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¿Qué es un hogar?

Es la estructura vital de la sociedad donde se potencia de manera integral a las personas que lo
componen, desde la interacción cotidiana con pautas positivas de socialización.
La familia es la primera institución que Dios creo - Génesis 1:27-28

Como proveer al hogar:

Acuerdo: Antes de casarse se estaba acostumbrado a tomar decisiones solo. Sin embargo, en el
matrimonio cambia y hay que pensar en lo que conviene para ambos. ¿Es una desventaja? Por el
contrario “Si dos personas combinan sus ideas, podrían encontrar una solución mejor que la que
hubieran encontrado por separado”. No tienes por qué coincidir en todo lo que diga o crea [el
otro], pero tienes que estar sinceramente [abierto] a considerar su punto de vista.
El acuerdo atrae la presencia de Dios y garantiza la respuesta a nuestras oraciones, La falta de
acuerdo abre la puerta a la desgracia. Hay matrimonios que viven en la misma casa, pero
totalmente separados; mundos diferentes bajo un mismo techo.
La unidad activa el poder de la bendición sobrenatural. Esa es la razón principal por la que Pablo
enfatiza: «Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la
paz» (Efesios 4:3). El desafío del matrimonio es hacer de dos personas diferentes y con
identidades únicas una unidad real que permita el crecimiento exponencial. Redoblar los esfuerzos
con la presencia de Dios para mantener una misma visión, un mismo lenguaje, un mismo sentir y
una misma adoración es renunciar a la maldición de la división y el desacuerdo.

Paz: Los padres debemos proveer la paz corrigiendo con paciencia y tolerancia, teniendo al Señor
como el centro de nuestro hogar, confiando en que Dios tiene el control de cada circunstancia, por
ende, nuestras decisiones no serán tomadas a la ligera o por conveniencia.
- Los hijos proveemos para la paz cuando evadimos cualquier sentimiento de amargura, ira o pleito
Proverbios 15-1, 16-24

Amor: Se provee con hechos, palabras cariñosas, de admiración o consideración, de igual manera
perdonando las faltas y acompañando en los momentos de dificultad.
Romanos 12:3
Se ama cuando se corrige
La corrección es útil cuando es motivada por el amor en lugar de la condenación, Está en la Biblia,
1 Corintios 4:14, "No os escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos
amados".
La corrección es útil para los que desean crecer espiritualmente. Está en la Biblia, Hebreos 12:7, "Si
soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no
disciplina?
El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; Mas el que lo ama, desde temprano lo corrige.
Proverbios 13.24
Es necesario que nos demos cuenta que nosotros estamos tratando con principios que requieren
que seamos equilibrados. Si todos estos principios se usan en unidad y en plena armonía con la
Biblia entonces los mismos actuarán a nuestro favor de forma poderosa. No obstante, si no los
aplicamos en la forma que debemos aplicarlos entonces los mismos nos harán tener resultados
devastadores.
Corregir no es reñir. Corregir no es condenar. Corregir no es echarlo fuera como lo peor. Corregir
es amarlo más. Es preocuparse más por él. Corregir al hermano es hacerle sentir el calor de tu
corazón. Corregir al hermano es hacerle sentir que sigue siendo el mismo para ti. Corregir al
hermano es hacerle sentir que te preocupas de él.
No corrige el que murmura y critica. No corrige el que condena y excluye.
No corrige el que siente que le voltea la cara. No corrige el que le niega la palabra.

Disciplina no es castigar, juzgar, ni gritar, o maltratar al niño que no hace lo correcto. En realidad,
la palabra disciplina significa aprendizaje y constituye el medio más adecuado para que los padres
consigan que sus hijos aprendan a comportarse de manera adecuada.
La disciplina, consiste en la aplicación de un conjunto de reglas de comportamiento, para
mantener un orden general de todo lo que se asuma para conseguir los mejores resultados.
Para que cualquier niño pueda convertirse en una persona sociable, equilibrada, segura,
independiente y autónoma debe haber asumido disciplina, normas y límites en su crianza, de lo
contrario será “problema en su medio social”.
La disciplina permite establecer un equilibrio moral en el que se premia lo correcto y se corrige lo
que está mal. No obstante, tenemos que tener en cuenta que jamás debemos hacerlo con una
conducta de autoridad hostil o incomprensiva.
Toda regla que apliques debe estar en concordancia con la edad y las capacidades del niño.
Exagerar puede ser tan destructivo como no disciplinar, o incluso mucho peor. Es importante que
seamos constantes y coherentes sin olvidar que toda persona es generalmente el reflejo de sus
padres y de las vivencias de su infancia.

Abrigo: cuando procuramos cuidar de todas las áreas de nuestra familia (salud, educación,
bienestar)
- Como hijos proveemos para el hogar abrigo cuando contribuimos para el cuidado y atención del
hogar (arreglos materiales, alimentación, servicios)
Todos los seres humanos tenemos necesidad de cobijo, de un lugar que nos proteja del
desamparo, de la soledad, de la inestabilidad. Esta necesidad naturalmente humana es la que nos
lleva a crear un hogar, a construir o buscar una casa o un piso para fundar un amor y una familia.
El hogar es nuestra defensa frente a la intemperie y a la inclemencia del exterior. En el hogar
defendemos nuestra privacidad, puesto que ahí, en nuestro hogar, queda a salvo nuestra vida
privada. Pero el hogar no es solamente nuestro “refugio” frente al mundo, sino también nuestra
“mediación” frente al mundo.
El hogar está hecho a la medida del amor humano, por eso el hogar como el amor, es un proyecto
a largo plazo; incluso, podría decirse que crear un hogar es un proyecto interminable. No se trata
solamente de tener una casa o un piso, pues muchas personas los tienen pero no llegan a
constituir un “hogar, dulce hogar”. Ni siquiera se trata de que cada día sea una casa más
agradable, espaciosa, lujosa o confortable. No. Se trata de que sea un lugar cada vez más propio e
íntimo. Un lugar donde se pueda convivir: eso es el hogar.
“La solidaridad familiar es un valor en alza”, esto lo asegura un estudio español que ha descubierto
que las crisis han sacado lo mejor de las familias y se han convertido en el secreto para evitar el
tan temido colapso económico o problemas de mayor magnitud.
La mayoría de familias que ayudan a los suyos están contentas de hacerlo, pero también hay que
cuidar que no vivan sobrecargadas. Porque es un hecho que los miembros de la familia estamos
para ayudar, pero también hay que saber delimitar hasta dónde y hasta cuánto, debemos estar
conscientes de que nunca se debe abusar de la ayuda, menos si se trata de la prestada por
nuestros seres queridos.

Alimento espiritual: Orando por cada uno de los miembros del hogar, compartiéndoles la palabra
e inspirándoles con nuestro testimonio a amar y a obedecer al Señor deleitándonos en sus
mandamientos por disfrute y no por imposición, hacer brillar la fe en nuestras debilidades y
limitaciones de manera que al recibir la respuesta victoriosa de Dios de él sea toda la gloria
Deuteronomio 10:21

- Cuando los padres toman tiempo para enseñar a sus hijos un genuino amor por Dios, están
protegiendo sus corazones e invitándolos a elegir el mejor camino cuando crezcan.
- La Palabra de Dios sembrada en el corazón de un niño nunca regresará vacía, sino que guiará al
niño por el camino correcto; le servirá de norma de conducta, de fuente de inspiración y sobre
todo, le enseñará el camino para acudir a Dios cuando más lo necesite.
- Los hijos que al crecer recuerdan a sus padres orar por ellos, se sienten seguros y saben que Dios
tiene planes con ellos en el futuro. Por eso, insista en orar por sus hijos y tome tiempo para
bendecirlos.
- la formación espiritual tiene peso solo cuando la enseñanza que damos a nuestros hijos se refleja
primero en nuestra conducta como padres. De lo contrario, podríamos provocar rechazo en
nuestros hijos por las cosas espirituales, si ellos observan que vamos a la Iglesia pero al llegar a
casa vivimos contrario a los valores que profesamos tener. O bien, cuando imponemos una vida de
ritos, pero en casa no hay vida, paz, esperanza o confianza en Dios.
- La vida espiritual tiene como fundamento el amor, por lo tanto, si como padres somos ejemplo
de gozo, paciencia, bondad y misericordia, estamos siendo congruentes con nuestra fe.
- Formar espiritualmente a nuestros hijos, es enseñar un estilo de vida, y esto se inspira y se
modela. Con el tiempo nuestros hijos seguirán nuestros pasos y llegará el momento en que
decidirán por la fe de sus padres, y esto depende del ejemplo que les demos.
- No convierta la vida espiritual en algo ritual o simplemente religioso. La vida espiritual es una
forma de ser y se expresa en todo momento y lugar. Por eso nuestros hijos observan en silencio
cómo nos comportamos a la hora de hacer negocios, cómo nos relacionamos como esposos, cómo
hablamos en casa y cómo somos cuando estamos en la intimidad de los amigos y la familia. Sin
darnos cuenta, nuestros hijos llegan a hablan y actúan como lo hacemos nosotros.
- La vida espiritual la refleja la forma en que hablamos cuando vamos con la familia de paseo,
cuando resolvemos las diferencias, encaramos las crisis personales y cuando nos ven dar gracias a
Dios. Inspiramos a nuestra familia a tener una fuerte relación con Dios cuando lo convertimos en
el centro de nuestras vidas y de nuestro hogar.

El amor a Dios no se impone, se modela, se inspira y se transmite de padres a hijos cuando es


parte de una experiencia cotidiana. No significa perfección, o apariencia, significa una relación que
transmite vida, alegría, gratitud, paz, esperanza, ilusión y fe.
Algunos de los beneficios de poner a Dios como el centro de la familia son:
-Ponemos el fundamente ético y moral que guía a la familia.

-Transmitimos fe y esperanza a nuestros hijos.

-Enseñamos a nuestros hijos a confiar en Dios.

-Creamos una costumbre que nunca se olvida.

-Nos une como familia.

-Sabemos acudir a Dios en medio de la crisis.

-Es una contención para la familia en los momentos cruciales.

-Nos enseña a dialogar como familia y a escucharnos unos a otros.

-Nos muestra el camino al éxito duradero.

-Nos enseña a disculpar el error y a pedir perdón cuando nos equivocamos.

Nuestros hijos necesitan que como familia tengamos una vida espiritual fuerte, constante,
auténtica y llena de ilusión y alegría. Porque ellos necesitan tener fe, esperanza y ánimo para
encarar la vida por ellos mismos.

Alimento físico: Procurando alimentar y nutrir adecuadamente nuestra familia sanamente,


equilibrada en sal, dulce y grasas para prevenir con una buena salud
1 Samuel 25:18, 2 Samuel 17:27-29

El conocimiento nutricional de los padres y el entorno en el que el niño se alimenta son claves
para que se mantenga un buen estado de salud durante su crecimiento y evitar futuros problemas
de sobrepeso y obesidad
Es de sobra conocido que el ambiente familiar tiene una importancia crucial en el estado de salud
de sus miembros más pequeños, los niños. Los padres son los responsables de las primeras
experiencias con alimentos de sus hijos y, aunque muchas veces no son del todo conscientes de
ello, tienen el poder de modelar las preferencias y gustos de sus hijos por los alimentos.
Los padres son el modelo a seguir y sus hábitos y comportamientos alimentarios se transmitirán
de forma más o menos voluntaria influyendo en la salud de sus hijos. Como ya indicaban algunos
expertos tanto la restricción, la presión o la excesiva permisibilidad en la alimentación de los niños
suele conducir al desarrollo de malos hábitos de alimentación que les aumentan el riesgo de
padecer sobrepeso y obesidad (2).

La alternativa a estas prácticas es, por tanto, fomentar el gusto por alimentos más sanos y esto
sólo se puede conseguir mediante el ejemplo desde la más tierna infancia: si unos padres no
consumen de forma habitual frutas y verduras, sus hijos tampoco lo harán y menos si son
“obligados” a ello. Por este motivo, en la práctica clínica, el análisis del entorno familiar está
cobrando gran importancia dejando de centrarse en el paciente en particular para tratar a todo el
núcleo familiar cuando un menor se ve afectado.
A modo de prevención general, los expertos proponen una serie de recomendaciones para
mejorar el entorno familiar de alimentación. Éstas son aplicables a partir de los 12 meses de edad,
que es cuando los niños empiezan a tener autonomía en su alimentación (2):
- Dar ejemplo eligiendo alimentos saludables y haciendo “entrecomidas” y que el niño lo vea y
comparta el momento.

- Evitar preparar comidas separadas para el niño aunque la suya se presente de modo más
llamativo o de forma que pueda cogerlo con las manos (sobre todo si es pequeño aún para usar
utensilios).

- Establecimiento de rutinas en torno a lugar y la hora de comida.

- Asegurarse que los niños están sentados en una posición cómoda, bien apoyados.

- Fomentar que el tiempo de comida sea divertido, hablando de temas que no tengan que ver con
la comida pero evitando distracciones tales como la televisión, los juguetes, etc.

- Evitar discusiones sobre el alimento. Hablar con afecto y escuchar sus argumentos de por qué le
gusta o no le gusta una comida. Esa información puede usarse en futuras comidas, por ejemplo,
para mezclar las cosas que menos le gusten con las que más.

A parte de esto, sigue siendo conveniente que los padres o responsables de la alimentación del
niño tengan conocimientos sobre lo que es una alimentación sana para que al hacer la compra se
apliquen esos conocimientos. Esto hará que en el hogar estén más accesibles a los niños los
alimentos que le convienen en cada momento de su crecimiento y desarrollo.

Descanso: Al disponer tiempo para compartir, recrearnos en familia, salir de la rutina, viajar, ir de
vacaciones

La falta de descanso o recreación tiene su efecto negativo en el ámbito personal, pero también en
el ámbito familiar. Dejemos que la Biblia nos hable sobre la necesidad de descanso y recreación en
la familia. Según Juan 10:10, Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan
en abundancia” Sin embargo de esto, muchos creyentes y sus familias se ven atrapados en un
frenético ritmo de vida, al punto que no tienen tiempo para experimentar el gozo sin igual de la
vida abundante que Cristo ofrece a los que son suyos. Como padres cristianos que somos,
debemos buscar un equilibrio entre el tiempo que dedicamos a nuestras responsabilidades
personales y el tiempo que dedicamos a nuestros hijos. No olvidemos que el tiempo que podemos
pasar junto a nuestros hijos es tan corto y pasa tan rápido, que el momento menos pensado será
tarde para poder estar junto a ellos. De aquí nace la necesidad de tener un tiempo dedicado
exclusivamente no solo a los hijos sino también a la esposa. Alguien ha dicho muy bien que las
actividades recreativas en la familia son tan indispensables como la alimentación. La comida
alimenta el cuerpo y no podemos vivir sin comer. Las actividades recreativas alimentan no solo el
cuerpo sino también el alma y no podemos vivir sin descansar. Dudo que alguna familia, en un
momento de locura, decida que va a dejar de comer. Entonces ¿Por qué existen familias que
voluntariamente han decidido que no van a tener un tiempo de descanso? Consideremos algunos
principios generales que deberían gobernar el tiempo de recreación o descanso en la familia
auténticamente cristiana. Primero y más importante, la actividad debe honrar a Cristo. Colosenses
3:17 dice: “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor
Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él” Es obvio que existen muchas actividades
recreativas que de ninguna manera pueden hacerse en el nombre de Cristo. Si uno, honestamente
delante de Dios, no puede pedir la bendición de Dios sobre cierta actividad recreativa, es mejor no
hacerla. En cierta ocasión un joven me preguntó si ir al cine o bailar o tomarse un trago eran
actividades recreativas permitidas para un creyente. Yo le cité justamente el texto que leí hace
poco, Colosenses 3:17 y le dije: Si de corazón puedes pedir a Dios que bendiga estas actividades y
puedes agradecer a Dios en el nombre de Cristo por ellas, con sinceridad, entonces, adelante.
Hazlas. Este joven estaba honestamente buscando agradar a Dios en su vida y llegó a la conclusión
que le era muy difícil glorificar a Cristo desperdiciando su tiempo en la sala de un cine o en el loco
frenesí de la discoteca. Segundo, la actividad recreativa nunca debe interferir con las obligaciones
que todo creyente debe tener con su iglesia local. Ciertas actividades recreativas no son malas en
sí mismo, pero se tornan malas cuando se las realiza en el tiempo que la familia debe estar en
alguna actividad de la iglesia local. Un paseo con la familia, por ejemplo, es una actividad
recreativa excelente para la familia porque permite a la familia escapar del ruido de la ciudad y da
oportunidad para disfrutar juntos de momentos de compañerismo. Pero cuando el paseo familiar
tiene lugar un domingo a la mañana, por ejemplo, cuando en la iglesia local se está realizando
diversos cultos de adoración, esta actividad provechosa para la familia se torna en algo negativo
para ella. 1 Corintios 10:31 dice: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para
la gloria de Dios” Un paseo familiar o cualquier otra actividad recreativa sana, pero realizada en el
tiempo que la familia debe estar con la iglesia, no puede ser de ninguna manera para la gloria de
Dios. Tercero, las actividades recreativas deben ser equilibradas en cuanto a tipo. Básicamente
existen dos formas de distraerse. La una es pasiva, cuando miramos televisión o cuando
conversamos o cuando miramos un partido de fútbol. La otra es activa, cuando nadamos o
jugamos fútbol o andamos en bicicleta. Debe haber un equilibrio entre estas dos formas de
recreación en la familia. Existen ocasiones cuando la recreación pasiva es apropiada. Si se ve
televisión se lo debería hacer en familia, bajo la atenta supervisión de los padres. Con la carga de
violencia, crimen, sexo ilícito e inmoralidad, que se aprecia en casi todos los programas de
televisión no queda mucho para escoger y nosotros como padres debemos ser muy selectivos en
cuanto a esto. Es preferible hallar placer en la conversación entre familia. El nivel de conversación
debe estar acorde con la edad de los hijos en la familia, de modo que todos en la familia puedan
participar en la conversación. Pero existen otras ocasiones cuando la recreación activa es
necesaria. ¿Quiénes no hemos disfrutado de una caminata con la familia o de la natación, o de la
práctica de algún deporte entre familia? La edad de los miembros de la familia es clave para
seleccionar la actividad recreativa más conveniente. Cuarto, las actividades recreativas en la
familia deben ser divertidas. Eclesiastés 3 nos dice que todo tiene su tiempo, tiempo de llorar y
tiempo de reír. Proverbios 17:22 dice: “El corazón alegre constituye buen remedio, más el espíritu
triste seca los huesos”

El cuidado de la economía del hogar: Debemos pedir a Dios sabiduría para administrar el dinero y
los recursos que el provee en lo que realmente se necesita y no malgastar en cosas inoficiosas,
tener un ahorro familiar para un proyecto en conjunto (casa, carro, empresa)

Buenos hábitos en el hogar: Fomentar reglas de comportamiento, respeto, comunicación,


puntualidad y educación en el trato familiar y externo
Proveer un ambiente de seguridad: Priorizar por un hogar estable y comprensivo, donde se evada
cualquier actitud de tratos violentos, palabras fuertes o de doble sentido, promover la confianza,
credibilidad y respeto

De orden: disponer de un espacio limpio y organizado, de igual manera establecer horarios de


llegada, alimentación y dormida. Sentarnos a la mesa a comer juntos

Proveer estabilidad familiar: Afrontar cada circunstancia con prudencia y sabiduría, orando al
Señor para que las emociones no tomen control de las decisiones

Proveer estabilidad espiritual: Tener una comunión espiritual que afirme la madurez en el Señor
para guiar y velar por la vida espiritual de la familia

La provisión para el futuro: para el matrimonio para los hijos: Identificar y fortalecer las
habilidades de los hijos y los padres de manera que sean personas serviciales en el hogar, la iglesia
y la sociedad, enseñarles a ser buenos administradores, ahorradores, esforzados, emprendedores
y visionarios.
Orar y aconsejarles sobre la persona que han de conformar un hogar, buscando cumplir la
voluntad y propósito de Dios

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