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Entonces realmente quiero unirme con la Luz, y recibir el alma de Adam HaRishón.
Baal HaSulam nos da el ejemplo del huésped que le dice al anfitrión que quiere ser
como él.
De la misma manera, Adam HaRishón quiso saborear del “árbol del conocimiento”
usando todos los medios posibles, lo cual significa recibir la Luz en sus vasijas de
recepción, con la intención de otorgar. Este fue el “pecado del árbol del
conocimiento”, que es similar a la “ruptura de las vasijas” en el mundo de Nikudim,
pero de una manera más revelada. Aquí ya hay detalles como: “serpiente”, “Eva”, el
“Jardín del Edén”, y “El infierno”, es decir que hay partes enteras del deseo de
recibir cuya esencia y meta ustedes ya la saben. Así que ustedes penetran en la
profundidad del deseo que fue creado por el Creador. Éste se vuelve más
detallado, más claro, más maduro, como una fruta que está madurándose en un
árbol.
Esta fruta promete sabores maravillosos y evoca una gran pasión en ustedes. La
primera probada fue realmente con el fin de otorgar: Adam y Eva recibieron toda la
Luz de Ein Sof, pero aún no tenían el deseo completo con las Reshimot (genes
espirituales) dirigidas hacia este placer. Pero más tarde, cuando las
nuevas Reshimot, los nuevos sabores penetran en el deseo, ellos no pueden
renunciar a la intención egoísta en el segundo intento, o más exactamente, no
pueden evitar caer en la tentación. Después de todo, no existen “circunstancias
restrictivas” en la espiritualidad. Allí todo se resuelve con el deseo, y si yo quiero
robar, robo.
Ahora tenemos que corregir esos deseos, las vasijas. Cuando nosotros las
corregimos, volvemos al alma corregida de Adán HaRishón.
¿Por qué es uno para todos? Esto se debe a que todos alcanzan la unidad con
todos los demás. Después de todo, la corrección es en realidad la conexión con
todos, gracias a la cual yo puedo alcanzar la vasija unida y recibir en ella la Luz
única del alma.
Imaginen que alguien que está junto a ustedes, hablando desde su corazón puro,
dice que el mundo entero es bueno y que el Creador es bueno y benevolente y que
el mal simplemente no existe. Ustedes lo miran y no entienden de dónde viene:
“¿Tal vez deberíamos llamar una ambulancia? ¿Es que no ve lo que está sucediendo
en el mundo?” Ustedes no lo entienden, pero él si te entiende; puesto que ya
ascendido por la escalera del alcance espiritual, él alcanza el alma de Adam
HaRishón completa y los ve a todos en Ein Sof. A pesar de que ustedes sienten
nuestro mundo cruel en sus vasijas corruptas, ustedes también están allí.
¿Qué debemos hacer para sentir esto? Sólo una cosa, corregirnos a nosotros
mismos. El mundo no cambia, ustedes cambian, y entonces lo ven de otra manera.
Sólo en su percepción personal interna. Hoy en día ustedes están viendo todo a
través del prisma de sus defectos, así que no vea la verdadera realidad, sino que se
ven a ustedes mismos como son hoy…
Está escrito en el libro Shaar HaGilgulim (El portal de las transmigraciones) que:
"Todos los hijos de Israel están obligados a reencarnarse hasta que sean completados con
todo el NaRaNJaY. Sin embargo, la mayoría de los seres humanos no tiene todas las cinco
partes llamadas NaRaNJaY, sino solamente Néfesh (lit. alma), la cual es de Asiyá".
Se infiere de aquí, que cada persona necesita corregir solamente su parte y la raíz de su
alma y, no más. Y con eso habrá completado el aspecto que necesita corregir.
El asunto es que nosotros debemos saber que todas las almas se desprenden del alma de
Adam HaRishón, (El Primer Hombre). Ya que luego de haber pecado con el pecado del
árbol del conocimiento, el alma del Adam HaRishón fue fragmentada en seiscientas mil
almas. Esto quiere decir que la única Luz que el Adam HaRishón tuvo en el Gan Éden
(Jardín del Deleite), al cual el Zóhar llama "Zehirá Ilaá” (Luz Superior), se fragmentó
ahora en múltiples partes.
En el libro "Panim Masbirot" (pág. 56), Baal HaSulam escribe: "Después de haber sido
mezclado lo bueno y lo malo (es decir, después del pecado), se formó una gran estructura
de Klipot que tenían el poder de aferrarse a la Kedushá. Y a fin de tener cuidado de ellas, la
Luz de los siete días de la Creación fue dividida en partículas muy pequeñas, de tal manera
que las Klipot no pudiesen succionarlas por causa de su pequeñez.
Esto es semejante a la parábola del rey que quiso enviar una gran suma de dinares de oro a
su hijo que vivía en una ciudad costera. Donde todos los habitantes de dicha ciudad eran
ladrones y embusteros, y al no disponer de un emisario leal. ¿Qué es lo que hizo? Fue y
cambió los dinares en centavos y los envió por medio de un gran número de emisarios, de
tal manera que no sea conveniente para ellos disfrutar del perjuicio del robo, tal que se
corrompan con él, deshonrando a la majestad.
En esta forma, de orden de tiempo en muchas almas, es posible por medio de la iluminación
de los días, esclarecer todas las chispas sagradas que fueron arrebatadas por las Klipot por
causa del pecado del árbol del conocimiento.
Lo que se obtiene de esto, es que cada uno nace con tan sólo una pequeña parte del alma de
Adam HaRishón. Y cuando se corrige dicha parte, ya no es necesario reencarnarse
nuevamente. Por eso, una persona no puede corregir solamente aquello que pertenece a su
parte. Sobre esto se encuentra escrito en “El Árbol de la Vida” de HaArí ZaL que: "No hay
un día que sea parecido a otro, o un momento parecido a otro, y no hay una persona que sea
parecida a otra, y la Jelboná (parte del sagrado incienso) corregirá lo que la Levoná, (otra
parte del sagrado incienso) no podrá. Sin embargo, cada uno necesita corregir su parte
correspondiente”.
Solamente que debemos saber, que cada persona que nace tiene un trabajo de elección,
puesto que no hay quien nazca siendo un justo. Tal como dijeron nuestros sabios en (Nidá
16b): “Rabí Janina Bar Papa dijo: ’El ángel encargado de la concepción, cuyo nombre es
Laila (noche), toma una gota y la trae delante del Creador, diciéndole: De esta gota, ¿qué se
hará de ella? ¿Será un héroe o un débil, un sabio o un tonto, un rico o un pobre? Pero él no
pregunta: ¿Será justo o malvado?”.
Es así que de aquí se infiere, que no hay quien nazca siendo justo, puesto que no preguntó:
“¿Será justo o malvado?” Sin embargo esto queda a elección del hombre, cada uno de
acuerdo a su esfuerzo en la Torá y Mitzvot. De esta manera uno se hace digno de purificar
su corazón y corregir el aspecto que le fue impuesto de acuerdo a la raíz de su alma, siendo
entonces él completado.
Adam fue el primero que descubrió el orden que han de seguir las acciones para alcanzar el
éxito espiritual. Esta sabiduría fue transmitida, a continuación, a sus alumnos de boca a
boca. Y cada uno puede complementar al amigo (Baal HaSulam, artículo La esencia de la
sabiduría de la Cabalá).
Uno: El Creador es Único e incluye en sí la realidad de todos los tiempos. Todo procede de
Él. Es perfecto, a pesar de la observada imperfección de la creación. A esta investigación,
los cabalistas la llaman “Uno”.
Abraham es la raíz de la misericordia en las almas. De esta forma se corrigió el alma común
(Shejina), haciéndola apta para el llenado por la Luz de la misericordia.
Pero en el caso de que la Luz de la misericordia (Jasadim) se hubiera quedado en las almas
de los alumnos de Abraham (“el pueblo de Israel”, el grupo creado por Abraham), éstos no
habrían podido realizar su deseo de recibir (deleitarse).
Por eso, con la corrección de la misericordia, no está terminado todavía el Pensamiento de
la Creación, porque lo más importante en el Pensamiento del Creador fue deleitar a las
creaciones precisamente por la recepción de Él.
LA VASIJA Y EL PARTZUF
La Vasija y el Partzuf
Regresemos a las fases de la Creación. Las fases del desarrollo de la criatura están divididas
en lo que la Cabalá llama Aviut. El espesor o aspereza del deseo de deleitarse se llama
Aviut. ¿Qué es el espesor o la aspereza? Entre más alejada se encuentra la criatura del
Creador, más deseo siente y más Aviut tiene. Por ejemplo, en la Fase O, Keter, y en la fase
1, Jojmá, no hay (o casi no hay) deseo. Casi no hay aspereza, no hay Aviut. Todo está bajo
el poder del Creador como un bebé recién nacido totalmente dependiente. Pero, en la última
fase, que es la más alejada del Creador, Maljut, la criatura tiene un intenso deseo de recibir.
Es importante recordar que este deseo de recibir lo tiene por decisión propia, por lo tanto es
egoísta, centrado en sí mismo.
La criatura se encuentra ahora en la cuarta fase, Maljut. Como en la primera fase, Jojmá, la
criatura sencillamente recibe y recibe al cien por ciento. Recordarán también que durante la
fase de Jojmá, la criatura también podía sentir los atributos del Creador. Esto es
exactamente lo que ocurre ahora. Maljut empieza a sentir a Aquel que da. Pero esta
sensación de Quien le da el placer es diferente que en la primera fase. Hay una enorme
diferencia entre la Fase 1, Jojmá, y en la Fase 4, Maljut. Maljut es una criatura
independiente, tomando sus propias decisiones de recibir, mientras que en Jojmá, el
Creador lo controlaba todo.
De la combinación de sentir al Creador y habiendo tomado su propia decisión de recibir,
por primera vez tiene una nueva sensación, la vergüenza. Maljut percibe que su atributo de
recibir es totalmente opuesto a la Luz y toma consciencia de su propio egoísmo. No se trata
de una vergüenza normal, como laque sentimos cuando alguien descubre que hicimos algo
malo, sino una vergüenza inmensa, intensa. La vergüenza es tan fuerte que Maljut decide
dejar de recibir la Luz y es exactamente lo que hace.
Al rechazo de la Luz por parte de Maljut se le llama la Primera Restricción. Restricción en
hebreo es Tzimtzum. Las letras hebreas representan también a los números, por lo que 1 es
Alef, o “primero”. Así es que la Cabalá llama a esta acción Tzimtzum Alef. Una vez más,
todo está en equilibrio, pero hacia atrás, ya que Maljut no recibe y el Creador no da.
En este momento, ya sé que ustedes piensan, “¡Ya va a empezar!” Pero, les aseguro que la
ayuda viene en camino. Si intentamos imaginar la escena, aparecerá una especie de
monstruo enorme de deseo, queriendo, queriendo, queriendo más y más, pero no puede
tomar lo que desea debido a la tortura que siente esta pobre y miserable bestia cada vez que
recibe.
Nuestra criatura lo piensa detenidamente, llegando por fin a una conclusión. Seguirá el
ejemplo del huésped y el anfitrión. Maljut puede rechazar toda la Luz que llega porque no
quiere sentirse receptor. Entonces, determina la condición para aceptar una porción de la
Luz, no para su propio deleite, sino porque desea complacer al Creador, ya que sabe que el
Creador desea complacerlo.
Recibir de esta forma es como dar, entonces Maljut se encuentra ahora en el papel del que
da. Recuerden, Maljut primero rechaza todo, después calcula qué tanto puede recibir para
dar al Creador. Únicamente después de hacer este cálculo, Maljut puede aceptar una
cantidad minúscula de Luz y por supuesto, sólo con la intención de complacer al Creador.
Miren las grandes oportunidades para trabajar que el grupo y el entorno nos dan.
Es totalmente suficiente si nos revisamos perpetuamente al preguntar, “¿qué
pienso de ellos? ¿Cómo apoyo a mis amigos? ¿Cómo me conecto con ellos?
¿Realmente estamos juntos o no?”
Todo está justo frente a nosotros; no hay duda de que está orientado directo al
Creador. Sucede automáticamente, ya que Él está detrás de todo. Uno puede
confiar totalmente en este hecho; no hay necesidad de revisarlo. Por supuesto, uno
tiene que mantener la dirección correcta hacia el Creador, ya que la acción final
está ya incluida en el pensamiento inicial, así que tenemos que dirigirnos hacia el
Creador en primer lugar. Sin embargo, tenemos a nuestra disposición una
herramienta de medición maravillosa que claramente nos demuestra lo que se
supone que hagamos en nuestro estado actual.
(De la tercera parte de la Lección diaria de Cabalá "El Estudio de las Diez
Sefirot", laitman.es)
Reshimu (2)
Impresión
El reshimu es la impronta residual que quedó de la luz infinita que Di-s "retiró"
de la Creación por medio del proceso de tzimtzum. Al contrario del reshimu
resultante de la luz Divina infinita y el plan Divino de la creación que quedó en el
avir Kadmón, como ya se mencionó, en el caso que aquí nos ocupa el reshimu es
suficientemente "débil" y virtualmente "invisible" ("no existente") como para
permitir la existencia de una realidad independiente a la cual sirve como
"trasfondo" Divino.
Este nivel surge como consecuencia inmediata de las dos etapas previas, Ana Emloj y Ein
Sof, antes descritas. En palabras del Zóhar (el pasaje de apertura):
“En el inicio del “decreto” del Rey, Él hizo un grabado en el brillo superior“.
“El inicio del decreto del Rey” se refiere al pensamiento y el deseo de Ana Emloj. “El
brillo superior” (tehiru ilaá) es el nivel de Ein Sof, descrito anteriormente. El “grabado”
dentro del brillo superior alude al nivel de Kadmón.
Este es el nivel al cual se refieren los escritos de los discípulos del Arizal como Olam
haMalbush (“El mundo de las Vestimentas”). Olam haMalbush es una expresión
figurativa que se usa para referirse al “súper plan” Divino para toda creación antes del
tzimtzum de la luz infinita de Di-s. (Tehilim 104:2: “Él envuelve Su luz como una
vestimenta”). El deseo de Di-s de gobernar parece estar “envuelto” (como por una
vestimenta) por este “súper plan” Divino (tal como el deseo más íntimo en el corazón del
hombre está envuelto por su plan consciente de cómo llevar a cabo su voluntad).
Este “súper plan” de creación es lo que en el Séfer Yetziráh se describe como Relá
Shearim (“231 Portales”).
Relá Shearim son las 231 posibilidades de combinaciones (no idénticas) de dos letras.
Estas combinaciones se generan de las 22 letras del alfabeto hebreo (de acuerdo a la
expresión matemática 22×21/2).
En el Séfer Yetziráh, Relá Shearim están dispuestos en una serie de 22 alef-bet (ver Jilufei
Otiot).
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Adam Kadmón
"El Hombre Primordial"
Dos etapas de Adam Kadmón: El plan y la voluntad específicos de Di-s de
emanar los "mundos"; las luces que emanan de los "oídos", la "nariz" y la
"boca" de Adam Kadmón.
Adam Kadmón (abr. Ak) es el primer partzuf (1) que se vuelve manifiesto en
el jalal (vacío) que resulta del tzimtzum (contracción) de la Luz Infinita de Dios
(Or Ein Sof).
Es emanado por el kav (rayo de luz Divina) que impregna inicialmente el jalal.
Su emanación tiene lugar en dos etapas, primero en forma de diez "círculos
concéntricos" (igulim) que son irradiados desde el kav y luego con la forma de un
ser (que para poder comprender sus características se "asimila a un ser humano")
que se "inviste" en el kav.
Adam Kadmón es una luz Divina pura, no posee recipientes. Su extensión dentro
del jalal está limitada por el poder del reshimu (2) y por el poder limitado
inherente de su propia luz (el potencial de la luz de crear recipientes).
Así, en relación a los cuatro mundos Abi"a, que corresponden en general a las
cuatro letras del Nombre de Dios Havaiá, a las cuatro sefirot jojmá, biná, tiferet
y maljut, o a los cuatro niveles inferiores del alma jaiá, neshamá, ruaj y nefesh,
Ak corresponde al kotzó shel iud (la punta superior de la letra iud), la sefirá de
keter y el nivel de iejidá del alma. La voluntad creadora Divina inherente en Ak
corresponde a la moja stimaa (el "cerebro oculto") del keter.
Las dos palabras que forman el nombre de Adam Kadmón aluden a su paradójica
naturaleza de ser, por un lado es un ser creado, Adam, y por el otro una
manifestación de la Divinidad primordial, Kadmón.
Adam Kadmón
Adam Kadmón del hebreo ןומדק מדאy este a su vez del arameo - Hombre de la tierra,
significa "Hombre Primordial" en los textos cabalísticos, comparable al Anthropos del
gnosticismo, sin embargo, en cábala luriánica, Adam Kadmón tiene un estatús más elevado
equivalente al Purusha en los Upanishads. Es la sintesis del Árbol de la vida que emana del
Ain Sof.