Está en la página 1de 4

1

LA AMENAZA AL SISTEMA DEMOCRÁTICO DE El SALVADOR: AL DESACREDITAR AL


SISTEMA DE PARTIDOS POLÍTICOS.
Un tema con un título muy amplio y complejo que a lo mejor no se logre desarrollar y por
ende satisfacer a aquellos que tengan el interés de leerlo o simplemente lo lean por casualidad;
pero que de una u otra manera considero se debe de abordar.
Pareciera ser que a la llamada clase política salvadoreña, a la sociedad en general y
principalmente a aquellos oportunistas que pretenden ser los paladines de la democracia y los
salvadores de nuestro país, se les ha olvidado o quieren ignorar y que se ignore por qué son
tan importantes en la vida política moderna los partidos políticos.
Cosa distinta es que ARENA (por no meterme con los demás institutos políticos), mejor
dicho, la actual mediocre dirigencia del COENA, hacen hasta lo imposible por desanimar y no
estimular a la sociedad salvadoreña para creer en el sistema de partidos políticos. ARENA y los
demás partidos no ayudan a creer en la existencia e importancia de los partidos políticos, al
permitir el desarrollo y la cultura de la corrupción, al postular candidatos sin preparación
académica y carentes de toda personalidad. Particularmente ARENA se ha convertido en la
actualidad en un instituto político conformado por autoridades prepotentes, matones y hasta
patanes, y lamentablemente con un buen numero de militantes borregos. Cabe agregar que no
respeta sus procesos de elección interna, por el contrario, los pisotea e impone a través de
elecciones “libres y secretas” a sus candidatos manejables o mejor dicho que en algunos casos
esta cobrando servicios prestados. Sin olvidar, sin olvidar que algunos de sus funcionarios
públicos estrellas recién electas, ya con un alto grado de petrificación, con el afán de
perpetuarse en el poder, apadrinan a otros funcionarios públicos degenerados y pervertidos; y
estos funcionaros degenerados y pervertidos aprovechan esa situación para presentar
proyectos de leyes aberrantes contra los mismos principios y valores de ARENA, y aberrantes
contra la cultura cristiana de los salvadoreños.
Sumado a lo anterior, los diputados de ARENA demuestran su ineptitud para poder
cumplir con el nombramiento de los magistrados de la Sala de lo Constitucional, ineptitud
porque no son capaces de demostrar que no son ellos los que han atrasado dicha selección y
elección; e ineptitud para tomar liderazgo en relación a los otros partidos políticos que
conforman la Asamblea Legislativa. Que formidable, que estupendo, que espectacular hubiese
sido que todo el grupo parlamentario de ARENA (no se porque parlamentario, si no tenemos
parlamento) hubieran expresado a la opinión publica que estaban listos para la elección de
magistrados a la Sala de lo Constitucional antes del 15 de julio, todos incluyendo a esos
diputados desviados sexualmente que solo sirven para presentar leyes que atentan contra la
educación y salud mental de la niñez salvadoreña, pero no, no fueron capaces.
Pero también intervienen otros actores nefastos para la existencia y permanencia del
sistema de partidos políticos en nuestro país, estos actores son: el señor Nayib Bukele, y el
partido taxi CD con su desafiante secretario general Juan José Martel, los movimientos
sociales dizque pacifistas y el oportunista y sabelotodo del diputado independiente Leonardo
Bonilla.
2

La irreverencia de Nayib Bukele no es el problema, lo peligroso de este personaje es


que con su retorica (si cabe la palabra) incoherente, populista, insurgente y provocadora,
abalada o respaldada por los desatinos, estupideces y corrupciones de algunos miembros de
los partidos políticos y de algunos funcionarios públicos, le hacen creer que es el único
“salvador” y el “mejor” gobernante para nuestro país.
El diputado Juan José Martel y secretario general del CD, ha mostrado recientemente a
la sociedad salvadoreña su hambre y ambición por el poder; a tal grado de desafiar y amenazar
a la institucionalidad del Estado de El Salvador para que tengan cuidado con las decisiones
que puedan tomar con la permanencia de su moribundo partido político CD. Olvidando este
señor que existe un estado de derecho, el cual se debe respetar, y que éste está sobre
cualquier interés particular o de grupos de poder.
MOVIMIENTOS SOCIALES, PERO SON MAS ANTISOCIALES
Los partidos se diferencian radicalmente de los movimientos sociales. Los movimientos
“sociales” son estereotipos creados en un conjunto de valores usuales para redefinir las formas
de la acción social e influir en sus consecuencias. Los movimientos sociales persisten en la
esfera de la sociedad civil demandando o resistiéndose a casi la mayoría de las decisiones
políticas; son estructuras informales reivindicativas, en muchas y reiteradas ocasiones
radicales y violentas. Los partidos políticos, por el contrario, aun originándose en la sociedad
civil, funcionan primordialmente en el ámbito político a través de una organización formal y con
el designio de alcanzar el poder por medio de la competencia política y las elecciones. Los
movimientos sociales, al convertirse en institutos políticos, pueden llegar a ser partidos políticos
si se organizan formalmente, adoptan una estructura y participan en las contiendas electorales.
En el quehacer de los nuevos movimientos sociales destacan: el interés por un territorio,
un espacio a sus actividades o a su mundo, como el cuerpo, la salud y la identidad sexual; el
aborto, el libertinaje, el irrespeto a los sistemas; la herencia y la identidad cultural, las
condiciones físicas de vida y la supervivencia de la humanidad en general. Los valores
predominantes de los movimientos sociales son la autonomía y la identidad, y sus consignas
organizativas, tales como la descentralización, el autogobierno y la independencia, en
oposición a lo que algunos consideran que existe en los partidos políticos: manipulación,
control, sumisión, burocratización, estrictas normas, etc.
Los movimientos sociales rechazan en apariencia su identificación con un código político
establecido (izquierda, derecha, liberalismo, conservadurismo), así como los códigos
socioeconómicos (clase obrera, clase media, pobres, ricos, etc.), y prefieren utilizar códigos
políticos provenientes de los planteamientos del movimiento, con categorías tales como sexo,
edad, lugar y género, aunque ello no significa, ni por presunción, que los movimientos sociales
sean entidades amorfas y heterogéneas en términos de clase e ideología.
Por otro lado, aparece al escenario del oportunismo reinante en nuestra sociedad el
diputado independiente Leonardo Bonilla, el cual logra su espacio en la Asamblea Legislativa
gracias a uno de los pocos errores que cometió la recién saliente Sala de lo Constitucional, al
permitir con su resolución el daño al sistema de partido al contradecir lo que manda nuestra
3

carta magna en relación a los partidos políticos para la vida democrática de El Salvador. El
diputado Bonilla se muestra casi como un Bukele 2.0, al manifestar que siempre él tiene la
razón y que son los partidos políticos los que no funcionan; y ya se escuchan voces que el
diputado Bonilla si es un buen funcionario público, alentando con esto, a que ya nadie quiera
correr por un partido político y todos busquen ser funcionarios de elección popular
independientes.
A todos los mencionados anteriormente, sin excepción alguna, se les olvida el contenido del
artículo 85 “El Gobierno es republicano, democrático y representativo.
El sistema político es pluralista y se expresa por medio de los partidos políticos, que son
el único instrumento para el ejercicio de la representación del pueblo dentro del
Gobierno. Las normas, organización y funcionamiento se sujetarán a los principios de la
democracia representativa.
La existencia de un partido único oficial es incompatible con el sistema democrático y
con la forma de gobierno establecidos en esta Constitución”.
Del contenido del artículo 85 de nuestra ley primaria debemos entender y aprender que
los partidos políticos son representantes posiblemente indispensables de la atmósfera política
salvadoreña. Los institutos políticos donde existe la democracia, libran fundamentalísimas
faenas, inclusive en aquellos Estados que carecen de democracia ejecutan también algunas
actividades. Muchos tratadistas dicen, y creo que mucho acierto, que el Estado moderno es un
Estado de partidos políticos, esto se debe obviamente, al lugar primordial que ocupan no sólo
en la composición de las porciones de representación y de gobierno, sino también por sus roles
de conexión entre el Estado y la sociedad civil.
Debido a esta importancia, los institutos políticos siguiendo siempre a lo estipulado en el
artículo 85 de nuestra ley primaria, son organismos que crean, respaldan y desarrollan muchas
de las instituciones del Estado. Por ende, los institutos políticos, desempeñan funciones
sociales y políticas indispensables en una democracia, al grado tal, que no existen en este
momento ni en futuro cercano organismos o personas capaces de suplantar. Pero es
importante recalcar que, cuando no existen los suficientes controles democráticos o existiendo
son vulnerados al capricho de que quien se le antoje, muchos partidos políticos (por no decir
todos en nuestra triste realidad salvadoreña) pueden adueñarse de la institucionalidad y
convertirse en herramientas opresoras, oscuras, siniestras y anti democráticas. Cuando los
partidos políticos caen en acciones contrarias a su naturaleza normal y ordinaria en una
verdadera democracia se le llama partidocracia; esto ocurre cuando los institutos políticos
provocan y desarrollan pericias clientelares, cayendo en el craso error de destinar los recursos
del pueblo que recogen de las arcas públicas a propósitos diferentes de los previstos y se
podría, en algunos casos, llegar a convenir con sectores contrarios a los principios
democráticos y conducir la edificación de regímenes violadores de los derechos humanos.
En lo fundamental, los partidos políticos son los constructores de los regímenes
democráticos. Son actores distinguidos en los procesos de transición a la democracia y pueden
llegar a convertirse en los vitales avalistas de la ampliación y consolidación de la democracia.
4

ARENA, que es nuestro partido, pero en general todos los partidos políticos son
primordialmente los responsables del desencanto de la mayoría de la sociedad civil (termino
que no me gusta mucho, pero para estar actualizado) hacia ellos, por inoperantes, ineptos,
corruptos, matones, etc. Los partidos políticos han perdido capacidad de atracción, y ello hace
a algunos pensar que los partidos pudiesen ser desplazados por los movimientos sociales.
Entendamos de una vez por todas, que si desechamos a los partidos para que organicen y
regulen la vida política, ¿a quién tenemos con mejores garantías para el quehacer democrático
y su desarrollo? No me digan que al díscolo de Nayib Bukele, que ni el sabe lo que habla o lo
que quiere, ni tampoco me digan que a eso movimientos LGTB o los protectores de una nueva
educación para los niños. Por favor despertemos, y actuemos y veamos que en las presentes
condiciones no tenemos ni vamos a tener nunca organizaciones de relevo que continúen
realizando las funciones de los partidos políticos. Es evidente que algunos de ellos necesitan
mejorar (principalmente el nuestro, ARENA, si ARENA, necesita una nueva dirigencia que
vuelva el rostro y el pensamiento a sus principios y valores), pero es importante saber y
divulgar que sin verdaderos partidos políticos que organicen y estructuren en alguna medida la
competencia por el poder en todos los niveles del gobierno, la democracia, especialmente en
ARENA, será imposible. Es alarmante que el COENA tenga como uno de sus objetivos
primordial la unificación del partido. Unificación que la tuvieron que haber hecho desde el
momento que fue electo el actual COENA, ya que también es producto de un proceso interno
viciado. El COENA quiere unificar, pero para ellos el concepto de unificación consiste en estar
todos los militantes de ARENA en derredor de su candidato presidencial. Quieren a todos a los
que ellos laman traidores por el simple hecho de haber optado por el mejor candidato que era
Javier Siman, los quieren cerca, pero sin darles participación en nada, quieren unidad, pero los
siguen denigrando, marginando y maltratando. Eso se llama falsedad, se llama bajeza no
unificación. Búsquennos, pero acepten que necesitan ayuda, y respeten, y todo podría ser
diferente.
Protejamos a los partidos políticos, principalmente a ARENA, pero esta protección
consiste en tener la personalidad suficiente para manifestarse y decir que no se esta de
acuerdo con la manera que el COENA dirigen a nuestro partido, consiste en denunciar a los
funcionarios públicos corruptos que sean de ARENA, consiste en dar la cara no esconderla
como cobardes ni como borregos. Nos quejamos pero callamos, no enojamos pero decimos
nada, somos cómplices, tengamos valor PATRIOTAS.
No les pido likes, solo cinco aplausos si les gusto; de lo contrario son de los mismos
borregos del COENA, que no les importa el partido ni mucho el país.

DIEGO ARMANDO.

También podría gustarte