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Theoria, Vol.

20 (1): 65-79, 2011 ISSN 0717-196X

Revisión / Revision

LA CIUDAD, ¿UTOPÍA PERMANENTE?

THE CITY, A PERMANENT UTOPIA?

Rodrigo Alejandro Vidal Rojas


Escuela de Arquitectura, Universidad de Santiago de Chile, Santiago
Alameda 3677, Fono: 56-2-718-43-03, Santiago, Chile,
rodrigo.vidal@usach.cl

RESUMEN

El texto que sigue aborda la idea de ciudad, y sus múltiples expresiones concretas, idea que representa al
mismo tiempo el genio creador del individuo y las limitaciones insoslayables de la vida en comunidad.
La hipótesis que se pretende probar es que el ideal-ciudad (imagen de la idea de ciudad, inspiradora de la
utopía urbana) y la ciudad-ideal (estado deseado para toda ciudad real, como respuesta soñada en base al
ideal-ciudad), configuran una idea de ciudad anhelada por todos, transformándose en germen de diversas utopías
urbanas, las que clasificaremos en cinco etapas históricas principales. Desde allí se concluye que la ciudad,
entendida como aquel ideal colectivo existente en la comunidad que la habita, no es precisamente la que se
nos revela cotidianamente.

Palabras clave: Ciudad, ciudad-ideal, ideal-ciudad, utopía urbana.

ABSTRACT

The following text describes the idea of city and its multiple concrete expressions, this idea that represents
at the same time, on the one hand the creative genius of the human being and on the other the unavoidable
limitations of community life. The hypothesis to be tested is that the ideal-city (image of the city ,inspired on
the idea of urban utopia ) and city-ideal (State desired for every real city as an answer dreamed by everybody
on the basis of the ideal-city), becoming the idea of city wanted by everybody and becoming the seeds of
various urban utopias, which we will classify in five major historical phases. From there it can be concluded
that the city concept, understood as the collective ideal existing in the community that inhabits it, is not
precisely the one that is revealed to us on a daily basis.

Keywords: City, city-ideal, ideal-city, urban utopia.

Recibido: 13.12.10. Revisado: 10.03.11. Aceptado: 05.05.11.

INTRODUCCIÓN subyace en el imaginario de las comunida-


des urbanas. Esta constante búsqueda de la
El presente texto mostrará que la ciudad, ciudad-ideal, a partir de ese imaginario y
como realidad concreta, es fruto de un es- sobre la base de la ciudad real, es el germen
fuerzo permanente por materializar una de utopías que intentan concretar aquí y
ciudad-ideal a partir del ideal-ciudad que ahora sueños construidos en un mundo lo-

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calizado en otra parte y en otro tiempo. Para dades latinoamericanas y europeas, particu-
lograr el propósito del texto, éste ha sido di- larmente del Perú, Argentina, Chile, Brasil,
vidido en dos partes principales. En la pri- México, Cuba, Bolivia, España, Francia,
mera, se abordará Las nociones de ideal-ciu- Suiza, Polonia, Italia, Holanda, Bélgica y
dad, ciudad-ideal y utopía, para trascender la Alemania, entre 1990 y 2010.
ciudad, en la cual se formulará la idea de
heterogeneidad de contenidos conceptuales
en la noción de ciudad, lo que mostrará la LAS NOCIONES DE IDEAL-CIUDAD,
necesidad de sacar a la luz las nociones de CIUDAD-IDEAL Y UTOPÍA PARA
ideal-ciudad, ciudad-ideal y explicar que TRASCENDER LA CIUDAD
la utopía urbana ha sido por excelencia el
mecanismo revelador del ideal-ciudad. En La heterogeneidad de contenidos concep-
la segunda parte, El ideal-ciudad a través de tuales en torno a la noción de ciudad
cinco etapas de la utopía urbana, se expon-
drán brevemente las cinco principales eta- Resulta difícil aprehender la idea de que la
pas de la utopía urbana. ciudad pueda identificar como una misma
Para probar que la ciudad real es un entidad a la antigua Jerusalén, a la Roma
esfuerzo permanente por materializar una imperial, a Machu Picchu, a New York o a
ciudad-ideal a partir del ideal-ciudad colec- Louvain-la-Neuve, es decir, organizaciones
tivo, se ha adoptado, metodológicamente, extremadamente diferentes en su forma,
un enfoque deductivo: se ha construido contenido, envergadura, aspecto, funciones
primeramente un tejido conceptual con y significaciones. Derycke, Huriot, Pumain
las nociones de ideal-ciudad, ciudad-ideal y (1996: 2) nos ofrecen un buen ejemplo de
utopía con el propósito de ir más allá de la la diversidad posible de significados o de
noción de ciudad. Sobre esta conceptuali- representaciones conceptuales de la ciudad:
zación se han observado un sinnúmero de
ciudades-hechas y ciudades-dichas, lo que Forma de hábitat permanente... medio
permitió revelar los principales momentos de vida artificializado... concentración
del ideal-ciudad a través de la utopía urba- importante de personas sobre un espa-
na, como también la diversidad de formas cio restringido... lugar donde se inventa
que de esta utopía surge. Por ello, este tra- la división social y técnica del trabajo...
(lugar) donde los grupos sociales se inte-
bajo más que una recopilación analítica y
gran y se afrontan en una sociedad com-
descriptiva de la vasta producción biblio- pleja... centro donde se ejerce el poder
gráfica en la materia, pretende contribuir político y el control territorial... adición
con algunas ideas básicas que permitan pro- de hogares y de empresas que se dispu-
bar que el ideal-ciudad, como inspirador de tan los recursos locales... instrumento de
la utopía urbana, y la ciudad-ideal, como producción que los economistas consi-
respuesta soñadora a las crisis permanentes deran como un generador de ventajas de
de la ciudad real, constituyen una idea de aglomeración... entidad espacial organi-
ciudad aún lejana de la ciudad cotidiana zada sobre un sitio, tirando partido de su
que habitamos. La construcción de estas situación dentro de un territorio... lugar
ideas básicas surge del estudio de una am- empapado de imaginario, espectáculo,
plia bibliografía primaria y secundaria acer- símbolo...
ca de la ciudad y el espacio urbano, como
también sobre la base de diversas investiga- La ciudad es todo eso, más que eso y
ciones, estudios y viajes del autor, en ciu- probablemente, nada de eso.

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La investigación realizada reveló que las tos principios comunes. Por otro lado, la
definiciones más usadas acerca del fenóme- ciudad ha sido concebida como proyección
no urbano, bien que relacionadas por la de las relaciones sociales sobre el suelo. Es
idea de ciudad en tanto que lugar de rela- la idea de la ciudad como imagen de una
ciones, de comunicaciones, de concentra- sociedad (Vidal Rojas, 1996; 1997), de una
ción, de intercambio, de transformación, ciudad que cambia en función de la diver-
constituyen un conjunto tan heterogéneo sidad de formas políticas y culturales de or-
y complejo, que provoca una permanente ganización social existentes a lo largo de la
redefinición del sentido y contenido de la historia y a lo largo del espacio. Es la ciudad
ciudad (Remy & Voyé, 1992). Sea esto por múltiple, siempre imagen y representación
la diversidad de formas urbanas observadas de lo social. Pero no se trata de la represen-
(Roncayolo, 1982), por la multiplicidad de tación del conjunto de las relaciones socia-
puntos de vista respecto de la ciudad (Voyé, les sino que de las relaciones que resultan
1996) o por la preeminencia de alguna di- de los valores impuestos por las clases do-
mensión urbana en particular (Remy & minantes, siendo entonces la ciudad más
Voyé, 1981; Vidal Rojas, 2002; Weber, el testimonio o el signo de una época y de
1982). un tipo de dominación, que la imagen o
Surge la pregunta acerca de si estamos los valores de una sociedad en su conjunto.
en presencia de una multiplicación de de- Esto se refiere a la paradoja entre la ciudad
finiciones y de precisiones sobre una única transformadora de las relaciones sociales y
y unívoca ciudad o, al contrario, frente a la ciudad transformada por estas relaciones,
una multiplicación de formas urbanas, de que es la paradoja entre la ciudad-idea y la
entidades urbanas de distinta vocación, ciudad-imagen. Pero la ciudad-imagen no
convergentes y diferentes (Bairoch, 1985), es aquella que el especialista intenta enten-
que obedecen todas de manera parcial a der desde sus elementos, formas o escalas
una cierta idea común que hemos llamado (Lynch, 1998), sino como el modo en que
ciudad, idea con la cual buscamos su origen la ciudad se revela ante el imaginario colec-
más remoto (Guliáev, 1989) con el cual se tivo de sus habitantes (Calvino, 1974; Lévy,
pretende afirmar la existencia real y material Raffestin, 1999; Zola, 1991).
de la ciudad. Entonces, la ciudad, ¿es una
idea motora previa a la concepción de for-
mas urbanas a lo largo de la historia (la ciu- La ciudad-real, espejismo mediador entre
dad hecha), o constituye una síntesis expli- la ciudad-ideal y el ideal-ciudad
cativa y recurrente posterior a esas concep-
ciones (la ciudad dicha)? Dialécticamente, De esta relación entre ciudad-idea y ciudad-
la ciudad se nos presenta, por una parte, imagen surge la noción de ideal-ciudad. El
como una idea general e integradora de ideal-ciudad es la imagen de la idea que un
una diversidad de formas urbanas y de un individuo o una comunidad tiene de la ciu-
complejo conjunto de relaciones sociales dad, de la cual poseemos experiencias bien
independientemente del contexto tempo- distintas. Pero ideal-ciudad no es sinónimo
ral y espacial específico, sueños de ciudades de ciudad-ideal. La ciudad-ideal es una no-
que nacen en el corazón de ciudades inha- ción que supone la existencia de la ciudad
bitables (Calvino, 1974). La ciudad única y que imagina las condiciones y caracterís-
de mil caras que, más allá de las particula- ticas que califican un estado de perfección
ridades específicas o de la realidad de cada (Malverti & Pinon, 1997). Es el estado de-
territorio y de cada sociedad, impone cier- seado para toda ciudad. Es la ciudad que

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buscan hacer existir los especialistas (Lévy posición de lo nuevo. Para la ciudad ideal
& Raffesttin, 1999), ya sea desde el sueño la ciudad real es el territorio desde el cual
y la imaginación, ya sea desde la interpre- surgirá la ciudad soñada, mientras que para
tación de ciudades materiales o dibujadas el ideal-ciudad, la ciudad existente debe
(Bailly, Baumont, Huriot, Sallez, 1995), ya desaparecer para permitir la aparición de la
sea a través de la puesta en relieve de las ciudad que subyace a lo existente, a la espe-
reglas de organización y de las relaciones de ra de su manifestación, y que se reproduce
los componentes de la ciudad (Sitte, 1996), y subsiste en el imaginario colectivo.
especialmente, espacios públicos y edificios. El ideal-ciudad es una noción que expresa
El ideal-ciudad, en cambio, es la fuente la aspiración de la creación de la ciudad. El
principal de la utopía urbana, una cons- supone la inexistencia de ella. Y cada ideal-
trucción mental colectiva que recorre toda ciudad expresa siempre las frustraciones y
la historia urbana. El ideal-ciudad se dife- los deseos de una época. En la lógica del
rencia de la ciudad ideal por el lugar que ideal-ciudad, todas las formaciones urbanas
ocupa y el rol que satisface en el proceso que han existido en el curso de la historia
urbano: mientras la ciudad ideal es una fi- constituyen un esfuerzo permanente por
nalidad, un estado último al que se aspira, crear las condiciones ideales al desarrollo
revelando con ello un carácter teleológico, de la vida en comunidad. Estas condiciones
el ideal-ciudad es una fuente genérica, una ideales de vida colectiva, este medio am-
matriz inspiradora, un concepto colectivo biente construido redentor tipifica el ideal
supuestamente universal y cuyos valores que se ha dado en llamar ciudad. La Torre
identifican a la totalidad de los individuos. de Babel, la República de Platón, los Planos
Esta última revela entonces un carácter mi- de alineamiento y la lógica de Renovación
tológico y fundador. La ciudad ideal se al- urbana del siglo XVIII, el pueblo Industrial
canza por la construcción y reconstrucción de Owen, el Falansterio de Fourier (Fig. 1),
permanente de la ciudad real a través de sus la Carta de Atenas, el Plan Regulador hoy
innumerables adaptaciones al cambio social en día (Fig. 2) son algunos de los tantos es-
y tecnológico. El ideal-ciudad es más bien fuerzos desplegados para crear, a partir de
una postura crítica frente al medio urbano una situación histórica dada, una ciudad
cuya redención se alcanza sólo por la super- sobre la base de este ideal-ciudad.

Figura 1. El Falansterio de Charles Fourier y Victor Considérant, y la utopía del edificio-ciudad para la
familia obrera.
Fuente: Ilustración de MagdelinePinel, Colección Le Mécène, en Patrice de Moncon (1998).

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Figura 2. El Plan Regulador urbano en Chile, un intento por construir la ciudad a través de la normativa
urbana.
Fuente: Estudio para el Plan Seccional Regulador del Borde del Río Cachapoal, en Rancagua, Chile. Rodrigo Vidal Rojas y Rodrigo
Martin, Escuela de Arquitectura, USACH.

Pero las formas producidas a partir de La utopía urbana, como representación


esas ideas e ideales siguen siendo una ima- reveladora del ideal-ciudad
gen lejana del pensamiento que les dio ori-
gen. Lo que llamamos ciudad es un espejismo Sin duda que al hablar de ideal-ciudad nos
de este ideal-ciudad. Como explica Michel acercamos a la frontera del mundo de la
Ragon, concluyendo: “Si, finalmente, la utopía. No es que todas las ciudades sean
ciudad provoca la decepción, el hastío, in- utopías, sino más bien, como lo afirman
cluso el odio, es porque, tal vez, ella es solo Antolini y Bonello, “la construcción de
un espejismo. La ciudad es la petrificación toda ciudad contiene una parte de utopía”
de los sueños, la encarnación de una idea, la (1994: 55). Seguramente no es casualidad
concreción de fantasmas colectivos” (1975: que el Renacimiento, época del renacer
251). Según Bachelard (1995: 142), es más de las ciudades, fuese al mismo tiempo,
fácil poseer el mundo miniaturizándolo. la época del renacimiento de las utopías.
¿Es entonces la ciudad un esfuerzo por Dos milenios habían transcurrido desde
miniaturizar el cosmos? De ser así, la bús- La República de Platón cuando, en 1516,
queda de este ideal-ciudad sería entonces la Tomás Moro (1982) nos ofreció la Utopía,
búsqueda de una comprensión más amplia abriendo con su obra el camino a un sinnú-
del mundo. mero de obras literarias, pictóricas e icono-
gráficas de raíces utópicas.

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Pero utopía no es sinónimo de ideal-ciu- según la cual las utopías no pueden ser
dad. Ella es una forma de representación llevadas a la práctica sin provocar inevita-
que revela, a través de imágenes literarias blemente su destrucción como utopía nos
o iconográficas (proyectos, sueños, símbo- aporta su tercer significado: el de la reali-
los), el ideal-ciudad. La utopía mediatiza zación imposible. Así, todo lo que nace de
el ideal-ciudad. Este último preexiste a la la imaginación y que no tiene un arraigo
utopía en el imaginario individual y, sobre concreto en este mundo, que se presen-
todo, colectivo. La utopía es una construc- ta como la realización de la felicidad de la
ción imaginaria que intenta develar este colectividad, como la construcción de un
ideal-ciudad. Etimológicamente, utopía es mundo mejor, todo lo que es considerado
outopia y eutopia. Outopia u ou-topos es lu- como imposible de lograr es asociado a la
gar en ninguna parte o no-lugar. Es segura- idea de la utopía. Pero Reszler propone que
mente la definición más conocida. Ella ex- “la utopía es antes que nada un instrumen-
plica principalmente el carácter a-histórico to de crítica social; expresión de una volun-
y a-geográfico de un gran número de uto- tad de reforma global, ella revela, más allá
pías. En este sentido, sería más propio ha- del discurso, un programa político, teóri-
blar de a-topia. Eutopia o eu-topos es lugar co y abstracto” (1980: 77). De cualquier
de felicidad. Aunque menos conocida, en modo, la utilización de la ciudad por parte
esta acepción la utopía recupera su carácter del hombre (Laborit, 1971) ha hecho que
teleológico. Sobre este significado, Franco éste configure, amolde, acomode la ciudad
Borsi recuerda que “antiguamente se ha a los intereses de los grupos jerárquicos y
planteado la pregunta sobre si este lugar fe- dominantes, configuración que es germen
liz podía o no existir en un lugar cualquie- de la decadencia o la agresividad creciente
ra, si la localización física de la felicidad no del espacio urbano, agresividad provocada
comprometería gravemente su propia exis- por el hombre y de la cual éste deviene tam-
tencia” (1997: 14). La pertinencia de esta bién en víctima u objeto (Dickens, 1999).
pregunta está dada en la incapacidad de las Desde esa perspectiva, la utopía no es
realizaciones concretas de materializar los el fruto de una imaginación delirante sino
valores acordados a los lugares imaginados que, al contrario, es el fruto de una mente
para el desarrollo de la vida colectiva feliz. creativa que busca en la irrealidad los fer-
La esencia de la utopía es entonces ambiva- mentos de transformación de una realidad
lente: por un lado, su carácter irrealizable y, concebida como decadente. El autor utó-
por otro, su vocación orientadora en el sen- pico es siempre, o en la mayoría de los ca-
tido de estimular la creatividad idealista ha- sos, un fino conocedor de su mundo y de
cia un algo mejor. La utopía no consistiría su historia. La utopía se proyecta hacia un
en llegar sino en un permanente acercarse. mundo ideal, irreal, abstracto pero lo hace
Lugar en ningún lugar y lugar de feli- desde una posición crítica del mundo real
cidad, la utopía es, dentro del arte litera- y concreto. Según Reszler, “la utopía es la
rio renacentista y moderno, la imagen de descripción literaria de una sociedad ima-
una sociedad libre en la cual las deficiencias ginaria habiendo recientemente alcanzado
humanas han sido superadas. Entonces, pa- la perfección social y cuya perfección cons-
ralelamente a esos dos significados etimoló- tituye en adelante su naturaleza profunda”
gicos primeros –ou-topos y eu-topos– la idea, (1980: 75). “En los relatos utópicos –con-
aparentemente confirmada por la historia, tinua Reszler– la fundación de la ciudad

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es, de una manera general, atribuida a un geométricamente perfecta y políticamente


héroe-fundador que ha definido de una vez organizada, reaparece, por ejemplo, en la
por todas las leyes de la perfección social” Nueva Jerusalén de Hartmann Schedel,
(82). donde lo urbano se expresa como la den-
sidad concéntrica en torno a la expresión
física de la función religiosa: el templo. En
EL IDEAL-CIUDAD A TRAVÉS DE la Torre de Babel de Pieter Bruegel (Borsi,
CINCO ETAPAS DE LA UTOPÍA 1997: 86) se plasma más bien el mito hi-
URBANA potético de la ciudad entendida como ciu-
dad-edificio. En Christianopolis de Johann
Curioso resulta observar que las utopías ur- Valentin Andreae (Borsi, 1997: 89), el ideal
banas son abundantes en ciertos períodos de urbano se funda en la regularidad geométri-
la historia y desconocidas en otros (Ragon, ca, simétrica y concéntrica del espacio urbano
1975: 249). De hecho, reconocemos cinco y de la forma construida, al tiempo que la
etapas fundamentales de la utopía urbana, uniformidad y falta de entropía caracteri-
en el sentido de la construcción del ideal- zan el paisaje visual. El ideal-ciudad que
ciudad, independientemente del interés subyace a la utopía platónica es el de un es-
histórico de otras construcciones tempora- pacio urbano ordenado, democrático, lim-
les acerca de la utopía (Borsi, 1997; Choay, pio, sabiamente gobernado por seres supe-
1965; Roncayolo & Paquot, 1992; Servier, riores (humanos o divinos), donde habita
1979). Veremos que cada etapa revela un una sociedad igualitaria.
determinado ideal-ciudad, entendido como
la imagen de la idea que un individuo o una
comunidad tiene de la ciudad. Una cons- La utopía del siglo XVI-XVII
trucción mental que recorre toda la historia
urbana. Una fuente genérica y postura críti- En el Renacimiento, la segunda gran etapa
ca frente al medio urbano. de la utopía, Tomás Moro, Campanella y
otros proyectaban una sociedad comunista,
sin propiedad privada en donde la realiza-
La utopía de Platón ción, de manera fantástica, les parecía po-
sible con los medios existentes en la época.
La primera gran etapa de la utopía urbana Las ciudades utópicas de Moro (Fig. 3) y
es la de Platón (2007). Su República, au- de Campanella (Fig. 4) aparecen como
toritaria, selectiva, de libertad regulada, es reacción al advenimiento de la burguesía,
una respuesta/alternativa a la crisis por la como crítica al feudalismo y a un deseo de
cual atravesaban las ciudades griegas que fundar la sociedad sobre la razón y no so-
fueron más tarde absorbidas por los grandes bre los privilegios heredados. Se opusieron
imperios helénicos. Sin embargo, todavía a la propiedad privada, considerada como
no sabemos a ciencia cierta si su República la responsable de los males sociales y, an-
es realmente una construcción de la ciudad ticipándose a Rousseau, consideraron que
ideal o una crítica a la democracia atenien- los hombres buenos por naturaleza eran co-
se. La misma idea de Platón, de una ciudad rrompidos por la propiedad.

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Figura 3. La isla de Utopía de Tomás Moro.


Fuente: Grabado anónimo, en Patrice de Moncon (1998).

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Figura 4. La Ciudad del Sol, de Campanella.


Fuente: Ilustración de Magdeline Pinel. Colección Le Mécène, en Patrice de Moncon (1998).

En Utopía de Sir Tomás Moro, la clase El socialismo utópico del siglo XIX
dirigente que se encuentra en la cima de la
jerarquía institucional está encarnada por La crítica social dirigida por los reformado-
los intelectuales. En la obra de Campanella, res sociales de principios del siglo XIX, bajo
es el Papa mismo que se encuentra en la la forma de escritos y proyectos de ciudad,
cima. En La República de Platón el buen puede ser considerada como la tercera gran
funcionamiento del Estado es asegurado etapa de la utopía urbana, la del socialismo
por la sabiduría de los filósofos. A diferen- utópico, nombre dado por Marx y Engels
cia de los proyectos de los reformadores so- a este movimiento en oposición a su so-
ciales de comienzos del siglo XIX, los países cialismo científico. Sin embargo, ella no
de Moro y de Campanella se situaban en contiene el conjunto de las características
su época, distanciados solo geográficamen- propias de la utopía. Bien que estas ciudades
te de sus respectivos lugares de residencia. son presentadas como lugares de felicidad y
En el ideal-ciudad subyace el anhelo de la que su aparición sea también una respuesta
ciudad donde todo pertenece a todos, don- a una situación de crisis (la de los aspectos
de la razón y la ética gobiernan el sentido anárquicos de la Revolución Industrial y
común, donde los privilegios son democrá- de la explotación de los obreros), su reali-
ticamente ejercidos. zación no es considerada, por sus autores,

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como imposible a pesar de que no se locali- una arquitectura inspirada en las formas
zan en ninguna parte (outopia). básicas de la industria, pero con tendencia
Sus autores se inspiran de una situa- neoclásica, que acogiera a un Estado y a
ción concreta (Paquot, 1992), histórica y una comunidad, social y económicamente
geográficamente, y extraen de las formas autosuficientes.
urbanas y arquitecturales de la industria el
material de sus propias realizaciones. Ellos
están más cerca de la construcción de la La utopía tecnológica de la primera
ciudad ideal que de la búsqueda del ideal- mitad del siglo XX
ciudad. Estos reformadores sociales, situa-
dos en una época que Françoise Choay lla- La ola de proyectos más o menos imagi-
ma de pre-urbanismo, son conocidos como narios aparecidos hasta la década del ’60,
pre-urbanistas progresistas (1965: 89-152) constituye una suerte de utopía tecnológica
en distinción de los llamados pre-urbanis- (Ragon, 1975: 249). Es uno de los eslabo-
tas culturalistas (1965: 155-178). Entre los nes fundamentales de la cuarta gran etapa
primeros, la obra de Robert Owen, Charles de la utopía urbana, etapa que recorre, a
Fourier, Victor Considérant, Etienne Cabet, diferentes intensidades desde los años ’10
Pierre Joseph Proudhon, Benjamin Ward hasta los ’60, incluyendo gran parte en
Richardson y Jean Baptiste Godin, se ins- la rica producción de proyectos y de tex-
cribe en la lógica de la ciudad-ideal. Un tos de ciudades de la primera mitad del
caso interesante es La Forge de Claude- siglo XX (Gaudin, 1991) y, en particular,
Nicolas Ledoux (De Moncon, 1998: 37), una forma específica y nueva de utopía
donde la autarquía social, la jerarquía urbana, a saber, el urbanismo subterrá-
espacio-formal, la radio-concentricidad, el neo (Barles & Guillerme, 1995). Algunas
neoclacisismo arquitectural y el diálogo urba- de las tantas utopías urbanas de esta épo-
no rural tipifican el ideal urbano. No es el ca son: Construcciones para una Metrópolis
caso de Herbert-Georges Wells o de Jules Moderna (1914), donde Mario Chiattone
Verne, por ejemplo en su visión futurista (Borsi, 1997: 125) revela la ciudad utópica
del París del Siglo XX (1994), también pro- en la verticalidad, el desafío tecnológico, la
gresistas, pero considerados más bien pre- pureza de los elementos y el anonimato del
cursores de las novelas de ciencia ficción. espacio resultante. Mientras para Richard
Entre los culturalistas, destacan Augustus Rummell, en Future New York (1911), la
Pugin, John Ruskin, William Morris y, en utopía urbana consiste en la superposición
una etapa de transición hacia el urbanismo de un sistema de movimientos y comuni-
culturalista, Ebenezer Howard y su ciudad- caciones sobre la ciudad existente. Un sis-
jardín. Mientras los progresistas fundan tema que responde a una necesidad real y
su crítica a la gran ciudad industrial en la se plasma sobre lo existente, para Auguste
situación escandalosa del individuo aliena- Perret, la Avenue des Maisons-Tours (1922)
do, los culturalistas parten del análisis del (Borsi, 1997: 146) es la expresión de una
grupo humano. Los negativos impactos de fe en la monumentalidad arquitectónica
la Revolución Industrial, en términos de como configuradora del espacio urbano a
explotación de los obreros, de deterioro de la escala de la ciudad y no a la del indivi-
la calidad de vida y de invasión demográfi- duo. Analizando la Ciudad contemporánea
ca de las ciudades, alimentó el ideal-ciudad de tres millones de habitantes (1922) de Le
de un espacio geométricamente ordenado, Corbusier (Fig. 5) y Broadacre City (1934-
limpio, de gran vínculo rural-urbano, con 1958) de Frank Lloyd Wright (Fig.6),

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Pascaline Guillier afirma: “Esos proyectos, que la Ciudad Contemporánea y Broadacre


no realizados, son presentados por sus auto- City pertenecen al dominio de la utopía”
res como una solución ideal y posible para (1993: 135).
resolver la ciudad enferma. Consideramos

Figura 5. Ciudad contemporánea de tres millones de habitantes de Le Corbusier.


Fuente: Franco Borsi (1997: 148-149).

Figura 6. Broadacre City de Frank Lloyd Wright.


Fuente: Franco Borsi (1997: 160).

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El proyecto de la Cúpula sobre Manhattan lectuales, los científicos, a comienzos de


(1950) de Richard Buckminster Fuller1 es este siglo XXI, constituye la quinta etapa
un delirio creativo que nos habla de la nece- de la utopía. En este caso el ideal-ciudad,
sidad de propuestas radicales para resolver a la manera del texto utópico, se presenta
el problema de la calidad ambiental, en este como cuestionamiento crítico no solo a la
caso referido a la climatización artificial. En ciudad no sustentable, sino además al pro-
la Ciudad Flotante, estudio para la bahía de ceso de urbanización, a las formas de mo-
Tokio (1959), Paul Maymont nos habla de vilidad espacial y de desplazamiento, inclu-
la necesidad de emancipar la ciudad de la so a los instrumentos del urbanismo con-
tierra firme, buscando la ocupación de espa- temporáneo (Bigot, 1994). Por lo mismo,
cios hasta ahora inimaginables para la fun- aún cuando existen grandes coincidencias
dación urbana. En Plug-in-City (la ciudad respecto del ideal-ciudad sustentable, los
enchufable) (1964) el grupo Archigram2 mecanismos percibidos para lograr esa sus-
plasma el sueño de la ciudad mutante, que tentabilidad son diversos. Contrariamente
se transforma, que no es nunca igual a ella a lo observado en las etapas anteriores del
misma, que se adapta a los cambios y es- ideal-ciudad, en esta quinta etapa no es tan-
timula la creatividad. La fe en el desarro- to el diseño de la ciudad como un todo lo
llo industrial, económico y tecnológico; que puede resolver esta búsqueda. Otras
las angustias provocadas por las guerras; alternativas existen, como por ejemplo, la
los esfuerzos por higienizar las ciudades en de incorporar los valores del entorno natu-
Europa; el carácter cada vez más cosmopo- ral, geográfico y paisajístico al diseño de la
lita de las grandes metrópolis occidentales; ciudad (Fariña, 1998), la innovación en las
la invención del automóvil y el fuerte de- formas e instrumentos de gestión urbana
sarrollo del tren; la sensación ambiente y (Fernández, 2000), las diversas ideas sobre
política de la durabilidad ad-eternum de la generación de microclimas urbanos al inte-
energía proveniente de recursos fósiles (pe- rior de la ciudad, especialmente en calles,
tróleo, gas, carbón), subyacen a un ideal- plazas y parques (López de Asiaín, 2001)
ciudad caracterizado por las aspiraciones de o la propuesta de metodologías eficaces
una forma de vida donde la velocidad, la para materializar los objetivos de desarro-
conectividad, la mutación o flexibilidad ur- llo sostenible, a la escala urbana o territorial
bana, la automatización, la verticalidad ili- (Higueras, 2006). Greening of Manhattan
mitada, la conquista de la tierra, el aire y el (1991) de James Wines (Borsi, 1997: 182-
agua, forman parte del quehacer cotidiano. 183) es un manifiesto, un grito de horror
y de esperanza. La utopía aparece como
contestación constructiva a la ciudad con-
La utopía de la sostenibilidad temporánea. Es un ejemplo extremo de la
en el siglo XXI utopía de la sostenibilidad.

La ciudad sostenible, limpia y eficiente,


que pregonan las organizaciones interna- Conclusiones, para prolongar la reflexión
cionales, los estados, las ONGs, los inte-
¿Si la ciudad real es siempre una proyección
imperfecta y deteriorada del ideal-ciudad,
1
http://madrid2008-09.blogspot.com/2009/05/apuntes un permanente recomenzar, la ciudad,
-martes-28-de-abril.html
2
http://madrid2008-09.blogspot.com/2009/05 apuntes como la imaginamos, deseamos y soñamos,
-martes-28-de-abril.html existe realmente o es una utopía nunca al-

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La ciudad, ¿utopía permanente? / R. A. Vidal R.

canzada? ¿Qué podemos deducir de lo plan- ideal-ciudad bíblico asociado a la imagen


teado hasta aquí? En los proyectos revisados de Dios, que se termina el Apocalipsis y
en las diversas etapas de la utopía la triada con él, la Biblia, la cual había comenzado
ya característica del proyecto y de la narra- su relato en el espacio rural del jardín del
tiva utópica reaparece: la crisis de la ciudad edén, antecedente místico de la utopía ur-
contemporánea como causa; el carácter bana de la nueva Jerusalén. Ellul, citado por
irrealista del proyecto como constante; el Racine (1993: 276), hablando de esta nue-
carácter ideal como objetivo. Al final de va Jerusalén, pura creación de Dios, afirma
su análisis, Pascaline Guillier se pregunta: que ella es bien “exorcisación de lo que el
“¿La utopía tiene un lugar en esta época?” hombre no logra alcanzar fabricando ciu-
(1993: 143). Por otra parte, algunas líneas dades, y no el resultado de esos esfuerzos
más abajo, ella se pregunta afirmativamen- ni modelo. Racine agrega: “Pero este Edén
te: “¿El proyecto no es acaso esencialmen- que viene no tiene nada ni de rural ni de
te utopía o ideal hasta la última fase de su celestial. Es una ciudad que es descrita [...]
construcción, la fase final de su ejecución?” Lo que se acerca es una ciudad. No es el
(144). La idea según la cual todo proyecto cielo. La ciudad baja del cielo. El auténtico
de ciudad, toda arquitectura, es por esen- pensamiento cristiano es la espera de una
cia una utopía se bosqueja: la utopía como ciudad nueva. Un pensamiento revolucio-
expresión del ideal-ciudad termina con su nario en el sentido que llama a avanzar en
pasaje a la realidad. Una realidad que expre- lugar de volver hacia atrás” (291-292). Para
sa con fuerza la imposibilidad de ejecución el autor, el ideal-ciudad se encuentra en un
histórica y geográfica del sueño utópico. La futuro celestial, no existe en la Tierra. La
ejecución del proyecto marca el fin de la ciudad se vislumbra así como una idea en
utopía. La utopía desaparece en su ejecu- la frontera entre la realidad y lo imaginario,
ción y se transforma en programa convir- entre lo posible y lo deseable, entre el aquí
tiéndose de esa manera en fuente de nuevas y el allá, entre el ahora y el mañana (Vidal
utopías. Al contrario, el ideal-ciudad, más Rojas, 1995).
allá de la ejecución, mantiene en el hombre La ciudad, entendida como ideal-ciudad,
la esperanza de un mundo mejor. El no des- no existiría más allá de nuestro imaginario
aparece con la ejecución sino que engendra y la investigación urbana debería orientar-
otras utopías y alimenta en todo tiempo las se preferentemente a encontrar cuánto de
ilusiones urbanas. ideal-ciudad existe en aquella realidad ma-
La utopía se presenta así como un des- terial multiforme y diversa que llamamos
tello de esperanza en medio de un mundo ciudad. Haciéndolo, entenderemos mejor
afligido. Es, sin lugar a dudas, el caso del cuánto de ciudad nos falta aún por cons-
Apocalipsis bíblico un verdadero manifiesto truir para alcanzar el imposible urbano.
de esperanza en un mundo mejor, un mun- Nuestras ciudades son un difuso espejismo
do que adquiere la forma de una ciudad: la del ideal-ciudad que habita nuestro imagi-
nueva Jerusalén. “El Apocalipsis –escribe nario; fundamento de la crítica que preten-
Cuvillier– es el grito de esperanza de un de encontrar la ciudad-ideal desde la ciu-
grupo, muy pequeño, al que se le hace ca- dad real que habitamos; fuente inspiradora
llar y que, rechazando obedecer a este man- de nuevas utopías urbanas que se expresan
dato, reclama la justicia divina” (1987: 56). en la planificación territorial, el proyecto
Y es con la imagen de esta ciudad ideal, de urbano, los planes directores y el discurso
esta nueva Jerusalén sublimación y perfec- acerca de la ciudad. La observación de las
ción de la Jerusalén terrestre, expresión del etapas de la utopía urbana nos insinúan

77
Theoria, Vol. 20 (1): 2011

no sólo una ciudad atemporal y asentada DE MONCON, P. (1998), Villes rêvées.


en un lugar inexistente sino que además y Boulogne: Les Editions du Mécène.
sobre todo nos refieren a una idealización DERYCKE, P-H., HURIOT, J-M., PUMAIN,
que no es necesariamente la expresión de D. (1996), Penser la ville: Théories et mo-
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lar valores universales y generales, expresa dio natural. Madrid: Akal, 342 pp.
en realidad ideas parciales que son, cultural FERNÁNDEZ, R. (2000), La ciudad ver-
e ideológicamente, limitadas y orientadas de: Teoría de la gestión ambiental urbana.
a un segmento específico de la población. Buenos Aires: Editorial Espacio, 517 pp.
Incluso es posible afirmar que, más allá de GAUDIN, J-P. (1991), Desseins de villes: “Art
una forma ideal, el espacio utópico repre- Urbain” et urbanisme, anthologie. París:
sentado revela un punto de vista original L’Harmattan, 174 pp.
y específico del espacio urbano, punto de GUILLIER, P. (1993), Habiter deux utopies
vista que abarca solo un aspecto del espacio urbaines. Les cahiers de la recherche archi-
físico en que se desarrollan las relaciones so- tecturale 32/33: 135-144.
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