Está en la página 1de 2

Tipos de familias

Familia Nuclear: formada por la madre, el padre y los hijos, es la típica familia clásica.
Familia Extendida: formada por parientes cuyas relaciones no son únicamente entre padres
e hijos. Una familia extendida puede incluir abuelos, tíos, primos y otros consanguíneos o
afines.
Familia Monoparental: formada por uno solo de los padres (la mayoría de las veces la
madre) y sus hijos. Puede tener diversos orígenes: padres separados o divorciados donde los
hijos quedan viviendo con uno de los padres, por un embarazo precoz donde se constituye la
familia de madre soltera y por último el fallecimiento de uno de los cónyuges.
Familia Homoparental: formada por una pareja homosexual (hombres o mujeres) y sus
hijos biológicos o adoptados
Familia Ensamblada: está formada por agregados de dos o más familias (ejemplo: madre
sola con hijos se junta con padre viudo con hijos). En este tipo también se incluyen aquellas
familias conformadas solamente por hermanos, o por amigos, donde el sentido de la palabra
“familia” no tiene que ver con parentesco de consanguinidad, sino sobre todo con
sentimientos, convivencia y solidaridad, quienes viven juntos en el mismo espacio.
Familia de Hecho: este tipo de familia tiene lugar cuando la pareja convive sin ningún enlace
legal.

Los 4 tipos de apego

1. Apego seguro
Este tipo de apego está caracterizado por la incondicionalidad: el niño sabe que su cuidador
no va a fallarle. Se siente querido, aceptado y valorado. El comportamiento de los niños con
apego seguro es activo, e interactúan de manera confiada con el entorno. Hay buena sintonía
emocional entre el niño y la figura de apego.
Las personas que han tenido un apego seguro en la infancia suelen interactuar con sus iguales
de forma saludable en la edad adulta. No les supone un esfuerzo unirse íntimamente a las
personas y no les provoca miedo el abandono. La dependencia es recíproca y no les preocupa
estar solos.

2. Apego ansioso y ambivalente


En estos casos el niño no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de
inseguridad. Es por ello que los pequeños con apego ansioso-ambivalente necesitan la
aprobación de los cuidadores y vigilan de manera permanente que no les abandonen.
Exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse demasiado de la
figura de apego.

Los adultos con este tipo de apego sentirán temor a que su pareja no les ame o les desee
realmente. Les resulta difícil interaccionar de la manera que les gustaría con las personas, ya
que esperan recibir más intimidad o vinculación de la que proporcionan. Así, podemos decir
que en la edad adulta este estilo se relaciona con la dependencia emocional.

3. Apego evitativo
Los niños con un apego de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus
cuidadores, lo cual les provoca sufrimiento. Estos pequeños aprenden a vivir sintiéndose
poco queridos y valorados; muchas veces no expresan ni entienden las emociones de los
demás y evitan las relaciones de intimidad.
En el apego evitativo en la edad adulta, tal y como ocurre en la infancia, se producen
sentimientos de rechazo a la intimidad y de dificultades de relación. Las parejas de estas
personas echan en falta más intimidad en la interacción.

4. Apego desorganizado
Este tipo es una mezcla entre el apego ansioso y el evitativo en que el niño presenta
comportamientos contradictorios e inadecuados. Tienen tendencia a las conductas explosivas
y a la destrucción de juguetes, así como grandes dificultades para entenderse con sus
cuidadores.
Buscan evitar la intimidad, pero no han encontrado una forma de gestionar las emociones
que esto les provoca, por lo que se genera un desbordamiento emocional de carácter negativo
que impide la expresión de las emociones positivas.
Los adultos que han tenido este tipo de apego de pequeños suelen ser personas con alta carga
de frustración e ira, no se sienten queridas y parece que rechacen las relaciones, si bien en el
fondo son su mayor anhelo.

También podría gustarte