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LOS GENEROS RETÓRICOS DESDE SU ORIGEN HASTA LA ACTUALIDAD

En general, encontramos los orígenes de la retórica en la Antigua Grecia


aproximadamente en el año 485, a partir de que Gelón expropió de sus tierras a
sus ciudadanos para entregárselos a militantes de su ejército personal, dicha
situación provocó innumerables pleitos donde se vio la importancia de la
elocuencia en la recuperación de los bienes perdidos. Para muchos autores la
retórica tiene orígenes en lo jurídico y en político, más no tanto en la literatura.

El texto nos deja ver tres géneros clásicos de la retórica: el judicial, el deliberativo
y el demostrativo o epiléptico, este último se refería a la alabanza de las virtudes
de los difuntos, que con el tiempo fue evolucionando a referirse de cualquier
persona sin importar que estuviese viva o muerta, a partir del punto de vista social
indiferentemente que fuese de manera negativa o positiva.

El término retórica, surge como un conjunto de reglas y conocimientos para poseer


una exposición convincente y con una finalidad clara, a partir de la base de la
persuasión desde lo probable, pero desde el punto de vista de la moralidad, era
una técnica al servicio de la consecución de un fin determinado sin tener en
cuenta la verdad, y por lo anterior, Plantón, que había encontrado su vocación en
la filosofía y la moral socrática, definió la retórica como, una práctica pedagógica
inútil e inmoral, especialmente nociva en el ámbito de la política, puesto que
formaba demagogos que adulan a las masas.

Diferentes apreciaciones hacia la retórica, como la tuvieron los sofistas y Platón,


han hecho que se tengan dos puntos de vista distintos frente al orador, entre ellos
uno negativo de charlatán o manipulador y una positiva, la de un hombre culto y
virtuoso que siempre tiene la expresión precisa dentro de diversas situaciones.
Pese a lo anteriormente descrito, en la ciudad de Grecia la elocuencia era una
virtud bastante cuidada, puesto que los héroes clásicos de dicha ciudad la poseían
y qué con el surgimiento de la democracia, adquiere una gran importancia puesto
que es vital importancia para en el ámbito político y entre los ciudadanos frente al
Estado, para la consecución de sus derechos.

Con Anaxímenes, aparece la primera clasificación de la retórica debidamente


documentada, donde clasifica, como antes se había mencionado los tres géneros
de discurso en: deliberativo, epidictico y judicial. En este mismo documento, habla
acerca de las especies de la retórica que son: suasoria- disuasoria (deliberativo),
encomiástica- reprobatoria (epidíctico), acusatoria-defensiva (judicial) e
indagatoria (la cual debe combinarse con alguna de las anteriores).

Otro filósofo que define y clasifica la retórica es Aristóteles, para él se depende del
público para determinar la estructura de un discurso, y parte de hay dos grandes
grupos de público, aquellos que tienen que tomar una decisión a partir de dicho
discurso y los que no. A partir del momento temporal en que se encuentren ciertos
hechos se pueden clasificar los géneros, de manera tal que para los hechos
pasados se tiene el género judicial, para hechos futuros el género deliberativo y
valoraciones sobre personas y por último, el género demostrativo para hechos
presentes y valoraciones sobre personas.

Para los romanos, desde la base griega y a partir de Cicerón que aboga por la
conciliación entra la retórica y la filosofía, puesto que considera que la retórica no
es simplemente el arte de hablar sino también, fundamentalmente, el arte de
pensar, puesto que como lo dijo Aristóteles anteriormente, el discurso debe estar
diseñado para cada receptor y por tanto nos encontramos tres tipos de discurso
diferente: el humilis o modesto, el grandis o sublime y el medius o mediocre.

Luego, durante la edad media, a los géneros clásicos de la retórica se le añadirán


las artes, que aparecieron en el mundo a partir del siglo XI, a partir de allí, la
retórica cambia fundamentalmente y empieza a tener una orientación más práctica
a partir del: “ars dictandi o dictaminis (siglo XI) sobre el arte de escribir cartas; ars
poetriae o poeticae (siglo XII) sobre pre- ceptos gramaticales, métricos y retóricos
para escribir poesía y ars pra- edicandi (siglo XIII) sobre la técnica de elaborar
sermones y en el siglo XIV, una coexistencia entre todas ellas”
Durante el renacimiento, la Retórica ocupa un lugar prominente desde el año 1350
hasta el 1550, en la que va evolucionando según situaciones políticas, religiosas y
culturales, para luego ser desplazada por la poética dentro de los intereses de los
humanistas, a apartir de la generación de nuevos temas discusión de corte social,
la retórica se ve inclinada sobre el género literario.

Posteriormente en el siglo XX, la implantación de sistemas políticos democráticos,


la defensa de la libertad de expresión y la pluralidad con la que está compuesta la
sociedad, conviven gracias a los lazos que estrechan los modernos medios de
comunicación, de manera tal, que, con el paso de los años, la retórica paso de ser
algo técnico y hasta a un arte, a ser algo falso y hueco.

En los últimos cerca de veinticinco años, la nueva retórica se rehabilita así misma
como retórica de la argumentación y ornamentación, basándose para esto en la
relación de la retórica con la filosofía, a partir de que la diferencia entre la filosofía
y la retórica tienen como diferencia únicamente, para quien vaya dirigida dicha
argumentación, puesto que mientras la retórica se dirige a un grupo concreto y
particular, la argumentación filosófica se dirige a un público universal, teniendo el
convencimiento como finalidad dentro de las dos.

En la actualidad, confluyen varios géneros retóricos, como lo son el género


argumentativo que se entiende hoy por hoy, como ensayo y prosa doctrinal, donde
la función de este tipo de textos consiste en informar al lector acerca de un tema
específico, intentando que se forma un concepto de una manera determinada.
Dentro del género argumentativo mencionado, encontramos las memorias que
utilizan elementos narrativos de las novelas, que pueden tener o no, matices
retóricos según la intención que tenga el autor.

Con el paso del tiempo y la aparición de la publicidad, encontramos que esta ha


sido entendida como un nuevo género retórico dentro del campo del periodismo,
puesto que encontramos elementos claves de convicción y persuasión, puesto que
la publicidad implica elementos de innovación que debe ser apto para todo tipo de
público de manera casi que hipnotizante.
La retórica moderna incluye la posibilidad de un texto escrito, teniendo en cuenta
que se refiere a la estructuración completa de un discurso, puesto que para el
mismo se tiene comunicación oral y escrita. Dentro de la oratoria, encontramos
que la voz y los gestos deben adecuarse perfectamente entre sí, puesto que esta
coordinación es vital en el convencimiento de lo que el orador pretende, de
manera tal que, en la actualidad, la retórica es una construcción articulada de
varios elementos para la consecución de un fin en específico.

A partir de que se ve la retórica como una estructuración completa para una


finalidad, el orador debe, aparte de lo anteriormente mencionado, tener una
conexión espiritual, afectiva y emotiva con el público que lo está escuchando en
ese momento, su presencia física puede influir en el modo de conectar con el
público.

Podemos concluir, que la retórica como arte y técnica es parte fundamental del
abogado para el desarrollo profesional de su ejercicio, siempre y cuando, sea
aprovechado de manera ética, puesto que el orador debe poseer esta virtud
apoyado en la verdad y en la realidad, a partir de que ya, gracias a sus grandes
cualidades cuenta con gran credibilidad de su auditorio, debe poseer una
correlación con sus actitudes y gestos para lograr una máxima efectividad en sus
predicamentos.

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