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SOCíiJ.ES
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El Leviathan y la bomba de vacío


Hobbes, Boyle y la vida experimental
UNrvERSIDAD NACIONAl DE QUILMES

Rector
Daniel Gomez

Vicerrector
Jorge Flores Steven Shapin
Simon Schaffer

-1
!

Universidad
Nacional
• ) de QUílmes
(;
Editorial
Steven Shapln y Simon Schaffer

laprice (por el sabio consejo editorial), y Dorinda Outram (pÓr decir-


nos lo que no debíamos hacer).
Durante 1979-1980 Shapin recibió una beca de investigación de Capítulo 1
la John Simon Guggenheim Memorial Foundation. Este libro se origi- cJ1tendiendo el exp.erimento
nó parcialmente en el trabajo realizado durante este tiempo. Shapin.
quiere expresar su gratitud por todo el apoyo y la hospitalidad ofreci~
da en el transcurso de ese año por los estudiantes y el pers'onal del De-
partamento de Histori~ y Sociología de la Ciencia de la Universidad de Adso: -¿"Pero cómo ocurrió", dije con admiración, "que
pudo Us ted resolver el misterio de la biblioteca miran-
Pensilvania. La investigación para el capítulo 7 fue financiada por una
dola desde el exterior cuando no pudo resolverlo desde
beca de la Royal Society de Londres, cuya ayuda reconocemos con el in tenor"?
gratitud. WjlJiam of Baskerville: -"Si Dios conoce el mundo, es
Una versión de una parte del capitulo 2 fue publicado como i. porqiJe lo concibió en su mente, como si fuera desde el
"Pump and Circumstance: Robert Boyle's Literary Tec!mology", en'So- i extenor, antes de que fuera creado, y no conocemos sus
,
leyes. porque vivimos dentro de él, encontrandolo ya
cial Studies of Science, NQ 14, 1984. pp. 481-520. Agradecemos a Sa- hecho".
ge PubliC'ations Ud., por el penniso otorgado para usar este material. UMBERTO ECO, El nombre de la rosa
Por el permiso otorgado para citar manuscritos que se encueptran a su ¡.
cuidado, agradecemos. a los síndicos de la Cambridge University Lí- , \
~--_._-, -'1
i
El tema de nuestro estudio es eI6~erimen~;Gueremos comprender
I
brary y a los curadores de la British Library. 'Por el penniso para re-
producir material gráfico que se encuentra a su cuidado. agradecemos la natural~za y el estatuto de las prattieas-áperimentales y sus pro-
a la National Portrait Galle¡y, de Londres (figur~ 5); la Sutherland Co- .ductos iñt.electuales. Ésta~ son las preguntas que buscamos responder:
llection del Ashmolean Museum de Oxfórd (figura 16); la Cambridge I ¿qué es ~n experimento? ¿Cómo se realiza un experimento? ¿Cuáles
•!
University Library (figuras 17,20,21 Y 22); la British Library (figums 2 i son los recursos por medio de los cuales se puede decir que producen
y 4); Yla Edinburgh Universi ty Library (figuras 1, 3, 6, 7, 8, 9, 11, 12, ¡. hechos, y cuál. es la relación entre los hechos experimentales y las
construcciones explicativas? ¿Cómo es identificado un experi~enJ-o
\
l3, l4, 15, 18 Y 19). Por el permiso para usar el epígrafe del capitulo 1, i
1
agradecemos a los tenedores del copyright origínal de El nombre de la exitoso, y cómo se distingue el éxito del fracaso experimental? Detrás
rosa de Umberto E<.:o, Gruppo Editoriale Fabbri, Bompiani, Sonzogno, de esta serie de preguntas particulares reposan pregunta.s más genera-
Etas S,p.A, Milán. les: ¿por qué s~ hacen experimentos con el fin de arribar a la verdad
de.ntifica? ¿E~ el experimento un medio privilegiado para arribar a un
Endo ·de 1985.' conocimien.to consensu,alm-:nte acordado sobre la naturaleza, o hay \
A ul thucknall, Derbyshi re. otros medíos posi\)Jes7 ¿Cuáles son las recomendaciones propias de la
via experimental en la ciencia frente a otras alternativas posíbles?
Queremos que nuestras respuestas sean de car.á":ter hístóricQ_Pa- (
ra este fin, trararemos con las circunstancias hístó7¡c~~';~-i;;cuales el
experimen'to surgió como un medio sistemático para generar conoci~ \

28 29
Steven Snapin y Simon Schaffer El Leviat!rall y la bomba de vacío'

I miento sobre la naturaleza, las prácticas científicas se institucionali- en el cual estaba incluido el caso histórico de Harvard y otros estudios
\ zaran y Jos hechos prcducidas experimentalmente devinieron en fun- como ese. Queremos ver de nuevo los experimentos con la bomba de
\ dame:ltos de lo que cuenta como conocimiento cientiflco apropiado. vacío, formular nuevas preguntas a esos materiales y reformular los in-
Por consiguiente, comenzamos con un gran paradiglna del procedí- temogantes tradicionales. No inidamos nuestro proyecto con una mi-
mientú experimental: las investigaciones neumáticas de Robert Bayle rada que apunte a cuestionar los relatos existentes acerca del trabajo
y su empleo de la bomba de vacío. experimental de Boyle. De hecho, desde el principio tuvimos profundas
La bomba de vacio de Boyle posee un carácter canónico en Jos dudas de que pu~ieramos añadir mucho al trabajo realizado por los dis-
textos científicos, en la pedagogía de la ciencia y en la disciplina aca· tinguidos estudiosos de Boyle dd pasado. Sin embargo, en la medida
démica de la historia de la ciencia. Es posible pensar que de todos los en que p.uestro análisis avanzaba, nos convencimos crecientemente que
temas de la historia de la ciencia éste es un tópico acerca del cual debe- las preguntas que queríamos responder no habían sido planteadas de
lÍan poder decirse pocas cosas nuevas. Es un relato habitual y, esencial-
mente, un relato ejemplar. En verdad hay muchos aspectos 'del trabajo
experimental de Boyle y la institucionalización de la experimentación
acerca de los cuales tendremos muy pocas cosas nuevas para decir:
"
manera sistemática por escritores prevías. ¿Por qué no?
La .respues~a pued~, resjdj~, en la diferencia que existe entre Jos
relatos. de los miembros y los relatos de los extranjeros". Ser miem~
I
,aro de la cultura' que uno busca comprender posee enonnes ventajas.
i
nuestra deuda con el trabajo historiográfico prevía es demasiado amplia l
En verdad es difícil pensar en cómo uno pacida comprender una cul-
I
como para reconocerla adecuadamente. Es necesario se~alar que' una
i tura de la cual se es completamente extraño. Sín embargo, la perte-
excelente historia de los experimentos neumáticos de los anos 1660 es ' . I
nencia irreflexiva trae serias desventajas para la búsqueda de una l
la primera de las celebradas series de los Harvard Case Histories in Ex~ comprensión, y la principal de ellas puede ser llamado "el método de ~'
perimental Science. 1 Este estudio, realizado hace treinta y cinco años, la auto-evidencia".2 Una razón por la cual los historiadores no han 1:
establece de forma ad:r.irable nuestro punto de partida: muestra que los planteado las preguntas: que queremo~ realizar de modo °sistemático y
experimentos de Boyle con la bomba de vacio fueron diseñados para profundo es que han pro'ducido, en buena medida, reJ¿tos sesgados por
proveer un modelo heurístico sobre cómo podia asegurarse conocimien- el método de la a'utoevídencia que es propIo de los míembros de una
to científico autentico (y en verdad lo han provisto desde entonces), cultura. En este método l¡l.s presuposiciones de nuestras prácticas cul~
De modo interesante, la historia de Harvard en sí misma ha ad- turales rutinarias no son vistas como problemáticas y necesitadas de 1
quirido un estatuto canónico: a través de su justificado lugar en la en- explicación.' C¡rdinariamente, nuestras creencias y prácticas culturales .1
señanza de la historia de la ciencia ha provisto un ejemplo concreto del son referidas a los hechos no ambiguos de la naturaleza o a los ctite-
modo en que debe realizarse la investigación en la disciplina, qué tipo rios universales impersonales de cómo la gente hace las cosas (o có~
de preguntas es pertinente hacer, que tipo de materiales son rel~vante's
para la investigación, cuáles son pertinentes o no, y cuál d~biera ser la
fama general de la narración y la explicación histórica. No obstante,
,mo las hacen c.uando se comportan "racionalmente"). Si se le pregun~
ta a.u n niiembro lego a 'nuestra cultura por qué llama pájaro a un
avestruz, contestará probablemente a su inquisidor que los avestruces .....
es hora de cambiar el método, las suposiciones y el programa' histórico

I Conant. "Boyle's Experimctlts in Pncumatics", y


pp. 29·64.
DI! Undersrallding Scíerrcc.
son pájaros, o apuntará a los criterios no probJematicos del sistema de

¡ Véase. por ejemplo. Douglils, "Self.Evidcnce".


....
JO Ji
¡N~1'fl1J10 DE rNVESTIG\CIO

El Lellia/han y la bomba de vacio


SOCHLES
Steven Shapin y Simon Sehaffer
BIBLIOTECA
Linneo de clasificación por d cual los avestruces son catégorizados de acerca de la l1aturaleza de los experimentos y su estatuto en nuestro I1
ese modo. Por contraste, este lego pensara un conjunto de razones pa- mapa Intelectual global-o ' I
ra cuestionar una cultura que excluya a Jos avestruces de la clase de El relato de los miembros, y su método asociado de la autoevj.
los pájaros.) En el caso de la c~ltura experim~ntal, el mé:rpdo ~e 1a,s au- ¡ • dencia, tiené una gran auacción instintiva; las fuerzas socjales que lo
toevidencias es partículanneme notable en los relatos de los .hlst~nado­ protegen y sostienen son poderosas. Los miembros que plantean pre-
guntas embarazosas sobre lo que ~todos saben" en la cultura compar-
res; y es fácil apreciar por qué este 'deberia ser el caso: los !llSlonadores
i están ampliamente de acuerdo en identificar a Borle co~o el, funda-
dor del mundo experiment~l en el 'cual, los cientifitos,'viven y operan
\, ' hoy. De tal modo los histonadores comienzan con el supuesto de que
tida corren un serio riesgo de ser tratados como creadores de proble-
mas o como idiotas. En verdad, para ser expulsado de una cultura, hay
pocas foonas más seguras que poner en cuestión nuestros esquemas de
I
, , ellos (y los científicos modernos) comparten una cultura con Robert trabajo intelectuales sedimentados. s Jugar a ser un extraño es por ello \
: Boyle, y de acuerdo con ello tratan su tema: el historiador y el expe- un asunto dificil; sin embargo, es precisamente eso lo que necesitamos \
i rimentador del siglo XVII son ambos miembros de esa cultura. Para hacer respecto a la cultura del experimento. Necesitamos jugar a que
! sostener este supuesto se puede recurrir a la trayectoria histórica de la somos extraños, no ser extraños. Un extraño genuino es un simple ig~
cultura experimental. El programa de Boyle triunfó sobre su,s altern~­ norante.' Lo que intentamos es suspender calculada e infonnadamente \
"tívas y objeciones; y en su propio país lo h~zo con tan.ta rapidez d~b~­ las percepcíones que damos por sentadas acerca de la práctica experi- ,
~ do a la amplia ayuda y al apoyo que provmo de la Vigorosa pubhCl- mental y de sus productos. Jugando a que somos ex-traños esperamos !
¡ dad partisana de la Royal Socíety de Londres. El del.é~ito pr~~ra~a distanciamos de: la autoevidencia. Queremos aproximamos a "nuestra" I
I experimental es habitualmente tratado como su propla expltcaClOn.. ~ cultura del experimento, tal como sugíere Alfred Schutz que se aproxi.
! pesar de ello. la via usual a través de la c,ual s~ prese~ta en, la practl- ma un éxtraño a una cultura ajena. "no (como] un refugio, sino [como]
, ca historiográfica el método de la autoeVidencia es mas sutll -no co- un campo de aventura; no como algo que va de suyo sino corno un te~
mo ~n conjunto de afinnacíones explícitas sobre el surgimiento, la ma: cuestionable de investigaejón; no como un instrumento que pend-
aceptación y la institucionalización del experimento, sino como una te desenfrafiar situacíones problemáticas sino, en si misma, como una
disposición a no encontrarle sentido al planteo de ciertas ,p~eguntas situació'~ problémática. y dificil de dominar".6 Si pretendemos ser extra-
nos a la cult:.lra experimental, podemos buscar apropiarnos de una gran
ventaja que éste posee frente a los miembros de esa cultura, explican-
J Un lugar c1:1sico Ilara las discusiones sobre el carácter reJativls!a o re~list: de las "
..
; do las creencias y prácticas de la cultura específica de la que se trata:
clasificaciones y el mundo natural es Bulmer. "Why ís the Cassowary not a Blrd? , El re-
lato de Bulmer es crucia\mentc asimétrico: eSa curiosidad s610 su rge en las culturas ~ue
el extraño' está en una posición adecuada para saber que hay alterna-
o clasifican al casuario como Ilájaro, Para tratamientos simetrícos de esta cuestlon, tivas él esas creencias y practicas.7 La conciencia de las alternativas y
~éanse Bloor. 'Duckheim and Mauss Revjsited", y Know{edge and Soci~j 1,~agery" cap. \: la pertinencia del plano: exp!ícativo van juntas.
Bames y Blool. "Relativism, Ra tionalism and the Socio\ogy of Knowleage . espwalmen-
te pp, 37-38. ,' ' ,
5 Wanse los ·cxperimentos" de Harold Garlinkei cuestIonando las reglas de la in-
, Para una poderosa expresió Il decimonónica de esta vlSlón, véase Hmchel, ,Pre-
liminary Discourse on/he Sludy of NalUra/ Ph¡{osophy, pp, 1\ 5-116. EOl~C muchos eJem- teracción social lomadas de suyo. Studies i/1 El hllome/)wdo!ogy. especial mente el cap. 2,
6 SChUlZ, Collecled Papm, vol. 11. p. 104.
plos del siglo xx, véase l. T. More, Lije of Boy/c, p, 239: "Las ~ondilslones (de Boylel
1 Las v('n1ajas relativas de las perspectivas del miembro y del extranjero han si-
rueron lee pladas un! vc"'almente
" . desdel)ando las ,objecioncs dc, linus " y Hobbes. y fue
inmediatamente proclamado como la mayor autondad en c(encta , do debatidas po r los sociólogos a lravés de la observación pa rticlpativa de la ciencia

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Steven Shapi n y Simon S~haffeT
El L~viathan y la bomba de vacio

Por supuesto, no somos antropólogos sino historiadores. ¿Cómo fundirlos con nuestro propio trabajo interpretativo: el historiador ha-
puede un historiador jugar a ser un extraño respecto ~e la cultura ex- bla por sí mismo.
perimental, una cultura con la cual se nos dice que com,partimos un , La controversia de la que nos ocupamos tomó lugar en Inglate-
pasado y que uno de nosotros es el fundador? Uno de lo~ modos que rra entre la década de 1660 y principios de la de 1670. Los protagonis-
podemos utilizar es identificar y examinar episodios de controversias tas fueron Robert Boyle (1627-1691) y Thomas Hobbes (l588-1679).
en el pasado. Desde nuestro punto de vista, las instancias históricas de Boyle aparece coroo d mayor practicante de la experimentación siste-
controversias sobre los fenómenos naturales o práctiqs intelectuales mática y uno de los más importantes propagandistas del valor de las
tienen dos ventajas. Una es que muy habitualmente envuelven desa- prácticas 'experimentales en la filosofia natural. Hobbes toma el papel
cuerdos acerca de la realidad de entidades o propiedades cuya existen- del oponente local más vigoroso a Boyle, buscando socavar las alega- i
cia o valor son subsecuentemente tomadas como no problemáticas o ciones particulares y las interpretaciones producidas por las investiga- \
establecidas. En la metafora de H. M. Cal1im, las creencias institucio-
l· ciones de Boyle y, crucialroente, movilizando poderosos argumentos ¡
nalizadas sobre el mundo natural son como el barco en la botella, para explicar por qué el programa experimental no podia producir el 1
mientld.s que las controversias científicas nos ofrecen la' oportunidad tipo de cónocimíento quc'Boyie recomendaba. Hay un gran número de :
de ver que el barco fue una vez una pila de varillas y cuerdas, y que razones por las cuales la disputa entre Hobbes y Boyle es particular-
estuvo fuera de la botella alguna vez.a Otra ventaja asociada al estu~ mente difídl de analizar para el historiador. Una razón es el grado en
dio de controversias es que los actores históricos frecuentemente jue~ el cual la figura de Hobbes como filósofo natural ha desaparecido de
gan un papel análogo a nuestro pretendido extraño: 'en el transcurso la Iit~ratura. Karglon dice correctamente que "Hobbes fue uno de los
de la controversla intentan deconstruir las creencias y prácticas prefe- tres filósofos mecanicistas más importantes de mediados del siglo die-
ridas de sus antagonistas que se han sedimentado, y hacen esto tra· cisiete, junto con Descartes y Gassendi".9 No faltan evidencias acerca
I
tanda de desplegar el caracter artificial y convencional' de esas de la seriedad con la cual eran tratadas las visiones de Hobbes sobre
\ creencias y prácticas. A partir del momento en que éste es el caso, los la filosofía natural en el siglo XVII, especialmente pero no' exclusiva-
I participantes de una controversia ofrecen al historiador recursos para mente, por aquellos que las consideraban seriamente defectuosas. Sa~
I jugar a ser un extraño. Por supuesto, seria un gran error para el his-
bemos que tan tardíamente como a comienzos del siglo XVHI los tra~
\ tonador simplemente apropiarse y validar el análisis de una de las tados de fílosofia natural· de Hobbes fonnaban un importam:e
partes de la controversia científica, y no es esto lo que nos propone- componente de la, currleula de la universidad escocesa. 10 S'In emb argo,
moS hacer. Hemos hallado valioso notar las estrategias constructivas y hacia fil)ales del siglo XVI!! Hobbes había sido ampliamente excluido
deconstructivas empleadas por ambos lados de la controversia, pero de la historia de la ciencia. La entrada de Hobbes en la lercera edición
mientras utilizamos los relatos de los participantes no debemos con- de' 1797 de la Encyclopaedia Britannica menciona muy brevemente
sus 'consideraciones científicas' e ignora totalmente sus tratados contra
moderna. Latour y Woolgar, en Laboraiory Lije, cap. l. están alertas a los peligros me- Boyie. L~: mismo vale para la entrada Dissertatioll o» the History... 01
todológicos de Identificarse con tos científicos que estudian, en cambio Collins. en "Un-
derstanding Sciencc", especialmente pp, 373-374, argumenta que sólo deviniendo un
miembro competente de la comunidad bajo estudio puede uno comprobar con confian- ~ Kargon, Aromism in E/lg/alld, p. 54.
za su propia comprensión. 10 Shepherd, "Newtonianism in Scottish Universíties", especialmente p. 70, Y
8 Collins, "Seven Scxes" y "Son of Seven Sexes". Philasophy at1d Science ill the Scollish Ulliversiry. pp, 8. \16, 153, 167 Y2\5·2\7.

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Steven Shapin y Simon SchatTer El Uvialha'l y la bomba de vacío

Matltematical and Physical Sc/ence de la edición de ·1842 de la Eltcy~' fueron perdidas aun más espectaculannente, desapareciendo del regls~
clopaedia: Hobbes es recordado como un mósl'f(l en etka, política, tro histórico ;lUn más acabadamente que su pelea con Boyle. Según
psicología y metafísica; la ur:idad de eses intereses con la filcsoi'"h de Leslie Step:¡ens, en su éntrada en el Dictionary oJ National Biograpky,
la naturaleza, tan enfatizados por Hobbes, ha sido desunida y la cien~ los oponenres de Hobbes mostraron sus "múltiples absurdos"; el rela-
cia carece de toda consideración. Incluso el articulo de Mintz sobre to más extenso de Croom Robertson en la onceava edición de la Ency-
Hobbes en el Dictionary of Sdentific Biography está fuertemente ses- clopaedia Britanníca se hace eco de este juicio y ningún historiador
gado hacia sus escritos morales, pollticos y psicológicos,lI Afortuna- disiente. r4
damente para nosotros, desde la monografía sobre' la fiiosofía mecá- En los relatos hi.stóricos de las controversias de Hobbes con Boy- \
nica de Hobbes de Brandt en 1928. la' situación ha comenzado a le la situación es similar. No hay muchas cosas escritas sobre estas dis-
mejorar. En lo que sigue se hará evidente nuestra deuda hacia traba- putas, y lo poco que hay posee algunos errores fundamentales. Por
jos sobre la ciencia de Hobbes realizados más re\ientem~nte por par- ejelJlplo, un escritor ha afinnado que las objeciones de Hobbes a la fi-
te de especialistas como R. H. Kargon, J. W. N. Watkins, iAlan Shapi- loso'fia natural de Boyle provenían de la creencia de Hobbes en el ho- )
ro, Miriam Reik y Thomas Splangens. Sin embargo, ~stamos muy lejos , rror·. vacúi aristotélico (lo que es completamente erróneo).15 Otro
de conocer el verdadero lugar de Hobbes en la filosofía natural del si- escritor más sensible ha argumentado que Hobbes daba un lugar cen-
glo XVII, y, si este libro estimula investigaciones posteriores, una de tral a la experimentación en la fil?sofía natural (lo que dolorosamen-
sus funciones habrá sido satisfecha. te mostraremos que es erróneol. 16 Es posible que parte de las razones
Kargon sugiere que una de las razones que explican el olyido de para esos errores, y para el olvido general de las controversias entre
Hobbes realizado por parte de los historiadores de la ciencia descansa Hobbes y Boyle, sea documental. Hasta donde hemos podido determi-
en el hecho de que estaba en desacuerdo con el héroe Boyle, y por ello nar, solamente dos historiadores dan indicacione.s sólidas de que han
sufrió el ostracismo de la Royal Society de Londres. 12 No hay dudas abierto el texto crucial de esta controversia y que han digerido todos
de que las controversias cientificas de Hobbes en Inglaterra, todas las s.us contenidos; el Dialogus physicus de natura aeris de Hobbes, de
cuales fueron consideradas perdidas por sus contemporáneos, tienen 1661. t7 En verdad, el Dialogus de Hobbes no ha sido nunca traducido
mucho que ver con este olvido de los historiadores. Den~o de la tra-
dición histórica "Whig", las partes perdedoras tienen pocofínterés, y en l. Stephen. "Hobbes", espe6almente p. 935 (ef. Stephen, Hobbes, pp. SJ -54);
ningún tipo de historia ha sido esta tendencia más evidente que en la RoberlSon. "Hobbes", especialmente pp. 549-SS0 (cr. Robertson. Hobbes, pp. 160-185);
A, E. TayJor. Thomas Hobbes. especialmente pp. 18-21 Y 40-41. Vease tamblen Scatt,
historia de la dencia clásica. 13 Este libro se ocupa de las controversias -John Wal1Js", p. 65. Para el. trabajo sobre la geometr[a de: Hobbes y las controvers ' ¡S
de Hobbes en filosofía natural, aunque sus disputas matemáticas con con los profesores de Oxford, veanse Saeksteder, "Hobbes: Geometrícal Objec\S ", y
John Wallis y Seth Ward, que no podemos tratar con ninglin detalle, "Hobbes: The Art of the Geometrkians"; Breidert. "Les mathcmatiques et la méthode
mathcmallque chcz Habbes"; Scoll, rile Malhemalical Work oJ Wo/Us, cap. 10.
15 Sobre la afirmación acerca del liorror vacuí, véaso Greene, "More and Boyle
11 Anan. "Hobbcs"; Mackintosh. "Disertalion Second", pp. 316-323 (sobre on the Spirit of Nature", p, 463; para una nota que señala el mor, véase Apptebaum,
ftlosofia de la étical; piayfair, "Disertation Third" (sobre matematica y ciencia Física, "Boyle and Hobbes".
donde Hobbes es escasamente mencionado); Minll. "Hobbes'~ t,6 Watkins, Hobbes's Syslem, p. 70n. Esa afirmación es tratada con detalle en el
12 Kargan. Alomism in England, p. 54. capitulo 4, más adel3]1te.
l) La tendencia whlggish en el tratamiento de las disputas entre Boylc, Hobbes y 17 las excepciones son Gargani. Hobbcs e la scienza; pp. 278,,285, YLupoli, "la
Linus es brevemente sefiaIada en Brush, Slalislical Physies, p. ¡6. polemica lra Hobbes e Boyk: Gargarü señala que el Dialogus "pertenece a una etapa

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El Levialnan y la bomba de vado
Sleven Shapin y Slmon Schaffer

No examinaremos los trabajos subsecuentes a De Corpore [de 1655, seis


del latín original, lo que puede ser una fonna de explicar, este descui- al
años a~tes Dialogus plJysicusl [,..} No menos de tres veces Hobbes se
do. Con estas dos excepciones, los historiadores han estado satisfechos dedi~ó durante eso~ años a su tisiea para elaboraciones ulteriores (".J, pe-
alineándose ellos mismos c:,:,n él victorioso BoylE y sus asociados; re- ro retienen exactamente el mismo earacter que la fisica de De Corpore.
pitiendo Jos juicios de Boy)~ sobre el texto de Hobbe:~. y manteniendo Este cari:ter deviene especiaimtnte conspicuo en el ataque de Hobbes al
el silencio acerca de lo que Hobbes en verdad tenía para decir. Inclu- famoso "New Experiments touching the Spring of the Aire" de Boyle,
so Brandt, quien ha escrito el estudio más detaliado acerca de la den- Aquí c.f. nuevo Hobbes muestra lo poco que comprende el significado de
la experimentación. A pesar de los continuos experimentos sobre el va-
cia de Hobbes, declinó comprometerse con el Dialogus physicus y
cio, a pesar de la invención de la bomba de vado, Hobbes aun adhería a
otros textos posteriores de su filosofía natural. También Brandt acep-
su mirada del mundo pleno. Los últimos años de Hobbes fueron bastan-
tó la evaluación de Boyle acerca de las posiciones de Hobbes:
te trágims. No comprendió bien el gran desarrollo de la ciencia empíri-
ca inglesa que tuvo lugar justamente en ese tiempo [.. ,] Y cuando los
bastante avanzada de la carrera filosófica y dentltlca de Hobbes': Gargan! no ve nada
miembros de la Royal Sodety adoptaron el método experimental de in-
original desarrollado en el Dialog~s; por el contrano, ve en el una continuación de la
fisica plenísta y la clÍtica al experimentalismo ingenuo de (escritos mas tempranos vestigación (".] H:obbes no pudo más estar al tanto de ellos. le
{especialmente el D~ corpore y el Shorr Tracl on Firsr Principies: vcanse pp. 134-138 Y
271-278). Pero Gargani s610 clla las dos dedicatorias iniciales del Dialogus de Hobbes y
no presta nInguna atenr'ón al texto o a los ataques al programa de la bomba de vacio Vemos aqui el germen de una estrategia historiográfica estandarizada
de Boyle. Lupali da una exposición completa y valiosa de 1a respuesta de &lyle a Hobbes para tratar la controversia entre Hobbes y Boyle, y, se puede argumen-
en el Eramell. Ubica b controvmJa en el contexto de los rtimeros. ensayos sobre
tar, para manejar el ~onodmíento rechazado en generaL Tenemos un
neumática en halia y ha ncia en la década de 1640, espe~ialmente el debate entre Pascal
y NOel. Lupoll sugiere que el ataque de Hobbes a Boyle se debió a su :'desagrado 'a ser residuo, los rudimentos de una explicación causal del conocimiento
excluIdo de la nueva asociacIón cientHica, pero sobre todo por la desilUsión y rechazado (que de manera implícita actúa para justificar el residuol, y
preocupación por ver Ignorado su funda mento para la ciencia fisica" (p. 324). Lupoli un .manejo asimétrico del conocimiento rechazado y aceptado, Prime-
interpreta la prolUidad de la respuesta de Boyk como una respuesta a 14 crílica realizada
por Hobbes a la "retórica de la ingenuidad"; y la táctica de Boyle de responder punto por ro se establece que el conocimiento rechazado no es conocimiento si~
punto a las criticas empirkas realizadas por Hobbes como un medio de evitar una no e'rror. El historiador realiza esto tomando el lado del conocimiento
confrontaclón directa con su programa flsico global (p. 329). Pero Lupoli está mucho más aceptado y usando la explicación causal de la parte victoriosa como
interesado en las declaraciones sobre el m~lodo y en la ,filosofía experimental de Boyte,
propia. Desde el momento e~ que los vencedores han dispuesto de es-
y no da ningún infome delallado de las fuentes de Hobbes que ullliza. Agradecemos a
Agostlno Lupoll por darnos una copia de su articulo (recibido despues de que fuero te modo el error, el descarte del historiador está justificado. 19 De este
escrito nuestro manuscrito): es la única fuenl<: que hemos encontrado que ella el Dialogus modo L T. More señala que las "mofas" de Hobbes hacia Boyle eran
en detalle, Otras Importantes fucntes recientes sobre la filosofía nacural de Hob bes no "un fárrago de sin sentidos" y cita la respuesta decisiva de Boyle sin
abordan con detalle las controversIas que lo opusieron a Boyle y no examInan el detalle J
I detallar cuál era la posición de Hobbes,20 McKie trata la disputa di-
del contenido de su Dialog~s Phys ¡eus; véase, por ejemplo, Sprangens, The Polirie5 of l.
Motion, especialmente el cap. 3; Relk, The Go/den Lands of Hobbes, cap. 7; Go'ldsmith,
Hobbes's Stiellce o/ Polities, cap. 2: cada una de estas obras presenta, sin embargo,
18 Brandt, Hobbes' Mechimiedl COllceptioll, pp. 377-378.
¡nteres en otras direc~(ones. Por otra parte, la mayana de los especialistas de Hobbes
t~ Para aproximaciones sodológlcas e históricas altemativas al conodmícr.to
hacen frecuentes alusiones a su trabajo clentlfko. Han lendldo a exp,lotar su filosofía
rechazado, véase la contribución de Wallls (ed.), 011 lIle Marg;ns 01 Se/mee, y eotlins y
nalural ddl\do a \a alta estima existente que los historiadores de las ldeás han dado a sus'
Pinch, Frames 01 Meaníng.
leorlas polltlcas y psicológicas, y debido a su convicción de que debe existir. un patrón
_1ll L. T. More, Life of BOY/f, p. 97. El más redente libro de Maddlson, Life 01 Boyle
común en su pensamiento, Los historiadores de la ciencia, dada su' baja evaluación de la
(pp. 106-109) tiene aún menos que decir acerca de la controversia.
ftlosofia nalural y matemática de Hobbcs. no han intentado buscar ese patrón. '

39
J8
Slev~n Shapin y Simon Scha ITer
El Lcviathan y la bomba de vacío

cienda sendUamente que "Boyle dispuso muy I:ompetentemente los


argumentos de Hobbes y con mucha gracia sus exabruptos.contendo. vado a "Hobbes en una mal advertida controversia sobre temas que {\
sos y bi1iosos~. 21 John bIte: ~onduy~' que "l2 j'..!s-:lcl3. esencial de las no·entendí~".29 Leslie Ste?hen y Croom Robertson intentan explicar la

criticas ¿~ Boyle (a Hobbi:s} Ir:uestra [oo.] que no h':.lticI<l sido ~::y~Uko incomprt;,;;:ém de Hob':J<:s refiribcJs<: a factores que distorsionaron su
examinar demas'f?,do la física especial de Hobbes en detaJle [.oot, 22 juicio o ú) hicieron ínadtcuado para apreciar la validez del programa
Peters afinna que las críticas de Hobbes "podrian haber provenido me- i
l.
boyleano: estaba mal calificado en matematica y fisica; era demasia-
1
jor de alguien [Oo.] que hubiera hecho por sí mismo algunos experimen~ do viejo y rígido en el momento de su controversia con Boyle; era de
tos" (lo cual no puede ser la mejor fonna de entender una controver- un temperamento obstinado y dogmático; tenia convicciones ideoló-
sia sobre la validez y el valor del expenmr.nto),23 y R. F. Jones gicas muy firmes. 29 (Hasta donde sabemos ningún historiador ha su-
acuerda,24 Otros historiadores van más allá, limpiando el registro his- gerido jamás que Boyle pudo "no entender" a Hobbes.)
tórico de toda oposición significativa al programa experimental: Ma- . . Desde el.momento en que nuestro procedimiento no va a utilizar
ri.e Boas Hall, sin mencionar a Hobbes por su nombre, dice que "Na~ la categoría de "ent.ender mal" y las asimetrías asociadas a ella, son ne-
dIe excepto un dedicado aristotélico" (que Hobbes ciertamente"no era) cesarias algunas p.alabras ac"erca del método que utilizaremos. No hace
"podía dejar de encontrar los argumentos de Boyle poderosos y con- fal ta casi decir que ·nuestro· propósito no es evaluativo: es descripti v~
vincentes",25 y Barbara Shapiro. en su admirable consideración del explicativo. Sin embargo, figuran centralmente en este libro preguntas
e~p~rismo y el experimentalismo ingles, concluye que "excepto por 'un relacionad;¡.s con la evaluación, y lo hacen de muchos modos. Hemos
mmusculo grupo de criticas que se mofaron de los virtuosi" (cuyos dicho que pretenderemos adoptar una "perspectiva del extraño" respec~
nombres no menciona) "no hubo oposición seria aia nueva filosofia".25 to del programa expenmencal: haremos esto porque nos hemos pro-
En forma dominante, los historiadores se han 'apoyado en la no- puesto la tarea histórica de inquirir por qué las prácticas experimenta-
ción de "incomprensión" (y las razones para ello) como la base,de su les fueron consideradas apropiadas y cómo estas prácticas fueron
tomadas e~ cuenta para la producción de conocimiento confiable. Co-
\ relato causal y su rechazo a las posiciones de Hobbes. El Harvard Case
Histories relata que los argumentos de Hobbes contra Boyle "estaban mo parte del' mismo ejercicio estaremos adoptando algo parecido a la
basados en parte en una incomprensión de las posiciones de Boyle".27 "perspectiva del miemhrb" en lo que hace al antiexperimentalismo
M. A Stewart se refiere a la neumática de Boyle como si hubiera lle- hobbesiano. Es decir, queremos ponemos a nosotros mismos en una
posición en la que las objeciones al programa experimental parezcan
plausibles, sensibles y racionales. Siguiendo a Gellner estaremos ofre-
21 McKie, "!ntroduction", pp. xii'.xiii'.
12 laird, Hobbes, p. 1\ 7. ciendo una "interpretación caritativa" del punto de vista de Hobbes. 30
2J Peters, Hobbes, p. 40. Nuestro propósito no es ponemos del lado de Hobbes, tampoco resucí~
24 R. F. Jones. Ancie11S olld Modems, p. \ 28; de Beer. "So~e Lellm of Hobbes" tar su rr:putación científica (aunque ésta, en nuestra opinión, ha sido
p. 197: Hobbes "falló en apreciar [...) el valioso alcance del experimento para decidir
cualquier cuestión de filosolla natural". "
25 M, B. Hall. "Boyle" p. 379. Su Boyle alld Sevelllwllh-Celllury C!lemeslry no
menclona la disputa entre Hobbes y Boyl~; ef. Burtl. Mt/apllysical Foulldolíons of Ma- 28 Slewart, "/nlroduction", p. xvi. La hipótesis de la "incomprensión" de Hobbes
dem Science, p, 26. afecta Incluso los ~scritos de person~s jóv~nes; véase Kuslan y Stone, Bo)'le: The Orcar
26 B, Sha piro. Probabllity Q1ld Cerio in 1)', p. 73; d. p. 68. Expcrimen ter, p. 26.
1) Conan t, "8oylc's Experi ments In Pneumatics", p. 49. 29 Stephen, "Hob bes", p. 937:: Robertso n, "Hobbes" p. 552.
10 Gell ner, ·Conccpls and Sociery"; er. Collins. "Son of Seven Sexes". pp, 52- 54.

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41
El Úviathan y la bomba de vado
Steven Shapin y Slmon Schaffer

Seran tópicos de nuestra inquisición, no recursos irreflexivos utilizados


seriamente subvalorada). Nuestra meta es romper el aura de autoevi· en esa investigación. ¿C~mo y por qué ciertas prácticas y ~reencías fue-
dencia que rodea a la via experimental de producir conocimiento, y ~: ron consideradas como apropiadas y verdaderas? Al valorar temas re-
I una "interpretación caritativa" de la oposición al experiment~lísn;o es ¡-f • lativos al método cientifico estaremos siguiendo el mismo camino. La
J un medio valioso para cumplir con este objetivo.'Pcr supuesto, r~uéstra i
metodología ha será tratada exclusivamente como un conjunto de afi--

·
ambicio;. ".0 es reescribir el juicio de la historia, que es daro: );;s 'ters- maciones fannales acerca de cómo producir conocimiento y ep.. ningún
pectivas d~ Hobbes encontraron muy poco apoyo en la comunJdad fi- caso como un detenninante de la práctica intelectual. Estaremos inter- "
losófica natural inglesa. Sin embargo, queremos mostrar que en ese mitentemente ocupados en afinnacione.s verba.les explicitas acerca de . ¡
l
contexto no había nada evidente o in~vitable que condujera a un con-
senso filosófico nalural en favor del programa experimental. Si hu.bie-
ran existido otras circ~nstancias histó~cas sos~eniendo esa :omullldad
1 filosófica, las perspectivas de Hobbes.blen podnan haber temdo otra re-
t..
cómo debieran conducirse los filósofos, pero estas afinnaciones acerca \
del método Sl;nl.n invariablemente analizadas en relación con el esta-,I
.blecimiento p'ré~iso en el.c.ual son producidas, en relación a los propó~ \
sitos' de a,quellos que las hacen, y en referencia a la naturaleza actual l.
i cepción. Éstas no fueron ampliamente aceptadas o creídas -mas eran de la prácticu científica contemporánea.)l Más importante para nuestro J11
; creíbles: no fueron consideradas correctas-, pero no había nada inhe- proyecto es U{l examen del método entendido como una act¡vídad I
\ rente a ellas que imposibilitara una evaluación diferente'. (En verdad, práctica real. Por ejemplo. dedicaremos mucha atención a preguntas \
había puntos en los cuales las criticas de Hobbes estaban menos que como: ¿cómo es en verdad producido un hecho experimental? ¿Cuáles
bien informadas, del mismo modo que había aspectos de la posición de son los criterios pnkticos para juzgar el éxito y el fracaso experimen-
Boyle que debieran ser vistas como mal infonnadas e incluso chapuce- ~al? ¿Cómo, y en qué extensión, son verdaderamente reproducidos los
ras. Si el historiador quisiera evaluar a los actores por los estándares experimentos. y qué es lo que permite que tenga lugar la reproducción?
actuales del procedimiento científico, encontraria que ambos eran vul- -¿Cómo es en verqad manejada la frontera experimental entre los he-
nerables.) Por ·(¡(ra parte. nuestro tratamiento del experimentalismo de chos y la teorla? :¿Hay experimentos cruciales? Y, en ese caso, ¿sobre
Boyle enfatizara los papeles fundamentales de la convención, el acuer- qué fundamento son tomados como cruciales? Mas adelante nos esfor~ I
do práctico y el trabajo en la creación y evaluación positiva del cono- zaremos en ampliar nuestras apreciaciones usuales de aquello en lo que
cimiento experimental. Intentaremos identificar aquellos rasgos de. la consiste el método cientifJco y cómo el método en la filosofía natural
situación histórica por los cuales las decisiones intelectuales que' se to- ~e relacio~a con procedimie~tos intelectuales en otras areas de la cul-
I maron se consideraron apropiadas y por los que se afinnó que esas tura y en la sociedad en general. Uno de los modos en que trataremos
) convenciones eran apropiadas, que ese acuerdo era necesario, y que el de hacer esto .es situando el método científico y las controversias acer-
I trabajo involucrado en la producción de conocimiento experimental ca del mismo en un contexto social.
iera valioso y preferible al de otras alternativas, Usualmente se entiende que el concepto de "contexto social" re-
Lejos de evitar preguntas sobre la "verdad", la "objetividad" y el fiere a la ~ociedad en general y, en gran medida, estaremos interesa-
"método apropiado", estaremos confrontando estos temas centralmen-
te_ Pero los trataremos de un modo ligeramente diferente a lo que ca-
)1 Para ejemplos de cnudios emp'rlcos que valoran las afirmaclones metodológi-
racteriza a alguna historia y a mucha filosofía de la ciencia. La
cas en estos terminas. vc!ase B. Wood, "Melhodology and Apologelics"; MllJer, "Metho,~
"verdad", la "adecuación" y la "objetividad" serán ~rata~as como resul- and the 'Micropolllics' of Science"; Yeo, "Sclenllfic Method and the ¡mage of SC!ence.
tados, como productos históricos, como juicios y categorias de actores.
43
42
St(wn Shapin y Simon Schaff(r El Levia¡j¡a n y la bomba de vacio

dos en mostrar las conexiones entre la conducta de la comunidad de monio de nuestras deudas en ese terreno. Nuestras deudas metodológi-
los filósofos naturales y la sociedad de la Restauración en general. Sin cas también se extienden en rriuchas otras direcciones, y son demasia w

embargo, queremos decir algo más cuando utíllzamos el ténnino "con- do ext~nsas y profundas para''Ser reconocidas adecuadamente. Entre los
texto social': Intentamos exhibir el método científico como fonna cris- especialistas en, Hobbes, estamos particulannente en deuda con 1. W. N.
talizada de organización social y como medio de regular la interacción , 1A'atkins (por su insísténcia so'bre las relaciones entre la filosofia natu-
social dentro de la comunidad científica. Para este fin haremos un uso ral y Jamora!), aun cuando disentimos en Jo que hace a las actitudes de
liberal e infonnal de las nociones de "juego de leng~aje': y ,"fonnas .de Hobbes hacia el expenmento; y con Quentin Skinner (por aspectos de su
vida" de Wittgenstein. Nuestra intención es considerar el método cien-, historiografía), aun cuando disentimos respecto a las relaciones de
tífico como una parte integrante de ciertos patrones de actividad. Del Hobbes con la Royal Society. Entre los historiadores de la ciencia he-
mismo modo que para Wittgenstein "la expresión 'juego de lenguaje' mos encontrado inspiración substancial en los estudios ~ecientes sobre
debe poner en relieve aquí que hablar el lenguaje' fonna parte de una la verdadera naturaleza: de la práctica experimental: tenemos especial-
actividad o una fonna de vida", trataremos las controversias .so~re el mente en mente el trabajo de Robert Frank y John Helibron. La orien~
método clentifico como disputas sobre distintos patrones de hacer las tación particular a la comprensión del experimento científico que he-
cosas y de organizar a los hombres para fines prácticos. Ji Sugeriremos i mos encontrado más valiosa deriva del trabajo de los microsociólogos
que las soluciones al problema del conocimiento están incorporadas 1 britanicos y franceses: !-l. M. Collins, T. J. Pinch, Bruno Latour y An~
en las soluciones prácticas dadas al problema del orden social, y que drew Pickerng, y del trabajo pionero de Ludwik Fleck.
diferentes soluciones prácticas al problema del orden social involucran Si bien esas deudas son obvias y evidentes, es interesante reC(JJlO-
soluciones practicas distintas al problema del conocimiento. Esto era t cer dos trabajosde historia e!npirica cuyas conexiones con nuestro pro-
aquello sobre lo cual versaba la controversia entre Hobbes.y Boyle. . _pio proyecto -pueden ser luenos evidentes, pero que ejemplifican
No escapará a nuestros lectores que este libro es un ejercicio de orientad~nes simiiares a '¡;¡s ~qUí empleadas. John Keegan abre su mag-
sociología del conocimiento científico: Se puede tanto discutirla posi- nifico estudio sobre la historia de las batallas con la siguiente confesión:
bilidad de la sociologIa del conocimiento como practica:rla,J3 Hemos
optado por la segunda opción. Se deriva de nuestra decisión que hare- No he visto ninguna batalla; ni de cerca ni de lejos, ni he visto"sus,re-
mos relativamente pocas referencias a la literatura teórica de la socio- sultados (".J He leído .sobre batallas, por supuesto, he hablado sobre
logía de la ciencia, la que ha sido una fuente de inspiración fundamen- bata11as, he dad o ¡eedones sobre bata Ilas [".] Pero no he estado jamás
tal y permanente para nuestro proyecto. Sin embargo, confiamos en que en llUa. Yme he cpnvencido crecientemente que tengo muy poca no-
nuestros procedimientos históncos prácticos ofrecerán suficiente testi- cion de 'lo :que puede srr lIlla verdadera batalla. J4

II Wittgenstein, P!lilosop!licQ! ]¡wcs tigQfio liS, 1, 23, YBlu(' and' Browl1 Boob, pp,
Viniendo de algúien que ha enseñado en Sandhurst, y que ha dado
17. 61; Bloor. WilfgClIslein, c~p. J. El concepto de "discurso" tk Foueault posee imeresan- cursos a los mas' grandes especialistas de historia militar, es una ele-
tes y numerosas similitudes con el conceplo de "jucg'o d( lenguaje" de Wittg(nstein, pero gante fama de reconocer su ignorancia. Sin est~ reconocimiento Kee-
prd(rimos este ¡JI ti mo debido a su i:nfasis en la pri macia de la actividad práctica, Para los
usos foucaultianos, véase, (specialmeme, T!le ArclweoJogy 01 KIlO wiedg c. caps. 1-,2.
n El estado actual de la sociologia del conocimiento c!(ntíflco como una praclica H K~egan, Th e Face of Ba rtie, p. 15: vease ta mbien el rel ato más delall "do de las
empírica es examinada en Shapin, "History of Science and'\ts Sociological ReconSlrtlc\ions': sNies de batallas d( la Segunda Guerra Mundial en Keegan, Su Amdes in Normc!ldy.

44 45
Steven Shapin y Simon Sehaffer
El Levialhan y la bomba de vacio

gan habría sido incapaz de escribir la vívida y movida historia que en a la historia militar, pero estamos contentos de estar implicados en la
verdad ha producido. Cuar.dD iniciamos la investigación para este li- misma empresa historiográfica.
bro, nos senTimos en una sir:::ación simiiar a la de l,:eegzn. Hemo$ iei- El 0~~0 modelo inesperado esta más cerca en su foco empírico a
do mucho acerca de e.xperimentos, ambos hemos incluso realizado al- nuestros objetos de estudio: The Art 01 Describing de Svetlana Alpers.
gunos como estudiantes, per0 no sentimos que tengamos una idea De mar!cY~ desafortunada el libro de Alpers fue publicado cuando el
satisfactuia de lo que es U!l experimento y cómo produce éste cono- nuestro estaba ~ustandalmente terminado, y no hemos podido invo-
cimiento científico. El paralelo con el estudio de Keegan acerca de las lucramos con él' tanto como hubiéramos querido. Sin embargo, los pa-
batallas se extiende incluso más allá. Keegan distingue una forma do- ralelos 'con nuestro proyecto son altamente importantes, y queremos
minante de histoda ml1itar, modelada por el Conde van MoJtke, que señalarlos brevemente. Alpe~ está interesada en el arte descriptivo
llama "Historia del Estado Mayor': En la Historia del Estado Mayor lo hoianMs del siglo xvn. En particular, quiere entender los presupues-
más significativo es el papel de los generales, sus planeamientos es~ tos que 'se encontraban detrás de las preferencias holandesas pOI la
trategicos, sus decisiones racionales y su influencia en el resultado fi- , pintura' descripti:va y l,as con~enciones empleadas al realizar estas pin-
~ ",
nal de la batalla. Lo que es sistemáticamente dejado de Ia.do es la con- turas. 'Escribe: "Presuponer que encontrar y hacer, que nuestro descu-
tingencia y la confusión del combate real, el papel. de los p~queños brimlento' del mundo y nuestros modos de modelarlo, era una sola
grupos de soldados, la relación entre el combate en el. terreno y el pla- , <;osa, era un presupuesto particular del siglo diecisiete': 36 Muestra que
neamíento de los generales. No es excesivo reconocer un parecido de, estos presupuestos se expandieron a través de distintadreas de la cul-
familia entre la Historia del Estado Mayor y las tendencias hacia las tura: proyectos en tomo a lenguajes universales, el programa experi-
"reconst/1.lcciones racionales~ en la historia y la mosofía de la ciencia. ¡ mental en ciencia, y la pintura, y que eran p¡rticularmente
Los "von Moltke" de la historia de la ciencia han mostrado el mismo r pronunciados en los Pa:ises Bajos 'J en Inglaterra, Tanto la pintura des-
~.
rechazo para involucrarse con la práctica científica real, preflriendo
L criptiva holandesa como la ciencia empirica inglesa involucraban una
las idealizaciones y simplificaciones a las contingencias desordenadas, metafora perceptiva del conocimiento: "Entiendo por ello una cultura
los di~cursos sobre esenci¡¡s a la identificación de convenciones, las re- que asume que conocemos lo que conocemos a través de una mente
ferencias a los hechos no problemáticos de la naturaleza y los criterios que refleja la naturaleza".)? La base para cierto conocimiento era ser
trascendentes del método científico a( trabajo histórico hecho por los testigo de la naturaleza. EI.arte del pintor, yel arte de los experimen-
actores científicos rt:'ales. 35 Es demasi~do pensar que hemos añadido a talístas, era, por lo tanto, hacer representaciones que imitaran confia-
la historia de la ciencia una fracción de lo que Keegar. ha contribuido ~;
blemente.e1 ~c~o del ver ~¡n mediaciones,
"

)5 El profundo s~sgo en contra del estudio de la pr.áctica experimental manifes-


). Npers, rile Art of Dmribillg, p. 27. Ejerddos similares en la hIstoria del ar-
tado por los historiadores de la ciencia ha. sido notado por mucn(ls escritores; vease, por te que ofrecen valiosos recursos a los historiadores de la ciencia Inclinados hada la so-
ejemplo, Eklund, The InC'Q/IIplear (hrmisl, p. 1. Incluso Jos filósofos están comenzando ciologia incluyen el trabajo de Baxandall, Paintillg I/nd ExpaienCI:, su LJmewoo~
ahora a admitir los prejuicios de su disciplina ~n pro de las tcorias y en contra de las Scu/pors oJ RCrlGissance GmnallY, yel Tlle RenaisSllllce Discol!ery 01 Lil/ear Persp~crl-
prácticas; vease Hacking, Rcprrsellling and lnlervening, cap, 9, especialmente 149-150;
ve de Edg~rlon, .
"La histona de las ciencias naturaks es sIempre escrita como una historia de la teoria, )7 Alpers, The Arr of Describil/g, p, 45-46. Alpers alude al Importante trabajO de
La filosofía de la ciencia ha devenIdo tanto filosofía de la tcoria que ha sido negada la Rorty acerca dd desurollo de las teorias especulares acerca del conocimiento: Piulo'
verdadera existencia de observaciclnes o experimentos pre-teóricos." sophy and the Mirro( oJ Na 1Il re, especi1.:mente el cap. 3.
Sleven Shapin y SimQn Schaffer El Levialhan y la bomba de vacío

'.
Hay dos puntos de especial Interés para nosotros en el trabajo de mentales debían ser generados, validados y formados como bases pa-
Alpers, Uno es el contraste que plantea entre las concep,dones septen- ra el consenso. Ponemos es-pecial atención al man~o de la bomha de
trionales de la pintura (y p2ffic:;lam~!::e la holandts~1 y las caracte- 'vacío y '<. ~(..$ ':,¡edios 'a "Ü'a1s de los cuales los experimentos que uti-
rísticas de }2 pintura italiana. En la ú1tirna, la pint'.:!!~ era CO'f).Cé0ida lizaba!:. éste dispositivo po~ían ser realizados para producir aquello
primariamente como la glosa de un texto; en la primera, ~l significado que se consideraba conocimiento irrefutable, Discutimos las prácticas
textual de la pintura era dispensado en favor de una ,dire:cta aprehen~ sociales y lingüísticas que Boyle' recomendaba a los experimentadores,
sión visual de la realidad natural. A pesar de que los detalles del con~ mostrando cómo éstas eran ímportantes elementos constitutivos en la
traste no pueden ocupamos aquí, Alpers concluye que las diferentes producción de hechos y en la protección de estos hechos frente a los
teorías acerca de la pintura expresaban distintas concepcíol1,es del co- elementos del conocimiento que se pensaba que podían generar dis-
nocimiento: el texto versus el ojo, El paralelo con las controversias en- cordia y conflicto. Nuestra tarea aquí es idenÜficar las convenciones
tre Hobbes y Boyle, y el conflicto subyacente entre sus respectivas ",.-
;.
por medio de las cuales se debía producir conocimiento experimental.
teorías acerca del conocimiento, está lejos de ser exacto; sin embargo, En el capítulo 3 discutimos el estado y 105 objetos de la filosofía
en el caso de los conflictos sobre lo apropiado del método experimen- natural de Hobbes an'tes de la publicación de los NelJJ Expen'ments de
tal vemos una similitud notable en la disputa a propósito de la fIabili- Boyle en 1660.: Nuestro objetivo principal aquí es leer el Levia(ll11
dad del ojo, y del testimonio, como bailes para la generación de (1652) como un: texto' de filosofía natural y de epistemología. En tanto
conocimiento. En segundo lugar, Alpers adopta lo que hemos denomi- que tratado de filosofia política el Levíatl1an tenía por objeto mostrar
nado la "perspecti'I:) del extraño" hacia la naturaleza realista de las las práctica> que habrían de garantizar el orden en el Estado. Este or-
imágenes, Su capaCidad para' reflejar la reali~ad es iratada como un dep. podía ser amenazado (y 4urante la Guerra Civil lo había sido) por
producto de la convención y del arte: "Para parecer viva, una pintura
debe ser pintada con minuciosidad': El arte de la representación realis-
ta es predicada conforme a la aceptación de las convenciones para la
intelectu,ales clericales que se arrogaban una autoridad civil para la
cual no, poseía~ ~inguna prerrogativa. Sus principales recursos para es~
' ros actos de usurpación eran; de acuerdo con Hobbes, una falsa onto-
I
realización de afirmaciones realistas en la ciencia: la "mano sincera" y logía y un.: falsa epistemología. Hobbes trabajó para demostrar el 1
el "ojo fiel".38 Con la aceptación de estas convencion~s relativas al co- absurdo de una ontología apoyada en substancias incorporales y esp¡~
nocimiento, y con la adquisición de las habilidades' apropiadas para '1- ritus inmateriales, De tal modo, construyó una ontología plenísta y en
ejecutar las representaciones, el carácter artificial de hacer representa-
~'

el proceso erigió una teoría materialista del conocimiento en la cual los !


ciones desaparece, y adquieren la cualidad de ser espejos de la realidad. fundamentos del conocimiento eran nociones de causas, y dichas cau-
Nuestro proyecto es, entonces, el mismo que el de AJpers: poner en re~ sas eran la materia y el movimiento. Una empresa desarrollada en el
lieve aquello que responde a las convenciones y al saber hacer" , nombre de la filosofía debía ser causal en su naturaleza y modelada por
En el próximo capitulo examinamos la forma de '¡ida que Boyle las empresas demostrativas de la geometría y de la filosofía política. Lo
propuso para la filosofía experimental. Identificamos las prácticas tec- que era crucial era que debia producir aceptación gradas a su carácter
nic:as, literarias y sociales por medio de las cuales los hechos experi- demostrativo. El asentimiento debía ser total y debía ser impuesto.
La filosofia de Hobbes, tanto en el Levíathall como en el De cor-
Jn Alpers, The Arr DJ Demibing {citando la Mlcrographia de Robert Hooke pore 11655) ,habia tomado ya cuerpo cuando se hizo público el progra-
(1665\, sig a2'j. ma experimental de Boyle en el año de la Restauración. Hobbes replicó

48 49
.,
t:
Steven Shapin y 5imon Schaffer El L~ialha11 y la bomba de vacio

inmediatamente !<lS propuestas-radkales de Boyle. El arl~lisis del Dialo- controversia podía ser utilizada para fundamentar los hechos del co-
g~!:; physiC".is de Hobbes formf; el andarn,b.je del capitclo Ll-j En este tex-
nqdmientc experimental-,
"l0 Eobbe~ j:-:tentórefutar el ~xperimentalismo de Boyl~ d~sde ,jiRfsas
Ey: los capítulos 2, 4 Y5 discutimos el papel central de la bom-
p~Ts?ectiv2.o,: argumentó que la bomba de vacio de P"ly!e carecía de in- ba de ,,1,': tn el programa experimental y el modo en que los criticos
!~g;idad fisic3 (filtraba aire) y que, por lo tanto, sus hechos no eran de podían :.:tlizar las imperfeccione:s de su ,modo de trabajo para atacar
Dingun modo hechos; utilizó la filtración de la bomba para ofr~ceT una el exptri:!.~!"!to en si mismo. En el capitulo 6 intentamos hacty ,:les co-
explicación física altematíva a los, hallazgos de Boyle, La bomba, le- sas. Primero vemos cómo la bomba en si misma evolucionó como ob-
jos de producir un vacio operacionaL estaba siempre llena de una frac- jeto material en los años 1660, argumentando que estos cambios
dón de aire atmosférico. Las explicaciones plenistas del comportamien- involucraban respuestas a críticas tempranas, especialmente a las rea-
to de la bomba eran superiores a las de Boyle, y Hobbes atacó a Boyle lizadas por Hobbes. Exhumamos información sobre el pequefio núme-
como si fuera un vacuista, a pesar de las negativas de eS,te último a dar ro de bombas que fueron construidas con éxito en esa década, y
sentido cientifico a los debates del pasado entre el vacuismo y el pIe- ,mostramos que, a pesar,de las, prácticas infonnadas por Boyle, nadie
nismo. De mayor importancia epistemológica fue el ataque de Hobbes fue capaz de construir una bomba y hacerla operar sin ver la original.
al modo de generar hechos. a la constitución de estos hechos en los Esto plantea problemas de reproducción que poseen mayor interés que
fundamentos consensuales del conocimiento, y a la sepajación de los el que le han reconocido previamente los historiadores, La reproduc-
hechos respecto a las causas flsicas que podían explicarlas. Estos ata- cióri es también central para la segunda tarea de est.e capitulo. En el
"
ques apuntaban a sostener que, fuera 10 que fuese el programa expe- capítulo 2 argumentamos que la constitución de los hechos involucra-
I rimental de Boyle. éste no era filosófico, La maso fía era un.a empresa
ba la multiplicación de los testigos. y que Boyle estimulaba él mi.o;no
:~ . la reiteración de sus experimentos. Sin embargo. poco después de que
", causal, y como tal. aseguraba un asentimiento total e irrevocable, no
! el asentimiento parcial que impulsaba Boyle, El ataque de Hobbes fue publicado el New Experiments, otro filósofo en Holanda, Cristiaan
Huygens, produjo un hallazgo (la así llamada suspensión anómala del
\ identificaba el car~<:ter convencional de los hechos experimentales.
En el capítulo 5 mostramos el modo en que Boyle replicó a Hob- agua) que parecía invalidar uno de los recursos explicativos mas im-
bes y a otros dos adversarios en los años 1660: el jesuita Franciscus portantes de Boyle, Examinamos cómo fue tratada esta importante
Linus y el platonista de Cambridge Henry More. Examinando la natu- anomalía y co~c1uín1os que el buen funcionamiento de la bomba de
raleza y el estilo distinto de las re.spuestas de Boyle, identificamos vacío ~e calibr~do por medio de compromisos previos acerca de si es-
aquello que Boylc estaba más interesado en proteger: la bomba de va- ,te fenómen 1 podía existir o no. Analizamos la respuesta a esta ano-
cío como medio para generar conocimiento ñ!osófico legitimo y la in- malia como una manifestación de la forma de vida experimental y de
tegridad de las reglas que habían de regular. la vid'a moral de la las convenciones empleadas',en la comunidad experimental para pro-
comunidad experimenta1. Boyle trataba a Hobbe.s más como un expe- tegerse ~ sí misma respecto a desacuerdos internos que fueran fatales.
rimentador fracasado que, como a alguien que proponía una forma dis- Tanto el 'experimentalismo de Boyle como el modelo demostra-
tinta de construir el conocimiento filosófico. Utilizó I~s opo'rtunidades tivo para la obtención de conocimiento planteado por Hobbes fueron
otorgadas por sus tres adversarios para exhibir el :modo en que las ofrecidos como fomlaS de solucionar el problema del orden. En el ca-
controversias experimentales podian ser manejadas sin destruir la em-,' , pitulo 7 i~tentamos situar las soluciones a este problema en el debate
presa experimental en sí misma -en verdad, para mostrar cómo la más amplio de la Restauración acerca de la naturaleza y las bases del

51
50
Sleven Shapín y Símon Seha ffer

asentimiento y el orden en la sociedad. Este debate proveyó el contex-


to en el cual los diferentes programas para la prod,,\cción y la prótee~
ción del orden fueron evaluados. Buscamos mostr~~ aquí la naturaleza Capitulo 2
de la intersección entre pensamiento y acd9n. Una solución (la de 'Ver y creer: la producción experimental
Boyle) consistía en manten,:" el orden en el seno de la fl1osofía natu- Je los hechos neumáticos
ral femedia!Jdo sus divisioneS Ji suprimiendo todo bzo conflictivo con
la filosofía política. De tal modo regenerada" la comunidad de los fi-
lósofos naturales podía establecer su legitimidad en la' ql1tura de la
Restauración y contribuir más efectivamente para [,arantizar el orden . [...] Los hechos son niilos testarudos, y no quieren que
y la religión correcta en la sociedad. La otra solución (la de Hobbes) se los contradiga.
demandaba sólo que el orden se asegurase erigiendo una filosofía de- ROBERT BURNS, A Dream

mostrativa que no permitiera ninguna frontera entre lo nlttural, lo hu-


mano y lo sodal, y ningún disenso dentro de ella. Ro.bert Boyle afmnaba que el conocimiento adecuado en la filosofia
En el capítulo final sacamos algunas de las ímplicadones de este natural debía ser generado a través del experimento, y que el funda-
estudio para la historia de la ciencia y para la historia de la política. mento de ese conocimiento debía estar constituido por los hechos pro~
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Argumentamos que el problema de generar y proteger el conocimien- ducidos experimentalmente. Thomas Hobbes estaba en desacuerdo.
I to es un problema en la politica, y, al revés, que el problema del orden Desde su punto de vista los procedimientos de Soyle no podian nunca
;I político siempre involucra soluciones al problema del conocirriiento. llevar al grado de certeza que requeria cualquier empresa que pudiera
ser llamada válidamente filosófica. Este libro trata acerca de esa dispu-
ta y acerca de las consecuencias que se derivaban de su resolución.
La posición de Hobbes tiene el atractivo histórico de ser exótica.
• I ' , .

¿Cómo era posible para un hombre racional negar el valor del exreri-
mento y el carácter fundacional de los hechos? Por contraste, el pro-
grama de Boyle parece exudar la banalidad de lo autoevidente. En es-
,
te capítulo intentamos orientamos al problema de la autoevidencia
.' disecando y desplegando los mecanismos por medio de los cuales los
J
procedimientos experimentales de Boyle eran considerados capaces de
producir conocimiento y, en particular, la variedad de conocimiento
llamada "hechos': Mostraremos que la producción experimental de he-
chos involucraba un inmenso cúmulo de trabajo, que descansaba sobre
la aceptación de ciertas convenciones sociales y discursivas, y que de-
pendía de la producción y protección de una foma especial de organi-
zación social. El programa experimental era, en ténninos wittgenste-
nianas, un "juego de Jengu:lje" y una "forma de vida~ La aceptación

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