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Una carta que no espero que leas.

El amor de verdad, no muere; y no es frágil, las personas lo somos. Y contigo quiero


ser fuerte.

Aprendí, a no llamarle amor a cualquier cosa; a veces estamos tan obsesionados


queriendo encontrar el amor, que confundimos un montón de sucesos con
aquello que tanto nos falta. No existe tal cosa como amores que no debieron
ser, ni personas que no debieron estar… Esos amores tenían que ser, y esas
personas tenían que estar…

Sé dos cosas que debían ser, y son:

1. Al principio quería que éste no fuera el texto melancólico-cursi- romántico


típico que se lee en cualquier parte, pero probablemente lo es, y quizás
empeore…
2. Cuando lo conocí… pero… Hablo de conocerlo realmente… Puedo
asegurar, que hasta ése momento, no sabía lo que significaba sentirme
especial.

Hay miles de historias de amor, en libros, en canciones, en poemas, en las nubes


y en el silencio. Hay otras miles de despecho y confusión. Lo cierto es que –Él–
pues…

Todo éste tiempo he hecho los esfuerzos más sinceros de mi vida, para
mantenerlo, porque, no quiero herirlo, porque aun cuando hay un millón de
cosas en las que diferimos, estamos juntos por un propósito… Porque aun
cuando he querido extirparle la cabeza con mis dedos porque no hay nadie tan
terco como él, sé que no podría, porque lo amo, ya ni siquiera sé qué demonios
es esto que escribo, solo sé que se siente tan bien… Escribir y amar. Y sobre
todo, amarlo… Y escribir acerca de cuánto lo amo… Acerca de cuánto me
enloquece, de una buena manera, esa ansiedad que tiene siempre en sus
manos, que rara vez puede mantenerlas quietas, cuando siempre termina de
comer primero que yo… Cuando comienza a cantar desafinado, o a hacer
sonidos extraños de la nada… O cuando se concentra tanto en un juego o algo
así, que solo responde “ajá”… También sus cosas ordinarias y…
Extraordinarias. E incluso, esa forma en la que da todo de sí cada día para ser un
buen hombre…. Su manera de ver todo tan: “Tranquila, hay que trabajar en
eso” o “Siempre habrá una solución” que a la vez difiere tanto de mi forma
catastrófica de ver todo tan: “¿Qué rayos se supone que voy a hacer con esto?”,
“Ya qué, todo se jodió” Él, es tan hermoso que ni siquiera sé cómo describirlo,
solo sé que estoy enamorada de todos esos detalles, que probablemente él no
sepa que yo sé, y debo admitir, que a veces recuerdo cosas tan –insignificantes-
a los ojos del mundo, que podría dar miedo. Pero estoy enamorada de él, y yo
tan solo espero que él sienta cuánto le amo, y por eso me hace tanto bien
llenarlo de amor en cada segundo que tengo la oportunidad, aun cuando los
caminos se tornen angostos, seguir amándolo, y aún más… Porque él
simplemente lo merece, él merece darse cuenta del hermoso ser que es, y de lo
capaz que es de convertirse en lo que anhele…

-Él- me enseñó a descubrir cosas que yo no sabía que existían… Y me


enseñó del amor… Me enseñó que le gusto natural, y me encanta no tener que
fingir nada que no soy, porque a su lado, todo es tan… Como es y ya. Y… ya
mencioné que esto iba a ser bastante cursi… Y si tan solo pudiera colocar aquí
todo lo que alguna vez he pensado sería mucho peor… Pero muchas cosas
están mejor sin decirse, simplemente porque al verbalizarlas, pierden la belleza
de lo abstracto, que es el amor en sí. Sólo le pido a Dios que nos obsequie
mucho más tiempo, para regalarnos más sonrisas, para salir a caminar juntos,
para soñar de la mano, para amar con creatividad, para agradecer, para vivir con
el corazón de niño… Para llegar a viejos, y seguir tan enamorada de todas esas
cosas que mencioné, de las que olvidé y de las que aún no conozco, y
agradecerle a Dios mismo, todo lo que he disfrutado y disfrutaré, porque me dio
al mejor amigo… al mejor compañero, al mejor amor, que, realmente, ni
siquiera yo pude haber imaginado para mí.

Gracias por tu sinceridad…

PD: Realmente oro porque seas Tú.

Con amor, tu amor.

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