Cedió fácilmente, deslizándose hacia arriba por encima para revelar un gran
hueco oscuro.
Dejé mi teléfono móvil sobre la viga más cercana, permitiendo que la luz azul
llenara la habitación mientras equilibraba mis manos en el borde del techo para hacer
palanca y saltaba. Dos intentos más tarde, tuve fuerza suficiente en la parte superior
de los brazos para subirme a la buhardilla. Una vez allí, recoloqué cuidadosamente el
rectángulo de techo debajo de mí, cubriendo cualquier evidencia de mi ruta de escape.
Había dejado de creer en el hombre del saco cuando tenía siete años. Pero, si
realmente existía y todas las mentiras de mamá sobre él siendo imaginario eran en
Página
vano, tenía la sensación de que probablemente vivía en una de las esquinas de nuestra
buhardilla. Eran oscuras, llenas de telarañas, y totalmente escalofriantes. Me puse
anteojeras mentales, concentrándome en el respiradero redondo en el muro a dos
aguas del fondo.
Empujé, probando qué tan fuerte era. Se movió. Empujé. Se movió de nuevo
pero no cedió. Me balanceé sobre un pie en la viga de madera y lo pateé. Esta vez una
esquina se soltó. Repetí el proceso, esperando que Mamá no oyera el ruido. O
simplemente se imaginara que teníamos ratas muy grandes. En mi segundo intento el
respiradero se inclinó hacia el exterior, haciendo un sonido metálico que resonó a
través de la buhardilla. Me congelé, conteniendo la respiración, rogando por que el
siguiente sonido que oyera no fuese Mamá, investigando.
Un segundo.
Dos.
Era mucho para caer. Vi el suelo oscilar de alguna manera delante de mis ojos,
el asfalto del camino de entrada pareciendo particularmente duro y rompe huesos
desde este lugar ventajoso. Respiré hondo, diciéndome que de verdad no miraría hacia
abajo esta vez, y recolocando cuidadosamente el respiradero.
Me deslicé hasta que estuve tan cerca como pude conseguir, dije una oración en
silencio, dejándole todas mis posesiones mundanas a Sam si no lo conseguía, y salté.
Me deslicé sobre mi vientre a la parte trasera del coche y me bajé con los pies
por delante sobre la rueda de repuesto, nunca habiendo estado tan agradecida en mi
vida de sentir mis pies golpear el suelo. Me tomé un momento para recuperar el
aliento, mirando alrededor la calle vacía mientras me agazapaba detrás del coche.
Por una vez, Raley no aparcó en la acera de en frente. De hecho, la calle entera
estaba inquietantemente desierta. La única ventana iluminada era nuestra sala de
estar, donde mamá estaba velando a su hija “propensa a tropezar con cadáveres” o eso
pensaba ella.
T
roté todo el camino a la escuela, un fuerte sentimiento de déjà vu me
llenó cuando pasé una tienda vacía tras otra, escaparates oscuros y
lotes baldíos, que indicaban que todos los buenos estaban en casa y en
la cama a estas horas. Una parte de mí deseaba estarlo también, pero si no quería
pasar el resto de mi vida bajo arresto domiciliario, “buena” era algo que no podía
permitirme el lujo de ser esta noche. En su lugar, me escabullí a través de la noche,
repasando mi plan una vez más.
Era simple: vería el video que Andi tenía. Si se trataba de algo bueno, llamaría
a Sam, quien, después de muchos ruegos, había convencido a Kevin de venir a
buscarme y Andi, y todos nos iríamos directamente a la estación de policía, donde
alguien podría sacar a Raley de la cama. (Hey, era lo menos que podía hacer, teniendo
en cuenta que apareció en mi dormitorio, con una pistola en la mano-muy
dramático… el Sábado en la noche). Luego arrestarían al malo de la película, y Kevin
me llevaría de vuelta a casa antes de que mamá supiera que me había ido.
Era un buen plan. Un plan sólido. Uno que, por supuesto, dependía de que
Andi realmente tuviera algo de material incriminatorio del asesino. Sin embargo, en
la remota posibilidad de que ella estuviera bien (a) haciendo una cortina de humo, o
(b) intentando algún nuevo tipo de chantaje, el plan era aún más simple: decirle que
se fuera al infierno y llegar a casa antes de que mamá se diera cuenta de que me había
ido. (Se darán cuenta de que ambos planes involucran a mamá en desconocimiento
que había escapado. Muy importante para el éxito de ambos. Y mi felicidad futura).
por el mausoleo a la parte trasera de la escuela, donde pasé una línea de trailers.
Aunque se suponía que debían ser aulas temporales, cualquier persona que se hubiera
Página
criado en el sistema escolar de California sabía que los trailers eran las estructuras
más permanentes alrededor. Yo estaba bastante segura de que la nuestra precedía a
MTV. Rodeé la piscina, donde los Wildcats practicaban waterpolo, y me dirigí hacia
el campo de fútbol más allá.
El cual estaba, como era previsible a estas horas, desierto. Miré a mi celular: 11:
47. Era temprano. Metí mis manos en el bolsillo delantero de mi sudadera y me senté
en las gradas de metal a esperar a Andi.
Un pitido fuerte lleno el aire, haciéndome saltar tan alto que casi me caigo de
las gradas.
Mi celular gritó en mi bolsillo. Tomé una respiración profunda. Menos mal que
no estaba nerviosa esta noche ni nada.
Debajo del texto se adjuntaban dos fotos. La primera era media foto aparecía el
parachoques del coche de Chase con una esquina de la calle de atrás. Pude distinguir
una camioneta blanca y un sedán plateado. Pase a la segunda foto. Miré hacia abajo
en la imagen. Una vez más, el parachoques de Chase era visible, esta vez desde un
ángulo diferente, más bajo, mirando a la abolladura. El fondo estaba un poco fuera de
foco, pero yo podía ver el mismo tramo de calle como en la primera foto, el camión de
nuevo aparcado junto a la acera. Sólo un sedán faltaba.
Sentí que se me aceleraba el pulso. ¡Aquí estaba todo! Revisé la esquina de las
fotos por una marca de la hora. Anhelaba un monitor de computadora grande, pero
216
Patético, sin placas de vanidad que pudiera ver, sólo tres dígitos visibles en la
placa un 5, un 7 y una G. Estaba a punto de renunciar a ella dejándolo como otro
callejón sin salida cuando algo colgando del espejo retrovisor del coche en la imagen
número uno me llamó la atención.
Contuve el aliento.
Yo conocía aquel corazón. Lo había visto antes una docena de veces. Y sabía a
quién pertenecía.
De repente, todo tomó forma, todos los pedazos aleatorios de información que
había flotando en mi cabeza cayeron en un modelo perfecto. Un modelo
perfectamente siniestro, me di cuenta con un escalofrío, como ahora sabía
exactamente quién había matado a Courtney.
—Sí, el sedán.
Muy fuertemente.
218
Página
Capítulo 22
Traducido por: Sheilita Belikov, Andy Parth y SOS por: Marina012
D ejé caer mi teléfono, apenas consciente del estruendo que hizo, mis
manos fueron inmediatamente a mi cuello. Arañé la correa, sintiendo
sus bordes ásperos clavándose en mi piel. Traté de aspirar aire, pero
fue inútil. La correa estaba lo suficientemente apretada para bloquear mi tráquea,
aplastando contra mi garganta. Instintivamente, me moví violentamente a la
derecha, luego a la izquierda, mi cuerpo luchando por su propia cuenta contra la falta
de oxígeno. Por desgracia, quienquiera que estuviera sosteniendo la correa detrás de
mí era malvado y fuerte y se movió junto a mí, nunca dejando que la correa se
aflojara lo suficiente para que yo tomara un respiro.
Reuní toda la fuerza que me quedaba y, luchando contra todos los instintos,
dejé que mis extremidades se aflojaran. Lo cual tuvo exactamente el efecto que
esperaba. Mi atacante aflojó las riendas, el tejido alrededor de mi cuello soltándose
solo una fracción de pulgada. Eso era todo lo que necesitaba.
—¡Mi nariz!
219
Página
Mi atacante soltó la correa, y rápidamente metí la mano entre ella y mi cuello
magullado y la deslicé por encima de mi cabeza. Di un paso rápido hacia adelante,
preparándome para huir tan rápido como pudiera.
Podría haber aturdido a mi atacante con ese cabezazo, pero la recuperación fue
rápida. Antes de que pudiera hacer mi escape, sentí una explosión detrás de mí oreja
derecha, dolor como una luz blanca martilleando a través de mi cabeza.
—¿Hartley? ¿Sigues allí? —Oí a Chase decir desde mi teléfono en algún lugar
entre los arbustos a la derecha.
Pero eso fue lo último que escuché. Cuando extendí mi mano para encontrar
mi celular, dolor explotó otra vez. Solo tuve un segundo para registrarlo antes de que
todo se volviera negro.
Parpadeé. Auch. Eso dolió. Dejé de parpadear, dejando en lugar de eso que mi
cerebro aturdido despertara lentamente. No estaba segura de cuánto tiempo había
estado inconsciente, pero se sentía como un año, todos los músculos de mi cuerpo
tiesos y oxidados como el Hombre de Hojalata abandonado en la lluvia. Intenté
moverme una vez más, abriendo lentamente los ojos. No tenía idea de dónde estaba.
En algún lugar oscuro. Que olía a moho, algo metálico, y sudor. Arrugué la nariz
contra la combinación objetable. Auch. Eso dolió, también.
una vez antes. Fue cuando tenía diez años y había necesitado que me sacaran un
diente de leche obstinado para hacer espacio a su homólogo adulto demasiado ansioso.
Página
Me habían puesto bajo anestesia, dicho que contara hacia atrás desde diez y que
pensara en cosas relajantes. Había llegado a tres antes de que el mundo de pronto se
volviera completamente negro. Despertar de nuevo después del procedimiento había
sido totalmente desorientador. Como luchar para salir de un sueño profundo, pero ni
siquiera estando realmente seguro de que no estabas soñando todavía. Como intentar
salir de debajo de una manta nubosa.
Esto era algo como eso… pero con un dolor de cabeza que parecía extenderse
hasta llegar a las puntas de mi cabello. Mi cabeza palpitaba como si alguien estuviera
reproduciendo hip-hop a todo volumen en su interior, y tenía la boca seca como si
hubiera estado chupando Sour Patch Kids toda la noche. Moví mi lengua alrededor,
lamiendo mis labios.
No era bueno.
La sala de la banda.
La puerta de la sala de la banda se abrió poco a poco, con una sombra entrando.
Entrecerré los ojos a través de la oscuridad para distinguirla justo cuando las luces
Página
—Vaya, buenos días, Bella Durmiente —dijo Caitlyn Calvin, sarcasmo goteaba
de su voz casi tan asquerosamente dulce como las cuentas moradas en forma de
corazón que colgaban de las puntas de su cabello trenzado—. Me preguntaba cuando
despertarías.
—¡Santo infierno! —grité, sintiendo al menos tres capas de piel yéndose con la
cinta. Me mordí con fuerza para detener la picazón.
Ella entrecerró los ojos en mí por un segundo. Luego sonrió. Una gran sonrisa
aterradora y enferma. Fue la cosa más espeluznante que alguna vez había visto fuera
de una película de terror. Cómo pude no haber percibido la maldad acechando bajo la
superficie de su actitud animada, no lo sabía.
—Asesina es una palabra muy fea —dijo, arrugando su nariz respingona (la cual,
me alegró ver, estaba hinchaba cuando hablamos).
indignos.
—¿Indignos de qué?
—La vida. Los que son inmorales deben ser castigados. Y es mi deber hacerlo.
Bien, siempre había sabido que había algo ligeramente raro en las chicas de la
escolta escolar, pero nunca me había dado cuenta de lo extremadamente desquiciada
que estaba esta chica hasta ahora. Me preguntaba si Courtney había sabido…
—¡Lo sé! —gritó Caitlyn—. Fue repugnante. Estaba poniendo todo lo que
representábamos en ridículo.
Caitlyn se detuvo por un momento, luego asintió muy lentamente, con una
chispa alcanzado sus ojos que me hizo preguntarme si no lo había disfrutado.
223
—Tuve que hacerlo, ¿no lo ves? Si se corría la voz de que Courtney Cline
Página
estaba acostándose con alguien fuera del matrimonio, ya nadie tomaría en serio la
promesa de castidad. ¿Quién sabe qué clase de caos causaría eso?
Adolescentes teniendo sexo. Imagina eso.
—Tan pronto como Kaylee y yo oímos los rumores sobre ella y Josh, decidimos
llevar a cabo una intervención. Lo que estaba haciendo con Josh tenía que ser
detenido.
Ella asintió.
—¿Qué pasó?
—En lugar de negarlo o estar arrepentida, alardeó de ello. Sobre cómo todo el
mundo pensaba que era tan casta y allí estaba ella andando a escondidas con Josh.
Estaba realmente orgullosa del hecho de que tenía a toda la escuela engañada.
224
Incluida yo.
Página
—Y entonces —continuó Caitlyn—, nos dijo que no era la primera vez. ¡Lo
había hecho antes! ¡Con chicos de otras escuelas!
—¡Puta! —No pude evitarlo; simplemente se me salió.
—Lo sé, ¿verdad? —coincidió Caitlyn—. Kaylee y yo le dijimos que tenía que
parar. ¡En ese momento! Tenía que arrepentirse, redimirse, asegurarse de que nadie
en la preparatoria Herbert Hoover se enterara nunca de la vida inmoral secreta que
había estado llevando.
—¿Qué?
—Se rió. ¡Se rió de nosotras! ¡Nosotras! Nos llamó mojigatas. Dijo que éramos
ridículas por creer realmente en esa mierda de la castidad. Dijo que solo lo hacía para
que se viera bien en su aplicación de la universidad.
—Apuesto a que eso te enfureció —dije, mis ojos todavía explorando la sala.
—Sí. Sí, lo hizo. Me di cuenta entonces que Courtney tenía que ser detenida
antes de que destruyera todo lo que representábamos.
—Yo no quería matarla. Traté de razonar con ella. Pero no quiso escuchar. ¿No
te das cuenta? Era la única forma de detenerla. No iba a hacerlo por su cuenta.
225
—¿Qué hay de Kaylee? ¿Estuvo de acuerdo en que era la única forma de detener
a Courtney?
Página
Caitlyn se encogió de hombros.
—Ella pensó que solo deberíamos asustar a Courtney, que estábamos allí solo
para hacerla volver al camino de la virtud. Pero yo lo sabía mejor. Después de que
Courtney confesó, supe que era malvada y que nunca cambiaría su camino.
Caitlyn asintió.
Ella asintió.
—Courtney estuvo muerta antes de que ella siquiera supiera lo que pasó. En ese
momento, no tenía otra opción. Tenía que estar de acuerdo. La metimos en el closet y
nos fuimos. Pensé que Josh la encontraría más tarde, y todo el mundo creería que él
lo hizo. —Hizo una pausa—. Pura casualidad que tú intervinieras.
Oh-oh.
—¿Perdón? —chillé.
—No lo entiendo —dije, deslizándome otra vez hacia atrás. Solo algunos
centímetros más y estaría dentro del alcance del atril dentado—. Si Kaylee estaba en
esto contigo, ¿por qué la mataste?
—No quería hacerlo. Kaylee era buena. Era auténtica, una virgen pura que
vivió el credo.
—¿Yo?
—Sí, soy consciente, gracias. —Caray, ¿todo el mundo tenía que seguir
señalándolo?—. Así que, ¿mataste a Kaylee?
Ella asintió.
—Esperé que podría asustar algún sentido en ti, y que te preocuparías de tus
propios asuntos.
—Pero no lo hice.
también.
A pesar de que estaba bastante seguro de que ella no iba sólo a dejarme ir,
escucharle decir las palabras en voz alta envió un escalofrío por mi columna
vertebral.
—No soy la única que sabe que fuiste tú —dije, con la esperanza de que podría
convencerla que ese secreto no moriría conmigo.
—Chase vio tu auto en las fotos. Él sabe que estaba estacionado en la calle de
Josh el día del asesinato.
Buen punto.
—Tú lo hiciste.
Ella asintió.
—De hecho, sólo había planeado estrangularte. Pero los mejores planes. —Se
encogió de hombros—. Tuve que improvisar un poco.
Página
—¿La sudadera? —pregunté, haciendo todo lo posible para pararla. Froté
furiosamente detrás de mi espalda, casi sin importarme si me ve ahora. Podía sentir
la cinta rasgándose, la tela volviéndose más y más delgada. Si pudiera solo
mantenerla hablando un poco más—. Shiloh Jackson dijo que vio la sudadera negra
con un águila púrpura de Chase en la ventana de la habitación de Josh justo antes de
que Courtney fuera asesinada.
Palmada en la frente mental. Así que Shiloh no había estado mintiendo; sólo
había visto lo que ella había querido ver en esa ventana. Repentinamente me sentí tan
estúpido por haber dudado de Chase. Si alguna vez saliera de aquí, iba a pasar el resto
de la escuela secundaria reconciliándome con él.
Sí.
Ella asintió.
—Es una horrible tragedia que sólo hayas estado investigando en la habitación
de la banda cuando se prendió en fuego. —Ella sacó un mechero de su mochila—. El
fuego es la manera perfecta para cubrir la evidencia. Especialmente una vez que los
230
Y, noté mientras se estiraba por su bolso, también tenía una lata de líquido para
encendedores.
Parecía herida.
—Por supuesto que es en serio. ¿Por qué es que nadie toma en serio a las chicas
del Color Guard?
Era una pregunta capciosa que estaba demasiado preocupado por responder
correctamente en el momento.
—¿Cómo así?
—Hay una cosa con la que no estás contando —dije, sintiendo la última de mis
ataduras finalmente ceder.
231
—¿Qué?
Página
—Un soporte musical roto —dije.
—¿Una qué?
—Uhh. —La cabeza de Caitlyn golpeó el piso, una fuerte bofetada contra el
linóleo. Pero no estuvo aturdida por mucho tiempo. Lanzó ambas manos arriba y
agarró un puñado de mi cabello, tirando.
Luché contra ella, pateando con mis piernas. Un pie conectó con el estante de
los clarinetes, enviando una lluvia de los instrumentos de viento sobre nosotros. Uno
me golpeó en la cabeza, llevando mi dolor de cabeza al territorio de la migraña.
232
hacia la derecha.
—¡Mis cuentas para el cabello! —gritó ella mientras pequeños corazones
purpura se esparcían por el suelo—. Eso es todo. Ahora vas a tener que pagar.
Oh-oh.
Caitlyn se lanzó hacia adelante y me agarró del brazo, arrastrándome sobre mis
pies y golpeándome contra la pared del fondo.
Miré con horror como la chispa alcanzó un charco de líquido para encendedores
en el suelo, instantáneamente volviéndose una llama viva. Que se extendió como una
línea de dinamita a través de la pared del fondo, bajando por el centro del salón, a
través de la sección de instrumentos de viento, y hacia un montón de partituras que
inmediatamente ardieron en llamas, arrojando a Bach, Beethoven y Sousa por la
habitación en un silbido de llamas brillantes.
Parpadeé.
Caitlyn saltó lejos de las partituras en llamas. Podía ver sus engranajes
mentales girar. No exactamente como lo había planeado, pero la improvisación
parecía estar funcionando para ella.
Esto era todo. El final del camino. Nunca pensé que esta fuera la manera en que
me iría. Honestamente, nunca había pensado mucho sobre morir. Morir era algo que
234
las personas mayores hacían. No los de dieciséis. Y aquí estaba yo. Dieciséis, y
derritiéndome como un malvavisco en una fogata.
Página
Las lágrimas sacaron lo mejor de mí, deslizándose silenciosamente por mis
mejillas mientras pensaba en mi mamá. Ella iba a estar tan molesta cuando se
enterrara que me escabullí a mi muerte. Imaginé a Raley dándole la noticia, su rostro
paternal dibujado con preocupación. Imaginé a Sam cuando escuchara sobre su mejor
amiga siendo parrilla. ¿Qué diría? ¿Y los otros estudiantes de la HHH? ¿La señora
Bessie sería invadida por el desconsuelo, o pasarían un día usando brazaletes de
diseño, y luego se ocuparían de sus asuntos como si yo nunca hubiera existido?
Pero lo hice. Pensé en él y en el remordimiento que sentía por creer que podía
ser un asesino. Por el dolor que había visto en sus ojos ese día. Por hurgar en su
habitación. Por no dejar que terminara su striptease antes de salir de debajo de su
cama.
De hecho, estaba pensando tanto en Chase, que casi creí haberlo visto. Estaba
claramente alucinando, los gases tóxicos de los pompones fundiéndose finalmente
golpeando mi cerebro. Alucinaba su forma a través de la bruma de humo asfixiante
de la habitación: las llamas lamiendo las esquinas de mi visión mientras veía a mi
alucinación saltar por encima de una pila de clarinetes ardientes, su forma cubierta en
una manta húmeda, manos extendidas a través de los últimos pompones ardiendo
hacia mí.
—¿Chase?
—Agárrate a mí.
235
Yo con él.
—¿Hart? Hart, háblame. ¿Estás bien? —dijo Chase, inclinándose sobre mí.
Miré hacia su cara. Extendí una mano y toqué la barba fina en su mejilla. Qué
tal… de verdad era real.
—Di algo —dijo con voz ahogada, sus cejas dibujando una línea apretada.
—Algo.
Él dejó salir un sonido que pudo haber sido un suspiro o un sollozo, no estaba
segura. Se agachó y me abrazó a él incluso más ferozmente de lo que mi mamá nunca
había hecho.
Entonces hizo algo totalmente inesperado, lo que me hizo preguntarme una vez
más si estaba alucinando.
Me besó.
Sus labios cubrieron los míos de forma suave y lenta, sabiendo como café y
chicle de menta.
M
e desperté, acostada sobre una camilla. No es que pudiera verla,
pero desde mi punto de vista (mirando hacia arriba al cielo oscuro,
un paramédico tomando mi presión arterial y mi cabeza atada a una
tabla de madera rígida), asumí que estaba en una camilla. Brillante, ¿no?
Culpo al lloriqueo del hecho de que tomara otros diez minutos antes de que
finalmente fuera capaz de contarle toda la historia a Raley.
Asentí.
237
Lo que, por cierto, no se sintió bien. Mi pelea con Caitlyn, junto con inhalar
una gran cantidad de humo de cigarro, había provocado que la migraña creciera a
Página
proporciones monstruosas.
―Ella estranguló a Courtney y golpeó a Kaylee en la parte posterior de la
cabeza con una piedra.
Me moví para asentir otra vez, pero menos mal lo pensé mejor, justo a tiempo.
―Ajá.
―Mire, sé que suena medio loco, pero tiene que creerme, Caitlyn fue…
Me detuve.
―¿Hace qué?
―Creerte.
―Oh.
Una acción muy heroica. Muy caliente. (Oye, después de la noche que había
tenido, creo que me gané el derecho a hacer un juego de palabras, o dos).
Página
Por cierto, él se había ido. Para el momento en que desperté, Chase no estaba
en ningún lugar cerca, haciéndome preguntar si mi mente había, de hecho, estado
jugándome trucos con “el beso”. Me lamí los labios. Estaba casi segura de que podía
probarlo en ellos.
Raley me miró. Luego asintió hacia mamá y puso los ojos en blanco, una media
sonrisa apareció en la comisura de sus labios.
Mamá me miró.
Mis manos fueron hasta mis cejas. O, más exactamente, la piel calva donde
solían estar.
¡Nooooooooo!
―Volverán a crecer ―me aseguró Raley―. Y mientras tanto, creo que estás
completamente a salvo si regresas a casa. Tenemos la situación bajo control. Te haré
saber tan pronto como tengamos a Caitlyn en custodia.
cocina.
―Entonces ―preguntó tentativamente mientras agarraba un tazón de mezclar
del estante superior―, ¿quieres hablar, cariño? Quiero decir, si no quieres, está bien,
entiendo.
Mientras mamá mezclaba tofú, fructuosa, y leche de soya, le conté todo lo que
había pasado la semana pasada, desde que descubrí a Courtney en el armario de Josh.
Dudé un par de veces, esperando a que apareciera la madre protectora, pero
sorprendentemente, no apareció. Al menos, no hasta que llegué al final.
***
El Detective Raley atrapó a Caitlyn al día siguiente. Había estado huyendo
toda la noche, pero, saltarse la escuela era demasiado para una buena chica de Color
Guard, incluso una asesina. Fue arrestada al segundo en que trató de entrar en el
campo de la escuela, y se le oyó gritar sobre su tarea de trigonometría mientras era
esposada. El noticiero KTVU reportó que estaba buscando una alegación de locura,
diciendo, que la presión por la perfección en la preparatoria, le había hecho hacerlo.
Creativa, tenía que aceptarlo. Se rumoreaba que había sido encerrada en una
institución psiquiátrica, donde estaba ocupada convirtiendo a las inestables
mentalmente en vírgenes renacidas.
Con Caitlyn en custodia, Josh fue liberado y todos los cargos fueron retirados.
Regresó a la escuela el siguiente lunes, y, por primera vez en dos semanas, todos los
ojos estaban en él, los susurros y miradas dirigidas a alguien más para variar. Parte de
240
mí sentía un poco de pena por él. Quiero decir, había sido marcado, arrestado, y
encerrado en la cárcel… no es algo que le desearía a alguien.
Página
Pero por mucho que hubiera sido mi primer amor, él también había sido el
primer chico que me engañó. Y si había aprendido algo de mi experiencia casi-asada,
era que la vida era demasiado corta para pasarla con alguien que no me respetaba.
Había dirigido una investigación de asesinato. Descubrí a la asesina, incluso cuando
la policía no pudo. Había sobrevivido a ser atacada, llevando a una asesina a la
justicia. Yo era increíble, y merecía algo mejor.
Así que dejé que Josh sufriera las miradas y cuchicheos él solo.
El funeral de Kaylee fue el miércoles, pero no fui. Sus padres especificaron que
era sólo para familia y amigos cercanos, no creía que calificara como alguno. Aun
cuando sabía que había tenido un papel en la muerte de Courtney, sentía un poco de
pena por Kaylee. Era claro que ella no se había dado cuenta de lo que Caitlyn estaba
haciendo hasta que fue demasiado tarde. Y, al final, había intentado hacer lo correcto.
Así que ese día me puse un brazalete negro atravesado con hilos brillantes purpuras
en su honor.
El funeral de Courtney, por otra parte, fue tan concurrido que terminaron
usando el estadio de fútbol para dar cabida a todos. Además tuvieron que instalar tres
bancos adicionales de baños portátiles en el aparcamiento. Chicos de toda el área de la
escuela aparecieron e incluso algunos universitarios del Estatal de San José.
Aparentemente la Reina de la Castidad de verdad había conocido a mucha gente.
La estación de noticias local mostró una serie completa de historias del Asesino
de HHH. Después de que el intento de chantaje de Andi Brackenridge saliera en las
noticias, Mary May la despidió por conducta impropia de una dama. Andi luego
241
contrató a un buen abogado civil, quien demandó por despido ilegal. Se rumorea que
Andi estaba buscando un acuerdo que cubriera el costo de criar a su pequeño bulto
Página
Lo que estaba bien. Yo había terminado con los hombres en general, y los de
nuestra escuela específicamente. Josh, Chase y la gran cantidad infantil de ellos podía
desaparecer de mí vista por lo que me importaba. Que es exactamente lo que le dije a
Sam esa tarde sobre la gran carne mechada de la cafetería.
―¿Quién, Josh?
―Chase.
―Nada.
―¿Qué?
242
Ella sonrió.
Página
―No. No lo creo.
―Sí. Conté. Mientras me decías lo mucho que no te importan los hombres, has
dicho el nombre de “Chase” seis veces.
Me mordí el labio.
―¿Y?
―Y qué. Así que dije su nombre seis veces. Digo muchas cosas muchas veces.
―Ajá.
―Ajá.
―Además, ¿no estabas escuchando? Superé a los chicos. Los chicos apestan.
No te traen nada más que problemas. Todo este asunto empezó por un maldito chico.
Dios, si pudiera volver en el tiempo y no salir con Josh, todavía tendría cejas.
―Volverán a crecer.
―Bueno, no mires ahora ―dijo Sam, mirando sobre mi hombro―, pero aquí
Página
viene.
―¿Josh? ―pregunté, inclinándome y agarrando mi bandeja, lista para hacer
una salida apresurada.
―No, Chase.
Me mordí el labio.
―Oh.
Hice una rápida revisión de si tenía o no tiempo para encontrar una salida
antes de que me viera. No es que tuviera alguna razón para huir. No había hecho
nada malo. Así que él me besó. ¿Y qué? Gran cosa. Las personas se besaban todo el
tiempo. No significaba nada. Había sucedido en el calor del momento. (Uff. Ahí iba
otro juego de palabras). Yo estaba emocional, alucinando. Él acababa de rescatarme
de un edificio en llamas. Cualquier cosa que sucediera después no contaba. Todos
saben eso.
Cerca de mí.
―Hola, Sam.
―Hola.
―Hola ―repetí.
―Oh.
Página
Abrí mi boca para rogarle que se quedara, pero ya estaba alejándose, con la
mochila sobre el hombro. Hizo una señal de “llámame” sobre su hombro.
―Entonces.
Él asintió.
―No significó nada ―farfullé. Luego inmediatamente deseé ser una de esas
chicas que sabía mantener su boca cerrada en una situación incómoda.
―Sí. Quiero decir, estaba vulnerable, ¿ya sabes? Estaba fuera de mí. Por el
humo. Y el fuego. Y el humo de los cigarros. Pensé que quizás te estaba imaginando
al principio. Y me rescataste, así que estaba como “mi héroe” y todo eso y
245
simplemente fue el cal… ―Me detuve justo a tiempo de hacer un juego de palabras
esta vez―. Fue el momento, ¿ya sabes? Así que, sé totalmente que eso no significó
Página
nada. No estoy leyendo algo que en realidad no está allí. Sé que Shiloh es tu tipo, las
chicas oscuras, extrañas y peligrosas; y yo soy como vainilla con tofú, así que sé que
fue un error, simplemente una casualidad que no significó nada, así que no tienes que
“hablar” ―dije haciendo las comillas en el aire estilo Raley―, conmigo sobre ello,
porque estamos bien, ¿de acuerdo?
Mordí mi labio.
―¿El beso?
―Estás sonrojada.
―Es la quemadura.
―Es lindo.
―¿Querías algo? ―pregunté, sonrojándome tanto que temí que mis mejillas se
volverían purpuras.
―¿De verdad?
Página
―Ya sabes, cuando no estás acusándome de ser un asesino.
―¿Cómo yo?
―Lista, tenaz, ingeniosa. ―Se detuvo, luego me sonrió otra vez―. Dispuesta a
sacrificar sus cejas por la verdad.
Además, después de toda la búsqueda que había hecho últimamente, podía ver
mis notas bajando. Si quería entrar en una buena universidad, iba a necesitar algo de
buenas actividades extracurriculares para acolchar mis aplicaciones.
―Estaré allí.
―Shiloh no es mi tipo.
―¿Oh? ―pregunté, mi voz subiendo una octava más de lo que me habría
gustado.
Él sacudió la cabeza.
Me tragué un escalofrío.
Él sonrió.
Oh, Dios.
Fin
248
Página
Social Suicide
(Deadly Cool 2)
Twittwercidio: el asesinato de un ser humano por otro, mientras la víctima está
en el acto de twittear.
Estoy empezando a echar de menos los días en que mi mayor preocupación era
249
T
enías que ser increíblemente estúpido para ser atrapado haciendo
trampa en la clase del señor Tipkins, pero entonces, Sydney Sanders
era conocida por ser más rubia que Paris Hilton.
Tenía la sensación de que esta historia era alguna clase de prueba. Lo hacía bien
y me ganaría el respeto de mis compañeros reporteros así como el de cierto editor con
quien tenía una historia personal complicada. Fallaba y volvería al ritmo de la
cafetería.
―Sí. Lo es.
Chase Erikson era la razón por la que me había unido al periódico de la escuela
en primer lugar. Él y yo habíamos estado investigando un asesinato en nuestra
escuela, cada uno por razones diferentes. Chase porque se sintió atraído a una historia
interesante. Y yo porque la chica asesinada había sido la presidente del Club de
Castidad y resulta que había estado durmiendo con mi novio. No hace falta decir que
251
Chase era alto, de espalda ancha, y construido como un atleta. Su cabello era
negro, corto, y en la parte superior puntiagudo, gelificado en un estilo de despeinado
perfecto. Sus ojos eran oscuros y usualmente centelleaban con una mirada que decía
que él sabía un secreto verdaderamente bueno que nadie más sabía. Casi siempre
vestía de negro, botas amenazantes y mucho cuero.
Una vez mamá me recogió del periódico para una cita odontológica y, cuando
conoció a Chase, lo describió como “un poco peligroso.” Cuando Ashley Stannic jugó
a verdad o reto en los dulces dieciséis de Jessica Handon y había sido presionada a
decir la verdad, ella había descrito a Chase como “sexo en un par de vaqueros”. ¿Yo?
No estaba muy segura de qué pensaba de Chase. Todo lo que sabía era que las cosas
habían sido incómodas y un poco torpes entre nosotros desde “el beso”.
Sí. Yo, Hartley Grace Featherstone, había intercambiado saliva con el chico
malo residente de la HHH.
piel.
Página
Era una noche de la que ninguno de nosotros había hablado desde entonces,
además, yo estaba noventa y nueve por ciento segura que no había significado nada
en absoluto, más allá de alivio para ambas partes de que aún estuviera viva.
Pero el otro uno por ciento todavía persistía lo suficiente que en situaciones
como esta, donde la esencia de su suavizante de ropa estaba haciéndome inclinarme
tan cerca que podía sentir el calor de su cuerpo en mi mejilla, todavía no estaba segura
de si pensaba en Chase como sexo en un par de vaqueros o un chico que era un poco
peligroso.
Ahora Gemma está en su casa en el área del San Francisco Bay donde ella está
trabajando duro en su siguiente libro.
254
Página
Créditos
Moderadora:
Kathesweet
Traductores:
AariS Dani Lore_Mejia Sheilita Belikov
Andy Parth IreneRainbow Nats5 sooi.luuli
areli97 Jo PaolaS Susanauribe
Belle 007 Kathesweet ShadowHunter Violette
clau12345 lalaemk Vero
Traductores SOS:
Magdaa Marina012
Recopilado por:
Xhessii
Correctoras:
Alicadi La BoHeMiK yonoestoyloca
Kathesweet Susanauribe
Michy Xhessii
Diseño por:
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