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Ángel Pushkin
EN LA AZOTADA INTEMPERIE
Protejamos
el último refugio del calor humano
que exhala esta chimenea
sobre la que flotan las ilusiones
que detendrán la hipotermia impuesta.
Pobres gentes,
humillados y ofendidos.
Explosión de antocianina
que cubrirá la tierra
con el coraje del subsuelo.
HIMNO GENERACIONAL
¿Plural mayestático?,
¿identidad colectiva?
Somnoliento espejismo
arropado por la indiferencia,
con el ocio por todo trabajo.
La dinámica vigilante
en la que se diluye el calendario
para descubrir un número de dos cifras
en la cuenta bancaria.
Felicidad densa
que en pocas horas desbordará
la clepsidra del hoy,
antes de poner a cero
el contador de la serotonina.
Violentas
cuelgan de la bóveda del techo
las prioridades impuestas.
Rozando lo puro,
sabiéndonos imperfectos,
vimos vaciarse las calles.
Y su complicación poliédrica
no abandonará las esquinas del aire,
dejando doloridos los pulmones
que oxigenan los motivos imprescindibles
que permiten el avance.
NO HAY ENÉMIGO PEQUEÑO
Esporas en movimiento
de indefinido rumbo,
sumergidas en el conjunto impostado
de los cofee shop`s y los vuelos de bajo coste.
La certeza de la esencia
y su fuerza telúrica
hoy recorre laberintos
sin hilos proletarios de Ariadna.
Pequeños artefactos
plasmados en papel
en explosión inocua
Sintaxis invertida
que acaricia las estrías del alma.
Inexacta métrica,
léxico de corrección difusa
y voluntad megalómana.
Empatía pretendida,
ardua tarea, al fín
sólo agua entre las manos.
Juicio sumarísimo,
sin posibilidad de defensa
bajo aguerrida crítica fiscal.
Mientras haya
alguna ventana abierta
ojos que vuelven del sueño,
otra mañana que empieza
PEDRO SALINAS
En un acto desesperado
pretendí correr detrás
de los instantes amables.
Porque el lapso
que separa lo real, de lo inconstante
es extremadamente angosto
y volátil: planeé la huida.
Herramientas oxidadas,
inservibles para este trance,
tan sólo tinta seca,
para lo abrupto del día a día.
El riesgo evidente
aparentaba ser una ráfaga
de viento favorable,
el impulso necesario.
Las montañas de la incertidumbre,
cumbres accesibles,
para ser coronadas sin oxígeno.
No importaba el pasivo,
ni la evidente insolvencia.
El paso adelante
que rechazase la invitación al ácido convite
de sentarse a la mesa con la angustia.
Desplazada la constancia
de una identidad discontinua,
pesado lastre para afirmar
lo dinámico de la existencia.
II. ITINERANTE
Un billete de tren
y una revista atrasada
que diluya las horas
en la lástima.
Diminuta presencia
entre la constelación de pasajeros,
estaciones y andenes
filmados en primer plano.
Y mi disnea
es ya el óxido de estos raíles.
No existe analgesia
para este duelo.
Aúlla la megafonía
que anuncia el fin del trayecto
sobresaltando al pasaje,
que asumo con desconocido sosiego.
Ha comenzado la búsqueda
de la remembranza en línea recta,
este incómodo rechinar de dientes
sobre un camino de baldosas inconexas.
Desconsuelo explícito
colgado de cada uno de los escaparates
y los estrechos cantones
en los que anidaron
las palabras dichas.
La saliva gastada
que nunca generó consensos
es una parte más del paisaje,
anudada al aire
como un dolor de muelas.
Elementos indicativos
del instante vivo y pretérito
ya superado.
KIRMEN URIBE
Distancia y niebla,
ausencia y lluvia.
Todo lo conseguido
lo hundió la aritmética de los días,
reduciendo a cenizas
los esfuerzos realizados.
Niebla y distancia,
lluvia y ausencia.
Hoy no es primavera,
sobre estas antiguas marismas
y bajo los dinteles
quedaron los años detenidos
anunciando una madurez
que llegó para quedarse.
PEQUEÑA GALAXIA
Concatenación de momentos
construidos sobre las noches
de la ropa arrugada
dentro de nuestra pequeña galaxia.
El teléfono gritó una tarde
en horario de oficina:
Casualidad consciente,
en los días de la ilusión limitada
y de cerrar los libros.
El esfuerzo ímprobo
del desposeído
en su entrega de lo innecesario.
Evita en lo posible
que se borren las letras
que quedaron escritas
sobre los lienzos de tus vetustas murallas.