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NUEVAS FORMAS DE EVALUAR

Todos hemos tenido el mismo sueño en algún momento de nuestra vida adulta,
especialmente si estamos preocupados: hacemos un examen y el profesor nos
suspende, con consecuencias muy negativas para nuestra vida, desde perder el
trabajo hasta volver a la universidad. Se trata de un síntoma claro de que las
calificaciones y evaluaciones, tal y como están planteadas, son material perfecto
para las pesadillas que nos hacen despertar entre sudores fríos. Una experiencia
que nadie recuerda como algo constructivo, a pesar de que debería serlo.

Replantear los principios de estos procedimientos ha sido uno de los pilares de la


innovación educativa, relacionado íntimamente con la adquisición de
competencias, a pesar de que las leyes no siempre han ayudado. La LOMCE, por
ejemplo, establece que las calificaciones de Primaria deben ir del 1 al 10. Sin
embargo, los expertos coinciden en que esta mera nota numérica proporciona muy
poca información tanto al alumno como a los padres, por lo que se han propuesto
nuevas maneras de medir la evolución en el rendimiento del estudiante. Un
informe de la OCDE, la institución más influyente en el mundo educativo, promovía
la evaluación como elemento clave en los procesos de aprendizaje.

Las competencias (lingüística, matemática, digital, social, espíritu emprendedor,


aprender a aprender, cultural) son esenciales en esta clase de evaluación. “La
calificación final no debe pivotar sobre las 'asignaturas', debe hacerlo sobre los
aprendizajes, se hayan generado donde se hayan generado”, añade Mir. “Debe
centrarse en valorar los logros de las competencias clave desde una visión global,
atendiendo al alumno como un todo y no como la agregación del 'alumno de
matemáticas' y el 'alumno de lengua'”. La autoevaluación y coevaluación son
esenciales en estas escuelas; es decir, el estudiante debe reflexionar sobre su
propio proceso de aprendizaje o colaborar con sus compañeros para mejorar.

Como explica su director, “los cambios metodológicos no son útiles si no va


asociado el de la evaluación”. Este recuerda que debe ser una herramienta para el
alumno y no para el profesor, “que llevaba su libreta de notas que los alumnos no
podían ver”. “Hoy, la evaluación es compartida con el alumnado, porque cuanto
más transparente es, de más información dispone”. Es otro colegio que ha
implantado la autoevaluación y la evaluación entre iguales, que provoca que las
actividades, exámenes o proyectos produzcan dos documentos, el del propio
alumno y el del profesor.

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