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En este artículo...
A menudo se comienza a contar síntesis por la sustractiva, por ser el tipo más frecuente y extendido,
pero históricamente la síntesis aditiva es anterior y comenzar por ella nos facilitará un paso más lógico
desde lo que hemos tratado en las cuatro entregas precedentes. Es un paso que considero será útil.
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Además, en no pocas ocasiones tenemos a nuestra disposición dentro de otros tipos de síntesis
algunos elementos que son propios de la síntesis aditiva y veremos ejemplos de cómo aplicar las
técnicas aditivas en otros esquemas de síntesis.
La síntesis aditiva busca la construcción de sonidos combinando (sumando, es decir, ‘por adición’)
elementos más simples que el sonido original.
Cualquier sonido (es especialmente evidente cuando lo vemos representado en la pantalla de un editor
de audio) puede considerarse como una función x(t), esto es, ofrece un determinado valor en cada
instante t.
Las matemáticas, incluso en la enseñanza secundaria, nos ofrecen muchas formas de describir
cualquier sonido o función x(t) combinando elementos más simples. Si hacéis memoria de
cuando aún os sentabais en el pupitre, recordaréis que cualquier función puede aproximarse con tanto
detalle como queramos mediante un polinomio (que es una suma de tipo a+bt+ct2+dt3+…), una serie
de Taylor y otras muchas formas de descomposición, que sólo se estudian en etapas más avanzadas
de formación. Para los más puristas puede haber alguna función que escape a estos posibles
desarrollos, pero son funciones que sólo existen en el mundo virtual de las matemáticas, no en el
mundo real.
Incluso el muestreo puede considerarse un forma de descomposición. Una señal muestreada está
definida como una combinación de sucesivos impulsos, capaz de reconstruir la señal original
(sustituyendo cada impulso por una sinc, que es la función del filtro de reconstrucción en los D/A).
Útiles como son estas descomposiciones para las matemáticas, son poco recomendables cara a la
síntesis, en la que nos interesa crear y modificar sonidos. No hay una vinculación fácil entre, por
ejemplo, los coeficientes de un polinomio y el resultado audible en la función que representan. El
resultado, en términos de qué oiremos, de modificar un poco cualquiera de los coeficientes de un
polinomio no es trivial, no es fácil de prever. Para conseguir algo tan simple como un cambio de tono
se necesitan cambiar simultáneamente todos los coeficientes y de una forma que no tiene una relación
sencilla con el cambio pretendido. En definitiva, no hay una conexión directa entre esas
representaciones y nuestro objetivo, que es el control del sonido resultante.
Para ser útil cara a la síntesis, tenemos que buscar una descomposición que tenga algún tipo
de significado en términos de sonido, no en términos de funciones o matemáticas ‘puras’.
Por ello, de entre las muchísimas descomposiciones posibles, cuando hablamos de síntesis aditiva
nos referimos a una descomposición en suma de senoides (funciones de tipo seno), cada una de ellas
representando un armónico o parcial.
La descomposición en parciales/armónicos
Una tal descomposición útil musicalmente es la que considerara los armónicos (o más en
general, parciales) que componen un sonido: representan cada uno de los modos de vibración en el
objeto/instrumento que produce ese sonido.
Recordad el ejemplo de la cuerda vibrante que veíamos especialmente en la entrega primera. Varios
modos de vibración coexisten en ella. Cada uno de carácter senoidal y relacionado con los demás de
forma armónica. Los sucesivos armónicos tenían cada uno forma de una senoide. Combinando
suficientes senoides, una para cada armónico, podremos reconstruir el sonido de la cuerda.
Aquí tenéis un ejemplo que he preparado en vídeo. Para curiosos: está realizado en Audacity,
generando varias pistas, llenando cada una con una senoide (220Hz., 440Hz., 660Hz, etc.), y
ajustando las envolventes de amplitud de cada una.
SíntesisAditiva1
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Primero oís un seno a 220Hz, Y poco a poco van entrando por orden los primeros armónicos, con
diferentes niveles. Hacia el final retiro los armónicos pares, con lo que queda un sonido de tipo
clarinete. En la segunda mitad del vídeo volvéis a escuchar el mismo ejemplo, pero mostrando en
imagen la figura resultante de la suma de esos senos (que, no por casualidad, va pareciéndose a un
diente de sierra).
En el vídeo las variaciones del nivel de los armónicos (las entradas de cada uno de ellos) son muy
suaves, muy lentas, para que lo apreciéis mejor. Podéis ver cómo suenan timbres muy diferentes
según estemos realizando una u otra combinación de armónicos.
Pero como veréis en este otro vídeo, realizar sólo una combinación fija de niveles en los armónicos,
genera unos sonidos muy ‘muertos’, sin vida, sin evolución, sin cambio.
A partir del segundo 50 aproximadamente en este nuevo vídeo, podéis ver y escuchar varias formas
de onda generadas mediante el Kawai K3 (uno de los sintes que comento más adelante). En el K3 la
forma de onda de los osciladores se definía estableciendo el nivel deseado para cada uno de los
armónicos. Muchos de los sonidos que oiréis tienen una cualidad ‘vocálica’. Parecen sonar a vocales,
lo cual es resultado de haber ajustado en los niveles de los armónicos unos cuantos picos destacados,
que actúan como los formantes del habla: unas resonancias muy destacadas que se producen en el
tracto vocal, y cuya posición en el espectro es la que determina cuál de las vocales se produce.
Lo principal es que apreciéis cómo imitar una distribución determinada de energía en los diferentes
armónicos no es suficiente. Obtener sonidos interesantes exige mucho más que simplemente
ajustar un nivel fijo para cada armónico. Con niveles fijos tenemos sonidos planos, sin evolución.
Suenan a ‘zumbidos’. Zumbidos con sonido de ‘A’, o de ‘E’, o de tipo ‘oboe’ o de tipo ‘clarinete’, pero
unos insufribles zumbidos.
Recordad ahora el glockenspiel que analizamos en la entrega IV. Teníamos varias rayas en el espectro
que en aquel caso no seguían una serie armónica completa, por lo que las llamábamos parciales, en
vez de armónicos). Algunas desaparecían rápidamente, y otras alcanzaban una mayor duración. Por
tanto la evolución de cada armónico o parcial puede necesitar unos ajustes diferentes. El tiempo
que tardan en aparecer o en retirarse, el si fluctúan o no de nivel, etc.: eso es lo que da vida,
movimiento, actividad al sonido. Y sin esa actividad no hay interés en el sonido resultante. Eso es por
cierto una característica de todos los sentidos: sin movimiento no hay un estímulo duradero; incluso los
malos olores no lo son tanto después de soportarlos un breve tiempo.
No es sólo la evolución en cuanto a amplitud, como ilustrábamos con el glockenspiel. También puede
ser necesario afectar a cada armónico o parcial de una evolución diferente en cuanto a su frecuencia,
su afinación. Analizamos en su momento algunos sonidos que tenían una inflexión característica de
afinación en los primeros milisegundos, que será necesario reproducir en cada una de las senoides
con las que queremos construir sonidos en la síntesis aditiva.
Analizamos también otros que tenían algunos armónicos ‘estables’ en afinación y otros sometidos a
una ‘inestabilidad’ apreciable. Lo que implica que necesitaremos poder también definir cómo debe
variar la afinación de cada armónico con independencia de los demás.
Igual que los detalles de la inarmonicidad o la fluctuación de algunos parciales no es posible ajustarla
en muchos tipos de síntesis (por ejemplo en tantísimos sustractivos), también en una síntesis aditiva
‘básica’ podríamos prescindir de las variaciones de frecuencia personalizadas para cada parcial y dejar
sólo controlables de forma individual las variaciones de amplitud, más un control general para la
‘afinación’. El problema con ello (como veremos en algunos de los ejemplos con sintetizadores
comerciales) es que nos mantendremos en un tipo de sonidos que podemos obtener con otros muchos
esquemas de síntesis más sencillos como FM, wavetable, o incluso sustractiva… No quizá idénticos al
100%, pero sí similares, de una misma familia. La síntesis aditiva 'de verdad' ofrece como atractivo el
poder gobernar detalles de inarmonicidad imposibles con otras.
Escuchad los tres ejemplos audio que aparecen en la versión inglesa de Wikipedia para ‘additive
synthesis’: http://en.wikipedia.org/wiki/Additive_synthesis
Con el ánimo de facilitaros las cosas (dado que el enlace está en inglés) he preparado este extracto en
vídeo:
SintAditiva2
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El primero es una campana obtenida combinando 21 parciales inarmónicos. Podréis ver un sonido
realista creado con síntesis aditiva.
El segundo es un sonido (tipo lo que yo he realizado con Audacity en el primer vídeo) que va
modificando los niveles de varios armónicos suavemente.
El tercero, mucho más identificativo de las peculiaridades de la síntesis aditiva, contiene parciales
cuyas frecuencias siguen movimientos diferentes, cruzándose, cambiando constantemente sus
relaciones inarmónicas, etc. Recuerda en parte a los efectos de aliasing (por esos cruces y cambios de
sentido en los caminos de los parciales) y podéis ver como se trata de un diseño muy ‘conceptual’ del
sonido que nace con um movimiento leve que poco a poco se acelera y propaga hacia más parciales,
hasta generar una cantidad importante de movimiento.
Y poder controlar el nivel y la frecuencia de cada una de esas senoides ofrece la capacidad de
gobernar el timbre resultante a través de parámetros que tienen en sí mismos un sentido musical.
Límites prácticos de la síntesis aditiva
La arquitectura necesaria reclama un altísimo número de elementos para ser construida (ya sea en
forma electrónica o mediante un programa). Un problema evidente es su complejidad: muchos
(demasiados) elementos.
Si queréis realizarlo con electrónica marea sólo pensar en cuántos osciladores y módulos pueden
llegar a ser necesarios, sin contar la maraña de cables y sus muchos problemas. La computación
necesaria en un programa que siga el esquema aditivo tampoco es desdeñable en comparación con
otras estrategias más eficientes.
Pensad en un número, claramente escaso para muchos sonidos, de sólo 20 armónicos. Hay que
ajustar el nivel y la frecuencia de cada uno, pero además al menos el nivel (y quizá la frecuencia)
necesitan estar sometidos a una evolución a lo largo del tiempo, no son constantes. Pensemos sólo en
variar la amplitud (no la frecuencia) de cada armónico y hagámoslo con un modelo muy simple de
variación: la clásica envolvente ADSR, en la que definimos un tiempo de ataque (A, ‘attack’) que es lo
que se tardará en llegar desde el inicio (a nivel 0) hasta el nivel máximo, a continuación un tiempo de
caída (D, ‘decay’) que define cuánto se tardará desde ese máximo hasta un nivel de sostenimiento (S,
‘sustain’) en el que permaneceremos durante la duración de la producción de la nota, que finalizará
con una vuelta a nivel cero para la que se tardará un tiempo de liberación (R, ‘release’).
Al final, se trata de más de un centenar de parámetros, que, pese a todo, en la mayor parte de los
casos, generarían un sonido pobre. Faltarían muchos armónicos, y la evolución de cada uno de ellos -
limitada a ese control ADSR de la amplitud- no permitiría la riqueza necesaria.
Pensad también en algo tan simple en otras arquitecturas de síntesis como conseguir un sonido con
brillo creciente. Sería necesario por ejemplo para simular el ataque de un instrumento de la familia
metal, como una trompeta. Algo tan simple como eso obliga a establecer tiempos de ataque diferentes
para el nivel de cada senoide, más largos para los armónicos más altos. Retocar tantos parámetros
para conseguir un objetivo conceptualmente tan simple es bastante tedioso.
La síntesis aditiva ofrece controles con un significado sonoro fácil de entender, pero en un
número excesivo. Un guitarrista cambia su sonido con sólo atacar la cuerda con la púa o el dedo más
cerca o más lejos del puente. O con algo tan simple como usar la yema o la uña. Gestos simples en el
guitarrista que exigirían al sintesista gobernar cientos de parámetros simultáneamente sobre un
sintetizador aditivo. Excesivo, inabarcable.
Por otra parte el modelo de ‘suma de senos’ no es bueno para la construcción de sonidos con
componentes marcadas de ruido y tendríamos que añadir alguna fuente de ruido para poderlos
sintetizar razonablemente (una fuente de ruido y un filtro que nos permita ajustar el tipo o color del
ruido, su distribución espectral).
Cómo no, en hispasonic podéis encontrar muchos amantes declarados del órgano de tubos, por
ejemplo:
https://www.hispasonic.com/foros/todo-sobre-organos-tubos/273082
El órgano hammond y sus tiradores es una solución electroacústica para un concepto semejante, con
una complejidad -y resultados- menos ambiciosos.
Pero entrando ya en el concepto que realmente conocemos por síntesis aditiva, hemos de situarnos en
las corrientes de vanguardia de mitad del s. XX. Además de la música concreta (combinando
grabaciones) y la música electroacústica (capturando y modificando el sonido ‘real’ de instrumentos
tradicionales), comienza a gestarse la idea de una música íntegramente ‘sintetizada’ creada sin
referencia a sonidos reales o tradicionales. Producto 100% del diseño en un laboratorio sonoro.
En Europa se aborda inicialmente desde la electrónica. En composiciones que hacen uso intenso de la
experimentación con osciladores, uno de los primeros caminos sondeados es el de combinar senoides
para obtener resultados que asemejen las propiedades y sonoridades de instrumentos tradicionales,
para luego poderlos modificar de formas novedosas.
En Estados Unidos, la mayor pujanza económica (cosas de no haber sido escenario de batalla de las
dos guerras mundiales) conlleva que los ordenadores, entonces todavía incipientes, sean algo más
accesibles aunque sólo en las esferas de la investigación. Algunos laboratorios de creación musical se
interesan por sus aplicaciones audio-musicales. A menudo no trabajando en tiempo real (por la
reducida capacidad de computación de aquella época) se idean y pruebas diversas estrategias, entre
ellas, cómo no, una de las primeras la aditiva.
Pronto a uno y otro lado del Atlántico se usan tanto sistemas electrónicos como basados en
computación. Y el que la síntesis aditiva se encuentre entre las primeras intentadas, es debido a
que se trata de una forma de pensar en la estructura de los sonidos que por aquel entonces ya
era conocida. La acústica estaba suficientemente avanzada para ofrecer datos con los que explorar
los caminos de la síntesis aditiva, y la transformada de Fourier ofrecía también formas de estudiar la
estructura armónica en grabaciones y sonidos reales, puesto que permitía obtener la representación
espectral de los sonidos, sobre la que es fácil localizar los armónicos y estudiar su evolución durante el
desarrollo de una nota (como hemos hecho nosotros en las primeras entregas).
[Por cierto existe cierta costumbre, que yo no comparto, de llamar síntesis de Fourier a la síntesis
aditiva, pero eso nos llevaría demasiado lejos]
La llegada de otras formas de síntesis con arquitecturas y parámetros más simples (y no la síntesis
aditiva) fueron las que pudieron hacer despegar un mercado ‘de masas’ para los sintetizadores. Es
realmente la arquitectura sustractiva la que trasladó la síntesis desde los ámbitos de investigación
hacia otros más populares.
Pero ello no significa que la síntesis aditiva no haya aparecido en formato ‘comercial’.
Aunque hay otros, voy a comentar sólo algunos productos que en su momento fueron populares.
Algunos echaréis en falta que mencione al RMI harmonic synthesizer, a menudo considerado el
primer sinte aditivo, pero quiero centrarme en modelos que yo personalmente he probado y usado en
su día.
Los cito sólo para entender mejor el concepto detrás del K3 de Kawai, que en buena medida era una
evolución del concepto del RMI. En él sí podía el usuario especificar a su gusto el nivel de los
armónicos. Ofrece por tanto la capacidad de definir mediante el nivel de los armónicos una forma de
onda básica. Pero al carecer de envolventes para cada uno de los armónicos, la evolución de amplitud
viene dictada por un ADSR genérico, y la evolución tímbrica proviene de un filtro, con su
correspondiente afectación por un ADSR. En definitiva, seguimos con un modelo basado en el
esquema sustractivo, si bien, en el oscilador puede construirse ‘al estilo aditivo’ la distribución deseada
de energía sobre los diferentes armónicos. Tampoco es por tanto 100% un sintetizador que podamos
tildar de ‘aditivo’.
Revisad el vídeo que ya mostramos antes y veréis un ejemplo del tipo de sonidos básicos que los
osciladores del K3 permitían obtener. En sí mismos, como cualquier salida de un oscilador ‘en bruto’,
suenan excesivamente inertes. En el K3 la animación, como decíamos, provenía de modificar estas
formas de onda básicas mediante el clásico juego de síntesis sustractiva (filtros, envolventes, LFOs,
…).
Por cierto, los que seáis hábiles en Ableton Live, podéis realizar algo parecido al K3 con facilidad,
puesto que cuenta con un elemento que permite precisamente diseñar una forma de onda básica
sumando armónicos (posteriormente tendréis que añadirle filtros, etc. para ‘animar’ el sonido). Podéis
verlo en este vídeo:
Hay otros muchos programas que ofrecen soluciones parecidas, pero que yo no llamaría
propiamente síntesis aditiva aunque se comercializan como tales. Son sólo, si queréis, ‘osciladores
aditivos’, pero la síntesis (espero que a estas alturas de la serie ya os haya convencido de ello) tiene
que ver mucho más con la cuestión de cómo ‘mover’ y ‘dinamizar’ espectros.
Nuevamente Kawai lanza los K5 todavía dentro de la década de 1980, tan fructífera en propuestas
por los fabricantes de sintetizadores . Es estos sí, podemos reconocer ya elementos propios de
síntesis aditiva. Se dispone de un alto número de armónicos gobernables, y para ellos pueden
establecerse envolventes de nivel. ¿Cómo evitaron el problema de la explosión de la complejidad y el
nº de parámetros? En realidad se ofrecía un número corto de generadores de envolvente. Y había que
dictaminar para cada armónico cuál de esos generadores de envolvente iba a gobernarlo. Como
resultado aunque tuviéramos un alto número de armónicos en nuestro poder, y para cada uno
pudiéramos definir un nivel, etc. las variaciones del nivel a lo largo de tiempo eran ‘por grupos’ no
individuales armónico por armónico.
Como resultado no era posible conseguir sonidos con un carácter orgánico semejante a los sonidos
naturales, salvo algunos básicos, sino sonidos marcadamente planos y artificiales. Además y pese a
los intentos por simplificar la arquitectura y la programación, seguía siendo un sistema de síntesis
difícil de ajustar.
Podéis ver algunos ejemplos de sonidos realizados sin acudir a la parte PCM del K5000 en este vídeo:
[youtube]http://youtu.be/kwsdXsq7Fec[/youtube]
Son sólo algunos ejemplos de casos comerciales vinculados (unos más, otros menos) a la
síntesis aditiva. Y en todo caso demuestran, si comparamos su éxito frente al de otros modelos y
estrategias, que la síntesis aditiva no es precisamente un territorio demasiado visitado más allá de los
ambientes de investigación musical, ni ha generado una trayectoria exitosa comercial.
Por supuesto, a día de hoy podéis encontrar abundantes propuestas de síntesis aditiva en
formato plugin o software. Por ejemplo Razor de Native Instruments, además de varios plugins
gratuitos. Muchos de estos productos no corresponden a una arquitectura ‘completa’ aditiva (con
envolventes individuales para la amplitud y la frecuencia de cada parcial) sino a variantes reducidas,
tipo los casos ya comentados del K3 o el K5, que combinan un apartado aditivo 'básico' (normalmente
algún tipo de 'oscilador aditivo') con otros módulos habituales en síntesis (filtros, lfos, etc.).
Con esos ejercicios de análisis, como con cualquiera, se acaban aprendiendo algunas claves de
ajustes que pueden extrapolarse y aplicarse a la creación de otros sonidos, o al diseño desde cero de
sonidos nuevos.
En todo caso un diseño 100% desde cero en síntesis aditiva es siempre complejo de llevar adelante. Y
en ese sentido hay otras técnicas que pueden llevarnos antes a nuestro destino, cuando se trata de
crear sonidos sin referencias previas.
Podemos preguntarnos entonces por qué usos reclaman más el modelo aditivo.
La síntesis aditiva es una buena herramienta para la creación de algunas ilusiones auditivas y para
algunos sonidos basados en un diseño muy ‘conceptual’. Por ejemplo podemos obtener sonidos
que sólo tengan los armónicos de orden primo, o sonidos claramente inarmónicos, o sometidos a un
‘stretching’ armónico a voluntad, o sonidos que carezcan de los armónicos múltiplos de 3, o que
sometan a un LFO lento los armónicos impares de forma que el sonido varíe lentamente entre uno y
su octava sin que sin embargo se aprecie arranque de nuevas notas, etc.
La síntesis aditiva resulta excelente compañera cuando lo que buscamos es una ‘deconstrucción’ de
sonidos naturales para poder realizar modificaciones sobre ellos. En buena medida, mucho
software avanzado de tratamiento de audio, como algunos sistemas de modificación de duración o de
tono, sistemas de morphing entre dos sonidos, sistemas de reducción de ruido, de corrección de tono,
etc., aplican una fase de análisis que extrae (de forma más o menos automática, o más o menos
asistida) rasgos de los armónicos y parciales y los deja a nuestra disposición para realizar
modificaciones y una posterior resíntesis.
Aunque no destinado para la síntesis desde un teclado, el software SMS (Spectral Modelling
Synthesis) de Xavier Serra permite también una extracción de rasgos a partir de una grabación que
esencialmente definen un sonido como un conjunto de parciales (cada uno con una evolución
diferenciada en amplitud y en frecuencia) más un ‘resto’ (para modelar componentes de ruido, etc.). Ha
tenido una larga evolución y sigue estando disponible gratuitamente
(http://mtg.upf.edu/technologies/sms), y gracias a las sucesivas mejoras que ha recibido puede
encontrar hoy muchas aplicaciones en el tipo de usos referido.
También es la síntesis aditiva adecuada a determinados sonidos que se adaptan bien a su modelo de
generación de sonido, como lo son muchos tipos de campanas, barras percutidas, pianos eléctricos,
etc. aunque para ellos hay tecnologías más simples para el usuario (como la FM).
Hay muchas ocasiones en las que se puede aplicar una concepción aditiva desde otro tipo de
sintetizadores.
Cuando estudiemos más adelante en la serie la síntesis FM veremos que en los sistemas FM se
dispone de la posibilidad de gobernar independientemente varios osciladores senoidales. Si no
los usamos para modularse en frecuencia unos a otros, sino para combinarlos sumándolos, estamos
de hecho ante una versión simple de síntesis aditiva (simple porque el número de senoides será corto
y no de varias decenas o incluso más de una centena como en un verdadero sintetizador aditivo).
Procurad también tener cuando analicéis sonidos una visión que piense en posibles
‘descomposiciones’. No es infrecuente encontrar sonidos en los que el conjunto de los armónicos
sigue una pauta pero hay uno o unos pocos que siguen otra pauta diferenciada. En ese tipo de casos,
una visión ‘aditiva’ es útil. Ser capaces de detectar esos armónicos que se salen de la regla de los
demás, para intentar recrearlos de forma específica, aprovechando que tenemos normalmente varios
osciladores.
Por ejemplo una forma habitual en muchos sintes analógicos para crear un piano acústico
consiste en usar un diente de sierra en un oscilador para el sonido básico y sobre un segundo
oscilador aplicar un pulso cuadrado o rectangular afinándolo a un intervalo grande por encima del
primero (podréis ver a veces una séptima menor, una docena justa, o más). Lo que se está haciendo
con ese segundo oscilador es añadir sólo sobre unos pocos armónicos más energía, simulando así la
presencia de algunos picos espaciados con los que romper la monotonía del espectro continuamente
decreciente que ofrece el diente de sierra y aproximándose más a la riqueza de un timbre natural. El
punto en el que el martillo golpea a la cuerda da lugar de hecho a la presencia de algunos armónicos
destacados, que se imitan de esta manera.
Esas formas de onda están ahí para que un programador hábil de sonidos las aproveche cuando
necesite enfatizar algunos aspectos del sonido. Encontraréis generalmente ondas con sólo armónicos
pares y sólo impares, por ejemplo. Ondas con uno de cada tres o uno de cada cuatro armónicos y los
demás anulados. Pequeños grupos como ‘racimos’ de armónicos aislados. Y un largo etc. Oídos
aisladamente los sonidos que producen esos ciclos básicos son auténticos ‘zumbidos’, en el sentido
que comentábamos antes. Pero añadidos a otros sonidos, o combinados y procesados (con filtros,
etc.) pueden adquirir sentido.
Son otras posibilidades, muchas veces desapercibidas, que nos ofrecen tantísimos sintetizadores para
mejorar y añadir sutilezas en los sonidos que creemos.
Curso de síntesis
EL AUTOR
Pablo Fernández-Cid
Pablo no puede callar cuando se habla de tecnologías audio/música. Doctor en teleco. Ha creado
diversos dispositivos hard y soft y realizado programaciones para músicos y audiovisuales. Toca
ocasionalmente en grupo por Madrid (teclados, claro).
COMENTARIOS
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#2 por --62133-- el 05/07/2013
joder y tanto que hay que imprimirlo esto,tengo un plugin en firefox que pasa las paginas a pdf,es
para leerlo con detenimiento esto,como siempre una gran currada,una pasada de articulo.
muchas gracias
Me encanta esta serie que estás escribiendo, no la dejes. Yo hace tiempo tenía la idea de escribir
algunos cuantos artículos sobre síntesis en Español, que hay relativamente poca literatura disponible,
en comparación con el inglés, que hay de todo. Sigue así!! Gracias.
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estaba esperando con ganas esta nueva entrega, muchas gracias de nuevo pablo
#9 por --430038-- el 05/07/2013
Generar ruido exige infinitos senos en síntesis aditiva, lo que en la práctica significa que generar
ruido sumando senos es sólo un resultado matemático pero no una vía práctica.
Es mejor (y es lo habitual, mira por ejemplo lo del SMS de Xavier Serra) contar aparte con una fuente
de ruido. Hay también formas de aproximar ruido que iremos tratando (algunas formas de
modulación, por ejemplo).
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MAGNIFICO
Oigan. Alguien de amabilidad suma podría poner por aqui el enlace a la serie de artículos de este
autor para version MOVIL ??
#14 por parker25 el 05/07/2013
Y hasta aquí es donde quería llegar yo. Como dicen más arriba, para hacer un libro/manual con estos
artículos.
Imagino que abordarás los diferentes tipos de síntesis. Si es así, espero la de FM, que me cuesta
bastante asimilar el concepto.
Así es. Seguiremos con sustractiva y luego FM (más otras cuantas). Ya te adelanto que soy un
enamorado de la FM, así que allí nos veremos (no desconectes en verano, que yo sigo)
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El salto que pega hispasonic con esta calidad de articulos es impresionante. Pablo no te vayas nunca
! Gracias
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Buen artículo!
Por alusiones
https://www.hispasonic.com/anuncios/sintetizador-kawai-k3m-hibrido-wavetablevcf-polifonico-6-
voces/208730
No puedo decir menos que GRACIAS! este material es excelente, seria buenisimo que al culminar,
recopilaras todos los archivos ( si los tienes en digital) en un Manual completo en PDF. y así
tendríamos un excelente material para estudiar y repasar la síntesis.Personalmente he entendido un
poco de cada entrega, pero creo que de eso se trata, yo espero al final de esto tener la capacidad de
sintetizar mis propios sonidos ( al menos sonidos básicos). Con tu ayuda se que lo lograre!
#21
Es normal que de momento a varios no os llegue todo. Habrá un momento (diferente para cada uno)
en el que el círculo empiece a cerrase y veáis los nexos entre todo lo que vaya contando.
Es imposible acertar con lo que cada uno de vosotros puede saber/desconocer, pero si seguís la
serie espero de verdad que casi todos acabéis entendiendo mucho mejor los sintes.
#18 +1
Graciosísimo cómo lo has dicho. Bravo.
Bra - vo !!!
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#24 Jajaja...casi se me escapa ese chiste...un "bra", ¡lo que corresponde a una senoidal discreta!
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