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Seminario Mayor Sagrados Corazones

Michael Eraso
Teología latinoamericana

TEMA

Ignacio Ellacuría
Fundamentación filosófica del método de la teología de la liberación

Nació en 1930 en el país vasco (España) Asesinado el 16 de noviembre de 1989 en San Salvador, El
Salvador; residió en América latina obteniendo la nacionalidad salvadoreña. Estudio teología con Karl
Rahner. Colaboro muy de cerca con Mons. Oscar Romero.

Ellacuría, es, quizás, el teólogo latinoamericano de la liberación que mejor ha sabido articular
interdisciplinariamente en su producción escrita el análisis político del continente y muy especialmente
de la realidad salvadoreña. Su metodología va acompañada de sensibilidad hacia las mayorías
populares empobrecidas y crítica con los proyectos políticos.

Se destaca en primer lugar, sus estudios sobre la posibilidad, necesidad y sentido de una teología
latinoamericana, así como la fundamentación filosófica de dicha teología. Ha mostrado como “la
estructura formal de la inteligencia y su función diferenciativa… no es la de ser comprensión del ser o
captación del sentido, sino la de aprehender la realidad y la de enfrentarse con ella”. Con tres aspectos:

1) Un estar “real” en la realidad de las cosas


2) El cargar con la realidad
3) Encargarse de la realidad

Aun cuando se muestre crítico con el intelectualismo de corte elitista, cree que no es posible renunciar
a la inteligencia como principio de liberación. Destaca el carácter histórico de la inteligencia y del
conocer, hasta el punto de afirmar que la historicidad forma parte de su estructura esencial.

Ha puesto el acento en los condicionamientos que ha de tener en cuenta una teología hecha en y
desde América Latina, y que resume en los siguientes:

a) La especificidad de su ámbito, de su contenido, que “no es Dios sin más, sino Dios tal como se hace
presente en la propia situación histórica” y de su actividad

b) La dimensión social de la teología. Lo que obliga a preguntarse a quien sirve la reflexión teológica.
Con ello no se está abogando por una teología analfabeta, es decir, sin rango intelectual. Lo que se
hace es preguntar por el tipo de trabajo intelectual propio de una teología latinoamericana.

c) La necesidad de una circularidad real, histórica y social, y, por ende, de una hermenéutica
igualmente real e histórica. “La circularidad fundamental… no es la de un horizonte teórico y de unos
contenidos teóricos…, sino la de un horizonte histórico-práctico y de unas realidades socio-
históricas…”

d) El análisis de su propio lenguaje, al objeto de que no se desfiguren la pureza y plenitud de la fe, y


de que la teología no se convierta “en una versión sacralizada de un determinado discurso secular”.
Se destaca en segundo lugar La eclesiología es otro de los campos al que Ellacuría ha dedicado un
importante esfuerzo metodológico. Buena parte de sus trabajos sobre la Iglesia están recogidos en la
obra Conversión de la Iglesia al reino de Dios. Para anunciarlo y realizarlo en la historia, cuyos ejes
fundamentales son estos cuatro:

 El reino de Dios
 El pueblo de Dios
 La dimensión histórica de la salvación
 La Iglesia de los pobres

a) Comienza por redimensionar y priorizar la categoría bíblica de reino de Dios, pues solo desde ella
podemos entender lo que ha de ser la Iglesia y, en consecuencia, llevar a cabo la transformación. Así
se evita el peligro de institucionalismo, es decir, la tentación de caer en la eclesiolatría, como el de
secularismo, es decir, la tentación de configurarse según los esquemas mundanos, tan alejados del
evangelio.

b) A la hora de llenar de contenido la noción de pueblo de Dios, tan central en la eclesiología bíblica,
patrística y conciliar, Ellacuría se fija en un aspecto que suele ser descuidado por lo general en las
eclesiologías europeas, salvo honrosas excepciones: el pueblo crucificado. Y los hace desde la
experiencia doliente del Salvador. Citando a Mons. Oscar Romero, resume así los rasgos distintivos
del verdadero pueblo de Dios: opción preferencial por los pobres; encarnación histórica en las luchas
del pueblo por la justicia y la liberación, persecución por causa del Reino

c) Especial atención ha dedicado a demostrar la dimensión histórica de la revelación. Establece una


relación necesaria entre la historia de salvación y la salvación en y de la historia. Entienda la salvación
como signo constitutivo de la presencia de Dios entre los hombres y como “mediación suprema del
encuentro salvífico del hombre con Dios”.

d) Otro de los núcleos de su eclesiología es la Iglesia de los pobres, cuya carta fundacional se
encuentra en las bienaventuranzas. Para Ellacuría, los pobres son: el lugar donde se manifiesta de
manera preferente el Dios de Jesús; el marco más idóneo para la vivencia de la fe en Jesús y para la
praxis del seguimiento; el espacio apropiado para hacer teología cristiana.

La fe cristiana, principio de liberación

La fe cristiana, lejos de convertirse en opio debe constituirse en lo que es: principio de liberación. Una
liberación que lo abarque todo y lo abarque unitariamente: no hay liberación si no se libera el corazón
del hombre.

La Iglesia debe evitar convertirse en opio respecto de los problemas personales, también debe
procurar que planteamientos más individualistas y espiritualistas no se conviertan a su vez en opio
respecto de problemas estructurales.

Esto sitúa a la Iglesia latinoamericana en una posición difícil. Por un lado, le trae persecución, como le
trajo persecución hasta la muerte al propio Jesús: la Iglesia Latinoamericana, y más exactamente una
Iglesia de los pobres, debe estar convencida de que de un modo histórico donde no se encuentre ella
misma perseguida por los poderosos, no hay predicación autentica y completa de la fe cristiana, pues
aunque no toda persecución es signo y milagro probatorio de la autenticidad de la fe, la falta de
persecución por parte de quienes detentan el poder en situación de injusticia es signo, a la larga
irrefutable, de falta de temple evangélico en el anuncio de su misión.

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