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INDICE
• Presentación ………………………………………………………………………………………………..….pag.2
• Dedicatoria…………………………………………………………………………………………………..….pag.3
CAPITULO I
CUENTOS
1.1. El puku puku y el gallo…………………………………………………………………………………………..pag.6
1.2. El zorro que fue al cielo …………………………………………………………………………………………pag.7
1.3. Los tres jóvenes perezosos……………………………………………………………………………………….pag.9
1.4. Los músicos y el canto……………………………………………………………………………………………pag.10
1.5. Q´ota anchancho………………………………………………………………………………………………….pag.11
1.6.Tayta cazeres y los niños ………………………………………………………………………………………… pag.12
1.7. El toro encantado………………………………………………………………………………………………… pag.13
1.8. El terror de los puentes ………………………………………………………………………………………….. pag.14
1.9. La laguna de paca …………………………………………………………………………………………………pag.15
1.10. La dama y el viajero ………………………………………………………………………………………….… pag.16
CAPITULO II
MITOS
2.1. Wayna y kailila ( joven y sapo) ……………………………………………………………………………… pag.17
2.2. El condor y la pastora ………………………………………………………………………………………… pag.19
2.3. La luna y el sol ……………………………………………………………………………………………….. pag.20
2.4. El zorro y Santiago……………………………………………………………………………………………. pag.21
2.5. El origen del lago Titicaca …………………………………………………………………………………… pag.22
2.6. El mito del cóndor ……………………………………………………………………………………………. pag.23
2.7. El condenado …………………………………………………………………………………………………..pag.24
2.8. El origen de Huancayo …………………………………………………………………………………………pag.25
2.9. Mundo fantástico ……………………………………………………………………………………………... pag.26
2.10. La laguna de paca………………………………………………………………………………………….… pag.27
CAPITULO III
FABULAS
3.1. El pavo real y la Grulla ………………………………………………………………………………………… pag.28
3.2. La naturaleza de la mente ……………………………………………………………………………………… pag.29
3.3. La rosa y juan ………………………………………………………………………………………………….. pag.30
3.4. Sobre el matrimonio……………………………………………………………………………………………. pag.32
3.5. El águila y el escarabajo…………………………………………………………………………………….….. pag.33
3.6. El elefante y el león ……………………………………………………………………………………………. pag.34
3.7. La cigarra y la hormiga ………………………………………………………………………………………… pag.35
3.8. La zorra y el cuervo…………………………………………………………………………………………….. pag.36
3.9. La liebre y la tortuga……………………………………………………………………………………………. pag.37
3.10. La liebre y las ranas …………………………………………………………………………………………… pag.39
CAPITULO IV
ADIVINANZAS……………………………………………………………………………………………. pag.40-41
4.1. La cucaracha
4.2. La rana
4.3. El caracol
4.4. La lagartija
4.5. El cangrejo
4.6. El murcielago
4.7. La araña
4.8. El búho
4.9. El cienpies
4.10.El hipopotamo
4.11. Letra M

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4.12. Letra A
4.13. Letra T
4.14. Letra R
4.15. Letra L
4.16. El abecedario
4.17. Letra S
4.18. Letra Ñ
4.19. El sol
4.20. El Cielo
CAPITULO V
TRABALENGUAS……………………………………………………………………………………………. pag.42-43
5.1. Por los mares
5.2. En un juncal
5.3. Si la bruja
5.4. Papá
5.5. Ahí donde
5.6. Es amor
5.7. Como quieres
5.8. Mi mamá
5.9. El cielo
5.10. Lenguas
5.11. Trapecistas
5.12. Si sansón
5.13. Me quieres
5.14. Bosque
5.15. Roedores
5.16. El hipopótamo
5.17. El cielo
5.18. Yo te quiero
5.19. Paco
5.20.Pablito

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Cuentos

El PERRO ASTUTO

Habia una vez una persona con un perro q lo querria mucho hasta q se fueron a la Selva y al perrito no le
gustaba asi, que se escapo y vio a una pantero, al verla se asusto ya que al verla, la pantera salio a toda
carrera y piensa que se lo van a devorar, piensa rápidamente que puede hacer. Ve un monton de huesos de
un animal muerto y se pone a morderlos. Cuando la pantera esta a punto de atarcarlo, el perrito dice en voz
alta ¡uah¡¡ “Que rica estaba esta pantera que me acabo de comer”. La pantera lo escucha y frenando se
seco gira y huye despavorida pensando “!Eseperrito casi me come a mi también¡”. Un Mono que andaba
trepando en un árbol cercano y que había visto y oído a toda escena, sale corriendo tras la pantera para
contarle como lo había engañado el perrito. EL perrito alcanza a oír al mono chismoso. Después que el
mono cuenta a la pantera la historia que vio, esta muy enojada le dice “subete a mi espalda y busquemos al
perro a ver quien se come aquin se come a quien” y salen corriendo en busca del perrito .

El perrito ve a los lejos que vuelve la pantera , pero ahora con el mono chismoso encima. “Y ahora ¿Qué
hago?” , se pregunta, y en lugar se salir corriendo se queda sentado dándoles la espalda como si no hubiera
si nos hubiera visto. Cuando la pantera esta a punto de atacarle , el perrito dice: ¡Pero que mono tan tonto!
¡hace media hora que lo mande a conseguirme otra pantera y no aparece!. Al pasar el rato el perrito lleno
de miedo ya que no tenia mas ideas para librarse de los depredadores, encuentra el camino a casa el dueño
tan feliz de verlo le dice que tal mi perrito ya que puede con todos los depredadores

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ZORRO QUE FUE AL CIELO

Dicen los achachilas que cierta vez el zorro se encontraba al lado de un río y
melancólicamente observaba las imágenes que reflejaban sus aguas. Se veía a gente
bailando, bebiendo y riendo. ¿Qué pasaba? Las aguas del río no hacían más que
reflejar la algarabía que allá arriba se vivía: en el cielo estaban de fiesta.
El zorro, que andaba cabizbajo y pensativo, no se dio cuenta que un cóndor había
bajado a tomar agua. Al verlo se le ocurrió una gran idea.
- ¿Qué pasa amigo tiwula? – preguntó el cóndor.
- Es que quiero ir a la fiesta que hay arriba en el cielo y sólo, no puedo. ¿Por qué no
me llevas tata condori? – dijo el zorro.
El cóndor aceptó de buena gana el pedido del zorro y le dijo que se montara en su
espalda. Volando hacia las alturas llegaron al cielo y se unieron a la fiesta. Comieron
bastante, bebieron y se divirtieron.
Al cabo de un rato el cóndor buscó al zorro que andaba perdido entre tanta gente
alegre y le dijo que ya era hora de volver. El zorro, entusiasmado con el festín, no
quiso regresar y se quedó allá arriba. Cansado de esperar, el cóndor retornó sin su
compañero a la tierra.
Acabada la fiesta, el zorro, que se había quedado solo, se fue de visita a la casa de una
estrella. Como todavía tenía hambre, la estrella le alcanzó una olla de barro y le dio un
granito de cañihua para que se hiciera una mazamorra. El zorro miró el grano con
desconcierto y pensando que eso no iba a ser suficiente le dijo a la estrella:
- Pero ¿cómo va a alcanzar un solo grano de cañihua para los dos? Eso no alcanza ni
para mí.
Y sin que la estrella se diera cuenta, rápidamente aumentó diez granos más a la olla.
Así comenzó a preparar su mazamorra de cañihua mientras se le hacia agua la boca.
El zorro contento seguía en la tarea de remover la mazamorra que estaba casi a punto.
De pronto la olla comenzó a rebalsar y la mazamorra chorreando, chorreando fue a dar
al suelo. Como el zorro andaba muerto de hambre se puso feliz a lamer lo que caía de
la olla y casi sin descansar trataba de comérselo todo. Pero la alegría pronto se
convirtió en angustia pues la olla seguí rebalsándose y la habitación se iba llenando de
cañihua sin que el zorro pudiera hacer nada para detenerla.
La estrella al ver su casa llena de mazamorra se puso muy enojada y colérica y a gritos
le dijo al zorro:
- ¡Zonzo nomás siempre habías sido, tiwula! ¿Por qué has aumentado más cañihua?
¿Acaso no te había dado suficiente?
¡Ahora todito te lo vas a tener que comer!
El zorro, arrepentido y triste por su desgracia, se angustió más aún y, no pudiendo
hacer nada, pensó que lo único que le quedaba era regresar a la tierra. Entonces se ató
a una soga y fue donde la estrella a suplicarle que le ayudara a bajar.
La estrella aceptó ayudarlo y sujetó la soga para que el zorro pudiera bajar.
Camino a la tierra y cuando escasamente le faltaban diez metros, el zorro vio a un loro
que volaba frente a él y, liso como era, sin más ni más, lo insultó diciéndole:
- ¡Loro lengua de papa!
- ¡Loro lengua de chuño!
- ¡Yo te puedo matar!

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El loro lleno de furia por los insultos del zorro, comenzó a picotear la soga por la que
éste descendía. Al ver que la soga se rompía, el zorro comenzó a gritar fuertemente
diciendo:
- ¡Extiendan un frazada suave!
- ¡Extiendan una frazada rosada!
- ¡Miren que vengo del cielo!
Los desesperados gritos de zorro fueron vanos. Nadie los escuchó. A gran velocidad
cayó en medio de duras rocas y su panza repleta de mazamorra se reventó.
Con la caída la cañihua se esparció por todas partes.
Cuentan los achachilas y awichas (abuelos y abuelas)que fue así como apareció este
alimento en el altiplano.

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LOS TRES JÓVENES PEREZOSOS

Cuentan que, en una comunidad vivía una mujer con sus tres hijos, ella ya era anciana
no podía trabajar la chacra y cada vez más sus alimentos que había guardado estaba
escaseando. Un día cuando ya comenzaba la época de la siembra, la mujer a sus hijos
les dijo: vayan a barbechar la tierra para sembrar papas, ellos dijeron: si mamá;
entonces esa mañana se fueron hacer la chacra llevando su fiambre. Pero ese día no
habían hecho nada los tres hermanos. En la época de la siembra les dijo: que vayan a
sembrar, ellos dijeron si mamá, la madre les puso buen fiambre y los jóvenes en la
parcela donde deberían de sembrar se dedicaron a jugar y se echaban. Así ellos
engañaban a su pobre y triste madre. Luego llegó la época de la cosecha y la madre
les ordenó que fuesen a escarbar papas nuevas, y ellos se fueron a la chacra,
escogieron las mejores matas de la chacra ajena, y llevaron la papa para que cocine la
madre, su madre se sintió muy contenta porque sus hijos llevaron papas grandes. Les
felicitó, luego la mujer se dirigió a la chacra de papas para escarbar y miró la chacra
que tenía las mejores matas y dijo: esta debe ser la chacra que han hecho mis hijos
trabajadores.

La mujer empezó a escarbar, cuando estuvo escarbando se le acercó una persona y le


dijo: oye mujer ociosa que haces escarbando mi chacra. La mujer le dijo: yo estoy
escarbando lo que han trabajado mis hijos. El dueño le dijo: tus hijos perezosos no han
hecho nada, cada vez que venía a la chacra se echaban y jugaban y por la tarde
regresaban a su casa. Así la madre recibió castigo.
La mujer de pena y llorando retornó a su casa a sus les dijo: jóvenes ociosos, donde
está la chacra que han trabajado, ustedes me han mentido, él dueño me a pegado por
culpa de ustedes. Los tres hermanos imforecidos respondieron mamá: ahora verá la
chacra que hemos trabajado, todito lo cosecharemos, mencionando estas palabras, se
fueron convirtiéndose: el menor en viento, el intermedio en granizo, y el mayor en la
helada.
Desde ese día, se le conoce al viento, al granizo y a la helada como los jóvenes
perezoso y ladrones de la chacra.

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LOS MÚSICOS Y EL ENCANTO

Para una fiesta de “Casarasiri” (matrimonio) una familia había contratado una banda
de músicos. Esta tenía un contrato para todo el día, pero cuando llegó la noche, los
músicos ya estaban borrachos, es que había tomado mucha cerveza, pero como
estaban borrachos ya no les importaba nada. El dueño de la fiesta les daba más
cerveza para que toquen. Ya era cerca a las 12:00 de la noche que decidieron irse. Se
fueron tocando por la pampa, tomando y tocando. Así, tan borrachos en la noche se les
apareció un hombre, para ellos era como si fuera de día, ese hombre les dijo: les voy a
pagar todo lo que quieren señores músicos. Bueno, hicieron otro contrato. Entonces les
hizo caminar por una ciudad, los músicos asombrados. Pero antes de entrar por la
puerta uno de los músicos se quedó a orinar, cuando todos entraban, él se ha
desesperado porque no acababa de orinar y de pronto se cerró la puerta, él músico
empezó a tocar la puerta, pero nadie le habría, tanto fue que tocó se cansó, entonces
furioso se decidió seguir caminando, mientras tanto se escuchaba la banda. Así él
músico llegó a su casa en la madrugada, más tarde las esposas de los demás músicos
preguntaban donde están sus compañeros, él un poco mareado le dijo: se fueron a
tocar a otro sitio, cuando estuvimos viniendo se hizo la contrata. Al saber la noticia
todos los familiares decidieron ir al sitio, él los llevó, es aquí dijo, los familiares solo
vieron un cerro y se escuchaba la banda de músicos, entre ellos se miraron. El músico
dijo: esta parte del cerro era una puerta dorada y ahora no hay nada, sólo estás rocas
nomás.

Así, que durante una semana seguía tocando de día y noche, esto ha desminuido cada
día poco a poco. Por este motivo se dice que cuando contratamos una banda de
músicos se deben irse antes de media noche a su comunidad, porque les puede coger
el encanto.

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Q'OTA ANCHANCHO

El legendario y mitológico Lago Titicaca es fuente inagotable de maravillosos relatos. El


antiguo poblador aymara nos ha dejado una serie de patrimonio cultural; una de ellas
es el espectacular mito del “Qota Anchancho” (demonio del lago)

De las milenarias aguas del Lago Titicaca emergió un gigantesco demonio, que con su
furia arrasaba todo lo que encontraba a su paso. Al furor de las olas, se tragaba cuanta
embarcación se cruzaba en su trayecto, y tras sembrar desgracias, desaparecía
velozmente en las altas cumbres heladas de la cordilleras Orientales y / u occidentales
de los Andes.

Tan pronto advertían la presencia del maligno ser, los habitantes – en estado troglodita
– en un marco de desesperación y terror huían para refugiarse donde podían.
La ira del demonio era incontenible, así como la llegada de enfermedades era la
secuela de daños ocasionados por el monstruo. Tanto miedo y pavoroso respeto había
infundido el maléfico ser lacustre, que los aborígenes, llegaron a considerarlo al espíritu
endemoniado de las aguas, por lo que lo deificaron y le erigieron totems, para rendirle
culto.

Los más supersticiosos creían que era la encarnación de Satán que descargaba su ira,
sembrando daños y desgracias a la humanidad y todo los seres.

Ritos Diabólicos ó idólatras nacieron en diferentes lugares. Para que la furia salvaje
atenuara y no continúe con sus desmanes le ofrecieron ofrendas y sacrificios de
algunos animales, como pago.

La leyenda continua. El demonio no solo hacía e infundía el desastre y terror sino, que
también en épocas de lluvias era portadora de bondades benéficas. Emergía del lago
hacia la atmósfera portando grandes masas de agua que prodigaba a las nubes para
que posteriormente caiga copiosas lluvias regando la región.

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Tayta Cáceres y los niños

Sapallanga es un pueblo al sur de la Provincia de Huancayo; Sapallanga en quechua, significa “Tierra de


Brujos”. Es un pueblo que aun guarda parte de sus tradiciones e historia. En la Guerra del Pacifico,
precisamente en la Campaña de la Breña; la Segunda Compañía del Batallón Santiago del Ejercito Chileno,
había tomado posición en la casa de la abuela Amalia Guerra.

Según cuentan los antiguos, el ejercito enemigo estuvo acuartelado durante casi dos meses. Cada mañana
cuando los pobladores pasaban frente a la casa de la abuela Amalia, podían ver indignados la bandera chilena
flameando en el interior, mientras los centinelas oteaban la calle desde las improvisadas torres de vigilancia.

Cuentan también que Andrés Avelino Cáceres; el gran Mariscal Peruano de la Campaña de la Breña,
frecuentaba la zona vestido de mendigo. Quizá para hacer algunas averiguaciones. “Déjenlo pasar, jugaremos
un rato con él” –decía el Teniente Gaspar. Sin saber que al ingresar, el brujo de los Andes podía ver la
situación en la que se encontraba el enemigo.

De esta forma, el Mariscal podía informar a sus tropas que estaban acampando en las alturas de Tayacaja. Los
niños de Sapallanga estaban ansiosos por conocer al Tayta Cáceres, por sus aventuras, los niños lo llamaban
el Brujo Andrés. Pero solo algunos de ellos pudieron verlo vestido de mendigo. Cada vez que algún niño se le
acercaba, éste sacaba un poco de cancha y queso de su bolso y se los entregaba guiñándoles el ojo.

Según el relato “Los Niños de la Guerra” de Roger Piñas; los niños que llegaron a conocerlo fueron entre otros
Matías; nieto de la abuela Amalia, Reinaldo y Virginia, hija de un comerciante Andahuaylino. Eran los
encargados de llevar a lomo de mula, las provisiones para la tropa de Cáceres hasta el poblado de Huayunka,
a tres leguas de Sapallanga.

En la primera semana del mes de julio, los ánimos estaban alterados entre los chilenos, actitud que era
percibida por los pobladores y en especial por los niños que eran los más entusiastas en desalojarlos. Tras los
rumores de llegada inminente del ejercito de Cáceres, todos los niños salieron en tropa con sus tambores de
guerra y pasaron frente al cuartel enemigo haciendo un sonido que retumbo en toda la calle principal.

Al día siguiente se había desencadenado la feroz Batalla de Marcavalle, en donde el ejército de Cáceres hizo
retroceder al enemigo hasta Pucará, luego hasta Sapallanga, luego hasta Huancayo, luego hasta el fin del
mundo. Roger Piñas describe muy bien la hazaña de los pobladores de Sapallanga y en especial la labor de los
niños diciendo, además:

“Por eso, aquel 08 de Julio de 1882; la Segunda Compañía del Batallón Santiago del Ejercito Chileno, no
podrá olvidar a los niños de Sapallanga”.

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El Toro encantado
Rasuhuillca es una laguna situada a unos quince kilómetros de la población de Huanta. Está en medio de
otras tres lagunas que la rodean, pero Rasuhuillca es la mas grande, por lo tanto la principal. La laguna está
en la cima de un cerro que domina la entrada del pueblo, por eso se ha construido en ella una represa que
suministra de agua para el regadío, y para el consumo del pueblo.

La tradición huantina dice que dentro de ésta laguna se encuentra un toro negro hermoso y corpulento, sujeto
con una cadena de oro cuyo extremo guarda una anciana de cabellos canos. Hace muchos años, el toro logro
vencer a la anciana y salió a la superficie; e inmediatamente las aguas de la laguna se embravecieron y
rompieron los diques con grandes oleajes, inundaron el pueblo, arrasaron toda la población produciendo
grandes estragos; entonces, los indios de la altura, al darse cuenta de esto, procedieron rápidamente a echar
lazo al toro y lo hundieron nuevamente. Desde aquel día la gente teme que otra vez el toro pueda escaparse y
la laguna inunde la floreciente ciudad de Huanta.

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El Terror de los puentes
Era, por entonces, explorador y cierto día, después de una ardua tarea de recorrido por las montañas, durante
doce horas, ya cansado y con las fuerzas rendidas, me vi en la necesidad de retornar al pueblo. Los últimos
rayos del sol se iban perdiendo tras el murallón de los cerros y aun tenia cinco leguas de camino por delante.
La noche se extendió plena de oscuridad. Apenas si se veía a lo lejos, el fugaz centelleo de los relámpagos y el
parpadeo luminoso de los cocuyos como chispas de un fuego invisible. Yo seguía sobre mi fatigado caballo,
bajo las sombras nocturnales. Tuve que descender por una quebrada en cuyo fondo corría un rió caudaloso,
continuando la marcha, me acerque a un puente solitario. La difusa luz de las estrellas se volcaba sobre el
agua. Cuando me aproxime más aún, descubrí una silueta humana apoyada sobre la barandilla del puente. Le
dirigí una mirada sin acortar el paso. Había llegado casi a la orilla del río, cuando sentí pronto la necesidad de
detenerme. Lo que vi fue, entonces, una pequeña sombra humana. Me volví acongojado, con un terror
absurdo. No me decidía a moverme en ningún sentido. Mi caballo se encabrito, pugnando por seguir
adelante. Sin saber lo que hacia, volví hacia atrás y al volver temerosamente la mirada pude observar que la
sombra seguía en su mismo sitio. Un temblor indescriptible recorrió todo mi cuerpo. Tenía las manos
crispadas y me era imposible usar mi revolver. Quise gritar, pero sentí que las fuerzas me abandonaban.

Iba a desmayarme cuando escuche los lejanos ladridos de algunos perros y, casi simultáneamente noté que la
sombra saltaba hacia el río y se desvanecía en la superficie del agua.

14
La Laguna de Paca
Esta laguna guarda entre sus aguas las más fascinantes historias y relatos, ubicada en el Valle de
Mantaro, en la provincia de Jauja. Se ha convertido en el punto de encuentro de propios y extraños.

Una vez bajo dios a la tierra. Llamo a la puerta de una casa. Sin abrir le gritaron, ¡fuera sucio!
Entonces siguió su camino. A poco llamo a otra puerta, vivían allí dos pobres viejecitos que a esa
hora preparaban su comida en una ollita de barro. La comida era tan escasa que apenas alcanzaba
para una persona, entonces dios puso las manos sobre la ollita y la comida aumento y de ella
comieron los tres. Cuando terminaron dijo dios: Vamos. El viejito antes de salir sacó de su casa su
tambor. Subieron un cerro. Los viejitos caminaban por delante, dios por detrás. Al cabo de un rato
dios pidió al viejito su tambor. Entonces dijo dios: no vayan a volver la cara y soltó el tambor. El
tambor rodaba sonando cada vez más fuerte. Los viejitos volvieron la cara y quedaron convertidos
en piedra blanca. El tambor rodaba, rodaba, hasta que llego al pueblo y reventó. De él salio tanta
agua que anego los campos, las casas, hasta convertir el pueblo en una laguna.

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La Dama y el Viajero
Cuando me disponía venir a Lima conocí a don Guillermo, que muy amablemente me invito a subir a su
camión en donde transportaba cereales a la capital desde Huancavelica; subí en la Oroya. Le dije que tenia el
mismo nombre de mi abuelo ya fallecido, que también se dedicaba en sus años de juventud a viajar
transportando alimentos de Huancayo a Huancavelica y viceversa.

Te cuento lo que me paso en el pueblo de Pampas, cuando viajaba para Huancayo trayendo carga –me dijo.

“Cuando salía de Pampas, ya muy de noche y bajo una interminable lluvia, pude avistar a una mujer en el
camino; ella iba caminando muy lentamente en la carretera, debiste verla con aquel vestido blanco
totalmente empapado. Frene suavemente pues también iba despacio por el mal estado de la carretera.

Le hice una señal para que suba al camión y así pudiera protegerse de la lluvia, ella asintió y se sentó en el
mismo lugar en donde estas tú. Era una mujer muy joven y bella, al verla en esas condiciones le ofrecí mi
casaca para que pudiera abrigarse, me agradeció y en su rostro vi dibujada una sonrisa tierna.

Al acercarnos al poblado la Mejorada, ella me pidió bajarse del camión; pues tenía familia allí. Como aun
llovía y era apenas las dos de la madrugada, le dije que se quede con mi casaca, que en otro momento iría por
ella. Solo le pedí la dirección de su casa.

Pasó una semana y cuando volví a la Mejorada, fui a buscarla hasta su casa. Grande fue mi sorpresa cuando
salió su madre y me dijo que Virginia -así me dijo que se llamaba-, había muerto hace diez años atrás.
Precisamente en un accidente de carreteras, cuando el bus que los transportaba de Pampas se fue directo al
barranco; en el lugar donde la recogí.

Yo no le creí a la señora y pensé que se querían quedar con mi casaca. Para confirmar los hechos, su madre
me llevo hasta el cementerio del pueblo y allí pude corroborar que en verdad la joven y bella Virginia estaba
muerta. La fotografía en el nicho era la misma chica que vi hacia como una semana. Pero lo que más me
sorprendió, fue ver mi casaca a un costado, junto al nicho de la joven. Su madre no tenia explicación alguna
por lo sucedido, solo me dijo que era la cuarta vez que pasaba eso; habían preguntado por su hija que había
subido al camión en la carretera a Pampas.”

Quisa sea un relato cierto, porque mi abuelo Guillermo me contó lo mismo. Para poder confirmar esta
historia fascinante, viaje hasta el poblado la Mejorada en Huancavelica, no busque precisamente el domicilio
de la joven Virginia; sino me fui directamente hasta el cementerio y busque su nicho toda la mañana de un
sábado de Junio del 2000.

Cuando me sentía desanimado y listo para salir del lugar, vi algo que me llamo la atención. Me acerque
rápidamente hasta aquel sitio y note algo al costado de un nicho; era una bolsa, y dentro de ella pude ver una
chompa de alpaca de color marrón y franjas blancas. Era el nicho que estaba en un extremo del cementerio,
casi escondido, casi olvidado. En la lapida semidestruida pude distinguir el nombre de Virginia Matos,
fallecida en 1989. Aunque no pude ver la fotografía.

Deje las cosas en su lugar y salí del cementerio, ya era de tarde; sentí el deseo de ir a la casa de Virginia. Al
volver a Huancayo me preguntaba ¿Cómo pudo llegar aquella bolsa con una chompa hasta ese lugar? ¿Por
qué precisamente ahora que fui a confirmar la historia? ¿Será que Virginia me tenía algo preparado como
bienvenida? Quizá apenas haya sido una mala pasada de mi imaginación.

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MITOS

WAYNA Y KAILILA (Joven y Sapo)

En tiempos remotos, en un zona de Moho había Mama Koili. Tenía un hijo joven,
trabajador y cariñoso llamado Huayna Luque y le decían con cariño “Luli” . Así se
llamaba el cholo, ¡era tan laborioso¡ en la época de siembra sembró una chacra de
papa, también era “araría” (Autoridad de la chacra). En una oportunidad cuidándola la
chacra en una “chujlla” (especie de carpa) que la construyó él mismo.

Una de esas noches cayó una granizada feroz y como es natural que después de las
granizadas hace un frío intenso, obligó a “Luli” (joven) a acostarse.
Seria la media noche cuando sintió que lo llamaban: Luli, Luli, alójame.

Luli, vio a través de la luna una hermosa “Imilla” (era una joven sapa) con “ajnqo
chuco” (vestido blanco) de jaspes verdes y amarillo. Su montera era extraña tanto la
forma como el color. Lo más sorprendente eran sus dos hermosos ojos que fascinaba al
mirar. Luli se enamoró perdidamente de la joven a quien hizo pasar a la “chujlla”. Le
encantó ver el aseo de la “Imilla”, era tan limpia que despedía un olor agradable de
agua y flores silvestres.
El hombre le inquirió por su nombre. Ella le avisó que se llamaba Kailila. Le contó que
era muy rica, dueña de muchas tierras, que solo por el frío pedía alojamiento, que
también era la “Llajtayoc”.
Por supuesto que pasaron una noche feliz transportando al quinto cielo de placer. En
ese momento Luli era el hombre más dichoso de la tierra al poseer a Kailila.
¡Qué piel tan fina¡ como decía él, por la suavidad parecían los pétalos de las flores.
Así transcurrieron muchas noches, pero lo extraño era que por las mañanas
desaparecía la bella “Imilla” y solo regresaba por las tardes helada y frío.
Una de esas noches al acariciarle, notó el amante que las manos de Kailila eran raras,
algo así como ramas de un arbusto seco y el chuco jaspeado era la piel de su espalda.
Por supuesto que Luli guardó prudencia, pero al amanecer el día la atajó para seguirla
examinando, entonces tuvieron lío, la joven empezó a gritar qauu qauu.

El amante botó a la sapa y vio con horror que la tal mujer era una asquerosa animal
que daba escalofríos al mirarla .
Luli se fue donde sus padres a quien sólo dijo, que tenía miedo de seguir cuidando la
chacra, imposible avisarle lo que sucedía.

Como toda madre es cuidadosa. Mama keili se fue a la chujlla a echar de menos las
cosas de su hijo. Al arreglar la cama dentro de las frazadas encontró un enorme sapo
de repugnante estampa, horrorizada Mama Keili dijo: este jamp’ato es el que está
chupando la sangre de mi hijo. Lo botó sobre un tiesto y le tiró una piedra, gracias que
se introdujo a un agujero por lo que no pudo matarlo, solo lo hirió gravemente. Al
regresar Luli, en la chujlla la encontró a Kailila con la cabeza amarrada con “qoras”
(hierbas frescas) quejándose desesperadamente por el dolor. Le dijo: fíjate lo que me
ha hecho tu madre, esa vieja mala fe me ha arrojado con una piedra, felizmente que

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me escapé, si no me mata. No creas que estos se va a quedar impune, tengo muchos
parientes a quienes avisaré para que castiguen este crimen. Kailila estaba
completamente desfigurado, el amante decepcionado se mandó a jalar abandonándola
para siempre.
Al día siguiente Luli fue a botar unas llamas que estaban haciendo daño en la chacra. El
cholo en vez de arrear las llamas empezó a dar vueltas en círculo meneando su látigo,
como quien se defiende de un grupo de perros que los acometen. Los padres miraban
riendo, creían que el “Wayna” (joven) jugaba. Cuando vieron que se tendió en el suelo
sin poderse levantar corrieron a ver y los encontraron al hijo en agonías, rodeado de
millares de sapos destrozados y otro tanto de vivos, que se retiraban después de
haberlo envenenado con su baba ponzoñosa. Eran los parientes de la sapa Kailila que
vengaban el crimen cometido por Mama Keili.

Luli reprochó a su madre increpándole que ella tenía la culpa para que los sapos lo
envenenen. Apenas terminó de referir sus amores con la sapa Kailila, falleció Luli.

Los sapos que mató Luli fueron quemados, desde entonces en ese lugar ya no caían
granizadas. (en la provincia de Moho en la zona de Sirulaya )
Los pobladores del Ayllu Jurinaya Ccollana hasta ahora acostumbran quemar sapos
vivos cuando amenaza caer granizada, y no es mentira, la granizada cambia de rumbo
o desaparece, al practicar esta costumbre. Cuentan este mito de los amores de la sapa
Kailila y Luli.

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EL CONDOR Y LA PASTORA

Había una pastora que siempre se dedicaba a pastar su ganado sola en las pampas y,
en esas circunstancias la observaba un cóndor. Con el pasar de los días éste se fue
enamorando de la chica. Un día de esos se le acerco a la chica convertido en un joven
bien vestido con un traje negro y con camisa blanca y con una chalina blanca.
Acercándosele conversaron largo tiempo, luego de presentarse cada uno.
Seguidamente se pusieron a jugar a cargarse mutuamente mientras el otro serraba los
ojos, así sucesivamente hasta que de un derepente cuando le tocaba al joven, se
convirtió en cóndor y se cargó a la pastora a los cerros más altos de la cordillera. Al
llegar al lugar la chica se despertó y se quedó sorprendida y se puso a llorar y llorar, le
decía al cóndor que la regresara a su casa, pero el joven no quería pues se había
enamorado de la chica y la tenia para su novia.
El cóndor, para que la chica no llore, le traía carne cruda para que coma, pero la chica
siempre la rechazaba, entonces el cóndor iba en busca de servicios para cocinar y traía
ollas rotas recogidas del desperdicio. La chica, la tiraba toda molesta, así pasaron un
buen tiempo hasta que tuvieron sus tres hijitos. Un día, cuando los padres de la chica
lo buscaban desesperados, se encontraron con un picaflor “lurinsitu” quien sabía dónde
estaba la chica y contó a los padres. A cambio de la información le daban comida todo
el jardín que tenía. Entonces, haciendo el trato, picaflor partió a la casa del cóndor y al
llegar mató a sus hijos de la chica y a ella se la llevó a la casa de sus padres.
Cuando el cóndor regresó a su casa, vio a sus hijos muertos y uno de ellos se había
salvado, la chica no estaba, entonces se puso a llorar le pregunto a su hijo donde esta
tu madre? Y el condorcito de digo el lurinsitu se lo ha llevado, también preguntaba a
otros aves de lo que había pasado, buscando al responsable; cuando se le avisó quién
era el culpable, éste fue en busca de picaflor, al llegar a su casa le dijo: - lurinsitu sal
que quiero hablar contigo. Al escuchar la voz del cóndor, el lurinsitu se preparaba en su
cuarto y respondía: -ahorita me estoy poniendo mi camisa. El cóndor volvía a llamarle
y el lurinsitu le respondía: -ahorita me estoy poniendo las medias. El cóndor volvía a
preguntar y el lurinsitu respondía ahorita me estoy poniendo las ojotas, así
sucesivamente hasta que lurinsitu ya había hecho un hueco para salir, de tanta
insistencia el cóndor se amargo y entro a su casa y al lurinsitu le agarro cuando estaba
saliendo por el hueco y se lo ha comido enterito, cuando excreto salieron picaflores
pequeños. Por eso hoy se dice que los picaflores son pequeños.

19
La Luna y el Sol

La luna y el sol vivieron por mucho tiempo en la tierra, el sol era muy ardiente y la
luna bastantes fría, por esta razón los dos no se entendía bien. Un día la luna tomo la
decisión de separarse de su compañero el sol, busco una soga bien larga y subió al
cielo para caminar por allí durante siglos y siglos. Un día el sol se preguntó por
curiosidad ¿Qué estará haciendo la luna en el cielo? ¿Qué cosas bonitas había visto? Y
se decidió a hacer la misma que la luna? Y se fue. Por eso en la cosmovisión andina
todos son personas y a la vez son parejas.

20
EL ZORRO Y SANTIAGO (RELÁMPAGO)

En una ladera estaba comiendo una llama, pero el zorro le pregunto a Santiago tu
matas o yo lo mato a la Llama, el zorro se adelantó yo lo motare de tres golpes con me
cola dijo, Santiago dijo empieza, el zorro corrió y a la llama empezó a golpear tres
veces con su cola, no pudo matar a la llama, entonces el Santiago dijo: mi no puedes
yo lo matare con un solo golpe, Santiago mato de un solo relámpago a la llama y al
zorro.

El relato se cuenta en todos las zonas de aymara y quechua y nos enseña que no
debemos de adelantar en los desafíos.

Había una vez un ratón muy trabajador, en la época de cosecha había recogido mas de
treinta sacos de cebada, para todo el año, el pajarito era muy flojo que no le gustaba
guardar los frutos y en la época de escasez siempre iba donde su vecino ratón a
prestarse un saco de cebada y el ratón le prestaba según la solicitud y el pajarito
regresaba contento llevando en fruto y después de una semana nuevamente volvió
donde su vecino a prestarse, otro saco de cebada y le presto nuevamente el ratón y
volvió contento. Paso mucho tiempo el pájaro seguía prestándose hasta que un día el
ratón ya no le quiso prestar y discutieron; el ratón le dijo: vecino eres muy flojo con
puro prestado nomas quieres mantener a tus hijos y solo te gusta cantar encima en las
lomas de los árboles. El pajarito solo escucho.

El relato tiene el mensaje de no solo viver el momento, sino en cada momento del ciclo
del año, en la vivencia campesina siempre se tiene que guardar los frutos para otras
épocas del año.

21
EL ORIGEN DEL LAGO TITICACA

Se cuenta en las pampas cercanas de la ciudad de chucuito, cubiertas actualmente por


las aguas del lago Titicaca, existía una floreciente población en cierta ocasión llego una
mujer forastera cargado en su espalda una gran tinaja o huakulla de barro con una
tapa bien ajustada, muy penosamente vencida por la fatiga se alojó en una casa
después de muchas suplicas, la gente del pueblo se habían olvidado las normas de
hospitalidad, pero se quedo.

Al siguiente día muy temprano quiso continuar su viaje, en realidad había pasado una
noche muy mal por falta de una cama y alimentos, lo habían alojado en los rincones de
la cocina y no lo habían invitado en la cena.

A causa de ellos no tenia fuerza ni la energía para llevar la tinaja huakulla, suplicó a los
dueños, para dejar su huakulla. Bueno, le permitieron dejar hasta su regreso, pero la
mujer había dicho por favor no lo van a destapar y que tengan mucho cuidado.
Aceptaron obsequiosamente los dueños de la casa, con la promesa de no hacerlo.

A varios las hormigas les había picado constantemente en la comunidad y se


preguntaban que tendría la tinaja, porque les había recomendado no quitar la tapa. No
podían soportar tanto tiempo la inquietud y con las esperanzas de hallar algo muy
valioso quitaron la tapa, entonces muy consternados vieron brotar un violento churro
de agua, el agua salía interminablemente inundando al final toda la comarca y a los
habitantes de los moradores, no tuvieron tiempo para escapar. Juntamente con el
chorro de agua salieron los peses, las, gaviotas, flamencos, patos, chanchos, patillos,
zambulledores, q’eñola, qaslachup’uquña y todo los aves y seres vivientes que en la
actualidad viven en las aguas de Titicaca, que a su vez son el efecto de ambición y la
curiosidad de los habitante de ese pueblo.

Se cuentan también que en ciertas horas de la noche y en determinados días de la


semana se observa en el fondo de lago una ciudad desaparecida especialmente en
aquellos momentos que se llama, ahora mal momento.

22
El Mito del Cóndor

Se dice que en una comunidad, un hombre vivía con su hija. La hija pastaba las ovejas, llamas y otros
animales. Cada día un joven vestido con elegancia iba a visitarla. Tenía un traje negro hermoso, chalina
blanca, sombrero y todo. Cada día iba a visitar a la mujercita, y se hicieron buenos amigos. Jugaban a todo.
Un día comenzaron a jugar de esta manera: “Alzame tu y yo te alzaré”. Bueno, comenzaron el juego, y el joven
alzo a la mujercita. Recién cuando la había alzado en alto, la mujercita se dio cuenta de que estaba volando.
El joven puso a la mujercita dentro de un nicho en un barranco. Allí el joven se convirtió en cóndor. Por un
mes, dos meses, el cóndor criaba a la mujercita. Le daba toda clase de carne: carne asada, carne cocida.
Cuando habían estado unos años juntos, ella llego a ser mujer. La jovencita dio a luz un niñito, pero lloraba
día y noche por su padre, a quien había dejado en la comunidad. “¿Cómo puede estar solo mi padre? ¿Quién
está cuidando a mi padre? ¿Quién está cuidando a mis ovejitas? Devuélveme al lugar de donde me trajiste.
Devuélveme allá”, le suplicaba al cóndor. Pero él no le hacia caso.
Un día un picaflor apareció. La joven le dijo: “¡Ay, picaflorcito, mi picaflorcito! ¿Quién hay como tú? Tienes
alas. Yo no tengo ninguna manera de bajar de aquí. Hace más de un año, un cóndor, convirtiéndose en joven,
me trajo aquí. Ahora soy mujer. Y he dado a luz a su niñito”. El picaflor le contestó: “Escúchame joven. No
llores. Te voy a ayudar. Hoy día iré a contarle a tu papá donde estás, y tu papá vendrá a buscarte”. La joven le
dijo: “Escúchame, picaflorcito. ¿Conoces mi casa, no? En mi casa hay hartas flores bellas, te aseguro que si tú
me ayudas, toditas las flores que hay en mi casa serán para ti”.
Cuando dijo eso, el picaflor volvió contento al pueblo, y fue a decir al padre de ella: “He descubierto dónde
está tu hija. Está en el nicho de un barranco. Es la mujer de un cóndor. Pero va a ser difícil bajarla. Tenemos
que llevar un burro viejo”, dijo el picaflor, y contó su plan al viejo. Fueron, llevando un burro viejo. Dejaron el
burro muerto en el suelo. Y mientras el cóndor estaba comiendo el burro, el picaflor y el viejo ayudaron a la
jovencita a bajar del barranco. Después llevaron dos sapos: uno pequeño, otro grande, y dejaron los sapos en
el nicho del barranco. Bajaron el viejo y su hija y fueron hacia el pueblo. El picaflor fue donde estaba el
cóndor, y le contó: “Oye, cóndor. Tu no sabes que desgracia hay en tu casa”.
“¿Que ha pasado?” el cóndor le preguntó.
“Tu mujer y tu hijo se han convertido en sapos”. Bueno, el cóndor se fue volando a ver. Ni la joven, ni su hijo
estaban dentro del nicho, solamente dos sapos. El cóndor se asustó, pero no pudo hacer nada; y el picaflorcito
está todos los días entre las flores en la casa de la jovencita. Mientras ella, su hijo y su padre viven felices en la
comunidad.

23
El condenado

Un arriero que traía de Ayacucho cuatro cargas de plata a lomo de mulos, por encargo de su patrón, se alojó
en las inmediaciones de Izcuchaca (Huancavelica), en un lugar denominado “Molino” de propiedad del señor
David, quien tenía su cuidador; éste muy de madrugada, mientras el arriero cargaba el cuarto mulo, hizo
desviar una carga y arrojó solo al animal.

Mientras el cuidador se repartía el dinero con el propietario del sitio, el arriero desesperado con su
desventura a cuestas, puesto que, para reparar la pérdida tenía que trabajar el resto de su vida y tal vez hasta
sus descendientes, impetraba de rodillas a los causantes quienes por la codicia del dinero tornándose
indolentes y sordos al clamor el pobre indio cuyas inocentes lágrimas llegaron hasta el cielo en procura de la
justicia divina.

Al poco tiempo murió el cuidador del “molino”, su mujer y su hijo. Aquel por ser el culpable directo se
condeno, es decir, arrojado “alma y cuerpo” de la vida ultraterrena, debía refugiarse por entre los montes
tomando la forma de un animal con cabeza humana gritando de vez en vez: David devuelve la plata…
Inclusive creen que por causa del humo don David, dueño del molino, que aún vive, sufrió de parálisis en sus
piernas.
Algunos indios astutos aprovechan de esta superstición del “condenado” para llevarse, en época de cosecha,
un poco de cereales de las eras.

24
El origen de Huancayo
En cada pueblo existen versiones distintas de las historias y creaciones de los actores sociales, por ejemplo
esta es una versión del origen de Huancayo.

Hace ya mucho tiempo, todo el Valle del Mantaro era una inmensa laguna. Desde Jauja y Concepción, hasta
el sur llegando a Sapallanga y Pucara, todos esos lugares estaban bajo el agua. Los pobladores del valle en
aquel entonces tenían sus casas en las alturas de los cerros, incluso hasta ahora podemos ver vestigios de sus
construcciones.

En el centro de la gran laguna se podía observar desde las alturas un enorme peñón oscuro que salía de las
aguas cada mañana. Esta gran peña se llamaba Huanca y estaba donde hoy esta la Plaza Huamanmarca, junto
a la Municipalidad de Huancayo. Paso el tiempo y la laguna se iba llenando y llenando con las aguas de las
lluvias (recordemos que en esta parte de la sierra las precipitaciones son altas).

Una vez, cuando los pobladores estaban en sus labores del campo, porque ellos siempre se dedicaron a la
agricultura; se escucho un enorme estruendo en una de las quebradas y tras el sonido pudieron ver que las
aguas de la laguna iban disminuyendo rápidamente. Sucedió que la quebrada de Chupuro se había roto y por
allí desaguaba la laguna.

Pasaron pocas semanas y el valle se fue quedando seco, para acortar distancias entre los pueblos, los
pobladores tuvieron que bajar hacia las partes planas; siendo allí en donde lograron hacer nuevas
construcciones para poder habitarlas. Pero la laguna no vació del todo. En jauja se quedo la Laguna de Paca y
en Ahuac la Laguna de Ñahuinpuquio.

Una vez las aguas rompieron la quebrada de Chupuro y por allí desaguo la laguna. El valle se fue quedando
seco y se fundaron pueblos. Pero la laguna no vació del todo. En Jauja quedó la Laguna de Paca y Chocón; la
de Ñahuinpuquio en Ahuac y la de Llulluchas en Huayucachi.

Existen muchas lagunas en el Valle del Mantaro, posiblemente parte del agua que desaguo de la gran laguna,
hayan quedado dispersas por todo el valle. Ahora la Laguna de Paca es una de las más reconocidas y visitadas
por los foráneos.

25
Mundo Fantástico

El folklore puede servir para los educadores como una fuente o material para la educación misma, pero sobre
todo puede servir como información para conocer el espíritu, el modo de ser de los estudiantes y la
comunidad en el cual uno trabaja. Un maestro no puede formar a sus niños, no puede ponerse en
comunicación íntima, sencilla y cariñosa con los niños, si no sabe como es su espíritu. El modo de ser de los
niños de la costa es muy distinto al modo de ser de los niños de una comunidad andina, porque sus
costumbres son muy distintas.
Esta diferencia de costumbres y de modo de ser, es para el educador quizá lo más importante para acercarse
al espíritu de los niños para ganar su confianza y su amistad, sin el cual no es posible ninguna forma de
educación, ni mucho menos de instrucción.

Vengo de un mundo andino fantástico, en donde los hombres viven eternamente para contar historias
fantásticas.
Este blog está dedicado con mucho afecto a Caro. Un agradecimiento a los jóvenes escritores y amigos
entrañables de “Octubre Gris”, grupo literario surgido en los 90’s en Huancayo.

26
La Laguna de Paca
Esta laguna guarda entre sus aguas las más fascinantes historias y relatos, ubicada en el Valle de
Mantaro, en la provincia de Jauja. Se ha convertido en el punto de encuentro de propios y extraños.

Una vez bajo dios a la tierra. Llamo a la puerta de una casa. Sin abrir le gritaron, ¡fuera sucio!
Entonces siguió su camino. A poco llamo a otra puerta, vivían allí dos pobres viejecitos que a esa
hora preparaban su comida en una ollita de barro. La comida era tan escasa que apenas alcanzaba
para una persona, entonces dios puso las manos sobre la ollita y la comida aumento y de ella
comieron los tres. Cuando terminaron dijo dios: Vamos. El viejito antes de salir sacó de su casa su
tambor. Subieron un cerro. Los viejitos caminaban por delante, dios por detrás. Al cabo de un rato
dios pidió al viejito su tambor. Entonces dijo dios: no vayan a volver la cara y soltó el tambor. El
tambor rodaba sonando cada vez más fuerte. Los viejitos volvieron la cara y quedaron convertidos
en piedra blanca. El tambor rodaba, rodaba, hasta que llego al pueblo y reventó. De él salio tanta
agua que anego los campos, las casas, hasta convertir el pueblo en una laguna.

27
FABULAS
El Pavo Real y La Grulla

Un pavo real convidó a una grulla a un festín suculento. Durante el banquete se puso a discutir con los
comensales acerca de cuál de los dos poseía mejores dones personales.
Abriendo el pavo real su cola, decía que aquel abanico de finísimas plumas no tenía en el mundo otra
cosa que le igualara en perfección y hermosura.
- Ciertamente – respondió la grulla -, confieso que eres más hermoso que yo, pero si tus plumas son más
vistosas que las mías, en cambio no te sirven para volar.
- Yo, con mis alas – prosiguió la grulla -. Puedo elevarme hasta las nubes, contemplando bajo mis pies
todas las maravillas de la tierra.

Moraleja:

Nadie tenga en menos a su vecino,


que Dios a cada uno da su cualidad.

28
La naturaleza de la mente

Se trataba de un hombre que llevaba muchas horas viajando a pie y estaba realmente cansado y
sudoroso bajo el implacable sol de la India. Extenuado y sin poder dar un paso más, se echó a descansar
bajo un frondoso árbol. El suelo estaba duro y el hombre pensó en lo agradable que sería disponer de una
cama. Resulta que aquél era un árbol celestial de los que conceden los deseos de los pensamientos y los
hacen realidad. Así es que al punto apareció una confortable cama.

El hombre se echó sobre ella y estaba disfrutando en el mullido lecho cuando pensó en lo placentero que
resultaría que una joven le diera masaje en sus fatigadas piernas. Al momento apareció una bellísima
joven que comenzó a procurarle un delicioso masaje. Bien descansado, sintió hambre y pensó en qué
grato sería poder degustar una sabrosa y opípara comida. En el acto aparecieron ante él los más
suculentos manjares. El hombre comió hasta saciarse y se sentía muy dichoso. De repente le asaltó un
pensamiento: “!Mira que si ahora un tigre me atacase!” Apareció un tigre y lo devoró.

Moraleja

Cambiante y descontrolada es la naturaleza de la mente. Aplícate a conocerla y dominarla y disiparás


para siempre el peor de los tigres: el que mora dentro de ella misma.

29
La rosa y juan

Juan se sentía solo, volvía a su departamento, y el silencio era el único que lo esperaba. Juan estaba
triste, Juan estaba solo, muy solo. Y Juan tuvo una brillante idea:
- Compañía, eso lo que necesito, compañía. Y alegre se puso a pensar que tipo de compañía.
De chico le habían dicho que lo ideal para compañía era una rosa. También le habían advertido que las
rosas tenían espinas y que si uno no era cuidadoso, en vez de disfrutar el placer de mirarlas, tocarlas y
oler el perfume que emitían, podían terminar lamentándose todo el día de que la rosa era mala, que cada
vez que uno se acercaba lo pinchaba a propósito con sus espinas, y otras tantas advertencias del mismo
género.
Pero para Juan el riesgo valía la pena. Quería una rosa y salió a buscarla. Y cuando uno busca mucho
siempre encuentra lo que busca.
Así Juan salió decidido a la calle y, oh casualidad, a la vuelta de la oficina donde trabajaba la vio, estaba
ahí delante de sus ojos, como había estado ella durante meses esperándolo y mirándolo cada vez que él
pasaba, pero nunca se habían cruzado miradas. Pero esta vez Juan estaba decidido a ser feliz y se acerco
directamente a ella, tan directamente que la hizo temblar.
Juan la miró, y quedó totalmente embriagado y envuelto por su perfume. Juan estaba enamorado. Luego
de un rato de pleno éxtasis Juan se decidió. Dio media vuelta y encaró al padre de la dama.
- ¿Cuánto cuesta?, preguntó con voz firme.
- Veinte pesos, contestó el Vendedor de Flores, sorprendido por la pregunta tan imprevista, pues ni
siquiera le había dicho buen día, y agregó ya recompuesto.
- Con diez pesos más se lleva esta maceta hermosa, señalando una roja de cerámica.
A los pocos minutos Juan salía feliz del negocio con María, pues así le había puesto de nombre a la rosa.
María salió alegre a la calle, en los brazos de Juan y vestida con su hermoso vestido de maceta roja.
Juan llegó a su casa, puso a María en el mejor lugar, donde podía recibir la luz de la mañana, luego
guardó el comprobante de compra de la rosa y finalmente se sentó a su lado. El resto de la tarde se
deleitó mirándola y sintiéndola.
Los primeros días fueron realmente una “Luna de Miel”.
A la noche Juan se llevaba a María al dormitorio para tenerla al alcance de su mano.
La luna de miel entre ellos duró poco.
Una noche Juan entre sueños acercó su mano para acariciar a María y de pronto el dolor intenso y una
gota de sangre salió de su dedo índice. María, con sus espinas lo había lastimado. Juan sintió que el
dolor pasaba pero volvieron a su mente las advertencias: cuidado con las rosas, cuando tu quieres
brindarles amor ellas te lastiman intencionalmente con sus espinas.
Al día siguiente Juan se olvidó de ponerle agua en la maceta a la Rosa, también se olvidó de ponerla al
sol, y así hizo los siguientes tres días.
Fue el sábado que Juan al entrar al dormitorio la vio.
María estaba triste, sus pétalos que antes eran hermosos, estaban caídos sobre la mesita de luz.
Su tierra reseca.
Juan sorprendido por la actitud de María, buscó la factura de compra, pues tenía anotado en teléfono del
negocio de plantas y llamó para reclamar.
- ¿Qué problema tiene con la planta que le vendí? preguntó el vendedor.
-¿Qué no la riega, ni la pone al sol desde hace tres días? preguntó el vendedor indignado.
Juan cortó, medio disculpándose por su ignorancia y se puso a regar a la rosa, pero no podía evitar
recordar con bronca lo que ella le había hecho: lo había lastimado cuando el se acercó, y seguramente lo
había hecho con intención.
Y comenzó a regarla hasta inundarla de agua, mientras pensaba…
- Voy a inundarla bien, así no la riego por siete días.
- Voy a dejarla al sol así no necesito moverla.

30
Y luego Juan se fue a hacer otras cosas, sus cosas, las que eran realmente importantes para él.
Y María siguió perdiendo pétalos. Ya no emitía ningún perfume, ya no sentía la energía y la palabra de
Juan, y María se dejaba morir.
Pasaron otros tres días y Juan fue a un cine solo. Durante la película vio una escena que lo conmovió, y
de pronto apareció la imagen de María ante sus ojos con sus pétalos caídos. Juan sintió en el fondo de su
ser que María se moría de pena, y se dio cuenta que la amaba, que extrañaba sus formas, su tersura, su
perfume, y Juan salió a las corridas del cine y volvió a su casa.
Encontró a María desfalleciente, la tomó entre sus brazos, le sacó el agua en exceso de la maceta, y le
habló del amor que le tenía, durante toda la noche. A la mañana la puso al sol, le agregó un poco de
fertilizante, y así la cuidó en su convalecencia que duró casi un mes.
Al mes María estaba radiante y enamorada como siempre.
Y ese día Juan tomó el comprobante de compra y rompiéndolo en mil pedacitos le dijo a María
- Alguna vez creí, equivocadamente, que porque te había comprado y puesto el comprobante de compra
bajo la maceta podía decirte – ” soy tu dueño, y no te riego”.
- Hoy me doy cuenta que nuestra relación se sustenta en cambio en el amor diario que nos podamos dar,
en que yo te riegue todos los días con mi amor, mientras tu me llenas con tu hermoso perfume, tu tersura,
tu compañía y y tu hermoso perfume.
Que todos los cuidados que yo te haya dispensado en el pasado, vivirán siempre como un maravilloso
recuerdo, pero que no son suficientes para el día de hoy.
Y que a partir del día de hoy, para poder disfrutar te te seguiré regando día tras día.
Y además tendré presente que si me encuentro con tus espinas puede ser, que parte de la culpa sea mía
por no saber acercarme a ti.

31
sobre el matrimonio

Cuenta una vieja leyenda de los indios Sioux que una vez llegaron hasta la tienda del viejo brujo de la
tribu, tomados de la mano, Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta
la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.
- Nos amamos – empezó el joven.
- Y nos vamos a casar – dijo ella.
- Y nos queremos tanto que tenemos miedo. Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán. Algo que nos
garantice que podremos estar siempre juntos. Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta
encontrar a Manitú el día de la muerte.
- Por favor – repitieron – ¿hay algo que podamos hacer?
El viejo los miró y se emocionó de verlos tan jóvenes, tan enamorados, tan anhelantes esperando su
palabra.
- Hay algo…- dijo el viejo después de una larga pausa -. Pero no sé…es una tarea muy difícil y
sacrificada.
- No importa – dijeron los dos-. Lo que sea – ratificó Toro Bravo.
- Bien -dijo el brujo-. Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola y sin más
armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Si lo
atrapas, deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena. ¿Comprendiste?
La joven asintió en silencio.
- Y tú, Toro Bravo – siguió el brujo – deberás escalar la Montaña del Trueno; cuando llegues a la cima,
encontrarás la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, deberás atraparla
sin heridas y traerla ante mi, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta…¡salgan ahora!.
Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión
encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur…. El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos
jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.
El viejo les pidió que con mucho cuidado las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron
ante la aprobación del viejo las aves cazadas. Eran verdaderamente hermosos ejemplares, sin duda lo
mejor de su estirpe.
- ¿Volaban alto?- preguntó el brujo.
- Sí, sin duda. Como lo pediste… ¿y ahora? – preguntó el joven- ¿los mataremos y beberemos el honor de
su sangre?
- No – dijo el viejo-.
- Los cocinaremos y comeremos el valor en su carne – propuso la joven-.
- No – repitió el viejo-. Harán lo que les digo: Tomen las aves y átenlas entre sí por las patas con estas
tiras de cuero… Cuando las hayan anudado, suéltenlas y que vuelen libres.
El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron
levantar vuelo pero solo consiguieron revolcarse en el piso. Unos minutos después, irritadas por la
incapacidad, las aves arremetieron a picotazos entre si hasta lastimarse.
Este es el conjuro…
-Jamás olviden lo que han visto. Son ustedes como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro,
aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán
a lastimarse uno al otro.

Moraleja sobre el matrimonio: Si quieren que el amor entre ustedes perdure, vuelen juntos pero jamás
atados .

32
El águila y el escarabajo

Estaba una liebre siendo perseguida por un águila, y viéndose perdida pidió ayuda a un escarabajo,
suplicándole que le salvara.

Le pidió el escarabajo al águila que perdonara a su amiga. Pero el águila, despreciando la insignificancia
del escarabajo, devoró a la liebre en su presencia.

Desde entonces, buscando vengarse, el escarabajo observaba los lugares donde el águila ponía sus
huevos, y haciéndolos rodar, los tiraba a tierra. Viéndose el águila echada del lugar a donde quiera que
fuera, recurrió a Zeus pidiéndole un lugar seguro para depositar sus futuros pequeñuelos.

Le ofreció Zeus colocarlos en su regazo, pero el escarabajo, viendo la táctica escapatoria, hizo una bolita
de barro, voló y la dejó caer sobre el regazo de Zeus. Se levantó entonces Zeus para sacudirse aquella
suciedad, y tiró por tierra los huevos sin darse cuenta. Por eso desde entonces, las águilas no ponen
huevos en la época en que salen a volar los escarabajos.

Moraleja: Nunca desprecies lo que parece insignificante, pues no hay ser tan débil que no pueda
alcanzarte.

33
El león y el elefante

Todos los animales veneraban profundamente a su rey el león. Reconocían su porte, fuerza, fiereza y valentía
y no les importaba en absoluto que los gobernara desde hacía mucho tiempo.

Sin embargo, había algo que los molestaba mucho y era que el monarca tenía por amigo predilecto a un viejo
y pesado elefante, hecho que no llegaban nunca a comprender.

Todos se desvivían por ser el predilecto del rey y se creían con mejores atributos que el elefante para serlo.

El rencor y la envidia llegaron a tal punto, que un día quisieron hacer una asamblea para compartir sus
inconformidades y ver cómo hacer que el león escogiese otro amigo.

Una vez estuvieron reunidos, la primera en hablar fue la zorra.

-Nuestro rey es magnífico, pero habremos de coincidir que no es bueno escogiendo amigos. Si al menos
hubiese escogido a alguien tan astuta como yo, el animal más listo, y con una bella y peluda cola como la mía,
lo hubiese entendido y esta asamblea no tuviese lugar, dijo con toda la seguridad del mundo.

-No entiendo como el león puede andar con un animal que carece de garras grandes y poderosas como las
mías- dijo a su vez el oso, que ni había atendido a todo lo dicho por la zorra.

Por su parte, el burro tildó a los dos anteriores de tontos y exclamó:

– Para mí está más que claro. Al rey le gusta el elefante porque tiene unas orejas grandes como las mías, solo
que descubrió a aquel primero y a mí no ha tenido el gusto de conocerme.

– ¡Qué manera de halagarse a sí mismos estos tontos!- dijo un pato a otro. –Se ve que desconocen que lo
mejor del mundo es graznar- agregó.

34
La cigarra y la hormiga
Había una vez una cigarra y una hormiga que reaccionaron distintamente al verano.

La primera se propuso disfrutar de lo lindo de la agradable estación, y en tal sentido se la pasaba jugando,
riendo, cantando y descansando, mientras que la segunda trabajaba arduamente, acumulando provisiones para
tiempos más duros.

Cada día del período estival era lo mismo. La cigarra disfrutaba y la hormiga trabajaba.

Sin embargo, las estaciones se suceden unas a otras y el verano fue dando paso al otoño, cuando la vegetación
cede y los alimentos que la primavera y el verano ponen a disposición de todos empiezan a escasear.

Poco a poco esto fue ocurriendo, pero para cuando la juguetona cigarra se dio cuenta, ya era muy tarde; no le
quedaba alimento alguno.

Entonces recordó que la hormiga se había aprovisionado bien para las estaciones duras y le pidió que le dejara
acompañarla y disfrutar de sus provisiones. Molesta por el descaro, la hormiga le reprochó a la cigarra y le
dijo:

-Acaso no viste cuán duro trabajé mientras tú solo jugabas y reías. ¿Cómo te atreves a pedirme tal cosa?
Además, en mi casa no hay sitio para ti como bien puedes ver por el tamaño.

De esta forma la cigarra comprendió lo tonta que había sido. Su actitud perezosa y su falta de previsión le
impedirían pasar felizmente el otoño y el invierno, para los que aún no tenía un refugio seguro.

35
La zorra y el cuervo

Un cuervo estaba en lo alto de un árbol saboreando un delicioso pedazo de queso, cuando de pronto una zorra,
que había llegado hasta allí porque había sentido el aroma del preciado alimento, le dijo:

-¿Cómo se anda estimado cuervo? He venido hasta para contemplar de cerca su bello plumaje que a lo lejos
despertó mi admiración. Quiero decirle que si canta de la misma forma en que luce, es usted una perfecta
criatura.

No adaptado a ser lisonjeado, pues siempre había sido un ave asociada a la mala fortuna, el cuervo se dejó
seducir por el halago de la zorra. Creyó que su atención bien merecía complacerlo con un canto, por lo que
abrió el pico para cantar, dejando caer el trozo de queso hasta el suelo, donde espera rapazmente la zorra.

Al tener el queso en su poder, esta empezó a reírse y le dijo:

-Escúcheme amigo, su inocencia merece que le dé un consejo: nunca se deje embelesar ante el mínimo halago
o lisonja. Trate de ver siempre más allá. Este consejo delo por pagado con el sabroso pedazo de queso que me
ha cedido, al final la verdadera causa de haber venido hasta aquí.

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La liebre y la tortuga

Había una vez una liebre muy veloz que, consciente de su capacidad, se burlaba constantemente de los demás
animales porque se creía superior a ellos.

El blanco preferido de sus ataques era una lenta tortuga, a la cual no dejaba de decirle cosas hirientes.

-¡Pero vaya que eres lenta tortuga! Ten cuidado no seas muy vieja ya para cuando llegues a tu destino de hoy.
No vayas tan deprisa que te harás daño –decía continuamente de forma burlona e irónica la liebre.

Al inicio muchos animales les rían sus gracias, pero al no disminuir estas y ser tan constantes, muchos se
sentían ya cansados de la liebre, a la que creían altanera, prepotente y realmente pesada.

Cansada también de tanta burla, la tortuga un día se atrevió y le dijo a la liebre:

-Sabes, estoy segura que con toda mi lentitud podría ganarte una carrera.

-¿Cómo? –preguntó la liebre. –Qué puedes ganarme en una carrera, eso lo dudo.

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-Pues mira –ripostó la tortuga-, hagamos una apuesta con el resto de los animales como testigos y veamos
quién se lleva el premio.

Segura de su velocidad y la lentitud del rival, la liebre aceptó el reto, aunque más que eso lo consideraba un
pan comido.

Pactaron iniciar la carrera enseguida y llamaron a la línea de partida al resto de los animales del bosque.

Cuando se hizo la señal de arrancada la liebre se mantuvo alardeando con los demás en la salida y dejó que la
tortuga, con paso lento, tomase distancia.

Pasado un rato la liebre emprendió su carrera y ciertamente era veloz. En poco tiempo rebasó a la tortuga, no
sin antes proferirle insultos y tildarla de loca.

Cuando tomaba relativa ventaja, la liebre se echaba a un lado del camino a descansar o hacer otras cosas y
dejaba que la tortuga, que no se detenía nunca, le pasase con su andar lento.

Esta operación la repitió muchas veces, confiada en que acabaría ganando la carrera en un impulso final, sin
importar cuanta ventaja sacase la tortuga.

Sin embargo, cuando le hubo sacado a esta mucha distancia en uno de los adelantos, vio un frondoso árbol que
proyectaba una rica sombra en la que descansar unos minutos. Así lo hizo y tan bien y confiada se sentía, que
terminó por dormirse.

Al despertar, la liebre se percató que la tortuga estaba casi llegando a la meta, razón por la que echó a correr
con suma velocidad.

No obstante, la velocidad en este punto ya no le era suficiente y la tortuga terminó ganando la carrera,
convirtiendo a la liebre en objeto de risa del resto de los animales, que alababan a la primera por su
perseverancia.

Desde ese día, la liebre aprendió a respetar a los demás tal y como son, y a no ser tan orgullosa ni confiada.

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La liebre y las ranas

Érase una vez una liebre que vivía apesadumbrada por ser un animal tan tímido y miedoso.

Creía que le había tocado ser muy desgraciada, pues siempre, ante el mínimo ruido o batir del viento, sentía
un profundo temor y corría a guarecerse en su madriguera.

Esta combinación de timidez y miedo la tenía muy harta, pero al final no tenía valor para hacer nada más y el
pesar seguía haciendo mella en su vida.

Un día como otro cualquiera salió a dar un pequeño paseo, sin alejarse mucho de su refugio, y ante un ruido
extraño corrió como de costumbre a guarecerse. Tal velocidad desarrolló que no se percató que iba directo a
un charco de ranas, hasta que al final lo pisó.

Las habitantes de la charca se asustaron mucho y corrieron despavoridas ante la irrupción de la liebre, que ya
en su escondite, y llena de arrepentimiento por asustar a otros animales, comprendió que no era la única que
experimentaba miedo ante determinados sucesos de la vida.

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ADIVINASAS

Mi tía Cuca tiene una mala racha, ¿quién será esta muchacha?
La cucaracha

Canto en la orilla, vivo en el agua, no soy pescado, ni soy cigarra.


La rana

Soy pequeño y blandito y mi casa llevo sobre el lomito.


El caracol

Porque tengo sangre fría aparezco en primavera en piedras encaramada siempre al sol que
más calienta.
La lagartija

Dos pinzas tengo, hacia atrás camino, en el agua vivo, en el mar o en el río.
El cangrejo

¿Qué animal tiene las cinco vocales?


El murciélago

En lo alto vive, en lo alto mora, en lo alto teje la tejedora.


La araña

¿Quién será que de noche sale y de día se va?


El búho

¿Cuál es el animal que más tarda en quitarse los zapatos?


El cienpiés

Tengo hipo al decir mi nombre, ¿quien soy?


El hipopótamo

¿Qué se dice una vez en un minuto y dos veces en un momento?


La letra M

En el medio del mar está, en el mundo no tiene cabida, es la primera en el amor y la


última en la vida. ¿Qué es?
La letra A

Te la digo y no la sabes, te la vuelvo a repetir, te la digo 3 veces y no la sabes decir.


La letra T

La tiene el tigre pero no el león dos veces el perro y una el ratón.


La letra R

Empieza en luna termina en sol.


La letra L

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Más de 20 señoras en una sala: sólo las que se juntan son las que hablan.
El abecedario

Desde el lunes hasta el viernes, soy la última en llegar, el sábado soy la primera y el
domingo a descansar.
La letra S

Mi sombrero es una ola, estoy en medio del año, siempre te digo hola, sentado debajo del
castaño.
La letra Ñ

Soy un señor encumbrado y ando mejor que un reloj; me levanto muy temprano y me
acuesto a la oración.
El sol

Azul y transparente es, azul y transparente será. Siempre estará arriba y nunca se
caerá. ¿Qué es?
El cielo

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1. Por los mares de la China,
de la China de Pekín,
una china chincha mucho
con un junco chiquitín.
Al que pilla le machaca
y le chafa el peluquín
y le pincha con chinchetas
y le roba su botín,
o le plancha los chichones
mientras choca so chinchín.
2. En un juncal de Junqueira,
juncos juntaba Julián.
Juntase Juan a juntarlos
y juntos juntaron más.
3. Si la bruja desbruja al brujo
y el brujo a la bruja desbruja,
ni el brujo queda desbrujado,
ni el brujo desbruja a la bruja.
4. Papá ornitorrinco y
sus cinco ornitorrinquitos
recorren rincones sequitos.
5. Ahí donde digo digo, no digo digo, digo Diego.
Ahí donde digo Diego, no digo Diego, digo digo.
6. El amor es una locura que nadie la cura,
pero si el cura la cura es una locura del cura.
7. Cómo quieres que te quiera
si quién quiero que me quiera
no me quiere como quiero que me quiera?
8. Mi mamá me mima
y yo mimo a mi mamá
9. El cielo está encapotado,
¿quién lo desencapotará?
El desencapotador que lo desencapote
buen desencapotador será.
10. Luengas lenguas hacen falta para no trabalenguarse.
El que no tenga una luenga lengua bien podrá trabalenguarse.
11. Tres tristes trapecistas con tres trapos troceados
hacen trampas truculentas
porque suben al trapecio por trapos y no por cuerdas.
12. Si Sansón no sazona su salsa con sal, le sale sosa;
le sale sosa su salsa a Sansón si la sazona sin sal.
13. Te quiero porque me quieres,
¿quieres que te quiera más?
te quiero más que me quieres,
¿qué más quieres que te quiera?

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14. Buscaba en el bosque Francisco a un vasco bizco tan brusco,
que al verlo le dijo un chusco: – ¡qué vasco bizco tan brusco!
15. ¿Cuánta madera roería un roedor
si los roedores royeran madera?
16. El hipopótamo Hipo está con hipo.
¿Quién le quita el hipo al hipopótamo Hipo?
17. El cielo está enladrillado,
¿quién lo desenladrillará?
El desenladrillador que lo desenladrille,
buen desenladrillador será.
18. Yo no quiero que tú me quieras porque yo te quiero a ti.
Queriéndome o sin quererme, yo te quiero porqué sí.
19. Compró Paco pocas copas y,
como pocas copas compró,
pocas copas Paco pagó.
20. Pablito clavó un clavito
en la calva de un calvito,
en la calva de un calvito
Pablito clavó un clavito.

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