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PARÁBOLAS

1. Parten de la realidad de la vida. Ilustran la actuación de Dios.

LA LEVADURA Y EL GRANO DE MOSTAZA (Lc 13, 18s)

18 Entonces decía: ¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé?18


Entonces Jesús decía: "¿A qué es semejante el reino de Dios y con qué lo compararé?
19Es semejante a un grano de mostaza que un hombre tomó y echó en su huerto; y
creció y se hizo árbol, y LAS AVES DEL CIELO ANIDARON EN SUS RAMAS. 20Y
volvió a decir: ¿A qué compararé el reino de Dios? 21Es semejante a la levadura que
una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina hasta que todo quedó fermen-
tado.

PARÁBOLA DE LA OVEJA PERDIDA (Lc 15)

1 Todos los recaudadores de impuestos y los pecadores se acercaban a Jesús para


oírle; 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este recibe a los pecado-
res y come con ellos.

3 Entonces El les refirió esta parábola, diciendo: 4 ¿Qué hombre de vosotros, si


tiene cien ovejas y una de ellas se pierde, no deja las noventa y nueve en el campo y
va tras la que está perdida hasta que la halla? 5 Al encontrarla, la pone sobre sus
hombros, gozoso; 6 y cuando llega a su casa, reúne a los amigos y a los vecinos,
diciéndoles: ``Alegraos conmigo, porque he hallado mi oveja que se había perdido.
7 Os digo que de la misma manera, habrá más gozo en el cielo por un pecador que
se arrepiente que por noventa y nueve justos que no necesitan arrepentimiento.

Actividad durante la clase


1. Leer las parábolas y las caracterizan.

2. Descubrir el mensaje central que prevalece en la parábola.


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2. Historias inventadas por Jesús, son verosímil, para describir la actua-


ción de Dios.

PARÁBOLA DE LA GRAN CENA (Lc 14)

15 Cuando uno de los que estaban sentados con El a la mesa oyó esto, le dijo:
¡Bienaventurado todo el que coma pan en el reino de Dios! 16 Pero El le dijo: Cierto
hombre dio una gran cena, e invitó a muchos; 17 y a la hora de la cena envió a su
siervo a decir a los que habían sido invitados: ``Venid, porque ya todo está prepa-
rado. 18 Y todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: ``He comprado
un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me excuses. 19 Y otro dijo: ``He com-
prado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me excuses. 20 Tam-
bién otro dijo: ``Me he casado, y por eso no puedo ir. 21 Cuando el siervo regresó,
informó de todo esto a su señor. Entonces, enojado el dueño de la casa, dijo a su
siervo: ``Sal enseguida por las calles y callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres,
los mancos, los ciegos y los cojos. 22 Y el siervo dijo: ``Señor, se ha hecho lo que
ordenaste, y todavía hay lugar. 23 Entonces el señor dijo al siervo: ``Sal a los caminos
y por los cercados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa. 24 ``Porque os digo
que ninguno de aquellos hombres que fueron invitados probará mi cena.

EXPLICACIÓN DE LA PARÁBOLA DEL TRIGO Y LA CIZAÑA (Mt 13)

36 Entonces dejó a la multitud y entró en la casa. Y se le acercaron sus discípulos,


diciendo: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. 37 Y respondiendo El, dijo:
El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre, 38 y el campo es el mundo;
y la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del maligno; 39 y
el enemigo que la sembró es el diablo, y la siega es el fin del mundo, y los segadores
son los ángeles. 40 Por tanto, así como la cizaña se recoge y se quema en el fuego, de
la misma manera será en el fin del mundo. 41 El Hijo del Hombre enviará a sus
ángeles, y recogerán de su reino a todos los que son piedra de tropiezo y a los que
hacen iniquidad; 42 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir
de dientes. 43 Entonces LOS JUSTOS RESPLANDECERAN COMO EL SOL en el
reino de su Padre. El que tiene oídos, que oiga.

PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO (Lc 15)

11 Y Jesús dijo: Cierto hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos le dijo al
padre: ``Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y él les repartió
sus bienes. 13 No muchos días después, el hijo menor, juntándolo todo, partió a un
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país lejano, y allí malgastó su hacienda viviendo perdidamente. 14 Cuando lo había


gastado todo, vino una gran hambre en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. 15
Entonces fue y se acercó a uno de los ciudadanos de aquel país, y él lo mandó a sus
campos a apacentar cerdos. 16 Y deseaba llenarse el estómago de las algarrobas que
comían los cerdos, pero nadie le daba nada. 17 Entonces, volviendo en sí, dijo:
``¡Cuántos de los trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, pero yo aquí perezco
de hambre! 18 ``Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: `Padre, he pecado contra el
cielo y ante ti; 19 ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; hazme como uno de tus
trabajadores.' 20 Y levantándose, fue a su padre. Y cuando todavía estaba lejos, su
padre lo vio y sintió compasión por él, y corrió, se echó sobre su cuello y lo besó. 21
Y el hijo le dijo: ``Padre, he pecado contra el cielo y ante ti; ya no soy digno de ser
llamado hijo tuyo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: ``Pronto; traed la mejor ropa y
vestidlo, y poned un anillo en su mano y sandalias en los pies; 23 y traed el becerro
engordado, matadlo, y comamos y regocijémonos; 24 porque este hijo mío estaba
muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron a re-
gocijarse. 25 Y su hijo mayor estaba en el campo, y cuando vino y se acercó a la casa,
oyó música y danzas. 26 Y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era todo
aquello. 27 Y él le dijo: ``Tu hermano ha venido, y tu padre ha matado el becerro
engordado porque lo ha recibido sano y salvo. 28 Entonces él se enojó y no quería
entrar. Salió su padre y le rogaba que entrara. 29 Pero respondiendo él, le dijo al
padre: ``Mira, por tantos años te he servido y nunca he desobedecido ninguna orden
tuya, y sin embargo, nunca me has dado un cabrito para regocijarme con mis amigos;
30 pero cuando vino este hijo tuyo, que ha consumido tus bienes con rameras, ma-
taste para él el becerro engordado. 31 Y él le dijo: ``Hijo mío, tú siempre has estado
conmigo, y todo lo mío es tuyo. 32 ``Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos,
porque éste, tu hermano, estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha
sido hallado.

Actividad durante la clase


1. Leer las parábolas y las caracterizan.

2. Descubrir el mensaje central que prevalece en la parábola.


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3. Enseña una manera de actuar como respuesta al anuncio del RD

PARÁBOLA DE LAS DIEZ VÍRGENES (Mt 25)

1 Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus
lámparas, salieron a recibir al novio. 2 Y cinco de ellas eran insensatas, y cinco pru-
dentes. 3 Porque las insensatas, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, 4
pero las prudentes tomaron aceite en frascos junto con sus lámparas. 5 Al tardarse
el novio, a todas les dio sueño y se durmieron. 6 Pero a medianoche se oyó un cla-
mor: ``¡Aquí está el novio! Salid a recibirlo. 7 Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las prudentes:
``Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan. 9 Pero las pruden-
tes respondieron, diciendo: ``No, no sea que no haya suficiente para nosotras y para
vosotras; id más bien a los que venden y comprad para vosotras. 10 Y mientras ellas
iban a comprar, vino el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al ban-
quete de bodas, y se cerró la puerta. 11 después vinieron también las otras vírgenes,
diciendo: ``Señor, señor, ábrenos. 12 Pero respondiendo él, dijo: ``En verdad os digo
que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.

EL MAYORDOMO INFIEL (Lc 16)

1 Decía también Jesús a los discípulos: Había cierto hombre rico que tenía un ma-
yordomo; y éste fue acusado ante él de derrochar sus bienes. 2 Entonces lo llamó y
le dijo: ``¿Qué es esto que oigo acerca de ti? Rinde cuentas de tu administración,
porque no puedes ser más mayordomo. 3 Y el mayordomo se dijo a sí mismo: ``¿Qué
haré? Pues mi señor me quita la administración. No tengo fuerzas para cavar, y me
da vergüenza mendigar. 4 ``Ya sé lo que haré, para que cuando se me destituya de
la administración me reciban en sus casas. 5 Y llamando a cada uno de los deudores
de su señor, dijo al primero: ``¿Cuánto le debes a mi señor? 6 Y él dijo: ``Cien barriles
de aceite. Y le dijo: ``Toma tu factura, siéntate pronto y escribe cincuenta. 7 Después
dijo a otro: ``Y tú, ¿cuánto debes? Y él respondió: ``Cien medidas de trigo. El le dijo:
``Toma tu factura y escribe ochenta. 8 El señor elogió al mayordomo injusto porque
había procedido con sagacidad, pues los hijos de este siglo son más sagaces en las
relaciones con sus semejantes que los hijos de la luz. 9 Y yo os digo: Haceos amigos
por medio de las riquezas injustas, para que cuando falten, os reciban en las moradas
eternas. 10 El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es
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injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho. 11 Por tanto, si no habéis


sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién os confiará las riquezas verda-
deras? 12 Y si no habéis sido fieles en el uso de lo ajeno, ¿quién os dará lo que es
vuestro? 13 Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá a uno y
amará al otro, o se apegará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a
las riquezas.

PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO (Lc 10)

30 Respondiendo Jesús, dijo: Cierto hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó


en manos de salteadores, los cuales después de despojarlo y de darle golpes, se fue-
ron, dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad cierto sacerdote bajaba por aquel
camino, y cuando lo vio, pasó por el otro lado del camino. 32 Del mismo modo,
también un levita, cuando llegó al lugar y lo vio, pasó por el otro lado del camino.
33 Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó adonde él estaba; y cuando lo vio,
tuvo compasión, 34 y acercándose, le vendó sus heridas, derramando aceite y vino
sobre ellas; y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y lo
cuidó. 35 Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al mesonero, y dijo: ``Cuí-
dalo, y todo lo demás que gastes, cuando yo regrese te lo pagaré. 36 ¿Cuál de estos
tres piensas tú que demostró ser prójimo del que cayó en manos de los salteadores?
37 Y él dijo: El que tuvo misericordia de él. Y Jesús le dijo: Ve y haz tú lo mismo.

Actividad durante la clase

1. Leer las parábolas y las caracterizan.


2. Descubrir el mensaje central que prevalece en la parábola.

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