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HAPEL Buddha y Guenon - Odt
HAPEL Buddha y Guenon - Odt
Cuando se han pretendido justificar las dos actitudes de René Guénon frente al
Budismo, se ha declarado:
"Es un lugar común decir que Guénon se equivocó a este respecto, puesto que
modificó, a partir de la segunda edición de la Introduction générale à l'étude
des doctrines hindoues, su posición inicial a propósito de esta tradición. Ahora
bien, esta rectificación estaba acompañada de muchas restricciones y matices
que algunos, hoy en día, desdeñan. No se debe olvidar que Guénon jamás
renegó de las críticas que inicialmente hubo formulado; muy al contrario, las
consideraba como perfectamente ortodoxas en referencia a las refutaciones
formuladas por Shankarâchârya a la luz de la doctrina tradicional de la cual era
el intérprete. Si la posición que Guénon adoptó en la segunda edición reflejaba
los puntos de vista del hindú Coomaraswamy, que eran tradicionales y
ortodoxos, la de la primera edición reflejaba los del hindú Shankarâchârya, que,
procediendo de otro punto de vista, no eran menos ortodoxos. A falta de tener
en cuenta dichos matices, no obstante capitales, se caerá en nuevas
incomprensiones"1.
"Es sin duda cierto decir, como hace el Sr. Gilis, que la primera posición de
Guénon reflejaba el punto de vista hindú que fue el de Shankarâchârya, y por el
cual el Budismo no representaba sino una herejía, y no es menos cierto que
Guénon ha referido y hecho suya la "leyenda de las puertas de Agarttha
cerrándose ante el Buda tras su rebelión", lo que no es precisamente conferirle
una patente de ortodoxia. Pero hay más aún, y no es el Sr. Gilis quien nos
llevará la contraria si decimos que Guénon hablaba en nombre de la tradición
primordial y no en el de
una tradición particular. Así pues, el juicio que emitió sobre la tradición budista
no era solamente el reflejo del de Shankarâchârya, y le faltaban las
informaciones puestas a su disposición por Ananda K. Coomaraswamy para
reexaminar su posición inicial"4.
"Las modernas teorías "evolucionistas", bajo sus diversas formas, no son los
únicos ejemplos de ese error que consiste en situar toda realidad en el
"devenir", aunque éstas hayan aportado un matiz especial con la introducción
de la reciente idea de "progreso"; teorías de este género han existido
igualmente en la antigüedad, especialmente entre los griegos, y también fue el
caso de ciertas formas de Budismo, las que por otra parte debemos considerar
como formas degeneradas o desviadas, a pesar de que, en occidente, se haya
tomado la costumbre de considerarlas como representando al "Budismo
original". En realidad, cuanto más de cerca se estudia lo que es posible saber
de éste, más claramente aparece como algo diferente a la idea que
generalmente se forman de él los orientalistas; en especial, parece bien
establecido que no implicaba en absoluto la negación del Âtmâ o del "Sí-
mismo", es decir, del principio permanente e inmutable del ser, que es
precisamente lo que sobre todo tenemos aquí a la vista. Que esta negación
haya sido introducida posteriormente en ciertas escuelas del Budismo indio por
los Chatrias rebeldes o bajo su inspiración, o que simplemente hayan querido
utilizarla para sus propios fines, es algo que no pretendemos decidir, pues en el
fondo importa muy poco, y las consecuencias son las mismas en ambos casos"
7.
"No se puede invocar, contra lo que aquí decimos del Budismo original y de
una desviación posterior, el hecho de que el mismo Shâkya-Muni perteneciera
por nacimiento a la casta de los Chatrias, pues este hecho puede explicarse
legítimamente por las condiciones especiales de una determinada época,
condiciones que dependen de las leyes cíclicas. Por lo demás, puede indicarse,
a este respecto, que Cristo también descendía, no de la tribu sacerdotal de
Leví, sino de la tribu real de Judá"8 .
"Otro punto que ofrece gran interés es el siguiente: los nombres y epítetos del
Buda, de manera general, son, así como sus actos, los mismos que la tradición
védica refiere más especialmente a Agni y a Indra, a quienes a menudo la
denominación de Arhat es también aplicada; ahora bien, Agni e Indra son
respectivamente el Sacerdocio y la Realeza in divinis; el Buda nace
precisamente con ambas posibilidades, y se puede decir que, escogiendo la
primera, las realiza a ambas, pues éste es uno de esos casos en que, como se
ha dicho anteriormente10, uno de sus dos términos está contenido
"eminentemente" en el otro"11.
"Por otra parte, es lícito pensar que había aquí algo muy distinto a una elección
voluntaria, pues el hecho de que sea así presentada por el Budismo parece en
realidad indicar lo que tanto Saint-Yves como Ossendowski afirman: que
Shâkya-Muni, mientras proyectaba su rebelión contra el Brahmanismo, habría
visto cerrarse ante él las puertas del Agarttha"13.
3 Aperçus sur l'èsotérisme chrétien, Editions Traditionnelles, París, pág. 11, nota 2.
7 Autorité spirituelle et pouvoir temporel (segunda edición), Éditions Véga, París, 1947,
págs. 75 y 76.
10 "(...) Dios es una Esencia sin dualidad (adwaita), pero que subsiste en una doble
naturaleza, de donde la distinción entre "Supremo" (para) y "No-Supremo" (apara), a
los cuales corresponden, desde puntos de vista diferentes, todas las dualidades en las
que uno de sus términos, estando subordinado al otro, está contenido "eminentemente"
en éste", Études sur l'Hindouisme, pág. 193.
12 Le Roi du Monde (tercera edición), Éditions Traditionnelles, París, 1950, cap. II.
13 Le Roi du Monde (edición original), "Les Cahiers du Portique", Librairie Ch. Bosse,
París, 1927, págs. 17 y 18.
15L'Homme et son devenir selon le Vêdânta (edición original), Éditions Bossard, París,
1925, págs. 116 a 120.
16 El texto dice "originale [en el sentido de nuevo, de que no imita nada anterior] et originelle
[en tanto que relativo al origen]": esta distinción no existe en castellano, evidentemente (n. del
t.).