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Según se mire la cadena de valor del GNL, se deberán aplicar dos criterios distintos para
determinar la factibilidad económica de un proyecto. En efecto, si se mira desde la
perspectiva del país productor, es necesario buscar mercados que admitan un precio que
compense los costos totales de la cadena, mientras que se analiza desde el punto de vista
del importador, es necesario buscar a un productor que esté dispuesto a vender GNL a
un precio tal, que sumado a los costos del resto de la cadena permitan competir
localmente con gas de otros orígenes o con los combustibles líquidos que substituye.
Por ejemplo, si un distribuidor de un país desea importar GNL para suplir una demanda
que no puede cubrir con gas doméstico o importado por gasoducto desde la región, debe
buscar a un productor que le venda GNL en condición f.o.b a un precio tal que,
agregándole el costo de transporte marítimo, el costo de regasificación e inyección a la
red local, resulte un precio total que sea compatible con el precio corriente del gas de
otros orígenes que se consume en ese momento.
Por supuesto que estos ejemplos son simplificaciones de un problema más complejo,
pero sirven para comprender el razonamiento básico a aplicar para determinar la
viabilidad económica de una cadena estable de GNL. Aspectos tales como: suministro
de base o suministro para cubrir los picos de demanda (con dos niveles de precios
distintos) o la introducción de cierta dosis de flexibilidad en los contratos de suministro
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(con el consiguiente abaratamiento, a costa de mayor riesgo), son factores que
complican la ecuación económica, como se verá más adelante.
Este margen debe ser mayor que la suma de: P GNL que arroje un ROI
aceptable + C de operación y mantenimiento de la planta de licuefacción.
Una vez hecha la corrida de base descripta anteriormente, se pueden efectuar tanteos
con volúmenes mayores de gas transportado y procesado, siempre sin salir de la banda
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que impone el mercado o sin que signifique un sacrificio de precio, ya que todo
aumento del volumen de gas importado o exportado bajo la forma de GNL mejora los
resultados y acorta el período de repago de las inversiones de un proyecto, por simple
efecto de economías de escala. Si con alguna de las alternativas se logra viabilizar el
proyecto frente a los límites de precios existentes en el otro extremo de la cadena sin
aumentar sensiblemente los riesgos, el mismo habrá pasado la prueba inicial y estará
listo para un análisis de detalle.
Inversiones
Los valores indicativos que hoy se usan para las instalaciones terrestres –los buques
metaneros no son alcanzados por esta restricción- están sujetos a fuerte variación en
función de su lugar de emplazamiento. No es lo mismo construir una planta de
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licuefacción en Noruega que en Nigeria, por ejemplo, ya que la disponibilidad de
ingenieros, técnicos montadores, talleres metalúrgicos, servicios de logística y personal
entrenado es completamente distinta en ambos emplazamientos, y ello se refleja en los
costos.
Sujeto a las advertencias antes mencionadas, los valores indicativos de inversión que
hoy se observan para cada segmento de la cadena son los siguientes:
Licuefacción
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En ese orden de ideas, una planta de la mitad de capacidad que la anterior, o sea 4,0
MM t/año, por efectos de la curva de economía de escala cuesta del orden de los
950.000 US$, o sea más de la mitad de aquélla.
Transporte marítimo
Salvo en los casos en los que limitaciones de calado o capacidad de amarre exijan el
empleo de buques de menor porte, la tendencia actual es a aumentar el tonelaje de
los buques metaneros para disminuir la inversión unitaria y repartir mejor los costos
operativos. Si bien hay hoy buques con capacidades superiores a los 200.000 m3 de
GNL en los tableros de diseño de varios ingenieros navales, la capacidad media
actual es de 130.000 m3.
Recepción y regasificación
Este es el segmento de la cadena del GNL que presenta las mayores variaciones en
cuanto a inversión por unidad de capacidad, particularmente por la alta incidencia
que tienen la complejidad de la terminal marítima de recepción y las disposiciones
de seguridad que se le apliquen. Dejando de lado estos dos aspectos críticos –que
pueden llegar a duplicar la inversión requerida- una típica planta de recepción y
regasificación con una capacidad para inyectar entre 14,8 y 16,9 MM m3/día de gas
natural en la red cuesta entre 300 y 400 millones de US$, lo cual arroja un índice
promedio para este rango de capacidades de entre 20 y 24 US$ por m3/día de
inyección.
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Es claro que la curva de economía de escala funciona a mayores capacidades
reduciendo el índice. Por ejemplo, las últimas terminales construídas en los EE.UU.,
que cuentan con capacidades de regasificación del orden de los 28 MM m3/día, han
costado en promedio unos 500 millones de US$, lo cual reduce el índice de
inversión a sólo 18 US$/m3 día de capacidad.
Costos y precios
En Europa, los precios de GNL han estado tradicionalmente ligados a los combustibles
que sustituyen, particularmente el fuel oil con bajo contenido de azufre, si bien los
volúmenes crecientes de gas natural por gasoducto desde Rusia han comenzado a actuar
también como referentes de precio. En dicho campo, Argelia ha conquistado una
posición de abastecedor tradicional en la zona del Mediterráneo –con un reducido costo
de transporte- si bien los embarques de GNL de Medio Oriente a través del Canal de
Suez comienzan a amenazar dicha supremacía.
En EE.UU., los precios que se pagan por GNL importado en la Costa Este o en el Golfo
de México responden a los precios promedio de gas natural doméstico o canadiense
para los contratos de largo plazo, mientras que para las compras spot se utiliza la
referencia diaria del Henry Hub, punto formador de precios de gas en el Golfo. La alta
volatilidad de precios de gas que ostenta el mercado americano representa un factor de
riesgo para los importadores de GNL que no tiene paralelo en el mundo. Un ejemplo
palpable de ello ha sido el comportamiento de los futuros de gas natural en el Nymex,
que muestran oscilaciones de precio de 50 a 60% por encima de los valores anuales
promedio durante las temporadas invernales 2004-5 y 2005-6
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tenga los precios más altos del mundo. Sólo la aparición reciente de una agresiva
competencia del Medio Oriente (Qatar y Emiratos) está induciendo a un cambio en las
reglas de mercado de la zona, con una reducción general de los plazos de los contratos y
la aparición de las primeras compras spot con carácter experimental.
Entrando en el detalle de los precios prevalecientes en el mundo para cada uno de los
precios que conforman la cadena de valor del GNL, examinemos cada uno de ellos:
Así vemos en el mundo precios de gas en boca de pozo del orden de 0,40 y 0,60
US$/MMBtu para licuefación, cuando lo usual hoy sean precios mucho más
elevados, en la vecindad de 2 o 2,50 US$/MMBtu para exportación por gasoducto.
Lo que ocurre habitualmente es que el operador del yacimiento comienza a
presionar para obtener un mejor precio para su gas cuando el negocio se ha
afianzado y se planea la primera expansión de la planta de licuefacción. Esta
situación no se plantea cuando el yacimiento pertenece al mismo grupo económico
que ha financiado la planta de licuefacción –lo cual ocurre a menudo- pero de igual
manera impera el afán por incrementar el precio del gas en boca de pozo para
ponerlo en línea con la tendencia internacional.
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abastecen a sus respectivas plantas que no superan los 30 Km. Como cifra
indicativa, puede estimarse que la conexión yacimiento-planta no excede los 0,50
US$/MMBtu.
Licuefacción
Como valor indicativo, puede estimarse que un costo que oscile entre 1,0 y 1,15
US$/MMBtu es razonable para calcular la factibilidad de un negocio en primera
instancia.
Transporte marítimo
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de recorrido. Este precio unitario en función de distancia se ajusta bastante bien a
los valores actuales de
charteo imperantes en el mundo, que oscilan entre los 70 a 100.000 US$/día para un
buque promedio como el mencionado más arriba.
Recepción / regasificación
Las mismas consideraciones que las aplicadas al caso de licuefacción son válidas
para este caso. La ubicación costera de la terminal, el régimen al cual opera –
inyección de base constante o para cubrir los picos diarios de demanda de la red-, la
capacidad nominal de regasificación que tiene, etc., son factores que inciden en el
costo unitario de este segmento del negocio.
Factores de riesgo
Cabe preguntarse: una vez establecida una cadena de GNL siguiendo las premisas antes
descriptas y tomando los recaudos normales, cuáles son los factores de riesgo que
pueden afectar al negocio? Siguiendo los lineamientos clásicos de teoría económica,
dichos factores –una vez identificados y dimensionados- inciden en la tasa de retorno
que los diversos actores de la cadena de valor del GNL aplicará para justificar su
inversión. Examinemos los principales, sin que el orden en que están enumerados
signifique precedencia o habitualidad.
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Reservas de gas
En casi todos los casos, las plantas de licuefacción han sido construidas para dar
salida al mercado, de gas proveniente de yacimientos a menudo remotos y
frecuentemente ubicados costa afuera. Se registran pocos casos de plantas ligadas a
redes de gasoductos domésticos en el país exportador que permitirían abastecerlas
desde varios yacimientos alternativos.
Si una expansión frustrada por esta causa está sólo destinada a colocar GNL en el
mercado spot o de muy corto plazo, entonces el efecto de lucro cesante sólo recae
sobre el exportador. Pero si la misma es parte de un acuerdo de largo plazo con un
país importador que depende de este abastecimiento y no puede conseguir
fácilmente sustituirlo, entonces el perjuicio se extiende hasta este último.
Tecnología
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y de montaje, constituyen las principales causas de parada que pueden afectar la
ecuación económica del negocio.
Es difícil que estas deficiencias se prolonguen por mucho tiempo, debido a que los
contratos de diseño y construcción incluyen habitualmente cláusulas de garantía con
fuertes penalidades para los contratistas, que contribuyen a su rápida corrección.
Más graves son las deficiencias crónicas tales como el excesivo uso de energía o la
imposibilidad de alcanzar la capacidad nominal de diseño de una planta.
Cualquiera sea la gravedad del defecto, estas fallas pueden ser causal de penalidades
por incumplimiento en los volúmenes contratados, hasta la rescisión lisa y llana de
un contrato de abastecimiento, con las consiguientes consecuencias económicas para
el promotor del proyecto.
El productor de GNL busca con ahinco los contratos de largo plazo que le dan
garantía de continuidad de suministro, condición fundamental para repagar los
préstamos a que ha suscripto y para recuperar su capital. Pero ellos casi siempre
contienen cláusulas de reajuste periódico de precios de GNL en función del
comportamiento de los precios de otros combustibles sustitutos o del gas natural que
el país de destino consume.
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Por un lado, el importador se cubre acortando los plazos de sus contratos y, si elige
colocar embarques en condición spot, debe anticipar los momentos de calma para
intentarlo. Una situación como la descripta da lugar a que el productor de GNL no
recupere sus costos en forma permanente, lo cual pone nerviosos a sus accionistas al
ver que el capital invertido no se recupera el ritmo previsto.
Como se ha mencionado antes, la mayoría de las transacciones con GNL que hoy se
realizan en el mundo responden a contratos de largo plazo, los cuales procuran
amarrar a todos los segmentos de la cadena en el compromiso de suministrar los
bienes y servicios necesarios para garantizar un vínculo estable. La magnitud de las
inversiones fijas que son requeridas para montar una cadena de GNL exige de hecho
para concretarlas la mayor estabilidad posible y los mayores plazos en la relación
comercial.
Así, embarques contratados en condición spot sirven para cubrir picos de demanda
de gas en el país de destino o para llenar huecos de producción en plantas de
licuefacción que operan a un bajo factor de carga. Para los operadores en ambos
extremos de la cadena, los precios a los que dichos embarques se transan son
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marginales y, en tal condición, sirven para mejorar sus respectivos flujos de fondos
o también como indicadores de tendencia a nivel mundial.
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